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Mamá María; una experiencia de vida.
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R Real
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MensajePublicado: Mie Ene 28, 2009 10:53 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Hola Mami;

deseo escribir lo que mi corazón siente por Tí;
te quiero dar las gracias por aquietar mi alma
por enseñarme a poner a Tu Hijo delante mío,
en mi centro, dentro de mí, arriba mío,
sobre mí, sobre todo:

Hoy sé lo que es el egoísmo.
poner mi yo en el lugar donde debe ir tu Hijo
obedecer a mis razones y criterios
a mis recuerdos, a mis resentimientos, a mi miedo
a mi "recto proceder"
a los actos y personas que son sólo criaturas como yo,
mis posesiones visibles e invisibles,
mi vida.

Donde sólo debes estar Tú SEÑOR,
sólo ´TU altísimo Jesucristo,

Limpiar tu pedestal de las impurezas del mundo
de mis impurezas, de mis miserias,
de lo que me quiera preocupar y que no seas Tú
amado mío.

Aprender a ver desde Tí,
a pensar desde Tí,
¿cómo? "EVANGELIO"

allí nos hablas y nos instruyes
buscarte en las palabras de los Santos
descubrirte en el sufrimiento y la entrega
en el Amor que sólo se siente satisfecho en Tí
y en ninguna criatura...........

Amarte y desde allí amar
no hay otra manera.

Gracias Mamá.

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R Real
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Registrado: 27 Mar 2007
Mensajes: 3917
Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Mie Feb 04, 2009 12:02 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Mamá;

Déjame ver el Cielo
déjame ver a tu Hijo,
déjame sentir lo que espero
déjame ver el Cielo.
mami.
Te quiero

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R Real
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MensajePublicado: Jue Feb 05, 2009 6:26 pm    Asunto: Qué clase de devoto eres hoy?
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

¿Qué clase de devoto eres hoy?





Deformaciones del culto a María



90. Presupuestas las cinco verdades anteriores, es preciso, ahora más que nunca, hacer una buena elección de la verdadera devoción a la Santísima Virgen. En efecto, hoy más que nunca, nos encontramos con falsas devociones que fácilmente podrían tomarse por verdaderas. El demonio, como falso acuñador de moneda y ladrón astuto y experimentado, ha engañado y hecho caer ya a muchas almas por medio de falsas devociones a la Santísima Virgen y cada día utiliza su experiencia diabólica para engañar a muchas otras, entreteniéndolas y adormeciéndolas en el pecado, so pretexto de algunas oraciones mal recitadas y de algunas prácticas exteriores inspiradas por él.



Como un falsificador de moneda no falsifica ordinariamente sino el oro y la plata y muy rara vez los otros metales, porque no valen la pena, así el espíritu maligno no falsifica las otras devociones tanto como las de Jesús y María la devoción a la Sagrada. Comunión y la devoción a la Virgen porque son entre las devociones, lo que el oro y la plata entre los metales.



91. Es, por ello, importantísimo:

1° conocer las falsas devociones para evitarlas y las verdaderas para abrazarlas,



2° conocer cuál es, entre las diferentes formas de devoción verdadera a la Santísima Virgen, la más perfecta, la más agradable María, la más gloriosa para el Señor y la más eficaz para nuestra santificación, a fin de optar por ella.

92. Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas devociones a la Santísima Virgen, a saber:

1° los devotos críticos;
2° los devotos escrupulosos;
3° los devotos exteriores;
4° los devotos presuntuosos;
5° los devotos inconstantes;
6° los devotos hipócritas;
7° los devotos interesados.



a. Los devotos críticos



93. Los devotos críticos son, por lo común, sabios orgullosos, engreídos y pagados de sí mismos, que en el fondo tienen alguna devoción a la Santísima Virgen, pero critican casi todas las formas de piedad con las que las gentes sencillas honran ingenua y santamente a esta buena Madre, sólo porque no se acomodan a sus fantasías. Ponen en duda todos los milagros e historias referidas por autores fidedignos o extraídas de las crónicas de las Ordenes religiosas, que atestiguan la misericordia y poder de la Santísima Virgen. Se irritan al ver a las gentes sencillas y humildes arrodilladas para rogar a Dios ante un altar o imagen de María o en la esquina de una calle... Llegan hasta a acusarlas de idolatría, como si adorarán la madera o la piedra. En cuanto a ellos así dicen no gustan de tales devociones exteriores ¡ni son tan cándidos para creer a tantos cuentos e historietas como corren acerca de la Santísima Virgen! Si se les recuerdan las admirables alabanzas que los Santos Padres tributan a María, responden que hablaban como oradores, en forma hiperbólica, o dan una falsa explicación de sus palabras. Esta clase de falsos devotos y gente orgullosa y mundana es mucho de temer: hace un daño incalculable a la devoción a la Santísima Virgen, alejado de Ella definitivamente a los pueblos so pretexto de desterrar abusos.



b. Los devotos escrupulosos.



94. Los devotos escrupulosos son personas que temen deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al Uno al honrar a la Otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigaron los Santos Padres. Toleran penosamente que haya más personas arrodilladas ante un altar de María que delante del Santísimo Sacramento, ¡como si esto fuera contrario a aquello o si los que oran a la Santísima Virgen, no orasen a Jesucristo por medio de Ella! No quieren que se hable con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas veces.



Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes: "¿De qué sirven tantos Rosarios? ¿Tantas congregaciones y devociones exteriores a la Santísima Virgen? ¡Cuánta ignorancia hay en tales prácticas! ¡Esto es poner en ridículo nuestra religión! ¡Hábleme más bien de los devotos de Jesucristo! Y, al pronunciar frecuentemente este nombre, lo digo entre paréntesis, no se descubren. Hay que recurrir solamente a Jesucristo. El es nuestro único mediador. Hay que predicar a Jesucristo: ¡esto es lo sólido!"



Y lo que dicen es verdad en cierto sentido. Pero, la aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a la Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del espíritu maligno, so pretexto de un bien mayor. Porque ¡nunca se honra tanto a Jesucristo como cuando se honra a la Santísima Virgen! Efectivamente, si se la honra, es para honrar más perfectamente a Jesucristo y si vamos a Ella, es para encontrar el camino que nos lleve a la meta, que es Jesucristo.



95. La iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús". Y esto, no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a El lo cual sería intolerable herejía sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a María. Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la Santísima Virgen y contra sus falsos devotos escrupulosos. "María, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús".



c. Los devotos exteriores.



96. Los devotos exteriores son personas que cifran toda su devoción a María en prácticas externas. Solo gustan de lo exterior de esta devoción, porque carecen de espíritu interior. Rezan muchos Rosarios, pero atropelladamente. Participan en muchas Misas, pero sin atención. Se inscriben en todas las cofradías marianas, pero sin enmendar su vida, sin vencer sus pasiones, ni imitar las virtudes de la Santísima Virgen. Sólo gustan de lo sensible de la devoción, no buscan lo sólido. De suerte que si no experimentan algo sensible en sus prácticas piadosas, creen que no hacen nada, se desalientan y lo abandonan todo o lo hacen por rutina.



El mundo está lleno de esta clase de devotos exteriores. No hay gente que más critique a las personas de oración, que se empeñan en lo interior como lo esencial, aunque sin menospreciar la modestia exterior, que acompaña siempre a la devoción verdadera.



d. Los devotos presuntuosos



97. Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados en sus pasiones o amigos de lo mundano.



Bajo el hermoso nombre de cristianos y devotos de la Santísima Virgen, esconden el orgullo, la avaricia, la lujuria, la embriaguez, el perjurio, la maledicencia o la injusticia, etc.; duermen en sus costumbres perversas, sin hacerse mucha violencia para corregirse, confiados en que son devotos de la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos que Dios les perdonará, que no morirán sin confesión ni se condenarán, porque rezan el Rosario, ayunan los sábados, pertenecen a la cofradía del Santo Rosario, a la del escapulario y otras congregaciones, llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen, etc.



Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión diabólica y perniciosa presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se resisten a creerlo. Responden que dios es bondad y misericordia; que no nos ha creado para perdición; que no hay hombre que no peque, que basta un buen "¡Señor, pequé!" a la hora de la muerte. Y añaden que son devotos de la Santísima Virgen; que llevan el escapulario, que todos los días rezan puntualmente siete Padrenuestros y Avemarías en su honor y, algunas veces, el Rosario o el Oficio de Nuestra Señora, que ayunan, etc.



Para confirmar sus palabras y cegarse aún más, alegan algunos hechos verdaderos o falsos poco importa que han oído o leído, en los que se asegura que personas muertas en pecado mortal y sin confesión, gracias a que durante su vida hablan rezado algunas oraciones o ejercitado algunas prácticas de devoción en honor de la Virgen resucitaron para confesarse o su alma permaneció milagrosamente en el cuerpo hasta que lograron confesarse o, a la hora de la muerte, obtuvieron del Señor, por la misericordia de María, el perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!



98. Nada, en el cristianismo, es tan perjudicial a las gentes como esta presunción diabólica. Porque, ¿Cómo puede alguien decir con verdad que ama y honra a la Santísima Virgen, mientras con sus pecados hiere, traspasa, crucifica y ultraja despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si María se obligara a salvar por su misericordia a esta clase de personas, ¡Autorizaría el pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo! Y esto, ¿quién osaría siquiera pensarlo?



99. Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen devoción que después de la que se tiene al Señor en el Santísimo Sacramento es la más santa y sólida de todas constituye un horrible sacrilegio, el mayor y menos digno de perdón después de la comunión sacrílega. Confieso que, para ser verdadero devoto de la Santísima Virgen, no es absolutamente necesario que seas tan santo, que llegues a evitar todo pecado aunque esto sería lo más deseable. Pero es preciso, al menos (¡nota bien lo que digo!):

1º mantenerse sinceramente resuelto a evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la Madre como al Hijo;



2º violentarse para evitar el pecado;



3º inscribirse en las cofradías, rezar los cinco o quince misterios del Rosario u otras oraciones, ayunar los sábados, etc.

100. Todas estas buenas obras son maravillosamente útiles para lograr la conversión de los pecadores por endurecidos que estén. Y si tú, lector, fueras uno de ellos, aunque ya tuvieras un pie en el abismo... te las aconsejo, a condición de que las realices con la única intención de alcanzar de Dios por intercesión de la Santísima Virgen la gracia de la contrición y perdón de tus pecados y vencer tus hábitos malos y no para permanecer tranquilamente en estado de pecado, no obstante los remordimientos de la conciencia, el ejemplo de Jesucristo y de los santos y las máximas del Santo Evangelio.


e. Los devotos inconstantes.



101. Los devotos inconstantes son los que honran a la Santísima Virgen a intervalos y como a saltos. Ahora fervorosos, ahora tibios... En un momento parecen dispuestos a emprenderlo todo por su servicio, poco después ya no son los mismos. Abrazan de momento todas las devociones a la Santísima Virgen y se inscriben en todas sus cofradías, pero luego no cumplen sus normas con fidelidad. Cambian como la luna. Y María los coloca debajo de sus pies junto a la medialuna, porque son volubles e indignos de ser contados entre los servidores de esta Virgen fiel, que se distinguen por la fidelidad y la constancia. Mas vale no recargarse con tantas oraciones y prácticas devotas y hacer menos pero con amor y fidelidad a pesar del mundo, del demonio y de la carne.


f. Los devotos hipócritas

102. Hay todavía otros falsos devotos de la Santísima Virgen: los devotos hipócritas. Encubren sus pecados y costumbres pecaminosas bajo el manto de esta Virgen fiel, a fin de pasar a los ojos de los demás por lo que no son.



g. Los devotos interesados.



103. Existen, finalmente, los devotos interesados. Son aquellos que sólo acuden a María para ganar algún pleito, evitar un peligro, curar de una enfermedad o por necesidades semejantes... sin las cuales no se acordarían de Ella.



Unos y otros son falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a su Santísima Madre.



104. Pongamos, pues, suma atención a fin de no ser del número.

· de los devotos críticos, que no creen en nada pero todo lo critican;

· de los devotos escrupulosos, que temen ser demasiado devotos de la Santísima. Virgen por respeto a Jesucristo;

· de los devotos exteriores, que hacen consistir toda su devoción en prácticas exteriores;

· de los devotos presuntuosos, que bajo el oropel de una falsa devoción a la Santísima Virgen, viven encenagados en el pecado;

· de los devotos inconstantes, que por ligereza cambian sus prácticas de devoción o las abandonan a la menor tentación.

· de los devotos hipócritas, que entran en las cofradías y visten la librea de la Santisima Virgen para hacerse pasar por santos.

· y finalmente de los devotos interesados, que sólo recurren a la Virgen para librarse de males corporales o alcanzar bienes de este mundo.






Tomado del tratado de la Verdadera devoción de
San Luis María grignón de Montfort.


En el corazón de Mamá María y de su Hijo:

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MensajePublicado: Vie Feb 13, 2009 6:00 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Madre!

Es la expresión de un sueño que tuve
hace muchos años:
mi corazón enredado en el dolor y la confusión,
vivía, si se llama a éso vivir,
pendiente de la pequeña luz que ya apenas vislumbraba;
de la pequeña luz en que se convirtió mi vida
lejos de la vivencia real del Evangelio;
sólo diciendo "Señor, Señor" sin hacer la voluntad del Padre;

Soñé una noche que huía de "mi casa"
pasando a otra por detrás de ella, escondida;

cuando de pronto, veo un cuadro de Nuestra mamá
en su advocación del Perpetuo Socorro;
sobre un muro en el patio trasero de la casa
a donde pensaba entrar en mi huída;

El cuadro cae! cae frente a mí!
era un cuadro grande, lleno de adornos dorados
ése cuadro en la realidad estaba en la Parroquia
donde iba a misa entonces;

y tratando de protegerlo; en su caída....
abro los brazos y me cae y lo abrazo,
al momento que grito como una exhalación: !MADRE!
y sostengo el gran peso y la gran sorpresa que no me dejó
seguir mi camino para huír.........
y mirando el cuadro, el grito en mi sueño me despierta...........

hoy que lo, comparto;
entiendo perfectamente el atajo
que Mamá se molestó en procurarme, antes de salir por una puerta falsa,
huyendo de mi propio espíritu.

Así es Mamá....................

va por nosotros donde creemos jugar a que lo podemos todo
sin Dios, sin Cristo, sin Ella,
donde la impureza ya no se percibe,
ni el bien es el motor que nos mueve,
donde nos sentimos perseguidos porque hemos pecado
y pretendemos huír donde a nadie le importe que pecamos:
al infierno.

Así es Mamá María............
nos quiere con ella siempre
como hijos de la Reina del Cielo
aceptemos su hermosa maternidad sobre nosotros.



En el Corazón de Mamá María y de su Hijo:

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MensajePublicado: Jue Feb 19, 2009 6:15 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Tomado de Católicos online.
la reflexión: P Jesús:




Jueves 19 de Febrero de 2009

Evangelio según San Marcos. Capítulo 8, 27 - 33





Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?



Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: <<¿Quién dice la gente que soy yo?>>. Ellos le contestaron: <<Unos, Juan Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas>>. Él les preguntó: <<Y vosotros, ¿quién decís que soy?>>. Pedro le contestó: <<Tú eres el Mesías>>. Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: <<El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días>>. Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó a parte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: <<¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!>>.




Es Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

Meditación del día





A ver, dime, ¿Quién dices tú que es Jesús el Nazareno? Sí, el carpintero de Nazaret. Dime tú…






Depende de tu respuesta vas a salvarte por tu fe.






Si crees que es Dios, el Hijo de María, la del "Sí", La de la Bondad y Pureza, La que vivió sólo para servir y amar a Dios. Entonces, todo irá bien para ti, porque Dios, con Su Providencia Divina, permitirá que la vida te pula hasta que seas feliz en esta tierra; cuando logres ser feliz en esta tierra, por el hecho de conocerle, de amarle y servirle, pases lo que pases, entonces, es que María, tu Madre del Cielo, está hablando a Dios de ti, y como buena Madre, te limpia y te pone bien guapo para que seas digno de ser hijo de Dios, y siéndolo, des olor de santidad, que es la felicidad perfecta en la tierra y en el Cielo.






Te lo aconsejo: Ve a María, la Madre de Dios, y te ahorrarás muchas palizas que debería darte la vida para limpiarte de tu soberbia, egoísmo y necedad. ¡Ve a Dios por la vía rápida! Con María, tu preciosa Madre Celestial.






¡Que alegría!






¡Ves! Ya te lo he dicho antes, Dios quiere que seas feliz en la tierra también. Ánimo; si te unes a Santa María Virgen, todo te irá bien: Olerás a rosas y dirás siempre cosas hermosas de los demás.






Caridad.

P Jesús.


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Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Lun Feb 23, 2009 9:59 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Tomado de :http://digilander.libero.it/monast/maria/spa/index.htm



¿Quién es ésta que despunta como la aurora, bonita como la luna, resplandeciente como el sol? Es un rayo de luz que va dulcemente donde se abre el corazón. La mano de Santa María siembra donde uno pone su Corazón, para hacer nacer frutos luminosos dignos del esplendor del cielo.

Oh caminante que, como yo, has oído la llamada de ésta tierna madre, de María que desea todavía instruir éste nuestro pequeño corazón para avivarlo a fin de que arda todavía más de amor infinito.

Incluso la luz se blanquea ante la presencia de Mamá y, como el sol hace asomar la mañana, pedimos a María la luz que ilumine nuestro camino. La serenidad, el gozo y la paz son un cielo exclusivo para aquellos que saben elevar el corazón al amor infinito, que late también con el corazón de Mamá. Si buscas con devoción podrás comprender su Amor filial.

Santa María es la Mamá que llama
Llama porque es Madre, Madre de Jesús y Madre nuestra. Ama a Jesús llevando a Él nuestras almas y nos ama dándonos a Jesús. Ansias y delicadezas, gozos y martirios florecen en ella del mismo tallo: un amor que no tiene límites, que ofrece el corazón; descanso en cada hora de fatiga, luz en las horas oscuras, y refugio en los momentos de temor.

Escucha...
Una vez más María nos contará la Buena Nueva, nos expresará todo su dolor, nos repetirá todo su amor y nos dará un buen consejo: "hagan todo lo que Jesús les diga"; y Jesús ha dicho con su ejemplo lo que tenemos que hacer: amar Dios que es Padre, amar los hombres que son hermanos.

¡Ven!
No se debe resistir a la invitación de nuestra Mamá María. Es la más sincera, la más santa, la más eficaz de todas. Acaso ¿quién sabe? es tanto lo que nos llama que su voz parece casi debilitada por la fatiga, parece tal vez rota del llanto...
"¡Vengan! Hay tantas cosas que sólo yo sé decirles, hay tantos tesoros que sólo yo sé darles. ¡Vengan! Les llamo a su casa: la casa de la madre es la casa de los hijos; la casa de Jesús es la mía, es su casa.
¿Porque temen? ¡Vengan, descansen sobre el corazón de su madre!".

María, querida Mamá, tómame de la mano
Oh madre mía dulcísima, quiero escucharte.
Tengo tanta necesidad de una Mamá para mi alma.
¡Cómo me llega tu voz suave, que está llena de cielo!
Estoy tan cansado del mundo,
que no me ha traído más que tribulaciones e infelicidad.
Háblame de Jesús, dime sus secretos de misericordia,
Llévame a Él, amárrame a Él
y enséñame a hacer toda Su voluntad.

Sin obstáculos podrás comprender el fundamento en que se basa la devoción a Santa María, nuestra querida Mamá Celestial, de su vida, de sus dolores, de su gran Corazón de Mamá y a través de los argumentos de los Santos, entre ellos Bernardo, Afonso, Agustín, Tomás y Teresa. Serás guiado por un recorrido fascinante al descubrimiento de la más sublime de las verdades. Y todavía encontrarás diversas varias formas de devociones, para poder encontrar el encanto del cielo.

Gózate, gózate alma mía y alégrate con ella porque ha estado preparando muchas cosas buenas para aquellos que la alaban. (San Buenaventura)
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MensajePublicado: Jue Feb 26, 2009 9:24 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Ser hijos de Mamá María,
nos invita sentirnos orgullosos de la Mamá que tenemos,
de su dulzura, amor,
bien lo dice la letanía:
Madre Castísima...........

¿qué es la castidad?

si queremos agradar a Mamá
y parecernos a ella y no darle la pena
de vernos impuros aún sin la clara conciencia
del mal que nos seduce:
sería bueno que aprendamos:

Cita:
Consejos generales para vivir la castidad
Marcelo Bravo Pereira

mbravo@legionaries.org

Profesor de filosofía de la religión



La castidad es uno de los votos que profesan los religiosos y los consagrados dentro de la Iglesia, además de los votos de pobreza y obediencia. Con estos votos, los religiosos y consagrados (sacerdotes, hermanos, monjas, laicos consagrados) expresan públicamente que quieren ser totalmente de Dios y que están dispuestos –por el Reino de los Cielos– a renunciar a las tres dimensiones fundamentales de la existencia humana como son el deseo de perpetuarse en una familia, actuar autónoma e independientemente y poseer bienes propios.



Sin embargo, estos votos sólo se entienden a la luz de Cristo y de la novedad de vida que Cristo nos vino a traer. Jesucristo es el religioso por excelencia: Él está totalmente dedicado –consagrado– a las cosas del Padre y su único deseo es que Dios sea conocido, amado y alabado por los hombres, sin otra posesión, sin otro deseo que no sea el Reino de Dios.



Ahora bien, la castidad no es sólo un voto, es decir, una promesa solemne. La castidad es una realidad que atañe a todos los hombres y mujeres, porque es la virtud que regula el uso adecuado y responsable de la sexualidad y de la afectividad. Y esto nos toca a todos. Un religioso vivirá esta virtud en un modo concreto y según unas exigencias diversas del soltero o de las personas unidas en matrimonio. Pero todos estamos llamados a ejercitarnos en la virtud de la castidad. Existe una castidad del religioso, una castidad del soltero y una castidad del casado. Los consejos que se ofrecen a continuación valen en mayor o menor medida para todos. Toca a cada cual hacer la adaptación para la propia vida.



Los consejos generales para vivir la castidad son cinco: orden, conciencia, aprecio, fomento y cuidado. Expresaré los consejos del modo más esquemático posible.



Primer consejo: el orden



Para vivir la castidad –tanto en el celibato como en el matrimonio– es necesario el orden en la propia vida. Ahora bien, hay diversos tipos de orden:



1. Orden “teológico”: primero Dios, después las creaturas. El mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas está dirigido a todos los hombres y no sólo a los religiosos. El amor a Dios ha de ser la principal preocupación de la vida. Esto significa no anteponer nada al amor de Dios: la Voluntad de Dios está antes que mi propia voluntad; el Plan de Dios sobre mi vida antes que mis planes personales; primero las cosas de Dios que mis cosas. Primero Dios y después los amigos; primero el domingo y después los demás días de la semana. Vivir constantemente en su presencia, buscando pequeños pero significativos actos de amor a Dios. En el fondo, la vida de todo hombre es una búsqueda de Dios.



2. Orden “vertical”: primero el cielo y después la tierra. Por lo tanto, hemos de aspirar al cielo con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. Por culpa del marxismo, del consumismo y de otras ideologías terrenas, nos hemos olvidado de pensar en el cielo como una realidad cierta que nos espera. Estamos demasiado preocupados por nuestro éxito temporal, demasiado copados por compromisos mundanos, demasiado comprometidos con quehaceres meramente circunstanciales, queremos a toda costa disfrutar de esta tierra… y nos olvidamos de que esta vida es sólo un preludio de la vida verdadera. La vida es un punto en medio de la eternidad. Esto no significa despreciar las cosas buenas que ofrece la vida, sino “ordenar” todo al cielo, que es nuestro único destino. Hemos sido creados para el cielo. La castidad sólo se entiende a la luz de la eternidad. Hay una expresión latina que reza: “quid hoc ad aeternitatem”, ¿qué es todo esto a la luz de la eternidad? ¿Qué son los placeres indignos y momentáneos a la luz de la eternidad? En conclusión: “Sólo Dios es Dios. Lo demás es ‘lo de menos’”.



3. Orden “temporal”: es necesario tener un orden en el uso de nuestro tiempo. Tener muchas cosas interesantes que hacer: oración, trabajo, comidas, merecido descanso, intereses personales… La ociosidad es la madre de todos los vicios, y nuestra sociedad actual es especialista en ofrecer toda clase de salidas frívolas y raquíticas a la ociosidad. En concreto: si es necesario entrar en Internet, que sea sólo para lo que hay que hacer y no andar “navegando” a ver “qué veo”, perdiendo miserablemente el tiempo y poniendo en riesgo la castidad. Por lo demás, esta vida es para construir algo que nos podamos llevar al más allá, al cielo. Empeñemos pues nuestra vida, no en vanidades y caprichos efímeros, cuanto menos en pecado y desenfreno, sino en grandes proyectos al servicio de los demás.



4. Orden “interior”: la persona humana es un “espíritu encarnado”, es una especie muy extraña en la creación. No es un ángel, pero tampoco una bestia. Es un ser “multidimensional”: tiene razón y voluntad, libertad, sentimientos, potencias y pasiones, etc. En esta diversidad humana hay una jerarquía, un orden en las dimensiones. En primer lugar, como dimensión rectora, está la razón iluminada e instruida por la fe. La razón debe regir a todas las demás pasiones y potencias. La virtud de la castidad es una disposición de la voluntad que nos lleva a actuar según los dictámenes de la razón en cuanto al uso ordenado de las potencias sexuales y afectivas. La castidad no significa en primer lugar represión, sino “promoción ordenada” y “moderación razonable” y es la razón, abierta a la Voluntad de Dios, la que indica cuándo se tiene que promover y cuándo se tiene que moderar.



5. Orden “afectivo”: si el primer mandamiento dice amar a Dios, éste se debe unir al “amar al prójimo como a sí mismo”. Ahora bien, también hay un orden en el “amor al prójimo”. Hay un orden en cuanto a las personas y un orden en cuanto a las manifestaciones del amor. En primer lugar debo amar a aquellos que están más próximos a mí: mi familia, mi mujer y mis hijos (si estoy casado), mis padres, mis amigos, etc. En segundo lugar, mi afecto se debe regir por este orden: las manifestaciones del amor entre esposos son específicas y difieren en cuanto al modo en las manifestaciones de amor entre hermanos y entre amigos. Este orden se debe establecer también en relación con el estado de vida que se ha escogido: si soy sacerdote, mi trato con las personas estará marcado por la consagración que he hecho de mi vida y de mi cuerpo al único amor de Cristo, lo mismo ocurre con una religiosa. Quien está casado tiene que comportarse con las personas de otro sexo, no como quien está buscando pareja, o como quien quiere “romper corazones”, sino como quien está comprometido a un amor exclusivo que ha de durar toda la vida. El joven debe comportarse con su novia de un modo diverso que el marido con su mujer, precisamente porque es novio y no esposo.



Segundo consejo: Conciencia



Tenemos que saber qué es bueno y qué es malo, “llamar al pan, pan y al vino, vino”, y estar convencidos de que seguir la conciencia rectamente formada es lo mejor para nosotros. La conciencia es un faro que ilumina la vida. Puede ser que no siempre tenga la fuerza para seguirla, pero el faro estará siempre allí avisándome de lo que debo hacer, y exigiéndome fidelidad. En el cultivo de la virtud de la castidad esto es esencial.



A causa de las modas imperantes y del desenfreno moral, que se eleva a ideal de vida, sentimos en nuestro corazón la dificultad de vivir la castidad. Esta dificultad real puede llevarnos a considerar que no vale la pena luchar, que es mejor vivir “feliz” según los criterios del mundo que seguir a un Dios desconocido que nos “impone” reprimir nuestros impulsos espontáneos. Es decir, la pasión nos puede llevar a justificar los actos desordenados. Es aquí donde la conciencia tiene que ser faro y decir lo que es bueno y lo que no es bueno. Mientras no se corrompa la conciencia, siempre es posible corregir y superarse.



Aquí tenemos que ser muy honestos: ¿conozco la ley moral? ¿Conozco qué es lo que Dios me pide en cuanto soltero? ¿Quiero seguir mi conciencia o prefiero amordazarla, engañándome a mí mismo con sofismas? Es preciso recordar aquí el adagio: “el que no vive como piensa, termina pensando como vive”; es decir, si traicionamos la voz de la conciencia –que no es otra que la voz de Dios que habla desde el interior– acabaremos por justificar lo injustificable, haciendo pasar hasta “un camello por el ojo de una aguja” (cf. Mt. 19,24).



Para formar la conciencia hay que acudir a los maestros que realmente nos puedan instruir en la verdad. Los medios de comunicación –grandes formadores (o deformadores) de la opinión pública– no son, la mayoría de los casos, buenos consejeros. Ellos son muchas veces los principales promotores de la cultura imperante. Acudamos más bien a personas instruidas y sensatas que puedan ayudarnos, corregirnos, decirnos las cosas claras, sin “dorar la píldora”. Acudamos sobre todo a la Palabra de Dios. Repitamos muchas veces el salmo 119: “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”.



Tercer consejo: Aprecio



1. Aprecio por la virtud en general. Vivimos en una sociedad de mínimos: ¿Qué es lo mínimo que tengo que hacer para divertirme sin pecar? ¿Qué es lo mínimo que tengo que hacer para hacer lo que me pega la gana sin traicionar la conciencia? No. El cristianismo no puede vivir de mínimos. Muchas veces en la sociedad civil nos podemos regir por la moral de lo mínimo: ¿cuánto es lo mínimo que tengo que pagar con los impuestos? Nunca iré a hacer la declaración de hacienda, diciendo: “oiga, le doy más de lo que me pide porque veo que es necesario para tapar los agujeros de la carretera”. Más bien actúo así: si tengo que trabajar seis horas al día, trabajo seis horas y basta. Esto es lo mínimo que tengo que hacer.



Esto puede valer para la sociedad civil. Pero no vale para quien se declara discípulo de Jesucristo. Veamos su ejemplo: Cristo no hizo lo mínimo para salvarnos, hubiera sido un redentor bastante raquítico. No. Por el contrario, Él entregó toda su sangre por cada uno de nosotros. En el evangelio de san Juan está escrito: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo” (Jn. 13,1), y ese extremo fue la pasión, la cruz, la muerte y la resurrección. El modelo del cristiano – y su vía de auténtica felicidad – es Cristo y no el “fresco” dandy que se la pasa disfrutando haciendo slalom con las normas, sacándoles la vuelta.



2. Aprecio por la virtud de la castidad. La castidad es una virtud austera, que exige renuncia y en cuanto tal, es difícil de practicar. A muchos parece imposible de vivir e incluso nociva. Pero tenemos que fijarnos en la dimensión positiva de la castidad: es decir, la entrega del corazón a Jesucristo y el orden en el ejercicio de la sexualidad. En cuanto cristiano – soltero, casado y, cuanto más religioso o sacerdote – mi corazón pertenece a Cristo. En cuanto hombre cabal, debo someter mi pasión sexual al imperio de la razón, pues es más hombre quien controla sus pasiones que el que se deja dominar por ellas.



Apreciar la virtud de la castidad es verla como un ideal por el cual vale la pena luchar: sea que tenga intención de casarme, el ideal de poder llegar al matrimonio con un corazón limpio, que ha sabido ser fiel al amor de su vida y que sabrá en el matrimonio subordinar el sexo al amor espiritual. Sea que opte por la castidad “por el Reino de los Cielos” (Mt. 19,12). Sea incluso en el caso de que uno no logre casarse y se vea obligado a vivir en castidad en razón de las circunstancias.



En este caso es necesario “hacer de la necesidad virtud”; es decir, el no poder casarse no es el peor mal de la vida, que habría de conducir al célibe fatalmente a la pérdida del sentido de la vida, al fracaso y a la frustración existencial. Esto no es así. Si Cristo y María, su Madre castísima, vivieron el ideal de la virginidad, sería un absurdo creer que la castidad es una desgracia en la vida. Tantos santos, tantos hombres de bien han optado libremente o a causa de las circunstancias a vivir la castidad, y su vida ha sido un camino de realización plena.



3. Aprecio por la belleza del amor humano: quienes viven la castidad por el Reino de los Cielos, no lo hacen por deporte o porque tengan una visión negativa del amor humano. El religioso o la consagrada no han dejado algo malo (el matrimonio y lo que ello conlleva) por algo bueno (la castidad en sí misma, considerada como fin y no como medio). No. Vivir la castidad consagrada es renunciar a algo bueno y santo, por algo mejor: el amor y la donación total a Jesucristo. El uso de la sexualidad dentro del matrimonio no es un pecado, sino que ha sido creado por Dios para que dos personas puedan manifestarse el amor en la donación íntima del propio cuerpo, y abiertos a la llegada de los hijos. La virtud de la castidad lleva a los esposos a hacer del acto conyugal un auténtico acto de caridad sobrenatural. Si una persona viviera la castidad como rechazo y desprecio de la dimensión sexual del amor, no sería una persona virtuosa, sino todo lo contrario.



Cuarto consejo: Fomento



Si realmente tengo aprecio sincero por algo, busco incrementarlo. Si tengo un negocio que me está dando ganancias, invierto para que me dé todavía más ganancias. No lo abandono, no me despreocupo de él. Es la ley del éxito de una empresa. Pasa exactamente lo mismo con la castidad. He dicho que la castidad es una virtud no sólo para los religiosos o monjas (que se comprometen bajo voto público), sino para todo cristiano – para todo ser humano digno – sea célibe o casado. Fomentar la castidad es promover todo lo que sea la consideración de la belleza del amor. ¿Qué significa esto?



1. Llenar el corazón de nobles ideales. Desear ser como Cristo que – como dice san Pedro – pasó haciendo el bien (cf. Hch. 10,3Cool. ¿Qué más puedo hacer? Esta ha de ser nuestra pregunta cotidiana.



2. Lecturas que nos ayuden a vivir la virtud. No se trata de leer libros sobre la castidad, sino leer mucho sobre la vida cristiana. Sobre todo la lectura de la vida de santos es un estímulo. Leyendo las vidas de santos sentimos cómo nuestro corazón se llena de deseos de imitación, pues ellos son hombres como nosotros y tuvieron que luchar como nosotros para alcanzar las virtudes.



3. Vida de Sacramentos:



a. La confesión como un encuentro íntimo con la misericordia de Dios. Si supiéramos qué misterio subyace al sacramento de la penitencia, seríamos asiduos clientes del sacerdote. Confesarnos cuando hemos caído es importante, pues en la confesión recibimos la gracia perdida y volvemos a ser hijos amados de Dios. ¡Cuánto gozo habrá sentido el joven rico cuando su Padre lo estrechó entre sus brazos! (cf. Lc. 15). Si no hemos pecado gravemente y sólo tenemos pecados veniales, la confesión nos da un incremento de gracia y la fuerza para ser fiel a nuestros ideales cristianos. Además, la confesión es un gimnasio de humildad: sin Dios no podemos ser fieles, no podemos ser castos, ni en el matrimonio ni en la vida consagrada…



b. Eucaristía: el Pan Purísimo bajado del cielo. Recibir frecuentemente a Cristo Eucaristía será un estímulo para mantener el corazón limpio de impurezas y pecados.



c. Cultivo de las virtudes teologales, en especial de la virtud de la esperanza. ¿Qué significa la esperanza? Es la certeza, que me viene de la fe, de que Dios va a ser fiel a sus promesas y me dará el cielo. Lo dice san Pablo: “los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros” (Rm 8,1Cool. Si yo me esfuerzo por vivir castamente, aunque sea difícil, aunque signifique renunciar a mi “modus vivendi”, aunque signifique cruz y abnegación, estoy dispuesto a luchar porque sé – tengo absoluta certeza – de que Jesús, que subió al cielo para prepararme una morada, está reservándome un tesoro en el cielo.



Quinto consejo: Cuidado



Esto es de sentido común. Huir de las ocasiones de caída. De acuerdo con san Francisco de Sales (citado en el libro de J. Tissot, “El arte de aprovechar nuestras faltas”) hay dos tentaciones que se vencen huyendo: las tentaciones contra la fe y las tentaciones contra la castidad. Si yo sé que ciertas compañías, que ciertos ambientes, que ciertas personas pueden hacerme naufragar, ¿para qué hacerme el “inocente” y creer que no pasa nada? Esto, sin embargo, sólo se entiende a la luz de los primeros principios vistos arriba: si yo aprecio el don de un corazón puro, si yo sé que todo es relativo de cara a la eternidad, entonces voy a actuar en consecuencia. No me voy a exponer a perder la gracia de Dios, que es lo más grande que poseo. En concreto:



1. Cuidar los ambientes: siempre será mejor no frecuentar aquellos lugares en donde sabemos que pueden naufragar los propósitos de fidelidad. Hay algunos lugares que en sí mismos son pecaminosos. No se debe acudir a espectáculos o casas en donde se fomente el vicio. Esto es obvio. Hay otros lugares que serán peligrosos, no en sí mismos, sino de acuerdo con la propia sensibilidad o con la situación existencial en la que se vive. El criterio fundamental para discernir es la honestidad: “yo sé que acudir a esta fiesta me causa problemas... pues no acudo, hago otra cosa”. En la medida de lo posible habría que evitar esos ambientes, aunque no siempre sea posible.



2. Cuidado de la vista: todo lo que entra por los ojos penetra en el corazón. A veces nos angustiamos por las tentaciones que nos azotan y nos preguntamos por qué no podemos ser fieles y puros como ángeles, por qué tenemos que luchar contra las mismas caídas, los mismos pecados, etc. Preguntémonos más bien: ¿qué miro? ¿A dónde se me van los ojos? ¿Dónde se fija mi mirada cuando miro a una mujer o a un hombre? ¿En qué “región” de la “geografía humana” se detienen mis ojos? Es necesario, por tanto, disciplinar nuestra mirada para fijarla sólo en aquello que vale la pena. En concreto:



a. Evitar siempre la pornografía. El cuerpo humano en sí mismo considerado es bello, sea femenino o masculino, porque ha sido creado por Dios. Cuando Dios creó a Adán y Eva, el escritor sagrado escribe: “Y Dios vio que era muy bueno”. Un ojo puro no pone maldad donde no la hay. Por el contrario, la pornografía busca siempre la excitación de las pasiones, las más de las veces por motivos económicos, utilizando a las personas como objeto de deleite sexual. El cuerpo del “otro” es siempre y sólo sujeto, nunca objeto.



b. Hoy en día el acceso a la pornografía es sumamente fácil: basta abrir Internet para encontrar todo tipo de imágenes eróticas. Aun cuando se proteja el acceso a través de un filtro – que siempre es recomendable –, es fácil que se cuelen las imágenes, a veces en páginas que nada tienen que ver con el erotismo. En muchos portales, entre el amplio espectro de accesos, no puede faltar nunca el link para “mayores de edad”.



c. Cuidado con la vista en la contemplación de personas de otro sexo. Hay sujetos que cuando ven pasar a una mujer hacen todo un análisis de geografía humana. Esta falta de control lleva después a llenar el corazón de “toxinas espirituales”, a crear una mentalidad que se detiene sólo en el cuerpo del otro, sin atender al corazón.



3. Cuidado del tacto:



a. Atención a las manifestaciones de afecto demasiado íntimas que podrían llevar a faltar a la castidad. Vale aquí la expresión del P. Jorge Loring sobre el baile: ciertamente importa la intención del sujeto, también la intención de la sujeta, pero sobre todo importa “cómo el sujeto sujete a la sujeta”. En el matrimonio hay una donación de alma y de cuerpo, por lo que el cuerpo ya no pertenece a sí sino a otra persona. Es una donación mutua y es una posesión determinada sólo por el amor y jamás por el dominio, precisamente porque no se trata sólo de un cuerpo, sino de un cuerpo espiritualizado. Por ello, “tocar” el cuerpo de la otra persona, sobre todo sus partes íntimas, es hacer un abuso, pues esta posibilidad compete sólo a su “dueño”, es decir, al esposo o a la esposa.



b. El cuidado del tacto se refiere también al propio cuerpo. Desde el punto de vista de la fe, mi cuerpo es templo del Espíritu y, por la gracia, la Santísima Trinidad habita en mi cuerpo como en un templo. El cristiano no desprecia el cuerpo y la sexualidad, sino todo lo contrario. Es tal la dignidad de mi cuerpo – templo de la Santísima Trinidad – que tengo que esmerarme por mantenerlo digno y “ordenado”. Esto significa que el propio cuerpo se debe tocar con respeto y no desordenadamente. Tocarse sólo por motivos higiénicos, para asearlo y poco más.



c. Cuidado de las personas: no hemos de ser ingenuos en el tema de la castidad. No todos piensan que la continencia sexual es un bien deseable. Se podría decir que sólo una mínima parte de los hombres y mujeres de hoy ven con buenos ojos la castidad. Quien quiere ser célibe tiene que luchar constantemente contra las trampas y asechanzas que otros pondrán a la vivencia de la virtud. Habrá personas que rechazarán nuestro deseo de castidad porque este testimonio les hiere profundamente. Por lo tanto:



· Atento a los amigos que ridiculizarán nuestros propósitos y nos invitarán a transgredir la norma moral, a echar “una cana al aire”. Es necesario ser firmes en las propias convicciones y perseverar. Cuando vean que somos inflexibles, nos dejarán en paz.

· Atención a aquella persona que se me cruzará en el camino. Si yo ya soy casado, la castidad me llevará a evitar el trato demasiado íntimo con quien no me has comprometido de por vida. Ya lo dice el refrán: “el hombre es fuego, la mujer estopa, llega el diablo y sopla”. Simplemente no te acerques al fuego. Si soy consagrado, vale lo mismo. El orden sacerdotal o los votos religiosos no quitan las tendencias, no convierten al hombre en ángel: hay que vigilar y no exponerse a la tentación manteniendo un trato afectivo poco conveniente con personas de otro sexo. El sacerdote no debería estar abrazando o besando a mujeres, por muy “santo” que éste sea y por muy piadosa que sea la “feligresa”, y lo mismo dígase de la religiosa o monja. Porque de una relación puramente espiritual se puede llegar a situaciones lamentables por falta de cuidado. La recomendación de origen agustiniano vale para todos: “el amor espiritual conduce al afectuoso, el amor afectuoso conduce al obsequioso, el obsequioso al familiar y el familiar conduce al amor carnal.



4. Cuidado con los pensamientos



Finalmente, para proteger la castidad, tengo que velar sobre mis pensamientos. La imaginación es la “loca de la casa” como decía santa Teresa. La divagación mental, el desorden interior, lleva muchas veces indefectiblemente a los pensamientos impuros. Ahora bien, dado que vivimos en una sociedad en la que casi todo nos habla de sexo, podemos sufrir los embates de la cultura imperante y ser golpeados por imágenes, recuerdos, imaginaciones, deseos bajos, etc.



A veces estos pensamientos pueden ser muy insistentes. Aquí la solución es la sugerida un poco más arriba: estas tentaciones se vencen huyendo. Más que reprimir esos pensamientos, tenemos que distraerlos e ignorarlos. Ocurre como cuando nos asaltan las moscas un día de calor. Rondan las moscas, por la cara, las manos, de nuevo la cara, la nariz, la cabeza y de nuevo la cara... Uno normalmente no entra en crisis existencial porque le fastidia una mosca. Si lo que hago copa mi atención, espantaré a las moscas sin darle mayor importancia.



Así también cuanto nos asalten las imaginaciones impuras: distraernos con algo que nos guste. Muchas veces no será algo espiritual. Puede ser el fútbol, el deporte, repasar los estudios, hacer ecuaciones matemáticas, etc. Lo que sea, con tal de que sea honesto y nos distraiga de los pensamientos impuros.



La castidad no es una virtud de ángeles, sino de hombres. No desnaturaliza a la persona, sino que encauza las tendencias para que el ejercicio de las mismas conduzca al verdadero bien del hombre. La castidad no es una virtud sólo de los consagrados, sino un modo de vivir de todo cristiano y de todo hombre cabal. No es más feliz quien rechaza la castidad, sino quien la vive de acuerdo con su estado de vida. Llevada –a veces sufrida– con sentido sobrenatural es fuente de amor y de entrega generosa. El hombre casto, la mujer casta, cuando viven la castidad “en cristiano”, alcanzan la plenitud del amor, porque la castidad no es otra cosa que el amor, vivido con totalidad. Vale la pena, pues, ser castos, ya sea en el matrimonio, ya sea en la vida consagrada, ya sea en el noviazgo... La castidad es la virtud que integra la sexualidad en el grande horizonte del amor verdadero que tiende a Dios como Objeto y fin último, y que permite amar al prójimo ordenadamente, como a uno mismo, e incluso mejor: como Cristo nos amó






No nos cansemos de seguirla,
de buscar a sus amigos,
de leer lo que los santos nos aconsejan,
te pareció largo?

Aveces tardas más en la fila del cine
para ver una película de la cual, saldrás ya sin la Gracia de Dios.

Las cosas del Cielo son para darte,
las del mal, para robarte.


En el Corazón de Mamá María y de su Hijo:

_________________

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Registrado: 27 Mar 2007
Mensajes: 3917
Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Jue Feb 26, 2009 9:28 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Quermos agradar a Mamá María?
seamos castos!!

Si te parece largo el mensaje, piensa en el tiempo
que has invertido en la fila del cine,
para ver 2 horas de una película
que tal vez te haya robado la Gracia...........

Las cosas del Cielo, te dan,
el mal, te roba..........




Cita:
Consejos generales para vivir la castidad
Marcelo Bravo Pereira

mbravo@legionaries.org

Profesor de filosofía de la religión



La castidad es uno de los votos que profesan los religiosos y los consagrados dentro de la Iglesia, además de los votos de pobreza y obediencia. Con estos votos, los religiosos y consagrados (sacerdotes, hermanos, monjas, laicos consagrados) expresan públicamente que quieren ser totalmente de Dios y que están dispuestos –por el Reino de los Cielos– a renunciar a las tres dimensiones fundamentales de la existencia humana como son el deseo de perpetuarse en una familia, actuar autónoma e independientemente y poseer bienes propios.



Sin embargo, estos votos sólo se entienden a la luz de Cristo y de la novedad de vida que Cristo nos vino a traer. Jesucristo es el religioso por excelencia: Él está totalmente dedicado –consagrado– a las cosas del Padre y su único deseo es que Dios sea conocido, amado y alabado por los hombres, sin otra posesión, sin otro deseo que no sea el Reino de Dios.



Ahora bien, la castidad no es sólo un voto, es decir, una promesa solemne. La castidad es una realidad que atañe a todos los hombres y mujeres, porque es la virtud que regula el uso adecuado y responsable de la sexualidad y de la afectividad. Y esto nos toca a todos. Un religioso vivirá esta virtud en un modo concreto y según unas exigencias diversas del soltero o de las personas unidas en matrimonio. Pero todos estamos llamados a ejercitarnos en la virtud de la castidad. Existe una castidad del religioso, una castidad del soltero y una castidad del casado. Los consejos que se ofrecen a continuación valen en mayor o menor medida para todos. Toca a cada cual hacer la adaptación para la propia vida.



Los consejos generales para vivir la castidad son cinco: orden, conciencia, aprecio, fomento y cuidado. Expresaré los consejos del modo más esquemático posible.



Primer consejo: el orden



Para vivir la castidad –tanto en el celibato como en el matrimonio– es necesario el orden en la propia vida. Ahora bien, hay diversos tipos de orden:



1. Orden “teológico”: primero Dios, después las creaturas. El mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas está dirigido a todos los hombres y no sólo a los religiosos. El amor a Dios ha de ser la principal preocupación de la vida. Esto significa no anteponer nada al amor de Dios: la Voluntad de Dios está antes que mi propia voluntad; el Plan de Dios sobre mi vida antes que mis planes personales; primero las cosas de Dios que mis cosas. Primero Dios y después los amigos; primero el domingo y después los demás días de la semana. Vivir constantemente en su presencia, buscando pequeños pero significativos actos de amor a Dios. En el fondo, la vida de todo hombre es una búsqueda de Dios.



2. Orden “vertical”: primero el cielo y después la tierra. Por lo tanto, hemos de aspirar al cielo con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. Por culpa del marxismo, del consumismo y de otras ideologías terrenas, nos hemos olvidado de pensar en el cielo como una realidad cierta que nos espera. Estamos demasiado preocupados por nuestro éxito temporal, demasiado copados por compromisos mundanos, demasiado comprometidos con quehaceres meramente circunstanciales, queremos a toda costa disfrutar de esta tierra… y nos olvidamos de que esta vida es sólo un preludio de la vida verdadera. La vida es un punto en medio de la eternidad. Esto no significa despreciar las cosas buenas que ofrece la vida, sino “ordenar” todo al cielo, que es nuestro único destino. Hemos sido creados para el cielo. La castidad sólo se entiende a la luz de la eternidad. Hay una expresión latina que reza: “quid hoc ad aeternitatem”, ¿qué es todo esto a la luz de la eternidad? ¿Qué son los placeres indignos y momentáneos a la luz de la eternidad? En conclusión: “Sólo Dios es Dios. Lo demás es ‘lo de menos’”.



3. Orden “temporal”: es necesario tener un orden en el uso de nuestro tiempo. Tener muchas cosas interesantes que hacer: oración, trabajo, comidas, merecido descanso, intereses personales… La ociosidad es la madre de todos los vicios, y nuestra sociedad actual es especialista en ofrecer toda clase de salidas frívolas y raquíticas a la ociosidad. En concreto: si es necesario entrar en Internet, que sea sólo para lo que hay que hacer y no andar “navegando” a ver “qué veo”, perdiendo miserablemente el tiempo y poniendo en riesgo la castidad. Por lo demás, esta vida es para construir algo que nos podamos llevar al más allá, al cielo. Empeñemos pues nuestra vida, no en vanidades y caprichos efímeros, cuanto menos en pecado y desenfreno, sino en grandes proyectos al servicio de los demás.



4. Orden “interior”: la persona humana es un “espíritu encarnado”, es una especie muy extraña en la creación. No es un ángel, pero tampoco una bestia. Es un ser “multidimensional”: tiene razón y voluntad, libertad, sentimientos, potencias y pasiones, etc. En esta diversidad humana hay una jerarquía, un orden en las dimensiones. En primer lugar, como dimensión rectora, está la razón iluminada e instruida por la fe. La razón debe regir a todas las demás pasiones y potencias. La virtud de la castidad es una disposición de la voluntad que nos lleva a actuar según los dictámenes de la razón en cuanto al uso ordenado de las potencias sexuales y afectivas. La castidad no significa en primer lugar represión, sino “promoción ordenada” y “moderación razonable” y es la razón, abierta a la Voluntad de Dios, la que indica cuándo se tiene que promover y cuándo se tiene que moderar.



5. Orden “afectivo”: si el primer mandamiento dice amar a Dios, éste se debe unir al “amar al prójimo como a sí mismo”. Ahora bien, también hay un orden en el “amor al prójimo”. Hay un orden en cuanto a las personas y un orden en cuanto a las manifestaciones del amor. En primer lugar debo amar a aquellos que están más próximos a mí: mi familia, mi mujer y mis hijos (si estoy casado), mis padres, mis amigos, etc. En segundo lugar, mi afecto se debe regir por este orden: las manifestaciones del amor entre esposos son específicas y difieren en cuanto al modo en las manifestaciones de amor entre hermanos y entre amigos. Este orden se debe establecer también en relación con el estado de vida que se ha escogido: si soy sacerdote, mi trato con las personas estará marcado por la consagración que he hecho de mi vida y de mi cuerpo al único amor de Cristo, lo mismo ocurre con una religiosa. Quien está casado tiene que comportarse con las personas de otro sexo, no como quien está buscando pareja, o como quien quiere “romper corazones”, sino como quien está comprometido a un amor exclusivo que ha de durar toda la vida. El joven debe comportarse con su novia de un modo diverso que el marido con su mujer, precisamente porque es novio y no esposo.



Segundo consejo: Conciencia



Tenemos que saber qué es bueno y qué es malo, “llamar al pan, pan y al vino, vino”, y estar convencidos de que seguir la conciencia rectamente formada es lo mejor para nosotros. La conciencia es un faro que ilumina la vida. Puede ser que no siempre tenga la fuerza para seguirla, pero el faro estará siempre allí avisándome de lo que debo hacer, y exigiéndome fidelidad. En el cultivo de la virtud de la castidad esto es esencial.



A causa de las modas imperantes y del desenfreno moral, que se eleva a ideal de vida, sentimos en nuestro corazón la dificultad de vivir la castidad. Esta dificultad real puede llevarnos a considerar que no vale la pena luchar, que es mejor vivir “feliz” según los criterios del mundo que seguir a un Dios desconocido que nos “impone” reprimir nuestros impulsos espontáneos. Es decir, la pasión nos puede llevar a justificar los actos desordenados. Es aquí donde la conciencia tiene que ser faro y decir lo que es bueno y lo que no es bueno. Mientras no se corrompa la conciencia, siempre es posible corregir y superarse.



Aquí tenemos que ser muy honestos: ¿conozco la ley moral? ¿Conozco qué es lo que Dios me pide en cuanto soltero? ¿Quiero seguir mi conciencia o prefiero amordazarla, engañándome a mí mismo con sofismas? Es preciso recordar aquí el adagio: “el que no vive como piensa, termina pensando como vive”; es decir, si traicionamos la voz de la conciencia –que no es otra que la voz de Dios que habla desde el interior– acabaremos por justificar lo injustificable, haciendo pasar hasta “un camello por el ojo de una aguja” (cf. Mt. 19,24).



Para formar la conciencia hay que acudir a los maestros que realmente nos puedan instruir en la verdad. Los medios de comunicación –grandes formadores (o deformadores) de la opinión pública– no son, la mayoría de los casos, buenos consejeros. Ellos son muchas veces los principales promotores de la cultura imperante. Acudamos más bien a personas instruidas y sensatas que puedan ayudarnos, corregirnos, decirnos las cosas claras, sin “dorar la píldora”. Acudamos sobre todo a la Palabra de Dios. Repitamos muchas veces el salmo 119: “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”.



Tercer consejo: Aprecio



1. Aprecio por la virtud en general. Vivimos en una sociedad de mínimos: ¿Qué es lo mínimo que tengo que hacer para divertirme sin pecar? ¿Qué es lo mínimo que tengo que hacer para hacer lo que me pega la gana sin traicionar la conciencia? No. El cristianismo no puede vivir de mínimos. Muchas veces en la sociedad civil nos podemos regir por la moral de lo mínimo: ¿cuánto es lo mínimo que tengo que pagar con los impuestos? Nunca iré a hacer la declaración de hacienda, diciendo: “oiga, le doy más de lo que me pide porque veo que es necesario para tapar los agujeros de la carretera”. Más bien actúo así: si tengo que trabajar seis horas al día, trabajo seis horas y basta. Esto es lo mínimo que tengo que hacer.



Esto puede valer para la sociedad civil. Pero no vale para quien se declara discípulo de Jesucristo. Veamos su ejemplo: Cristo no hizo lo mínimo para salvarnos, hubiera sido un redentor bastante raquítico. No. Por el contrario, Él entregó toda su sangre por cada uno de nosotros. En el evangelio de san Juan está escrito: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo” (Jn. 13,1), y ese extremo fue la pasión, la cruz, la muerte y la resurrección. El modelo del cristiano – y su vía de auténtica felicidad – es Cristo y no el “fresco” dandy que se la pasa disfrutando haciendo slalom con las normas, sacándoles la vuelta.



2. Aprecio por la virtud de la castidad. La castidad es una virtud austera, que exige renuncia y en cuanto tal, es difícil de practicar. A muchos parece imposible de vivir e incluso nociva. Pero tenemos que fijarnos en la dimensión positiva de la castidad: es decir, la entrega del corazón a Jesucristo y el orden en el ejercicio de la sexualidad. En cuanto cristiano – soltero, casado y, cuanto más religioso o sacerdote – mi corazón pertenece a Cristo. En cuanto hombre cabal, debo someter mi pasión sexual al imperio de la razón, pues es más hombre quien controla sus pasiones que el que se deja dominar por ellas.



Apreciar la virtud de la castidad es verla como un ideal por el cual vale la pena luchar: sea que tenga intención de casarme, el ideal de poder llegar al matrimonio con un corazón limpio, que ha sabido ser fiel al amor de su vida y que sabrá en el matrimonio subordinar el sexo al amor espiritual. Sea que opte por la castidad “por el Reino de los Cielos” (Mt. 19,12). Sea incluso en el caso de que uno no logre casarse y se vea obligado a vivir en castidad en razón de las circunstancias.



En este caso es necesario “hacer de la necesidad virtud”; es decir, el no poder casarse no es el peor mal de la vida, que habría de conducir al célibe fatalmente a la pérdida del sentido de la vida, al fracaso y a la frustración existencial. Esto no es así. Si Cristo y María, su Madre castísima, vivieron el ideal de la virginidad, sería un absurdo creer que la castidad es una desgracia en la vida. Tantos santos, tantos hombres de bien han optado libremente o a causa de las circunstancias a vivir la castidad, y su vida ha sido un camino de realización plena.



3. Aprecio por la belleza del amor humano: quienes viven la castidad por el Reino de los Cielos, no lo hacen por deporte o porque tengan una visión negativa del amor humano. El religioso o la consagrada no han dejado algo malo (el matrimonio y lo que ello conlleva) por algo bueno (la castidad en sí misma, considerada como fin y no como medio). No. Vivir la castidad consagrada es renunciar a algo bueno y santo, por algo mejor: el amor y la donación total a Jesucristo. El uso de la sexualidad dentro del matrimonio no es un pecado, sino que ha sido creado por Dios para que dos personas puedan manifestarse el amor en la donación íntima del propio cuerpo, y abiertos a la llegada de los hijos. La virtud de la castidad lleva a los esposos a hacer del acto conyugal un auténtico acto de caridad sobrenatural. Si una persona viviera la castidad como rechazo y desprecio de la dimensión sexual del amor, no sería una persona virtuosa, sino todo lo contrario.



Cuarto consejo: Fomento



Si realmente tengo aprecio sincero por algo, busco incrementarlo. Si tengo un negocio que me está dando ganancias, invierto para que me dé todavía más ganancias. No lo abandono, no me despreocupo de él. Es la ley del éxito de una empresa. Pasa exactamente lo mismo con la castidad. He dicho que la castidad es una virtud no sólo para los religiosos o monjas (que se comprometen bajo voto público), sino para todo cristiano – para todo ser humano digno – sea célibe o casado. Fomentar la castidad es promover todo lo que sea la consideración de la belleza del amor. ¿Qué significa esto?



1. Llenar el corazón de nobles ideales. Desear ser como Cristo que – como dice san Pedro – pasó haciendo el bien (cf. Hch. 10,3Cool. ¿Qué más puedo hacer? Esta ha de ser nuestra pregunta cotidiana.



2. Lecturas que nos ayuden a vivir la virtud. No se trata de leer libros sobre la castidad, sino leer mucho sobre la vida cristiana. Sobre todo la lectura de la vida de santos es un estímulo. Leyendo las vidas de santos sentimos cómo nuestro corazón se llena de deseos de imitación, pues ellos son hombres como nosotros y tuvieron que luchar como nosotros para alcanzar las virtudes.



3. Vida de Sacramentos:



a. La confesión como un encuentro íntimo con la misericordia de Dios. Si supiéramos qué misterio subyace al sacramento de la penitencia, seríamos asiduos clientes del sacerdote. Confesarnos cuando hemos caído es importante, pues en la confesión recibimos la gracia perdida y volvemos a ser hijos amados de Dios. ¡Cuánto gozo habrá sentido el joven rico cuando su Padre lo estrechó entre sus brazos! (cf. Lc. 15). Si no hemos pecado gravemente y sólo tenemos pecados veniales, la confesión nos da un incremento de gracia y la fuerza para ser fiel a nuestros ideales cristianos. Además, la confesión es un gimnasio de humildad: sin Dios no podemos ser fieles, no podemos ser castos, ni en el matrimonio ni en la vida consagrada…



b. Eucaristía: el Pan Purísimo bajado del cielo. Recibir frecuentemente a Cristo Eucaristía será un estímulo para mantener el corazón limpio de impurezas y pecados.



c. Cultivo de las virtudes teologales, en especial de la virtud de la esperanza. ¿Qué significa la esperanza? Es la certeza, que me viene de la fe, de que Dios va a ser fiel a sus promesas y me dará el cielo. Lo dice san Pablo: “los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros” (Rm 8,1Cool. Si yo me esfuerzo por vivir castamente, aunque sea difícil, aunque signifique renunciar a mi “modus vivendi”, aunque signifique cruz y abnegación, estoy dispuesto a luchar porque sé – tengo absoluta certeza – de que Jesús, que subió al cielo para prepararme una morada, está reservándome un tesoro en el cielo.



Quinto consejo: Cuidado



Esto es de sentido común. Huir de las ocasiones de caída. De acuerdo con san Francisco de Sales (citado en el libro de J. Tissot, “El arte de aprovechar nuestras faltas”) hay dos tentaciones que se vencen huyendo: las tentaciones contra la fe y las tentaciones contra la castidad. Si yo sé que ciertas compañías, que ciertos ambientes, que ciertas personas pueden hacerme naufragar, ¿para qué hacerme el “inocente” y creer que no pasa nada? Esto, sin embargo, sólo se entiende a la luz de los primeros principios vistos arriba: si yo aprecio el don de un corazón puro, si yo sé que todo es relativo de cara a la eternidad, entonces voy a actuar en consecuencia. No me voy a exponer a perder la gracia de Dios, que es lo más grande que poseo. En concreto:



1. Cuidar los ambientes: siempre será mejor no frecuentar aquellos lugares en donde sabemos que pueden naufragar los propósitos de fidelidad. Hay algunos lugares que en sí mismos son pecaminosos. No se debe acudir a espectáculos o casas en donde se fomente el vicio. Esto es obvio. Hay otros lugares que serán peligrosos, no en sí mismos, sino de acuerdo con la propia sensibilidad o con la situación existencial en la que se vive. El criterio fundamental para discernir es la honestidad: “yo sé que acudir a esta fiesta me causa problemas... pues no acudo, hago otra cosa”. En la medida de lo posible habría que evitar esos ambientes, aunque no siempre sea posible.



2. Cuidado de la vista: todo lo que entra por los ojos penetra en el corazón. A veces nos angustiamos por las tentaciones que nos azotan y nos preguntamos por qué no podemos ser fieles y puros como ángeles, por qué tenemos que luchar contra las mismas caídas, los mismos pecados, etc. Preguntémonos más bien: ¿qué miro? ¿A dónde se me van los ojos? ¿Dónde se fija mi mirada cuando miro a una mujer o a un hombre? ¿En qué “región” de la “geografía humana” se detienen mis ojos? Es necesario, por tanto, disciplinar nuestra mirada para fijarla sólo en aquello que vale la pena. En concreto:



a. Evitar siempre la pornografía. El cuerpo humano en sí mismo considerado es bello, sea femenino o masculino, porque ha sido creado por Dios. Cuando Dios creó a Adán y Eva, el escritor sagrado escribe: “Y Dios vio que era muy bueno”. Un ojo puro no pone maldad donde no la hay. Por el contrario, la pornografía busca siempre la excitación de las pasiones, las más de las veces por motivos económicos, utilizando a las personas como objeto de deleite sexual. El cuerpo del “otro” es siempre y sólo sujeto, nunca objeto.



b. Hoy en día el acceso a la pornografía es sumamente fácil: basta abrir Internet para encontrar todo tipo de imágenes eróticas. Aun cuando se proteja el acceso a través de un filtro – que siempre es recomendable –, es fácil que se cuelen las imágenes, a veces en páginas que nada tienen que ver con el erotismo. En muchos portales, entre el amplio espectro de accesos, no puede faltar nunca el link para “mayores de edad”.



c. Cuidado con la vista en la contemplación de personas de otro sexo. Hay sujetos que cuando ven pasar a una mujer hacen todo un análisis de geografía humana. Esta falta de control lleva después a llenar el corazón de “toxinas espirituales”, a crear una mentalidad que se detiene sólo en el cuerpo del otro, sin atender al corazón.



3. Cuidado del tacto:



a. Atención a las manifestaciones de afecto demasiado íntimas que podrían llevar a faltar a la castidad. Vale aquí la expresión del P. Jorge Loring sobre el baile: ciertamente importa la intención del sujeto, también la intención de la sujeta, pero sobre todo importa “cómo el sujeto sujete a la sujeta”. En el matrimonio hay una donación de alma y de cuerpo, por lo que el cuerpo ya no pertenece a sí sino a otra persona. Es una donación mutua y es una posesión determinada sólo por el amor y jamás por el dominio, precisamente porque no se trata sólo de un cuerpo, sino de un cuerpo espiritualizado. Por ello, “tocar” el cuerpo de la otra persona, sobre todo sus partes íntimas, es hacer un abuso, pues esta posibilidad compete sólo a su “dueño”, es decir, al esposo o a la esposa.



b. El cuidado del tacto se refiere también al propio cuerpo. Desde el punto de vista de la fe, mi cuerpo es templo del Espíritu y, por la gracia, la Santísima Trinidad habita en mi cuerpo como en un templo. El cristiano no desprecia el cuerpo y la sexualidad, sino todo lo contrario. Es tal la dignidad de mi cuerpo – templo de la Santísima Trinidad – que tengo que esmerarme por mantenerlo digno y “ordenado”. Esto significa que el propio cuerpo se debe tocar con respeto y no desordenadamente. Tocarse sólo por motivos higiénicos, para asearlo y poco más.



c. Cuidado de las personas: no hemos de ser ingenuos en el tema de la castidad. No todos piensan que la continencia sexual es un bien deseable. Se podría decir que sólo una mínima parte de los hombres y mujeres de hoy ven con buenos ojos la castidad. Quien quiere ser célibe tiene que luchar constantemente contra las trampas y asechanzas que otros pondrán a la vivencia de la virtud. Habrá personas que rechazarán nuestro deseo de castidad porque este testimonio les hiere profundamente. Por lo tanto:



· Atento a los amigos que ridiculizarán nuestros propósitos y nos invitarán a transgredir la norma moral, a echar “una cana al aire”. Es necesario ser firmes en las propias convicciones y perseverar. Cuando vean que somos inflexibles, nos dejarán en paz.

· Atención a aquella persona que se me cruzará en el camino. Si yo ya soy casado, la castidad me llevará a evitar el trato demasiado íntimo con quien no me has comprometido de por vida. Ya lo dice el refrán: “el hombre es fuego, la mujer estopa, llega el diablo y sopla”. Simplemente no te acerques al fuego. Si soy consagrado, vale lo mismo. El orden sacerdotal o los votos religiosos no quitan las tendencias, no convierten al hombre en ángel: hay que vigilar y no exponerse a la tentación manteniendo un trato afectivo poco conveniente con personas de otro sexo. El sacerdote no debería estar abrazando o besando a mujeres, por muy “santo” que éste sea y por muy piadosa que sea la “feligresa”, y lo mismo dígase de la religiosa o monja. Porque de una relación puramente espiritual se puede llegar a situaciones lamentables por falta de cuidado. La recomendación de origen agustiniano vale para todos: “el amor espiritual conduce al afectuoso, el amor afectuoso conduce al obsequioso, el obsequioso al familiar y el familiar conduce al amor carnal.



4. Cuidado con los pensamientos



Finalmente, para proteger la castidad, tengo que velar sobre mis pensamientos. La imaginación es la “loca de la casa” como decía santa Teresa. La divagación mental, el desorden interior, lleva muchas veces indefectiblemente a los pensamientos impuros. Ahora bien, dado que vivimos en una sociedad en la que casi todo nos habla de sexo, podemos sufrir los embates de la cultura imperante y ser golpeados por imágenes, recuerdos, imaginaciones, deseos bajos, etc.



A veces estos pensamientos pueden ser muy insistentes. Aquí la solución es la sugerida un poco más arriba: estas tentaciones se vencen huyendo. Más que reprimir esos pensamientos, tenemos que distraerlos e ignorarlos. Ocurre como cuando nos asaltan las moscas un día de calor. Rondan las moscas, por la cara, las manos, de nuevo la cara, la nariz, la cabeza y de nuevo la cara... Uno normalmente no entra en crisis existencial porque le fastidia una mosca. Si lo que hago copa mi atención, espantaré a las moscas sin darle mayor importancia.



Así también cuanto nos asalten las imaginaciones impuras: distraernos con algo que nos guste. Muchas veces no será algo espiritual. Puede ser el fútbol, el deporte, repasar los estudios, hacer ecuaciones matemáticas, etc. Lo que sea, con tal de que sea honesto y nos distraiga de los pensamientos impuros.



La castidad no es una virtud de ángeles, sino de hombres. No desnaturaliza a la persona, sino que encauza las tendencias para que el ejercicio de las mismas conduzca al verdadero bien del hombre. La castidad no es una virtud sólo de los consagrados, sino un modo de vivir de todo cristiano y de todo hombre cabal. No es más feliz quien rechaza la castidad, sino quien la vive de acuerdo con su estado de vida. Llevada –a veces sufrida– con sentido sobrenatural es fuente de amor y de entrega generosa. El hombre casto, la mujer casta, cuando viven la castidad “en cristiano”, alcanzan la plenitud del amor, porque la castidad no es otra cosa que el amor, vivido con totalidad. Vale la pena, pues, ser castos, ya sea en el matrimonio, ya sea en la vida consagrada, ya sea en el noviazgo... La castidad es la virtud que integra la sexualidad en el grande horizonte del amor verdadero que tiende a Dios como Objeto y fin último, y que permite amar al prójimo ordenadamente, como a uno mismo, e incluso mejor: como Cristo nos amó




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MensajePublicado: Dom Mar 08, 2009 12:03 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Dios te salve María

Llena eres de Gracia

El señor ES contigo

Bendita eres entre TODAS las mujeres

Bendito es el fruto de tu vientre JESÜS

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

Ruega por nosotros PECADORES

Ahora y en la hora de NUESTRA MUERTE


Amén

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MensajePublicado: Mie Mar 11, 2009 9:49 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Mami;

Paso a decirte que te necesito tanto
que no me dejes sin rezar el rosario,que me des permiso de rezartelo cada día,

¿cómo podríamos vivir sin tí?
¿sin hacerte un lugar en nuestras vidas, familias, casas, asuntos?

te rezo una hermosa jaculatoria
que me encanta y por la cual te suplico
trabajes en mi corazón mundano
y me ayudes a convertirlo en templo digno y alegre para tu Hijo.

Gracias Mamá, te quiero.

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MensajePublicado: Mie Mar 11, 2009 9:51 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Por tu limpia Concepción
Oh! Soberana princesa
una muy grande Pureza
te pido de Corazón.

Amén.

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MensajePublicado: Mie Mar 11, 2009 10:58 pm    Asunto: Te Amo Mamita
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Hayyy a que preciosa discusion acabo de llegar ^^ No hay nada como empezar un buen dia, contemplando a nuestra mamita maría, ja! i me salio un verso sin esfuerzo. Te amo mamita María Santísima, alabada y querida seas siempre por tus fieles y amorosos hijos (:
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MensajePublicado: Jue Mar 19, 2009 2:59 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Madre suplico tu ayuda en éste mar alborotado de mi alma.
Dame Paz, reina de la Paz
dame tu sonrisa en medio de la tormenta
dame a tu Hijo
en medio de mi corazón.

amén.

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MensajePublicado: Vie Mar 20, 2009 10:52 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Cita:
Aparición Anual a Mirjana el 18 de Marzo de 2009

La vidente Mirjana Dragicevic-Soldo [una de las seis videntes de
Medjugorje] tuvo apariciones diarias desde el 24 de Junio de 1981
hasta el 25 de Diciembre de 1982. Durante su última aparición diaria,
Nuestra Señora le dio el décimo secreto y le dijo que se le
aparecería una vez al año, el 18 de Marzo.

Varios miles de peregrinos se congregaron para rezar el Rosario en la
"Cruz Azul", en la Colina de las Apariciones. La aparición duró de la
1:52 pm a la 1:58 pm. Nuestra Señora le dio el siguiente mensaje:

"Queridos hijos! Hoy los invito a mirar sinceramente y por largo rato
dentro de sus corazones. Qué verán en ellos? Qué lugar ocupa mi Hijo
en ellos y dónde está el deseo de seguirme hacia El? Hijos míos, que
este tiempo de renuncia sea un tiempo en el que se pregunten: 'Qué
desea mi Dios de mí personalmente? Qué debo hacer?' Oren, ayunen y
tengan un corazón lleno de misericordia. No olviden a sus pastores.
Oren para que ellos no se pierdan, para que permanezcan en mi Hijo a
fin de que sean buenos pastores para su rebaño."

Nuestra Señora miró entonces a todos los presentes y añadió: "De
nuevo les digo, si supieran cuánto los amo, llorarían de alegría.
Gracias."


----------Consejo Nacional María Reina de la Paz

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MensajePublicado: Dom Mar 29, 2009 3:33 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Mami;

Te doy gracias por ser el faro de mi vida
porque me tienes paciencia
porque me llevas en tu corazón y ruegas por mí
porque me haces saber que Dios me ama
porque El es Dios,
que llegar al Cielo es obra de su misericordia
y de mi voluntad pobre ayudada de la Gracia
o sea: de Dios, porque me ama a pesar de mí misma
por mí misma, por ser su hija: GRATIS.

Gracias mamá por el arduo trabajo que haces en mi alma
perdóname cuando me resisto
ámame cuando caigo
consuélame cuando lloro aún por mi culpa
límpiame cuando e pecado me empañe
aliméntame de tu amor cuando el mundo me de la espalda
no me dejes caer en el error de creerme sola en la lucha
de no apoyarme en Tí SIEMPRE.

Mami linda, lo que pido para mí
también lo pido para quienes Dios me ha encomendado
no nos dejes de tu mano
aunque aveces rebeldes querramos soltarnos
y seguir por el cmino peligroso del orgullo
y la falsedad.

Gracias mami, porque sé que estás leyendo ésto
y queriendonos mucho a todos.

Te quiero.

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MensajePublicado: Sab Abr 04, 2009 9:02 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Madre : Mamá;

Este texto de la Paz del corazón ha hecho mucho bien a mi vida
y deseo con tu bendición compartirlo con mis hermanos.

A partir de manrener a salvo nuestra Paz del Corazón
que no es sino tu Hijo, nuestro Señor Jesús, el Cristo,
dentro de nuestras aspiraciones, deseos, haberes y quereres,
El sobre toda cosa, obra, pensamiento y palabra,
El Rey de la PAZ divina y sobrenatural.............
PAZ a pesar de y con el mundo
Paz con uno mismo,
Paz ante todo, bueno y malo
PAZ.

Gracias Mami por prodigarnos de gente buena que nos instruye
como éste autor.

A todos : que lo disfruten tiene hasta hermosa música.:yo la bajé a mi compu y lo leo cada vez que necesito razones para
no dejarme vencer por las contrariedades que me atrae
mi egoísmo. No hay de otra, si creyéramos realmente en Dios
la Paz abundante sobrepasaría cualquier vaivén existecial.

Dios nos bendiga.

http://www.maria-garcia.com/paz_en_el_corazon.htm
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MensajePublicado: Sab Abr 04, 2009 9:32 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Por favor escuchen lo que es
capaz de inspirar Nuestra Madre:

GLORIOSO.


Magnificat de Antonio Vivaldi

http://www.youtube.com/watch?v=z_pXtLPA9Vk&feature=related

Salve Madre del Redentor!!!
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MensajePublicado: Vie Abr 10, 2009 3:53 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Madre:

En Estos días de tanto dolor;
déjame acompañarte con mi pobre corazón
déjame sentir contigo la grande pena por tu Hijo pero más por nosotros
los desamparados hijos de Eva
los pecadores desorientados por su egoísmo.

Pero que te amamos Mami, que emamos a tu Hijo
que queremos entender su amor
su dolor inmenso, eterno
su sangre y su cuerpo
su alma.

Déjanos ir contigo por la Vía de la Cruz
déjanos enjugar tus lágrimas de soledad
de desconsuelo, de amargo y callado dolor.

Perdónanos Mami
porque aún no sabemos lo que hacemos
porque dosmil años más tarde
aún clavamos a tu Hijo querido
aún no entendemos el sentido infinito de su Cruz ahora nuestra
de sue muerte ahora nuestra
de su Resurrección ahora nuestra.

Déjanos Mami, y amaremos más cada día su camino

Amén

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MensajePublicado: Dom Abr 12, 2009 4:46 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Queridos hermanos, deseo fervientemente
compartirles ésta milagrosa experiencia:

Leyendo el post anterior de súplica porque Mamá María
me permitiera estar con ella y con su Hijo en su pasión
en el camino del Via Crucis; les comento:

Dos semanas antes, mis hijos se ofrecieron para participar en el Via Crucis
de la Parroquia donde acudimos,
como no hubieron mas que 6 personas convocadas,
les dieron los papeles de : María Madre, María Magdalena, La Verónica
y Juan Apóstol,

El día pensado para el ensayo, una semana después, acudieron a la cita
con la sorpresa de que quienes se autodenominan "la vieja guardia"
de la parroquia, es decir las personas mayores que apoyan durante las misas, acudieron al ensayo como de paso, y regañaron y ahuyentaron
a los jóvenes que se iban a ofrecer aparte ése día.
El Vicario, sacerdote que inicia su ministerio, parecía rebasado
por la tal "vieja guardia" y los jóvenes intimidados huyeron y renunciaron.

Les dí mi apoyo a mis hijos de renunciar con el argumento de que
si no se sentían convencidos e iban a disgusto, no sería la actitud adecuada
para tal evento, que entonces la "viaja guardia" debería llevar a sus hijos,
sobrinos o conocidos a participar y hacerlo libremente a su manera.

Mas mis hijos lo pensaron, y volvieron con el Vicario a ofrecerle apoyo.
Le comentaron su incomodidad y él tranquilamente les dijo que no se preocuparan.
y así, sin ensayos, éste jueves Santo, les refrendó sus papeles,
y les citó a las diez treinta del viernes Santo. El vestuario ya lo tiene la parroquia, sólo había que llegar y ponérselo.

El Viernes Santo, nos preparamos pero en detalles y demás
salimos casi a las diez cuarenta de casa, el Via Crucis comenzaba a las once .

Llegamos corriendo al Templo, yo era sólo su chofer, pero por la premura
del tiempo, me apuré a estacionarme y entré a la Sacristía para ofrecerme a ayudarles a vestirse, ya mi hija la que sería María
la estaba ayudando una señora de la "vieja guardia".
A las otras dos les ayudaron a ponerse en velo, y mi hijo "Juan"
salió ya vestido.
Entonces el Vicario pregunta:
¿Y las mujeres de Jerusalén? ¿dónde están?
A lo que dos señoras que estaban allí dijeron : faltan fulana y fulana y no ha llegado otra más.
entonces, allí viene lo milagroso:

Me ofrezco, abren el clóset del vestuario y me entregan un traje hermoso
verde, con el manto amarillo, ahora sé que no fué casualidad:
cuando me vestí en la mañana, me puse sandalias blancas,
por lo que sólo hubo que sobreponer la hermosa túnica ya comodar el velo en mi cabeza.

Recibimos cortas instrucciones, porque el tiempo apremiaba,
el Vicario nos reunió a orar antes del inicio, quien hacía el papel de Jesús
estaba impresionantemente igual.................y salimos.........


Entonces hoy; viene a mi mente ésta parte:



Cita:
Déjanos ir contigo por la Vía de la Cruz
déjanos enjugar tus lágrimas de soledad
de desconsuelo, de amargo y callado dolor.



Allí, íbamos, increíblemente hasta adelante, detrás de Jesús
cargando con la Cruz, cuatro hijos míos y yo
por las calles aledañas a la parroquia, incándonos en adoración
orando, sollozando como otros varios, suplicando perdón
y misericordia a Nuestro Dios-Hombre,
convertido en una masa de sangre por nuestras culpas
humillado y llevado hasta el extremo del dolor humano
quien a pesar de ello; abrazaba la Cruz con tanto amor
y la recogía con gusto después de cada caída, ansioso de apurar
nuestra salvación, de concluírla, de vernos libres del mal.

Y nuestra Mamá María............allí, mirándonos desde el Cielo
caminando con nosotros, sollozando con nosotros, abrazándonos.

Allí no termina todo; por la tarde acudí con mi esposo
a la adoración de la Cruz en otra parroquia, con el sacerdote
santo, de los retiros para matrimonios,
pues nos recomendaron asistir porque se sale sanado de sus liturgias,
renovado............
y nos invitó a quedarnos a la Via Matris, o procesión del silencio,
con la instrucción de que sólo mujeres cargaran a la virgen Dolorosísima,
no pensábamos quedarnos porque mis hijos
irían a ayudar en la vialidad de ésta misma procesión en el templo
donde fuimaos en la mañana.
Hicimos una llamada para que se organizaran sin nosotros
y nos quedamos........

Allí estaba otra vez, ahora acompañando a nuestra Madre en su callado dolor
enjugando sus lágrimas, suplicando tome en sus manos
mi coraón de esposa y madre, de hija deDios, de hermana,
todo mi corazón para su Hijo y para ella.
Pidiendole perdón por la manera tan cruel como tratamos a su lindo bebé
al Hijo que nos dió para salvarnos........perdón Mamá......

Allí, mientras ayudaba a llevarla, entre más señoras, l dejé
mis angustias, abandonos, miedos, temores,
mis incertidumbres y enfermedades, del alma y del cuerpo,
Le encomendé el corazón de mis hijos y de mis amigos ,
sobre todo de quienes aportan en Familias católicas........

En fin.........milagro.......no puedo verlo de otra manera.

¿Que si Mamá María nos oye?


Cita:
Déjanos ir contigo por la Vía de la Cruz
déjanos enjugar tus lágrimas de soledad
de desconsuelo, de amargo y callado dolor.



Yo creo que sí, y de qué manera nos responde..........

Gracias mami.

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MensajePublicado: Dom Abr 12, 2009 4:56 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Felices Pascuas de Resurrección.
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MensajePublicado: Sab Abr 18, 2009 1:03 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Mami:

Estás conmigo..........
déjame bajo tu cobijo,
sosteniendo mi pobre humanidad
déjame contigo, soñar y vivir a tu lado
Soñar el Cielo y vivirlo junto a tí

Bendice mi matrimonio con la Paz de tu Hijo
a mis hijos tuyos, cada corazón que dependa del mío para
llegar a Tí para amarte.

Dame tu dulzura para mercerte.

Amén

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MensajePublicado: Dom Abr 19, 2009 10:51 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Hoy; día elegido por Dios
para que celebremos su misaricordia
la supliquemos, la deseemos, la amemos.




Santa Faustina Ruega por Nosotros

Padre Eterno : Te ofrezco la Sangre , el Agua y la divinidad
de tu amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo
Como propiciación denuestros pecados y los del mundo entero.

Por su dolorosa Pasión:
Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.



Paz

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MensajePublicado: Mar Abr 21, 2009 1:05 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

R Real escribió:
Madre; Mamá;

No tengo claro el Cielo

no sé quien soy

Sólo sé que de tu mano

es posible llegar.



que lindo Smile

de la mano de mamá nos sentimos confiados...y a donde ella nos lleve, estara bien pàra nosotros...

confiados de la mano de Mamá Maria, vamos a ver a Papá Dios... Smile
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MensajePublicado: Mar Abr 21, 2009 3:49 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Bienvenido............

Así es Mamá María
dulce y segura, fiel y hermosa........

Dulce Madre no te alejes
tu vista de mí o apartes
ven conmigo a todas partes y soo nunca me dejes...........

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MensajePublicado: Sab Abr 25, 2009 1:15 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

R Real, que nuestra Mamita María Santísima te siga llenando de bendiciones a ti y a todos los que te rodean. Smile

Ahorita hace ratito que leia estos posts hermosisimos me acorde de la Medalla Milagrosa; resulta que yo la tenia en casa y ni cuenta me habia dado Shocked , cuando la descubri casi lloraba!!!, no podia creer que en mi casa se hallara la Medalla Milagrosa Very Happy, pense que era casi imposible de conseguir y ahi estaba, en cuanto la halle me la puse, esta pequeñita...atada con un cordoncito de estambre ^^, algun dia le sacare fotos para ponerlas en el foro ^^

Ave Maria Purisima, sin pecado original consebida Smile
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MensajePublicado: Sab Abr 25, 2009 2:53 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
Responder citando

Hola; Bienvenida!!

Te felicito por lo de tu medallita
entendemos que llevar un sacramental mariano
nos invita a imitar a nuestra Mami,
a amar a su Hijo como ella,
a ser templo digno de El.
A procurar su presencia Santa...........
y nos santifica.

Que ésa medallita te recuerde siempre, cada instante
que Mami te ama y te busca
y quiere tu felicidad........

Gracias Mami, por manifestarte en nuestras vidas
por querernos tanto a todos.

Paz

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MensajePublicado: Sab Abr 25, 2009 3:53 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
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Hoy es día de San Marcos Apóstol
tú sabes Mami, lo importante de éste día
para mi familia.

Te suplico nos lleves de tu mano a la Paz de tu Hijo
al deseo ferviente de Servirle en toda oportunidad que nos des
de santificarnos juntos, de ser buenos
de salir de nosotros al encuentro caritativo con los demás.

Danos la gracia de vivir un matrimonio Santo
en encuentro constante contigo y con tu Hijo
dando testimonio de su presencia en nuestros corazones.

Cambia nuestros corazones hasta hacerlos
templos dignos de tu presencia hermosa y de tu hijo
Nuestro Cristo.

Amén



Paz

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clauabru
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MensajePublicado: Mar Abr 28, 2009 1:03 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
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R Real escribió:
Madre, Mami
desde el cielo tú puedes vernos y verlo todo,
dile a tu Hijo que nos perdone y que regrese a nuestros templos,
que no permita que las sombras nos cubran
no las del corazón sobre todo.

manifiesta tu ternura como siempre
y protégenos amén.

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R Real
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Registrado: 27 Mar 2007
Mensajes: 3917
Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Jue Abr 30, 2009 9:28 pm    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
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Mami,

aleja con tu poder, y tu presencia purísima
los poderes de las tinieblas
que oscurecen los corazones y los hacen duros y soberbios
aleja el mal de nuestro corazón primero.

permite que la luz de tu presencia Reine aquí,
entre quienes deben amarse
aquí y ahora; que es el lugar del amor.

Te suplicamos bendigas cada pensamiento y acto de nuestra vida
ven a vivir con nosotros dulce Madre,
haznos sentir tu dulce abrazo de Mamá cariñosa
sálvanos de la incertidumbre de no confiar plenamente en tu Hijo
Nuestro Señor Jesucristo.

Gracias mami.........


PAZ

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R Real
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Ubicación: Tierra Azteca

MensajePublicado: Mar May 05, 2009 2:52 am    Asunto:
Tema: Mamá María; una experiencia de vida.
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Hola Mami;

sé que me miras escribirte;
sé que estás presente;

Así que estas palabras sirvan de testimonio
para dar a saber a mis hermanos queridos,
tu preciosa bondad y tu amable inclinación hacia nosotros
los pecadores, los hombres y mujeres que vivimos en la tierra
y aún saboreamos el aire, vivimos con FE,
amamos con esperanza.........

El Sabado vino un santo sacerdote a bendecir nuestra casa,
Gracias mami, luego de ello, sentimos PAZ.

Gracias porque nos facilitas las ayudas de tu Hijo
de nuestro Señor Jesucristo,
porque nos libras de las acechanzas del demonio
porque nos elevas a tus brazos y nos acunas y nos proteges
sobre todo contra nuestro egoísmo
contra la soberbia de "SER" y nos escondes del maligno.

Bendicenos´cada día mami.


Gracias por tu presencia en nuestras vidas.
Por tus prontas respuestas
Por tu Luz que camina delante nuestro.


PAZ

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