Valor del Sagrado Magisterio para un Católico

[Asellus]

La Iglesia, como institución humana falible, se equivoca en lo que hace, pero jamás se equivoca en lo que enseña.

La Iglesia es la única autorizada para interpretar la Biblia, y esta facultad fue dada por Dios mismo, y mencionada explícitamente en la cartas de Pedro, donde advierte sobre las interpretaciones privadas.

En caso de interpretaciones discrepantes, la de la Iglesia, por garantía de Dios, es siempre la verdadera.

Cuando se trate asuntos polémicos y controversiales, los católicos nos apoyamos siempre en el Magisterio de la Iglesia, porque el Magisterio jamás ha fallado.

Ningún católico contrapone su propia interpretación de pasajes de la Biblia a la interpretación del Sagrado Magisterio.

El Sagrado Magisterio es tan necesario para recibir la verdad revelada como la Sagrada Escritura.

La verdad revelada para el cristiano católico bimilenario se apoya en tres pilares: la Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y el Sagrado Magisterio.

Si arrancamos la Escritura del Magisterio y queremos meter nuestras propias intepretaciones personales porque acaso creamos que son mejores que las del Magisterio, entonces se volverá ininteligible la Biblia y podrá salir casi cualquier barbaridad de interpretación privada, porque estaremos fuera de la Iglesia y a merced del demonio.

No hay que dejarse seducir por esas tentaciones oscuras que sugieren que uno es más capaz para interpretar la Biblia que el Sagrado Magisteirio, porque el Sagrado Magisterio jamás se ha equivocado.

La gente comete errores graves en sus actos, como Judas y como Pedro y como todos los hombres de Iglesia hasta el momento, pero ninguno de esos errores personales ha permitido el Espíritu, durante 2 mil años, que se convierta en enseñanza universal de la Iglesia. Jamás la Iglesia ha enseñado una herejía o ha inducido a ningún alma al error por enseñanzas equivocadas.

Si no podemos ver esto, estamos perdidos, porque no nos alcanzarán ni miles de cerebros ni vidas para hacer nuestra propia interpretación de las Escrituras, aparte de que renunciaremos a la plenitud de la verdad revelada que se apoya necesariamente en el Magisterio de la Iglesia apoyada, por promesa de Jesús, por el Espíritu Santo.

El Magisterio de nuestra Iglesia es de carácter sagrado, por lo tanto, es quizá uno de los más grandes regalos que le ha dado Dios a sus hijos que confiesan su fe en Jesús dentro del rebaño de la Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana.