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VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
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Scarlett*
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Registrado: 21 Nov 2007
Mensajes: 1623

MensajePublicado: Mar Ene 20, 2009 5:19 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien, chicos del foro:

Bueno, pues después de la pequeña explosión de mi parte, prosigo con lo que yo creo es lo importante de éste Encuentro:

lo que en él se dijo, lo que en él se vivió.

Por supuesto que voy a compartir con ustedes los documentos, los discursos pronunciados porque se dijo mucho y muy bueno. Pero en éstos momentos, estoy empapada con lo visto. Tengo las emociones a flor de piel y no quiero dejar de comentarlas con ustedes.

Me encantó ver a los Monseñores con toda su dignidad a la misma altura que los ponentes, sentados en sencillas sillas y disfrutando como los otros de los espectáculos que se brindaron.

Artistas mexicanos, cantando canciones mexicanas para todos. En un momento dado, ví a Pedro Fernández (con todo y bailecito) vestido de charro (con toda la elegancia que implica éste traje, pero sin la seriedad y austeridad con que antes se portaba) cantar aquello de "me gusta como te meneas, como te mueves.... ay, me encanta!!".

Y pude imaginarlo cantándoselo a su mujer. Es un hombre casado, padre de familia, responsable y amante de su mujer. Y le canta a los cuatro vientos lo que la ama.
Ni crean chicas, que les canta a ustedes éso de "me encantas" jajjaj

Es un buen ejemplo, creo yo, de cómo las nuevas familias mexicanas están empezando a vivir sus matrimonios.... y me encanta!!!!

Ví otro buen ejemplo: Un Emanuel que no disimula los años que tiene (muy bien portados por lo demás) cantando a Jesús una canción compuesta por él mismo y alternando con su hijo recién casado, quien a su vez canta su amor a Dios con su garganta y su corazón.

Esa creo yo, es la imágen que quiero compartir con ustedes. La de tres hombres mexicanos de la actualidad, sin machismos, sin falsas pretensiones, que aceptan y viven su realidad como hombres, como padres de familia, como hijos de Dios y como miembros de una comunidad católica.

Puedo traer a ustedes imágenes de mujeres mexicanas (que habemos muchas que tratamos de vivir así) pero ¿qué mejor imágen que la de los nuevos hombres mexicanos, los que se están formando en la actualidad, a los que puede acusarse de todo, menos de ser los famosos "machos mexicanos" que tan mala fama nos han dado.

Son personas que se conocen en su medio por su voz, su trabajo, pero no por chismes o por los escándalos con que viven

3 hombres en tres etapas distintas de la vida de un hombre:
Uno, que empieza a formar su propia familia.
Otro, que aún siendo joven tiene ya una formada y que tiene por delante mucho por hacer con ella.
Y otro, que vive la etapa de cuando los hijos se van y sin embargo, sigue siendo él mismo y sigue siendo productivo para él y su familia.
¡Felicidades, nuevos hombres mexicanos!!! Dios quiera tengamos muchos más como ustedes!!!

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Scarlett*
Veterano


Registrado: 21 Nov 2007
Mensajes: 1623

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 5:53 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien, chicos del foro:

Ahora sí entro totalmente en el tema. En 5 días, se dijo mucho, se tocaron temas fuertes que llevan siglos discutiéndose y que aún siguen creando polémica, no porque la Iglesia así lo quiera, sino porque como hombres, tendemos a querer hacer nuestra voluntad y no la Dios quien nos creó.

Y nos resistimos. Y alegamos y buscamos otros caminos, hasta que finalmente descubrimos que hay uno sólo y es el amor a Dios através de nuestros semejantes, aquellos que El creó como a nosotros.

Empezaré por los discursos de bienvenida del Presidente de México, no como un católico o miembro de una Iglesia, ni como miembro de un partido, sino como el Presidente de una nación en la que se respeta el sentir de todos sus miembros, sin importar raza, religión, color.
Comenzaré por decir que la Constitución que rige nuestro país políticamente es una constitución completamente actual, adecuada a nuestros tiempos.
Y curiosamente, está basada en preceptos bíblicos, aunque te suene raro amigo forista. Como lo están otras de otros países.

Que se cumpla o no, ya depende no de lo mal que esté redactada, así como no lo está la Biblia, sino en la mala voluntad de aquellos a quienes está dirigida o la mala fé.

Paso pues a compartirles el discurso del Presidente Constitucional de México, el Lic. Felipe Calderón Hinojosa.
Cita:


Gracias.

Muy buenos días, amigas y amigos
Los saludo con afecto, con gusto, fraternalmente
Saludo, desde luego, al señor Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para las Familias
Al señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
A Monseñor Carlos Aguiar Retes, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Y les agradezco muchísimo la invitación que nos formularon a Margarita y a mí, bueno, nos la formularon a toda la familia, pero los niños tienen clase el día de hoy, así que no pudieron venir.
A todos nuestros distinguidos visitantes

Saludo, desde luego, a mi amigo el Gobernador Marco Antonio Adame, Gobernador del Estado de Morelos. También a presidentas del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia , aparte de Margarita Zavala, a Cristina Maiz, de Nuevo León; a Gabriela López, de Durango; a Isabel Aguilera, de Chiapas; a Imelda Guzmán, de Jalisco; a Tere Calles, de Tabasco; Margarita García, de Puebla; a Martha Martínez, de Guanajuato; y especialmente a la señora Xiomara Castro de Zelaya, esposa de mi amigo, el Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que está aquí presente.

Saludo también a todos los señores obispos, arzobispos, cardenales, invitados especiales.
Saludo también a los pastores, obispos y líderes de otras iglesias y asociaciones religiosas presentes en México. Y a todos ustedes, a todas y a todos ustedes, amigas y amigos, que vienen de distintas partes del país, y especialmente a quienes vienen de distintas partes del mundo, sean ustedes muy bienvenidos a México.
Cita:
Como ven, los saludos son para todos los miembros de una sociedad, incluidas asociaciones que trabajan para ella como el DIF, como gobernadores, como representante de toda una nación, como representante tuyo y mío, seas del partido político que seas o creas en lo que creas.

Me gusta mucho que da la bienvenida a todos los visitantes, en nombre de llos mexicanos, tal y como lo haríamos nosotros mismos si hubiéramos estado ahí, por lo menos yo lo hubiera hecho así

Sean ustedes bienvenidos, como ya dijeron aquí los señores cardenales, a esta tierra de María de Guadalupe y de Dios Santísimo, y también, no puedo omitir el comercial, del primer santo mexicano, que es además mi patrono, que es San Felipe de Jesús

Las palabras de la Suave Patria, de López Velarde, que dicen, precisamente, ahora a propósito de los tiempos que vivimos que: Suave Patria, frente al hambre y al obús, un higo te dará San Felipe de Jesús; se aplican precisamente a lo que mucho siente y mucho quiere este pueblo de México

Saludo a todos los que vienen, insisto, del mundo; saludo a quienes desde todos los continentes se hacen aquí presentes, en México. También saludo a las mexicanas y a los mexicanos aquí presentes, que hicieron un gran esfuerzo para organizar este Encuentro de las Familias
Cita:
como ven, el Presi reconoce el esfuerzo de aquellos que trabajaron para que se realizara el Encuentro. Faltamos muchos

Saludo a mis paisanas y a mis paisanos michoacanos, que sé que se dejaron venir en serio. Saludo también a quienes han sido parte, responsables, no faltará quien diga que culpables, pero en fin, de mi formación y mi educación, son varios: a los Hermanos Maristas, desde luego, a las Misioneras del Espíritu Santo, a las hermanas del Verbo Encarnado
Cita:
Me gusta que el Presi no niegue sus raices, aquellas que ayudaron en su formación, porque no se puede negar en aras de un proselitismo mal entendido, negar aquello que nos hace llegar a tal o cual posición. Aquí ya habla como un miembro más de una nación libre y soberana, con todo el derecho que tiene a hacerlo

Y también por aquí saludé a las Hermanas Guadalupanas del Plancarte, que está a una cuadra de mi casa, allá en Morelia, y que me dio mucho gusto saludar; y desde luego, a quienes se encargan, además, de la educación de mis hijos que son las Hermanas de la Asunción, a quienes les tengo un gran aprecio y afecto.

Quiero darles la bienvenida, amigos, en nombre del pueblo y del Gobierno de México. Me es muy grato que hayan escogido a nuestro querido país como sede de este Encuentro de las Familias, y puedo asegurarles que para cualquier evento de cualquier signo, ideología, religión, que precisamente, promueva valores y principios fundamentales para México, nuestra Patria siempre tendrá los brazos abiertos.
Cita:
Aquí ya habla como Presidente Constitucional y en nombre de todos los mexicanos, porque no se puede negar que cualquier Evento que trate de lograr una mejoría para las familias mexicanas, es en bien de todo un país


Quiero decirle al señor Cardenal Ennio Antonelli, se lo diré al señor Cardenal Bertone y, desde luego, les transmito a los miembros del Colegio Cardenalicio, aquí presente, que le transmitan un saludo muy respetuoso a Su Santidad el Papa Benedicto XVI, que la verdad es que lo extrañamos en México y que aquí lo vamos a seguir esperando siempre con los brazos abiertos

Para los mexicanos es un gran honor ser anfitriones de este VI Encuentro Mundial de las Familias, en especial nos sentimos orgullosos de que esta importante reunión se realice por segunda ocasión en una Nación latinoamericana
Cita:
Inclúyome


Asisto con emoción a la inauguración de este foro que busca una mejor convivencia humana. Saludo a quienes nos visitan del extranjero y, desde luego, a las y a los participantes mexicanos

Celebro que en esta edición se aborde un tema que convoca a la unidad y al trabajo conjunto de todos los seres humanos: el papel que juega la familia en la formación de valores y, particularmente, en la construcción del bien común de nuestras sociedades

Como ustedes saben, los recibe una Nación con una firme tradición familiar. Decía Manuel Gómez Morin, que la familia mexicana mantuvo con su propia integridad la integridad de los más altos valores humanos y nacionales, y conservó para México la posibilidad de vida y de reflorecimiento
Cita:
Aquí habla como un mexicano enamorado de su Patria, que ha trabajado por ella y en ella, cual debe de


Estoy convencido de que la familia no sólo es el corazón de México, sino el corazón de toda sociedad; es la estructura que da sentido a la vida económica, política, social y cultural; es la base sobre la que se construye la identidad, los principios y los valores de las personas y la premisa básica para alcanzar un desarrollo humano sustentable, que definiera Paulo VI, como el paso de condiciones menos humanas a condiciones de vida cada vez más humanas.

El hogar es la primera y la más decisiva fuente de educación, que permite desarrollar todas las demás capacidades del ser humano. Es ahí donde se forjan y se transmiten los valores culturales, éticos, sociales, espirituales; los valores económicos, los valores políticos, todos ellos esenciales para el bienestar y el progreso de las personas y de las sociedades.

La familia es también el primer ámbito en el que se experimenta y se vive la comunidad, es el espacio donde se forja la vocación de servicio a los demás, la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, la honestidad, el respeto a los demás, el amor al trabajo; valores fundamentales para alcanzar una vida comunitaria en paz y en armonía



Es en la familia donde se puede aprender el principio fundamental de la solidaridad, que uno es responsable no sólo del destino propio, sino del destino de los demás

Es ahí donde verdaderamente puede fundamentarse un desarrollo humano integral o donde también puede perderse

Una familia unida, protectora y transmisora de valores, que promueve el desarrollo de virtudes cívicas y de virtudes humanas es, sin lugar a dudas, un entorno favorable para el aprendizaje y especialmente para el ejercicio de la justicia y el ejercicio de la honestidad, tan necesarios en nuestra sociedad contemporánea
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En México, como en todo el mundo, la sociedad está cambiando y con ella también se está transformando la vida de las familias y de las personas.

Tenemos que ver que son ya millones de niños los que nacen o se forman en el seno de una familia integrada únicamente por la madre y su hijo.

En México más de cinco millones de familias están encabezadas por la madre, por una mujer. También presenciamos cada vez más que, de acuerdo con la legislación civil, la práctica de divorcio propicia que muchas familias vivan un proceso de desintegración y de reintegración, en ocasiones hacia nuevos núcleos familiares

Este fenómeno es real y, aunque preocupante, es fundamental afrontarlo desde la perspectiva de los valores. Esta situación a lo que debe impulsarnos es a fortalecer, y fortalecer más que nunca, lazos familiares fundados en valores, sustentados en la confianza, en la lealtad, en el respeto recíproco, en la sinceridad y, sobre todo, en el amor.

El amor en todas sus expresiones dentro de la familia, amor paterno, amor conyugal, amor filial, amor fraterno

Cita:
Aquí es propositivo, no se queda nadamés en una crítica, porque nadie que ame a sus semejantes, puede criticarlos, sino tratar de ayudarlos


Ahora bien, que el hecho de que estos fenómenos ocurran y ocurran cada vez más, no debe llevarnos ni a ignorarlos y menos a dejar en el desamparo a quienes viven en esta situación

Las personas tenemos el deber de incorporar y de respaldar a quienes forman parte de una familia integrada por una madre soltera y su hija o hijo, o bien por un nuevo matrimonio o, particularmente, de quienes en los suburbios de las ciudades o en los pueblos que sufren la migración en nuestro país carecen de la presencia cotidiana de sus padres o de sus hijos

Tenemos que encontrar la manera de apoyar a quienes por diversas razones no forman parte de un núcleo familiar tradicional
Cita:
Se nota su preocupación por aquellos que tienen una familia distinta a la nuestra, más que una crítica. Se nota su amor a ellos


Decía San Pablo, a quien por cierto se celebra en este año eucarístico, en uno de sus más bellos tratados, que permanecen la fe, la esperanza y el amor, pero de estos tres el mayor es el amor
[color=green]Por eso el elemento cohesionante que es, precisamente, amor o caridad en la familia debe de expresarse no sólo con quienes las integran, sino también con aquellos que por alguna u otra razón no tienen la oportunidad de crecer o formarse en un núcleo familiar estable y con principios firmes



Quienes tenemos la fortuna de pertenecer o de formar parte de una familia sólida estamos obligados a la solidaridad, a transmitir los valores que nos dan fuerza y nos identifican y a buscar la manera de compensar subsidiariamente desde la comunidad, desde las organizaciones sociales, desde las comunidades intermedias, desde las instituciones públicas y, por supuesto, desde el Gobierno a quienes no tuvieron esa oportunidad de vida de familia



Por eso, y solidaria y subsidiariamente, nuestro esfuerzo debe ser cada vez más intenso y más fuerte con quienes no tienen y nada tienen, con quienes carecen de todo, con quienes requieren subsidiariamente de la sociedad para esa formación indispensable del ser y del quehacer humano

Tenemos una responsabilidad especial con quienes más lo necesitan, con quienes más sufren la carencia de familia, como lo son, por ejemplo, las niñas y los niños en situación de calle. Este grupo vulnerable, como muchos otros, es un claro ejemplo que clama y que exige un llamado a la solidaridad, a la justicia, a la caridad

En este caso su única familia sólo puede ser, y me atrevo a decir, que debe ser la sociedad misma

Por ello, es responsabilidad del Estado reconocer y tutelar la familia que es la célula básica de la sociedad. A los gobiernos nos corresponde este papel subsidiario y solidario de crear condiciones de seguridad, de seguridad económica, de seguridad social, de seguridad pública, de seguridad jurídica, de seguridad cultural y política que hagan posible el pleno desarrollo de las familias y de cada uno de sus integrantes.

Por eso el Gobierno debe diseñar y rediseñar, una y otra vez, políticas públicas transversales y que atiendan integralmente las necesidades de las familias

Por eso la construcción del bien común, que exige de todos, y especialmente de quienes gobernamos, una definición cotidiana, una realización cotidiana de este bien común, una determinación y claridad acerca de cuáles son las condiciones de la vida social que permiten y propician un desarrollo integral de las personas, por esa razón estamos trabajando en muy diversos frentes, a partir de una perspectiva de bien común que entiende a la familia como un núcleo central de la sociedad

Algunos de esos frentes son, por ejemplo, en el terreno de la seguridad
Hoy las familias mexicanas, como en muchas otras naciones, particularmente nuestra América Latina, enfrentan un paisaje y un ambiente de inseguridad; el crimen y la violencia, la exacerbación de la violencia amenazan la tranquilidad de quienes más queremos.

También amenaza esa tranquilidad la misma apología del delito; por ello, hemos desplegado y seguiremos desplegando todo el poder del Estado en contra de aquellos que amenazan la paz y pretenden esclavizar con la droga a nuestros hijos, al mismo tiempo que construimos los cimientos de legalidad para mejorar nuestras leyes y nuestras instituciones de seguridad pública y de justicia
Cita:
Aquí reconoce nuestras fallas, pero no sólo ello, nos dice lo que se está haciendo para tratar de resolverlas

Nuestro compromiso es firme y lo hemos asumido con toda determinación; sabemos que sembramos hoy lo que queremos que otros mexicanos cosechen mañana

Hoy sembramos un compromiso claro y determinado para liberar a nuestras sociedades de las garras de los delincuentes, para enfrentar a la criminalidad, para vencer a la nueva esclavitud del Siglo XXI, que son las adicciones, y que el día de mañana las familias mexicanas, las nuevas generaciones de mexicanos disfrutarán, estoy seguro, un nuevo escenario de paz, de justicia, de seguridad y de tranquilidad que desde hoy estamos construyendo los mexicanos

Vale la pena señalar, amigos, que la proliferación de individuos que hacen de la violencia, del miedo, del crimen y del odio su forma de vida coincide, por desgracia, en una gran medida, con la fragmentación y la disfuncionalidad que afectaron su entorno familiar

Un gran porcentaje de personas que fallecen en enfrentamientos entre grupos criminales en México y que provocan, desde luego, la mayor atención de la sociedad y de los medios de comunicación son particularmente jóvenes y jóvenes que están totalmente desarraigados de un núcleo familiar; son adolescentes y jóvenes que se formaron en la carencia absoluta no sólo de valores familiares, sino de familia misma

Cita:
El dedo en la llaga. No está descubriendo el hilo negro, pero sí nos dice que somos parte de ésa violencia cuando no hacemos nada por aquellos que cuando pequeños, necesitan de nosotros; no solo nuestros hijos, sino nuestros vecinos y sus hijos.


De ahí la importancia de avanzar también en la regeneración del tejido social, en la impartición de valores desde la más temprana edad, en el fortalecimiento de las familias y de los lazos que unen a sus integrantes y a las familias entre sí.

Por eso estoy convencido que para tener un México más seguro, para combatir las adicciones también es necesario, hoy más que nunca, fortalecer a la familia mexicana

Segundo. En el terreno de la economía familiar, por citar otro ejemplo. Hoy sabemos que el mundo atraviesa, no sé si por la crisis más severa de la época moderna, pero sí por la crisis más severa en el mundo que hayamos contemplado varias generaciones

Es por eso que el Gobierno Federal ha promovido con todos los sectores sociales la concreción y la firma del Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y del Empleo, porque sabemos que si la economía debe tener como centro el ser humano, debe tener como objetivo el bienestar de las familias mexicanas
Y como parte de este Acuerdo, con el fin de contener y reducir la inflación que drena, precisamente, los ingresos de los que menos tienen, de los pensionados, de los asalariados, de las familias con menores ingresos en el país, el Gobierno Federal tomó la decisión de congelar el precio de las gasolinas y de reducir el precio del gas doméstico en un 10 por ciento por todo lo que resta del año

Porque sabemos que esto le preocupa a la gente, preocupa a las familias y haremos un esfuerzo presupuestal en éste y en distintos frentes de la política social para beneficiar a millones de hogares

Por otra parte, las microempresas, los pequeños negocios, las tiendas de abarrotes, los talleres donde millones de familias encuentran su sustento económico, también se verán beneficiados con este Acuerdo.

Vamos a ampliar los créditos que reciben, a asesorarlos y no sólo eso, sino que mi Administración se compromete a que cuando menos la quinta parte de todas las compras que efectúe el Gobierno Federal se realizarán a pequeñas y medianas empresas mexicanas, que también son en mucho empresas familiares
Cita:
Esto es muy bueno para las familias mexicanas, por supuesto

Tercero. Sabemos que los primeros años de la vida de una persona, de una niña o de un niño son primordiales para su salud el resto de su vida. Y por eso, tal y como me comprometí hace dos años, cuando decía que si en la sabiduría popular cada niña o cada niño que nace viene con su torta bajo el brazo, decía que viniera con su torta bajo el brazo pero también, por qué no, con un seguro médico bajo el brazo

Y así, desde el primer día de mi Gobierno, desde el primero de diciembre de 2006, hoy cada niña o cada niño que nace en nuestro querido país tiene un seguro médico de por vida para ella o él y su familia: el Seguro Médico para una Nueva Generación, que lo acompañará de por vida y que significa que hoy, en dos años, más de un millón 600 mil pequeños y sus familias ya gozan de servicios médicos, de los cuales carecían

Hoy en todas las familias se dice que la salud es lo primero. En el Gobierno Federal estamos haciendo esfuerzos e inversiones para incrementar los servicios de salud

Por ejemplo, hemos reforzado el ISSSTE, hemos reforzado el Seguro Social, y en dos años hemos triplicado, triplicado el Presupuesto Federal para el Seguro Popular
A este ritmo, amigas y amigos, en México alcanzaremos una meta a la que aspira cualquier Gobierno humanista en el mundo: a que en el año 2011 y para iniciar el tercer siglo de la Independencia de México, México alcanzará la cobertura universal de salud, es decir, todas las mexicanas, todos los mexicanos, todas las familias, sin excepción en nuestro país, tendrán garantizado médico, medicinas y tratamiento médico a su alcance para cualquier enfermedad
Cita:
Cuerpo sano en mente sana, ¿no?

Cuarto. En favor de las familias también estamos apoyando a las mamás que trabajan, a las mamás que necesitan trabajar y a las que tienen preocupación de dónde dejar a sus hijos pequeñitos

Estamos apoyando también a las familias que tienen desempleo pero que pueden cuidar en su propio barrio y en su comunidad a las hijas o los hijos de otras madres trabajadoras

Y por eso con el Programa de Estancias Infantiles se brinda un apoyo, especialmente a las jefas de familia para que puedan tener tiempo de trabajar y sacar adelante a sus hijos. Y en menos de dos años hemos acondicionado ocho mil 200 Estancias Infantiles en todo el país, hemos dado trabajo a casi 40 mil personas y también hemos apoyado a casi 200 mil madres trabajadoras que han podido incorporarse al mercado de trabajo, además de cuidar sana y responsablemente a sus hijos
Cita:
Y que luego digan que no se interesa o se desprecia a las madres por ser solteras o viudas

Sexto. Para nosotros fortalecer a la familia significa también fortalecer la educación, y no sólo incrementar la cobertura con más de 50 nuevos centros de educación superior este año, sino que hemos emprendido un Acuerdo por la Calidad Educativa que busca, sí, elevar la calidad de las matemáticas y de las ciencias, o del idioma, que se imparte en las escuelas

Pero también busca, y yo diría fundamentalmente, elevar la formación en valores, elevar la formación ética y cívica de nuestros hijos, porque sabemos que si la familia debe protegerse en algún lugar, debe protegerse y fomentarse, precisamente, en la educación de nuestros hijos

Finalmente, estamos impulsando políticas de equidad entre el hombre y la mujer en las políticas públicas. La sociedad empieza finalmente, qué bueno que lo haga y ojalá lo haga más rápidamente, a valorar el papel fundamental de la mujer en la familia y en la sociedad, en la cultura, en la economía, en la política

Durante mucho tiempo se había discriminado a las mujeres en la casa, en el trabajo, en la calle y en los programas públicos. En mi Gobierno trabajamos para eliminar los obstáculos que enfrentan las mujeres
Por eso a través del Programa Nacional por la Igualdad entre Mujeres y Hombres avanzamos en materia de igualdad jurídica, de derechos humanos, de no violencia y de no discriminación hacia la mujer

Por eso contemplamos ampliar oportunidades laborales y económicas de las mujeres y reducir la desigualdad con respecto al hombre, porque sabemos que fortalecer a la mujer, sea madre trabajadora o sea madre ama de casa, y más aún si es ambas cosas, madre trabajadora y ama de casa, como fortalecer a la hija o a la nieta o a la hermana, es fortalecer a la familia, por eso fortalecemos a la mujer mexicana, para fortalecer a la familia y fortalecer a México
Cita:
Aqui, ni modo que proteste, ¿verdad? Si de éso pedimos nuestra limosna las mujeres, madres de familia


Amigas y amigos:

Tengo plena confianza en que de este Encuentro, de este Congreso, surgirán nuevas ideas, nuevas iniciativas, nuevas propuestas para encarar los retos que enfrentan las familias en nuestras sociedades

El fortalecimiento de la institución familiar merece, necesita la unión de las capacidades y de la inteligencia de todos, porque sólo tendiendo las manos, sólo acercando los corazones, sólo compaginando nuestras acciones tendremos éxito en la tarea de consolidar a la familia como el eje del bienestar y el progreso de las personas

Ante los problemas y las amenazas de nuestro tiempo la respuesta de fondo es la solidaridad, es la caridad, es el amor sincero, fraterno, verdadero

El compromiso con la familia es el compromiso con estos valores. Sé que son muchas las amenazas y las preocupaciones de quienes queremos ver fortalecida a la familia mexicana.
Yo sólo puedo decirles, y para concluir, lo siguiente:

Primero. Que agradezco, y agradezco muchísimo, agradezco todas las oraciones, todas las peticiones, toda la solidaridad que muchas y muchos de ustedes, y muchas mexicanas y mexicanos en todo el país diariamente hacen pidiendo, precisamente, para que podamos cumplir bien nuestro trabajo y se proteja nuestra familia. Lo agradecemos de veras
Y también pido que de este Congreso surja un nuevo rumbo, una nueva fuerza y un nuevo espíritu que conduzca, precisamente, a la plena realización de todo aquello en lo cual creemos

No olvidemos, no olvidemos que en una sociedad plural como la nuestra, plural como el día de hoy, como el mundo de hoy, el pluralismo es en sí mismo una enorme fortaleza; que en esa sociedad plural más éxito tendremos en la medida en que seamos capaces de buscar con otros más las coincidencias que nos acercan, que las diferencias que nos separan

Y que el instrumento más poderoso, el instrumento más sólido y el que ha demostrado durante siglos su fuerza promotora de los valores y de las ideas es el testimonio, es el ejemplo

En la medida en que seamos capaces de llevar nuestros actos a la altura de las ideas y de los valores que profesamos, en esa misma medida estaremos más cerca de ver hecho realidad esos principios y esas ideas que profesamos

Que sea el testimonio lo que construya mejores familias para nuestro querido México y para todo el mundo
Enhorabuena y muchísimo éxito en este Congreso de las Familias.

Very Happy

Un poco larguito el discurso, pero contundente de lo que se está haciendo en México por las familias, de lo que se está trabajando en México y desde muchos frentes.
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Scarlett*
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 9:37 pm    Asunto: Mensaje del Cardenal Norberto Rivera
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Continuo con el tema, compartiendo el Mensaje de Bienvenida del Card. Norberto Rivera con motivo del EMF México 2009. No soy analista religioso, por supuesto. Son una simple fiel y en base a ello, hago mis comentarios.
Cita:
Mensaje del Card. Norberto Rivera EMF-México 2009

La Arquidiócesis primada de México saluda el VI Encuentro Mundial de las Familias y da la bienvenida a todos los participantes no sólo a los que nos visitarán, sino a quienes –a través de los medios de comunicación estarán en contacto con el desarrollo de este evento.

En las primeras décadas del siglo XX, algunos pensadores ya vislumbraban la globalización y hablaban de la interacción de todas las razas y culturas. Ponían por ejemplo a una aldea, pero global, en la que lo local se hacía mundial y lo mundial se hacía local gracias a las telecomunicaciones.

Esta intuición es ya una realidad. Pues innumerables países y naciones, ahora, están conformados por la familia humana, en donde están presente múltiples realidades sociales y culturales y cada una de ellas ocupa un lugar en el corazón de su madre que es la Iglesia, de modo que todas las familias, en este Encuentro Mundial, tienes mucho que decir, aportar y aprender de los demás.

Europeos, asiáticos, africanos, americanos y personas de distintas regiones estamos aquí en el México festivo y hospitalario para hablar de las familias y sus valores, dándonos las manos y compartiendo la fe en Jesucristo y la experiencia de ser Iglesia Universal rica en experiencias e ideales. Unidos todos en el amor de Cristo: quienes vivimos en las grandes urbes con quienes lo hacen en las zonas rurales, obreros, campesinos e indígenas, profesionales, estudiantes, porque cada uno de nosotros forma parte de la familia, proyecto querido por Dios desde los inicios de la creación y la raíz sin la cual no entenderíamos lo que somos ni alcanzaríamos a vislumbrar un futuro civilizado y feliz.

Teniendo como inspiración de comunión de amor a la Santísima Trinidad, bajo la mirada amorosa de Nuestra Señora de Guadalupe y con la orientación pastoral de su Santidad Benedicto XVI, este VI Encuentro Mundial de las Familias abordará bajo una óptica cristiana –en voz de prestigiados cardenales y obispos, sociólogos, filósofos, teólogos y especialistas en distintas áreas- las diversa realidades de la familia, esperanzadas pero también dramáticas, bajo aspectos teológicos, humanistas. Legislativos. Antropológicos y económicos, en los que al final de cuentas está presente la familia, su desarrollo, sus problemas y su futuro.

Detrás de cada una de las ponencias estarán las distintas realidades sociales: la familia ordinaria, pero también los divorciados, las parejas que tiene hijos pero que no están unidas por el sacramento del matrimonio, las madres solteras, los niños de la calle, los ancianos, los discapacitados, las viudas, y viudos, todos.

En esté VI Encuentro Mundial de las Familias tenemos bien presentes las palabras de Santa María de Guadalupe al humilde San Juan Diego: “¿Qué no estoy yo aquí que soy tu madre?” Y es nuestra Madre Santísima de Guadalupe quien nos recibe y brinda su nación, su casita del Tepeyac para convivir como hijos de Dios. Pero al mismo tiempo, este evento es un reto para comprometernos más a fin de que de que la gran familia humana viva una mayor fraternidad que haga posible heredar un mundo mejor en el que las nuevas generaciones reciban como herencia la civilización del amor fincada en la verdad, la libertad, la justicia y la paz.

Deseo mucho éxito a todos los participantes de esté VI Encuentro mundial de las Familias y como Arzobispo de México, lo encomiendo al sagrado Corazón de Jesús a quien está consagrada nuestra patria y a la bien amada siempre Virgen María de Guadalupe, madre del verdadero Dios por quien se vive, para que sepamos aprender de la humilde familia de Nazareth las enseñanzas necesarias para acercarnos al modelo de santidad al que todos estamos llamados por Dios.


+ Cardenal Norberto Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México

Sólo me resta por decir ¡Qué bello discurso de nuestro Cardenal!!

Sencillo, directo, lleno de amor hacia Dios y a sus semejantes.
Humilde sobre todo. Recordando al Sagrado Corazón de Jesús, a la Santísima Trinidad.
Como un Juan Diego moderno, humilde y al servicio de la Virgen María en su advocación guadalupana, dando la bienvenida a todo el mundo a éste hogar mariano, uno más de los que la Virgen María tiene en éste mundo.

Hablando en nombre de todos los que conformamos éste México nuestro.

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MensajePublicado: Jue Ene 29, 2009 12:27 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Aquí la primera parte de la disertación del P. Raneiro Cantalamessa, predicador del Papa. Muy interesante y recoomendable!!!!

Cita:
Predicador del Papa: "Las relaciones y los valores familiares según la Biblia"
Conferencia en el Congreso Teológico Pastoral del Encuentro Mundial de las Familias

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles, 14 enero 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la conferencia inaugural del Congreso Teológico Pastoral de preparación al VI Encuentro Mundial de las Familias que pronunció el padre Raniero Cantalamessa, ofmcap, con el título "Las relaciones y los valores familiares según la Biblia".



"Las relaciones y los valores familiares según la biblia"
Congreso Teológico-Pastoral
de preparación al VI Encuentro Mundial de las Familias


Ciudad de México, 14 de enero de 2009

Dividiré mi intervención en tres partes. En la primera ilustraré el proyecto inicial de Dios sobre el matrimonio y la familia y cómo se realizó en la historia de Israel; en la segunda parte hablaré de la recapitulación obrada por Cristo y de cómo se interpretó y vivió en la comunidad cristiana del Nuevo Testamento; en la tercera parte procuraré contemplar qué puede aportar la revelación bíblica a la solución de los problemas actuales del matrimonio y de la familia.

Dirigiré mi atención a lo que funda la familia, y por lo tanto el matrimonio y la relación de pareja, porque creo que sobre ello la Biblia tiene una palabra siempre actual que pronunciar, más que sobre la familia como realidad social y sobre las relaciones dentro de ella, contexto en el que la Biblia refleja una cultura muy distinta de la de hoy. Por lo demás sabemos que una buena relación entre los progenitores es la condición básica para que la familia pueda desarrollar un papel educador respecto a los hijos. Muchos dramas juveniles de hoy son fruto de matrimonios disgregados o disfuncionales.



I PARTE
Matrimonio y familia: proyecto divino y realizaciones humanas
en el Antiguo Testamento
1. El proyecto divino


Se sabe que el Libro del Génesis tiene dos relatos distintos de la creación de la primera pareja humana que se remontan a dos tradiciones diferentes: la yahvista (siglo X a. C.) y la más reciente (siglo VI a. C.) llamada "sacerdotal".

En la tradición sacerdotal (Gn 1, 26-2Cool se crea simultáneamente al hombre y a la mujer, no a uno del otro; se pone en relación el ser varón y mujer con el ser a imagen de Dios: "Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó". El fin primario de la unión entre el hombre y la mujer se contempla en ser fecundos y llenar la tierra.

En la tradición yahvista (Gn 2, 18-25), la mujer es obtenida del hombre; la creación de los dos sexos se ve como remedio a la soledad ("No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada"); más que el factor procreador, se acentúa el factor unitivo ("El hombre se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne"); cada uno es libre ante la propia sexualidad y la del otro: "Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban el uno del otro".

En ninguna de las dos redacciones se alude a una subordinación de la mujer al hombre, antes del pecado: los dos están en un plano de absoluta igualdad, aunque la iniciativa, al menos en el relato yahvista, es del hombre.
La explicación más convincente del porqué de esta "invención" divina de la distinción de sexos la he encontrado en un poeta, Paul Claudel, no en un exégeta:

"El hombre es un ser orgulloso; no había otro modo de hacerle comprender al prójimo que introduciéndolo en la carne. No había otro medio de hacerle entender la dependencia y la necesidad, más que mediante la ley de otro ser diferente [la mujer] sobre él, debida al sencillo hecho de que existe" [1].

Abrirse al otro sexo es el primer paso para abrirse al otro, que es el prójimo, hasta el Otro con mayúscula, que es Dios. El matrimonio nace bajo el signo de la humildad; es el reconocimiento de dependencia y por lo tanto de la propia condición de criatura. Enamorarse de una mujer o de un hombre es realizar el acto más radical de humildad. Es hacerse mendigo y decirle al otro: "No me basto a mí mismo, necesito de tu ser". Si, como pensaba Schleiermacher, la esencia de la religión consiste en el "sentimiento de dependencia" (Abhaengigheitsgefuehl) frente a Dios, entonces la sexualidad humana es la primera escuela de religión.

Hasta aquí el proyecto de Dios. No se explica, sin embargo, la continuación de la Biblia si, junto al relato de la creación, no se tiene en cuenta también el de la caída, sobre todo lo que se dijo a la mujer: "Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará" (Gn 3,16). El predominio del hombre sobre la mujer forma parte del pecado del hombre, no del proyecto de Dios; con aquellas palabras Dios lo preanuncia, no lo aprueba.

2. Las realizaciones históricas

La Biblia es un libro divino-humano no sólo porque tiene por autores a Dios y al hombre, sino también porque describe, intercaladas, la fidelidad de Dios y la infidelidad del hombre; no sólo por el sujeto que escribe, sino también por el objeto de la Escritura. Esto aparece particularmente evidente cuando se confronta el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia con su actuación práctica en la historia del pueblo elegido.

Es útil registrar las deficiencias y las aberraciones humanas para no sorprendernos demasiado de lo que sucede a nuestro alrededor y también porque demuestra que el matrimonio y la familia son instituciones que, al menos en la práctica, evolucionan en el tiempo, como cualquier otro aspecto de la vida social y religiosa. Siguiendo en el Libro del Génesis, ya el hijo de Caín, Lámek, viola la ley de la monogamia tomando dos mujeres. Noé, con su familia, aparece como una excepción en medio de la corrupción general de su tiempo. Los propios patriarcas Abraham y Jacob tienen hijos de varias mujeres. Moisés autoriza la práctica del divorcio; David y Salomón mantienen un verdadero harén de mujeres.

Las desviaciones sin embargo parecen, como siempre, más presentes en las cúpulas de la sociedad, entre los jefes, que al nivel del pueblo, donde el ideal inicial del matrimonio monogámico debía ser la norma, no la excepción. La literatura sapiencial -Salmos, Proverbios, Sirácida-, más que los libros históricos (que se ocupan precisamente de los jefes), nos permite hacernos una idea de las relaciones y de los valores familiares que se tienen en consideración y se viven en Israel: la fidelidad conyugal, la educación de la prole, el respeto a los padres. Este último constituye uno de los Diez Mandamientos: "Honrar padre y madre".

Más que en las transgresiones prácticas individuales, el desapego del ideal inicial es visible en la concepción de fondo que se tiene del matrimonio en Israel. El oscurecimiento principal está relacionado con dos puntos básicos. El primero es que el matrimonio, de ser un fin, pasa a ser un medio. El Antiguo Testamento, en su conjunto, considera el matrimonio como "una estructura de autoridad de tipo patriarcal, destinada principalmente a la perpetuación del clan. En este sentido hay que comprender las instituciones del levirato (Dt 25, 5-10), del concubinato (Gn 16) y de la poligamia provisional" [2]. El ideal de una comunión de vida entre el hombre y la mujer, fundada en una relación personal y recíproca, no se olvida, pero pasa a un segundo plano respecto al bien de la prole.

El segundo grave oscurecimiento se refiere a la condición de la mujer: de ser compañera del hombre, dotada de igual dignidad, aparece cada vez más subordinada al hombre y en función del hombre. Esto se ve hasta en el tan celebrado elogio de la mujer del Libro de los Proverbios: "Una mujer completa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas..." (Pr 31, 10 ss). Se trata de un elogio de la mujer realizado enteramente en función del hombre. Su conclusión es: ¡feliz el hombre que posee tal mujer! Ella le teje bellas vestiduras, honra su casa, le permite caminar con la cabeza alta entre sus amigos. No creo que las mujeres estén hoy entusiasmadas con este elogio.

Los profetas tuvieron un papel importante al devolver a la luz el proyecto inicial de Dios sobre el matrimonio, en particular Oseas, Isaías, Jeremías. Asumiendo la unión del hombre y de la mujer como símbolo de la alianza entre Dios y su pueblo, como reflejo volvían a poner en primer plano los valores del amor mutuo, de la fidelidad y de la indisolubilidad que caracterizan la actitud de Dios hacia Israel. Todas las fases y las vicisitudes del amor esponsal se evocan y emplean con este fin: el encanto del amor en el estado naciente en el noviazgo (Cf. Jr 2, 2); la plenitud del gozo el día de la boda (Cf. Is 62, 5); el drama de la ruptura (Cf. Os 2, 4 ss) y finalmente el renacimiento, lleno de esperanza, del antiguo vínculo (Cf. Os 2, 16; Is 54, Cool.

Malaquías muestra la beneficiosa repercusión que el mensaje profético podía tener sobre el matrimonio humano y, en especial, sobre la condición de la mujer. Escribe:
"El Señor es testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza. ¿No ha hecho él un solo ser, que tiene carne y espíritu? Y este uno, ¿qué busca? ¡Una posteridad dada por Dios! Guardad, pues,
vuestro espíritu; no traiciones a la esposa de tu juventud." (Ml 2,14-15).
A la luz de esta tradición profética hay que leer el Cantar de los Cantares. Éste representa un renacimiento de la visión del matrimonio como atracción recíproca, como eros, como encanto del hombre ante la mujer (en este caso, también la mujer ante el hombre), presente en el relato más antiguo de la creación.

Se equivoca, en cambio, cierta exégesis modera que interpreta el Cantar de los Cantares exclusivamente en clave de amor humano entre un hombre y una mujer. El autor del Cantar se sitúa dentro de la historia religiosa de su pueblo, donde el amor humano había sido asumido por los profetas como metáfora de la alianza entre Dios y el pueblo. Oseas ya había hecho de su propia situación matrimonial una metáfora de las relaciones entre Dios e Israel. ¿Cómo pensar que el autor del Cantar prescinda de todo ello? La lectura mística del Cantar, querida a la tradición de Israel y de la Iglesia, no es una superposición posterior, sino que está de alguna manera implícita en el texto. Lejos de restar algo a la exaltación del amor humano, le confiere un esplendor y una belleza nueva.


_________________
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http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?p=805997#805997 El cura de Ars
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MensajePublicado: Jue Ene 29, 2009 12:28 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Aquí la primera parte de la disertación del P. Raneiro Cantalamessa, predicador del Papa. Muy interesante y recoomendable!!!!

Cita:
Predicador del Papa: "Las relaciones y los valores familiares según la Biblia"
Conferencia en el Congreso Teológico Pastoral del Encuentro Mundial de las Familias

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles, 14 enero 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la conferencia inaugural del Congreso Teológico Pastoral de preparación al VI Encuentro Mundial de las Familias que pronunció el padre Raniero Cantalamessa, ofmcap, con el título "Las relaciones y los valores familiares según la Biblia".



"Las relaciones y los valores familiares según la biblia"
Congreso Teológico-Pastoral
de preparación al VI Encuentro Mundial de las Familias


Ciudad de México, 14 de enero de 2009

Dividiré mi intervención en tres partes. En la primera ilustraré el proyecto inicial de Dios sobre el matrimonio y la familia y cómo se realizó en la historia de Israel; en la segunda parte hablaré de la recapitulación obrada por Cristo y de cómo se interpretó y vivió en la comunidad cristiana del Nuevo Testamento; en la tercera parte procuraré contemplar qué puede aportar la revelación bíblica a la solución de los problemas actuales del matrimonio y de la familia.

Dirigiré mi atención a lo que funda la familia, y por lo tanto el matrimonio y la relación de pareja, porque creo que sobre ello la Biblia tiene una palabra siempre actual que pronunciar, más que sobre la familia como realidad social y sobre las relaciones dentro de ella, contexto en el que la Biblia refleja una cultura muy distinta de la de hoy. Por lo demás sabemos que una buena relación entre los progenitores es la condición básica para que la familia pueda desarrollar un papel educador respecto a los hijos. Muchos dramas juveniles de hoy son fruto de matrimonios disgregados o disfuncionales.



I PARTE
Matrimonio y familia: proyecto divino y realizaciones humanas
en el Antiguo Testamento
1. El proyecto divino


Se sabe que el Libro del Génesis tiene dos relatos distintos de la creación de la primera pareja humana que se remontan a dos tradiciones diferentes: la yahvista (siglo X a. C.) y la más reciente (siglo VI a. C.) llamada "sacerdotal".

En la tradición sacerdotal (Gn 1, 26-2Cool se crea simultáneamente al hombre y a la mujer, no a uno del otro; se pone en relación el ser varón y mujer con el ser a imagen de Dios: "Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó". El fin primario de la unión entre el hombre y la mujer se contempla en ser fecundos y llenar la tierra.

En la tradición yahvista (Gn 2, 18-25), la mujer es obtenida del hombre; la creación de los dos sexos se ve como remedio a la soledad ("No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada"); más que el factor procreador, se acentúa el factor unitivo ("El hombre se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne"); cada uno es libre ante la propia sexualidad y la del otro: "Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban el uno del otro".

En ninguna de las dos redacciones se alude a una subordinación de la mujer al hombre, antes del pecado: los dos están en un plano de absoluta igualdad, aunque la iniciativa, al menos en el relato yahvista, es del hombre.
La explicación más convincente del porqué de esta "invención" divina de la distinción de sexos la he encontrado en un poeta, Paul Claudel, no en un exégeta:

"El hombre es un ser orgulloso; no había otro modo de hacerle comprender al prójimo que introduciéndolo en la carne. No había otro medio de hacerle entender la dependencia y la necesidad, más que mediante la ley de otro ser diferente [la mujer] sobre él, debida al sencillo hecho de que existe" [1].

Abrirse al otro sexo es el primer paso para abrirse al otro, que es el prójimo, hasta el Otro con mayúscula, que es Dios. El matrimonio nace bajo el signo de la humildad; es el reconocimiento de dependencia y por lo tanto de la propia condición de criatura. Enamorarse de una mujer o de un hombre es realizar el acto más radical de humildad. Es hacerse mendigo y decirle al otro: "No me basto a mí mismo, necesito de tu ser". Si, como pensaba Schleiermacher, la esencia de la religión consiste en el "sentimiento de dependencia" (Abhaengigheitsgefuehl) frente a Dios, entonces la sexualidad humana es la primera escuela de religión.

Hasta aquí el proyecto de Dios. No se explica, sin embargo, la continuación de la Biblia si, junto al relato de la creación, no se tiene en cuenta también el de la caída, sobre todo lo que se dijo a la mujer: "Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará" (Gn 3,16). El predominio del hombre sobre la mujer forma parte del pecado del hombre, no del proyecto de Dios; con aquellas palabras Dios lo preanuncia, no lo aprueba.

2. Las realizaciones históricas

La Biblia es un libro divino-humano no sólo porque tiene por autores a Dios y al hombre, sino también porque describe, intercaladas, la fidelidad de Dios y la infidelidad del hombre; no sólo por el sujeto que escribe, sino también por el objeto de la Escritura. Esto aparece particularmente evidente cuando se confronta el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia con su actuación práctica en la historia del pueblo elegido.

Es útil registrar las deficiencias y las aberraciones humanas para no sorprendernos demasiado de lo que sucede a nuestro alrededor y también porque demuestra que el matrimonio y la familia son instituciones que, al menos en la práctica, evolucionan en el tiempo, como cualquier otro aspecto de la vida social y religiosa. Siguiendo en el Libro del Génesis, ya el hijo de Caín, Lámek, viola la ley de la monogamia tomando dos mujeres. Noé, con su familia, aparece como una excepción en medio de la corrupción general de su tiempo. Los propios patriarcas Abraham y Jacob tienen hijos de varias mujeres. Moisés autoriza la práctica del divorcio; David y Salomón mantienen un verdadero harén de mujeres.

Las desviaciones sin embargo parecen, como siempre, más presentes en las cúpulas de la sociedad, entre los jefes, que al nivel del pueblo, donde el ideal inicial del matrimonio monogámico debía ser la norma, no la excepción. La literatura sapiencial -Salmos, Proverbios, Sirácida-, más que los libros históricos (que se ocupan precisamente de los jefes), nos permite hacernos una idea de las relaciones y de los valores familiares que se tienen en consideración y se viven en Israel: la fidelidad conyugal, la educación de la prole, el respeto a los padres. Este último constituye uno de los Diez Mandamientos: "Honrar padre y madre".

Más que en las transgresiones prácticas individuales, el desapego del ideal inicial es visible en la concepción de fondo que se tiene del matrimonio en Israel. El oscurecimiento principal está relacionado con dos puntos básicos. El primero es que el matrimonio, de ser un fin, pasa a ser un medio. El Antiguo Testamento, en su conjunto, considera el matrimonio como "una estructura de autoridad de tipo patriarcal, destinada principalmente a la perpetuación del clan. En este sentido hay que comprender las instituciones del levirato (Dt 25, 5-10), del concubinato (Gn 16) y de la poligamia provisional" [2]. El ideal de una comunión de vida entre el hombre y la mujer, fundada en una relación personal y recíproca, no se olvida, pero pasa a un segundo plano respecto al bien de la prole.

El segundo grave oscurecimiento se refiere a la condición de la mujer: de ser compañera del hombre, dotada de igual dignidad, aparece cada vez más subordinada al hombre y en función del hombre. Esto se ve hasta en el tan celebrado elogio de la mujer del Libro de los Proverbios: "Una mujer completa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas..." (Pr 31, 10 ss). Se trata de un elogio de la mujer realizado enteramente en función del hombre. Su conclusión es: ¡feliz el hombre que posee tal mujer! Ella le teje bellas vestiduras, honra su casa, le permite caminar con la cabeza alta entre sus amigos. No creo que las mujeres estén hoy entusiasmadas con este elogio.

Los profetas tuvieron un papel importante al devolver a la luz el proyecto inicial de Dios sobre el matrimonio, en particular Oseas, Isaías, Jeremías. Asumiendo la unión del hombre y de la mujer como símbolo de la alianza entre Dios y su pueblo, como reflejo volvían a poner en primer plano los valores del amor mutuo, de la fidelidad y de la indisolubilidad que caracterizan la actitud de Dios hacia Israel. Todas las fases y las vicisitudes del amor esponsal se evocan y emplean con este fin: el encanto del amor en el estado naciente en el noviazgo (Cf. Jr 2, 2); la plenitud del gozo el día de la boda (Cf. Is 62, 5); el drama de la ruptura (Cf. Os 2, 4 ss) y finalmente el renacimiento, lleno de esperanza, del antiguo vínculo (Cf. Os 2, 16; Is 54, Cool.

Malaquías muestra la beneficiosa repercusión que el mensaje profético podía tener sobre el matrimonio humano y, en especial, sobre la condición de la mujer. Escribe:
"El Señor es testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza. ¿No ha hecho él un solo ser, que tiene carne y espíritu? Y este uno, ¿qué busca? ¡Una posteridad dada por Dios! Guardad, pues,
vuestro espíritu; no traiciones a la esposa de tu juventud." (Ml 2,14-15).
A la luz de esta tradición profética hay que leer el Cantar de los Cantares. Éste representa un renacimiento de la visión del matrimonio como atracción recíproca, como eros, como encanto del hombre ante la mujer (en este caso, también la mujer ante el hombre), presente en el relato más antiguo de la creación.

Se equivoca, en cambio, cierta exégesis modera que interpreta el Cantar de los Cantares exclusivamente en clave de amor humano entre un hombre y una mujer. El autor del Cantar se sitúa dentro de la historia religiosa de su pueblo, donde el amor humano había sido asumido por los profetas como metáfora de la alianza entre Dios y el pueblo. Oseas ya había hecho de su propia situación matrimonial una metáfora de las relaciones entre Dios e Israel. ¿Cómo pensar que el autor del Cantar prescinda de todo ello? La lectura mística del Cantar, querida a la tradición de Israel y de la Iglesia, no es una superposición posterior, sino que está de alguna manera implícita en el texto. Lejos de restar algo a la exaltación del amor humano, le confiere un esplendor y una belleza nueva.


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MensajePublicado: Vie Feb 06, 2009 7:34 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Les comparto la Segunda Parte de la disertación del Predicador del Papa en el VI Encuentro Mundial de la Familia en México.

Me parece sumamente interesante, por éso lo comparto en varias partes, para que se pueda analizar.
Espero lo disfruten tanto como yo, y que sirva para el fin que tiene: fomentar los valores familiares, colaborar a la unión de las familias y a la mejor educación de los hijos.

Cita:
II Parte
Matrimonio Y Familia en el Nuevo Testamento


1. La recapitulación del matrimonio por parte de Cristo

San Ireneo explica la "recapitulación (anakephalaiosis) de todas las cosas" obrada por Cristo (Ef 1,10) como un "recobrar las cosas desde el principio para conducirlas a su cumplimiento". El concepto implica a la vez continuidad y novedad, y en este sentido se realiza de modo ejemplar en la obra de Cristo respecto al matrimonio.

a. La continuidad

El capítulo 19 del Evangelio de Mateo basta, por sí solo, para ilustrar los dos aspectos de la recapitulación. Veamos ante todo cómo recobra Jesús las cosas desde el principio.

"Se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: ¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera? Él respondió: ‘¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra(Gn 1, 27), y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? (Gn 2, 24). De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre'" (Mt 19,3-6).

Los adversarios se mueven en el restringido ámbito de la casuística de escuela (si es lícito repudiar a la mujer por cualquier motivo, o si se requiere un motivo específico y serio); Jesús responde retomando el problema de raíz, desde el inicio. En su cita, Jesús se refiere a los dos relatos de la institución del matrimonio; toma elementos de uno y de otro, pero de ellos evidencia sobre todo, como se ve, el aspecto de comunión de las personas.

Lo siguiente en el texto, sobre el problema del divorcio, también se orienta en esta dirección; reafirma, de hecho, la fidelidad e indisolubilidad del vínculo matrimonial por encima del bien mismo de la prole, con el que se habían justificado en el pasado poligamia, levirato y divorcio.

"Le objetaron: Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla? Les respondió Jesús: Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer -no por concubinato- y se case con otra, comete adulterio" (Mt 19, 7-9).

El texto paralelo de Marcos muestra cómo, también en caso de divorcio, hombre y mujer se sitúan, según Jesús, en un plano de absoluta igualdad: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio"(Mc 10, 11-12).

No me detengo en la cláusula "excepto por concubinato" (porneia) que, como se sabe, las Iglesias ortodoxas y protestantes interpretan de manera diferente de la Iglesia católica. Más bien se debe subrayar "la implícita fundación sacramental del matrimonio" presente en la respuesta de Jesús [3]. Las palabras "Lo que Dios unió" dicen que el matrimonio no es una realidad puramente secular, fruto sólo de voluntad humana; en él hay una dimensión sacra que se remonta a la voluntad divina.

La elevación del matrimonio a "sacramento" no reposa por lo tanto sólo en el débil argumento de la presencia de Jesús en las bodas de Caná ni sobre el texto de Efesios 5; empieza, de alguna forma, con el Jesús terreno y forma parte también de su conducir las cosas al inicio.
Juan Pablo II tiene razón cuando define el matrimonio como "el sacramento más antiguo" [4].


Es muy bello lo que nos comparte el Predicador del Papa, el P. Cantalamessa y que creo es lo que debemos resaltar: el Matrimonio tiene una dimensión sacra. No fué inventado por el hombre, fué creado por Dios mismo, al crear a la mujer y al hombre con la misma dignidad aunque diferentes.

Muchas veces pienso que tratamos de vivir conforme a fórmulas, por lo menos yo, he tratado algunas veces de encontrar fórmulas en las palabra de Dios para vivir.
Tal vez sea válido cuando empieza uno a caminar el camino de la fé consciente, poco a poco se va volviendo una fé fortalecida.

Ahora sí que como en el librito de muchos juegos entre ellos el beisbol jajaja en que en tal jugada, se hace ésta otra, o encontrar la contrallave para una llave aplicada en las luchas.

Jesús no dijo éso.
El matrimonio no es una lucha de poderes, ni un dominio del uno por el otro.
Cada uno se aporta a sí mismo, con sus dudas, tropiezos, aciertos y demás en una búsqueda de Dios.
He leido también acerca de buscar dentro de uno mismo para encontrar a Dios y algunas veces lo he interpretado como un encerrarme en mí misma, lo cual no es lo correcto.

Creo que el matrimonio es algo igual. Es buscar dentro de él mismo, pero no para encerrarse ahí, sino para brindarse a los hijos y a los otros generosamente.

Ciertamente, todo ésto suena muy bonito; yo lo voy descubriendo. He vivido mucho de ello, porque Dios se manifiesta en la vida cotidiana, no en los grandes actos, pero no era consciente de ello.

En mi matrimonio ha faltado el vivirlo cristocéntricamente, o sea, basado en Cristo. Tal vez por ello, hemos tenido tantas bajadas y subidas.

Espero sus comentarios, si gustan hacer alguno.
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MensajePublicado: Vie Feb 06, 2009 7:48 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Les comparto la Segunda Parte de la disertación del Predicador del Papa en el VI Encuentro Mundial de la Familia en México.

Me parece sumamente interesante, por éso lo comparto en varias partes, para que se pueda analizar.
Espero lo disfruten tanto como yo, y que sirva para el fin que tiene: fomentar los valores familiares, colaborar a la unión de las familias y a la mejor educación de los hijos.

Cita:
II Parte
Matrimonio Y Familia en el Nuevo Testamento


1. La recapitulación del matrimonio por parte de Cristo

San Ireneo explica la "recapitulación (anakephalaiosis) de todas las cosas" obrada por Cristo (Ef 1,10) como un "recobrar las cosas desde el principio para conducirlas a su cumplimiento". El concepto implica a la vez continuidad y novedad, y en este sentido se realiza de modo ejemplar en la obra de Cristo respecto al matrimonio.

a. La continuidad

El capítulo 19 del Evangelio de Mateo basta, por sí solo, para ilustrar los dos aspectos de la recapitulación. Veamos ante todo cómo recobra Jesús las cosas desde el principio.

"Se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: ¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera? Él respondió: ‘¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra(Gn 1, 27), y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? (Gn 2, 24). De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre'" (Mt 19,3-6).

Los adversarios se mueven en el restringido ámbito de la casuística de escuela (si es lícito repudiar a la mujer por cualquier motivo, o si se requiere un motivo específico y serio); Jesús responde retomando el problema de raíz, desde el inicio. En su cita, Jesús se refiere a los dos relatos de la institución del matrimonio; toma elementos de uno y de otro, pero de ellos evidencia sobre todo, como se ve, el aspecto de comunión de las personas.

Lo siguiente en el texto, sobre el problema del divorcio, también se orienta en esta dirección; reafirma, de hecho, la fidelidad e indisolubilidad del vínculo matrimonial por encima del bien mismo de la prole, con el que se habían justificado en el pasado poligamia, levirato y divorcio.

"Le objetaron: Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla? Les respondió Jesús: Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer -no por concubinato- y se case con otra, comete adulterio" (Mt 19, 7-9).

El texto paralelo de Marcos muestra cómo, también en caso de divorcio, hombre y mujer se sitúan, según Jesús, en un plano de absoluta igualdad: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio"(Mc 10, 11-12).

No me detengo en la cláusula "excepto por concubinato" (porneia) que, como se sabe, las Iglesias ortodoxas y protestantes interpretan de manera diferente de la Iglesia católica. Más bien se debe subrayar "la implícita fundación sacramental del matrimonio" presente en la respuesta de Jesús [3]. Las palabras "Lo que Dios unió" dicen que el matrimonio no es una realidad puramente secular, fruto sólo de voluntad humana; en él hay una dimensión sacra que se remonta a la voluntad divina.

La elevación del matrimonio a "sacramento" no reposa por lo tanto sólo en el débil argumento de la presencia de Jesús en las bodas de Caná ni sobre el texto de Efesios 5; empieza, de alguna forma, con el Jesús terreno y forma parte también de su conducir las cosas al inicio.
Juan Pablo II tiene razón cuando define el matrimonio como "el sacramento más antiguo" [4].


Es muy bello lo que nos comparte el Predicador del Papa, el P. Cantalamessa y que creo es lo que debemos resaltar: el Matrimonio tiene una dimensión sacra. No fué inventado por el hombre, fué creado por Dios mismo, al crear a la mujer y al hombre con la misma dignidad aunque diferentes.

Muchas veces pienso que tratamos de vivir conforme a fórmulas, por lo menos yo, he tratado algunas veces de encontrar fórmulas en las palabra de Dios para vivir.
Tal vez sea válido cuando empieza uno a caminar el camino de la fé consciente, poco a poco se va volviendo una fé fortalecida.

Ahora sí que como en el librito de muchos juegos entre ellos el beisbol jajaja en que en tal jugada, se hace ésta otra, o encontrar la contrallave para una llave aplicada en las luchas.

Jesús no dijo éso.
El matrimonio no es una lucha de poderes, ni un dominio del uno por el otro.
Cada uno se aporta a sí mismo, con sus dudas, tropiezos, aciertos y demás en una búsqueda de Dios.
He leido también acerca de buscar dentro de uno mismo para encontrar a Dios y algunas veces lo he interpretado como un encerrarme en mí misma, lo cual no es lo correcto.

Creo que el matrimonio es algo igual. Es buscar dentro de él mismo, pero no para encerrarse ahí, sino para brindarse a los hijos y a los otros generosamente.

Ciertamente, todo ésto suena muy bonito; yo lo voy descubriendo. He vivido mucho de ello, porque Dios se manifiesta en la vida cotidiana, no en los grandes actos, pero no era consciente de ello.

En mi matrimonio ha faltado el vivirlo cristocéntricamente, o sea, basado en Cristo. Tal vez por ello, hemos tenido tantas bajadas y subidas.
Estoy tratando de recuperar el tiempo en que dejé a Cristo y conmigo, mis hijos. Ha sido una lucha dura y casi casi en soledad, pidiendo al Espíritu santo me ilumine para ello.

Les comento, por ejemplo que he empezado a enviar a mis hijos escritos como éste, tan claro y hermoso en donde puedan ellos conocer a Cristo. ES cierto que se han perdido muchas etapas, pero nunca es tarde y Dios todo lo puede, como decía Santa Teresita, Dios no inspira deseos irrealizables.
Espero sus comentarios, si gustan hacer alguno.

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MensajePublicado: Jue Feb 12, 2009 7:33 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien, chicos del foro:

Continúo con la disertación del P. Cantalamessa en el VI EMF en México. Espero lo disfruten:

Cita:
b. La novedad

Hasta aquí la continuidad. ¿En qué consiste entonces la novedad? Paradójicamente consiste en la relativización del matrimonio. Escuchemos la continuación del texto de Mateo:

"Le dijeron sus discípulos: Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse. Pero Él les respondió: No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda" (Mt 19, 10-12).

Jesús instituye con estas palabras un segundo estado de vida, justificándolo con la venida a la tierra del Reino de los Cielos. Ésta no anula la otra posibilidad, el matrimonio, sino que la relativiza. Sucede como en la idea de Estado en el ámbito político: aquél no es abolido, sino radicalmente relativizado por la revelación de la presencia contemporánea, en la historia, de un Reino de Dios.

La continencia voluntaria no necesita, por lo tanto, que se reniegue o se desprecie el matrimonio para que sea reconocida en su validez. (Algunos autores antiguos, en sus tratados sobre la virginidad, cayeron en este error). Es más, aquélla no toma sentido más que de la contemporánea afirmación de la bondad del matrimonio.[color=violet] La institución del celibato y de la virginidad por el Reino ennoblece el matrimonio en el sentido de que hace de él una elección, una vocación, y ya no un sencillo deber moral al que no era lícito sustraerse en Israel, sin exponerse a la acusación de transgredir el mandamiento de Dios.[/violet]

Es importante observar algo que a menudo se olvida. Celibato y virginidad significan renuncia al matrimonio, no a la sexualidad, que permanece con toda su riqueza de significado, si bien se vive de formas distintas. El célibe y la virgen experimentan también la atracción, y por lo tanto la dependencia, hacia el otro sexo, y es precisamente esto lo que da sentido y valor a su opción de castidad.


Paz y bien.

Aquí el P. Cantalamessa nos explica los dos estados de vida de los hombres en cuanto a la sexualidad: el celibato y el matrimonio.
Ambos por vocación y decisión.
El P. Cantalamessa sólo hace planteamientos de donde podemos discurrir y buscar.

He leido acerca de vivir el matrimonio en castidad.
A mí me sonaba algo así como ¡qué locos! o soy casta o soy esposa.
Y se puede ser casta (no en el sentido de una virginidad física) y ser esposa. Mejor dicho, ésa es la forma de vivir la sexualidad.
(Más adelante, el P. Cantalamessa habla sobre ésto, de una manera bien bella. Espérense tantito Laughing)

En éste punto, lo importante es recalcar ése valor del matrimonio, en que se es consciente de lo que significa, no sólo porque se firmo un acta, no sólo porque se realizó ante testigos, sino porque es un acto sacramental en que entregamos nuestro matrimonio a Dios, en que prometemos a El vivirlo como quiere sea vivido.

Es un regresar a ser Adán y Eva antes de la Caída y prometer vivirlo sin comer del árbol prohibido.

Y por vocación porque nacimos para ello, no porque la sociedad nos lo pida, o nuestra familia o "tengamos qué", sino porque nos nace, porque tenemos ése querer estar con y ser parte de alguien por toda la vida.

Seguiremos con éste tema, en que estamos tratando de "deshebrar" el discurso del P. Cantalamessa:

"Las relaciones y los valores familiares según la biblia"
Congreso Teológico-Pastoral
de preparación al VI Encuentro Mundial de las Familiashttp://puntadassobrelafamilia.blogspot.com/search/label/Predicador%20del%20Papa%3A%20%22Las%20relaciones%20y%20los%20valores%20familiares%20seg%C3%BAn%20la%20Biblia%22


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MensajePublicado: Mar Feb 17, 2009 1:09 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
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Paz y bien.

Cita:
c. Jesús, ¿enemigo de la familia?

Entre las muchas tesis planteadas en años recientes en el ámbito de la llamada "tercera investigación histórica sobre Jesús", figura también la de un Jesús que repudió la familia natural y todos los vínculos parentales en nombre de la pertenencia a una comunidad diferente, en la que Dios es el padre y los discípulos son todos hermanos y hermanas, proponiendo a sus discípulos una vida errante, como hacían en aquel tiempo, fuera de Israel, los filósofos cínicos [5].

Efectivamente hay en los evangelios palabras de Cristo que a simple vista suscitan desconcierto. Jesús dice: "Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío" (Lc 14, 26).

Palabras duras, ciertamente, pero ya el evangelista Mateo se apresura a explicar el sentido de la palabra "odiar" en este caso: "El que ama a su padre o a su madre... a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10, 37). Jesús no pide, por lo tanto, odiar a los padres o a los hijos, sino que no se les ame hasta el punto que se renuncie a seguirle por causa de aquellos.

Otro episodio que causa desconcierto. "Un día Jesús dijo a uno: Sígueme. Y aquél respondió: Déjame ir primero a enterrar a mi padre. Le replicó Jesús: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios" (Lc 9, 59 s.).

Para ciertos críticos, entre ellos el rabino americano Jacob Neusner -con quien dialoga Benedicto XVI en su libro sobre Jesús de Nazaret [6]-, ésta es una petición escandalosa, una desobediencia a Dios -quien ordena cuidar a los padres-, una flagrante violación de los deberes filiales.

Algo se debe otorgar al rabino Neusner: palabras de Cristo, como éstas, no se explican mientras se le considere un simple hombre, por excepcional que sea. Sólo Dios puede pedir que se le ame más que al padre y que, para seguirle, se renuncie hasta a asistir a su sepultura. Para los creyentes ésta es una ulterior prueba de que Jesús es Dios; para Neusner es la razón por la que no se le puede seguir.

El desconcierto frente a estas peticiones de Jesús nace también de no tener en cuenta la diferencia entre lo que Él pedía a todos indistintamente y lo que pedía sólo a algunos llamados a compartir su vida enteramente dedicada al Reino, como sucede igualmente hoy en la Iglesia. Lo mismo se debe decir de la renuncia al matrimonio: Él no la impone ni la propone a todos indistintamente, sino sólo a quienes aceptan ponerse, como Él, a servicio total del Reino (Cf. Mt 19, 10-12).

Todas las dudas sobre la actitud de Jesús hacia la familia y el matrimonio caen si tenemos en cuenta otros pasajes del Evangelio. Jesús es el más riguroso de todos acerca de la indisolubilidad del matrimonio, recalca con fuerza el mandamiento de honrar padre y madre, hasta condenar la práctica de sustraerse, bajo pretextos religiosos, al deber de asistirles (Cf. Mc 7, 11-13).

Cuántos milagros realiza Jesús precisamente para salir al encuentro del dolor de padres (Jairo, el padre del epiléptico), de madres (la cananea, ¡la viuda de Naím!), o de parientes (las hermanas de Lázaro), por lo tanto, para honrar los vínculos familiares. En más de una ocasión Él comparte el dolor de parientes hasta llorar con ellos.

[color=violet-En un momento como el actual, en el que todo parece conspirar para debilitar los vínculos y los valores de la familia, ¡sólo nos faltaría que también pusiéramos contra ella a Jesús y el Evangelio![/color]

Jesús ha venido a devolver el matrimonio a su belleza originaria, para reforzarlo, no para debilitarlo.


Me he detenido a desmenuzar ésta disertación, porque nos ayuda a entender muchas dudas a católicos como yo, que a veces no estamos tan iinstruidos.

Es importante el estudiar, el conocer para poder tener bases firmes de lo que creemos.
Por ejemplo, los pasajes que menciona el P. Cantalamessa a mí también me han desconcertado anteriormente, los he aceptado porque provienen de Jesús o sea por fé, pero es importante conocer su trasfondo para poder estar firmes en ésa fé y que no nos tambaleen cuando nos llegan con afirmaciones que no son ciertas.

Se nos están dando herramientas para comprender nuestra fé.

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MensajePublicado: Sab Feb 21, 2009 4:47 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
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Paz y bien.

Cita:
2. Matrimonio y familia en la Iglesia apostólica


Igual que hemos hecho con el proyecto originario de Dios, también a propósito de la recapitulación obrada por Cristo intentemos ver cómo fué recibida y vivida en la vida y en la catequesis de la Iglesia, quedándonos por el momento en el ámbito de la Iglesia apostólica. Pablo es en esto nuestra principal fuente de información, habiendo tenido que ocuparse del problema en algunas de sus cartas, sobre todo en la Primera a los Corintios

El Apóstol distingue lo que viene directamente del Señor de las aplicaciones particulares que hace él mismo cuando lo requiere el contexto en el que predica el evangelio. Al primer caso pertenece la reafirmación de la indisolubilidad del matrimonio: "En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el Señor: que la mujer no se separe del marido; mas en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su marido; y que el marido no despida a su mujer" (1 Co 7,10-11); al segundo caso pertenecen las indicaciones que da acerca de los matrimonios entre creyentes y no creyentes y las disposiciones sobre célibes y vírgenes: "En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor..." (1 Co 7,10; 1 Co 7, 25).

La Iglesia ha recogido, de Jesús, también el elemento de novedad que consiste, como hemos visto, en la institución de un segundo estado de vida: el celibato y la virginidad por el Reino. A ellos Pablo -él mismo no es casado- dedica la parte final del capítulo [7] de su carta. Basándose en el versículo: "Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular (charisma): unos de una manera, otros de otra" (1 Co 7,7), algunos piensan que el Apóstol considera matrimonio y virginidad como dos carismas. Pero no es exacto; los vírgenes han recibido el carisma de la virginidad, los casados tienen otros carismas (se sobreentiende, no el de la virginidad). Es significativo que la teología de la Iglesia siempre haya considerado la virginidad como un carisma y no un sacramento, y el matrimonio como un sacramento y no un carisma.

En el proceso que llevará (mucho más tarde) al reconocimiento de la sacramentalidad del matrimonio, tuvo un peso notable el texto de la Carta a los Efesios: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne. Gran misterio (en latín, ¡sacramentum!) es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia" (Ef 5, 31-32). No se trata de una afirmación aislada y ocasional, debida a la ambigua traducción del término "misterio" (mysterion) con el latín sacramentum. El matrimonio como símbolo de la relación entre Cristo y la Iglesia se funda en toda una serie de dichos y de parábolas en las que Jesús se había aplicado a sí mismo el título de esposo, atribuido a Dios por los profetas.

A medida que la comunidad apostólica se incrementa y consolida, se ve cómo florece toda una pastoral y una espiritualidad familiar. Los textos más significativos al respecto son los de las cartas a los Colosenses y a los Efesios. En ellos se evidencian las dos relaciones fundamentales que constituyen la familia: la relación marido-mujer y la relación padres-hijos. A propósito del primero, el Apóstol escribe:

"Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor... Como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella" .

Pablo recomienda al marido que "ame" a su mujer (y esto nos parece normal), pero después recomienda a la mujer que sea "sumisa" al marido, y esto, en una sociedad fuertemente (y con justicia) consciente de la igualdad de sexos, parece inaceptable. Sobre este punto san Pablo está, al menos en parte, condicionado por las costumbres de su tiempo. La dificultad, en cambio, se redimensiona si se tiene en cuenta la frase inicial del texto: "Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo", que establece una reciprocidad en la sumisión como en el amor.

A propósito de la relación entre padres e hijos, Pablo recalca los consejos tradicionales de la literatura sapiencial:

"Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre (Pr 6, 20), tal es el primer mandamiento, que lleva consigo una promesa: Para que seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor" (Ef 6, 1-4).

Las Cartas Pastorales, y especialmente la Carta a Tito, ofrecerán reglas detalladas para cada categoría de personas: las mujeres, los maridos, obispos y presbíteros, los ancianos, los jóvenes, las viudas, los dueños, los esclavos (Cf. Tt 2, 1-9). También los esclavos formaban parte de hecho de la familia, en la concepción amplia que se tenía de ella.

Igualmente en la Iglesia de los orígenes, el ideal del matrimonio que vuelve a proponer Jesús no se realizará sin sombras ni resistencias. Aparte del caso de incesto de Corinto (1 Co 8, 1 ss), lo testimonia la necesidad que sienten los apóstoles de insistir en este aspecto de la vida cristiana. Pero en conjunto los cristianos presentaron al mundo un modelo familiar nuevo que se reveló como uno de los factores principales de evangelización.

El autor de la Carta a Diogneto, en el siglo II, dice que los cristianos "se casan como todos y tienen hijos, pero no tiran a los recién nacidos; tienen en común la mesa, pero no el lecho" (V, 6-7). En sus Apologías, Justino traza un razonamiento que los cristianos de hoy deberíamos poder hacer nuestro en el diálogo con las autoridades políticas. Dice en sustancia los siguiente: Vosotros, emperadores romanos, multiplicáis las leyes sobre la familia, pero se muestran ineficaces para frenar su disolución; venid a ver nuestras familias y os convenceréis de que los cristianos son vuestros mejores aliados en la reforma de la sociedad, no vuestros enemigos. Al final, después de tres siglos de persecución, el Imperio, como se sabe, acogió en la propia legislación el modelo cristiano de familia.
Código:


Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor... Como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella


Para mí, en éstas palabras que escribe Pablo está el secreto para un matrimonio. Nos habla de la sumisión de la mujer a su marido en todo.
De entrada, podría entenderse como obedecerlo sin chistar.
Pero si conocemos a Jesús, sabemos que a El es justo, nos ama.
Jesús establecía relaciones de ce fraternidad con las persoas, dialogaba, explicaba, permitía se le cuestionara. Era tolerante.

Les pide a los maridos amar a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia (sus discípulos) y se entregó por ella. Es decir, les pide amar a sus esposas, entregándose a ellas.

O sea, nos pide ser recíprocos. Nosotras sumisas a ellos, ellos amándonos de tal manera que se entreguen por nosotras. Lo cual es en hechos, una entrega mutua.

Puede entenderese mal y cada uno según sus conveniencias, pero lo que significa no tiene vuelta de hoja.
Como menciona el P. Cantalamessa, el modelo que Jesús establece para el matrimonio era una novedad en su tiempo.... y en nuestros tiempos, necesitamos que vuelva a ser novedad, dado que se vive como en los tiempos antiguos. Hemos vuelto al libertinaje disfrazado de libertad.

Al divorcio, uniones libres, adulterio, bigamia, aborto legalizado, prácticas sexuales equivocadas. Y todo es aceptado como normal, en aras de la "libertad", en aras del "libre albedrío" que Dios nos concede, el cual es la libertad de elección que tenemos de hacer o no hacer lo que se debe.

Yo puedo elegir entre pecar o no, pero no puedo decir que no sabía.
Entonces quienes eligen cometer tal o cual pecado, es por decisión propia y sabiendo que lo que hacen es malo.
Y todas nuestras acciones, tienen una consecuencia.
Si actuamos bien, las consecuencias son buenas.
Si actuamos mal, las consecuencias son malas.

Después de tantos años, estamos como al principio y es ahí en donde Jesús se nos presenta como una novedad, y así debemos presentarlo nosotros.

O
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MensajePublicado: Jue Mar 26, 2009 3:58 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
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Paz y bien.

Retomo éste tema, con una disculpa. Necesitaba de verdad, retomar la oración. En éstos días lo he hecho y continuo con mis aportaciones, en la medida en que no distraigan mi vida espiritual.

Me gustó mucho cuando leí éste aporte del P. Cantalamessa la primera vez y me gusta más cada vez que lo releo. Espero a ustedes también.
Cita:
III PARTE
QUÉ NOS DICE HOY LA ENSEÑANZA BÍBLICA


La relectura de la Biblia en un Congreso como éste, que no es de exégetas, sino de agentes pastorales en el ámbito de la familia, no se puede limitar a una simple reproposición del dato revelado, sino que debe poder iluminar los problemas actuales. "La Escritura -decía san Gregorio Magno- crece con quien la lee" (cum legentibus crescit); revela implicaciones nuevas a medida que se le plantean cuestiones nuevas. Y hoy, cuestiones o provocaciones nuevas hay muchas.

1. El ideal bíblico contestado

Nos hallamos ante una contestación aparentemente global del proyecto bíblico sobre sexualidad, matrimonio y familia. El estudio de monseñor Tony Anatrella, distribuido a los relatores en vista de este Congreso, proporciona sobre ello un resumen razonado y utilísimo7. ¿Cómo comportarse frente al fenómeno?

El primer error que hay que evitar, en mi opinión, es el de pasar todo el tiempo rebatiendo las teorías contrarias, acabando por darles más importancia de la que merecen. Ya Pseudo-Dionisio el Areopagita observaba cómo la proposición de la propia verdad es siempre más eficaz que la confutación de los errores ajenos.

Otro error consistiría en dirigir todo hacia leyes del Estado para defender los valores cristianos. Los primeros cristianos, como hemos visto, con sus costumbres cambiaron las leyes del Estado; no podemos esperar hoy en cambiar las costumbres con las leyes del Estado.

El Concilio inauguró un nuevo método, que es de diálogo, no de enfrentamiento con el mundo; un método que no excluye siquiera la autocrítica. En un texto suyo, dijo que la Iglesia es capaz de sacar provecho hasta de las críticas de quien la combate. Creo que debemos aplicar este método también en la discusión de los problemas del matrimonio y de la familia, como hizo ya en su tiempo la Gaudium et spes.

Aplicar este método de diálogo significa procurar ver si en el fondo incluso de las contestaciones más radicales existe una instancia positiva que hay que acoger. Es el antiguo método paulino de examinar todo y quedarse con lo que es bueno (Cf. 1 Ts 5,21). Así ocurrió con el marxismo que impulsó a la Iglesia a desarrollar una doctrina social propia, y podría suceder igualmente con la revolución "gender" que, como observa monseñor Anatrella en su estudio, presenta no pocas analogías con el marxismo y está probablemente destinada al mismo final.

La crítica al modelo tradicional de matrimonio y de familia que ha conducido a las actuales, inaceptables, propuestas del deconstructivismo, comenzó con la Ilustración y el Romanticismo. Con intenciones diferentes, estos dos movimientos se expresaron contra el matrimonio tradicional, contemplado exclusivamente en sus "fines" objetivos: la prole, la sociedad, la Iglesia, y demasiado poco en sí mismo: en su valor subjetivo e interpersonal. Todo se pedía a los futuros esposos, excepto que se amaran y se eligieran libremente entre sí. A tal modelo se opuso el matrimonio como pacto (Ilustración) y como comunión de amor (Romanticismo) entre los esposos.

Pero esta crítica se orienta en el sentido originario de la Biblia, ¡no contra ella! El Concilio Vaticano II recibió esta instancia cuando reconoció como bien igualmente primario del matrimonio el mutuo amor y la ayuda entre los cónyuges. Juan Pablo II, en una catequesis de los miércoles, decía:
"El cuerpo humano, con su sexo, y su masculinidad y feminidad, ...es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que encierra desde el principio el atributo esponsal, o bien, de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y, mediante este don, realiza el sentido mismo de su ser y existir
"
[8].
En su encíclica "Deus caritas est", el Papa Benedicto XVI ha ido más allá, escribiendo cosas profundas y nuevas a propósito del eros en el matrimonio y en las relaciones mismas entre Dios y el hombre. "Esta estrecha relación entre eros y matrimonio que presenta la Biblia no tiene prácticamente paralelo alguno en la literatura fuera de ella" [9].

La reacción insólitamente positiva a esta encíclica del Papa demuestra hasta qué punto una presentación irénica de la verdad cristiana es más productiva que la confutación del error contrario, aunque ésta también deberá hallar espacio, a su tiempo y en su lugar. Nosotros estamos lejos de aceptar las consecuencias que algunos sacan hoy de estas premisas: por ejemplo, que baste con cualquier tipo de eros para constituir un matrimonio, incluido aquél entre personas del mismo sexo; pero este rechazo adquiere otra fuerza y credibilidad si se une al reconocimiento de la bondad de fondo de la instancia e igualmente a una sana autocrítica.

No podemos en efecto silenciar la contribución que los cristianos dieron a la formación de aquella visión puramente objetivista del matrimonio. La autoridad de Agustín, reforzada en este punto por Tomás de Aquino, acabó por arrojar una luz negativa sobre la unión carnal de los cónyuges, considerada el medio de transmisión del pecado original y no privada, ella misma, de pecado "al menos venial". Según el doctor de Hipona, los cónyuges debían acudir al acto conyugal con disgusto y sólo porque no había otro modo de dar ciudadanos al Estado y miembros a la Iglesia.

Otra instancia que podemos hacer nuestra es la igual dignidad de la mujer en el matrimonio. Como hemos visto, está en el corazón mismo del proyecto originario de Dios y del pensamiento de Cristo, pero casi siempre ha sido desatendida. La Palabra de Dios a Eva: "Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará" tuvo una trágica realización en la historia.

En los representantes de la llamada "Gender revolution", esta instancia ha llevado a propuestas desquiciadas, como la de abolir la distinción de sexos y sustituirla con la más elástica y subjetiva distinción de "géneros" (masculino, femenino, variable), o la de liberar a la mujer de la "esclavitud de la maternidad" proveyendo de otros modos, inventados por el hombre, a la producción de hijos. (¡No se entiende quién tendría más interés o deseo, llegados este punto, de tener hijos!).

Precisamente la elección del diálogo y de la autocrítica nos da derecho a denunciar estos proyectos como "inhumanos", o sea, contarios no sólo a la voluntad de Dios, sino también al bien de la humanidad. Traducidos a su práctica a gran escala, conducirían a daños imprevisibles. La novela y la película "La isla del Dr. Moreau" (The Island of Dr. Moreau) de H. G. Wells, podría revelarse trágicamente profética, esta vez no sólo entre animales, sino también entre seres humanos.

Nuestra única esperanza es que el sentido común de la gente, unido al "deseo" del otro sexo, a la necesidad de maternidad y de paternidad que Dios ha inscrito en la naturaleza humana, resistan a estos intentos de sustituir a Dios, dictados más por atrasados sentimientos de culpa del hombre que por un genuino respeto y amor por la mujer. (¡Quienes proponen estas teorías son casi exclusivamente los hombres!).


Voy a serles sincera, como siempre procuro Laughing
Yo era de las mujeres que aceptaba mi fé en Dios, pero tenía ciertas reticencias acerca de la Iglesia por su postura ante temas como la sumisión de la mujer, el control natal y de rebote, la homosexualidad.

Bien dicen que "católico ignorante, seguro protestante" Veía a la Iglesia como una institución a quien debía hacer caso, pero no tomarmela muy en serio.
Creo que en parte por la poca información que llega a la inmensa mayoría respecto a la verdadera visión de la Iglesia, que no es otra que la de Jesús y por lo tanto, es una visión hermosa.

He llegado a entender la frustración quizá, de tantos y tantos religiosos y creyentes de tener algo en las manos y no tener forma de trasmitirlo, de ver que se tergiversa, que se manipula y termina siendo pasto para animales.

Y sin embargo, creo que todo encaja dentro del plan de Dios. Los distintos obstáculos que se le presentan a la Iglesia para comunicar el Evangelio, han hecho que se agudice su ingenio, que se depure aquello que se desea trasmitir, hasta llegar a lo que hoy en día nos ofrece: una visión clara y perfectamente entendible de la palabra de Dios.

Menciona el P. Cantalamessa a San Agustín, tan famoso y citado y menciona errores tremendos en su catequesis. Y sin embargo, está dentro del plan de Dios. Se han necesitado San Agustines, tan exigentes y tercos, rayando en lo cerrado, se han necesitado San Franciscos de Asis, tiernos y tremendamente espirituales para llegar a lo que ahora tenemos: una evangelización adecuada a nuestro tiempo, que utiliza los medios disponibles a nuestro tiempo.

Quiero pensar que ha sido Dios quien una vez que se ha llegado al entendimiento y profundización, clarificación de temas como la sexualidad, ha permitido entonces que se den los medios para hacerla llegar a todos, como suceda ahora con el internet, con sacerdotes hablando en la televisión, en la prensa.

Decia un sacerdote el día de ayer en un retiro cuaresmal que Dios nos llama siempre y que debemos aferrarnos a El, para no caernos mientras camina. Que es El quien nos da los medios, en respuesta a nuestras peticiones, las cuales están hechas en base a nuestros conocimientos y experiencias.

Puedo ver entonces las maravillas que hace Dios en nosotros, su inmensa sabiduría y misericordia.
Laughing
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MensajePublicado: Sab Abr 04, 2009 9:16 pm    Asunto:
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Cita:
2. Un ideal que hay que redescubrir

No menos importante que la tarea de defender el ideal bíblico del matrimonio y de la familia es la tarea de redescubrirlo y vivirlo en plenitud por parte de los cristianos, de manera que se vuelva a proponer al mundo con los hechos, más que con las palabras.

Leamos hoy el relato de la creación del hombre y de la mujer a la luz de la revelación de la Trinidad. Bajo esta luz, la frase: "Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó", revela por fin su significado, que había sido enigmático e incierto antes de Cristo. ¿Qué relación puede haber entre ser "a imagen de Dios" y ser "macho y hembra"? El Dios bíblico carece de connotaciones sexuales; no es ni varón ni mujer.

La semejanza consiste en esto. Dios es amor y el amor exige comunión, intercambio interpersonal; requiere que haya un "yo" y un "tú". No existe amor que no sea amor por alguien; donde no hay más que un sujeto no puede haber amor, sino sólo egoísmo o narcisismo.

Allí donde Dios es concebido como Ley o como Potencia absoluta, no hay necesidad de una pluralidad de personas (¡el poder se puede ejercer también solos!). El Dios revelado por Jesucristo, siendo amor, es único y solo, pero no es solitario; es uno y trino. En Él coexisten unidad y distinción: unidad de naturaleza, de voluntad, de intención, y distinción de características y de personas.


Dos personas que se aman -y el caso del hombre y la mujer en el matrimonio es el más fuerte- reproducen algo de lo que ocurre en la Trinidad. Allí dos personas -el Padre y el Hijo-, amándose, producen ("exhalan") el Espíritu que es el amor que les une. Alguien ha definido el Espíritu Santo como el "Nosotros" divino, esto es, no la "tercera persona de la Trinidad", sino la primera persona plural [10].

En esto precisamente la pareja humana es imagen de Dios. Marido y mujer son en efecto una carne sola, un solo corazón, una sola alma, aún en la diversidad de sexo y de personalidad. En la pareja se reconcilian entre sí unidad y diversidad. Los esposos están uno frente al otro como un "yo" y un "tú", y están frente al resto del mundo, empezando por los propios hijos, como un "nosotros", casi como si se tratara de una sola persona, pero ya no singular, sino plural. "Nosotros", o sea, "tu madre y yo", "tu padre y yo".

En esta luz se descubre el sentido profundo del mensaje de los profetas acerca del matrimonio humano, que por lo tanto es símbolo y reflejo de otro amor, el de Dios por su pueblo. Esto no significaba sobrecargar de un significado místico una realidad puramente mundana. No era cuestión sólo de simbolismo; era más bien revelar el verdadero rostro y el objetivo último de la creación del hombre varón y mujer: el de salir del propio aislamiento y "egoísmo", abrirse al otro y, a través del éxtasis temporal de la unión carnal, elevarse al deseo del amor y de la alegría sin fin.
¿Cuál es la causa de la inconclusión y de la insatisfacción que deja la unión sexual, dentro y fuera del matrimonio? ¿Por qué este impulso cae siempre sobre sí mismo y por qué esta promesa de infinito y de eterno resulta siempre decepcionada? Los antiguos acuñaron un dicho que plasma esta realidad: "Post coitum animal triste": como cualquier otro animal, el hombre después de la unión carnal está triste.

El poeta pagano Lucrecio dejó, de la frustración que acompaña cada copulación, una descripción despiadada que en un Congreso para esposos y para familias no debería resultar escandaloso oír:

"Se estrechan ávidamente al cuerpo y mezclan la saliva
boca a boca, y jadean, apretando los labios con los dientes;
pero en vano; porque no pueden arrancar nada,
ni penetrar y perderse en el otro cuerpo con todo el cuerpo" [11].


A esta frustración se busca un remedio que no hace más que acrecentarla. En lugar de modificar la calidad del acto, se aumenta su cantidad, pasando de un partner a otro. Se llega así al estrago del don de Dios de la sexualidad, en marcha en la cultura y en la sociedad de hoy.

¿Queremos, de una buena vez, como cristianos, buscar una explicación a esta devastadora disfunción? La explicación es que la unión sexual no se vive en el modo y con la intención pretendida por Dios. Este objetivo era que, a través de este éxtasis y fusión de amor, el hombre y la mujer se elevaran al deseo y tuvieran una cierta pregustación del amor infinito; recordaran de dónde venían y a dónde se dirigían.

El pecado, empezando por el de los bíblicos Adán y Eva, ha atravesado este proyecto; ha "profanado" ese gesto, o sea, lo ha despojado de su valor religioso. Ha hecho de él un gesto que es fin en sí mismo, concluso en sí mismo, y por ello "insatisfactorio". El símbolo ha sido desgajado de la realidad simbolizada, privado de su dinamismo intrínseco y por lo tanto mutilado. Jamás como en este caso se experimenta la verdad del dicho de Agustín: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".

Incluso parejas creyentes tampoco llegan a reencontrar -a veces más que las otras- esa riqueza de significado inicial de la unión sexual a causa de la idea de concupiscencia y de pecado original asociada a tal acto durante siglos. Sólo en el testimonio de algunas parejas que han tenido la experiencia renovadora del Espíritu Santo y viven la vida cristiana carismáticamente se encuentra algo de aquel significado original del acto conyugal. Aquellas han confiado con estupor -a parejas de amigos o al sacerdote- que se unen alabando a Dios en voz alta, o incluso cantando en lenguas. Era una experiencia real de presencia de Dios.

Se comprende por qué sólo en el Espíritu Santo es posible reencontrar esta plenitud de la vocación matrimonial. El acto constitutivo del matrimonio es la donación recíproca, hacer don del propio cuerpo (o bien, en el lenguaje bíblico, de todo uno mismo) al cónyuge. Al ser el sacramento del don, el matrimonio es, por su naturaleza, un sacramento abierto a la acción del Espíritu Santo que es por excelencia el Don, o mejor, la Donación recíproca del Padre y del Hijo. Es la presencia santificadora del Espíritu aquello que hace del matrimonio un sacramento no sólo celebrado, sino vivido.

Dar espacio a Cristo en la vida de pareja es el secreto para acceder a estos esplendores del matrimonio cristiano. De hecho es de Él de quien viene el Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas. Un libro del obispo Fulton Sheen, popular en los años cincuenta, inculcaba todo esto en su título: "Tres para casarse" [12].

No hay que tener miedo de proponer a algunas parejas de futuros esposos cristianos, particularmente preparadas, una meta altísima: la de orar un poco juntos la noche de bodas, como Tobías y Sara, y después dar a Dios Padre la alegría de ver de nuevo realizado, gracias a Cristo, su proyecto inicial, cuando Adán y Eva estaban desnudos uno frente al otro y ambos ante Dios, y no se avergonzaban.

Termino con algunas palabras tomadas, una vez más, de El zapato de raso de Claudel. Se trata de un diálogo entre la protagonista femenina del drama, que combate entre el miedo y el deseo de rendirse al amor, y su ángel custodio:

- Entonces, ¿está permitido este amor de las criaturas, una hacia otra? ¿Dios no tiene celos?
- ¿Cómo podría estar celoso de lo que ha hecho Él mismo?
- Pero el hombre, en brazos de la mujer, olvida a Dios...
- ¿Se le olvida estando con Él y siendo asociados al misterio de su creación? [13]

Paz y bien.

Bueno... es el término de la meditación del P. Cantalamessa en el EMF México 2009.
A mí personalmente, me sorprenden sus palabras. Sé que muchos católicos ya las conocen, pero para mí son palabras nuevas. Nunca había pensado que la Iglesia tuviera ésa visión de la sexualidad del hombre y por supuesto, de la mujer.

Siempre tuve la concepción de la unión hombre-mujer, más allá de un aspecto puramente físico. Una unión carnal, espiritual, de pensamiento, una entrega total en el acto sexual, pero nunca pensé "invitar a Dios" a mis relaciones. Me parece que entonces toma una dimensión sublime, más allá de la unión humana.

El acto sexual deja entonces de ser una simple satisfacción de un deseo físico y pasa a ser una verdadera unión en donde el hombre y la mujer unidos, se convierten en imágen de Dios que no es ni varón ni mujer.
El tan famoso pasaje del Génesis en donde Dios le dice a la mujer que sentirá deseo por su esposo y él la dominará (por medio de él) pasa a superarse por medio del Espíritu Santo y se convierte en una unión trinitaria: hombre-mujer-Dios.

¡Es hermosa ésa visión! Y como nos dice el P. Cantalamessa, al inicio de éste punto, los creyentes estamos llamados no sólo a predicarlo, sino a vivirlo. Alguna vez he leido algo como que en la unión de un hombre y una mujer canta la naturaleza.
Por éso elegí ésta imágen: el reino animal, vegetal, los elementos vibrando ante el amor de una pareja.

Hermoso, ¿no?


Seguiré con otra disertación de las varias que hubo en éste EMF
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http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?p=805997#805997 El cura de Ars
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MensajePublicado: Mar May 12, 2009 3:21 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Una vez terminada la participación del P, Cantalamessa, procedo a compartir con ustedes las distintas reflexiones que proporcionó el Comité coordinador del evento acerca de los valores.

Recordarán que el Santo Padre Benedicto XVI eligió como tema de éste Encuentro: "La familia formadora en los valores humanos y cristianos".

Empezaremos por ver


TEMA 01
QUÉ SON LOS VALORES Y SU IMPORTANCIA
EN LA FORMACIÓN DE LA PERSONA


La educación en valores como forjadores de la personalidad madura. El cristianismo cambia la jerarquía de los valores humanos, llevándolos a lo sobrenatural.

Objetivos:
• Identificar la naturaleza de los valores.
• Impulsar, desde la familia, la vivencia de los valores.
• Llevar los valores al plano sobrenatural.

1. Oración
“Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que tú has hecho, y muchos tus designios para con nosotros; nadie hay que se compare contigo; si los anunciara, y hablara de ellos, no podrían ser enumerados.” (Salmo 40, 4-5).

2. Lectura bíblica
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada pueden hacer.” (Juan 15, 1-5).

3. Desarrollo del tema
¿Qué son los valores?

En nuestra cultura con mucha frecuencia se identifica el concepto de valor con el concepto de virtud, aunque en realidad no son dos conceptos idénticos. Podemos definir el valor de la siguiente manera: la cualidad y característica que hace buena a una persona. El valor es lo digno de ser apreciado, lo deseable y lo que se identifica con lo bueno o positivo y se orienta al ser y al buen hacer de la persona.

Entendiendo el valor de esta manera, se acerca en la práctica al concepto de virtud de la siguiente definición clásica: La virtud es una buena cualidad del alma por la que se vive rectamente, de la cual nadie usa mal, y que, en el caso de las virtudes sobrenaturales, puede ser producida por Dios en nosotros sin intervención nuestra (Santo Tomás de Aquino). Podemos decir que los valores son sólo propios de las personas humanas y de las sociedades que ellas forman.

Quién es la persona: dimensión individual y social.
El ser humano creado por Dios a su imagen y semejanza está compuesto de cuerpo y alma espiritual. La naturaleza humana cuenta con bienes y posibilidades de desarrollo, que constituyen los valores. Los valores no son procesos sino bienes naturales no adquiridos, dados por Dios al hombre para que los aproveche en su beneficio y en el de la sociedad.

Aunque todos los valores son importantes, es preciso tener una justa jerarquía basada en la misma naturaleza del ser humano donde lo espiritual es superior a lo corpóreo. Aquellos valores que contribuyen de una manera más directa a la realización de la persona, de las criaturas o de las sociedades, son los valores de mayor importancia, mientras que aquellos valores que sólo contribuyen de una manera limitada a dicha realización se consideraran de menor nivel. Los valores religiosos ocupan el primer lugar por el fin que persiguen.

Dios al crear todas las cosas, todo lo hizo bien (Gen 1,31). Cada una de las criaturas de Dios, contiene en su propia naturaleza, una diversidad de bienes, es decir valores. La persona humana con ayuda de su razón reconoce sus bienes, los valora, los estructura y los eleva a la dimensión sobrenatural al reconocerlos como dones de Dios.

Es necesario distinguir los valores respecto a las virtudes que se adquieren a través de la repetición de actos buenos.

Los valores y la educación en valores para forjar una personalidad madura.
La educación en valores es el fundamento del equilibrio personal y social. La persona conoce los valores a través de su inteligencia y los desarrolla a través de su voluntad. Hace valoraciones: juzga, ordena, jerarquiza y clasifica para aplicarlos a su vida.

Cuando los padres de familia y los educadores viven y transmiten los valores dan testimonio de ellos naturalmente. De la misma manera, cuando dan a algunos valores una importancia mayor de la que tienen y actúan de acuerdo a esa valoración, lo hacen de manera errónea. En la mayoría de los casos el mal ocurre cuando se prefieren los valores inferiores sobre los valores superiores.

La dimensión sobrenatural de la personalidad.

Los valores humanos son valores de la humanidad, y por lo tanto, los valores cristianos no son en esencia diferentes de los valores humanos. Lo que los diferencia es su origen (la acción de Dios en el hombre por la gracia y la revelación cristiana) y su fin (la comunión eterna con Dios y los demás en el cielo). El cristianismo los incorpora a la dimensión sobrenatural dándoles un sentido nuevo.

Cristo asume la naturaleza humana, redime al hombre de su naturaleza caída y le abre la posibilidad de alcanzar la vida eterna, a través de la perfección de su propia naturaleza. De ahí que el cristianismo no cambia los valores, sino que los desarrolla y profundiza desde la perspectiva de la vida eterna.

4. Caso o hecho de vida
Los siguientes ejemplos ponen de manifiesto la aplicación de los valores en la vida diaria.
• Unos padres de familia preocupados por la educación cristiana de sus hijos, escogen una escuela católica y el domingo prefieren irse al club que llevarlos a Misa.
• El padre que antepone el bienestar económico a la convivencia y comunicación familiar.
• Un padre de familia que gasta su dinero en artículos de belleza para su hija, y al hacerlo se queda sin el dinero necesario para atender un problema de salud de esa misma hija.
• Un padre pone en riesgo la unidad de la familia, dándole más importancia a su propia diversión que a pasar tiempo con sus hijos y mejorar su relación con ellos.
• Una madre que prefiere su realización profesional a la educación y formación de su familia.
Todos estos casos nos ponen de manifiesto una errónea escala de valores.

5. Reflexión y diálogo
• ¿Qué valores se ven en cada decisión?
• ¿Cuáles decisiones favorecen a la familia?
• ¿Qué acciones podríamos llevar a cabo en nuestra familia para mejorar?

6. Textos de apoyo
"Pero el aspecto más profundo y esencial de la parábola es lo que Cristo dice sobre el cultivo de la vid. Dios, creó al hombre, cuida de esta criatura suya. Como viñador, la cultiva. Y lo hace en el modo que le es propio. Injerta la humanidad en la <<vid>> de la divinidad de su Hijo unigénito. El Hijo eterno y consustancial al Padre se hace hombre precisamente para esto. ¿Por qué este <<cultivo de Dios>>? ¿Es posible injertar un sarmiento humano en esa Vid que es Dios hecho hombre? La respuesta de la Revelación es clara: el hombre desde el inicio fue llamado a la existencia como imagen y semejanza de Dios (cf. Gen 1, 27) y, por tanto, su humanidad encierra siempre en sí algo divino. La humanidad del hombre puede ser <<cultivada>> también de esta manera sobrenatural. Aún más, en la actual economía de la salvación, sólo mediante su inserción en la divinidad de Cristo el hombre puede realizarse en plenitud. Si rechaza esta inserción, se condena en cierto sentido a una humanidad incompleta.” (Juan Pablo II, Memoria e identidad, p. 124. 2005).

"El amor es una exigencia que no me deja intacto. En él no puedo limitarme a seguir siendo yo a secas, sino que he de perderme una y otra vez al ser desbastado, al ser herido. Y precisamente esta herida para sacar a relucir mis mejores posibilidades forma parte, en mi opinión, de la grandeza, del poder curativo del amor. En este sentido, no se debe imaginar un amor puramente romántico, que cae del cielo sobre ambos cuando se han encontrado y que a partir de entonces todo irá sobre ruedas. El amor hay que entenderlo como pasión. Sólo cuando se está dispuesto a soportarlo como pasión, aceptándose siempre de nuevo el uno en el otro, madurará una pareja para toda la vida. Si, por el contrario cuando las cosas se ponen críticas se dice que hay que evitarlo y se separan, uno prácticamente se priva de la verdadera oportunidad que ofrece la convivencia entre hombre y mujer y, por tanto, de la realidad del amor." (Joseph Ratzinger, Dios y el mundo, p. 79. 2002).

7. Síntesis conclusiva
• Los valores son dones de Dios a la naturaleza humana.
• Las virtudes son hábitos buenos promovidos por la voluntad a base de la repetición de actos para orientarnos al bien.
• La justa jerarquía de valores y su sentido cristiano son la clave del quehacer humano, para obtener la vida eterna.

8. Compromiso
• Desarrollar los valores puestos por Dios en nuestra naturaleza y ayudar a los demás en esta tarea.
• Hacer de nuestra familia el mejor lugar para desarrollar los valores.

9. Oración final
"Deme Dios hablar según deseo y pensar dignamente de los dones recibidos, porque Él es el guía de la sabiduría y el que corrige a los sabios. Porque en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras y toda la prudencia y la pericia de nuestras obras. Porque Él nos da la ciencia verdadera de las cosas, y el conocer la constitución del universo y la fuerza de los elementos." (Sabiduría 7, 15-17).

10. Glosario
• Desbastado: Debilitado.
• Innato: Connatural y nacido con el mismo sujeto.
• Madurez: Esfuerzo por armonizar las facultades humanas para servir a los demás.
• Madurez sobrenatural: Armonizar las facultades humanas conforme a la Voluntad de Dios.
• Persona humana: Ser corpóreo espiritual hecho a imagen y semejanza de Dios.
• Valores: Son las perfecciones que Dios puso en las personas y en las cosas. Cualidades y características dignas de ser apreciadas, que se identifican con lo bueno o positivo y que hacen buena a una persona. El valor se orienta al buen ser y al buen hacer de la persona.
• Valores humanos: Son los dones que Dios da y que el hombre debe desarrollar para su bien integral.
• Valores cristianos: Son los valores humanos a la luz del Evangelio.
• Virtudes: Hábitos y disposiciones del alma para las acciones buenas conforme a la ley moral y que se ordenan a la felicidad eterna de la persona.

11. Bibliografía
• Sagrada Biblia.
• Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
• Conferencia del Episcopado Mexicano. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. 2005.
• Juan Pablo II. Memoria e identidad. 2005.
• Joseph Ratzinger. Dios y el mundo. 2002.
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MensajePublicado: Mar May 12, 2009 3:22 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Una vez terminada la participación del P, Cantalamessa, procedo a compartir con ustedes las distintas reflexiones que proporcionó el Comité coordinador del evento acerca de los valores.

Recordarán que el Santo Padre Benedicto XVI eligió como tema de éste Encuentro: "La familia formadora en los valores humanos y cristianos".

Empezaremos por ver


TEMA 01
QUÉ SON LOS VALORES Y SU IMPORTANCIA
EN LA FORMACIÓN DE LA PERSONA


La educación en valores como forjadores de la personalidad madura. El cristianismo cambia la jerarquía de los valores humanos, llevándolos a lo sobrenatural.

Objetivos:
• Identificar la naturaleza de los valores.
• Impulsar, desde la familia, la vivencia de los valores.
• Llevar los valores al plano sobrenatural.

1. Oración
“Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que tú has hecho, y muchos tus designios para con nosotros; nadie hay que se compare contigo; si los anunciara, y hablara de ellos, no podrían ser enumerados.” (Salmo 40, 4-5).

2. Lectura bíblica
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada pueden hacer.” (Juan 15, 1-5).

3. Desarrollo del tema
¿Qué son los valores?

En nuestra cultura con mucha frecuencia se identifica el concepto de valor con el concepto de virtud, aunque en realidad no son dos conceptos idénticos. Podemos definir el valor de la siguiente manera: la cualidad y característica que hace buena a una persona. El valor es lo digno de ser apreciado, lo deseable y lo que se identifica con lo bueno o positivo y se orienta al ser y al buen hacer de la persona.

Entendiendo el valor de esta manera, se acerca en la práctica al concepto de virtud de la siguiente definición clásica: La virtud es una buena cualidad del alma por la que se vive rectamente, de la cual nadie usa mal, y que, en el caso de las virtudes sobrenaturales, puede ser producida por Dios en nosotros sin intervención nuestra (Santo Tomás de Aquino). Podemos decir que los valores son sólo propios de las personas humanas y de las sociedades que ellas forman.

Quién es la persona: dimensión individual y social.
El ser humano creado por Dios a su imagen y semejanza está compuesto de cuerpo y alma espiritual. La naturaleza humana cuenta con bienes y posibilidades de desarrollo, que constituyen los valores. Los valores no son procesos sino bienes naturales no adquiridos, dados por Dios al hombre para que los aproveche en su beneficio y en el de la sociedad.

Aunque todos los valores son importantes, es preciso tener una justa jerarquía basada en la misma naturaleza del ser humano donde lo espiritual es superior a lo corpóreo. Aquellos valores que contribuyen de una manera más directa a la realización de la persona, de las criaturas o de las sociedades, son los valores de mayor importancia, mientras que aquellos valores que sólo contribuyen de una manera limitada a dicha realización se consideraran de menor nivel. Los valores religiosos ocupan el primer lugar por el fin que persiguen.

Dios al crear todas las cosas, todo lo hizo bien (Gen 1,31). Cada una de las criaturas de Dios, contiene en su propia naturaleza, una diversidad de bienes, es decir valores. La persona humana con ayuda de su razón reconoce sus bienes, los valora, los estructura y los eleva a la dimensión sobrenatural al reconocerlos como dones de Dios.

Es necesario distinguir los valores respecto a las virtudes que se adquieren a través de la repetición de actos buenos.

Los valores y la educación en valores para forjar una personalidad madura.
La educación en valores es el fundamento del equilibrio personal y social. La persona conoce los valores a través de su inteligencia y los desarrolla a través de su voluntad. Hace valoraciones: juzga, ordena, jerarquiza y clasifica para aplicarlos a su vida.

Cuando los padres de familia y los educadores viven y transmiten los valores dan testimonio de ellos naturalmente. De la misma manera, cuando dan a algunos valores una importancia mayor de la que tienen y actúan de acuerdo a esa valoración, lo hacen de manera errónea. En la mayoría de los casos el mal ocurre cuando se prefieren los valores inferiores sobre los valores superiores.

La dimensión sobrenatural de la personalidad.

Los valores humanos son valores de la humanidad, y por lo tanto, los valores cristianos no son en esencia diferentes de los valores humanos. Lo que los diferencia es su origen (la acción de Dios en el hombre por la gracia y la revelación cristiana) y su fin (la comunión eterna con Dios y los demás en el cielo). El cristianismo los incorpora a la dimensión sobrenatural dándoles un sentido nuevo.

Cristo asume la naturaleza humana, redime al hombre de su naturaleza caída y le abre la posibilidad de alcanzar la vida eterna, a través de la perfección de su propia naturaleza. De ahí que el cristianismo no cambia los valores, sino que los desarrolla y profundiza desde la perspectiva de la vida eterna.

4. Caso o hecho de vida
Los siguientes ejemplos ponen de manifiesto la aplicación de los valores en la vida diaria.
• Unos padres de familia preocupados por la educación cristiana de sus hijos, escogen una escuela católica y el domingo prefieren irse al club que llevarlos a Misa.
• El padre que antepone el bienestar económico a la convivencia y comunicación familiar.
• Un padre de familia que gasta su dinero en artículos de belleza para su hija, y al hacerlo se queda sin el dinero necesario para atender un problema de salud de esa misma hija.
• Un padre pone en riesgo la unidad de la familia, dándole más importancia a su propia diversión que a pasar tiempo con sus hijos y mejorar su relación con ellos.
• Una madre que prefiere su realización profesional a la educación y formación de su familia.
Todos estos casos nos ponen de manifiesto una errónea escala de valores.

5. Reflexión y diálogo
• ¿Qué valores se ven en cada decisión?
• ¿Cuáles decisiones favorecen a la familia?
• ¿Qué acciones podríamos llevar a cabo en nuestra familia para mejorar?

6. Textos de apoyo
"Pero el aspecto más profundo y esencial de la parábola es lo que Cristo dice sobre el cultivo de la vid. Dios, creó al hombre, cuida de esta criatura suya. Como viñador, la cultiva. Y lo hace en el modo que le es propio. Injerta la humanidad en la <<vid>> de la divinidad de su Hijo unigénito. El Hijo eterno y consustancial al Padre se hace hombre precisamente para esto. ¿Por qué este <<cultivo de Dios>>? ¿Es posible injertar un sarmiento humano en esa Vid que es Dios hecho hombre? La respuesta de la Revelación es clara: el hombre desde el inicio fue llamado a la existencia como imagen y semejanza de Dios (cf. Gen 1, 27) y, por tanto, su humanidad encierra siempre en sí algo divino. La humanidad del hombre puede ser <<cultivada>> también de esta manera sobrenatural. Aún más, en la actual economía de la salvación, sólo mediante su inserción en la divinidad de Cristo el hombre puede realizarse en plenitud. Si rechaza esta inserción, se condena en cierto sentido a una humanidad incompleta.” (Juan Pablo II, Memoria e identidad, p. 124. 2005).

"El amor es una exigencia que no me deja intacto. En él no puedo limitarme a seguir siendo yo a secas, sino que he de perderme una y otra vez al ser desbastado, al ser herido. Y precisamente esta herida para sacar a relucir mis mejores posibilidades forma parte, en mi opinión, de la grandeza, del poder curativo del amor. En este sentido, no se debe imaginar un amor puramente romántico, que cae del cielo sobre ambos cuando se han encontrado y que a partir de entonces todo irá sobre ruedas. El amor hay que entenderlo como pasión. Sólo cuando se está dispuesto a soportarlo como pasión, aceptándose siempre de nuevo el uno en el otro, madurará una pareja para toda la vida. Si, por el contrario cuando las cosas se ponen críticas se dice que hay que evitarlo y se separan, uno prácticamente se priva de la verdadera oportunidad que ofrece la convivencia entre hombre y mujer y, por tanto, de la realidad del amor." (Joseph Ratzinger, Dios y el mundo, p. 79. 2002).

7. Síntesis conclusiva
• Los valores son dones de Dios a la naturaleza humana.
• Las virtudes son hábitos buenos promovidos por la voluntad a base de la repetición de actos para orientarnos al bien.
• La justa jerarquía de valores y su sentido cristiano son la clave del quehacer humano, para obtener la vida eterna.

8. Compromiso
• Desarrollar los valores puestos por Dios en nuestra naturaleza y ayudar a los demás en esta tarea.
• Hacer de nuestra familia el mejor lugar para desarrollar los valores.

9. Oración final
"Deme Dios hablar según deseo y pensar dignamente de los dones recibidos, porque Él es el guía de la sabiduría y el que corrige a los sabios. Porque en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras y toda la prudencia y la pericia de nuestras obras. Porque Él nos da la ciencia verdadera de las cosas, y el conocer la constitución del universo y la fuerza de los elementos." (Sabiduría 7, 15-17).

10. Glosario
• Desbastado: Debilitado.
• Innato: Connatural y nacido con el mismo sujeto.
• Madurez: Esfuerzo por armonizar las facultades humanas para servir a los demás.
• Madurez sobrenatural: Armonizar las facultades humanas conforme a la Voluntad de Dios.
• Persona humana: Ser corpóreo espiritual hecho a imagen y semejanza de Dios.
• Valores: Son las perfecciones que Dios puso en las personas y en las cosas. Cualidades y características dignas de ser apreciadas, que se identifican con lo bueno o positivo y que hacen buena a una persona. El valor se orienta al buen ser y al buen hacer de la persona.
• Valores humanos: Son los dones que Dios da y que el hombre debe desarrollar para su bien integral.
• Valores cristianos: Son los valores humanos a la luz del Evangelio.
• Virtudes: Hábitos y disposiciones del alma para las acciones buenas conforme a la ley moral y que se ordenan a la felicidad eterna de la persona.

11. Bibliografía
• Sagrada Biblia.
• Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
• Conferencia del Episcopado Mexicano. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. 2005.
• Juan Pablo II. Memoria e identidad. 2005.
• Joseph Ratzinger. Dios y el mundo. 2002.
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MensajePublicado: Mar May 19, 2009 12:17 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
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TEMA 02
LA FAMILIA, VALOR Y ESCUELA DE VALORES
POR LA PALABRA Y EL TESTIMONIO DE LOS PADRES


La familia es en sí misma un gran valor y al mismo tiempo es la fuente de otros muchos valores. La familia permite que, en la conciencia y en la vida de sus miembros, nazcan la mayoría de los valores por la convivencia diaria y concreta entre sus miembros. De aquí la importancia tan grande del mutuo testimonio en especial por parte de los padres.

Objetivos:
• Redescubrir a la familia como fuente de felicidad.
• La felicidad está en cumplir con los fines que Dios le asignó a la familia.
• En la familia se aprende a apreciar y a vivir los valores.

1. Oración
Padre de bondad, queremos que seas el fiel testigo del amor que reina en nuestras familias, pero para ello necesitamos de tu fortaleza, de tu sabiduría y de una fe recia. Te lo pedimos por la intercesión de Jesucristo nuestro hermano y Señor. Amén.

2. Lectura bíblica

“Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.” (Lucas 2,4-7).

3. Desarrollo del tema
¿Te has puesto a pensar en lo que los anuncios de la calle, de la televisión y de la radio nos transmiten en realidad? Al parecer nos han bombardeado de publicidad que vende una vida “light”, una vida egoísta, en la que sólo se debe buscar el placer, el poder, el parecer y el poseer. Cuando en la vida sólo deseamos nuestra propia satisfacción y bienestar, dejan de tener sentido la fidelidad, la generosidad, la paciencia, la tolerancia, el sacrificio,… el amor.

En nuestra sociedad, se ha substituido el amor por el egoísmo, porque nos insisten en que sólo pensemos en nosotros mismos, en vivir la vida al máximo y en disfrutarla, sin importar las consecuencias. Estos valores se han hecho una realidad en muchos adultos, pero también en los jóvenes, a quienes se les impulsa a darse gusto en todo. “Haz lo que te guste y si hay algo que pagar después, alguien más lo arreglará por ti, comprando esto o lo otro”.

Pero, ¿cómo podemos contrarrestar tantos mensajes egoístas del mundo? Tenemos una gran arma: la familia. La familia es el lugar en donde niños, jóvenes y adultos aprenden a amar. El amor incluye el sacrificio, el ceder, la ayuda mutua, el buscar el bien de los demás y no sólo el propio.

La familia es la mejor escuela, en donde todos aprenden en carne propia. Por eso, los padres y los hijos deben aprovechar el tiempo que puedan, para platicar de los valores que el mundo les quiere quitar. De lo contrario, las preguntas esenciales de la vida, quedarán como un sinsentido que arrasará a todos.

Cuando uno no ha sufrido, es difícil saber que se necesita a Dios, pues al parecer uno se las sabe de todas, todas. Cuando uno se sabe limitado, impotente, puede sentirse pequeño delante de Dios y reconocer que sin Él no se puede nada. Jesús es el único que nos libera de este vacío. Es entonces, cuando se experimenta en carne propia la misericordia de Dios, pues se sabe que no por los propios méritos, se es tremendamente amado por Él. Y este amor es el que transforma, pues saca del egoísmo para llevar a la compasión, a la comprensión y a la ayuda a los otros. ¡Qué felices son las familias que se saben amadas por Dios!

Hay que saber educar en los valores
. Lo importante para las personas es saber por qué se hacen las cosas, qué sentido tiene hacerlas y cómo realizarlas en la vida cotidiana, fundamentalmente en el seno familiar. La familia, es escuela de valores donde se educan, por contagio, todos los que la integran. Es en la familia en donde se crean vínculos afectivos, en donde se quiere a cada uno por lo que es, con cualidades y defectos.

Todos los padres quieren que sus hijos sean felices y lo serán en la medida en que vean que sus padres lo son. La mejor referencia es la vida de los padres.

El primer gran valor que los hijos deberán aprender es el de amar, porque cuando hemos aprendido a amar, lo hemos aprendido todo. Amar conlleva muchos valores: olvido de sí, generosidad, fortaleza, flexibilidad, comprensión, etc. Madre Teresa de Calcuta nos recuerda que “amar es no detenerse”.
Hay que saber responsabilizar a los hijos de sus actos, pero a la vez hay que saberles exigir con constancia sobre aquellas tareas que ellos deberán realizar. Educarlos con disciplina y orden, ya que esto los ayudará a madurar y crecer en todas las formas.
Fomentar entre todos los miembros de la familia el diálogo, la comunicación, la aceptación, la escucha y el respeto, ya que esto conllevará a la armonía y a saber apreciar a los otros.
Y por último, no podemos dejar de mencionar que debemos educar en la religión, como el valor supremo del ser, ya que debemos reconocer por encima de todos los valores a Dios.

4. Caso o hecho de vida
Un matrimonio vivía muy feliz. Habían procreado 4 hijos, el mayor de 12 años, otro niño de 10 años, luego una niña de 6 años y otra niña de 2 años. Sucedió que el esposo enfermó de cáncer, pero sabía llevar con paciencia su enfermedad.

Un día, la señora tomó la decisión de llevarse a la hija de 2 años, la más pequeña, e irse a la casa de sus padres. El papá le pedía a alguno de sus hijos que le pasara algunas verduras para poder comer, y él les iba diciendo a los niños cómo prepararlas para que hicieran un caldo de pollo; él limpiaba los ingredientes y el hijo mayor los cocinaba. A la niña de 6 años, la ponía a tender las camas y al de 10 años le pedía que barriera o hiciera otras cosas.

El papá debido a su enfermedad, requirió un tanque de oxígeno, que los vecinos le prestaron. Sin embargo, como era eléctrico, cuando se iba la luz, tenía muchos problemas para respirar. Un día el esposo murió y cuando esto sucedió, regresó la señora y convenció a los niños para que se fueran con ella.

5. Reflexión y diálogo
• Es verdad, que el día que recibimos el Sacramento del Matrimonio, hicimos juntos ante el Señor, una promesa, en la cual nos comprometimos a ser fieles en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad todos los días de la vida. ¿Y lo hemos sabido cumplir?

• ¿Dios nos ha dado a los hijos para que ellos cumplan con nuestra tarea? O bien, ¿nos los ha dado para que nosotros como sus padres los sepamos educar y guiar en el camino de la verdad, del amor, dándoles buen ejemplo?

• ¿He sabido inculcar en mis hijos una escala de valores, recta, firme, y verdadera?

• ¿Doy testimonio de vida cristiana en mi familia, comenzando con mi cónyuge y luego transmitiéndoles a mis hijos los valores reales de la vida de fe y de oración?

6. Textos de apoyo
“Aun en medio de las dificultades, hoy a menudo agravadas, de la acción educativa, los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales de la vida humana. Los hijos deben crecer en una justa libertad ante los bienes materiales, adoptando un estilo de vida sencillo y austero, convencidos de que «el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene». En una sociedad sacudida y disgregada por tensiones y conflictos a causa del choque entre los diversos individualismos y egoísmos, los hijos deben enriquecerse no sólo con el sentido de la verdadera justicia, que lleva al respeto de la dignidad personal de cada uno, sino también y más aún del sentido del verdadero amor, como solicitud sincera y servicio desinteresado hacia los demás, especialmente a los más pobres y necesitados. La familia es la primera y fundamental escuela de socialidad; como comunidad de amor, encuentra en el don de sí misma la ley que la rige y hace crecer. El don de sí, que inspira el amor mutuo de los esposos, se pone como modelo y norma del don de sí que debe haber en las relaciones entre hermanos y hermanas, y entre las diversas generaciones que conviven en la familia.

La comunión y la participación vivida cotidianamente en la casa, en los momentos de alegría y de dificultad, representa la pedagogía más concreta y eficaz para la inserción activa, responsable y fecunda de los hijos en el horizonte más amplio de la sociedad. [Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy), No. 37. 1981].

“La familia cristiana está fundada en el sacramento del Matrimonio entre un varón y una mujer, signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su esposa, la Iglesia. Desde esta alianza de amor, se despliegan la paternidad y la maternidad, la filiación y la fraternidad, y el compromiso de los dos por una sociedad mejor.
El varón desde su especificidad, está llamado por el Dios de la vida a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad, en la generación de la cultura y en la realización de la historia.” (Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Conclusivo de Aparecida, Cap. 9. 2007).

7. Síntesis conclusiva
• Lo importante para las personas es saber: ¿por qué hacemos las cosas, qué sentido tiene hacerlas y cómo podemos realizarlas en la vida cotidiana, fundamentalmente en el seno familiar?
• Tenemos una gran arma: la familia. La familia forma los valores humanos y cristianos de cada uno de sus integrantes.
• La familia es el lugar en donde niños, jóvenes y adultos aprenden a amar.
• Cuando hemos aprendido a amar, lo hemos aprendido todo.

8. Compromiso
• Hacer nuestra la frase que dice: “La palabra mueve, pero el ejemplo arrastra”.

9. Oración final
Dios Padre, sé Tú el que guíe nuestros pasos, el que forme a nuestros hijos, el que modele nuestro comportamiento. Queremos dejarnos hacer por ti, como el barro en manos del alfarero, para que podamos ser lo que Tú has planeado para cada uno de nosotros. Permítenos corresponder al amor que Tú nos das. Te lo pedimos por la intercesión amorosa de nuestra madre y señora Santa María de Guadalupe. Amén.

10. Glosario
• Egoísmo: Inmoderado amor de sí mismo que antepone a todos la conveniencia y el interés propio, incluso en perjuicio de los demás.
• Familia: Conjunto compuesto de un matrimonio y sus hijos, y en un sentido amplio, todas las personas unidas por un parentesco, ya vivan bajo el mismo techo, ya en lugares diferentes.
• Fidelidad: Exactitud en cumplir con sus compromisos. Constancia en el afecto. Obligación recíproca de los cónyuges, de no cometer adulterio. Exactitud, veracidad.
• Light: Persona o cosa superficial.

11. Bibliografía
• Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy). 1981.
• Benedicto XVI. Carta Encíclica Deus Caritas Est (Sobre el amor cristiano). 2005.
• Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento Conclusivo de Aparecida, Cap. 9. 2007.
• Catecismo de la Iglesia Católica

COMENTARIO MIO:

Les voy a comentar algo: éste tema ya lo había yo leido antes. Y como muchas veces me sucede, se me pasan muchas cosas. Por ejemplo, en el caso que nos dicen, yo pensé: "Qué recarambas señora. Su esposo enferma de cáncer y ella tan insensible se va de la casa con sus padres y se lleva a la niña menor con ella, para acabarla de amolar
¡Qué gacha!"

Ahora que lo vuelvo a leer, me doy cuenta del gran sacrificio de ésa mujer, porque deseando que su esposo tuviera el tiempo de convivir más cercanamente con sus hijos y brindarles los consejos que le hubiera gustado darles antes y por una u otra causa no pudo hacerlo; ella aún deseando estar con él, acató su voluntad de permitirle convivir con sus hijos más íntimamente, llevándose a la menor que necesitaba más de su madre en ésos momentos.
Fué un acuerdo mutuo entre ellos como esposos, según yo entiendo ahora.

Vemos aquí el espíritu de sacrificio que debe existir entre la pareja, renunciando incluso a estar los últimos días o meses de vida de aquél que Dios te dió para que pueda gozar de sus hijos.
Esto me recuerda a mis suegros.

Sucede que mi suegra enfermó y según supe después, se les notificó a sus hijos mayores que ya no tenía cura. Ellos no comentaron con los demás para no afectarlos tanto y menos le dijeron a sus padres, pero el corazón de los padres no puede dejar de percibir las cosas.

Mi suegra estuvo un tiempo con sus hijos que vivían en un lugar, después estuvo con nosotros tres meses y después se regresó a su casa en donde estuvo con sus hijos menores. Mi suegro mientras su esposa nos visitaba, siguió trabajando y haciendo su vida normal con sus hijos menores y sus nietos.
Regresó a la capital en donde estuvo internada en un hospital y después a
su casa en donde estuvo dos meses más, después de haber sobrevivido a un infarto hepático del que se pensó no saldría y del que salió gracias a Dios y a la intercesión de Francisco, el niño pastor de Fátima.
Les comento que fué por intercesión de él, porque estando mi suegra enferma saqué por ella un papel con el nombre de un santo para que la acompañara todo el año. Y salió Francisco, el vidente de Fátima.

Les diré que mi suegra era devota de la Virgen María y ella ha prometido a todos que no nos dejaría en el momento de la muerte.
Estando yo en la iglesia, escuché "de qué tienes miedo, Agustina?" dicho por la Virgen.
No la ví, pero escuché ésas palabras.
En ése tiempo, sin saberlo yo, inicié una novena al niño Jesús. Mi suegra estuvo hospitalizada sin saberlo yo. Justo el día en que la terminamos en el Círculo de oración, mi suegra tomó conciencia y regresó a su casa, en donde tuvo dos meses todavía para despedirse de sus hijos, para recibirlos y estuvo sin grandes dolores, ni grandes molestias.

Esto es sólo para dar Gloria a Dios una vez más.
_________________
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MensajePublicado: Jue Jun 04, 2009 5:08 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

EL AMOR FUENTE DE VALORES

Amor, caridad, respeto, libertad en la verdad, generosidad,
desprendimiento de los hijos que abandonarán a la familia
para formar nuevas familias o para dedicarse a una vocación religiosa.



Objetivos:

Definir el auténtico amor en su dimensión natural y sobrenatural.
Mostrar cómo se expresa de diversas maneras el amor en familia.
Obtener consecuencias prácticas del amor.

1. Oración
Padre te pedimos que te manifiestes DÍA a DÍA para crecer en caridad con nuestra familia y poder llevar a cabo tu plan de amor. Si retrocedemos en nuestro camino, toma nuestro corazón y modela nuestra vida para poder agradarte. Que con tu ayuda podamos manifestar a cada uno de los miembros de nuestra familia lo que Tú nos has enseñado: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. Espíritu Santo ilumina nuestra conciencia para que nuestro esfuerzo no sea estéril y por tu bondad infinita no apartemos nuestra mirada de Ti. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

2. Lectura bíblica
“Aunque hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia;
aunque tenga plenitud de fe, como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.
Aunque reparta todos mis bienes y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, en nada me aprovecha.
La caridad es paciente, es amable; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, es decorosa, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de toda injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca.”
(I Corintios 13, 1-Cool.

3. Desarrollo del tema
El amor es la búsqueda del bien del otro o de sí mismo. Buscar el bien nos muestra lo que es realmente valioso, en cuanto que nos enriquece como persona, y no nos degrada rebajándonos a animal o a un simple objeto de placer o utilidad para otros. Para poder lograr este tipo de amor en la familia o en la sociedad, será muy importante entender lo que implica que el amor viene de Dios.

El verdadero Amor que procede de Dios, Fuente del Amor, nos lleva a amar a Dios sobre todas las cosas, a sentirlo como Padre amoroso y a reconocer a nuestro prójimo como a nuestro hermano; por ser todos hijos de un mismo Padre. Esto conllevará por lo tanto a tratar al otro con amor, con paciencia, con misericordia, con respeto y con generosidad. El Señor Jesús nos enseña el auténtico amor y nos pide que amemos al prójimo como Él nos ama a nosotros. Cristo se nos da totalmente y para siempre y busca nuestro bien, a pesar de nuestro comportamiento. Con su presencia nos muestra el camino del bien y todos los valores verdaderamente humanos. También nos corrige y advierte de todos los “valores” pasajeros que nos pierden.

La familia que quiere vivir el amor como eje y fuente de valores verdaderos, tiene que procurar conocer a Cristo y configurarse con Él a través de la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación, la oración, el rezo del rosario, las prácticas de misericordia. Todo esto nos prepara para tener la inteligencia, la voluntad y los sentimientos necesarios para ser fieles a los valores que nos manifiesta el amor.

4. Caso o hecho de vida
Una mujer viuda, muere dejando huérfanas a 3 hijas pequeñas, quienes quedan en custodia de la abuela materna. Al amparo de ella crecieron con carencias, aunque nunca faltó el alimento material y espiritual ya que luchó por darles educación, las sacó adelante, dándoles los valores que poseía. Sabiendo escuchar, olvidándose de sí, con serenidad reflejaba su riqueza interior, su espiritualidad. A veces la sorprendían orando, pues le pedían que intercediera para que les fuera bien en la escuela, después con su primer novio y luego, para conseguir trabajo. Le preguntaba la nieta mayor por qué siempre tenía una hermosa sonrisa. Contestaba que aprendió a ser agradecida y le alababan su capacidad de amar a Dios para servir a los demás, pues tenía puesta su esperanza en el más allá y les alentó a tener fe. La abuela falleció hace varios años, pero en las nietas vive el recuerdo de la “mamá grande”. Las acogió con cariño, les transmitió tradiciones, amor a su tierra, a ser unidas, solidarias con las necesidades de otros, pues en base a su atención, cercanía y servicio les enseñó el Evangelio con su vida. Esta abuela evaluaba los acontecimientos con sabiduría, les enseñó que es posible la buena convivencia con tolerancia y respeto, les daba una proyección a futuro de los acontecimientos. No dejaba crecer los problemas. Les transmitió las enseñanzas de la universidad de la vida, siempre abierta a aprender, ya que estaba convencida que el mundo está en continuo movimiento. Se adaptaba a los cambios. Su pasado, sus recuerdos, eran fuente de renovación y decía que a través de la oración se sentía más libre interiormente, puesto que reconocía sus alegrías, sufrimientos y logros. Antes de regresar al Padre, Doña Antonia con gozo recitó “La corona de los ancianos son los hijos de los hijos”.

5. Reflexión y diálogo

¿Trato de aprender a amar como Dios me ama: con una entrega total? ¿O amo para que me amen, me lo agradezcan o sólo si me caen bien?
¿Estoy dispuesto a amar a mi familia, amigos buscando siempre su bien aunque a veces les duela o se enojen conmigo? ¿Soy paciente con mi cónyuge? ¿O prefiero la comodidad de no meterme en problemas y así tenerlos cerca de mí? ¿Soy capaz de amar a mi prójimo como a mi mismo?
Cuando alguien hace algo mal ¿veo la manera de hacerle ver con amor su error o lo lastimo con mis palabras o mi desprecio e incluso hasta veo cómo vengarme?
¿Soy consciente de que mi ejemplo de amor es la mejor manera de educar en valores o creo que no sirve de nada mi generosidad y espíritu de sacrificio? ¿Que estoy dispuesto a hacer por amor a Cristo?

6. Textos de apoyo“La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos” (Catecismo de la Iglesia Católica 1822). “Jesús hace de la caridad un mandamiento nuevo: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (C.I.C. 1823). “Si guardáis mis mandamientos permanecéis en mi amor” (C.I.C. 1824). “La caridad es superior a todas las virtudes” (C.I.C. 1826). “La práctica de la vida moral animada por la caridad, da al cristiano la libertad espiritual de los hijos de Dios” (C.I.C. 1828). “...El camino de la caridad que es el amor de Dios y del prójimo, representa el mayor mandamiento social que respeta al otro y a sus derechos, exige la práctica de la justicia y nos hace capaces de ésta. Inspira una vida de entrega de sí mismo: ‘quien intente guardar su vida la perderá y quien la pierda la conservará’ (C.I.C. 1889). “La caridad de Cristo es en nosotros la fuente de todos nuestros méritos ante Dios...” (C.I.C. 2011). “...La caridad no hace mal al prójimo; la caridad es, por lo tanto, la ley en su plenitud” (C.I.C. 2196). “La caridad es la forma de todas las virtudes...” (C.I.C. 2346). “El amor conyugal, comporta una totalidad de la persona, cuerpo e instinto, la fuerza del sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y de la voluntad; mira a la pareja como una unidad profundamente personal más allá de la unión de la carne, conduce a tener un solo corazón y una sola alma; exige la indisolubilidad y la fidelidad de la donación recíproca por el amor; se abre a la fecundidad. Estas son características normales del amor conyugal que purifica y consolida y que expresa todos los valores propiamente cristianos” (C.I.C. 1643). “La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera” (C.I.C. 2205).

“La familia cristiana constituye una revelación y una actuación específicas de la comunión eclesial; por eso... puede y debe decirse iglesia doméstica.” [Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Christifideles Laici, (Sobre vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo), 21, cf. LG 11, 1988].

7. Síntesis conclusiva

Dios es amor y quiere que todos los hombres se amen. Dios nos ama con amor personal e individual, y de este amor brotan todos los beneficios que Él derrama sobre nuestras vidas.
El amor a Dios, y el verdadero amor al prójimo, se alimentan en la oración y en los sacramentos vividos en familia.
El amor es el primero de todos los valores. Sin el amor los demás valores quedan sin sentido como nos dice San Pablo: “Sin amor no soy nada”.
Este amor como valor y fuente de todos los demás valores lo tenemos que vivir en primer lugar en nuestros deberes con la familia, en el trabajo, con las amistades, etc.

8. Compromiso
Que nuestro amor a Dios reflejado en el amor a Santa María de Guadalupe crezca más día con día y que este amor se refleje en nuestra vida con todas las personas que me rodean sobre todo con mi familia. Hoy le diré a mi familia cuánto la amo.

9. Oración final
Padre, Tú que al enviarnos a tu Hijo hecho hombre, quisiste que formáramos parte de una familia humana, enseña a las familias las virtudes que resplandecieron en la casa de Nazaret. Ayuda a los padres de familia para que sean testigos de la fe entre sus hijos. Que su testimonio les haga conocer el rostro amoroso de Dios que por el Espíritu Santo nos has manifestado en Tu Hijo Jesús a través de tu Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica. Que su palabra ayude a los hijos a conocer y vivir la fe cristiana y las virtudes que nos acercan a ti. Haz que las familias permanezcan unidas como Tú, Jesucristo tu hijo y el Espíritu Santo son Uno, y sean vivo testimonio de amor, de justicia y solidaridad; que sean escuela de respeto, de perdón y de mutua ayuda; que sean fuente de vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y a las demás formas de intenso compromiso cristiano. Enséñanos a amar a tu Madre, María, como la amaste Tú. ¡Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de América, ruega por nosotros!

10. Glosario

Valores: Son las perfecciones que Dios puso en las personas y en las cosas. Cualidades y características dignas de ser apreciadas, que se identifican con lo bueno o positivo y que hacen buena a una persona. El valor se orienta al buen ser y al buen hacer de la persona.
Valores humanos: Sirven para tener una vida individual, y una convivencia social, justa y humana: para ser personas. Forman parte de una moral de mínimos, para llevar una vida digna.
Valores cristianos: Permiten llevar una buena vida de bautizado. Sus valores guía son Jesucristo, Dios, el Evangelio, las bienaventuranzas, el amor cristiano, la esperanza en la resurrección.

11. Bibliografía

Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Christifideles Laici, (Sobre vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo). 1988.
Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy). 1981.
Juan Pablo II. El Papa de los mayores: sentido, vida y misión de los mayores en la Iglesia y en la Sociedad. 1991.
Benedicto XVI. Carta Encíclica Deus Caritas Est, (Sobre el amor cristiano). 2005.
Fernández Carvajal, Francisco. Hablar con Dios, Meditaciones para cada día del año. 1988. Ediciones Palabra.

COMENTARIO MIO:
Personalmente me gusta mucho ésa parte de 1Corintios
Cita:
“Aunque hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia;
aunque tenga plenitud de fe, como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.
Aunque reparta todos mis bienes y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, en nada me aprovecha.
La caridad es paciente, es amable; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, es decorosa, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de toda injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca.”
(I Corintios 13, 1-Cool.

Es tan difícil, pero tan cierta.

Marqué también ésta otra parte, que creo es la que encierra el meollo del asunto:
Cita:
El amor es la búsqueda del bien del otro o de sí mismo
Buscar el bien nos muestra lo que es realmente valioso, en cuanto que nos enriquece como persona, y no nos degrada rebajándonos a animal o a un simple objeto de placer o utilidad para otros.
Para poder lograr este tipo de amor en la familia o en la sociedad, será muy importante entender lo que implica que el amor viene de Dios

Y remarqué que el amor es la búsqueda del bien del otro O DE SI MISMO.
Bien importante. Hubo un tiempo cuando empecé éste camino en que pensaba que sólo debía buscar el bien de los otros. Y no es así definitivamente. "Nadie puede dar lo que no tiene"

He descubierto que después de un largo periodo de dar, necesito retroalimentarme.
Otra parte que considero importante es
Cita:
Buscar el bien nos muestra lo que es realmente valioso, en cuanto que nos enriquece como persona, y no nos degrada rebajándonos a animal o a un simple objeto de placer o utilidad para otros

El bien no nos degrada a ser un simple objeto de placer para otros- Esto es, Dios no me hizo para darle placer a nadie, ni siquiera a El mismo, como llegué a pensar alguna vez.
Dios me hizo para mi propia felicidad.
El bien no consiste en ser de utilidad para los otros- Como llegué a pensar, sino en ser útil a mí mismo para poder ser útil a los demás.
Durante mucho tiempo en mi vida, fuí méndiga de amor, limosnera de amor.
Y el amor no se mendiga, ni se limosnea. El amor nos es dado por Dios.
Creo que si entendemos por prinicipio de cuentas ésto, podemos dar y recibir un amor verdadero.

Alguna vez escuché a una hermana separada (ahora ya les gusta que se les diga "hermano esperado" Shocked ) decir que ora y Dios pone a sus pies a sus enemigos Shocked Vóitelas!!!
Eso tampoco es amor. Es venganza.
Es cierto que en las escrituras se menciona poner a los pies de Cristo a nuestros enemigos, pero se refiere metafóricamente a nuestras debilidades, apetitos, instintos, dependencias, no a aquellos seres humanos o hermanos que creemos nos han hecho algo.
Asi de irracionales somos. Entendemos lo que queremos entender.

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MensajePublicado: Vie Jun 05, 2009 10:18 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

EL VALOR DE LA VIDA Y DE LA PERSONA

El respeto al no nacido, el derecho a la salud, el cuidado
a los enfermos y ancianos. Los padres colaboradores de
Dios en la transmisión de la vida a los hijos. La familia
como lugar de personalización del ser humano.

Objetivos:

* Reconocer la vida como don de Dios y la colaboración de la familia en este don.
* Valorar la dignidad de la persona humana.
* Apreciar la familia como el lugar donde se desarrolla la persona humana.


1. Oración
Oh Dios, de quien proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres amor y vida, haz que toda la familia humana en la tierra llegue a ser, mediante tu Hijo Jesucristo, nacido de mujer, y mediante el Espíritu Santo, fuente divina de caridad, un verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones que continuamente se renuevan.

Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los cónyuges para el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un firme sostén para su humanidad y crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que el amor, reforzado por la gracia del sacramento del matrimonio, se muestre más fuerte que cualquier debilidad y que cualquier crisis, a través de la que, a veces, pasan nuestras familias. Haz, finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia, en medio de todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructuosamente su misión en la familia y mediante la familia. Por Cristo Nuestro Señor, que es el camino, la verdad y la vida por los siglos de los siglos, Amén. (Juan Pablo II).

2. Lectura Bíblica
“Y creó Dios el hombre a imagen suya: a imagen de Dios le creó; macho y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, y llenen la tierra y sométanla” (Gen 1, 27-2Cool.

3. Desarrollo del tema
Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión de amor. Creándolo a su imagen y conservándolo continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación, y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad, del amor y de la comunión. El amor es, por tanto, la vocación fundamental e innata de todo ser humano. Cuerpo material y alma espiritual forman la persona humana. El cuerpo es cuerpo humano porque está presente el alma, y el alma es alma humana porque vivifica un cuerpo.

Esta dignidad que nos manifiesta la palabra de Dios, es corroborada por los recientes hallazgos de la ciencia médica, que muestran cómo el embrión humano posee todo lo necesario, como un ser humano completo, de modo independiente, aunque necesitado del apoyo materno. Por ello, la vida humana ha de respetarse desde el primer instante de su aparición en el seno materno y el aborto se convierte en un asesinato contra un ser humano inocente. Las consecuencias del atentado contra la vida humana en el seno materno, son gravísimas, incluso para la mujer que toma esta decisión, a veces empujada por otras personas o por las circunstancias. Tanto daño y tanto dolor nos invitan a reflexionar sobre la sacralidad inviolable de la vida humana desde su inicio.

Así como la vida humana se ha de respetar en sus comienzos, también se le ha de reconocer su dignidad en sus momentos finales. La eutanasia, aplicada a los enfermos o ancianos, es una salida falsa ante el sufrimiento. La dignidad de la persona pide que no se quite la vida a ningún ser humano a causa de las circunstancias en las que éste se encuentra. Los enfermos terminales deben tener garantizada: asistencia alimenticia, calmantes, higiene, la presencia humana del personal sanitario y de sus familiares, así como el adecuado acompañamiento espiritual.

El hombre y la mujer han recibido de Dios una participación de su poder más exclusivo, el poder del don de la vida. Dios se sirve de los esposos para formar el cuerpo humano, en cambio, la realidad espiritual, es la huella directa de Dios en el hombre. La familia es el primer ambiente vital que encuentra el hombre al venir a este mundo, y su experiencia es decisiva para siempre. Es importante cuidar y proteger a la familia, para que pueda cumplir adecuadamente las funciones específicas que le son confiadas por la naturaleza y confirmadas por la revelación cristiana.

En el matrimonio y en la familia se constituye un conjunto de relaciones interpersonales: relación conyugal, paternidad-maternidad, filiación, fraternidad, mediante las cuales toda persona humana queda introducida en la familia humana. La procreación humana supone la colaboración responsable de los esposos con el amor fecundo de Dios, de ahí que la vida de todo ser humano ha de ser respetada de modo absoluto desde el momento mismo de la concepción hasta el momento de la muerte.

4. Caso o hecho de vida

* Una mujer que espera su quinto bebé decide abortar porque no tiene dinero. ¿Cuál es la diferencia entre matar al segundo que tiene cuatro años y al bebé que está en su seno? Cada vida es única e irrepetible y cualquier vida tiene todo el valor posible. Si hubiese una sola vida que no fuese importante, ninguna sería importante.
* Manuel tiene cáncer terminal, tiene dolores, la familia decide que es “una obra buena” terminar con su existencia. Valor del sufrimiento.
* Los papás platican delante de los hijos sobre la mala salud del abuelo y lo inútil que ya es a causa de su senilidad.


5. Reflexión y Diálogo

* ¿Cuál es el valor de la vida en el ambiente que me rodea? ¿Sabemos apreciar el valor y dignidad de cada uno de los niños que vienen al mundo?
* ¿Cuál es nuestra actitud ante el misterio de la enfermedad y el sufrimiento? ¿Qué sentido tiene el sufrimiento?
* ¿Nos hemos dejado ganar por las campañas antinatalistas? ¿cómo entendemos la paternidad responsable?


6. Textos de Apoyo
“El don de la vida, que Dios Creador y Padre ha confiado al hombre, exige que éste tome conciencia de su inestimable valor y lo acoja responsablemente. Este principio básico debe colocarse en el centro de la reflexión encaminada a esclarecer y resolver los problemas morales que surgen de las intervenciones artificiales sobre la vida naciente y sobre los procesos procreativos... Porque Dios es bueno, Dios da a los hombres para indicar el camino de la vida, sus mandamientos y la gracia para observarlos; y también porque es bueno, Dios ofrece siempre a todos para ayudarles a perseverar en el mismo camino, su perdón. Cristo se compadece de nuestras fragilidades: El es nuestro Creador y nuestro Redentor. Que su Espíritu abra los ánimos al don de la paz divina y a la inteligencia sus principios.” [Congregación para la Doctrina de la Fe. Instrucción Donum Vitae (Sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, 1987)].

“El sí personal y recíproco del hombre y de la mujer abre el espacio para el futuro, para la auténtica humanidad de cada uno, y al mismo tiempo está destinado al don de una nueva vida. Por este motivo, este sí personal tiene que ser necesariamente un sí que es también públicamente responsable, con el que los cónyuges asumen la responsabilidad pública de la fidelidad, que garantiza también el futuro para la comunidad... De esto se deriva una consecuencia evidente: la familia y la Iglesia, en concreto las parroquias y las demás formas de comunidad eclesial, están llamadas a la más íntima colaboración en esa tarea fundamental que está constituida, inseparablemente, por la formación de la persona y la trasmisión de la fe. Sabemos bien que para que tenga lugar una auténtica obra educativa no basta una teoría justa o una doctrina que comunicar. Se necesita algo mucho más grande y humano, esa cercanía, vivida diariamente, que es propia del amor y que encuentra su espacio más propicio ante todo en la comunidad familiar, y después en una parroquia o movimiento o asociación eclesial, en los que se encuentran personas que prestan atención a los hermanos, en particular a los niños y jóvenes, así como a los adultos, los ancianos, los enfermos, las mismas familias, porque, en Cristo, les aman.” (Reflexiones del Papa Benedicto XVI sobre el matrimonio y la familia, 2005).

Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación integra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan.” [Concilio Ecuménico Vaticano II. Constitución Pastoral Gaudium Et Spes, (Sobre la Iglesia en el mundo actual), 1965.].

7. Síntesis conclusiva.

* La dignidad de la persona humana se deriva de haber sido creada a imagen y semejanza de Dios.
* La vida es un don, que Dios Creador y Padre ha confiado al hombre.
* Toda vida humana, por su dignidad debe ser respetada desde su inicio hasta la muerte natural.
* Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la comunidad más amplia que es la familia, ya que el matrimonio se orienta hacia el amor conyugal y la responsable procreación y educación de los hijos.
* La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. El seno de la familia debe ser el mejor lugar para proteger la vida.


8. Compromiso.

* Recordar que somos hijos de Dios. (Filiación divina).
* Fomentar el respeto a la vida en todas sus etapas.
* Concientizar a los esposos y a las familias cristianas, en virtud de la gracia recibida en el sacramento, que su misión debe ponerse al servicio de la edificación de la Iglesia y de la construcción del Reino de Dios.


9. Oración final.
Pongamos todo nuestro esfuerzo bajo la protección de la Santísima Virgen, la gran educadora de Cristo y la gran educadora de todos aquellos que se esfuerzan por asimilarse a Él; la gran modelo de todos aquellos que se comprometen a seguir a Cristo para extender su Reino, y digamos: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

10. Glosario

* Dignidad humana: Reside en el hecho de que la persona humana es un ser único, insustituible, dotado de intimidad, de inteligencia, voluntad, libertad, capacidad de amar y de abrirse a los demás, creado por Dios a su imagen y semejanza, redimido por Cristo y llamado a la Bienaventuranza del Cielo.
* Eutanasia: Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a personas disminuidas, enfermas o moribundas pone fin a la vida. Es moralmente inaceptable.
* Aborto: Es la interrupción del embarazo por causas naturales o deliberadamente provocadas. El aborto directo, es decir, buscado como un fin o como un medio, es una práctica infame (cf. GS 27, 3), gravemente contraria a la ley moral. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana.


11. Bibliografía.

* Paulo VI. Encíclica Humanae Vitae, (Sobre la regulación de la natalidad), 1968.
* Concilio Ecuménico Vaticano II. Constitución Pastoral Gaudium Et Spes, (Sobre la Iglesia en el mundo actual). 1965.
* Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy). 1981.
* Pontificio Consejo para la Familia. Carta de los derechos de la familia. 1983.
* Congregación para la Doctrina de la Fe. Instrucción Donum Vitae (Sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación). 1987.
* Lucas Lucas, Ramón. Bioética para todos. 2003. México, Editorial Trillas.
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MensajePublicado: Lun Jun 15, 2009 7:09 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Fe, oración, vida espiritual, santidad, estado de gracia, apertura a la vocación de los hijos.

Objetivo:

* Dones sobrenaturales: Fe, Esperanza y Caridad.
* Los sacramentos, fuente de Gracia. Gracias del sacramento del matrimonio.
* La respuesta en familia: Escuela de oración y vida sacramental.

1. Oración
Jesús, que nuestra familia sea un fiel reflejo de tu Sagrada Familia de Nazaret viviendo la vida espiritual que tuviste con José y María, y enséñanos a orar y vivir en santidad. Amén.

2. Lectura bíblica
“Salió y, como de costumbre, fue al Monte de los Olivos; los discípulos le siguieron. Llegando al lugar les dijo “Pidan que no caigan en tentación”. Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo “Padre, si quieres, aparta de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya.” (San Lucas 22, 39-43).

3. Desarrollo del Tema
La Fe.
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. La fe hace posible el contacto con Dios, y por ella vemos todo como con sus ojos. La fe es apoyarse en Dios, en su poder infinito y en su amor ilimitado revelado en Jesucristo. La madurez en la fe se da a través del cumplimiento de la Voluntad de Dios. Si nuestra fe no es una adhesión llena de amor a la Voluntad de Dios, es debido a que es una fe débil, que se derrumba ante las dificultades, que inevitablemente se presentan en nuestras vidas. Una fe auténtica nos permite sufrir, luchar, caer y levantarnos, sobrellevando con alegría las cruces que impliquen la fidelidad a Cristo. La familia cristiana ha sido llamada, “Iglesia Doméstica”, por ser una comunidad de fe, esperanza y caridad. La familia es la principal transmisora de la fe. En el seno de la familia se enseña a orar, a conocer la Palabra de Dios y a vivir todas las virtudes, especialmente la caridad. Dado que la fe tiene una dimensión comunitaria, la familia cristiana está llamada a ser evangelizadora en la sociedad que la rodea.

La Oración.
La Oración cristiana es una relación entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida al Padre, en unión con el Hijo de Dios hecho hombre. La oración es un diálogo personal con Dios, como entre un padre y un hijo, o dos amigos. Es necesario amar la oración, anhelar los ratos de diálogo con Él. La oración es cristiana porque nos une a Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo. La oración es parte esencial de nuestra formación como cristianos; promueve la fe, cultiva el amor y nutre la esperanza. La oración en el hogar hace de las familias pequeñas Iglesias. Dios llama al ser humano y la oración surge en él como respuesta a Dios. El corazón amoroso y humilde se vuelve una morada de Dios y se encuentra con el Creador. La oración nos obtiene las gracias necesarias para alcanzar la salvación eterna. Los apóstoles, al contemplar a Jesús, desearon aprender cómo orar. Cristo nos enseñó el Padre Nuestro que es el compendio de toda oración. En él se resume todo el Evangelio: pedimos todo lo que podríamos desear con rectitud y en el orden que conviene pedirlo, enseña cómo dirigirnos a nuestro Padre, con toda confianza, dignifica nuestra vida reconociendo la Divinidad y Santidad de nuestro Padre, da la llave para obtener vida eterna, haciendo la Voluntad del Padre, enseña a amar, a perdonar y a orar.

Vida Espiritual.
La vida de oración es el fundamento de toda vida espiritual. La vida espiritual es la unión personal y constante con Dios. Es la identificación de corazón con la Voluntad de Dios, teniendo los mismos sentimientos de Cristo. La vocación del cristiano se realiza a través de la vida espiritual. Los sacramentos promueven la vida espiritual y ayudan a seguir el ejemplo de Jesucristo. Para la vida espiritual es indispensable la Celebración Eucarística, centro de la vida cristiana; y fortaleza para construir la familia en Cristo. La lectura de la Biblia hecha con constancia nos hace crecer en la vida espiritual. La devoción a Nuestra Madre Santísima es un elemento básico para perseverar en la vida espiritual. El Rosario es la devoción por excelencia a la Virgen, especialmente en familia, así como el Ángelus. El progreso en la vida espiritual es un camino de perfección que todos los cristianos estamos llamados a seguir. Es el camino de la santidad.

La Santidad.
Pensamos a veces, que la santidad es privilegio de los elegidos o los llamados a consagrar su vida a Dios. Ser santo es la misión de cada cristiano. A través del Bautismo hemos sido llamados a la santidad que es la presencia de Dios en el corazón del creyente. Todos los fieles cristianos, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. El camino de la santidad de los cristianos comienza en los deberes diarios y en la familia, con pequeños actos de amor, en el matrimonio, el sacerdocio, la vida religiosa, el trabajo, el descanso, la escuela, etc. La Santidad en el cristiano es obra de Jesús que nos enseña a amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Cristo, a través de su Iglesia, nos guía en el camino de la santidad. Si aceptamos la santidad y el camino al que estamos llamados como la voluntad de Dios en nuestras vidas, buscaremos permanecer en estado de Gracia.

Estado de Gracia.
La Gracia es un don de Dios que recibimos en el Bautismo gratuitamente a través de los méritos de Jesucristo, quien con su muerte y resurrección nos devolvió la vida sobrenatural. En Cristo redentor y salvador, la imagen de Dios en el hombre ha sido restaurada y ennoblecida. El estado de gracia es estar en amistad con Dios. Perdemos nuestro estado de gracia cuando pecamos. Dios lo restaura por medio de la oración y el sacramento de la confesión. Todos los hombres somos llamados a un mismo fin que es Dios. El cristiano realiza su vocación dentro de la Iglesia en comunión con todos los bautizados.

Apertura a la Vocación.
Cristo, por amor, elige a algunos hombres y mujeres y les invita a que le acompañen y colaboren estrechamente con Él en su misión redentora. De modo especial usamos la palabra “vocación” cuando nos referimos a las personas llamadas a la vida sacerdotal o consagrada. Si un joven advierte en su conciencia que Dios le llama a ser sacerdote o a la vida religiosa está experimentando el llamado de Cristo a sus primeros discípulos: “Yo los haré pescadores de hombres” (Lc. 5,10). El discernimiento vocacional se realiza en el marco de la oración, de la escucha a la voz del Espíritu Santo en la conciencia, de la vida sacramental, de la entrega al apostolado y de la sincera apertura al querer de Dios sobre la propia vida. Es de gran ayuda la guía de un confesor o director espiritual competente. También es muy importante el respeto y el apoyo familiar hacia este discernimiento.


4. Caso o hecho de vida
La familia Rodríguez aprendió a vivir en la fe desde sus abuelos, misma que supo inculcar y vivir con sus hijos. La vida de oración floreció como algo natural en su hogar, haciendo a Dios un habitante más en su casa, rezaban el rosario en familia, oraban en la mañana y en la noche, participaban en la vida parroquial, extendiendo más allá del núcleo familiar su testimonio de amor, paz interior, de alegría y de felicidad. Todo esto llevó a un testimonio vivo de fe, para que con una gran generosidad, amor y aceptación, florecieran dos vocaciones a la vida religiosa y otra al matrimonio en su familia.


5. Reflexión y diálogo

* ¿Como vivimos la fe en la familia? ¿Oramos juntos en familia? ¿Practicamos los valores espirituales en nuestra familia?
* ¿Estamos conscientes de que Dios quiere que cada uno de nosotros sea santo?
* ¿Nos mantenemos en estado de gracia (asistiendo a misa, confesándonos, comulgando, cumpliendo los mandamientos)?
* Si Dios llamara a uno de mis hijos a la vida religiosa: ¿apoyaría a mi hijo?


6. Textos de apoyo

“El Señor Jesús que pasó por la tierra haciendo el bien y anunciando la Palabra, dedicó por el impulso del Espíritu muchas horas a la oración, hablando al Padre con filial confianza e intimidad incomparable y dando ejemplo a sus discípulos, a los cuales expresamente enseñó a orar. El cristiano, movido por el Espíritu Santo, hará de la oración motivo de su vida diaria y de su trabajo; la oración crea en él una actitud de alabanza, de agradecimiento al Señor, le aumenta la Fe, lo conforta en la esperanza activa, lo conduce a entregarse a los hermanos y a ser fiel en la tarea apostólica, lo capacita para formar comunidad. La familia cristiana, evangelizada y evangelizadora, debe seguir el ejemplo de Cristo orante. Así, su oración manifiesta y sostiene la vida de la Iglesia doméstica en donde se acoge el germen del Evangelio que crece para capacitar a todos los miembros como apóstoles y hacer de la familia un núcleo de evangelización.” (La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, Puebla, 1979. No. 932 y 933. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano).

“La gracia santificante, nos eleva al plano de lo divino, dándonos una participación de la misma naturaleza divina. Ella es el principio y el fundamento de nuestra vida sobrenatural y que nos hace verdaderamente hijos de Dios… Sin embargo, la vida cristiana tiene que crecer y desarrollarse en nosotros a base de actos sobrenaturales. Sin ellos permanecería estática e inmóvil, con una existencia precaria, que se parecería mucho a la muerte.” (Fray Antonio Royo Marín, O.P. Somos Hijos de Dios).


7. Síntesis Conclusiva

* Los valores del espíritu, nos conducen a llevar una vida sobrenatural, una vida en amistad y comunión con Dios. Nos hacen participantes activos de la Iglesia.
* Los valores del espíritu dan fruto en la comunidad cristiana haciéndonos apóstoles del Evangelio y participantes de la misión salvadora de Nuestro Señor Jesucristo.
* Los valores del espíritu nos ayudan a que la familia sea semillero de vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada, y a la santidad en de la vida matrimonial.
* Fomentar y vivir los valores del espíritu, conduce a la santidad a la que somos llamados.


8. Compromiso

* Dar testimonio de vivir la fe con alegría, que facilite la práctica de la vida espiritual.
* Asistir a Misa los domingos y confesarnos frecuentemente para vivir en gracia.
* Acercar a los hijos a la oración en familia y a la participación en nuestra parroquia.
* Encomendarnos a Nuestra Madre Santísima mediante el rezo del Rosario para que Dios Nuestro Señor pueda bendecir nuestro hogar con vocaciones.


9. Oración final
Virgen María, ayúdanos a dar testimonio de fe, oración y santidad, para que nuestra familia y muchas más, conozcan y amen a tu Hijo Jesucristo para que Él reine en el mundo entero.

10. Glosario

* Sacramento: Signo sensible instituido por Cristo para darnos la gracia de modo eficaz.
* Discernimiento: Acto de examinar las situaciones humanas para encontrar el bien.
* Fe: Absoluta confianza en la fidelidad de Dios y amante obediencia a su voluntad.
* Vocación: Es el llamado de todo cristiano a reproducir la imagen de Cristo.


11. Bibliografía

* Juan Pablo II. Carta a las Familias.1994.
* Ligorio, San Alfonso María de. El Gran Medio de la Oración.
* Escrivá de Balaguer, San Josemaría. Es Cristo que pasa. 1988. Ediciones Rialp.
* Colina, Jesús. Mi vida es Cristo. Entrevista al P. Marcial Maciel, L.C. 2003.
* Fernández Carvajal, Francisco. Hablar con Dios. 1987. Madrid, Ediciones Palabra.
* Peñalosa, Joaquín Antonio. Yo Soy Conchita Armida. Meditaciones Eucarísticas en el Evangelio. Editorial La Cruz.

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MensajePublicado: Sab Jun 20, 2009 1:21 am    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Cita:
LOS VALORES DEL DOMINIO DE SÍ
Fortaleza, esperanza, señorío de sí, tolerancia, paciencia,
prudencia, trabajo, laboriosidad, autoridad, orden.


Objetivos:

* Definir estos valores y su aplicación en la familia.
* Resaltar la importancia de estos valores para los miembros de la familia.


1. Oración
Padre Santo ilumina a los padres de familia, primeros evangelizadores de los hijos, para que ayuden a sus hijos a construir un universo moral enraizado en la voluntad de Dios, de manera que crezcan en los valores humanos y cristianos que dan pleno sentido a la vida.

2. Lectura bíblica
“<<Todo me es lícito>> dicen algunos. Sí, pero no todo es conveniente. Y aunque todo me sea lícito, no me dejaré dominar por nada” (I Cor 4,12).

3. Desarrollo del tema
La importancia del dominio de sí, nos puede sonar fuera de lugar, cuando estamos preocupados por el dominio de lo que nos rodea, y en ocasiones, el dominio del otro. Nuestra época es de casi total permisividad, de no negarnos nada. Esto nos hace olvidar lo importante que es para el sano desarrollo de la persona y la comunidad el forjar hombres y mujeres capaces de alcanzar el dominio de sí mismos. El autodominio consiste en “el señorío del hombre sobre su cuerpo y sobre su psique, desde la libertad(Leonardo Polo). El autodominio no es un cultivo egocéntrico, sino el esfuerzo por ser libre para mejor servir. Corremos el riesgo de ser dominados por las cosas, en vez de usarlas para nuestro bien y de cara a las personas debemos servirlas mediante el amor. El dominio de sí es un valor que los padres transmiten a los hijos, sobre todo por el ejemplo cotidiano, aún sin pretenderlo. No se educa por lo que se quisiera hacer o decir, sino por lo que de hecho decimos o hacemos. A continuación presentamos algunas virtudes para alcanzar el dominio de nosotros mismos.

Templanza
Templanza es el hábito que pone por obra el orden interior del hombre, dado que a partir del pecado original hay una tendencia a amarse a sí mismo más que a Dios. Su efecto en el alma es una paz profunda. La templanza se manifiesta en distintas formas: La modestia inclina a la persona humana a comportarse correctamente en lo exterior e interior, por ello afecta al vestido, al modo de tratar a los demás, etc. La humildad modera la tendencia a la autoexaltación, dando el justo conocimiento de uno, principalmente ante Dios. La sobriedad mantiene el orden de la comida y de la bebida como un don de Dios, y aconseja la bendición de la mesa y la acción de gracias después de la comida.

Orden
El orden como virtud significa actuar de acuerdo con unas normas para el logro de algún objetivo, en la organización de las ideas y de las cosas, en la distribución del tiempo y la realización de las actividades. Requiere entrenamiento, esfuerzo y sacrificio. Ordenar nuestras ideas demanda reflexión y vencer la distracción. Ordenar las cosas implica establecer un lugar para cada cosa. Y ordenar el tiempo significa darle tiempo a lo importante y necesario y posponer lo meramente atractivo. El orden debe ser gobernado por la prudencia, para no convertirse en una manía que provoque conflictos con otros. El orden optimiza los recursos. Es una forma de dar gracias a Dios por los dones recibidos.

Laboriosidad
La laboriosidad es la virtud por la que se cumplen lo necesario para el cumplimiento de los deberes. Normalmente asociamos la laboriosidad con el trabajo, que implica obligación, disciplina, productividad y logro de un fin. La laboriosidad tiene que ver con los deberes cotidianos, en el hogar, la familia, la Iglesia y como hijos de Dios. Implica realizar todo con generosidad, afán de servicio y deseando agradar a Dios. Podemos caer en dos vicios contrarios a la laboriosidad: la pereza y el activismo. La pereza no es sólo no hacer nada, sino dejar de hacer algo por ser costoso. Podemos ser falsamente laboriosos cuando el trabajo es un refugio ante otros deberes.

Fortaleza
La fortaleza es la virtud que resiste a las dificultades y acomete empresas grandes. Vivir la fortaleza significa una suma de esfuerzos, que llegan a ser una muestra de amor. Hay que educar a los hijos a ser fuertes para vivir el bien y evitar que orienten su energía al mal. Esta firmeza se manifiesta en el trabajo, en la vida familiar, ante el dolor y la enfermedad, ante los desánimos, apoyados en Dios nuestro Padre que permanece junto a sus hijos. El martirio es la mayor expresión de la fortaleza. El Señor no pide a todos los cristianos que derramen su sangre, pero sí la entrega de la vida, en el cumplimiento del deber, siendo coherentemente cristianos, en ambientes difíciles.

Paciencia
La paciencia es la capacidad de soportar algo sin alterarse. Hace a las personas tolerar, comprender y soportar los contratiempos. Ser pacientes no significa ser débiles, por ejemplo, no se trata de no corregir cuando es necesario, sino de dar tiempo para escuchar, razonar y en su momento, opinar o actuar. En nuestras relaciones con la familia, se requiere dominar el carácter, las pasiones y altibajos de humor. Ser pacientes en familia es fruto del amor y la humildad. La paciencia ayuda a tener buena comunicación, resolver conflictos, logrando afianzar el amor y la armonía familiar. No debemos fingir paciencia, es decir, aparentar escuchar sin alterarse, buscando escapar de la situación lo más rápido posible sin herir. El amor es paciente. Dios nos da ejemplo. Nos invita a superar nuestras debilidades, y nos da las armas necesarias para hacerlo, habiéndonos enviado a su propio Hijo.

Prudencia

“Sean, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10, 16-1Cool. Nuestro Señor nos invita a fijarnos en los animales que miden sus movimientos por instinto, pero nosotros debemos utilizar la razón para vivir la prudencia. Los actos prudentes incluyen el ejercicio de la voluntad para realizar lo decidido. La prudencia es la capacidad de discernir en la toma de nuestras decisiones. La prudencia no consiste sólo en abstenerse de actuar sino proceder cuando el bien así lo requiere. Esta virtud gobierna a todas las demás. La prudencia, como virtud infusa es un don de Dios, pero requiere ser ejercitada para crecer y desarrollarse. Los padres pueden empezar a educar a sus hijos en la prudencia ayudándoles a pensar antes de actuar en las consecuencias de su conducta. Hay que educar a los hijos en la prudencia ante todo con el ejemplo, pero conviene ayudarles a pensar, con preguntas: ¿qué pasará si vas a esa fiesta?, ¿qué pasa si no terminas tu tarea?, ¿es bueno hacer tal o cual cosa?, y ¿por qué?, ¿piensas que esto es lo que Dios quiere? Luego habrá que motivarles a llevar a cabo lo decidido, reconociendo sus buenas acciones. Finalmente, hay que enseñar a los hijos a contar con la ayuda de Dios para actuar prudentemente, sabiendo que la gracia de Dios facilita el actuar correctamente.

4. Caso o hecho de vida

La torre de control de cualquier aeropuerto del mundo manda en los aviones que le piden instrucciones; pues en el curso del viaje muchos datos son imprevisibles. Los pilotos hacen caso de esta información, sea cual sea su experiencia, horas de vuelo, entereza de ánimo y el conocimiento de la ruta. La torre conoce el estado de la pista de aterrizaje, la dirección del viento, etc. Y tiene informes de otros centros meteorológicos, de aviones en vuelo, conoce las dificultades que han tenido otros al aterrizar en aquellas condiciones, etc. Ningún piloto que acude por radio a la torre se siente lesionado en su libertad. El piloto sabe que la torre le suministra una claridad de la que depende su vida y la de sus acompañantes. Tan importante es el pronóstico de la torre que su utilización es obligatoria en todos los vuelos del mundo. Cualquier otra conducta sería irresponsable.

5. Reflexión y diálogo


* ¿La fortaleza en tu vida es para los demás un ejemplo a imitar?
* ¿Si tu cónyuge tiene un defecto o actitudes que te molestan, cómo tratarías este tema con él (ella)?
* ¿Favoreces en tus hijos situaciones para que aprendan a escuchar y a observar? ¿Ayudas a tus hijos a jerarquizar sus actividades de tal manera que atiendan aquellas que más requieren atención? ¿Si tu hijo (a) contesta con groserías, es agresivo en sus actitudes, cómo manejarías esta situación?


6. Textos de apoyo

“Templanza es señorío. No todo lo que experimentamos en el cuerpo y en el alma ha de resolverse a rienda suelta. No todo lo que se puede hacer se debe hacer. Resulta más cómodo dejarse arrastrar por los impulsos que llaman naturales; pero al final de ese camino se encuentra la tristeza, el aislamiento en la propia miseria.” (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Amigos de Dios, 84).

“Hombre moderado es el que es dueño de sí mismo. Aquel en el que las pasiones no consiguen la superioridad sobre la razón, sobre la voluntad y también sobre el «corazón». ¡El hombre que sabe dominarse a sí mismo! Si es así, nos damos cuenta fácilmente del valor fundamental y radical que tiene la virtud de la templanza. Ella es justamente indispensable para que el hombre «sea plenamente hombre». (…) «ser hombre» significa respetar la dignidad propia, y por ello, entre otras cosas, dejarse guiar por la virtud de la templanza.” (Juan Pablo II, 22-XI-1978).

7. Síntesis conclusiva

* Proporcionar a los hijos posibilidades no sólo para que hagan cosas con esfuerzo, sino para que aprendan a resistir en caminos de mejora que suponen un esfuerzo continuado.
* Enseñar qué cosas valen la pena, permiten crecer, apoyan la personalidad y así ser personas capaces de vivir lo que dicen y lo que piensan: ser congruentes.
* Los padres deben recordar la necesidad de la superación personal, ejemplo para los hijos y el propio bien.


8. Compromiso

* Cada uno de los integrantes expresa su compromiso para realizarlo en su familia.


9. Oración final

Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo, que cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo. (Oración a la familia de Juan Pablo II).

10. Glosario


* Infusa (o): De infundir. Comunicado por Dios al alma.


11. Bibliografía

* Cabrera de Armida, Concepción. De las virtudes y de los vicios. Editorial La Cruz.
* Iceta, Manuel. Dejar ser. Educar desde el encuentro personal, Equipos de Nuestra Señora.
* Isaacs, David. La educación de las virtudes humanas. México, Editorial Minos.
* López de Llergo, Ana Teresa. Educación en valores, educación en virtudes. 2001. CECSA.
* López Ortega, José Antonio. La educación de la libertad. 2006. México, LOMA.
* Fernández Carvajal, Pbro. Francisco. Fortaleza en la Vida Ordinaria, Colección "Hablar con Dios". Tomo III, Ediciones Palabra.


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MensajePublicado: Jue Jul 02, 2009 10:08 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Después de haberme alejado por razones "técnicas", me reincorporo a éste foro, y en especial a éste tema que me parece muy importante por el material que nos fué dado durante el Encuentro de las Familias en México.
Ya se está preparando el nuevo Encuentro Mundial de las Familias, pero mientras tanto, seguiremos revisando el material que se aportó en México.

LOS VALORES DE LA CORPOREIDAD HUMANA

Educación de la sexualidad, afectividad, complementariedad
entre hombre y mujer. Paternidad y maternidad.


Objetivos:

Reconocer la dignidad de nuestro cuerpo como templo de Dios.
La sexualidad en el plan de Dios, su educación en la familia.
Paternidad y maternidad: sus papeles en la familia (corporal y espiritual).

1. Oración
Señor, te pedimos por las familias del mundo, que reconozcan su nobilísima e ineludible misión de educar en el amor, para formar hombres y mujeres que respeten la vida.

2. Lectura bíblica.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra (…). Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla» (Gn 1, 26-2Cool.

3. Desarrollo del tema
Sexualidad humana.
Dios nos creó a su imagen, hombre y mujer, y de ahí se deriva la sexualidad humana; dos formas distintas de ser igualmente persona humana. La sexualidad de la persona humana “consiste en el conjunto de características físicas, psicológicas y racionales que la constituyen como varón o mujer”. El ser humano se relaciona con el otro, con el mundo y con Dios, de la manera que le es propia, como hombre o como mujer: en una actitud de admiración, de comprensión, viviendo una reciprocidad complementaria. La unidad del hombre y la mujer ofrece una mayor posibilidad de perfeccionamiento. La misión de los dos es devolver al Creador a esta mujer y a este hombre más perfectos que cuando se recibieron el uno al otro.

Educación de la sexualidad.
Se requiere de una educación de la sexualidad adecuada, gradual, iniciando en la niñez, de manera integral, abarcando todos los aspectos de la personalidad: biológico, emocional, psicológico, racional y moral; basándose, también, en la educación de la libertad y del amor. Siendo la sexualidad un don dado a la persona, tiene el sentido de ser don para otra persona. El ejercicio de la sexualidad no es centrado en el yo, sino en el otro y precisamente sólo para esa persona. Una buena educación de la sexualidad de los hijos parte de que la sexualidad es algo bueno que participa de la dignidad de la persona. La lógica del amor en el marco de la ley natural inscrita en el corazón de cada uno, ofrece una ética que guía su ejercicio y le propone un camino respetuoso conforme a la misma naturaleza humana.

La familia es la primera responsable de la formación afectiva de los hijos. Hay que educarlos en las virtudes humanas relacionadas con el correcto ejercicio de la sexualidad: la prudencia, la templanza, la justicia, la fortaleza, el respeto, la castidad, el pudor.
Los padres han de educar a sus hijos para el amor, enseñándoles a dar y recibir, a preferir el bien del otro antes que el propio, a respetarse a sí mismos y a respetar a las otras personas.

Las consecuencias del desorden en el uso de la sexualidad están a la vista. Nunca habían proliferado tanto como ahora las enfermedades de transmisión sexual, así como los casos de adolescentes embarazadas y de abortos. Cuando no se educa correctamente la sexualidad deriva en formas de violencia, de posesión, de dominio o búsqueda egoísta del placer.

Fines de la sexualidad.
Dios ha hecho participar al hombre y a la mujer de su poder creador de dar la vida, haciéndolos co-creadores con Él. Dar la vida es hacer del hombre y la mujer «una sola carne», un solo ser y dar origen a una nueva vida. Los esposos, a través de su sexualidad, se dan vida el uno al otro, y dan vida a su matrimonio. Así se ayudan a recorrer el camino personal que lleva a cada uno a realizarse en plenitud. Hay una comunión espiritual que se encarna en la relación íntima. Los esposos deben buscar hacer de la relación sexual una manifestación de amor, de ternura, de confianza, de aceptación del otro, de entrega sincera.

El amor es difusivo y por eso, los esposos tienden naturalmente a llamar a la vida a un nuevo ser para hacerle partícipe de su amor y de la posibilidad de ser eternamente felices en el Cielo, seguros de la fuerza de la Providencia de Dios. Estar abiertos a la vida es una concepción muy rica de la existencia, hace referencia al gozo de vivir y de hacer vivir. Los esposos deben transmitir no sólo vida física, sino la del espíritu. El número de hijos debe decidirse por la pareja de modo responsable y de cara a Dios para evitar que el egoísmo, y el materialismo no se apoderen de la pareja. A la cultura de la vida se opone la “cultura de la muerte” que ve en los hijos una amenaza y forma en el hombre y la mujer una mentalidad contraceptiva por medios artificiales como pastillas, dispositivos, operaciones, etc. Como familias al servicio de la vida, hay que tener clara la verdad cristiana sobre la vida que debe ser respetada desde su concepción hasta su extinción natural. El hijo no es “un derecho” sino un don de Dios para no recurrir a métodos artificiales de concepción en laboratorio. Nos debe quedar claro que no se puede recurrir nunca al aborto. La Iglesia, que como madre comprende, y como maestra enseña la verdad acerca de la vida, recomienda la regulación natural con métodos que respetan la dignidad de la persona y el amor conyugal.

4. Caso o hecho de vida
Una canción francesa dice: «Si partes para la guerra, reza una oración; si vas por la mar incierta, reza dos oraciones; pero cuando celebres tu boda, reza lo más que puedas». Entre bromas, la canción dice algo muy profundo: que los que se casan necesitan una especial asistencia divina, y que la deben solicitar mediante la oración. Fundar un hogar supone aceptar la responsabilidad de educar cristianamente unos hijos.

5. Reflexión y diálogo

¿El respeto total mutuo en la entrega física de los novios, constituye uno de los criterios principales para saber si conviene comprometerse de por vida el uno a la otra?
¿Contribuye al bien de la persona humana, del matrimonio, de la familia y de la sociedad, el que se viva la castidad en el matrimonio?
¿Por qué los hijos son don preciosísimo del matrimonio y contribuyen en gran medida al bien de los padres? ¿Cuáles son los motivos humanos y cristianos?
¿Cuál es la conexión de la difusión de los medios anticonceptivos con la disolución de las familias? ¿La continencia periódica ayuda al amor entre los cónyuges?

6. Textos de apoyo
“El cuerpo es una palabra, un lenguaje. ¡Qué maravilla y qué riesgo al mismo tiempo! ¡Muchachos y muchachas, tened un gran respeto de vuestro cuerpo y del cuerpo de los demás! ¡Que vuestro cuerpo esté al servicio de vuestro “yo” profundo! ¡Que vuestros gestos, vuestras miradas, sean siempre el reflejo de vuestra alma!”. (Discurso de Juan Pablo II a los jóvenes en París, 1980).

“Pero el matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación, sino que la propia naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que también el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste, progrese y vaya madurando ordenadamente.” (Discurso de Pablo VI a los Equipos de Nuestra Señora en Roma, 1970).

“Pero entre las condiciones necesarias está también el conocimiento de la corporeidad y de sus ritmos de fertilidad. En tal sentido conviene hacer lo posible para que semejante conocimiento se haga accesible a todos los esposos, y ante todo a las personas jóvenes, mediante una información y una educación clara, oportuna y seria, por parte de parejas, de médicos y de expertos. El conocimiento debe desembocar, además, en la educación al autocontrol; de ahí la absoluta necesidad de la virtud de la castidad y de la educación permanente en ella. Según la visión cristiana, la castidad no significa absolutamente rechazo ni menosprecio de la sexualidad humana: significa más bien energía espiritual que sabe defender el amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad y sabe promoverlo hacia su realización plena.” [Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy), 1981].

7. Síntesis conclusiva.

Aunque los hijos y los padres estamos mucho mejor informados que antes, seguimos sin contar con una verdadera educación en este tema y recibimos otras influencias, sobre todo de los medios de comunicación que suelen ser deformadoras.
La entrega sexual entre los esposos, debe ser encuentro. Ahí es en donde los padres tienen que transmitir su experiencia de amor. Educar en la sexualidad es educar para el amor. El amor de los esposos es la base de toda educación sexual. Todos fuimos llamados por este amor y este amor es la raíz de nuestra existencia. Los hijos deben asimilar con naturalidad que los padres son esposos, que tienen una vida sexual.
Educar en la sexualidad es prepararnos para actitudes del don de sí, de comprensión, de apertura, que permita una entrega sexual más plena, sin egoísmo y con la intención de comprometerse en un proyecto conyugal estable.
Hay que tener en cuenta que los comportamientos sexuales no son asunto privado. Tienen una dimensión social y, para el cristiano, una dimensión eclesial. La regulación natural ayuda a buscar la verdadera finalidad de la sexualidad, a orientarla por encima del egoísmo.
Educar en la sexualidad es tener una actitud crítica frente a la propaganda sesgada de los medios de comunicación, que ridiculiza a la pareja estable y hace un absoluto de todo encuentro sexual fortuito.

8. Compromiso

Cada uno de los integrantes expresa su compromiso para realizarlo en su familia.

9. Oración final
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo. (Juan Pablo II).

10. Glosario

Contracepción: Acción y efecto de impedir la concepción.
Hedonismo: Búsqueda del placer como fin supremo de la vida.
Utópico: Que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.
Difusivo: Que tiene la propiedad de difundir, de extender, de derramar.

11. Bibliografía

Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración acerca de ciertas cuestiones de ética sexual. 1975.
Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy). 1981.
Juan Pablo II. Carta Encíclica Evangelium Vitae, (Sobre el Evangelio de la vida). 1995.
Pablo VI. Carta Encíclica Humanæ Vitae, (Sobre la regulación de la natalidad). 1968.
Pontificio Consejo para la Familia. Sexualidad Humana: Verdad y Significado. Orientaciones educativas en familia. 1995.
Pontificio Consejo para la Familia. Sexualidad humana: verdad y significado. Orientaciones educativas en familia, Alfonso Cardenal López Trujillo. 1995.
Catecismo de la Iglesia Católica
Equipos de Nuestra Señora. Proyecto evangelizar la sexualidad.
López Ortega M., José Antonio. La educación para el amor. México, LOMA

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MensajePublicado: Jue Jul 02, 2009 10:09 pm    Asunto:
Tema: VI Encuentro Mundial de la Familia - México 2009
Responder citando

Paz y bien.

Después de haberme alejado por razones "técnicas", me reincorporo a éste foro, y en especial a éste tema que me parece muy importante por el material que nos fué dado durante el Encuentro de las Familias en México.
Ya se está preparando el nuevo Encuentro Mundial de las Familias, pero mientras tanto, seguiremos revisando el material que se aportó en México.

LOS VALORES DE LA CORPOREIDAD HUMANA

Educación de la sexualidad, afectividad, complementariedad
entre hombre y mujer. Paternidad y maternidad.


Objetivos:

Reconocer la dignidad de nuestro cuerpo como templo de Dios.
La sexualidad en el plan de Dios, su educación en la familia.
Paternidad y maternidad: sus papeles en la familia (corporal y espiritual).

1. Oración
Señor, te pedimos por las familias del mundo, que reconozcan su nobilísima e ineludible misión de educar en el amor, para formar hombres y mujeres que respeten la vida.

2. Lectura bíblica.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra (…). Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla» (Gn 1, 26-2Cool.

3. Desarrollo del tema
Sexualidad humana.
Dios nos creó a su imagen, hombre y mujer, y de ahí se deriva la sexualidad humana; dos formas distintas de ser igualmente persona humana. La sexualidad de la persona humana “consiste en el conjunto de características físicas, psicológicas y racionales que la constituyen como varón o mujer”. El ser humano se relaciona con el otro, con el mundo y con Dios, de la manera que le es propia, como hombre o como mujer: en una actitud de admiración, de comprensión, viviendo una reciprocidad complementaria. La unidad del hombre y la mujer ofrece una mayor posibilidad de perfeccionamiento. La misión de los dos es devolver al Creador a esta mujer y a este hombre más perfectos que cuando se recibieron el uno al otro.

Educación de la sexualidad.
Se requiere de una educación de la sexualidad adecuada, gradual, iniciando en la niñez, de manera integral, abarcando todos los aspectos de la personalidad: biológico, emocional, psicológico, racional y moral; basándose, también, en la educación de la libertad y del amor. Siendo la sexualidad un don dado a la persona, tiene el sentido de ser don para otra persona. El ejercicio de la sexualidad no es centrado en el yo, sino en el otro y precisamente sólo para esa persona. Una buena educación de la sexualidad de los hijos parte de que la sexualidad es algo bueno que participa de la dignidad de la persona. La lógica del amor en el marco de la ley natural inscrita en el corazón de cada uno, ofrece una ética que guía su ejercicio y le propone un camino respetuoso conforme a la misma naturaleza humana.

La familia es la primera responsable de la formación afectiva de los hijos. Hay que educarlos en las virtudes humanas relacionadas con el correcto ejercicio de la sexualidad: la prudencia, la templanza, la justicia, la fortaleza, el respeto, la castidad, el pudor.
Los padres han de educar a sus hijos para el amor, enseñándoles a dar y recibir, a preferir el bien del otro antes que el propio, a respetarse a sí mismos y a respetar a las otras personas.

Las consecuencias del desorden en el uso de la sexualidad están a la vista. Nunca habían proliferado tanto como ahora las enfermedades de transmisión sexual, así como los casos de adolescentes embarazadas y de abortos. Cuando no se educa correctamente la sexualidad deriva en formas de violencia, de posesión, de dominio o búsqueda egoísta del placer.

Fines de la sexualidad.
Dios ha hecho participar al hombre y a la mujer de su poder creador de dar la vida, haciéndolos co-creadores con Él. Dar la vida es hacer del hombre y la mujer «una sola carne», un solo ser y dar origen a una nueva vida. Los esposos, a través de su sexualidad, se dan vida el uno al otro, y dan vida a su matrimonio. Así se ayudan a recorrer el camino personal que lleva a cada uno a realizarse en plenitud. Hay una comunión espiritual que se encarna en la relación íntima. Los esposos deben buscar hacer de la relación sexual una manifestación de amor, de ternura, de confianza, de aceptación del otro, de entrega sincera.

El amor es difusivo y por eso, los esposos tienden naturalmente a llamar a la vida a un nuevo ser para hacerle partícipe de su amor y de la posibilidad de ser eternamente felices en el Cielo, seguros de la fuerza de la Providencia de Dios. Estar abiertos a la vida es una concepción muy rica de la existencia, hace referencia al gozo de vivir y de hacer vivir. Los esposos deben transmitir no sólo vida física, sino la del espíritu. El número de hijos debe decidirse por la pareja de modo responsable y de cara a Dios para evitar que el egoísmo, y el materialismo no se apoderen de la pareja. A la cultura de la vida se opone la “cultura de la muerte” que ve en los hijos una amenaza y forma en el hombre y la mujer una mentalidad contraceptiva por medios artificiales como pastillas, dispositivos, operaciones, etc. Como familias al servicio de la vida, hay que tener clara la verdad cristiana sobre la vida que debe ser respetada desde su concepción hasta su extinción natural. El hijo no es “un derecho” sino un don de Dios para no recurrir a métodos artificiales de concepción en laboratorio. Nos debe quedar claro que no se puede recurrir nunca al aborto. La Iglesia, que como madre comprende, y como maestra enseña la verdad acerca de la vida, recomienda la regulación natural con métodos que respetan la dignidad de la persona y el amor conyugal.

4. Caso o hecho de vida
Una canción francesa dice: «Si partes para la guerra, reza una oración; si vas por la mar incierta, reza dos oraciones; pero cuando celebres tu boda, reza lo más que puedas». Entre bromas, la canción dice algo muy profundo: que los que se casan necesitan una especial asistencia divina, y que la deben solicitar mediante la oración. Fundar un hogar supone aceptar la responsabilidad de educar cristianamente unos hijos.

5. Reflexión y diálogo

¿El respeto total mutuo en la entrega física de los novios, constituye uno de los criterios principales para saber si conviene comprometerse de por vida el uno a la otra?
¿Contribuye al bien de la persona humana, del matrimonio, de la familia y de la sociedad, el que se viva la castidad en el matrimonio?
¿Por qué los hijos son don preciosísimo del matrimonio y contribuyen en gran medida al bien de los padres? ¿Cuáles son los motivos humanos y cristianos?
¿Cuál es la conexión de la difusión de los medios anticonceptivos con la disolución de las familias? ¿La continencia periódica ayuda al amor entre los cónyuges?

6. Textos de apoyo
“El cuerpo es una palabra, un lenguaje. ¡Qué maravilla y qué riesgo al mismo tiempo! ¡Muchachos y muchachas, tened un gran respeto de vuestro cuerpo y del cuerpo de los demás! ¡Que vuestro cuerpo esté al servicio de vuestro “yo” profundo! ¡Que vuestros gestos, vuestras miradas, sean siempre el reflejo de vuestra alma!”. (Discurso de Juan Pablo II a los jóvenes en París, 1980).

“Pero el matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación, sino que la propia naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que también el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste, progrese y vaya madurando ordenadamente.” (Discurso de Pablo VI a los Equipos de Nuestra Señora en Roma, 1970).

“Pero entre las condiciones necesarias está también el conocimiento de la corporeidad y de sus ritmos de fertilidad. En tal sentido conviene hacer lo posible para que semejante conocimiento se haga accesible a todos los esposos, y ante todo a las personas jóvenes, mediante una información y una educación clara, oportuna y seria, por parte de parejas, de médicos y de expertos. El conocimiento debe desembocar, además, en la educación al autocontrol; de ahí la absoluta necesidad de la virtud de la castidad y de la educación permanente en ella. Según la visión cristiana, la castidad no significa absolutamente rechazo ni menosprecio de la sexualidad humana: significa más bien energía espiritual que sabe defender el amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad y sabe promoverlo hacia su realización plena.” [Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy), 1981].

7. Síntesis conclusiva.

Aunque los hijos y los padres estamos mucho mejor informados que antes, seguimos sin contar con una verdadera educación en este tema y recibimos otras influencias, sobre todo de los medios de comunicación que suelen ser deformadoras.
La entrega sexual entre los esposos, debe ser encuentro. Ahí es en donde los padres tienen que transmitir su experiencia de amor. Educar en la sexualidad es educar para el amor. El amor de los esposos es la base de toda educación sexual. Todos fuimos llamados por este amor y este amor es la raíz de nuestra existencia. Los hijos deben asimilar con naturalidad que los padres son esposos, que tienen una vida sexual.
Educar en la sexualidad es prepararnos para actitudes del don de sí, de comprensión, de apertura, que permita una entrega sexual más plena, sin egoísmo y con la intención de comprometerse en un proyecto conyugal estable.
Hay que tener en cuenta que los comportamientos sexuales no son asunto privado. Tienen una dimensión social y, para el cristiano, una dimensión eclesial. La regulación natural ayuda a buscar la verdadera finalidad de la sexualidad, a orientarla por encima del egoísmo.
Educar en la sexualidad es tener una actitud crítica frente a la propaganda sesgada de los medios de comunicación, que ridiculiza a la pareja estable y hace un absoluto de todo encuentro sexual fortuito.

8. Compromiso

Cada uno de los integrantes expresa su compromiso para realizarlo en su familia.

9. Oración final
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se renuevan. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo. (Juan Pablo II).

10. Glosario

Contracepción: Acción y efecto de impedir la concepción.
Hedonismo: Búsqueda del placer como fin supremo de la vida.
Utópico: Que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.
Difusivo: Que tiene la propiedad de difundir, de extender, de derramar.

11. Bibliografía

Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración acerca de ciertas cuestiones de ética sexual. 1975.
Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, (Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo de hoy). 1981.
Juan Pablo II. Carta Encíclica Evangelium Vitae, (Sobre el Evangelio de la vida). 1995.
Pablo VI. Carta Encíclica Humanæ Vitae, (Sobre la regulación de la natalidad). 1968.
Pontificio Consejo para la Familia. Sexualidad Humana: Verdad y Significado. Orientaciones educativas en familia. 1995.
Pontificio Consejo para la Familia. Sexualidad humana: verdad y significado. Orientaciones educativas en familia, Alfonso Cardenal López Trujillo. 1995.
Catecismo de la Iglesia Católica
Equipos de Nuestra Señora. Proyecto evangelizar la sexualidad.
López Ortega M., José Antonio. La educación para el amor. México, LOMA

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