Doña Gely Nuevo
Registrado: 12 Nov 2008 Mensajes: 6
|
Publicado:
Mar Ene 13, 2009 7:21 pm Asunto:
15 Minutos con Jesús Sacramentado
Tema: 15 Minutos con Jesús Sacramentado |
|
|
"No es preciso hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que
me ames mucho. Háblame pues aquí, sencillamente, como hablarías al
más íntimo de tus amigos, como hablarías a tu madre o a tu hermano.
¿Necesitas hacerme a favor de alguien alguna súplica cualquiera? Dime
su nombre, bien sea de tus padres, el de tus hermanos y amigos. Dime
enseguida qué quisieras hiciese yo actualmente por ellos. Pide mucho,
mucho. No vaciles en pedir. Me gustan los corazones generosos, que
llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos para atender las
necesidades de los demás. Háblame con sencillez de las personas a
quienes quisieras ayudar; de los enfermos a quienes ves sufrir; de los
descarriados que tú anhelas regresen al buen camino; de los amigos
ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una
palabra siquiera; pero palabra de amigo , palabra ardiente y fervorosa.
Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del
corazón y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me diriges por
aquellos que tu corazón especialmente ama?
¿Y para ti, no necesitas ninguna gracia? Hazme, si quieres, como una
lista de tus necesidades y ven, léela en mi presencia. . Dime
francamente que sientes orgullo, amor a la sensualidad y al placer, que
eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... y pídeme luego que venga
en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos que haces para liberarte de
tus faltas. ¡No te avergüences, hijo mío! ¡hay en el cielo tantos y tantos
justos, tantos y tantos santos que tuvieron esos mismos defectos! Pero
rezaron con humildad..., y poco a poco se vieron libres de ellos. No
vaciles en pedirme bienes espirituales y materiales, salud, memoria,
éxito en tus trabajos, proyectos o estudios... Todo eso puedo darte, y
deseo me lo pidas, siempre que no obstaculicen, sino más bien ayuden a
tu santificación. Precisamente hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer
por ti? ¡Si supieras cuánto deseo poder ayudarte!
¿Tienes ahora algún proyecto? Cuéntamelo todo. ¿Qué te preocupa?,
¿qué piensas?, ¿qué deseas?, ¿qué puedo hacer por tus padres, tus
hermanos, tus hijos, tus compañeros, tus amigos? ¿Qué desearías hacer
por ellos? Y por mí, ¿No sientes deseo de mi gloria? ¿Quieres que haga
algo por quienes amas mucho pero que quizá viven lejos de mí? Dime
qué cosa en particular llama tu atención hoy, qué deseas más
ardientemente y con qué medios cuentas para obtenerlo. Dime si no se
te logran tus planes y te diré las causas de tus dificultades. ¿Deseas
apoyarte en mí? Hijo mío, yo soy el Señor de los corazones, y los muevo
adonde deseo sin violentar su libertad.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame tus tristezas
detalladamente. ¿Quién te ha herido? ¿Quién lastimó tu orgullo? ¿Quién
te ha maltratado? Acércate a mi corazón y encontrarás el bálsamo para
esas heridas del tuyo. Cuéntamelo todo y acabaras por decirme que, a
semejanza de mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas y en pago,...
recibirás mi bendición consoladora.
¿Tienes miedo tal vez? ¿Sientes en tu alma conmociones vagas de
tristeza, que por injustificadas no dejan de ser desgarradoras? Apóyate
en mi providencia. Yo estoy contigo, a tu lado. Veo todo, escucho todo.
No te abandonaré en ningún momento.
¿Sientes el olvido por parte de personas que antes te quisieron bien y
ahora se alejan de ti sin razón? Reza por ellos, y yo te los devolveré, si
no han de ser obstáculo para tu salvación.
¿Y no tienes alguna alegría que comunicarme? ¿Quieres hacerme
partícipe de ella como buen amigo tuyo? Cuéntame lo que desde ayer,
desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír
tu corazón. Quizás has tenido agradables sorpresas; quizás has tenido
agradables sorpresas; quizás has visto disipadas graves dudas, has
recibido buenas noticias, una carta, un detalle de cariño, has vencido una
dificultad, o salido de una situación angustiosa. Todo esto es obra mía.
Yo te lo he concedido. ¿Por qué no has de manifestarme tu gratitud y
decirme sencillamente como un hijo a su padre: "Gracias, Padre Mío"? El
agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le
agrada verse correspondido.
¿Tienes alguna promesa que hacerme? Leo, ya lo sabes, el fondo de tu
corazón: a los hombres se engaña fácilmente ; a Dios, no. Háblame
pues, con toda sinceridad.
¿Tienes firme resolución de no exponerte más a aquella ocasión de
pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más
aquel libro que excitó tu imaginación? ¿De evitar aquella persona que
quitó paz a tu alma? ¿Vas a ser generoso con esa persona a quien
consideras tu enemiga porque te ofendió?
Ahora hijo mío regresa a tus ocupaciones habituales, a tu familia, a tu
trabajo, a tus estudios... pero no olvides estos quince minutos de
conversación íntima que hemos tenido en el silencio del sagrario. Guarda
en lo posible, silencio, modestia, resignación, amor a tu prójimo. Ama a
mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez
a mí con el corazón más amoroso, más entregado; en el mío
encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
____________________________________________________________
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
Oh, Dulce Corazón de María, sé la salvación mia. Amén |
|