Sobre esta Navidad

[José T. Rodríguez G.]

LEGIÓN DE MARÍA


Carta a las Hermanas y los Hermanos que más amamos:

A ti Hermana o Hermano que haz dejado de asistir a las juntas de la Legión de María, sin ánimo de molestarte quiero decirte que recuerdes lo que dijo Nuestro Señor, “donde dos o más personas se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo, en medio de ellas.” Y si recordamos también lo que dice el Manual, Nuestra Madre Santísima también se hace presente desde el inicio de cada junta. El asunto es que lo hacen de manera silenciosa, sin grandes manifestaciones, por eso, algunos Hermanos no los sienten. Pero es verdad que si nos acompañan, porque Cristo es fiel a su promesa. Y no puedes imaginarte Hermana Hermano, la cantidad de gracias y bendiciones que Ellos imparten a cada uno de sus fieles legionarios en cada una de las juntas. Y no solo para ellos en particular, sino también para sus familiares. Quisiera invitarte a que recordemos ahora una parábola de la Sagrada Escritura, la de los talentos. “Un hombre estaba a punto de partir a tierras lejanas, y reunió a sus servidores para confiarles todas sus pertenencias. Al primero le dio cinco talentos de oro, a otro le dio dos, y al tercero solamente uno, a cada cual según su capacidad. Después se marchó. El que recibió cinco talentos negoció en seguida con el dinero y ganó otos cinco. El que recibió dos hizo otro tanto, y ganó otros dos. Pero el que recibió uno cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su patrón.” Dos de ellos ganaros el doble pero, ¿Qué hizo el tercero? Cuando se le requirió dijo que él sabía que su patrón era un hombre exigente, que cosechaba donde no había sembrado, etc. Que tuvo miedo y enterró el dinero. Pero su patrón le dijo,” ¡servidor malo y perezoso!” etc. Y termina diciendo que lo echen a la “oscuridad exterior,” Ahí sería, “el llanto y el rechinar de dientes.”

Como pueden ver Hermanas(os), servir a Dios Nuestro Señor, a través de María Santísima, es cosa muy seria. Porque cuando visitamos algún enfermito, cuando enseñamos el catecismo, cuando enseñamos o propagamos el Santo Rosario, se lo estamos haciendo a Dios mismo. Porque El dijo que, “lo que hicieron con uno de estos más pequeños, conmigo lo hicieron.” Y en otra parte del Evangelio Jesús dice, “ustedes son la sal de la Tierra. Pero si la sal deja de ser sal, ¿Cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo. … Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón, la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.”

¿Lo ven Hermanas(os)? Fuimos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo, por eso ya no podemos dar marcha atrás, porque el castigo sería peor que si nunca hubiésemos hecho nada. Y San Lucas en el capítulo 13 de su Evangelio, versículos del 6 al 9 dice que, “un hombre tenía una higuera que crecía en medio de su viña.




Fue a buscar higos, pero no los halló. Dijo entonces al viñador: “Mira, hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encuentro nada. Córtala. ¿Para que está consumiendo la tierra inútilmente?” El viñador contestó: “Señor, déjala un año más y mientras tanto cavaré alrededor y le echaré abono. Puede ser que así dé fruto en adelante, y si no, la cortas”.
¡Cuan importante es estar siempre realizando nuestro apostolado!

Y, finalmente, te invito a que leas los versículos 59 al 62 del capítulo 9 de San Lucas. “Jesús dijo a otro: “sígueme”. El contestó: “Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre”. Jesús le dijo, “sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Otro le dijo, “te seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia.” Jesús le contestó, “el que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.”

Probablemente en alguna junta o en algún grupo haya alguna persona que no nos caiga bien del todo, pero si nosotros la soportamos, estaríamos haciendo un sacrificio y así tendríamos algo más que ofrecerle a Dios. Si leemos el Manual, aunque no sea mucho, encontraremos que el principal objetivo de la Legión es hacernos alcanzar la SANTIDAD. Y como es de esperarse, el enemigo nos pone varios “pretextos” o impedimentos para evitar que lleguemos a ser santos. A veces nos molestan personas en el praesidium, a veces en nuestras familias, a veces nosotros mismos buscamos pretextos para fallar a las juntas. Y, ¿a quien le damos gusto cuando lo hacemos? Pero si con humildad y perseverancia observamos fidelidad en la asistencia a las juntas, no tengamos la menos duda de que Dios nos bendecirá abundantemente.

Si me permiten hacer una observación, cuando en algún praesidium alguna persona es totalmente incompatible con nosotros, pida admisión en algún otro. Porque, cuando de plano dejamos de asistir a la junta semanal, a quien estamos rechazando es a la dulce compañía de Jesús y María. ¿Nunca se han puesto a pensar, que cara vamos a poner cuando estemos en presencia del Dulce Jesús? ¿Con que cara le pediremos a Nuestra Madre que nos ayude? Y si nos llegaran a reprochar la falta de perseverancia, ¿Qué podríamos decir a nuestro favor?

Por todo esto, Hermana, Hermano, Ya nunca faltes a las juntas de la Legión de María, Ella y El te están esperando. No esperes que Ellos vengan y te lo digan personalmente, te lo están diciendo por medio de este humilde hermano tuyo.

Con todo respeto, José Trinidad Rodríguez.


A JESÚS POR MARÍA