Luis-Carlos Veterano
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Publicado:
Mie Oct 22, 2008 3:46 pm Asunto:
Tema: No creo en las brujas...pero hay... |
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http://www.mercaba.org/Fichas/CREACION/111-4-2.htm
Se sabe que en este mundo, en el que vivimos, además del blanco y del negro existe también el gris; además de la luz y de la oscuridad existen semisombras. Pero en el vacío no existen semisombras, sino sólo luz u oscuridad total. De la misma manera, en el mundo de los espíritus no existe el estado moralmente indefinido. Los espíritus (comparándolos con los hombres) son seres simples: pueden ser o totalmente buenos (ángeles), o absolutamente malos (los demonios). Correspondientemente en el mundo espiritual existen sólo dos estados: el paraíso y el infierno. No existe un estado intermedio, neutral. Después de haberlo comprendido, estaremos de acuerdo que la fuerza (la energía) que proviene de Dios y de los ángeles siempre es buena y nos atrae hacia el bien, mientras la fuerza (la energía) que proviene del demonio es siempre mala y nos atrae hacia el mal.
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Es cierto, realmente, que en las personas dedicadas al ocultismo se manifiestan dentro de algún tiempo las anormalidades psíquicas, periodos de depresión, adicción al alcohol o a las drogas. M. Lamar Keene vivió durante trece años entre los mediums profesionales. En su confesión pública escribió: "Todos los mediums que yo conocí personalmente o por medio de otras personas tuvieron un final trágico de sus vidas. Las hermanas Fox, por ejemplo, unas pioneras en aquel ámbito, terminaron siendo alcohólicas desesperadas. William Slade, famoso por saber leer los pensamientos de los demás, había enloquecido y murió en un hospicio de la ciudad de Michigan. Medium Margery murió alcohólica... Mire a donde mire, en todas partes se ve lo mismo: en su miserable existencia los mediums terminan invariablemente con una muerte más miserable aun. Me sentí absolutamente abatido a causa de todos aquellos asuntos mediumiticos, engaños, libertinaje vulgar, adicción irrefrenable al alcohol o a las drogas" (Psychic Mafia).
Además, los espíritus torturan luego a todos los que recibieron primero su ayuda, demostrando así su maligna naturaleza sádica. Y lo hacen muy astutamente para no asustar antes de tiempo a su víctima, aumentando paulatinamente, según el plan trazado, la dosis de los sufrimientos. La persona que se dedica al ocultismo comienza a sufrir trastornos nerviosos, desarreglos físicos y toda clase de dificultades y averías inexplicables, tiene épocas de gran temor, casi pánico y llega a tener ideas suicidas. Cuando se da cuenta de que deben ser los espíritus que le producen todos estos síntomás y trata de liberarse y detener su actividad ocultista, entonces los espíritus triplifican su fiereza y lo hunden en un mar de desgracias para asustarlo aun más y hacerlo volver. De esta forma, tirando de las riendas y otra vez aflojando, poco a poco esclavizan totalmente al ocultista y al final lo aniquilan.
Esta observación la confirma doctor Nandor Fodor, autor de una prestigiada "Encyclopedia of Psychic Science": "Las tentativas de aplacar su capacidad mediumitica se revierten y producen dolencias diversas, y cuando la persona vuelva a sus ocupaciones ocultistas, los síntomas desaparecen" (Secaucus, NJ, Citadel, 1974). El conocido parapsicólogo Edgar Cayse representa un vivo ejemplo de lo que hemos dicho anteriormente. Joseph Millard dice sobre él: "Cayse fue de hecho un miserable títere de las fuerzas del más allá" ("Edgar Choice: Mystery Man of Miracles," Greenwich, CT, Faucett, 1967). Raphael Gasson, un exmedium, había escrito, basándose en su experiencia personal: "Muchos tuvieron problemas graves al tratar de analizar el mediumismo y han sufrido temores queriendo liberarse para no serlo más. Se destruían las familias, se multiplicaban las tentativas de suicidio, los vencían las enfermedades psíquicas, sufrían todos los que tuvieron esa ocupación antes, para querer luego liberarse de su yugo.
Aquellos, sin embargo, quienes han llegado a salvarse deben solamente agradecerle a Dios y a Su Misericordia" ("The Challenging Counterfeit," Plainfield, NJ, Logos, 1866). El espiritista y guru Sri Chinmoy, el asesor de la ONU, reflexiona: "Muchos, muchos brujos y personas que se comunican con los espíritus, fueron estrangulados o matados. Lo se, porque me he topado personalmente con algunos casos similares" ("Astrology, the Supernatural and the Beyond," Jamaica, NY, Angi Press, 1973). El profesor Kurt Koch, quien dedicó los 45 años de su vida al estudio de los fenómenos paranormales, atestigua, que: "entre las personas que se dedican al ocultismo, existe un gran porcentaje de suicidios, accidentes trágicos y enloquecimiento." Tanto él como muchos otros especialistas en temas parapsicológicos afirman que dedicarse durante muchos años a la práctica ocultista destruye irrevocablemente la salud física de la persona, como si algún vampiro interior succionara poco a poco las fuerzas del ocultista.
La gente cae en las redes del ocultismo, porque al principio no percibe ningún peligro, al contrario, todo le parece perfecto y agradable. Malachin Martin en su libro "Hostage to the Devil" describe el destino de un tal "Karl," un físico y psicólogo diplomado, poseedor de un vivo interés hacia la religión y la parapsicología. Karl asombraba a sus amigos con sus grandes capacidades psíquicas. Siguiendo su "vocación", investiga seriamente la doctrina de la transmigración de las almas y de los viajes astrales. A medida del avance de sus conocimientos en el campo de las ciencias ocultas se le abren horizontes cada vez más amplios. Karl era inteligente y cuidadoso. Estaba seguro de que sus investigaciones serían de gran utilidad para la ciencia y para toda la humanidad. Después de haber conseguido la cátedra en una Universidad de los EE.UU., sigue sus experimentos en el ámbito de la parapsicología y de los fenómenos místicos. Sin embargo, comienza a notar paulatinamente ciertos cambios negativos en su carácter y en su estado de ánimo. Luego comienzan a molestarle dudas y hasta temores con respecto a los espíritus que están comunicados con el. Entonces, finalmente, Karl llega a la conclusión que sus métodos de investigación deben cambiar radicalmente y que algunas de sus premisas de antes deben ser abolidas. Pero he aquí que lo abate la parálisis y lo internan en estado vegetativo en un hospital. Solo pasados once meses, después de un tratamiento intensivo acompañando por las oraciones de sus familiares y amigos, Karl se cura. Al salir del hospital, reniega de todos sus "logros" en el campo de la parapsicología y confiesa el secreto de su enfermedad. "Me he entregado solemne y voluntariamente al espíritu del mal. A pesar de que dicho espíritu se presentaba como benigno y prometía ayudarme y perfeccionar mis conocimientos, yo dudé desde el principio, descubriendo intuitivamente su naturaleza maligna." _________________ -“Voy a destruir su Iglesia” “Je detruirai votre eglise!” (Napoleon).
- No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!”- (respuesta del cardenal Consalvi).
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