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Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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Gache
Asiduo


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Mensajes: 138

MensajePublicado: Dom Sep 07, 2008 7:15 pm    Asunto: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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LA TEOLOGÍA DE LA LITURGIA
Teología de la Celebración


Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC 26)

Generalidades
El hombre por naturaleza es un ser celebrante y es ésta una de sus manifestaciones que lo aproximan a su plena realización: el hombre no puede dejar de celebrar, si lo hace mutilaría algo de sí, dejaría de ser él mismo. Pero ¿qué tiene que ver la celebración con el hombre? Tiene que ver mucho, pues ella se basa en la dimensión expresiva y festiva del hombre, dimensión innata y esencial en él.

El hombre es un “animal religioso”, está religado al Absoluto (vive una constante relación con Dios), que lo llama a religarse también con “los otros”. Los hombres construyen de esta manera un sistema solidario de creencias (religión) para religarse con “el totalmente Otro”. Esta religación la ejecutan desde la celebración, pues el hombre quiere celebrar siempre el encuentro de gozo con el Absoluto, fin y verdad de su existencia.

Desde la fe podemos reafirmar lo anterior, ya que el hombre celebra el encuentro gozoso con aquel que lo ha salvado y creado. Este acto celebrativo de la fe se da desde la Liturgia, haciéndose acto significativo, ritual y festivo dentro de un lugar y de un tiempo concretos.

El Concilio Vaticano II recordó que las acciones litúrgicas pertenecen a la Iglesia y tienen como sujeto a todo el Pueblo de Dios (cf. SC 26). El Catecismo de la Iglesia Católica utiliza también esta categoría en el título de la segunda parte, y dedica a este concepto un capítulo (cf. CEC 1135-1209).

Entonces, para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y transforme la vida, y para ello tener una comunidad viva, porque participa de la vida, es decir, es solidaria con “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias” de nuestro pueblo. Sólo una comunidad solidaria con la historia, que vive inserta en el proceso del país podrá rezar válidamente sin alienación.

La celebración tiene como núcleo central el Misterio Pascual del Señor. Este Misterio Pascual del Señor debemos descubrirlo y celebrarlo en nuestra historia, pues Él nos salvó en la historia y nos sigue salvando en ella.


Aproximación al Concepto de Celebración
Desde la etimología “celebrar” y “celebración” proceden del latín (celebrare-celebratio), lo mismo que el adjetivo “célebre” (céleber). Desde el punto de vista etimológico significan lo mismo que frecuentare, es decir, el acto de reunirse varias personas en un mismo lugar. Celebrar implica siempre una referencia a un acontecimiento que provoca un recuerdo o un sentimiento común. Célebre es no sólo el lugar frecuentado para la reunión, sino también el momento de la reunión, y naturalmente el hecho que la motiva.

En el lenguaje común latino estas palabras tenían como objeto las fiestas paganas, los juegos del circo y los espectáculos en general, con un evidente matiz popular, comunitario e, incluso, religioso. La palabra celebrar y sus derivadas se cargaron de acepciones honoríficas, para con los dioses y para con los hombres que eran venerados –por ejemplo, los héroes de la guerra o los atletas-, aludiendo también a las manifestaciones externas del honor y la veneración (boato, solemnidad, etc.).

1. Desde la antropología

La Celebración es un acontecimiento social y comunitario.
Es un medio de relación y encuentro.
La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada (el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración).
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

2. Desde La Teología de Liturgia

Los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.


1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.



2. La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial” (SC Cool. Es el “ya, pero todavía no”.



3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebración es causa y manifestación de la Iglesia. De esta manera la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo. En la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos. El verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria




Definición y aspectos de la celebración Sumando los factores antropológicos y teológicos que configuran la celebración, se puede llegar a una definición de este fenómeno social tan complejo.


1. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal y social que posee la celebración. Por lo tanto, la celebración tiene una dimensión ritual: celebrar es actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo llena todo.



2. La celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”. La celebración de esta manera posee una dimensión mistérica. Ella responde a la “liturgia como misterio” (presencia y actuación de Dios en la historia).



3. La celebración “afecta a toda la existencia” orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata a Dios. La celebración, por lo tanto, posee una dimensión existencial. La celebración responde a la “liturgia como vida”. En la celebración se hace símbolo y gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la Verdad, santificada precisamente en la celebración. Por eso podemos decir que la liturgia es “fuente y cima” de la vida cristiana (cf. LG11; SC 10).

En consecuencia podemos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.


EL SILENCIO EN LA LITURGIA

¿Qué significa el silencio en la liturgia?

Hay momentos de silencio. ¿Qué significan esos momentos de silencio?

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia: “Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, también más allá del culto cristiano, se difunden prácticas de meditación que dan importancia al recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica, una educación específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ´el cual salió de casa y se fue a un lugar desierto, y allí oraba´(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio” (n. 13).

¿Por qué hay momentos de silencio en la liturgia?
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Hay un hermoso pasaje de la Biblia en 1 Sam 3, 10 cuando el joven Samuel en el silencio de la noche le dice a Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que caiga y germine esa semilla de la Palabra de Dios en el corazón durante esa ceremonia o celebración litúrgica (misa, bautismo, celebración penitencial, matrimonio, ordenación, etc); si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde.

¿Cuáles son esos momentos de silencio?

Antes de la misa y de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: ¿Qué vamos a hacer?; ¿con quién vamos a encontrarnos?; ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?; ¿cómo debemos vivir esta ceremonia?; ¿qué traemos a esta ceremonia?; ¿qué deseamos en esta eucaristía?; ¿qué pensamos dar a Dios?

Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.


Silencios en la misa y cuál es su significado

Antes del “Yo confieso”
: es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condición de pecadores y pedirle perdón, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasión, muerte y resurrección de Cristo.


Antes de la oración colecta: el sacerdote dice: “Oremos”. Es aquí donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras peticiones y súplicas, traídas a la santa Misa. Antiguamente se usaban también otras fórmulas, dichas por el diácono, para llamar la atención de la asamblea antes de esta oración:

· “Guardad silencio”.
· ”Prestad oídos al Señor”.

En este silencio cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oración colecta, porque colecciona y recoge los votos, intenciones y peticiones de toda la Iglesia orante.


Después de la lectura del Evangelio, si no hay homilía;si hay homilía, después de la misma. ¿Qué significado tiene ese breve silencio? Dejar que la Palabra de Dios, leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma. ¡Ojalá se encuentre siempre el alma abierta! ¡Qué pena sería que ese silencio fuera un torbellino de distracciones! Sería dejar meter los pajarracos que nos comerán esa semilla apenas sembrada en las lecturas y en el Evangelio.


Momento de la elevación de la Hostia consagrada y del Cáliz con la sangre de Cristo en la consagración. Es un silencio de adoración, de gratitud, de admiración ante ese milagro eucarístico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por nosotros.


Después de la comunión, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con Él. Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. ¡Aquí está la fuerza de la comunión!


También se recomienda un brevísimo silencio después de cada petición en la oración de los fieles Aquí es un silencio impetratorio, donde pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, del mundo y de los hombres

Es muy aconsejable, después de la misa quedarse unos minutos más en silencio, para poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido participar en la santa misa.



En los demás sacramentos también hay momentos de silencio fecundo:


En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza de ese diácono que en breve será consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor. ¡En ese momento viene el Espíritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios, que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su persona” , otorgándole el poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvación del mundo.


En la unción de los enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curación espiritual, sin duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios.


En un momento antes de la bendición de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad de los nuevos esposos.


SENTIDO DEL DOMINGO

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carácter sagrado, litúrgico. Devolución que entrañará dos fases: retomar nosotros mismos el carácter sacro propio de ese día; y procurar que los demás también lo comprendan y lo asuman.

He dicho devolución porque quizá la pérdida del sentido sagrado del domingo sea una de las señales más claras de esta situación de desacralización o secularismo que caracteriza al mundo actual.

“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos elementos en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de contenido del mensaje cristiano.

Por eso, ya Juan XXIII en su famosa encíclica “Pacem in terris”, del 15 de mayo de 1961, a los 70 años de la “Rerum Novarum” decía en el número 252: Para defender la dignidad del hombre como creatura dotada de un alma hecha a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del tercer mandamiento del Decálogo: “Acuérdate de santificar las fiestas”. Es un derecho de Dios exigir al hombre que dedique al culto un día de la semana en el cual el espíritu, libre de las ocupaciones materiales, pueda elevarse y abrirse con el pensamiento y con el amor a las cosas celestiales, examinando en el secreto de su conciencia, sus deberes hacia su Creador”.

A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe 1, 1). Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.


Del domingo con el sábado judío, del que nos habla el Antiguo Testamento

El sábado judío contiene algunos elementos que anuncian lo que será nuestro domingo.

El sábado judío era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf Gn 2, 2). Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gn 2, 3). Es también, más tarde, el día para la reunión sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9). Es, además, día para recordar las maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-15). Es un día para imitar a Dios y para santificarse el hombre (cf Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sábado es para todos, no sólo para quien es judío, sino también para quienes están vinculados con él (cf Ex 20, 10).


¿Por qué el cristianismo pasó el día de descanso para el domingo y no para el sábado?
La razón fundamental es que el domingo celebramos la resurrección de Jesús. Y Jesús resucitó el “primer día de la semana”. Y el primer día de la semana, computado al modo judío, es el que sigue al sábado.

La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los apóstoles, ya desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó a celebrar este primer día con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo Testamento (sombra, profecía, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad).


Carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo

A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor, Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas, siguiendo la carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo del 31 de mayo de 1998. He aquí el resumen de esta carta:

Domingo, día del Señor: celebración de la obra del Señor.
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.Así, pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en Cristo y por Cristo tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu. Es, además, el día de la “Pascua semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna. Día que anuncia y simboliza la Parusía: “Cada vez que coméis este Pan y bebéis este Cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor 11, 26). Entonces ahora comprendemos que ese “descanso” o interrupción del trabajo, ese “reposo” es mucho más que una mera necesidad de recuperar las fuerzas desgastadas; es un símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf Hbr 4, 1-11). ;De ahí que si el sábado era para el judío, con justicia, día de alegría, haya de serlo muchísimo más para los cristianos el domingo. Debe ser una alegría verdadera, alegría en el Señor (cf Flp 4, 4). Alegría que tanto el hombre busca...y que sólo podrá encontrar verdaderamente en Jesucristo. El papa Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente sobre el domingo: “ El domingo, día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo, está en el centro de la vida litúrgica, como fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico. No cabe duda de que se han realizado notables esfuerzos en la pastoral, para lograr que se redescubra el valor del domingo. Pero es necesario insistir en este punto, ya que ciertamente es grande la riqueza espiritual y pastoral del domingo, tal como la tradición nos la ha transmitido. El domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la vida cristiana y una condición para vivirla bien” (n.9).

Celebración de la misa en Domingo Se realiza una celebración dominical puesto que el domingo es el "Día del Señor"


LITURGIA DE LAS HORAS
La Instrucción General de la sagrada Congregación para el Culto Divino de 1971, en su número 12 nos dice: “La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana. Además, la misma celebración eucarística se prepara óptimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebración de la eucaristía, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella”.

El papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente: “Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas, que, como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal. No es una acción individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración litúrgica no está en contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y recomendadas por la autoridad eclesial” (14).


¿Qué es la Liturgia de las Horas?

Es el resultado de un proceso por el cual aquella doble exhortación del Señor Jesús a la oración y a la oración comunitaria se va estructurando en una serie de súplicas que, distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el día. Germen de esto lo podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reunía para la oración (cf Hech 2, 42). 46).

Ciertamente no es una oración cualquiera. Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32) y busca tener también una sola voz, uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo” (Instrucción General, n. 2).

Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen. Y por eso, hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que compete sólo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagración.

Todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: “Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e incluso en particular”(n. 100). Y unos números atrás nos decía la misma constitución conciliar: “La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).

Estructura actual de la Liturgia de las Horas

La estructura concreta se realiza mediante una serie de oraciones, que señalan, consagran, santifican diversos momentos del día.

En el fondo de la estructura subyace todavía la clásica manera antigua de computar las horas que, en comparación con la actual, nuestra, va de tres en tres horas. Así primitivamente y, sobre todo, en los monasterios, el Oficio Divino comprendía ocho momentos de oración en el transcurso de cada jornada (8 por 3 = 24 horas).

A propósito de lo cual, resulta positivo incluso para nosotros, hombres del siglo XXI, recordar las palabras de san Juan Crisóstomo, que no han perdido actualidad: “Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.

Y ya mucho antes de san Juan Crisóstomo, las Constituciones Apostólicas del siglo II-III recomendaban a los cristianos: “Debéis orar por la mañana, a la hora tercia, sexta, nona, a la tarde y al canto del gallo”.

La actual estructura de la Liturgia de las Horas comprende estas horas:

Oración de la mañana, al levantarse: Laudes.
Oración hacia las nueve de la mañana: Hora Tercia.
Oración del mediodía: Hora Sexta.
Oración hacia las tres de la tarde: Hora Nona.
Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
Una oración, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura.
Y, finalmente, una oración inmediatamente antes del reposo nocturno: Completas.


Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según aquello del salmo: “Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como “quicios” o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas.





El contenido de las “Horas”

Consta de:
Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la plegaria.

Tres salmos.

Una lectura bíblica: extensa en el “Oficio de Lecturas”, menos extensa en las restantes horas.

Oración de intenciones en Laudes y Vísperas.

Oración conclusiva.


En el “Oficio de Lecturas” hay, además, una segunda lectura más o menos extensa, referida a diversos temas y tomada de los Santos Padres o de los Santos festejados.


Además, en el oficio de “Completas”, antes de acostarse, se añade, al comienzo, un examen de conciencia y un acto penitencial. Como término obvio al final de la jornada, además de dar gracias al Señor por todos sus dones y lo bueno que hemos podido realizar con ellos, no podemos eludir la necesidad de pedir perdón por nuestras faltas. 

Quiero terminar esta pregunta, valorando una vez más la Liturgia de las Horas. Esta Liturgia brota de la esencia misma de la Iglesia que es comunidad orante por excelencia y que busca tributar a Dios aquella “adoración en espíritu y en verdad” de que Jesús habla a la samaritana (cf Jn 4, 23); y que intercede constantemente por la salvación de los hombres todos, en unión con Jesús, que rogó tan insistentemente por ella.

Con la Liturgia de las Horas nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por mismo se convierte en algo así como un “adelanto del cielo”. Con razón dice sobre esto la Instrucción propia: “Con la alabanza ofrecida a Dios en la Liturgia de las Horas, la Iglesia se asocia al canto de alabanza que, en el cielo, se canta sin cesar; y así pregusta aquella alabanza celestial descrita por Juan en el Apocalipsis que resuena siempre ante el trono de Dios y del Cordero” (n. 16). 

Por eso, la Liturgia de las Horas es fuente de grande gozo. Como que en ella, además, la Iglesia asume “los deseos de todos los cristianos e intercede por la salvación de todo el mundo ante Cristo y, por él, ante el Padre” (n. 17). De esta manera, la Liturgia de las Horas no es sólo medio de santificación personal (n. 14), sino también eficaz instrumento de fecundidad apostólica. 

Termino esta pregunta recomendando vivamente a todos los laicos a que acepten la cálida invitación que ha hecho Dios, a través del Concilio Vaticano II, y se vayan poniendo en contacto con este Oficio divino que les abrirá, como la misa, una nueva y copiosa fuente de vida cristiana. Quien aprende a gustar esta Liturgia nunca más la abandonará


PARTICIPACIÓN EN EL FORO:
- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
- Describe brevemente el sentido del domingo
- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA / ARTÍCULOS DE APOYO:

- Libro La Eucaristía: http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=536

- Carta del Papa a los Obispos sobre "Summorum Pontificum"
La Carta de Benedicto XVI a los obispos de todo el mundo sobre el Motu Proprio Summorum. Referente al misal de Juan XXIII: http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=32311

- Ecclesia De Eucharistia http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=19

- Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la rececpción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=407

- Sacrosanctum Concilium (Constitución Dogmática del Vaticano II para la Liturgia) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Redemptionis Sacramentum
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Dies Domini ( Carta apostólica JPLL sobre la santificación del domingo) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15821
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Mauricio Pérez - Asesor
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Registrado: 01 Sep 2008
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 6:48 am    Asunto: Comentario del Asesor del Curso sobre la Segunda Lección
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Estimados Estudiantes del Curso de Liturgia:

Sin duda que estarán saboreando estas profundas lecciones que el P. Antonio está compartiendo con nosotros.

Al respecto de la lección de hoy, quisiera enfatizar por mi parte en un aspecto que me parece fundamental para comprender la liturgia: para celebrar, se necesita más de uno, y mientras más participen de la celebración, mucho mejor.
La celebración es pues, un acto en comunidad.

El hombre no puede permanecer aislado. Su naturaleza lo impulsa a relacionarse con los demás. Pensemos en una comida. El hombre que come solo, lo hace para saciar su hambre,
simplemente para sobrevivir por mucho que coma su platillo favorito. Comer solo, es un acto animal. Sin embargo, al comer con otra persona, la comida toma de inmediato
una dimensión humana. Ya no se come sólo para saciar el hambre. Se come ante todo, para compartir: para compartir mi persona, para compartir mi tiempo,
para compartir la mesa, para compartir la charla y con ella compartir nuestro interior. "Reunirse para compartir" es la esencia de un banquete.

La liturgia eucarística es la celebración de un banquete. Por ello y primero que nada, es un acto en comunidad en el que los fieles nos "reunimos para compartir".
No celebramos la santa misa solos. No somos un grupo de individuos contemplando un mismo espectáculo como hacemos en el cine. En la sagrada liturgia, somos una
comunidad de fieles que nos "reunimos para compartir" y así celebrar el memorial del Señor.

Cuando comulgamos en la Santa Misa, no comulgamos únicamente con Cristo, comulgamos también con toda la iglesia, porque toda la iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo
y no podemos comulgar solamente con la Cabeza, sino con Cristo entero. Esta comunión con la iglesia es conocida litúrgicamente en griego como "Koinonia". Es muy interesante
notar en el Ordinario de la Misa que el Rito de la Comunión comienza justamente con la Oración del Señor, en el que pedimos juntos al "Padre Nuestro" para acto seguido
desearnos la paz unos a otros y finalmente comulgar. Así, el Rito de la Comunión expresa nuestra comunión con la Iglesia y nuestra comunión con Cristo. Y para que
esto sea posible, en la Plegaria Eucarística el sacerdote invoca al Espíritu Santo en una epiclesis no sólo una vez, sino dos: la primera para que convierta el pan y el
vino consagrados en el Cuerpo y en la Sangre del Señor. Y la segunda, la Epiclesis de Comunión, que tiene lugar tras la consagración, para que el Espíritu Santo nos una:

"Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo" (Plegaria Eucarística II)

"...para que llenos del Espíritu Santo formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu" (Plegaria Eucarística III)

Así, la liturgia siempre tiene esta dimensión comunitaria. Conformamos todos juntos el Cuerpo Místico de Cristo, y así, todos juntos celebramos con Cristo nuestra cabeza.

La Liturgia de las Horas no es la excepción. Aun cuando alguien tuviera que rezar el Oficio Divino solo, no lo hace como un individuo aislado, sino como parte de
la iglesia entera que junta, desde todos los confines del mundo, reza la Oración de la Mañana (Laudes), la Oración de la Tarde (Vísperas) y la Oración de la Noche (Completas).
Así, la iglesia entera reza "a toda hora" alabando al Señor, celebrando el amanecer, el descanso y el sueño en el Señor.

¿Tienes preguntas? Envíamelas a través de mi consultorio en Catholic.net: http://www.es.catholic.net/consultas/consulta.php?id=161&com=1

Paz y bien.
_________________
Mauricio I. Pérez
Militia Immaculatae
-------------------------------------------
Asesor del Curso de Liturgia

Sitio: www.mauricioperez.4t.com/spanish.html
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Edwin1sdb
Asiduo


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Mensajes: 212
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 9:09 am    Asunto: Respuesta Segunda Sesión del curso de Liturgia
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Hola!!!!!!!! Surprised

Me alegra nuevamente estar compartiendo la gran riqueza de nuestra Iglesia y agradezco a la comunidad de catholic.net por prestar estos medios para conocer mas sobre nuestra FE.

Ahi les van mis comentarios de esta segunda sesión......



1) ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?

Como comenté en la sesión anterior, que para mi, liturgia es sinónimo de celebracion, ahora podemos añadir también que la celebración es "una fiesta". Cuando nosotros preparamos una fiesta, sea de cumpleaños, aniversario, etc. lo hacemos con el fin de "celebrar un acontecimiento", nos reunimos con nuestros amigos para bailar, oir musica, comer pastel, etc. ninguno de nosotros creo que haría una fiesta para Uno Mismo, para celebrarla SOLITO. Algo similar pasa con la Celebración, es por eso que la celebración desde el punto de vista antropóligo es un acto COMUNITARIO, en el que nos congregamos o reunimos con la misma finalidad o ideal, que es encontrarnos con "ese Alguien".
Ahora, observando la celebración desde el punto de vista teológico, podemos concatenar el sentido antropológico con el de la teología. El texto nos recalca en un punto que la celebración tiene una "dimesión actualizadora de salvación", por ejemplo, en la Misa celebramos la pascua del Señor (pasión, muerte y resurrección), que es el la Nueva Alianza, para los nuestros hermanos separados o de otras denominaciones cristianas, esta Nueva Alianza, que es la CeNa del SeÑor (La Eucaristía, lo que hizo Jesús en la última Cena), para estos hermanos, cuando realizan lo que le llaman la "santa cena", para ellos es únicamente un Recuerdo de la Última Cena, a diferencia de nostros, que es realmente el CUERPO y la SANGRE del Señor, Jesús claramente dijo "hagan esto en MEMORIA mía", y un MEMORIAL es simplemte HACER ACTUAL UN ACONTECIMIENTO PASADO, es por lo mismo que el texto dice que la celebración tiene una "dimesion actualizadora de salvación". El segundo punto que nos dice el texto es que la celebracion tiene dimensión escatológica, esto quiere decir, que al mismo tiempo que es un acto sagrado terrenal, tiene tambien una unión divina; esto me recuerda a aquella canción que se llama "angeles", y dice asi una parte: "No se si la Iglesia bajó o el Cielo subió, solo sé que esta lleno de angeles de Dios...". Cuando decimos que tiene una dimensión escatológica, decimos que va más alla del límite humano, tiene un sentido divino o Celestial, en la celebración de la Santa Misa, desde el momento en que inicia, toda la corte Celestial baja a la tierra para participar del sacrificio de Jesús. Y por último, la celebración (desde el punto de vista teológico) tiene una dimension comunitaria, que como ya dijimos, es aquella que se manifiesta con los miembros de la Iglesia de Cristo, en Unidad con ÉL(que es el pueblo de Dios).



2) ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

Porque sólo en silencio es donde encontramos a Dios, siempre he dicho que la mejor canción es la de el Silencio. El silencio nos hace reflexionar, el silencio bien hecho nos hace concentrarnos en Dios, el silencio es contenplación, en resumen, el silencio es Paz.
Dentro de la liturgia existen varias clases de silencio, por ejemplo, en la Misa, cuando el sacerdote hace un breve silencio antes de recitar el "yo confieso", aunque algo que me molesta, es que hay algunos sacerdotes que no hacen este silencio, o si lo hacen, lo hacen DEMASIADO pero DEMASIADO breves, y es entonces cuando se pierde el significado del mismo. Por es es de Mucha Importancia la PUNTUALIDAD, llegar por lo menos 15 o 20 minutos antes de la Misa (como mínimo) para reflexionar antes de participar en la Eucaristía, hacer silencio para pre-disponernos y estar en paz y serenos antes de la Misa, mientras que cuando llegamos de prisa o "corriendo", llegamos agitados, y no nos ambientamos espiritualmente en la Misa.
Leía en un libro del padre Larrañaga, que la oracion en el silencio no es un diálogo de Dios con el hombre o del hombre con Dios, sino que es un INTERCAMCIO DE PRESENCIAS....



3) Describe brevemente el sentido del domingo:

El domingo para los cristianos es "el Día del Señor", es decir, "el Día dedicado para el Señor". En la antigüedad se le llamaba el "priemer día de la semana", esto lo podemos comprobar en la bilbia, cuando dice que Jesús resucitó el "Primer día de la semana", que ahora llamamos domingo, también le decían "día del sol, que en inglés, domingo se dice: SUNDAY, que quiere decir Día del Sol = Domigo.
Para nosotros los cristianos la Resurreción es el acontecimiento mas grande, ya que desde ese momente Cristo venció a la muerte, por eso el día mas importante para los crisitanos es el Domingo. En el libro de los hechos de los apóstoles relata que para los primeros cristianos cuando se reunían en su celebración principal, era el primer día de la semana, osea, domingo.
En la actualidad el día domingo es sinónimo de salir a pasear, o ir de fiestas, cuando realmente para los verdaderos cristianos este dia debería de ser realmente dedicado al Señor (día del Señor). Hoy en día para algunas familias cristianas, el día domingo es día de ir a Misa, y después salir de paseo, esto no quiere que sea malo, sino que por el contario, a esto debería añadirséle el sentido del día del Señor, es decir, glorificar al Señor, con nuestros actos, con nuestra familia, sin olvidarnos de Dios.



4) ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?

Es el culto o acto litúrigco específicamente de Oración Comunitaria en el transcurso del día, La liturgia de las Horas esta compuesta principalmente de Lecturas Biblicas y sobre todo de Salmos, que son alabanzas. Se llama Liturgia de las Horas porque se lleva a cabo varios momentos del día, que al final suman varias horas.
Este acto litúrgico puede celebrarse sin presencia del sacerdote, ya que es un oficio particular o comunitario.
Como buenos cristianos deberíamos de ejercer esta práctica, ya que es una oración durante todo el día, esto no quiere decir que dejemos nuestras labores cotidianas, sino que por el contrario, esto forme parte de ellas, y que al mismo tiempo nos ayuda a reflexionar mas sobre nuestros actos en el transurso de nuestra jornada.
En total son siete etapas de oracion en el dia, el numero siete en la biblia significa "plenitud" o "infinidad", es por eso que son siete ocasiones que significa una oracion constante o infinita en nuestra vida. En la sagrada Escritura dice que David oraba mas de siete veces al día.
Estos siete momentos de la liturgia de las Horas se forman de las siguientes Oraciones:

1. LAUDES (al levantarse)
2. HORA TERCIA (9 de la mañana)
3. HORA SEXTA (12 del medio día)
4. HORA NONA (3 de la tarde)
5. VÍSPERAS (pueden ser de las 6-8 pm al terminar las labores)
6. OFICIO DE LECTURA (puede ser en cualquier momento del dia)
7. COMPLETAS (al acostarse)

Los dos momentos mas importates llamados "quicios" son el LAUDES y las VÍSPERAS.
Como podemos observar, la Litugia de las Horas es muy rica en contenido, llena de alabanzas, si se hace con mucha devoción no toma mucho tiempo, ya que si el Señor nos regala muchos minutos, muchas horas, muchos días, ¿cuánto tiempo le damos a ÉL?




Para los que hayan leido, ojala nos sirva a todos un poquito para reflexionar, sobre cuanto nos hace falta para seguir aprendiendo y conociendo a nuestra Iglesia. Si tuve algún error o me faltó algo digamelo porfa, asi todos aprendemos.......
GrAcIas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
DiOs LoS BeNdIgA!!!!!!!!


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" La santidad consiste en estar siempre alegres "
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Juan Mario Remes Ripoll
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 3:07 pm    Asunto: Segunda Lección:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Partiendo de la base etimologica que celebración, es el acto de reunirse varias personas en un mismo lugar

¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?

Desde el punto de vista antropólogico. la celebración es un acto social y comunitario, un medio de relación y de encuentro.

Desde el aspecto teológico, es una reunión con Dios, es una acción de Dios con nosotros con su pueblo, haciendo memoria de la vida, pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo. inspirados por Espirítu Santo.

¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

Primero para prepararnos y entrar en comunión con el Espritu Santo, luego para escuchar con atención la Palabra de Dios, posteriormente para meditar y degustar la enseñanza de la palabra, y con ello llegar a la comprensión total del acto liturgico. El silencio debe ser del corazón, de la mente, de los sentidos y ambiental.

El silencio hay que hacerlo antes, dentro (varias veces) y después de la celebración liturgica.

Describe brevemente el sentido del domingo

El domingo es el nucleo y el fundamento del año, liturgio, es la celebración de la resurrección de nuestro señor, por lo mismo es el día dedicado a Él. Debemos de celebrarlo e inculcar a los demás el deseo de también hacerlo.

¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?

Es hacer oración permanente. Como dice San Juan Crisostomo; “Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.

Además, juntos, en la oración, aunque fisicamene dispersos, en determinados momentos del día hacemos iglesia, comunidad. Hacemos oración juntos.
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Licha
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 3:44 pm    Asunto: Re: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Respuestas del Tema 2:
1.- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
R= DESDE EL ASPECTO ANTROPOLÓGICO:
Ante todo es un acontecimiento social y comunitario. Es hacer fiesta, es un acto libre, gratuito, desinteresado, es compartir una misma experiencia.Es un medio de relación y encuentro.
ASPECTO TEOLOGICO: Tiene una dimensión escatológica, con una dimensión comunitaria y eclesial, es una acción de Cristo y su Pueblo, pero jerarquicamente ordenada, es decir Cristo como su cabeza y los miembros como su cuerpo., es pocas palabras se hace presenta, la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo.
2.- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
Debemos hacer silencio para escuchar a Dios, su Palabra.
que todos nuestros sentidos nos preparen a escucharlos, debemos tener un ambiente lleno de Dios, y dejar todo lo que nos rodea fuera de este silencio.

Por eso es necesario que antes de oir la misa, antes de participar en las Celebraciones liturgicas hagamos silencio para poder estar en condiciones de escuchar en cada una de las celebraciones a Dios, su Palabra, para poder después actuar como El quiere.


3.- Describe bremente el sentido del domingo?
Es la primera fiesta cristina, es el día del Señor y por lo mismo es importante participar e inculcar este día porque es nuestro como motor que nos va a ayudar e impulsar a vivir en la semana lo que hemos escuchado el domingo.
El domingo es celebrar la pascua del Señor, es un día de fiesta y de conviviencia familiar comunitaria.


4.- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgía de las horas?.
Es que durante el día alabemos, demos gracias, es una fuente de piedad y que vincula, une a la comunidad ya que tiene las mismas oraciones, palabras y nos une en un solo corazón. Es participar del sacerdocio de Cristo en la Iglesia y con la Iglesia.

Respecto a los audios están muy bien explicados, me han aclarados muchos aspectos, y ahora ya entiendo más las partes de las misas y su significado. Felicito de verdad a todos. Very Happy

Respuesta de tarea del Tema 2.
Alicia Canales





Gache escribió:
LA TEOLOGÍA DE LA LITURGIA
Teología de la Celebración


Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC 26)

Generalidades
El hombre por naturaleza es un ser celebrante y es ésta una de sus manifestaciones que lo aproximan a su plena realización: el hombre no puede dejar de celebrar, si lo hace mutilaría algo de sí, dejaría de ser él mismo. Pero ¿qué tiene que ver la celebración con el hombre? Tiene que ver mucho, pues ella se basa en la dimensión expresiva y festiva del hombre, dimensión innata y esencial en él.

El hombre es un “animal religioso”, está religado al Absoluto (vive una constante relación con Dios), que lo llama a religarse también con “los otros”. Los hombres construyen de esta manera un sistema solidario de creencias (religión) para religarse con “el totalmente Otro”. Esta religación la ejecutan desde la celebración, pues el hombre quiere celebrar siempre el encuentro de gozo con el Absoluto, fin y verdad de su existencia.

Desde la fe podemos reafirmar lo anterior, ya que el hombre celebra el encuentro gozoso con aquel que lo ha salvado y creado. Este acto celebrativo de la fe se da desde la Liturgia, haciéndose acto significativo, ritual y festivo dentro de un lugar y de un tiempo concretos.

El Concilio Vaticano II recordó que las acciones litúrgicas pertenecen a la Iglesia y tienen como sujeto a todo el Pueblo de Dios (cf. SC 26). El Catecismo de la Iglesia Católica utiliza también esta categoría en el título de la segunda parte, y dedica a este concepto un capítulo (cf. CEC 1135-1209).

Entonces, para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y transforme la vida, y para ello tener una comunidad viva, porque participa de la vida, es decir, es solidaria con “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias” de nuestro pueblo. Sólo una comunidad solidaria con la historia, que vive inserta en el proceso del país podrá rezar válidamente sin alienación.

La celebración tiene como núcleo central el Misterio Pascual del Señor. Este Misterio Pascual del Señor debemos descubrirlo y celebrarlo en nuestra historia, pues Él nos salvó en la historia y nos sigue salvando en ella.


Aproximación al Concepto de Celebración
Desde la etimología “celebrar” y “celebración” proceden del latín (celebrare-celebratio), lo mismo que el adjetivo “célebre” (céleber). Desde el punto de vista etimológico significan lo mismo que frecuentare, es decir, el acto de reunirse varias personas en un mismo lugar. Celebrar implica siempre una referencia a un acontecimiento que provoca un recuerdo o un sentimiento común. Célebre es no sólo el lugar frecuentado para la reunión, sino también el momento de la reunión, y naturalmente el hecho que la motiva.

En el lenguaje común latino estas palabras tenían como objeto las fiestas paganas, los juegos del circo y los espectáculos en general, con un evidente matiz popular, comunitario e, incluso, religioso. La palabra celebrar y sus derivadas se cargaron de acepciones honoríficas, para con los dioses y para con los hombres que eran venerados –por ejemplo, los héroes de la guerra o los atletas-, aludiendo también a las manifestaciones externas del honor y la veneración (boato, solemnidad, etc.).

1. Desde la antropología

La Celebración es un acontecimiento social y comunitario.
Es un medio de relación y encuentro.
La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada (el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración).
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

2. Desde La Teología de Liturgia

Los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.


1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.



2. La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial” (SC Cool. Es el “ya, pero todavía no”.



3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebración es causa y manifestación de la Iglesia. De esta manera la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo. En la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos. El verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria




Definición y aspectos de la celebración Sumando los factores antropológicos y teológicos que configuran la celebración, se puede llegar a una definición de este fenómeno social tan complejo.


1. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal y social que posee la celebración. Por lo tanto, la celebración tiene una dimensión ritual: celebrar es actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo llena todo.



2. La celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”. La celebración de esta manera posee una dimensión mistérica. Ella responde a la “liturgia como misterio” (presencia y actuación de Dios en la historia).



3. La celebración “afecta a toda la existencia” orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata a Dios. La celebración, por lo tanto, posee una dimensión existencial. La celebración responde a la “liturgia como vida”. En la celebración se hace símbolo y gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la Verdad, santificada precisamente en la celebración. Por eso podemos decir que la liturgia es “fuente y cima” de la vida cristiana (cf. LG11; SC 10).

En consecuencia podemos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.


EL SILENCIO EN LA LITURGIA

¿Qué significa el silencio en la liturgia?

Hay momentos de silencio. ¿Qué significan esos momentos de silencio?

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia: “Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, también más allá del culto cristiano, se difunden prácticas de meditación que dan importancia al recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica, una educación específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ´el cual salió de casa y se fue a un lugar desierto, y allí oraba´(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio” (n. 13).

¿Por qué hay momentos de silencio en la liturgia?
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Hay un hermoso pasaje de la Biblia en 1 Sam 3, 10 cuando el joven Samuel en el silencio de la noche le dice a Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que caiga y germine esa semilla de la Palabra de Dios en el corazón durante esa ceremonia o celebración litúrgica (misa, bautismo, celebración penitencial, matrimonio, ordenación, etc); si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde.

¿Cuáles son esos momentos de silencio?

Antes de la misa y de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: ¿Qué vamos a hacer?; ¿con quién vamos a encontrarnos?; ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?; ¿cómo debemos vivir esta ceremonia?; ¿qué traemos a esta ceremonia?; ¿qué deseamos en esta eucaristía?; ¿qué pensamos dar a Dios?

Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.


Silencios en la misa y cuál es su significado

Antes del “Yo confieso”
: es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condición de pecadores y pedirle perdón, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasión, muerte y resurrección de Cristo.


Antes de la oración colecta: el sacerdote dice: “Oremos”. Es aquí donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras peticiones y súplicas, traídas a la santa Misa. Antiguamente se usaban también otras fórmulas, dichas por el diácono, para llamar la atención de la asamblea antes de esta oración:

· “Guardad silencio”.
· ”Prestad oídos al Señor”.

En este silencio cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oración colecta, porque colecciona y recoge los votos, intenciones y peticiones de toda la Iglesia orante.


Después de la lectura del Evangelio, si no hay homilía;si hay homilía, después de la misma. ¿Qué significado tiene ese breve silencio? Dejar que la Palabra de Dios, leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma. ¡Ojalá se encuentre siempre el alma abierta! ¡Qué pena sería que ese silencio fuera un torbellino de distracciones! Sería dejar meter los pajarracos que nos comerán esa semilla apenas sembrada en las lecturas y en el Evangelio.


Momento de la elevación de la Hostia consagrada y del Cáliz con la sangre de Cristo en la consagración. Es un silencio de adoración, de gratitud, de admiración ante ese milagro eucarístico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por nosotros.


Después de la comunión, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con Él. Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. ¡Aquí está la fuerza de la comunión!


También se recomienda un brevísimo silencio después de cada petición en la oración de los fieles Aquí es un silencio impetratorio, donde pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, del mundo y de los hombres

Es muy aconsejable, después de la misa quedarse unos minutos más en silencio, para poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido participar en la santa misa.



En los demás sacramentos también hay momentos de silencio fecundo:


En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza de ese diácono que en breve será consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor. ¡En ese momento viene el Espíritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios, que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su persona” , otorgándole el poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvación del mundo.


En la unción de los enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curación espiritual, sin duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios.


En un momento antes de la bendición de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad de los nuevos esposos.


SENTIDO DEL DOMINGO

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carácter sagrado, litúrgico. Devolución que entrañará dos fases: retomar nosotros mismos el carácter sacro propio de ese día; y procurar que los demás también lo comprendan y lo asuman.

He dicho devolución porque quizá la pérdida del sentido sagrado del domingo sea una de las señales más claras de esta situación de desacralización o secularismo que caracteriza al mundo actual.

“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos elementos en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de contenido del mensaje cristiano.

Por eso, ya Juan XXIII en su famosa encíclica “Pacem in terris”, del 15 de mayo de 1961, a los 70 años de la “Rerum Novarum” decía en el número 252: Para defender la dignidad del hombre como creatura dotada de un alma hecha a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del tercer mandamiento del Decálogo: “Acuérdate de santificar las fiestas”. Es un derecho de Dios exigir al hombre que dedique al culto un día de la semana en el cual el espíritu, libre de las ocupaciones materiales, pueda elevarse y abrirse con el pensamiento y con el amor a las cosas celestiales, examinando en el secreto de su conciencia, sus deberes hacia su Creador”.

A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe 1, 1). Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.


Del domingo con el sábado judío, del que nos habla el Antiguo Testamento

El sábado judío contiene algunos elementos que anuncian lo que será nuestro domingo.

El sábado judío era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf Gn 2, 2). Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gn 2, 3). Es también, más tarde, el día para la reunión sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9). Es, además, día para recordar las maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-15). Es un día para imitar a Dios y para santificarse el hombre (cf Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sábado es para todos, no sólo para quien es judío, sino también para quienes están vinculados con él (cf Ex 20, 10).


¿Por qué el cristianismo pasó el día de descanso para el domingo y no para el sábado?
La razón fundamental es que el domingo celebramos la resurrección de Jesús. Y Jesús resucitó el “primer día de la semana”. Y el primer día de la semana, computado al modo judío, es el que sigue al sábado.

La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los apóstoles, ya desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó a celebrar este primer día con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo Testamento (sombra, profecía, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad).


Carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo

A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor, Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas, siguiendo la carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo del 31 de mayo de 1998. He aquí el resumen de esta carta:

Domingo, día del Señor: celebración de la obra del Señor.
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.Así, pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en Cristo y por Cristo tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu. Es, además, el día de la “Pascua semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna. Día que anuncia y simboliza la Parusía: “Cada vez que coméis este Pan y bebéis este Cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor 11, 26). Entonces ahora comprendemos que ese “descanso” o interrupción del trabajo, ese “reposo” es mucho más que una mera necesidad de recuperar las fuerzas desgastadas; es un símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf Hbr 4, 1-11). ;De ahí que si el sábado era para el judío, con justicia, día de alegría, haya de serlo muchísimo más para los cristianos el domingo. Debe ser una alegría verdadera, alegría en el Señor (cf Flp 4, 4). Alegría que tanto el hombre busca...y que sólo podrá encontrar verdaderamente en Jesucristo. El papa Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente sobre el domingo: “ El domingo, día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo, está en el centro de la vida litúrgica, como fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico. No cabe duda de que se han realizado notables esfuerzos en la pastoral, para lograr que se redescubra el valor del domingo. Pero es necesario insistir en este punto, ya que ciertamente es grande la riqueza espiritual y pastoral del domingo, tal como la tradición nos la ha transmitido. El domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la vida cristiana y una condición para vivirla bien” (n.9).

Celebración de la misa en Domingo Se realiza una celebración dominical puesto que el domingo es el "Día del Señor"


LITURGIA DE LAS HORAS
La Instrucción General de la sagrada Congregación para el Culto Divino de 1971, en su número 12 nos dice: “La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana. Además, la misma celebración eucarística se prepara óptimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebración de la eucaristía, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella”.

El papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente: “Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas, que, como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal. No es una acción individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración litúrgica no está en contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y recomendadas por la autoridad eclesial” (14).


¿Qué es la Liturgia de las Horas?

Es el resultado de un proceso por el cual aquella doble exhortación del Señor Jesús a la oración y a la oración comunitaria se va estructurando en una serie de súplicas que, distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el día. Germen de esto lo podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reunía para la oración (cf Hech 2, 42). 46).

Ciertamente no es una oración cualquiera. Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32) y busca tener también una sola voz, uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo” (Instrucción General, n. 2).

Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen. Y por eso, hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que compete sólo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagración.

Todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: “Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e incluso en particular”(n. 100). Y unos números atrás nos decía la misma constitución conciliar: “La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).

Estructura actual de la Liturgia de las Horas

La estructura concreta se realiza mediante una serie de oraciones, que señalan, consagran, santifican diversos momentos del día.

En el fondo de la estructura subyace todavía la clásica manera antigua de computar las horas que, en comparación con la actual, nuestra, va de tres en tres horas. Así primitivamente y, sobre todo, en los monasterios, el Oficio Divino comprendía ocho momentos de oración en el transcurso de cada jornada (8 por 3 = 24 horas).

A propósito de lo cual, resulta positivo incluso para nosotros, hombres del siglo XXI, recordar las palabras de san Juan Crisóstomo, que no han perdido actualidad: “Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.

Y ya mucho antes de san Juan Crisóstomo, las Constituciones Apostólicas del siglo II-III recomendaban a los cristianos: “Debéis orar por la mañana, a la hora tercia, sexta, nona, a la tarde y al canto del gallo”.

La actual estructura de la Liturgia de las Horas comprende estas horas:

Oración de la mañana, al levantarse: Laudes.
Oración hacia las nueve de la mañana: Hora Tercia.
Oración del mediodía: Hora Sexta.
Oración hacia las tres de la tarde: Hora Nona.
Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
Una oración, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura.
Y, finalmente, una oración inmediatamente antes del reposo nocturno: Completas.


Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según aquello del salmo: “Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como “quicios” o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas.





El contenido de las “Horas”

Consta de:
Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la plegaria.

Tres salmos.

Una lectura bíblica: extensa en el “Oficio de Lecturas”, menos extensa en las restantes horas.

Oración de intenciones en Laudes y Vísperas.

Oración conclusiva.


En el “Oficio de Lecturas” hay, además, una segunda lectura más o menos extensa, referida a diversos temas y tomada de los Santos Padres o de los Santos festejados.


Además, en el oficio de “Completas”, antes de acostarse, se añade, al comienzo, un examen de conciencia y un acto penitencial. Como término obvio al final de la jornada, además de dar gracias al Señor por todos sus dones y lo bueno que hemos podido realizar con ellos, no podemos eludir la necesidad de pedir perdón por nuestras faltas. 

Quiero terminar esta pregunta, valorando una vez más la Liturgia de las Horas. Esta Liturgia brota de la esencia misma de la Iglesia que es comunidad orante por excelencia y que busca tributar a Dios aquella “adoración en espíritu y en verdad” de que Jesús habla a la samaritana (cf Jn 4, 23); y que intercede constantemente por la salvación de los hombres todos, en unión con Jesús, que rogó tan insistentemente por ella.

Con la Liturgia de las Horas nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por mismo se convierte en algo así como un “adelanto del cielo”. Con razón dice sobre esto la Instrucción propia: “Con la alabanza ofrecida a Dios en la Liturgia de las Horas, la Iglesia se asocia al canto de alabanza que, en el cielo, se canta sin cesar; y así pregusta aquella alabanza celestial descrita por Juan en el Apocalipsis que resuena siempre ante el trono de Dios y del Cordero” (n. 16). 

Por eso, la Liturgia de las Horas es fuente de grande gozo. Como que en ella, además, la Iglesia asume “los deseos de todos los cristianos e intercede por la salvación de todo el mundo ante Cristo y, por él, ante el Padre” (n. 17). De esta manera, la Liturgia de las Horas no es sólo medio de santificación personal (n. 14), sino también eficaz instrumento de fecundidad apostólica. 

Termino esta pregunta recomendando vivamente a todos los laicos a que acepten la cálida invitación que ha hecho Dios, a través del Concilio Vaticano II, y se vayan poniendo en contacto con este Oficio divino que les abrirá, como la misa, una nueva y copiosa fuente de vida cristiana. Quien aprende a gustar esta Liturgia nunca más la abandonará


PARTICIPACIÓN EN EL FORO:
- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
- Describe brevemente el sentido del domingo
- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA / ARTÍCULOS DE APOYO:

- Libro La Eucaristía: http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=536

- Carta del Papa a los Obispos sobre "Summorum Pontificum"
La Carta de Benedicto XVI a los obispos de todo el mundo sobre el Motu Proprio Summorum. Referente al misal de Juan XXIII: http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=32311

- Ecclesia De Eucharistia http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=19

- Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la rececpción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=407

- Sacrosanctum Concilium (Constitución Dogmática del Vaticano II para la Liturgia) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Redemptionis Sacramentum
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Dies Domini ( Carta apostólica JPLL sobre la santificación del domingo) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15821
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 3:45 pm    Asunto: Re: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Respuestas del Tema 2:
1.- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
R= DESDE EL ASPECTO ANTROPOLÓGICO:
Ante todo es un acontecimiento social y comunitario. Es hacer fiesta, es un acto libre, gratuito, desinteresado, es compartir una misma experiencia.Es un medio de relación y encuentro.
ASPECTO TEOLOGICO: Tiene una dimensión escatológica, con una dimensión comunitaria y eclesial, es una acción de Cristo y su Pueblo, pero jerarquicamente ordenada, es decir Cristo como su cabeza y los miembros como su cuerpo., es pocas palabras se hace presenta, la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo.
2.- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
Debemos hacer silencio para escuchar a Dios, su Palabra.
que todos nuestros sentidos nos preparen a escucharlos, debemos tener un ambiente lleno de Dios, y dejar todo lo que nos rodea fuera de este silencio.

Por eso es necesario que antes de oir la misa, antes de participar en las Celebraciones liturgicas hagamos silencio para poder estar en condiciones de escuchar en cada una de las celebraciones a Dios, su Palabra, para poder después actuar como El quiere.


3.- Describe bremente el sentido del domingo?
Es la primera fiesta cristina, es el día del Señor y por lo mismo es importante participar e inculcar este día porque es nuestro como motor que nos va a ayudar e impulsar a vivir en la semana lo que hemos escuchado el domingo.
El domingo es celebrar la pascua del Señor, es un día de fiesta y de conviviencia familiar comunitaria.


4.- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgía de las horas?.
Es que durante el día alabemos, demos gracias, es una fuente de piedad y que vincula, une a la comunidad ya que tiene las mismas oraciones, palabras y nos une en un solo corazón. Es participar del sacerdocio de Cristo en la Iglesia y con la Iglesia.

Respecto a los audios están muy bien explicados, me han aclarados muchos aspectos, y ahora ya entiendo más las partes de las misas y su significado. Felicito de verdad a todos. Very Happy

Respuesta de tarea del Tema 2.
Alicia Canales





Gache escribió:
LA TEOLOGÍA DE LA LITURGIA
Teología de la Celebración


Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC 26)

Generalidades
El hombre por naturaleza es un ser celebrante y es ésta una de sus manifestaciones que lo aproximan a su plena realización: el hombre no puede dejar de celebrar, si lo hace mutilaría algo de sí, dejaría de ser él mismo. Pero ¿qué tiene que ver la celebración con el hombre? Tiene que ver mucho, pues ella se basa en la dimensión expresiva y festiva del hombre, dimensión innata y esencial en él.

El hombre es un “animal religioso”, está religado al Absoluto (vive una constante relación con Dios), que lo llama a religarse también con “los otros”. Los hombres construyen de esta manera un sistema solidario de creencias (religión) para religarse con “el totalmente Otro”. Esta religación la ejecutan desde la celebración, pues el hombre quiere celebrar siempre el encuentro de gozo con el Absoluto, fin y verdad de su existencia.

Desde la fe podemos reafirmar lo anterior, ya que el hombre celebra el encuentro gozoso con aquel que lo ha salvado y creado. Este acto celebrativo de la fe se da desde la Liturgia, haciéndose acto significativo, ritual y festivo dentro de un lugar y de un tiempo concretos.

El Concilio Vaticano II recordó que las acciones litúrgicas pertenecen a la Iglesia y tienen como sujeto a todo el Pueblo de Dios (cf. SC 26). El Catecismo de la Iglesia Católica utiliza también esta categoría en el título de la segunda parte, y dedica a este concepto un capítulo (cf. CEC 1135-1209).

Entonces, para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y transforme la vida, y para ello tener una comunidad viva, porque participa de la vida, es decir, es solidaria con “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias” de nuestro pueblo. Sólo una comunidad solidaria con la historia, que vive inserta en el proceso del país podrá rezar válidamente sin alienación.

La celebración tiene como núcleo central el Misterio Pascual del Señor. Este Misterio Pascual del Señor debemos descubrirlo y celebrarlo en nuestra historia, pues Él nos salvó en la historia y nos sigue salvando en ella.


Aproximación al Concepto de Celebración
Desde la etimología “celebrar” y “celebración” proceden del latín (celebrare-celebratio), lo mismo que el adjetivo “célebre” (céleber). Desde el punto de vista etimológico significan lo mismo que frecuentare, es decir, el acto de reunirse varias personas en un mismo lugar. Celebrar implica siempre una referencia a un acontecimiento que provoca un recuerdo o un sentimiento común. Célebre es no sólo el lugar frecuentado para la reunión, sino también el momento de la reunión, y naturalmente el hecho que la motiva.

En el lenguaje común latino estas palabras tenían como objeto las fiestas paganas, los juegos del circo y los espectáculos en general, con un evidente matiz popular, comunitario e, incluso, religioso. La palabra celebrar y sus derivadas se cargaron de acepciones honoríficas, para con los dioses y para con los hombres que eran venerados –por ejemplo, los héroes de la guerra o los atletas-, aludiendo también a las manifestaciones externas del honor y la veneración (boato, solemnidad, etc.).

1. Desde la antropología

La Celebración es un acontecimiento social y comunitario.
Es un medio de relación y encuentro.
La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada (el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración).
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

2. Desde La Teología de Liturgia

Los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.


1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.



2. La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial” (SC Cool. Es el “ya, pero todavía no”.



3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebración es causa y manifestación de la Iglesia. De esta manera la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo. En la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos. El verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria




Definición y aspectos de la celebración Sumando los factores antropológicos y teológicos que configuran la celebración, se puede llegar a una definición de este fenómeno social tan complejo.


1. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal y social que posee la celebración. Por lo tanto, la celebración tiene una dimensión ritual: celebrar es actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo llena todo.



2. La celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”. La celebración de esta manera posee una dimensión mistérica. Ella responde a la “liturgia como misterio” (presencia y actuación de Dios en la historia).



3. La celebración “afecta a toda la existencia” orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata a Dios. La celebración, por lo tanto, posee una dimensión existencial. La celebración responde a la “liturgia como vida”. En la celebración se hace símbolo y gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la Verdad, santificada precisamente en la celebración. Por eso podemos decir que la liturgia es “fuente y cima” de la vida cristiana (cf. LG11; SC 10).

En consecuencia podemos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.


EL SILENCIO EN LA LITURGIA

¿Qué significa el silencio en la liturgia?

Hay momentos de silencio. ¿Qué significan esos momentos de silencio?

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia: “Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, también más allá del culto cristiano, se difunden prácticas de meditación que dan importancia al recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica, una educación específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ´el cual salió de casa y se fue a un lugar desierto, y allí oraba´(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio” (n. 13).

¿Por qué hay momentos de silencio en la liturgia?
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Hay un hermoso pasaje de la Biblia en 1 Sam 3, 10 cuando el joven Samuel en el silencio de la noche le dice a Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que caiga y germine esa semilla de la Palabra de Dios en el corazón durante esa ceremonia o celebración litúrgica (misa, bautismo, celebración penitencial, matrimonio, ordenación, etc); si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde.

¿Cuáles son esos momentos de silencio?

Antes de la misa y de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: ¿Qué vamos a hacer?; ¿con quién vamos a encontrarnos?; ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?; ¿cómo debemos vivir esta ceremonia?; ¿qué traemos a esta ceremonia?; ¿qué deseamos en esta eucaristía?; ¿qué pensamos dar a Dios?

Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.


Silencios en la misa y cuál es su significado

Antes del “Yo confieso”
: es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condición de pecadores y pedirle perdón, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasión, muerte y resurrección de Cristo.


Antes de la oración colecta: el sacerdote dice: “Oremos”. Es aquí donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras peticiones y súplicas, traídas a la santa Misa. Antiguamente se usaban también otras fórmulas, dichas por el diácono, para llamar la atención de la asamblea antes de esta oración:

· “Guardad silencio”.
· ”Prestad oídos al Señor”.

En este silencio cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oración colecta, porque colecciona y recoge los votos, intenciones y peticiones de toda la Iglesia orante.


Después de la lectura del Evangelio, si no hay homilía;si hay homilía, después de la misma. ¿Qué significado tiene ese breve silencio? Dejar que la Palabra de Dios, leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma. ¡Ojalá se encuentre siempre el alma abierta! ¡Qué pena sería que ese silencio fuera un torbellino de distracciones! Sería dejar meter los pajarracos que nos comerán esa semilla apenas sembrada en las lecturas y en el Evangelio.


Momento de la elevación de la Hostia consagrada y del Cáliz con la sangre de Cristo en la consagración. Es un silencio de adoración, de gratitud, de admiración ante ese milagro eucarístico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por nosotros.


Después de la comunión, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con Él. Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. ¡Aquí está la fuerza de la comunión!


También se recomienda un brevísimo silencio después de cada petición en la oración de los fieles Aquí es un silencio impetratorio, donde pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, del mundo y de los hombres

Es muy aconsejable, después de la misa quedarse unos minutos más en silencio, para poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido participar en la santa misa.



En los demás sacramentos también hay momentos de silencio fecundo:


En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza de ese diácono que en breve será consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor. ¡En ese momento viene el Espíritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios, que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su persona” , otorgándole el poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvación del mundo.


En la unción de los enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curación espiritual, sin duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios.


En un momento antes de la bendición de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad de los nuevos esposos.


SENTIDO DEL DOMINGO

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carácter sagrado, litúrgico. Devolución que entrañará dos fases: retomar nosotros mismos el carácter sacro propio de ese día; y procurar que los demás también lo comprendan y lo asuman.

He dicho devolución porque quizá la pérdida del sentido sagrado del domingo sea una de las señales más claras de esta situación de desacralización o secularismo que caracteriza al mundo actual.

“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos elementos en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de contenido del mensaje cristiano.

Por eso, ya Juan XXIII en su famosa encíclica “Pacem in terris”, del 15 de mayo de 1961, a los 70 años de la “Rerum Novarum” decía en el número 252: Para defender la dignidad del hombre como creatura dotada de un alma hecha a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del tercer mandamiento del Decálogo: “Acuérdate de santificar las fiestas”. Es un derecho de Dios exigir al hombre que dedique al culto un día de la semana en el cual el espíritu, libre de las ocupaciones materiales, pueda elevarse y abrirse con el pensamiento y con el amor a las cosas celestiales, examinando en el secreto de su conciencia, sus deberes hacia su Creador”.

A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe 1, 1). Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.


Del domingo con el sábado judío, del que nos habla el Antiguo Testamento

El sábado judío contiene algunos elementos que anuncian lo que será nuestro domingo.

El sábado judío era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf Gn 2, 2). Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gn 2, 3). Es también, más tarde, el día para la reunión sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9). Es, además, día para recordar las maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-15). Es un día para imitar a Dios y para santificarse el hombre (cf Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sábado es para todos, no sólo para quien es judío, sino también para quienes están vinculados con él (cf Ex 20, 10).


¿Por qué el cristianismo pasó el día de descanso para el domingo y no para el sábado?
La razón fundamental es que el domingo celebramos la resurrección de Jesús. Y Jesús resucitó el “primer día de la semana”. Y el primer día de la semana, computado al modo judío, es el que sigue al sábado.

La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los apóstoles, ya desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó a celebrar este primer día con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo Testamento (sombra, profecía, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad).


Carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo

A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor, Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas, siguiendo la carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo del 31 de mayo de 1998. He aquí el resumen de esta carta:

Domingo, día del Señor: celebración de la obra del Señor.
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.Así, pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en Cristo y por Cristo tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu. Es, además, el día de la “Pascua semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna. Día que anuncia y simboliza la Parusía: “Cada vez que coméis este Pan y bebéis este Cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor 11, 26). Entonces ahora comprendemos que ese “descanso” o interrupción del trabajo, ese “reposo” es mucho más que una mera necesidad de recuperar las fuerzas desgastadas; es un símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf Hbr 4, 1-11). ;De ahí que si el sábado era para el judío, con justicia, día de alegría, haya de serlo muchísimo más para los cristianos el domingo. Debe ser una alegría verdadera, alegría en el Señor (cf Flp 4, 4). Alegría que tanto el hombre busca...y que sólo podrá encontrar verdaderamente en Jesucristo. El papa Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente sobre el domingo: “ El domingo, día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo, está en el centro de la vida litúrgica, como fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico. No cabe duda de que se han realizado notables esfuerzos en la pastoral, para lograr que se redescubra el valor del domingo. Pero es necesario insistir en este punto, ya que ciertamente es grande la riqueza espiritual y pastoral del domingo, tal como la tradición nos la ha transmitido. El domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la vida cristiana y una condición para vivirla bien” (n.9).

Celebración de la misa en Domingo Se realiza una celebración dominical puesto que el domingo es el "Día del Señor"


LITURGIA DE LAS HORAS
La Instrucción General de la sagrada Congregación para el Culto Divino de 1971, en su número 12 nos dice: “La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana. Además, la misma celebración eucarística se prepara óptimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebración de la eucaristía, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella”.

El papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente: “Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas, que, como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal. No es una acción individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración litúrgica no está en contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y recomendadas por la autoridad eclesial” (14).


¿Qué es la Liturgia de las Horas?

Es el resultado de un proceso por el cual aquella doble exhortación del Señor Jesús a la oración y a la oración comunitaria se va estructurando en una serie de súplicas que, distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el día. Germen de esto lo podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reunía para la oración (cf Hech 2, 42). 46).

Ciertamente no es una oración cualquiera. Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32) y busca tener también una sola voz, uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo” (Instrucción General, n. 2).

Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen. Y por eso, hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que compete sólo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagración.

Todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: “Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e incluso en particular”(n. 100). Y unos números atrás nos decía la misma constitución conciliar: “La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).

Estructura actual de la Liturgia de las Horas

La estructura concreta se realiza mediante una serie de oraciones, que señalan, consagran, santifican diversos momentos del día.

En el fondo de la estructura subyace todavía la clásica manera antigua de computar las horas que, en comparación con la actual, nuestra, va de tres en tres horas. Así primitivamente y, sobre todo, en los monasterios, el Oficio Divino comprendía ocho momentos de oración en el transcurso de cada jornada (8 por 3 = 24 horas).

A propósito de lo cual, resulta positivo incluso para nosotros, hombres del siglo XXI, recordar las palabras de san Juan Crisóstomo, que no han perdido actualidad: “Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.

Y ya mucho antes de san Juan Crisóstomo, las Constituciones Apostólicas del siglo II-III recomendaban a los cristianos: “Debéis orar por la mañana, a la hora tercia, sexta, nona, a la tarde y al canto del gallo”.

La actual estructura de la Liturgia de las Horas comprende estas horas:

Oración de la mañana, al levantarse: Laudes.
Oración hacia las nueve de la mañana: Hora Tercia.
Oración del mediodía: Hora Sexta.
Oración hacia las tres de la tarde: Hora Nona.
Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
Una oración, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura.
Y, finalmente, una oración inmediatamente antes del reposo nocturno: Completas.


Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según aquello del salmo: “Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como “quicios” o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas.





El contenido de las “Horas”

Consta de:
Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la plegaria.

Tres salmos.

Una lectura bíblica: extensa en el “Oficio de Lecturas”, menos extensa en las restantes horas.

Oración de intenciones en Laudes y Vísperas.

Oración conclusiva.


En el “Oficio de Lecturas” hay, además, una segunda lectura más o menos extensa, referida a diversos temas y tomada de los Santos Padres o de los Santos festejados.


Además, en el oficio de “Completas”, antes de acostarse, se añade, al comienzo, un examen de conciencia y un acto penitencial. Como término obvio al final de la jornada, además de dar gracias al Señor por todos sus dones y lo bueno que hemos podido realizar con ellos, no podemos eludir la necesidad de pedir perdón por nuestras faltas. 

Quiero terminar esta pregunta, valorando una vez más la Liturgia de las Horas. Esta Liturgia brota de la esencia misma de la Iglesia que es comunidad orante por excelencia y que busca tributar a Dios aquella “adoración en espíritu y en verdad” de que Jesús habla a la samaritana (cf Jn 4, 23); y que intercede constantemente por la salvación de los hombres todos, en unión con Jesús, que rogó tan insistentemente por ella.

Con la Liturgia de las Horas nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por mismo se convierte en algo así como un “adelanto del cielo”. Con razón dice sobre esto la Instrucción propia: “Con la alabanza ofrecida a Dios en la Liturgia de las Horas, la Iglesia se asocia al canto de alabanza que, en el cielo, se canta sin cesar; y así pregusta aquella alabanza celestial descrita por Juan en el Apocalipsis que resuena siempre ante el trono de Dios y del Cordero” (n. 16). 

Por eso, la Liturgia de las Horas es fuente de grande gozo. Como que en ella, además, la Iglesia asume “los deseos de todos los cristianos e intercede por la salvación de todo el mundo ante Cristo y, por él, ante el Padre” (n. 17). De esta manera, la Liturgia de las Horas no es sólo medio de santificación personal (n. 14), sino también eficaz instrumento de fecundidad apostólica. 

Termino esta pregunta recomendando vivamente a todos los laicos a que acepten la cálida invitación que ha hecho Dios, a través del Concilio Vaticano II, y se vayan poniendo en contacto con este Oficio divino que les abrirá, como la misa, una nueva y copiosa fuente de vida cristiana. Quien aprende a gustar esta Liturgia nunca más la abandonará


PARTICIPACIÓN EN EL FORO:
- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
- Describe brevemente el sentido del domingo
- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA / ARTÍCULOS DE APOYO:

- Libro La Eucaristía: http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=536

- Carta del Papa a los Obispos sobre "Summorum Pontificum"
La Carta de Benedicto XVI a los obispos de todo el mundo sobre el Motu Proprio Summorum. Referente al misal de Juan XXIII: http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=32311

- Ecclesia De Eucharistia http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=19

- Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la rececpción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=407

- Sacrosanctum Concilium (Constitución Dogmática del Vaticano II para la Liturgia) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Redemptionis Sacramentum
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Dies Domini ( Carta apostólica JPLL sobre la santificación del domingo) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15821
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 4:14 pm    Asunto: Conclusiones 2a. Sesión
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Antes que todo quiero aclarar que interpreté mal la forma de participar, en la primera sesión más que conclusiones busqué dar respuesta a las preguntas. Ahora corrijo el error y trataré de hacerlo en la forma propuesta.

La celebración desde los aspectos teológico y antropológico
Desde el aspecto teológico el hombre es un ser celebrante por naturaleza, llevándolo a su plena realización. Por estar ligado a Dios, celebra a Dios a través de la liturgia, para un encuentro de gozo porque es su fin y verdad de su existencia, es el que lo ha creado y salvado. Este acto celebrativo lo hace significativo, ritual y festivo, en lugar y tiempos concretos. La Iglesia, como pueblo de Dios, es una fiesta de los hombres que pertenecen a ella.
Dentro del aspecto antropolótico es un acontecimiento social y comunitario, es una fiesta conjunta, pero sin disociarla del sentido teológico.
Ambos aspectos tienen íntima relación. El hombre celebra a su Dios y lo hace en comunidad, porque pertenece al cuerpo místico de Cristo.

El silencio en la liturgia
El silencio, momento en que nos despojamos de todos los ruidos y voces del mundo, es indispensable en los actos liturgicos porque permiten dejar que Dios nos hable. Estamos muy acostumbrados a hablarle sin parar (para pedirle, para darle gracias, para alabarlo), pero poco tiempo le dejamos a Él para decirnos algo. Creemos que sólo con la escritura o con la predicación podemos recibir su mensaje, pero es indispensable despojarnos de esa práctica para dejar que la voz de Dios se haga presente en nuestra mente, cuerpo y espíritu silenciándonos, quedándonos callados para asimilar todo lo que nos dice en otras formas. Los diferentes momentos de silencio en la liturgia deben llevarnos a contemplar a Dios, a esperar su voz como Samuel.

Sentido del Domingo
El día de Señor, es el de la fiesta cristiana. Es el día que el Señor resucitó, por eso lo celebramos. Es también el día del descanso del trabajo semanal y qué mejor que disfrutarlo al lado del que nos da todo, fuerza para trabajar, inteligencia, salud, bienes, pruebas. Es el día del Señor y para el Señor, es cuando nos reuniomos como Iglesia al lado del que nos creó, salvó y santificó. Es además, la figura de lo que viviremos cuando llegue el momento de encontrarnos con él en la Jerusalem celestial.

Liturgia de las horas. Objetivo
Esta liturgia que nos ofrece el Señor a través de la Iglesia tiene como finalidad santificar todos los momentos de la jornada diaria. Es una convocatoria para unirnos, además del domingo, y quizá en espíritu y no materialmente, como Iglesia para adorar al que nos permite el día. Al rezar el Oficio Divino alabamos, escuchamos su palabra, meditamos y pedimos, además de hacer un ofrecimiento constante de todos nuestros actos y de examinar la propia conciencia.
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Dios colme a usted de bendiciones y lo llene de su Santo Amor. (San Rafael Guízar y Valencia)
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Claudia Michelle Peña
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 4:15 pm    Asunto: respuesta segunda sesión del curso
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Hola amigos y hermanos en Cristo Jesús, pido a Dios para que les bendiga y a mamita María de Guadalupe que interceda por ustedes. Very Happy

Agradezco la oportunidad de encontrarnos nuevamente en este espacio.
La temática se pone mejor cada vez, ya que nos ayuda, de sobremanera a mí, sobre aspectos esenciales de la liturgia. Rolling Eyes

Wink Mis comentarios son los siguientes:

TEOLOGÍA DE LA LITURGIA

Los seres humanos tendemos a vivir en sociedad (comunidad), por naturaleza, lo que nos lleva a compartir los momentos de la vida; alegrías, triunfos y tristezas. De igual manera nos reunimos a dar gracias por la vida y cuanto en ella acontece.

Es en este sentido que la celebración litúrgica no es más que la forma natural de celebrar como familia en Cristo las gracias y los favores recibidos de Aquél que nos ha creado. Reunidos en tono a la mesa del banquete.

Normalmente en nuestras familias cuando celebremos algo realizamos alguna comida “especial”en respuesta a la alegría y el gozo que algo nos da; entonces de igual manera en torno a la mesa del altar de Dios, nos reunimos como Iglesia- Cuerpo Místico de Cristo, a celebrar y agradecer todo.

Pero ,ante todo, para que realmente sea una celebración, es necesario que los invitados al Banquete del Seños, este de cuerpo y de mente, de alma y espíritu en el, siendo de está manera participes de cuanto acontece dentro de la celebración; los ritos, las oraciones, los cantos, las plegarias, los signos y símbolos que nos llevan a entran en comun-unión con los hermanos.

Esto nos lleva a preguntarnos:

- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?

Desde lo antropológico la celebración es un acontecimiento social y comunitario.

Es un medio de relación y encuentro.

La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.

Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.

Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

Desde el aspecto teológico celebrar:
1. Tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.

2. La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial” (SC Cool. Es el “ya, pero todavía no”.

3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebración es causa y manifestación de la Iglesia. De esta manera la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

1. Aunando ambos aspectos puede decirse que celebrar es una acción total del hombre. Es actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo llena todo.
2. La celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”. La celebración de esta manera posee una dimensión mistérica. Ella responde a la “liturgia como misterio” (presencia y actuación de Dios en la historia).
3. La celebración “afecta a toda la existencia” orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata a Dios. La celebración, por lo tanto, posee una dimensión existencial. La celebración responde a la “liturgia como vida”. ”. En la celebración se hace símbolo y gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la Verdad, santificada precisamente en la celebración. Por eso podemos decir que la liturgia es “fuente y cima” de la vida cristiana (cf. LG11; SC 10). En consecuencia podemos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.

- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Para mí es de lo más difícil de comprender; pero a la vez, lo más maravilloso. Siempre creí que se necesitaba de “ruido” externo, dígase música, cantos; pero al leer esto descubro algo que ya intuía, pero no comprendía, y quizá aún no entienda del todo, pero ya tengo la pista inicial para descubrir la riqueza oculta en el silencio, y no es solo el silencio externo, más bien el silencio interno que nos permite acércanos a Dios más profundamente. Wink
¿Pero para que nos sirve el silencio Question
Respuesta interesante la que nos da san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

De ahí que en la liturgia se presentan momentos de silencio, que en ocasiones en que no la vivimos, nos parecen aburridos o innecesarios; Confused pero que escuchando con el corazón, son momentos en que el manantial de gracias de Dios Padre se derrama.

Lo importante del silencio, es que debe llevarnos y es momento de preparación para recibir con mayor provecho los dones de Dios.

¿Cuáles son esos silencios litúrgicos?
Antes de la misa y de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: ¿Qué vamos a hacer?; ¿con quién vamos a encontrarnos?; ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?; ¿cómo debemos vivir esta ceremonia?; ¿qué traemos a esta ceremonia?; ¿qué deseamos en esta eucaristía?; ¿qué pensamos dar a Dios?

Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.

Silencios en la misa y cuál es su significado

Antes del “Yo confieso”: es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condición de pecadores y pedirle perdón, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Antes de la oración colecta: el sacerdote dice: “Oremos”. Es aquí donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras peticiones y súplicas, traídas a la santa Misa. Antiguamente se usaban también otras fórmulas, dichas por el diácono, para llamar la atención de la asamblea antes de esta oración: “Guardad silencio”. ”Prestad oídos al Señor”. En este silencio cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oración colecta, porque colecciona y recoge los votos, intenciones y peticiones de toda la Iglesia orante.

Después de la lectura del Evangelio, si no hay homilía; si hay homilía, después de la misma. ¿Qué significado tiene ese breve silencio? Dejar que la Palabra de Dios, leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma. ¡Ojalá se encuentre siempre el alma abierta! ¡Qué pena sería que ese silencio fuera un torbellino de distracciones! Sería dejar meter los pajarracos que nos comerán esa semilla apenas sembrada en las lecturas y en el Evangelio.

Momento de la elevación de la Hostia consagrada y del Cáliz con la sangre de Cristo en la consagración. Es un silencio de adoración, de gratitud, de admiración ante ese milagro eucarístico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por nosotros.

Después de la comunión, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con Él. Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. ¡Aquí está la fuerza de la comunión!

También se recomienda un brevísimo silencio después de cada petición en la oración de los fieles. Aquí es un silencio impetratorio, donde pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, del mundo y de los hombres.

Es muy aconsejable, después de la misa quedarse unos minutos más en silencio, para poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido participar en la santa misa. En los demás sacramentos también hay momentos de silencio fecundo:

En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza de ese diácono que en breve será consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor. ¡En ese momento viene el Espíritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios, que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su persona” , otorgándole el poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvación del mundo.

En la unción de los enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curación espiritual, sin duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios.

En un momento antes de la bendición de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad de los nuevos esposos.

- Describe brevemente el sentido del domingo

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos elementos en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de contenido del mensaje cristiano.

A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo.

Nuestro domingo, tiene su prefigura en el sábado judío, el cual era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf Gn 2, 2). Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gn 2, 3). Es también, más tarde, el día para la reunión sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9). Es, además, día para recordar las maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-15). Es un día para imitar a Dios y para santificarse el hombre (cf Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sábado es para todos, no sólo para quien es judío, sino también para quienes están vinculados con él (cf Ex 20, 10).

La razón fundamental por que nosotros celebramos el domingo y no el sábado es que este día fue la resurrección de Jesús. Y Jesús resucitó el “primer día de la semana”. Y el primer día de la semana, computado al modo judío, es el que sigue al sábado.

La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los apóstoles, ya desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó a celebrar este primer día con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo Testamento (sombra, profecía, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad).

El domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la vida cristiana y una condición para vivirla bien” (n.9).

En el domingo se sintetiza toda la vida cristiana, desde el nacimiento hasta la muerte y resurrección de Cristo y nuestra incorporación a la gran familia de Dios.

- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?

- Como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal.

- “La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana

- Es una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma.

- Es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen.

- Con la Liturgia de las Horas nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por mismo se convierte en algo así como un “adelanto del cielo”.

- La Liturgia de las Horas es fuente de grande gozo. Como que en ella, además, la Iglesia asume “los deseos de todos los cristianos e intercede por la salvación de todo el mundo ante Cristo y, por él, ante el Padre”

- La Liturgia de las Horas no es sólo medio de santificación personal (n. 14), sino también eficaz instrumento de fecundidad apostólica.

bendiciones para todos Wink
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 4:21 pm    Asunto: Re: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

Respuestas del Tema 2:
1.- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
R= DESDE EL ASPECTO ANTROPOLÓGICO:
Ante todo es un acontecimiento social y comunitario. Es hacer fiesta, es un acto libre, gratuito, desinteresado, es compartir una misma experiencia.Es un medio de relación y encuentro.
ASPECTO TEOLOGICO: Tiene una dimensión escatológica, con una dimensión comunitaria y eclesial, es una acción de Cristo y su Pueblo, pero jerarquicamente ordenada, es decir Cristo como su cabeza y los miembros como su cuerpo., es pocas palabras se hace presenta, la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo.
2.- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
Debemos hacer silencio para escuchar a Dios, su Palabra.
que todos nuestros sentidos nos preparen a escucharlos, debemos tener un ambiente lleno de Dios, y dejar todo lo que nos rodea fuera de este silencio.

Por eso es necesario que antes de oir la misa, antes de participar en las Celebraciones liturgicas hagamos silencio para poder estar en condiciones de escuchar en cada una de las celebraciones a Dios, su Palabra, para poder después actuar como El quiere.


3.- Describe bremente el sentido del domingo?
Es la primera fiesta cristina, es el día del Señor y por lo mismo es importante participar e inculcar este día porque es nuestro como motor que nos va a ayudar e impulsar a vivir en la semana lo que hemos escuchado el domingo.
El domingo es celebrar la pascua del Señor, es un día de fiesta y de conviviencia familiar comunitaria.


4.- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgía de las horas?.
Es que durante el día alabemos, demos gracias, es una fuente de piedad y que vincula, une a la comunidad ya que tiene las mismas oraciones, palabras y nos une en un solo corazón. Es participar del sacerdocio de Cristo en la Iglesia y con la Iglesia.

Respecto a los audios están muy bien explicados, me han aclarados muchos aspectos, y ahora ya entiendo más las partes de las misas y su significado. Felicito de verdad a todos. Very Happy

Respuesta de tarea del Tema 2.
Alicia Canales





Gache escribió:
LA TEOLOGÍA DE LA LITURGIA
Teología de la Celebración


Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC 26)

Generalidades
El hombre por naturaleza es un ser celebrante y es ésta una de sus manifestaciones que lo aproximan a su plena realización: el hombre no puede dejar de celebrar, si lo hace mutilaría algo de sí, dejaría de ser él mismo. Pero ¿qué tiene que ver la celebración con el hombre? Tiene que ver mucho, pues ella se basa en la dimensión expresiva y festiva del hombre, dimensión innata y esencial en él.

El hombre es un “animal religioso”, está religado al Absoluto (vive una constante relación con Dios), que lo llama a religarse también con “los otros”. Los hombres construyen de esta manera un sistema solidario de creencias (religión) para religarse con “el totalmente Otro”. Esta religación la ejecutan desde la celebración, pues el hombre quiere celebrar siempre el encuentro de gozo con el Absoluto, fin y verdad de su existencia.

Desde la fe podemos reafirmar lo anterior, ya que el hombre celebra el encuentro gozoso con aquel que lo ha salvado y creado. Este acto celebrativo de la fe se da desde la Liturgia, haciéndose acto significativo, ritual y festivo dentro de un lugar y de un tiempo concretos.

El Concilio Vaticano II recordó que las acciones litúrgicas pertenecen a la Iglesia y tienen como sujeto a todo el Pueblo de Dios (cf. SC 26). El Catecismo de la Iglesia Católica utiliza también esta categoría en el título de la segunda parte, y dedica a este concepto un capítulo (cf. CEC 1135-1209).

Entonces, para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y transforme la vida, y para ello tener una comunidad viva, porque participa de la vida, es decir, es solidaria con “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias” de nuestro pueblo. Sólo una comunidad solidaria con la historia, que vive inserta en el proceso del país podrá rezar válidamente sin alienación.

La celebración tiene como núcleo central el Misterio Pascual del Señor. Este Misterio Pascual del Señor debemos descubrirlo y celebrarlo en nuestra historia, pues Él nos salvó en la historia y nos sigue salvando en ella.


Aproximación al Concepto de Celebración
Desde la etimología “celebrar” y “celebración” proceden del latín (celebrare-celebratio), lo mismo que el adjetivo “célebre” (céleber). Desde el punto de vista etimológico significan lo mismo que frecuentare, es decir, el acto de reunirse varias personas en un mismo lugar. Celebrar implica siempre una referencia a un acontecimiento que provoca un recuerdo o un sentimiento común. Célebre es no sólo el lugar frecuentado para la reunión, sino también el momento de la reunión, y naturalmente el hecho que la motiva.

En el lenguaje común latino estas palabras tenían como objeto las fiestas paganas, los juegos del circo y los espectáculos en general, con un evidente matiz popular, comunitario e, incluso, religioso. La palabra celebrar y sus derivadas se cargaron de acepciones honoríficas, para con los dioses y para con los hombres que eran venerados –por ejemplo, los héroes de la guerra o los atletas-, aludiendo también a las manifestaciones externas del honor y la veneración (boato, solemnidad, etc.).

1. Desde la antropología

La Celebración es un acontecimiento social y comunitario.
Es un medio de relación y encuentro.
La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada (el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración).
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

2. Desde La Teología de Liturgia

Los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.


1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.



2. La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial” (SC Cool. Es el “ya, pero todavía no”.



3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebración es causa y manifestación de la Iglesia. De esta manera la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo. En la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos. El verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria




Definición y aspectos de la celebración Sumando los factores antropológicos y teológicos que configuran la celebración, se puede llegar a una definición de este fenómeno social tan complejo.


1. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal y social que posee la celebración. Por lo tanto, la celebración tiene una dimensión ritual: celebrar es actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo llena todo.



2. La celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”. La celebración de esta manera posee una dimensión mistérica. Ella responde a la “liturgia como misterio” (presencia y actuación de Dios en la historia).



3. La celebración “afecta a toda la existencia” orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata a Dios. La celebración, por lo tanto, posee una dimensión existencial. La celebración responde a la “liturgia como vida”. En la celebración se hace símbolo y gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la Verdad, santificada precisamente en la celebración. Por eso podemos decir que la liturgia es “fuente y cima” de la vida cristiana (cf. LG11; SC 10).

En consecuencia podemos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.


EL SILENCIO EN LA LITURGIA

¿Qué significa el silencio en la liturgia?

Hay momentos de silencio. ¿Qué significan esos momentos de silencio?

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia: “Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, también más allá del culto cristiano, se difunden prácticas de meditación que dan importancia al recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica, una educación específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ´el cual salió de casa y se fue a un lugar desierto, y allí oraba´(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio” (n. 13).

¿Por qué hay momentos de silencio en la liturgia?
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Hay un hermoso pasaje de la Biblia en 1 Sam 3, 10 cuando el joven Samuel en el silencio de la noche le dice a Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que caiga y germine esa semilla de la Palabra de Dios en el corazón durante esa ceremonia o celebración litúrgica (misa, bautismo, celebración penitencial, matrimonio, ordenación, etc); si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde.

¿Cuáles son esos momentos de silencio?

Antes de la misa y de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: ¿Qué vamos a hacer?; ¿con quién vamos a encontrarnos?; ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?; ¿cómo debemos vivir esta ceremonia?; ¿qué traemos a esta ceremonia?; ¿qué deseamos en esta eucaristía?; ¿qué pensamos dar a Dios?

Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.


Silencios en la misa y cuál es su significado

Antes del “Yo confieso”
: es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condición de pecadores y pedirle perdón, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasión, muerte y resurrección de Cristo.


Antes de la oración colecta: el sacerdote dice: “Oremos”. Es aquí donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras peticiones y súplicas, traídas a la santa Misa. Antiguamente se usaban también otras fórmulas, dichas por el diácono, para llamar la atención de la asamblea antes de esta oración:

· “Guardad silencio”.
· ”Prestad oídos al Señor”.

En este silencio cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oración colecta, porque colecciona y recoge los votos, intenciones y peticiones de toda la Iglesia orante.


Después de la lectura del Evangelio, si no hay homilía;si hay homilía, después de la misma. ¿Qué significado tiene ese breve silencio? Dejar que la Palabra de Dios, leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma. ¡Ojalá se encuentre siempre el alma abierta! ¡Qué pena sería que ese silencio fuera un torbellino de distracciones! Sería dejar meter los pajarracos que nos comerán esa semilla apenas sembrada en las lecturas y en el Evangelio.


Momento de la elevación de la Hostia consagrada y del Cáliz con la sangre de Cristo en la consagración. Es un silencio de adoración, de gratitud, de admiración ante ese milagro eucarístico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por nosotros.


Después de la comunión, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con Él. Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. ¡Aquí está la fuerza de la comunión!


También se recomienda un brevísimo silencio después de cada petición en la oración de los fieles Aquí es un silencio impetratorio, donde pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, del mundo y de los hombres

Es muy aconsejable, después de la misa quedarse unos minutos más en silencio, para poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido participar en la santa misa.



En los demás sacramentos también hay momentos de silencio fecundo:


En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza de ese diácono que en breve será consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor. ¡En ese momento viene el Espíritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios, que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su persona” , otorgándole el poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvación del mundo.


En la unción de los enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curación espiritual, sin duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios.


En un momento antes de la bendición de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad de los nuevos esposos.


SENTIDO DEL DOMINGO

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carácter sagrado, litúrgico. Devolución que entrañará dos fases: retomar nosotros mismos el carácter sacro propio de ese día; y procurar que los demás también lo comprendan y lo asuman.

He dicho devolución porque quizá la pérdida del sentido sagrado del domingo sea una de las señales más claras de esta situación de desacralización o secularismo que caracteriza al mundo actual.

“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos elementos en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de contenido del mensaje cristiano.

Por eso, ya Juan XXIII en su famosa encíclica “Pacem in terris”, del 15 de mayo de 1961, a los 70 años de la “Rerum Novarum” decía en el número 252: Para defender la dignidad del hombre como creatura dotada de un alma hecha a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del tercer mandamiento del Decálogo: “Acuérdate de santificar las fiestas”. Es un derecho de Dios exigir al hombre que dedique al culto un día de la semana en el cual el espíritu, libre de las ocupaciones materiales, pueda elevarse y abrirse con el pensamiento y con el amor a las cosas celestiales, examinando en el secreto de su conciencia, sus deberes hacia su Creador”.

A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe 1, 1). Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.


Del domingo con el sábado judío, del que nos habla el Antiguo Testamento

El sábado judío contiene algunos elementos que anuncian lo que será nuestro domingo.

El sábado judío era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf Gn 2, 2). Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gn 2, 3). Es también, más tarde, el día para la reunión sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9). Es, además, día para recordar las maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-15). Es un día para imitar a Dios y para santificarse el hombre (cf Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sábado es para todos, no sólo para quien es judío, sino también para quienes están vinculados con él (cf Ex 20, 10).


¿Por qué el cristianismo pasó el día de descanso para el domingo y no para el sábado?
La razón fundamental es que el domingo celebramos la resurrección de Jesús. Y Jesús resucitó el “primer día de la semana”. Y el primer día de la semana, computado al modo judío, es el que sigue al sábado.

La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los apóstoles, ya desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó a celebrar este primer día con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo Testamento (sombra, profecía, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad).


Carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo

A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor, Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas, siguiendo la carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo del 31 de mayo de 1998. He aquí el resumen de esta carta:

Domingo, día del Señor: celebración de la obra del Señor.
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.Así, pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en Cristo y por Cristo tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu. Es, además, el día de la “Pascua semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna. Día que anuncia y simboliza la Parusía: “Cada vez que coméis este Pan y bebéis este Cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor 11, 26). Entonces ahora comprendemos que ese “descanso” o interrupción del trabajo, ese “reposo” es mucho más que una mera necesidad de recuperar las fuerzas desgastadas; es un símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf Hbr 4, 1-11). ;De ahí que si el sábado era para el judío, con justicia, día de alegría, haya de serlo muchísimo más para los cristianos el domingo. Debe ser una alegría verdadera, alegría en el Señor (cf Flp 4, 4). Alegría que tanto el hombre busca...y que sólo podrá encontrar verdaderamente en Jesucristo. El papa Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente sobre el domingo: “ El domingo, día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo, está en el centro de la vida litúrgica, como fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico. No cabe duda de que se han realizado notables esfuerzos en la pastoral, para lograr que se redescubra el valor del domingo. Pero es necesario insistir en este punto, ya que ciertamente es grande la riqueza espiritual y pastoral del domingo, tal como la tradición nos la ha transmitido. El domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la vida cristiana y una condición para vivirla bien” (n.9).

Celebración de la misa en Domingo Se realiza una celebración dominical puesto que el domingo es el "Día del Señor"


LITURGIA DE LAS HORAS
La Instrucción General de la sagrada Congregación para el Culto Divino de 1971, en su número 12 nos dice: “La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana. Además, la misma celebración eucarística se prepara óptimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebración de la eucaristía, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella”.

El papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente: “Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas, que, como oración pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal. No es una acción individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración litúrgica no está en contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y recomendadas por la autoridad eclesial” (14).


¿Qué es la Liturgia de las Horas?

Es el resultado de un proceso por el cual aquella doble exhortación del Señor Jesús a la oración y a la oración comunitaria se va estructurando en una serie de súplicas que, distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el día. Germen de esto lo podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reunía para la oración (cf Hech 2, 42). 46).

Ciertamente no es una oración cualquiera. Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32) y busca tener también una sola voz, uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo” (Instrucción General, n. 2).

Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen. Y por eso, hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que compete sólo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagración.

Todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: “Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e incluso en particular”(n. 100). Y unos números atrás nos decía la misma constitución conciliar: “La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).

Estructura actual de la Liturgia de las Horas

La estructura concreta se realiza mediante una serie de oraciones, que señalan, consagran, santifican diversos momentos del día.

En el fondo de la estructura subyace todavía la clásica manera antigua de computar las horas que, en comparación con la actual, nuestra, va de tres en tres horas. Así primitivamente y, sobre todo, en los monasterios, el Oficio Divino comprendía ocho momentos de oración en el transcurso de cada jornada (8 por 3 = 24 horas).

A propósito de lo cual, resulta positivo incluso para nosotros, hombres del siglo XXI, recordar las palabras de san Juan Crisóstomo, que no han perdido actualidad: “Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.

Y ya mucho antes de san Juan Crisóstomo, las Constituciones Apostólicas del siglo II-III recomendaban a los cristianos: “Debéis orar por la mañana, a la hora tercia, sexta, nona, a la tarde y al canto del gallo”.

La actual estructura de la Liturgia de las Horas comprende estas horas:

Oración de la mañana, al levantarse: Laudes.
Oración hacia las nueve de la mañana: Hora Tercia.
Oración del mediodía: Hora Sexta.
Oración hacia las tres de la tarde: Hora Nona.
Oración al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vísperas
Una oración, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura.
Y, finalmente, una oración inmediatamente antes del reposo nocturno: Completas.


Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según aquello del salmo: “Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como “quicios” o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vísperas.





El contenido de las “Horas”

Consta de:
Un himno inicial que –poéticamente- nos ubica en el momento propio en que se hace la plegaria.

Tres salmos.

Una lectura bíblica: extensa en el “Oficio de Lecturas”, menos extensa en las restantes horas.

Oración de intenciones en Laudes y Vísperas.

Oración conclusiva.


En el “Oficio de Lecturas” hay, además, una segunda lectura más o menos extensa, referida a diversos temas y tomada de los Santos Padres o de los Santos festejados.


Además, en el oficio de “Completas”, antes de acostarse, se añade, al comienzo, un examen de conciencia y un acto penitencial. Como término obvio al final de la jornada, además de dar gracias al Señor por todos sus dones y lo bueno que hemos podido realizar con ellos, no podemos eludir la necesidad de pedir perdón por nuestras faltas. 

Quiero terminar esta pregunta, valorando una vez más la Liturgia de las Horas. Esta Liturgia brota de la esencia misma de la Iglesia que es comunidad orante por excelencia y que busca tributar a Dios aquella “adoración en espíritu y en verdad” de que Jesús habla a la samaritana (cf Jn 4, 23); y que intercede constantemente por la salvación de los hombres todos, en unión con Jesús, que rogó tan insistentemente por ella.

Con la Liturgia de las Horas nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por mismo se convierte en algo así como un “adelanto del cielo”. Con razón dice sobre esto la Instrucción propia: “Con la alabanza ofrecida a Dios en la Liturgia de las Horas, la Iglesia se asocia al canto de alabanza que, en el cielo, se canta sin cesar; y así pregusta aquella alabanza celestial descrita por Juan en el Apocalipsis que resuena siempre ante el trono de Dios y del Cordero” (n. 16). 

Por eso, la Liturgia de las Horas es fuente de grande gozo. Como que en ella, además, la Iglesia asume “los deseos de todos los cristianos e intercede por la salvación de todo el mundo ante Cristo y, por él, ante el Padre” (n. 17). De esta manera, la Liturgia de las Horas no es sólo medio de santificación personal (n. 14), sino también eficaz instrumento de fecundidad apostólica. 

Termino esta pregunta recomendando vivamente a todos los laicos a que acepten la cálida invitación que ha hecho Dios, a través del Concilio Vaticano II, y se vayan poniendo en contacto con este Oficio divino que les abrirá, como la misa, una nueva y copiosa fuente de vida cristiana. Quien aprende a gustar esta Liturgia nunca más la abandonará


PARTICIPACIÓN EN EL FORO:
- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
- Describe brevemente el sentido del domingo
- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA / ARTÍCULOS DE APOYO:

- Libro La Eucaristía: http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=536

- Carta del Papa a los Obispos sobre "Summorum Pontificum"
La Carta de Benedicto XVI a los obispos de todo el mundo sobre el Motu Proprio Summorum. Referente al misal de Juan XXIII: http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=32311

- Ecclesia De Eucharistia http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=19

- Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la rececpción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=407

- Sacrosanctum Concilium (Constitución Dogmática del Vaticano II para la Liturgia) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Redemptionis Sacramentum
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Dies Domini ( Carta apostólica JPLL sobre la santificación del domingo) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15821
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Emily Atallah
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 5:38 pm    Asunto:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
Responder citando

¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?

El hombre por naturaleza es un ser celebrante, es su forma de expresar su sentir y es innato y escencial.
Antropológicamente la Celebración es un acontecimiento social y comunitario.una forma de relacionarse, encontrarse para compartir unos ideales communes que crean una unidad de grupo.
Celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada. Teológicamente hablando, Celebrar es anticipo de la eternidad.



1. La celebración es presencia de Dios creador y Salvador. No es solo una memoria

2. La celebración es el cielo, pero en la tierra.

3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. Es Cristo con su pueblo.


¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
Para preparar el alma y ser capacer de escuchar al Espíritu Santo. Para tener una comunicación con el Creador lejos de tantas distracciones externas e internas que no nos permiten oirle.

Describe brevemente el sentido del domingo
Domingo, día del Señor donde celebramos su obra, día de Cristo, su resurrección y el don del Espíritu Santo, dia de la iglesia, reunion del pueblo de Cristo, dia del hombre, alegría descanso y solidaridad.
Cada domingo es una Pascua en pequeño. Cristo resucitado nos brinda la salvación en la cuál un dia descansaremos en el Señor.

¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?
Es estar permanentemente en la presencia del Señor alabándole, suplicándole, recordándole durante todo el día, agradeciéndole la nueva oportunidad de una jornada y haciendo un exámen de conciencia al final de ella. Es una fuente de santificación personal y de fecundidad apostólica.


Quedo afectísima en Jesucristo,
Emily
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gatosentado76
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 8:05 pm    Asunto:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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Como buen Gato Ingles Pondre mis conclusiones de forma laconica y flemarica no sin antes daros un saludo salido de mi intelecto, jajajaja, en fin.... bendiciones.

¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?


Desde el aspecto Teologico:

1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.



Esto es en el aspecto Teologico una relacion que va mas alla de los signos para establecerse en el sentido Divino, la Liturgia en este sentido se transforma en una realidad que nos incluye en el sentido mismo de lo celebrado.

2. La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial” (SC Cool. Es el “ya, pero todavía no”.



Es la Union con aquello en lo que fundamentamos nuestra Fe y la realizacion de todo lo que creemos, seria algo asi como al Union de lo visible y lo invisible, de lo que ha de venir a significar nuestra plenitud en el encuentro con Dios.

3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebración es causa y manifestación de la Iglesia. De esta manera la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo. En la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos. El verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria.

Mas claro ni el agua... Laughing


ANTROPOLOGICAMENTE:

La Celebración es un acontecimiento social y comunitario.
Es un medio de relación y encuentro.
La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada (el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración).
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.



- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

Hay momentos de silencio. ¿Qué significan esos momentos de silencio?

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

nO HAY NADA COMO LOS Padres de la iGLESIA.... Cool

Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Antes de la misa y de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: ¿Qué vamos a hacer?; ¿con quién vamos a encontrarnos?; ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?; ¿cómo debemos vivir esta ceremonia?; ¿qué traemos a esta ceremonia?; ¿qué deseamos en esta eucaristía?; ¿qué pensamos dar a Dios?

Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazón, que será el terreno preparado donde Dios depositará la semilla fecunda de la salvación.


- Describe brevemente el sentido del domingo

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carácter sagrado, litúrgico.

Carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo

A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor, Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas, siguiendo la carta apostólica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo del 31 de mayo de 1998. He aquí el resumen de esta carta:

Domingo, día del Señor: celebración de la obra del Señor.
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.


Así, pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en Cristo y por Cristo tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu. 

Es, además, el día de la “Pascua semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.

Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna. Día que anuncia y simboliza la Parusía: “Cada vez que coméis este Pan y bebéis este Cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor 11, 26). Entonces ahora comprendemos que ese “descanso” o interrupción del trabajo, ese “reposo” es mucho más que una mera necesidad de recuperar las fuerzas desgastadas; es un símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf Hbr 4, 1-11). 

De ahí que si el sábado era para el judío, con justicia, día de alegría, haya de serlo muchísimo más para los cristianos el domingo. Debe ser una alegría verdadera, alegría en el Señor (cf Flp 4, 4). Alegría que tanto el hombre busca...y que sólo podrá encontrar verdaderamente en Jesucristo. 

El papa Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente sobre el domingo: “ El domingo, día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo, está en el centro de la vida litúrgica, como fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico. No cabe duda de que se han realizado notables esfuerzos en la pastoral, para lograr que se redescubra el valor del domingo. Pero es necesario insistir en este punto, ya que ciertamente es grande la riqueza espiritual y pastoral del domingo, tal como la tradición nos la ha transmitido. El domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la vida cristiana y una condición para vivirla bien” 
(n.9).



Celebración de la misa en Domingo Se realiza una celebración dominical puesto que el domingo es el "Día del Señor"


- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?

Unir al Pueblo de Dios en un solo gesto Liturgico por medio de la Oracion comun, unir el sentir de comunidad a la Vida Espiritual, no dejando que ninguno de quienes conformamos el cuerpo Mistico de Cristo quedemos aislados en y por la oracion.

No es una oracion Cualquiera:

Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32) y busca tener también una sola voz, uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo” (Instrucción General, n. 2).

Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse al margen. Y por eso, hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que compete sólo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagración.

Todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: “Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e incluso en particular”(n. 100). Y unos números atrás nos decía la misma constitución conciliar: “La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia que sin cesar alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el mundo no sólo celebrando la eucaristía, sino también de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino”(n. 83).

Este Gato se despide, en CRISTO Y MARIA--- SALUDDD!!!

BENDICIONES. Laughing
_________________
SIR CATCELOT EL PRIMER GATOLLERO.
http://www.dominicos-chihuahua.catolico.ws/
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SI BUSCAS UNA MANO QUE TE AYUDE... LA ENCONTRARAS AL FINAL DE TU BRAZO!!!
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Edwin Perez
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 8:26 pm    Asunto: Curso de LITURGIA
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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1¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
La Teología de Liturgia Los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.
. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal y social que posee la celebración. Por lo tanto, la celebración tiene una dimensión ritual: celebrar es actuar ritualmente, de manera significativa, movidos por un acontecimiento. En este sentido la celebración es la liturgia de la acción. Desde este punto de vista la celebración posee cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual y el clima festivo que lo llena todo.

La celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”. La celebración de esta manera posee una dimensión mistérica. Ella responde a la “liturgia como misterio” (presencia y actuación de Dios en la historia).

La celebración “afecta a toda la existencia” orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata a Dios. La celebración, por lo tanto, posee una dimensión existencial. La celebración responde a la “liturgia como vida”. En la celebración se hace símbolo y gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la Verdad, santificada precisamente en la celebración. Por eso podemoEn s decir que la liturgia es “fuente y cima” de la vida cristiana consecuencia podemos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espíritu Santo.

1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.

2 ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.
Dejar que la Palabra de Dios, leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma, Y la vez aplicar el mensaje a nuestras propias vidas.

3 Describe brevemente el sentido del domingo
En el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los “hizo renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Es celebrar LA VICTORIA DE CRISTO. Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.

4¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?
Ciertamente no es una oración cualquiera. Es, más bien, una plegaria litúrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a través del mundo, “tiene un solo corazón y una sola alma” y busca tener también una sola voz, uniéndose en las mismas palabras. “De esta manera las oraciones hechas en común poco a poco se ordenaron como una serie definida de “horas” (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oración de alabanza y de súplica y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo.

_________________
Con Cristo y María todo es posible
Tu Hermano En CRISTO.
Edwin Perez
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Diana Fariña
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 9:09 pm    Asunto: ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antrop
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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Desde el punto de vista teológico
1. La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación.
2. La celebración tiene una dimensión escatológica.

3. La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial.
Desde el punto de vista antropológico
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
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Diana Fariña
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Registrado: 08 Sep 2008
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Ubicación: Paraguay

MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 9:18 pm    Asunto: II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
Debemos hacer silencio para escuchar la palabra de Dios, para encontrarnos con él desde lo más profundo de nuestro ser, interiorizarnos, ya que Dios recide en mí y ahi voy al encuentro con mi Dios interior.
- Describe brevemente el sentido del domingo
Domingo, día del Señor: celebramos la obra del Señor.
Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu.
Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.

- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?
El sentido que tiene es vincularnos en la misma plegaria todos los fieles de todos los lugares, para unirnos y formar un sólo cuerpo como iglesia que somos. Así también acompañar a nuestros sacerdotes y reliogiosos7as en su tarea. Very Happy Que tengan una Linda Semana
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eljigo
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Registrado: 23 Ago 2008
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 9:29 pm    Asunto: ¿Qué significan esos momentos de silencio en la liturgia?
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado.

Nos dice san Juan Clímaco en su libro “Escala espiritual”: “el silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior, crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo “ (Escalón 11–30).

Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostólica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia: “Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, también más allá del culto cristiano, se difunden prácticas de meditación que dan importancia al recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica, una educación específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ’el cual salió de casa y se fue a un lugar desierto, y allí oraba (Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio (n. 13).
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eljigo
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Registrado: 23 Ago 2008
Mensajes: 16

MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 9:33 pm    Asunto: Sentido del domingo
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10).

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tal vez una de las más importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carácter sagrado, litúrgico. Devolución que entrañará dos fases: retomar nosotros mismos el carácter sacro propio de ese día; y procurar que los demás también lo comprendan y lo asuman. [/b]
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ricrodma
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Registrado: 17 Jun 2008
Mensajes: 33
Ubicación: Santo Domingo, Rep. Dominicana

MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 9:45 pm    Asunto: 2a sesion
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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1. Antropológicamente, celebración es un acontecimiento social y comunitario, un medio de relación y compartir. Es una actividad unida a sentimientos, ideales y pensamientos comunes a un grupo para el desarrollo tanto moral, educativo y social. El ser humano para sentirse pleno necesita celebrar porque es un animal social, que busca de otros para compartir y así existir. Desde el punto de vista teológico, celebración conlleva una dimensión espiritual, donde el grupo se une a Cristo para experimentar el gozo interior de la comunión con el Padre. Evocamos la presencia de la salvación. Buscamos renacer en el espíritu y aumentar nuestra fe.

2. El silencio nos permite abrir los oídos del corazón y del alma. Nos permite escuchar la voz de Dios. El silencio nos hace tierra fértil en espera de la buena semilla que el Padre quiere sembrar en nosotros y nos hace presto a la acción del Espíritu Santo.

3. El domingo es el día del señor. Es el día para gozarnos del Señor. Gozarnos de su palabra, su resurrección en cada uno de nosotros. El domingo es un día de fiesta porque la promesa de salvación se hace presente en nuestras vidas. El domingo es para compartir con el prójimo la alegría de conocer a Cristo y tener al Espíritu Santo en nuestros corazones.

4. El objetivo de la liturgia de las horas es convocar en una oración a toda la iglesia. Es una plegaria comunitaria para alabar, dar gracias y pedir perdón a nuestro Señor, de esta manera la iglesia tiene un solo corazón y una sola alma.
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jorge omar torres nuñez
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Registrado: 16 Jun 2008
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Ubicación: cali-colombia

MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 10:14 pm    Asunto:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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hola a todos mis hermanos de nuevo, que rico es seguir con detalle este
curso, primero que todo quiero que DIOS NUESTRO SEÑOR los bendiga a
todos ustedes, derramando sus gracias y sus dones para continuar con la
misión que NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO encomendó primeramente a los
apóstoles, y así sucesivamente hasta el final de los tiempos, y hoy preci-
samentes somos encargados como piedras vivas y activas que somos de
ayudar a nuestros Sacerdotes al anuncio de La Palabra y a la Evangeliza-
ción de todos. Con la ayuda y la fuerza del ESPÍRITU SANTO que nos revi-
taliza e ilumina y la protección e interseción de NUESTRA MADRE, LA VIR-
GEN MARIA seguiremos adelante sin desfallecer.


1.-¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
R/TEOLÓGICO:*La celebración tiene una dimensión actualizadora de la
salvación. Es presencia de DIOS.
*La celebración tiene una dimensión escatológica. Pregustamos y partici-
pamos de la liturgia celestial.
*La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración
es una acción de Cristo y su Pueblo.

ANTROPOLÓGICO:*Acontecimiento social y comunitario.
*Relación y encuentro.
*Acercamiento de intereses comunes.
*Factor de unificación.
*Celebración es vida.

2.-¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
R/Parto de la idea que el silencio es PAZ (tranquilidad,quietud,sosiego)
La importancia del silencio, es valiosísima, con mayor debe de serlo en la
Liturgia, es el PLENO ENCUENTRO PERSONAL CON LA TRINIDAD, todo ha
sido dispuesto para esa ocasión.
Por medio del silencio absoluto y total podemos interiorizar todo: La Pala-
bra, La Comunión, es un momento cumbre y crucial para quienes vivimos
la fe.
El silencio es meditar, discernir, interiorizar, es saber que me dice DIOS,
que quiere de mí para con mis hermanos.


3.-Describe brevemente el sentido del Domingo.
El domingo ES EL DÍA DEL SEÑOR, es un encuentro único con el PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SANTO. Es una ocasión para GLORIFICARLOS, ALA
BARLES Y DARLES GRACIAS, además de pedirles el perdón por nuestras
faltas.
Como dice mi párroco es el día de acción de gracias, al DIOS VIVO porque es un DIOS de vivos y no de muertos.

4.-¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?
R/Las alabanzas y las acciones de gracias al PADRE CREADOR.
Aquí si quiero destacar la gran diferencia y la gran ventaja que nos llevan
los del Islam, ya que ellos durante el día le dedican cinco veces al día pa-
ra la oración obligatoria.
_________________
Estoy contento de pertenecer a este curso y es el primero que tomo por internet.Gracias por hacer posible este sueño ya que la mayoría de nosotros no conocemos nuestra Iglesia y no la defendemos como selo merece.Que el SEÑOR los bendiga a todos.
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DONAJI
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 10:52 pm    Asunto: Respuestas del segundo tema de Liturgia
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
R= Desde el aspecto antropológico: la Celebración es un acontecimiento social y comunitario; un medio de relación y encuentro; crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes; un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso; es un factor educativo y catalizador moral de un grupo; quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada (el texto y la ceremonia son un medio al servicio de los fines de la celebración); es un sinónimo de «hacer fiesta», o sea, jugar en el sentido más positivo de este término. Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien; celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.
Desde el aspecto teológico, los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.; 
1 tiene una dimensión actualizadora de la salvación, no es un mero recordar, sino una presencia “eficaz” de Dios, es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres.

 2 tiene una dimensión escatológica; “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial”; es el “ya, pero todavía no”.

 3 tiene una dimensión comunitaria y eclesial; es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado; Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo; es causa y manifestación de la Iglesia; la celebración litúrgica incide en la misión y en la pastoral de la Iglesia; en la vida social y política.

el fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo; la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos; el verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria


¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

R=Por que es cuando escuchamos a Dios, Jesús es el que nos ayuda a escuchar la Palabra de Dios, silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Describe brevemente el sentido del domingo
R=es la primera fiesta cristiana, se le conoce desde el principio el día del Señor; el sentido principal del domingo es recordar el Misterio de la Resurrección de Jesús, ese día es para que los cristianos se reúnen para escuchar la Palabra de Dios participando en la Eucaristía y recordando la Pasión, resurrección y la gloria del Señor Jesús y se de gracias a Dios por el renacer a la viva esperanza.

¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?

R= La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana.

_________________
DONAJI
SAN AGUSTIN DE LAS CUEVAS
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Libertad Gautier
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 11:44 pm    Asunto: Catequesis sobre Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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La celebracion desde el aspecto Teologico: Los valores humanos de la celebracion se unen a los especificos de la liturgia cristiana. La celebracion
es comunitaria y eclesial o sea Cristo y su pueblo. Esta celebracion es una manifestacion de la Iglesia. Tambien la celebracion es la actualizacion en palabras y gestos de la salvacion que Dios realiza en su Hijo Jesus por el poder del Espiritu Santo. Ademas la celebracion es la
Evocacion para que se haga presente la Salvacion ( vida, pasion, muerte,
resurreccion de Cristo ).

La celebracion desde el aspecto Antropologico: Es social y comunitario, o sea la forma de relacionarse. Esta celebracion crea una apertura haciendo una unificacion de un grupo en orden de compartir una misma experiencia estetica, religiosa o politica. La celebracion es jugar en el sentido positivo.

El silencio en la Liturgia: Es un silencio Sagrado.Escuchamos la Palabra y nos preparamos en silencio.

El sentido del domingo es la Primera Fiesta Cristiana para escuchar la Palabra de Dios y participar en la Eucaristia.

El objetivo de la Liturgia de las Horas: La oracion comunitaria que se va estructurando en una serie de suplicas que distribuidas a lo largo de la jornada, impregna todo el dia.

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Libertad Gautier
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 11:46 pm    Asunto: Catequesis sobre Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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La celebracion desde el aspecto Teologico: Los valores humanos de la celebracion se unen a los especificos de la liturgia cristiana. La celebracion
es comunitaria y eclesial o sea Cristo y su pueblo. Esta celebracion es una manifestacion de la Iglesia. Tambien la celebracion es la actualizacion en palabras y gestos de la salvacion que Dios realiza en su Hijo Jesus por el poder del Espiritu Santo. Ademas la celebracion es la
Evocacion para que se haga presente la Salvacion ( vida, pasion, muerte,
resurreccion de Cristo ).

La celebracion desde el aspecto Antropologico: Es social y comunitario, o sea la forma de relacionarse. Esta celebracion crea una apertura haciendo una unificacion de un grupo en orden de compartir una misma experiencia estetica, religiosa o politica. La celebracion es jugar en el sentido positivo.

El silencio en la Liturgia: Es un silencio Sagrado.Escuchamos la Palabra y nos preparamos en silencio.

El sentido del domingo es la Primera Fiesta Cristiana para escuchar la Palabra de Dios y participar en la Eucaristia.

El objetivo de la Liturgia de las Horas: La oracion comunitaria que se va estructurando en una serie de suplicas que distribuidas a lo largo de la jornada, impregna todo el dia.

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Libertad Gautier
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MensajePublicado: Lun Sep 08, 2008 11:47 pm    Asunto: Catequesis sobre Liturgia II Parte
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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La celebracion desde el aspecto Teologico: Los valores humanos de la celebracion se unen a los especificos de la liturgia cristiana. La celebracion
es comunitaria y eclesial o sea Cristo y su pueblo. Esta celebracion es una manifestacion de la Iglesia. Tambien la celebracion es la actualizacion en palabras y gestos de la salvacion que Dios realiza en su Hijo Jesus por el poder del Espiritu Santo. Ademas la celebracion es la
Evocacion para que se haga presente la Salvacion ( vida, pasion, muerte,
resurreccion de Cristo ).

La celebracion desde el aspecto Antropologico: Es social y comunitario, o sea la forma de relacionarse. Esta celebracion crea una apertura haciendo una unificacion de un grupo en orden de compartir una misma experiencia estetica, religiosa o politica. La celebracion es jugar en el sentido positivo.

El silencio en la Liturgia: Es un silencio Sagrado.Escuchamos la Palabra y nos preparamos en silencio.

El sentido del domingo es la Primera Fiesta Cristiana para escuchar la Palabra de Dios y participar en la Eucaristia.

El objetivo de la Liturgia de las Horas: La oracion comunitaria que se va estructurando en una serie de suplicas que distribuidas a lo largo de la jornada, impregna todo el dia.

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claudia cristina gonzalez
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Registrado: 04 Sep 2008
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MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 12:56 am    Asunto: RESPUESTAS AL TEMA 2
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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Razz HOLA ESPERO QUE TODOS ESTEN BIEN!! AQUI ESTAN MIS RESPUESTAS AL TEMA 2 EL CUAL ME GUSTO MUCHO, SOBRE TODO LO REFERENTE AL SILENCIO, AHORA LO ENTIENDO Y DISFRUTO MAS.

¿QUE ES LA CELEBRACION DESDE EL ASPECTO TEOLOGICO Y ANTROPOLOGICO?
Desde la Antropologia: La celebracion es un acotencimiento social y comunitario. Es un medio de relacion y de encuentro.
La celebracion crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Celebrar es sinonimo de hacer fiesta, o sea, jugar en el sentido mas positivo de este termino. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

Desde la Teologia: Los valores humanos de la celebracion se suman a los especificos de la liturgia cristiana.
1. Tiene una dimension actualizadora de la salvacion. No es un mero recordar, sino presencia eficaz de Dios. Es una epifania del amor de Dios sobre los hombres.
2. Tiene una dimension escatologica. "En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia eclesial"
3. Tiene una dimension comunitaria y eclesial. Es una accion de Cristo y su pueblo, jerarquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo. La celebracion es causa y manifestacion de la Iglesia.

En consecuencia podemos llegar a una definicion de la celebracion y diremos que es el momento expresivo simbolico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante palabras y gestos, la salvacion realizada por Dios en Jesucristo con el poder del Espiritu Santo.

¿POR QUE DEBEMOS HACER SILENCIO EN LA LITURGIA?
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo palabra en Jesus, y condicion para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazon, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

DESCRIBE BREVEMENTE EL SENTIDO DEL DOMINGO
El Domingo es, desde el punto de vista historico, la primera fiesta cristiana; mas aun, durante bastante tiempo fue la unica. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablaban del domingo la primera carta a los corintios, el libro de los hechos, la didache y el apocalipsis.
A proposito del domingo, dice la constitucion conciliar sobre la Sagrada Liturgia: "La Iglesia, por una tradicion apostolica que tiene su origen en el dia mismo de la resurreccion de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho dias, en el dia que es llamado, con razon, "Dia del Señor" o domingo.
En este dia, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristia, recuerden la pasion, resurreccion y la gloria del Señor Jesus, y den gracias a Dios que los "hizo renacer a la viva esperanza, por la resurreccion de Jesucristo de entre los muertos" (1 Pe 1,1) El domingo es el fundamento y el nucleo del año liturgico.

¿CUAL ES EL OBJETIVO DE LA LITURGIA DE LA HORAS?
La Liturgia de la Horas extiende a los varios momentos del dia las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvacion, los ruegos y la pregustacion de la gloria celestial que se nos ofrece en el Misterio Eucaristico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana. Ademas, la misma celebracion eucaristica se prepara optimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebracion de la eucaristia, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devocion y el espiritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella.

TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE.
Filip 4, 13
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Javier Pérez Beltrán
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Registrado: 03 Sep 2008
Mensajes: 14
Ubicación: El Salvador

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 1:37 am    Asunto:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?

Desde el aspecto teológico, la celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia "eficaz" de Dios.
La celebración es una acción del Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo.
El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo.

Desde el aspecto antropológico, es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.
Celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien.

¿Por quédebemos hacer silencio en la liturgia?

A primera vista parecería que fuese para que se escuche bien al celebrante, pero también es por motivos más altos: oír la voz de Dios en nuestros corazones.
Con motivo del cuadragésimo aniversario de la Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia, escribió el papa Juan Pablo II en su carta del 4 de diciembre de 2003: "Un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo en los corazones y para unir más estrechamente la oración personal con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del silencio.(...) La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio" (n. 13)
Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.
Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que caiga y germine esa semilla de la Palabra de Dios en el corazón. Si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde.

Describe brevemente el sentido del Domingo.

"Día del Señor", como queriendo decir "Día para el Señor", en él se concentra y resume las más importantes líneas de contenido del mensaje cristiano.
El domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo... El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.
Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación. Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna.
Es un símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf. Hbr 4, 1-11)

¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las Horas?

Es ejercer de una manera nueva de la participación del sacerdocio de Cristo.

Con ella nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por lo mismo, se convierte en algo así como un "adelanto del cielo".

Contando siempre con la oraciones de todos los participantes en este foro.
Hasta la próxima.
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jejifa
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Registrado: 20 May 2008
Mensajes: 25
Ubicación: Mexico

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 1:48 am    Asunto: Sesion 2 respuesta
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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- ¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?

La celebración en el aspecto antropológico es un acontecimiento de encuentro comunitario con un mismo ideal o interés.
En el aspecto teológico la celebración como fin primario evoca y hace presente la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo.

- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

Porque el silencio “inteligente”, el silencio sagrado, prepara el corazón, nos ayuda a reconocernos, a compartir nuestra intimidad, a unirnos en oración con la palabra de Dios, pero sobretodo a escuchar la voz del espíritu santo y a asimilarla. Es un momento para dejarnos acoger por la santísima trinidad, agradeciendo dones, pidiendo gracias, adorando y admirando……

- Describe brevemente el sentido del domingo

El domingo por tradición apostólica, para celebrar el misterio pascual. El domingo por qué es el día en que Cristo resucito para salvarnos. El domingo rendimos culto al Padre, por el Hijo en el Espíritu Santo. El Domingo tiene carácter sagrado porque renovamos la nueva alianza con el Señor.

- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?

El objetivo es que santificando diversos momentos del día por medio de la oración comunitaria, nos asociemos al coro de los Ángeles y Santos para alabar a Dios.

_________________
Saludos.....
Marisol
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Sandra Eugenia
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Registrado: 01 Sep 2008
Mensajes: 2

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 2:24 am    Asunto: Análisis tema II
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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Hola a todos! Me da mucho gusto ver que son varias las personas participando en este foro, Bendito Sea Dios que nos ha llamado a conocerlo más profundamente y que los bendiga a todos pues necesitamos unirnos como católicos para bien de nuestra iglesia y la salvación de la humanidad.

¿Qué es la celebración dese el aspecto teológico y antopológico?
Desde el punto de vista antropológico es la reunión de hombres y mujeres con un sentimiento en común, nos reunimos para hacer comunidad y porque compartimos la dicha de una o más personas hermanas nuestras de modo que si hay algún acontecimiento relevante para alguien, ese alguien comparte con sus hermanos la dicha o solemnidad de que se trate.
Desde el punto de vista teológico es "degustar" un poco de la gloria de Dios aquí en la Tierra. Es recordar y vivir el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Nos reunimos también con un fin común pues queremos experimentar a Dios.

¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
El silencio nos da la respuesta de Dios a nuestras plegarias. Debemos estar en silencio para escucharlo y experimentar su amor en nuestro interior. Si no es estamos en silencio, no podemos escucharlo pues cualquier cosa es distractor. Los momentos de silencio durante la misa son para abrirle la puerta de nuestro corazón al Aeñor.

Describe brevemente el sentido del domingo
El Domingo es el día del Señor, es el día en que debemos hacer un alto, reflexionar acerca de nuestra vida, nuestra relación con los demás y con Dios mismo. Es el día dedicado a Él pues es el día de la reunión de los cristianos para vivir el sacrificio de nuestro Señor en la cruz y su gloriosa Resurrección. Así también es celebrar que somos hermanos en Cristo y compartir una misma mesa, como una familia que se reune cada semana.

¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las Horas?
Hacer oración en varios momentos del día para tener presente a Dios en cada momento mediante lecturas y salmos. Con esto estamos unidos a Él, le consagramos nuestro día y así nuestra vida.

Saludos a todos y que Dios los Bendiga
_________________
Sandy
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MISAAC
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Registrado: 01 Sep 2008
Mensajes: 14

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 2:40 am    Asunto: segundo Tema
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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-¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
ANTROPOLOGÏCO
Celebración es un acto comunitario, libre , que genera en el hombre un sentido festivo, de acercamiento con los demás (que celebran los mismo), de identidad, con características formativas y educativas, que llevan al hombre a gustar de la eternidad.
TEOLOGICO
Es actualización y manifestación de la salvación realizada por Dios para los hombres.
Es la acción de Cristo, Cabeza, y su pueblo, su cuerpo, que da origen y sentido a la Iglesia.
- ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
El silencio es un encuentro conmigo, desde mi miseria, que me hace poder ver a Dios, en sus grandeza, cerca de mi, es prepararme a escucharlo, es recibirlo gozosamente, es contemplar la Obra Salvadora de Dios en mi corazón.
- Describe brevemente el sentido del domingo
El Domingo es el Día de la celebración de nuestra Pascua, Cristo nuestra Cabeza se levanta triunfal y asciende a nuestro Padre. Es el día que hacemos un alto para elevar nuestra alma espectante al encuentro con el Amado. Donde, debemos prepararnos desde el princio del día para escuchar su palabra y compartir el pan con Él, y con todos nuestros hermanos que celebramos el Misterio de nuestra Pascua inmolada por todos los hombres.
- ¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?
El Oficio Divino tiene como objetivo que celebremos la acción providente de nuestro Padre Dios, en un sacrificio puro de Alabanza, nos une en oración continua con toda la Iglesia (Militante, Purgante, y Triunfante) cumpliendo el mandato firme de Orar incesantemente dado por nuestra Cabeza, Cristo Jesús, es el grito del Espirítu que toma palabras humanas y clama Abba.

_________________
ISAAC
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verónica ana
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Registrado: 23 Jun 2008
Mensajes: 76

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 3:23 am    Asunto:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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Respuestas a la 2ª sesión de curso de liturgia.


l) ¿Qué es la celebración desde el punto de vista teológico y antropológico?
La celebración desde el punto de vista antropológico es un acontecimiento social y comunitario. Es un medio de relación y de encuentro. Crea apertura y provoca acercamiento sobre la base de ideales o intereses comunes, es sinónimo de “hacer fiesta”
La celebración desde el punto de vista teológico.
A los valores humanos de la celebración se suman los específicos de la liturgia cristiana.
No es un recordar, sino que denota presencia “eficaz de Dios”. Es un pregustar y participar de la liturgia celestial, es el “ya pero todavía no”. Tiene una dimensión comunitaria y eclesial.
Podemos definir la celebración como el momento expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente, mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder de Espíritu Santo.

2) ¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?
El silencio litúrgico es un silencio sagrado.
Es necesario hacer silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra, la Palabra se hizo Hombre y la condición para escucharlo es saber hacer silencio. Silencio ambiental pero principalmente del corazón, de la mente y de los sentidos. Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que la semilla de la Palabra de Dios germine en el corazón durante la ceremonia o celebración litúrgica. Antes de cualquier ceremonia litúrgica nos deberíamos preparar con el silencio para reflexionar y pensar: ¿qué vamos a hacer?, ¿con quién nos vamos a encontrar?, ¿qué nos pedirá Dios en esta ceremonia?,
¿Qué estamos nosotros dispuestos a ofrecerle?.
Al entrar en el recinto sagrado debemos preparar el corazón y luego
debemos hacer silencio:
a)antes del “yo confieso”: silencio para reconocer nuestros pecados y pedir perdón
b)antes de la oración colecta: silencio para concretar las propias intenciones y que luego el sacerdote recoja junto con las del resto de la comunidad orante
c)Después del Evangelio u homilía: para que la Palabra leída y explicada vaya penetrando en nuestra alma, nos vaya interpelando y veamos como respondemos a esa Palabra
d)Momento de la elevación de la Hostia y el Cáliz. Silencio de adoración y gratitud ante ese milagro de amor.
e)Después de la comunión: viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma para compartir nuestra intimidad y que nos hagamos uno con Él. “Yo estoy en Mi Padre y vosotros en Mi y yo en vosotros” (Jn 14,20) Somos Uno. “Te conviertes en aquello que comes” dice San Agustín. El Maestro interior le dice a San Agustín “ no ocurrirá como con los demás alimentos que ellos se mudan en ti, sino que tu te mudarás en Mi”
Es aconsejable después de la misa quedarse unos minutos en silencio para poder agradecer a Dios este admirable y augusto sacramento que nos ha permitido participar en la Santa Misa y poder unirnos de forma tan admirable al Señor.
Podríamos tomar los sacramentos que el Señor nos dejó y veríamos en cada uno de ellos las maravillas de Su Amor.

3) Describe brevemente el sentido del domingo.
El domingo es desde el punto de vista histórico la primera fiesta cristiana y durante bastante tiempo fue la única.
El domingo es el día en que celebramos la Resurrección del Señor, es decir el día del triunfo definitivo de nuestro Dios. Si el Señor no hubiera resucitado “vana sería nuestra fe” nos dice San Pablo. De ahí la importancia de este día que es el primero de la semana y que si lo computamos al modo judío, el primer día de la semana es el que sigue al sábado.
De todo lo que antecede podemos deducir la importancia que tiene este día para nosotros los cristianos y que en nuestra época ha perdido todo el sentido que debería tener ya que para nosotros es un día que en lugar de dedicarlo a Dios y revisar nuestra relación con nuestro Padre, lo dedicamos a cosas materiales que nada tienen que ver con nuestra vida de fe. Dios es Padre y como Padre quiere sentirse atendido, adorado y sobre todo muy amado por sus hijos.
De ahí que SS Juan XXIII y también Juan Pablo II han pedido que volvamos a darle a este día su carácter sagrado, litúrgico y para que esto se dé, deberíamos retomar nosotros el carácter sacro propio de este día, dedicárselo al Señor y procurar que los demás en primer lugar por nuestro testimonio de vida y luego por nuestras enseñanzas también lo comprendan y lo asuman.

4)¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las Horas?

El objetivo de la Liturgia de las Horas es extender a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, de los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana.
Resulta interesante y positivo para nosotros hombres del siglo XXI recordar las palabras de San Juan Crisóstomo ya que nos las podemos aplicar: “porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, dos o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos”.
Con la Liturgia de las Horas nos asociamos, desde la tierra, al himno que los ángeles y los santos tributan para siempre a Dios en la gloria y por si mismo se convierte en algo así como un “adelanto del cielo”. La Liturgia de las Horas es fuente de gozo, medio de santificación personal y un instrumento eficaz de fecundidad apostólica. Por eso sería provechoso y recomendable que todos los laicos nos uniéramos en un solo corazón y una sola voz a la oración de la Iglesia y nos familiarizáramos con esta fuente de gracia que la Santa Madre Iglesia pone a nuestra disposición para que aprendamos “a vivir la oración y a orar la vida”.
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Adriana González Villanue
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Registrado: 18 Jun 2008
Mensajes: 36
Ubicación: Guadalajara, Jal. Mx.

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 4:10 am    Asunto: RESPUESTAS CURSO DE LITURGIA 2DO. TEMA
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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1.- ASPECTO ANTROPOLOGICO: le da importancia al individuo como sujeto principal y eje de la celebración, con características sociales y comunitarias, bajo intereses comunes, educativo y moralista, con tintes festivos y capacidad de trascender.
ASPECTO TEOLOGICO: la celebración tiene una dimensiónescatológica, actualizadora de la salvación, es una presencia eficaz de Dios, es una epifanía del amor de Dios sobre los hombres; dimensión comunitaria y eclesial, acción de Cristo y su pueblo.

2.- El silencio es necesario para poder escuchar a Dios, sin interrupción del exterior y así pueda germinar la semilla de su Palabra, con el silencio nos unimos todos y nos disponemos todos a un mejor encuentro con Dios que estáen el silencio y que se manifiesta en el.

3.- Sentido del domingo: celebrar toda la humanidad en un mismo día el día del Señor, con intensidad, gloria y honor, pues en cada celebración del domingo se vive el Misterio Pascual centro de nuestra fe y redención, invitados al gozo de celebrar a Dios y al descanso para nuestro ser.

4.- Objetivo de la liturgia de las horas: unir en la oración durante varios pero distintos momentos del día, el corazón y la intensión de la humanidad que ora como parte de la Iglesia y en obediencia a Jesús, en donde todo el pueblo de Dios está llamado a tomar parte en ella.
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alejandro aguilera
Esporádico


Registrado: 24 Jun 2008
Mensajes: 28

MensajePublicado: Mar Sep 09, 2008 3:05 pm    Asunto:
Tema: Sesión 2. Catequesis sobre la Liturgia II Parte
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¿Qué es la celebración desde el aspecto teológico y antropológico?
ASPECTO ANTROPOLÓGICO

La Celebración es un acontecimiento social y comunitario.
Es un medio de relación y encuentro.
La Celebración crea apertura y provoca un acercamiento sobre la base de unos ideales o de unos intereses comunes.
Es un factor de unificación de un grupo en orden a compartir una misma experiencia estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso.. Por lo tanto es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.
La celebración quiere ser algo vivo, no aprisionado por una lógica fría y desencarnada.
Celebrar es sinónimo de «hacer fiesta».
Por eso celebrar es una actividad libre, gratuita, desinteresada, inútil, es decir, no utilizable con fines extrínsecos, aunque llena de sentido y orientada a poner en movimiento las energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza, a la libertad y al bien. Celebrar es presentimiento y anticipo de la eternidad.

ASPECTO TEOLOGICO

La celebración tiene una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios.

La celebración tiene una dimensión escatológica. “En la liturgia terrena pregustamos y participamos de la liturgia celestial”

La celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial.

La celebración es una acción de Cristo y su Pueblo, jerárquicamente ordenado, es decir, de Cristo Cabeza y de los miembros de su Cuerpo.

La celebración es causa y manifestación de la Iglesia.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo.
En la celebración se evoca para que se haga presente la salvación (vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo) en sus acontecimientos

¿Por qué debemos hacer silencio en la liturgia?

Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra.
Dios se hizo Palabra en Jesús, y condición para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazón, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental.

Guardamos silencio para escuchar a Dios, de esta manera preparamos el terreno de nuestra alma para que caiga y germine la semilla de la Palabra de Dios en nuestro corazón durante la celebraciones litúrgicas; si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde.


Describe brevemente el sentido del domingo
es al primera fista cristiana,es el dia del señor, y corresponde al promer dia de la semana, es el dia para el señor, para celebra su muerte pasion y resurrección.
Es el dia en el cuañ celebramos la resurrección de cristo, el paso de la vida a la muerte de nuestro señor Jesucristo,
Asi se cumple con el sagrado mandamiento de Santificar las Fiestas.

Es Por eso que el domingo se convierte en la fiesta primordial del cristiano, la caldebe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo...El domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico.




¿Cuál es el objetivo de la Liturgia de las horas?
“La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarístico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana.

la misma celebración eucarística se prepara óptimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebración de la eucaristía, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella”.
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AFMO. EN CRISTO Y MARIA

VALE LA PENA DEDICARSE A LA CAUSA DE CRISTO... Y POR AMOR A ÈL CONSAGRARSE AL SERVICIO DEL HOMBRE...Juan Pablo II

ALEJANDRO A
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