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Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...

 
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Ubicación: La tierra del Inka, que le sol ilumina por que Dios lo Manda

MensajePublicado: Dom Nov 09, 2008 10:13 pm    Asunto: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
Responder citando

Les comparto esta información que me llegó al buzón de correo el día de hoy

Besos
...............



Fuente:www.iesvs.org


En los documentos al pie se mostrará que:

a) Es pecado mortal utilizar anticonceptivos. Además, todos los anticonceptivos son abortivos (ver informe médico adjunto): fallan en evitar la ovulación y posterior concepción, y funcionan por abortar al niño recién concebido, una persona única, con sus propios genes distintos a los de la madre y con alma inmortal.

b) Es pecado mortal utilizar métodos naturales (del ritmo, etc.) para evitar la concepción… excepto por causas graves.

¿Por qué? porque no es amor “hacer el amor”… sin una entrega total (incluyendo la fecundidad y la fidelidad de por vida).

Es grave falsear el amor porque Dios pensó el sexo humano con el único fin de expresar la plenitud del amor conyugal: fecundo y generoso, sin reservarse nada para sí, de la misma manera que Cristo se entrega por su Iglesia.

Recordar que para que un pecado sea mortal no basta con que objetivamente lo sea, sino también subjetivamente: la persona debe ser consciente de la gravedad del pecado y aún así elegirlo libremente.


Pablo VI en Humanae Vitae:

“un amor fecundo, que no se agota en la comunión entre los esposos sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas.

"El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres"


“En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la paternidad responsable se pone en práctica ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa ya sea con la decisión, tomada por graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido.”

“En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan, por tanto, libres para proceder arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta a la intención creadora de Dios,”

Vías ilícitas para la regulación de los nacimientos

Es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por esto intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal fecunda.

La Iglesia siempre ha rechazado los métodos naturales de planificación de la natalidad cuando son elegidos por un motivo egoísta, por ejemplo, por no tener las molestias que lleva la crianza de un hijo más.

Karol Wojtyla, Amor y responsabilidad:

“Hablando del método natural se acepta frecuentemente el mismo punto de vista que para los métodos artificiales, reduciéndolos a los principios utilitaristas. Así concebido el método natural acaba por ser sólo uno de los medios destinados a asegurar el “máximum” de placer distinguiéndose sólo en que lo alcanzaría por un camino diverso al de los métodos artificiales.”

El texto es claro, si no hubiera causa grave, utilizar métodos naturales con el mismo fin que los anticonceptivos es tan grave como usar anticonceptivos. Dado que es pecado grave el uso de métodos artificiales, entonces también los es el uso de métodos naturales sin causa grave.


¿Qué causa grave justificaría el uso de métodos naturales?

Algunos ejemplos de causas graves:

· Razones económicas graves: no alcanza la comida para la familia actual, falta de empleo de ambos padres, etc.

· Problema de salud grave de uno o ambos cónyuges: depresión grave de la madre, riesgo de muerte para la madre en caso de que se quede embarazada, etc.

Algunas excusas que hacen que los métodos naturales sean pecado mortal:

“Por la edad de la madre hay más riesgo de tener un hijo Down o con problemas”: un hijo no vale por lo que me da, sino porque es un alma inmortal que Dios me ha encomendado para que la ayude a alcanzar el máximo nivel de santidad.

“Es mucho trabajo criar a un hijo”: para eso Dios nos puso en el mundo, para ser fecundos… en hijos físicos (para los matrimonios) y/o espirituales (para los que se hacen “eunucos por el Reino de los Cielos”)

“Si tengo un hijo más no me alcanza el dinero para un buen pasar: TV, el celular, la notebook, viajar en vacaciones, aire acondicionado, cambiar el carro/auto”: para esa persona todo eso vale más que un hijo, más que la vida misma, más que el mandato de Dios de multiplicarse.

“Ya tengo demasiados hijos”: sólo tenemos esta vida para servir a Dios en la fecundidad, un minuto más que no sirvo, es un minuto más que robo a Dios.

“Soy demasiado grande para esto”: para servir, servir

“Ya tuve suficiente como ama de casa, ahora quiero trabajar”: ser madre es el mejor de los trabajos profesionales! La mismísima Virgen María fue Madre y a tiempo completo/full time y miren dónde llegó! Lo que el mundo valora es despreciable para Dios. El que se humilla será ensalzado. ¡Bienaventurados los padres! estaba desnudo y le vestimos, tenía hambre y le dimos de comer, sed y le dimos de beber, sin techo y le dimos un hogar al mismísimo Jesús que inhabita en el corazón de nuestros hijos bautizados.

“Con mi trabajo no tengo tiempo como el que merece un hijo”… a veces se pone al dios dinero o a la soberbia de la profesionalitis por arriba de la vida.

“Si tengo un hijo más no podré darle a los otros la mejor educación”: la mejor educación es la educación para la santidad y para eso basta ser buenos padres que formen a sus hijos en el amor a Dios con el propio ejemplo, el rezo del Rosario en familia, la lectura de la Palabra en familia, facilitar el acceso a los sacramentos lo más frecuentemente posible, etc.

“Si tengo un hijo más no podré dedicarle a los demás el tiempo que necesitan”: Dios multiplica el tiempo y ensancha el corazón de quienes le aman y buscan hacer su voluntad. Cuanto menos hijos se quiera tener, más egoísta y diminuto será el corazón y al final el amor que recibirá un hijo único será muchísimo menor que el de una madre abierta a tener todos los hijos que Dios le mande, incluso si fuesen 12 o más. Hay miles de ejemplos de familias que han tenido más de 10 hijos y se las ingeniaron, con la ayuda de Dios, a que salgan espléndidos…. Y esos padres eran tan normales como tú, sólo que se entregaron totalmente a Dios. De hecho, la gran mayoría de santos vienen de familias numerosas o que hubieran querido serlo.


¿Quién debe determinar si la causa es grave?

Ambos cónyuges deben determinarlo en base a los documentos de la Iglesia. Sería bueno por lo menos leer el Catecismo y a la Encíclica Humanae Vitae. Si no los entienden sería bueno que consigan a alguien que pueda explicarlos claramente y sin falsear el mensaje y las siguientes premisas:

· Es pecado mortal toda relación sexual no abierta a la vida sin causa grave.

· Es pecado mortal el uso de métodos naturales de planificación familiar para restringir la fecundidad, sin causa grave.

· Es pecado grave quitar a la relación sexual el fin de la procreación fecunda y generosa, sin causa grave.

Siempre se debe consultar al confesor para ayudarles a determinar si la causa es grave o no. Por dos razones: a) es difícil mantener la objetividad siendo juez y parte y b) si el director espiritual busca la santidad, ayudará a determinar más objetivamente.

Un principio básico: ante la duda sobre si hay causa grave o no, siempre hay que favorecer la fecundidad y la generosidad, confiando en la Divina Providencia. In dubio pro fecunditas.

Si hay duda, otro principio aún mejor: siempre es bueno ofrecer la continencia sexual (no tener relación sexual alguna) como un sacrificio para Dios sumándolo a la Cruz por la reparación de los pecados propios y ajenos:

1 Corintios 7

1 En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer.

5 No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia.

6 Lo que os digo es una concesión, no un mandato.

28 Mas, si te casas, no pecas. Y, si la joven se casa, no peca. Pero todos ellos tendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros.

35 Os digo esto para vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin división.


Pero la continencia sexual es para darse a la oración: si se la utiliza sólo para evitar las cargas de tener que criar un nuevo hijo, es pecado.

Obviamente no es pecado alguno aprovechar los ciclos para lograr la concepción. Todo lo que es placer del cuerpo lleva al enfriamiento del alma: no hay que buscar la concupiscencia, es mejor ofrecer placer resignado como sacrificio a Dios, sumándolo a la Cruzo en reparación de los pecados.


Colosenses 1

24 Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia,

Lo ideal es evitar en lo posible las relaciones sexuales para darse a la oración hasta que la mujer esté fértil y se quiera y pueda tener un hijo más.

Conclusión

En cierta forma tiene razón una política que, ante la crítica de que había votado a favor de una ley que obliga al Estado a repartir anticonceptivos: decía que son hipócritas proviniendo de mujeres “católicas” que no tenían más de 3 hijos…

Una familia puede tener un problema grave por un tiempo o en forma permanente, pero llama la atención que la gran mayoría de las mujeres de clase media, supuestamente católicas, todas tengan causa grave para no tener más hijos…


¿Qué es pecado mortal?

"Es la transgresión deliberada y voluntaria de la ley moral en materia grave".

El pecado mortal implica la muerte del alma porque destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.

Para vivir espiritualmente, el hombre debe permanecer en comunión con el supremo principio de vida, que es Dios, en cuanto es el último fin de todo su ser y obrar. Ahora bien, el pecado es un desorden perpetrado por el hombre contra ese principio vital. Y cuando por medio del pecado el alma comete una acción desordenada que llega hasta la separación del fin último Dios al que esta unida por la caridad, entonces se da el pecado mortal (Exh. Ap. "Reconciliación y Penitencia", n. 17, del 2-XII-84).

El pecado mortal en relación a Dios y en relación al hombre

En relación a Dios el pecado mortal supone:

a) gravísima injusticia contra su supremo dominio al sustraerse de su ley;

b) desprecio de la amistad divina, manifestando enorme ingratitud para quien nos ha colmado de tantos y tan excelentes beneficios;

c) renovación de la causa de la muerte de Cristo;

d) violación del cuerpo del cristiano como templo del Espíritu Santo.

Por todo ello, teniendo en cuenta la distancia infinita entre el Creador y la criatura, el pecado mortal encierra una maldad en cierto modo infinita. Además, como el orden moral tiene carácter eterno ley eterna, destino eterno del hombre, su negación consciente rebasa el tiempo y llega hasta la eternidad.


En relación al hombre

El pecado mortal supone la negación del primer y más fundamental valor ontológico: la dependencia de Dios. La consecuencia primera ser la aversión habitual de Dios, de la que se siguen:

a) La pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Con ello se pierden las virtudes infusas, los dones del Espíritu Santo y la presencia de inhabitación de la Santísima Trinidad en el alma.

b) La pérdida de los méritos adquiridos durante la vida.

c) El oscurecimiento de la inteligencia que la misma ceguedad de la culpa lleva consigo.

d) La pérdida del derecho a la gloria eterna. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno (Catecismo, n. 1861).

e) El pecado atenta también contra la solidaridad humana, ya que el pecador no sólo se perjudica a sí mismo sino que, en virtud del dogma de la Comunión de los Santos, daña además a la Iglesia y aun a la totalidad de los hombres.

f) El reato de pena y esclavitud de Satanás; de hijo de Dios el hombre pasa a ser enemigo de Dios. El concilio de Trento (ses. 14, cap. 5) señala que "todos los pecados mortales, aun los de pensamiento, hacen a los hombres hijos de la ira y enemigos de Dios".

Aunque el pecador no quiera el alejamiento de Dios, sabe muy bien que independientemente de sus deseos subjetivos, el orden moral objetivo establecido por Dios prohíbe o manda esta acción, castigando con la pena eterna el hacerla u omitirla y, a pesar de saber todo eso, la realiza o la omite. Por un instante de gozo, fugaz y pasajero, acepta quedarse sin su fin sobrenatural eterno.


Condiciones para que haya pecado mortal

Para que haya pecado mortal se requiere que la acción reúna tres condiciones: materia grave, plena advertencia y perfecto consentimiento.

Materia grave

No todos los pecados son igualmente graves, puesto que caben distintos grados de desorden objetivo en los actos malos, así como distintos grados de maldad subjetiva al cometerlos. Para que se de el pecado mortal se requiere materia grave, en sí misma (porque el objeto de aquel acto es en sí mismo grave, p. ej., el aborto) o en sus circunstancias (p. ej., por el escándalo que puede causar).

Para reconocer si la materia es grave, habrá que decir que todo aquello que sea incompatible con el amor a Dios supone materia grave (es claro, por ejemplo, que la blasfemia o la idolatría no admiten consorcio alguno con el amor a Dios).

b) Los que no siempre son mortales (llamados pecados graves, ex genere suo), ya que aunque se refieran a materia gravemente prohibida (p. ej., el hurto), admiten parvedad de materia, de modo que si sólo hay materia leve no pasan de pecado venial (p. ej., robar una cosa insignificante).


Plena advertencia

En primer lugar la advertencia se refiere a dos cosas:

1) advertencia del acto mismo: es necesario darse cuenta de lo que se esté haciendo (p. ej., no advierte totalmente la acción el que está semidormido);

2) advertencia de la malicia del acto: es necesario advertir aunque sea confusamente que se está haciendo un pecado, un acto malo (p. ej., el que come car- ne en vigilia, pero ignora absolutamente que lo es, advierte la acción comer carne, pero no su ilicitud).
Cabe también decir que la advertencia moral no comienza sino cuando el hombre se da cuenta de la malicia del acto: mientras no se advierta esta malicia no hay pecado.

Sin embargo, también es preciso señalar que para que haya pecado no es necesario advertir que se esta ofendiendo a Dios; basta darse cuenta aunque sea confusamente que se realiza un acto malo.


Perfecto consentimiento


Como el consentimiento sigue naturalmente a la advertencia, resulta claro que sólo es posible hablar de consentimiento pleno cuando ha habido plena advertencia del acto.

Si no hubo advertencia plena del acto o de su malicia, puede también decirse que falla el perfecto consentimiento para la realización de ese acto o para su imputabilidad moral.

Es importante distinguir entre `sentir" una tentación y `consentirla". En el primer caso se trata de un fenómeno puramente sensitivo de la parte animal del hombre, mientras en el segundo es ya un acto plenamente humano, pues supone la intervención positiva de la voluntad.

No es siempre fácil saber si hubo consentimiento pleno. En el caso de duda sirve fijarse en lo que pasa ordinariamente: quien ordinariamente consiente debe juzgar que consintió, y al contrario. Igualmente es importante recordar que es ilícito proceder con duda: debe salirse de ella antes de actuar.

No debe confundirse el consentimiento semi-pleno o la falta de consentimiento con una acción voluntaria que alguien realiza bajo coacción física o moral superable.

Por ejemplo, aquel que, amenazado de muerte, inciensa un ídolo, hace un acto perfectamente consentido: ha aceptado positivamente en su voluntad el ser idólatra, aunque lo hiciera bajo coacción.

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Arcangel VII
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MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 1:08 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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pero kreo k despues de tooooodo ese choro k te aventaste, :s no lo lei todo, pero llegue a la parte del pecado :S y concluyo:

k Dios me ama Very Happy Very Happy tanto tanto tanto!.. (nieguen k me ama!!)

repito, me ama tanto k me perdonara el ultimo dia Smile apoco no?

es misericordioso no?
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siempreMaria
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Mensajes: 2175

MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 1:25 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Irás al Cielo, al Purgatorio o al Infierno, según merezcas. Confused
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Con Dios y Mamita.

"Callad mientras duerme y descansa el Señor y Dios mío porque muy pronto lo despertarán los pecados de los hombres"

http://anti-zeitgeist.blogspot.com/2008/11/hola-todos.html
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Arcangel VII
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MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 1:52 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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pero asi como a akel ladron con el k fue crucificado le perdono sus pecados en el ultimo momento de su vida, y lo llevo al cielo, asi me llevara a mi =D!

Dios nos amaa!!
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Eagleheart
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MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 2:06 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Arcangel VII escribió:
pero asi como a akel ladron con el k fue crucificado le perdono sus pecados en el ultimo momento de su vida, y lo llevo al cielo, asi me llevara a mi =D!

Dios nos amaa!!

pues siiii pero tmb es justoooo!!! y si mereces el infierno al infierno vaaaas!!! k no es una cosa sin la otraaa!!! =D

asi k si no te arrepientes ya sabraaaas!!!

Salu2. Paz y Bien.

P.D.: Pero a ver, ¿entonces lo más recomendable para la familia es que uno de los cónyuges no trabaje fuera del hogar? Digo, no sé, y esi pasa, ¿qué es lo más recomendable, que deje uno su trabajo? Porque a los niños hay que cuidarlos.
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No ceder ni un milímetro. Dies irae dies illa Solvet sæclum in favilla Teste David cum Sibylla - Quantus tremor est futurus Quando judex est venturus Cuncta stricte discussurus
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Arcangel VII
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MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 5:36 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Eagleheart escribió:
Arcangel VII escribió:
pero asi como a akel ladron con el k fue crucificado le perdono sus pecados en el ultimo momento de su vida, y lo llevo al cielo, asi me llevara a mi =D!

Dios nos amaa!!

pues siiii pero tmb es justoooo!!! y si mereces el infierno al infierno vaaaas!!! k no es una cosa sin la otraaa!!! =D

asi k si no te arrepientes ya sabraaaas!!!



a si es cierto, k Dios es tan justo k le vale gorro k yo sufra =( ai si de veras y como nadie esta libre de pecado... a donde nos mande Dios EL JUSTO!! ai nos veremos =D
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EduaRod
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MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 8:07 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Arcangel VII escribió:
Eagleheart escribió:
Arcangel VII escribió:
pero asi como a akel ladron con el k fue crucificado le perdono sus pecados en el ultimo momento de su vida, y lo llevo al cielo, asi me llevara a mi =D!

Dios nos amaa!!

pues siiii pero tmb es justoooo!!! y si mereces el infierno al infierno vaaaas!!! k no es una cosa sin la otraaa!!! =D

asi k si no te arrepientes ya sabraaaas!!!



a si es cierto, k Dios es tan justo k le vale gorro k yo sufra =( ai si de veras y como nadie esta libre de pecado... a donde nos mande Dios EL JUSTO!! ai nos veremos =D


Estimado en Cristo Arcangel VII:
¿Sabes que alguien que si alguien se condena es porque es lo más bondadoso y misericordioso que se puede hacer con esa persona?
El "buen ladrón" fué perdonado porque reconoció su error y se arrepintió, aprendiendo a amar.
¿Te arrepentirás? ¿Aprenderás a amar? Si la respuesta es sí ¿entonces porqué el último día? ¿porqué no lo haces ahora?
Si la respuesta es no, tal vez la condenación sea lo más bondadoso y misericordioso que se te pueda dar algún día.

Que Dios te bendiga.
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Arcangel VII
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MensajePublicado: Lun Nov 10, 2008 8:56 pm    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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EduaRod escribió:
Arcangel VII escribió:
Eagleheart escribió:
Arcangel VII escribió:
pero asi como a akel ladron con el k fue crucificado le perdono sus pecados en el ultimo momento de su vida, y lo llevo al cielo, asi me llevara a mi =D!

Dios nos amaa!!

pues siiii pero tmb es justoooo!!! y si mereces el infierno al infierno vaaaas!!! k no es una cosa sin la otraaa!!! =D

asi k si no te arrepientes ya sabraaaas!!!



a si es cierto, k Dios es tan justo k le vale gorro k yo sufra =( ai si de veras y como nadie esta libre de pecado... a donde nos mande Dios EL JUSTO!! ai nos veremos =D


Estimado en Cristo Arcangel VII:
¿Sabes que alguien que si alguien se condena es porque es lo más bondadoso y misericordioso que se puede hacer con esa persona?

[color=red]perdon no te entendi :S[/color]

El "buen ladrón" fué perdonado porque reconoció su error y se arrepintió, aprendiendo a amar.
¿Te arrepentirás? ¿Aprenderás a amar? Si la respuesta es sí ¿entonces porqué el último día? ¿porqué no lo haces ahora?

[color=red]yo digo k si, pero tambien reconozco mi condicion de humano y k apesar de k kiera y haga el intento voi a terminar mal Razz y prefiero hacerme la idea de k haga lo k haga Dios me va a perdonar, de esta manera cuando hago las cosas, las trato de hacer por conviccion de k son buenas, no pensando en k tendre el premio de la gloria.[/color]

Si la respuesta es no, tal vez la condenación sea lo más bondadoso y misericordioso que se te pueda dar algún día.

[color=red]comienzo mi argumentacion, negando lo k yo digo: es decir, kien soy yo para intentar pensar como Dios y creer k a todos nos va a perdonar.
De la misma manera, kienes son muchos para decir lo k va a hacer Dios con nuestras almas. Y creo k lo mas conveniente es algo positivo no?
Si Dios es misericordioso, me dará la gloria eterna y llegare a
l Cielo ^^.[/color]

Que Dios te bendiga.

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EduaRod
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MensajePublicado: Mie Nov 12, 2008 8:50 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Arcangel VII escribió:
EduaRod escribió:

Estimado en Cristo Arcangel VII:
¿Sabes que alguien que si alguien se condena es porque es lo más bondadoso y misericordioso que se puede hacer con esa persona?


perdon no te entendi Confused

Estimado en Cristo Arcangel VII:

Veamos, algunos equivocadamente atribuyen maldad a Dios al condenar; mientras que otros, también equivocadamente, dicen que no es por maldad, sino por justicia, como si la justicia "se opusiera" de algún modo a la bondad de Dios y "le ganara"; esto último lleva a algunos, también equivocadamente, a negar que la justicia sea mayor que la bondad de Dios, por lo que debería "predominar" es la bondad, de donde falsamente concluyen que al final Dios no condenará a nadie y, por tanto, todos se salvaran sin importar lo que hayan elegido o hecho.

Pero la cuestión es un tanto distinta, lo que te digo es que cuando alguien se condena, esto ocurre porque es lo mejor que la actitud de esta persona permite.
Mira, por ejemplo, supongamos que tu tienes una fábrica donde TODOS los trabajos son altamente peligrosos y requieren ser realizados con muchísimo cuidado, pues, de lo contrario, fácilmente ocurre un accidente.
Resulta que hay un empleado nuevo que, durante su entrenamiento fué muy evidente que continuamente trabaja distraido y comete errores. A esta persona, por más que los instructores se esforzaron en motivarle a trabajar con cuidado, y le explicaron porqué es importante hacerlo, el asunto nunca le importó y siguió trabajando con descuido.
Tú sabes que si a esta persona la mandas a la fábrica, no es sino cuestión de poco tiempo que una de sus distracciones le conduzcan a un accidente grave en el que puede dañarse no sólo a sí mismo, sino también a los demás que ahí trabajan.
Por tanto ¿qué es lo más bondadoso que puedes hacer con esa persona? ¿darle el trabajo en la fábrica para que cause un accidente?
Pues no, ¿verdad?
Lo mejor que se puede hacer con esa persona es negarle el acceso a la fábrica para evitar que sus distracciones le causen un accidente que le dañe a él mismo y a los demás.

Los bienes del Cielo son mucho mayores que los de la Tierra. Y mientras más grande es un bien, mejores cosas se pueden hacer al usarlo bien, pero peores daños se pueden causar al usarlo mal. Piensa en los explosivos, que permiten construir túneles bien usados, pero permiten también matar a mucha gente si se les usa mal. Por tanto, si alguien usa mal los bienes del Cielo, hará con ellos un daño mucho mayor que el daño más grande que se pueda imaginar uno aquí en la Tierra.
Por eso es indispensable que, así como a la fábrica sólo entran trabajadores cuidadosos, así también al Cielo sólo entran personas que han aprendido a amar. Pues si alguien no sabe amar y actúa de manera egoista, con ese egoismo hará mal uso de los bienes del Cielo causando mucho daño. Por eso, a alguien que no sabe amar, lo más misericordioso o bondadoso que se le puede hacer es NO permitirle la entrada al Cielo.

Arcangel VII escribió:

EduaRod escribió:

El "buen ladrón" fué perdonado porque reconoció su error y se arrepintió, aprendiendo a amar.
¿Te arrepentirás? ¿Aprenderás a amar? Si la respuesta es sí ¿entonces porqué el último día? ¿porqué no lo haces ahora?


yo digo k si, pero tambien reconozco mi condicion de humano y k apesar de k kiera y haga el intento voi a terminar mal Razz y prefiero hacerme la idea de k haga lo k haga Dios me va a perdonar, de esta manera cuando hago las cosas, las trato de hacer por conviccion de k son buenas, no pensando en k tendre el premio de la gloria.

Esto que dices es correcto: dependemos completamente de la Gracia de Dios para librarnos de nuestro pecado, para aprender a amar, y en consecuencia para salvarnos.
Pero entonces la clave es dejar que Dios actúe en nosotros, y NO empeñarnos en hacer las cosas a "nuestra manera".
Porque, retomando el ejemplo de la fábrica, el entrenador es Cristo, si le obedecemos, seremos capaces de adquirir el cuidado (el amor) necesario para entrar a la fábrica (el Cielo); en cambio, si nos empeñamos en no hacer caso, o esperamos a que Él, como por arte de magia nos "obligue" a trabajar bien aún contra nuestra voluntad, pues nada de eso va a suceder, seguiremos "trabajando con descuido" y no podremos "entrar a la fábrica".

Arcangel VII escribió:
EduaRod escribió:

Si la respuesta es no, tal vez la condenación sea lo más bondadoso y misericordioso que se te pueda dar algún día.


comienzo mi argumentacion, negando lo k yo digo: es decir, kien soy yo para intentar pensar como Dios y creer k a todos nos va a perdonar.
De la misma manera, kienes son muchos para decir lo k va a hacer Dios con nuestras almas. Y creo k lo mas conveniente es algo positivo no?
Si Dios es misericordioso, me dará la gloria eterna y llegare al Cielo ^^.


Como te he dicho, es correcto esperar la salvación de Dios y no de nuestra propia fuerza.
El Te Deum, que es una oración muy hermosa que se canta en ocasiones solemnes en las que hay que dar gracias a Dios por un gran acontecimiento (p.ej. ser librados de un gran peligro), termina con una frase tomada del Salmo 70 (71) diciendo:
"In Te Domini speravi non confundar in aeternum"
Que quiere decir:
"En Ti Señor he esperado no ser confundido (defraudado) por la eternidad"

Ya dijimos entonces que lo único que Dios necesita es que le dejemos actuar en nosotros como opuesto a empeñarnos en seguir haciendo las cosas "a nuestra manera". Si realmente dejamos actuar a Dios, entonces podemos esperar de Él nuestra salvación.

Que Dios te bendiga.
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EduaRod
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MensajePublicado: Mie Nov 12, 2008 8:51 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Arcangel VII escribió:
EduaRod escribió:

Estimado en Cristo Arcangel VII:
¿Sabes que alguien que si alguien se condena es porque es lo más bondadoso y misericordioso que se puede hacer con esa persona?


perdon no te entendi Confused

Estimado en Cristo Arcangel VII:

Veamos, algunos equivocadamente atribuyen maldad a Dios al condenar; mientras que otros, también equivocadamente, dicen que no es por maldad, sino por justicia, como si la justicia "se opusiera" de algún modo a la bondad de Dios y "le ganara"; esto último lleva a algunos, también equivocadamente, a negar que la justicia sea mayor que la bondad de Dios, por lo que debería "predominar" es la bondad, de donde falsamente concluyen que al final Dios no condenará a nadie y, por tanto, todos se salvaran sin importar lo que hayan elegido o hecho.

Pero la cuestión es un tanto distinta, lo que te digo es que cuando alguien se condena, esto ocurre porque es lo mejor que la actitud de esta persona permite.
Mira, por ejemplo, supongamos que tu tienes una fábrica donde TODOS los trabajos son altamente peligrosos y requieren ser realizados con muchísimo cuidado, pues, de lo contrario, fácilmente ocurre un accidente.
Resulta que hay un empleado nuevo que, durante su entrenamiento fué muy evidente que continuamente trabaja distraido y comete errores. A esta persona, por más que los instructores se esforzaron en motivarle a trabajar con cuidado, y le explicaron porqué es importante hacerlo, el asunto nunca le importó y siguió trabajando con descuido.
Tú sabes que si a esta persona la mandas a la fábrica, no es sino cuestión de poco tiempo que una de sus distracciones le conduzcan a un accidente grave en el que puede dañarse no sólo a sí mismo, sino también a los demás que ahí trabajan.
Por tanto ¿qué es lo más bondadoso que puedes hacer con esa persona? ¿darle el trabajo en la fábrica para que cause un accidente?
Pues no, ¿verdad?
Lo mejor que se puede hacer con esa persona es negarle el acceso a la fábrica para evitar que sus distracciones le causen un accidente que le dañe a él mismo y a los demás.

Los bienes del Cielo son mucho mayores que los de la Tierra. Y mientras más grande es un bien, mejores cosas se pueden hacer al usarlo bien, pero peores daños se pueden causar al usarlo mal. Piensa en los explosivos, que permiten construir túneles bien usados, pero permiten también matar a mucha gente si se les usa mal. Por tanto, si alguien usa mal los bienes del Cielo, hará con ellos un daño mucho mayor que el daño más grande que se pueda imaginar uno aquí en la Tierra.
Por eso es indispensable que, así como a la fábrica sólo entran trabajadores cuidadosos, así también al Cielo sólo entran personas que han aprendido a amar. Pues si alguien no sabe amar y actúa de manera egoista, con ese egoismo hará mal uso de los bienes del Cielo causando mucho daño. Por eso, a alguien que no sabe amar, lo más misericordioso o bondadoso que se le puede hacer es NO permitirle la entrada al Cielo.

Arcangel VII escribió:

EduaRod escribió:

El "buen ladrón" fué perdonado porque reconoció su error y se arrepintió, aprendiendo a amar.
¿Te arrepentirás? ¿Aprenderás a amar? Si la respuesta es sí ¿entonces porqué el último día? ¿porqué no lo haces ahora?


yo digo k si, pero tambien reconozco mi condicion de humano y k apesar de k kiera y haga el intento voi a terminar mal Razz y prefiero hacerme la idea de k haga lo k haga Dios me va a perdonar, de esta manera cuando hago las cosas, las trato de hacer por conviccion de k son buenas, no pensando en k tendre el premio de la gloria.

Esto que dices es correcto: dependemos completamente de la Gracia de Dios para librarnos de nuestro pecado, para aprender a amar, y en consecuencia para salvarnos.
Pero entonces la clave es dejar que Dios actúe en nosotros, y NO empeñarnos en hacer las cosas a "nuestra manera".
Porque, retomando el ejemplo de la fábrica, el entrenador es Cristo, si le obedecemos, seremos capaces de adquirir el cuidado (el amor) necesario para entrar a la fábrica (el Cielo); en cambio, si nos empeñamos en no hacer caso, o esperamos a que Él, como por arte de magia nos "obligue" a trabajar bien aún contra nuestra voluntad, pues nada de eso va a suceder, seguiremos "trabajando con descuido" y no podremos "entrar a la fábrica".

Arcangel VII escribió:
EduaRod escribió:

Si la respuesta es no, tal vez la condenación sea lo más bondadoso y misericordioso que se te pueda dar algún día.


comienzo mi argumentacion, negando lo k yo digo: es decir, kien soy yo para intentar pensar como Dios y creer k a todos nos va a perdonar.
De la misma manera, kienes son muchos para decir lo k va a hacer Dios con nuestras almas. Y creo k lo mas conveniente es algo positivo no?
Si Dios es misericordioso, me dará la gloria eterna y llegare al Cielo ^^.


Como te he dicho, es correcto esperar la salvación de Dios y no de nuestra propia fuerza.
El Te Deum, que es una oración muy hermosa que se canta en ocasiones solemnes en las que hay que dar gracias a Dios por un gran acontecimiento (p.ej. ser librados de un gran peligro), termina con una frase tomada del Salmo 70 (71) diciendo:
"In Te Domini speravi non confundar in aeternum"
Que quiere decir:
"En Ti Señor he esperado no ser confundido (defraudado) por la eternidad"

Ya dijimos entonces que lo único que Dios necesita es que le dejemos actuar en nosotros como opuesto a empeñarnos en seguir haciendo las cosas "a nuestra manera". Si realmente dejamos actuar a Dios, entonces podemos esperar de Él nuestra salvación.

Que Dios te bendiga.
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Tomás Bertrán Mercader
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MensajePublicado: Mie Nov 12, 2008 11:25 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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CONTINENCIA PERIÓDICA Y MÉTODOS NATURALES EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA



Card. Ugo Poletti
Discurso al Convenio
De mercaba.org.

sobre la transmisión responsable de la vida humana,
promovido por la Universidad Católica
y por el Instituto Juan Pablo II

I.- PATERNIDAD RESPONSABLE.

Comenzaré con una expresión de la Humanae vitae que tiene especial interes pastoral, porque presenta las importantes consecuencias morales y sociales prácticas a las que lleva el ejercicio de la paternidad responsable: Esta paternidad “se pone en práctica ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa, ya sea con la decisión, tomada por serios motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar durante algún tiempo o por tiempo indefinido, un nuevo nacimiento”.

¡Esta afirmación es sumamente importante en el actual momento histórico, en el que el materialismo y el egoísmo hedonista se difunden en tantas manifestaciones de la vida y del pensamiento!. La paternidad responsable no quiere decir poder arbitrario de los cónyuges sobre la vida, sino el modo inteligente y libre con que ellos deben cooperar con Dios en su transmisión. La Humanae vitae, siguiendo al Concilio, enseña dos modos de vivir una paternidad responsable: tener una familia numerosa o, por graves motivos, recurrir a la continencia temporal o periódica, para espaciar los posibles frecuentes nacimientos. Pero en ambos casos, la intención debe ser la misma: no oponerse sino cumplir el designio de Dios sobre la propia familia(..).

Se trata, pués, de un punto neurálgico que debe entenderse bien por dos razones fundamentales: la estabilidad de la fimilia en sí misma, que la contracepción destruye; y la consideración objetiva, que está siempre presente en la Iglesia, de hacer germinar y crecer las vocaciones sacerdotales y religiosas. Ciertamente se trata de un problema que aflige a la Iglesia, pues cuando el egoísmo de los padres limita indebidamente los nacimientos, se agotan proporcionalmente también las fuentes de vida espiritual y faltan inevitablemente las vocaciones.

El Santo Padre Juan Pablo II no ha dudado en presentar la generosidad en recibir los hijos y florecer de las vocaciones como los dos signos de una acertada pastoral familiar: “Donde se hace una eficaz e iluminada pastoral familiar, del mismo modo que resulta normal que se acoja la vida como un don de Dios, es más fácil que resuene la voz de Dios y que ésta sea oída con generosidad”.

La Iglesia reconoce en particular dos formas de vivir la paternidad responsable: una, la confianza en la Providencia de Dios, que no abandona jamás a quién confía en El; la otra es la regulación de los nacimientos a través de la continencia periódica, cuando existen justas causas. La Iglesia, por el contrario, condena severamente cualquier alteración del orden natural y por tanto también el control artificial de la natalidad: su enseñanza al respecto siempre ha sido constante, desde los primeros tiempos del cristianismo.



II.-DIFERENCIA ENTRE CONTINENCIA PERIÓDICA Y CONTRACEPCIÓN.

Una difusa mentalidad hedonista, típica de nuestra época (dispuesta a legitimar cualquier elección con tal que sea libre, y de modo particular una indiscriminada regulación de la natalidad), trata de diluir –cuando no negar- la diferencia entre continencia periódica y contracepción, como si todo se redujera a una cuestión de método, en el fondo opinable, sobre su eficacia, su influjo sobre la salud y la espontaneidad de las relaciones.

Esto crea inevitablemente confusión, y favorece la difusión, siempre más amplia e irresponsable, de las prácticas contraceptivas. El Santo Padre oportunamente ha insistido en que se debe captar y “profundizar en la diferencia antropológica y al mismo tiempo moral, que existe entre la contracepción y el recurso a los ritmos temporales: se trata de una diferencia bastante más amplia y profunda de lo que habitualmente se cree, y que implica en resumidas cuentas dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana, irreconciliables entre sí”.

De hecho, en la contracepción los cónyuges, se atribuyen el derecho indiscriminado de ser árbitros de la vida, mientras que en la continencia periódica ellos renuncian con mutuo, inteligente y responsable acuerdo, al uso del matrimonio en los periodos fecundos. Pueden existir, efectivamente, graves y justas razones que desaconsejen la procreación y el uso del matrimonio en los períodos agenésicos para salvaguardar el amor mutuo y la fidelidad.

Hay por tanto entre continencia periódica y contracepción una doble diferencia, ya sea por el objeto del acto como por la intención de los esposos, que son los dos elementos sobre los que se juzga la moralidad de la conducta (..).

La teología moral ha explicado desde siempre esto con la doctrina del fin y del objeto del acto moral: “Para que una acción sea completamente buena –dice Sto. Tomás- se requiere que reúna la bondad del objeto, por el cual el acto es en sí mismo bueno –como dar limosna-, y la bondad del agente, es decir, que éste obre con recta intención”.

Por consiguiente, el desorden, o mal moral, resulta de la falta de rectitud en uno u otro de estos elementos. “El pecado se genera de dos modos: o porque el objeto del acto no es proporcionado al fin, como sucede con las acciones que son malas en sí mismas, es decir intrínsecamente deshonestas; o porque el agente realiza el propio acto de modo desordenado al fin, como sucede con las acciones que son malas por la intención, aunque el objeto sea bueno”.

Se debe reconocer claramente que la contracepción y los llamados métodos artificiales, son actos que por su objeto son siempre desordenados. Comportan, por sí mismos, una rotura voluntaria de la “inseparable conexión, que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador”. El uso de un medio contraceptivo es un acto desordenado por su mismo objeto, por eso siempre es inmoral, siempre gravemente ilícito, cualquiera que sean las circunsatancias. El Santo Padre Juan Pablo II ha desarrollado con gran claridad, el fundamento antropológico objetivo por el que todo acto contraceptivo es ilícito, sin ninguna excepción(..).



III.-CONDICIONES DE LA LICITUD DE LOS MÉTODOS NATURALES.

Sin embargo, en la continencia periódica, el acto, por su objeto, es indudablemente lícito: usando el matrimonio en los períodos agenésicos, los cónyuges no rompen la unidad entre el aspecto unitivo y procreador. Además la intención es recta cuando, según las enseñanzas de la Iglesia, existen tales grandes motivos, en los que queda claro que la voluntad de los cónyuges no es la de obrar a su arbitrio, sino la de buscar ordenadamente la voluntad de Dios.

La Iglesia ha rechazado siempre el recurso a los ritmos cuando éste es elegido por un motivo puramente egoísta: “Hablando del método natural se acepta frecuentemente – decía hace ya bastantes años el cardenal Wojtyla- el mismo punto de vista que para los métodos artificiales, reduciéndolos a los principios utilitaristas. Así concebido, el método natural acaba por ser sólo uno de los medios destinados a asegurar el máximum de placer, distinguiéndose sólo en que lo alcanzaría por un camino diverso al de los métodos artificiales”(..).

La Iglesia, cuando rechaza todo planteamiento contraceptivo, no establece simplemente una contraposición entre contraceptivos naturales y artificiales, sino que condena cualquier forma intencionada de contracepción: exige que se viva siempre la castidad conyugal, y el recurso a la continencia periódica por justas causas es sólo una de sus manifestaciones.

Mientras que la contracepción nace del endurecimiento del egoísmo y lleva a los cónyuges a preferir sólo su bienestar material y su comodidad antes que el bien de la misma vida para los hijos, la castidad – y por consiguiente, la continencia periódica por justas causas – es una defensa del amor contra el egoísmo(..).



IV.- INVESTIGACIÓN Y ENSEÑANZA DE LOS MÉTODOS NATURALES.

Por tanto, las reflexiones precedentes requieren que se distinga clarametne el aspecto científico y el aspecto ético, aunque los dos estén íntimamente relacionados en el juicio de los métodos naturales de regulación de los nacimientos, como el Santo Padre subrayó y explicitó ampliamente en su discurso del 7 de junio de 1984.

Podemos resumir en tres puntos tales enseñanzas:

1.- Antes que nada la Iglesia anima sinceramente la investigación sobre los métodos naturales, es decir, la investigación científica sobre los ritmos de la fertilidad. De hecho la regulación de la natalidad a través de la continencia periódica exige un preciso conocimiento de los ritmos biológicos de la mujer, y esto es una cuestión científica (..).

El conocimiento de tal realidad científica ha sido verdaderamente providencial para que pudiese llegar a un modo ético de resolver el problema de la regulación de la natalidad. Por esto, aunque se trate de una cuestión científica, es decir, de métodos para diagnósticar la fertilidad, la Iglesia desde el principio ha animado esta concreta investigación como fundamento para la práctica de la continencia periódica: “Es de desear en particular que, según el augurio expresado por Pío XII, la ciencia médica logre dar una base suficientemente segura, para una regulación de los nacimientos, fundada en la observancia de los ritmos naturales”.

Y así se expresa Juan Pablo II: la Iglesia “se alegra de los resultados alcanzados por las investigaciones científicas para un conocimiento más preciso de los ritmos de la fertilidad femenina y alienta una más decisiva y amplia extensión de tales estudios”.

2.- En segundo lugar, la Iglesia enseña que: “debemos estar convencidos de que es providencial el que existan varios métodos naturales de planificación familiar que permitan satisfacer las necesidades de las diversas parejas. La Iglesia no da aprobación exclusiva a uno u otro de los métodos naturales, sino que urge que todos ellos se hagan viables y se respeten”. Es una lógica y necesaria consecuencia de que se trata de una verdad científica, sobre la que la Iglesia no quiere ni puede pronunciarse, porque su tarea es guiar éticamente el uso de la ciencia pero no sustituirla (..).

3.- Es necesaria una tercera reflexión: los métodos naturales se deben enseñar en el contexto de toda la doctrina de la Iglesia. La ciencia debe, repetimos, estar guiada por la ética hacia el bien total del hombre. Esto se aplica también, como es lógico, a los descubrimientos científicos sobre los ritmos biológicos. “De hecho, estos conocimientos y los métodos a ellos ligados, pueden ser también usados para fines moralmente ilícitos(..)”.

Las enseñanzas sobre los métodos naturales no pueden ser jamás éticamente correctas, si se mantienen separadas de todo el cuerpo doctrinal de la Iglesia sobre la regulación de la natalidad. La Iglesia afirma que el recurso a la continencia periódica, para regular la natalidad, es lícito sólo por graves y justas causas: jamás aprueba que la decisión de los cónyuges sobre el número de hijos sea fruto de un mero proyecto egoísta, aunque el método adoptado sea natural. Es evidente que no pueden ser divulgados los métodos naturales para que hagan uso de ellos quienes buscan un uso desordenado del sexo fuera del matrimonio sin riesgos procreadores. En una palabra, el uso de los métodos naturales es lícito sólo dentro del matrimonio y con justa causa. Esto lleva consigo la necesidad de usar determinadas cautelas también en el modo de enseñar los métodos naturales.

En primer lugar, se debe cuidar que junto a la exposición de los medios científicos, se exponga también la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.

La misma presentación de los métodos no puede quedar reducida sólo a la exposición de éste u otro método biológico, sino que debe hacerse de tal manera que no constituya “una atenuación de la exigente llamada del Dios infinito(..); debe, por encima de todo, guiar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a esa verdadera comunión de vida, amor y gracia que es el rico ideal del matrimonio cristiano, apreciando la inseparabilidad esencial de los aspectos unitivo y procreador del acto conyugal, como enseñó la Humanae vitae, “encíclica profética”. Por tanto, la misma exposición de los aspectos médicos y biológicos debe estar encaminada hacia una búsqueda confiada de la voluntad de Dios para la propia familia, de respeto a la vida y al misterio de la procreación humana, de amor a la castidad.

Precisamente por esto “la promoción y enseñanza de los métodos naturales es una verdaera tarea pastoral que concierne o implica la colaboración de los sacerdotes, religiosos, especialistas y matrimonios”.

No se trata de difundir una técnica concreta, sino todo un modo de entender la sexualidad humana dentro del diseño divino: he aquí la razón última por la que la Iglesia se interesa de esta cuestión. Por consiguiente, en el centro de todo trabajo de los educadores y de los docentes debe estar siempre presente la concepción cristiana correcta y global, tanto de la persona como de la libertad, que entraña la seguridad de que no existe problema humano que no encuentre una justa solución dentro del ámbito de la ley divina.

En segundo lugar, los educadores y docentes no sólo no deben jamás enseñar, sino tampoco dejarse implicar en programas o iniciativas que presenten los métodos naturales y los métodos contraceptivos como alternativos; es decir, en una visión de conjunto en la que el único punto de referencia se concentre sólo en la “seguridad” del método, o en su influjo sobre la salud, o en el modo que interfiere más o menos el placer sexual. Desgraciadamente, se trata de un punto de vista que se ha introducido en gran parte de la bibliografía que se refiere a este tema(..).

En tercer lugar, es obvio que no se debe dar indiscriminadamente la misma información a las diversas categorías de personas: se debe distinguir entre la información genérica y la información detallada sobre los métodos naturales. En un colegio, por ejemplo, no sería prudente dar una enseñanza detallada que correría el riesgo de ser utilizada para fines contaceptivos. Al contrario, quien está unido en matrimonio puede tener justas causas para recurrir a la continencia periódica. Como sucede con todo tipo de conocimiento científico, también éste incorrectamente presentado puede ser utilizado para el bien o para el mal.



V.- LEY MORAL Y FELICIDAD HUMANA.

No es justo, ni hacia Dios, ni hacia los hombres, presentar la ley divina en un contexto de imposición negativa que coarta a la persona. La Iglesia en sus enseñanzas, y concretamente con su doctrina en lo que se refiere a la regulación de la natalidad, se presenta exigente sólo por una razón altamente positiva; esto es, la profunda convicción de que “el hombre no puede hallar la verdadera felicidad, a la cual aspira con todo su ser, más que en el respeto de las leyes grabadas por Dios en su naturaleza y que debe observar con inteligencia y amor”. Con palabras semejantes, enseña Juan Pablo II: “El orden moral, precisamente porque revela y propone el designio de Dios Creador, no puede ser algo mortificante para el hombre ni algo impersonal; al contrario, respondiendo a las exigencias más profundas del hombre, creado por Dios, se pone al servicio de su humanidad plena, con el amor delicado y vinculante con que Dios mismo inspira, sostiene y guía a cada creatura hacia su felicidad”.

Es de hecho éste uno de los puntos en el cual más voces procedentes de sectores diversos de la comunidad humana llegan a reconocer el carácter profético de la Humanae vitae. Efectivamente, ya se trate de los tremendos abusos cometidos en los países del tercer mundo con la imposición –con frecuencia brutal- de la esterilización, del aborto y de la contracepción, o se trate, por otro lado, de la dramática caída de la natalidad en los países del Occidente, con una dimensión absurda tanto del rechazo de los hijos cuanto de las prácticas abortivas, a pesar de la abundancia de recursos económicos, inducen a reflexionar a muchas personas, con más o menos conocimientos de los valores cristianos, pero sinceramente deseosas de salvaguardar la dignidad y la felicidad de los hombres (..).

A veces se confunde la postura materna de la Iglesia con una desconfianza en el carácter salvífico de su doctrina. Ciertamente, no se pueden esconder ni las dificultades que deben afrontar los cónyuges, ni la altura –y por consiguiente, la exigencia- del ideal cristiano y la diferencia existente entre dicho ideal y el estado actual de las costumbres en muchos países, también en aquellos de tradición cristiana. Pero esto no permite establecer ninguna contraposición entre la Iglesia Madre y la Iglesia Maestra; pretenderlo constituye un error “la misma y única Iglesia es a la vez Maestra y Madre. Por esto, la Iglesia no cesa nunca de invitar y animar, a fin de que las eventuales dificultades conyugales se resuelvan sin falsificar ni comprometer jamás la verdad. En efecto, está convencida de que no puede haber verdadera contradicción entre la ley divina de la transmisión de la vida y la de favorecer el auténtico amor conyugal. Por esto, la pedagogía concreta de la Iglesia debe estar siempre unida y nunca separada de su doctrina”.

Lamentablemente, olvidando esto, se ha hablado también de la oportunidad de acomodar la norma de la Iglesia sobre la paternidad responsable, y en concreto de su condena de la contracepción. Se pretendería hacer posible la práctica cristiana a parejas que están desanimadas, presentadndo la verdad como un ideal no exigible a todos. El Santo Padre ha contestado a tal error: “Los cónyuges no pueden mirar la ley como un mero ideal que se puede alcanzar en el futuro, sino que deben considerarla como un mandato de Cristo Señor a superar con valentía las dificultades. Por esto la llamada “ley de gradualidad” o camino gradual no puede identificarse como la “gradualidad de la ley”, como si hubiera varios grados o formas de precepto en la ley divina para los diversos hombres y situaciones”.

En definitiva, el conocimiento del bien, precisamente por ser bien en sí mismo, tiende a suscitar el amor y conduce al cumplimiento alegre de la Voluntad de Dios, que no desea más que nuestro mejor bien.

Es necesario, por consiguiente, no dejarse llevar por el planteamiento pesimista –y además equivocado- de quienes ven la verdadera vida cristiana como si fuese solamente un peso. “No se puede tolerar jamás que se difunda ese modo de pensar y esa disposición de ánimo de los que miran la fecundidad como un mal”.

Afirma también Juan Pablo II: “Contra el pesimismo y el egoísmo, que ofuscan el mundo, la Iglesia está a favor de la vida: y en cada vida humana sabe descubrir el esplendor de aquel “Si”, de aquel “Amen” que es Cristo mismo. Al “no” que invade y aflige al mundo, contrapone este “Si” viviente, defendiendo de este modo al hombre y al mundo de cuantos acechan y rebajan la vida”.

Como habíamos visto al principio, al presentar la paternidad responsable, tanto el Vaticano II como la Humanae vitae exhortan a la vida y animan a las familias numerosas(..).

Por tanto, hay que animar a los cónyuges para que recuperen la alegría de suscitar la vida, para que se hagan más conscientes de su altísima misión de cooperar con Dios “en el don de la vida a una nueva persona humana”, porque los hijos “son el precioso don del matrimonio”, “el reflejo viviente de su amor”. Viviendo recta y generosamente el propio matrimonio abren, con su libertad, el espacio para que se cree un alma inmortal, cooperando así a que una nueva persona humana pueda amar a Dios –y también a ellos mismos- eternamente.
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Tomás Bertrán Mercader
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MensajePublicado: Jue Nov 13, 2008 5:58 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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De Aciprensa:

La Encíclica Humanae vitae y los problemas doctrinales o pastorales relacionados
12 Noviembre 1988


A los participantes en el II Congreso Internacional de teología moral

Colaboración entre los Pastores y el mundo de la ciencia

1. Con vivo gozo os dirijo mi saludo, ilustres profesores, y todos los que habéis participado en el Congreso internacional de teología moral, que ahora concluye. Mi saludo se extiende al señor cardenal Hans Hermann Groër, arzobispo de Viena, y a los representantes de los Caballeros de Colón, que con su ayuda generosa han hecho posible la celebración del Congreso. Una palabra de complacencia también para el Instituto de Estudios sobre matrimonio y familia de la Pontificia Universidad Lateranense y al Centro Académico Romano de la Santa Cruz, que lo han promovido y realizado.

El tema del que habéis hablado en estos días, queridos hermanos, estimulando vuestra profunda reflexión, ha sido la Encíclica Humanae vitae, con la compleja red de problemas que están relacionados con ella.

Como sabéis, en los días pasados se ha realizado una asamblea organizada por el Pontificio Consejo para la Familia, en el que han participado, representando a las Conferencias Episcopales de todo el mundo: los obispos responsables de la pastoral familiar en las respectivas naciones. Esta coincidencia, no casual, me ofrece de inmediato la oportunidad de subrayar la importancia de la colaboración entre los Pastores y los teólogos y, más en general, entre los Pastores y el mundo de la ciencia, con el fin de asegurar un apoyo eficaz y adecuado para los esposos comprometidos en la realización dentro de su vida, del proyecto divino sobre el matrimonio.

Todos conocéis la explícita invitación que se hace en la Encíclica, Humanae vitae a todos los hombres de ciencia, y de modo especial a los científicos católicos, para que, mediante sus estudios, contribuyan a aclarar cada vez mas a fondo las diversas condiciones que favorecen una honesta regulación de la procreación humana (cf. n. 24). También yo he renovado esta invitación en diversas circunstancias, pues estoy convencido de que el trabajo interdisciplinar es indispensable para una adecuada aproximación a la compleja problemática referente a este delicado sector.

Valor casi profético de la Encíclica "Humanae Vitae"


2. La segunda oportunidad que se me ofrece es la de testificar los alentadores resultados ya alcanzados por los muchos estudiosos que, en el curso de estos años, han hecho progresar la investigación en esta materia. Gracias también a su aportación ha sido posible sacar a la luz la riqueza de verdad, y más aún, el valor iluminador y casi profético de la Encíclica paulina, hacia la que dirigen su atención, con creciente interés, personas de los más diversos estratos culturales.

Incluso es posible constatar indicios de replanteamiento en los sectores del mundo católico, que inicialmente fueron un poco críticos respecto a este importante documento. En efecto, el progreso en la reflexión bíblica y antropológica ha permitido aclarar mejor las premisas y significados de la Humanae vitae.

Hay que recordar, en particular, el testimonio que ofrecieron los obispos en el Sínodo de 1980: ellos, "en la unidad de la fe con el Sucesor de Pedro", escribían que hay que mantener firmemente "lo que ha sido propuesto en el Concilio Vaticano II (cf. Gaudium et spes, 50) y después de la Encíclica Humanae vitae, y en concreto, que el amor conyugal debe ser plenamente humano, exclusivo y abierto a una nueva vida" (Humanae vitae, 11 y cf. 9 y 12)" (Prop., 22).

Este testimonio lo recogí, posteriormente, en la Exhortación post-sinodal Familiaris consortio, volviendo a proponer, en el contexto más amplio de la vocación y de la misión de la familia. La perspectiva antropológica y moral de la Humana vitae, así como la consiguiente norma ética que se debe deducir para la vida de los esposos.

Doctrina no sujeta a discusión


3. No se trata, efectivamente, de una doctrina inventada por el hombre: ha sido inscrita por la mano creadora de Dios en la misma naturaleza de la persona humana y ha sido confirmada por Él en la Revelación. Ponerla en discusión, por tanto, equivale a refutar a Dios mismo la obediencia de nuestra inteligencia. Equivale a preferir el resplandor de nuestra razón a la luz de la Sabiduría Divina, cayendo, así, en la oscuridad del error y acabando por hacer mella en otros puntos fundamentales de la doctrina cristiana.

Es necesario recordar, al respecto, que el conjunto de las verdades, confiadas al ministerio de la predicación de la Iglesia, constituye un todo unitario, casi una especie de sinfonía, en la que cada verdad se integra armoniosamente con las demás. Los veinte años transcurridos han demostrado, al contrario, esta íntima consonancia: la vacilación o la duda respecto la norma moral, enseñada en la Humanae vitae, ha afectado también a otras verdades fundamentales de razón y de fe. Sé que este hecho ha sido objeto de atenta consideración durante vuestro Congreso, y sobre él quisiera ahora atraer vuestra atención.

Moral y Magisterio de la Iglesia

4. Como enseña el Concilio Vaticano II, "in imo conscientiae legem homo detegit, quam ipse sibi non dat, sed cui oboedire debet... Nam homo legem in corde suo a Deo inscriptam habet, cui parere ipsa dignitas eius est et secundum quam ipse iudicabitur" ("En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer... Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente") (Gaudium et spes, 16).

Durante estos años, como consecuencia de la contestación a la Humanae vitae, se ha puesto en discusión la misma doctrina cristiana de la conciencia moral, aceptando la idea de conciencia creadora de la norma moral. De esta forma se ha roto radicalmente el vínculo de obediencia a la santa voluntad del Creador, en la que se funda la misma dignidad del hombre. La conciencia es, efectivamente, el "lugar" en el que el hombre es iluminado por una luz que no deriva de su razón creada y siempre falible, sino de la Sabiduría misma del Verbo, en la que todo ha sido creado. "Conscientia" -escribe también admirablemente el Vaticano II- "est nucleus secretissimus atque sacrarium hominis, in quo solus est cum Deo, cuius vox resonat in intimo eius" ("La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella.")(Gaudium et Spes, 16)

De aquí se derivan algunas consecuencias, que conviene subrayar


Ya que el Magisterio de la Iglesia ha sido instituido por Cristo el Señor para iluminar la conciencia, apelar a esta conciencia precisamente para contestar la verdad de cuanto enseña el Magisterio, comporta el rechazo de la concepción católica del Magisterio y de la conciencia moral. Hablar de la inviolable dignidad de la conciencia sin ulteriores especificaciones, conlleva el riesgo de graves errores. De hecho, es muy diversa la situación de la persona que, después de haber puesto en acto todos los medios a su disposición en la búsqueda de la verdad, incurre en un error, de aquella que, en cambio, o por mera aquiescencia a la opinión pública mayoritaria, a menudo creada intencionadamente por los poderes del mundo o por negligencia, se preocupa poco por descubrir la verdad. El Vaticano II nos lo recuerda con su clara enseñanza, "Non raro tamen evebit ex ignorantia invincibili conscientiam errare, quin inde suam dignitatem amittat. Quod autem dici nequit cum homo de vero et bono inquirendo parum curat, et conscientia ex peccati consuetudine paulatim fere obcaecatur. ("No rara vez, sin embargo, ocurre que yerre la conciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien, y la conciencia se va progresivamente entenebreciendo por el hábito del pecado".) (Gaudium et Spes, 16).

Entre los medios que el amor redentor de Cristo ha dispuesto para evitar este peligro de error, se encuentra el Magisterio de la Iglesia: en su nombre, posee una verdadera y propia autoridad de enseñanza. Por tanto, no se puede decir que un fiel ha realizado una diligente búsqueda de la verdad, si no tiene en cuenta lo que el Magisterio enseña: si, equiparándolo a cualquier otra fuente de conocimiento, él se constituye en su juez: si, en la duda, sigue más bien su propia opinión o la de los teólogos, prefiriéndola a la enseñanza cierta del Magisterio.


Así, pues, al hablar en esta situación, de dignidad de la conciencia sin añadir nada más, no responde a cuanto enseña el Vaticano II y toda la Tradición de la Iglesia.

Santidad de Dios y dignidad del hombre

5. Estrechamente unido al tema de la conciencia moral, se encuentra el tema de la fuerza vinculante propia de la norma moral, que enseña la Humanae vitae.

Pablo VI, calificando el hecho de la contracepción como intrínsecamente ilícito, ha querido enseñar que la norma moral no admite excepciones: nunca una circunstancia personal o social ha podido, ni puede, ni podrá, convertir un acto así en un acto ordenado de por sí. La existencia de normas particulares con relación al actuar intra-mundano del hombre, dotado de una fuerza tal que obligan a excluir, siempre y sea como fuere, la posibilidad de excepciones, es una enseñanza constante de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia que el teólogo católico no puede poner en discusión.

Aquí tocamos un punto central de la doctrina cristiana referente a Dios y el hombre. Mirándolo bien, lo que se pone en cuestión, al rechazar esta enseñanza, es la idea misma de la santidad de Dios. Él, al predestinarnos a ser santos e inmaculados ante Él, nos ha creado "in Christo Iesu in operibus bonis, quae preparavit..., ut in illis ambulemus" ("en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos".) (Ef 2, 10): estas normas morales son, simplemente, la exigencia, de la que ninguna circunstancia histórica puede dispensar, de la santidad de Dios en la que participa en concreto, no ya en abstracto, cada persona humana.

Además, esta negación hace vana la cruz de Cristo (cf. 1 Cor 1, 17). El Verbo, al encarnarse ha entrada plenamente en nuestra existencia cotidiana, que se articula en actos humanos concretos, muriendo por nuestros pecados, nos ha re-creado en la santidad original, que debe expresarse en nuestra cotidiana actividad intra-mundana.

Y aún más: esa negación implica, como consecuencia lógica, que no existe ninguna verdad del hombre que se sustraiga al flujo del devenir histórico. La desvirtualización del misterio de Dios, como siempre, acaba en la desvirtualización del misterio del hombre, y el no reconocer los derechos de Dios, como siempre, acaba en la negación de la dignidad del hombre.

La enseñanza de la teología moral: responsabilidad de los profesores


6. El Señor nos concede celebrar este aniversario para que cada uno se examine delante de Él, con el fin de comprometerse en adelante -según la propio responsabilidad eclesial- a defender y profundizar la verdad ética que enseña la Humanae vitae.

La responsabilidad que pesa sobre vosotros en este campo, queridos profesores de teología moral, es grande. ¿Quién puede medir el influjo que vuestra enseñanza ejerce tanto en la formación de la conciencia de los fieles como en la formación de los futuros Pastores de la Iglesia? En el curso de estos años, desgraciadamente, no han faltado, por parte de un cierto número de docentes, formas de abierto disenso respecto a cuanto ha enseñado Pablo VI en su Encíclica.

La celebración de este aniversario puede ofrecer el punto de arranque para un valeroso replanteamiento de las razones que han llevado a estos estudiosos a asumir tales posiciones. Entonces se descubrirá. Probablemente, que en la raíz de la "oposición" a la Humanae Vitae hay una errónea, o al menos insuficiente, comprensión de los fundamentos mismos sobre los que se apoya la teología moral. La aceptación crítica de los postulados propios de algunas orientaciones filosóficas, y la "utilización" unilateral de los datos que ofrece la ciencia, pueden haber apartado del camino, a pesar de las buenas intenciones, a alumnos intérpretes del documento pontificio. Es necesario, por parte de todos, un esfuerzo generoso para aclarar mejor los principios fundamentales de la teología moral, teniendo cuidado -como ha recomendado el Concilio- de que "su exposición científica, nutrida con mayor intensidad de la doctrina de la Sagrada Escritura, muestre la excelencia de la vocación de los fieles en Cristo y su obligación de producir frutos en la caridad para la vida del mundo» (Optatam totius, 16).

Iniciativas pastorales

7. En este esfuerzo, un notable impulso puede proceder del Pontificio Instituto para los estudios sobre el matrimonio y la familia, cuyo fin es precisamente el mostrar "siempre con más claridad, utilizando un método científico, la verdad del matrimonio y de la familia", y ofrecer la posibilidad a los laicos, religiosos y sacerdotes, de "conseguir en este campo una formación científica tanto filosófico-teológica como en las ciencias humanas», que los haga idóneos para actuar con eficacia al servicio de la pastoral familiar (cf. Const. Ap. Magnum matrimonii, 3).

Además, si se quiere que la problemática moral, relacionada con la Humanae vitae y con la Familiaris consortio, encuentre su justo lugar en el importante sector del trabajo y de la misión de la Iglesia, que es la pastoral familiar, y suscite la respuesta responsable de los mismos laicos como protagonistas de una acción eclesial que les afecta tan de cerca, es necesario que institutos como éste se multipliquen en los diversos países: sólo de esta forma será posible hacer progresar la profundización doctrinal de la verdad y predisponer las iniciativas de orden pastoral en forma adecuada a las exigencias que surgen en los diversos ambientes culturales y humanos.

Es necesario, sobre todo, que la enseñanza de la teología moral, en los seminarios y en los institutos de formación, esté conforme con las directrices del Magisterio, de modo que surjan ministros de Dios, que "hablen del mismo modo" (Humanae vitae, 28), sin disminuir "en nada la saludable doctrina de Cristo" (Humanae vitae, 29). Se apela aquí al sentido de responsabilidad de los profesores, que deben ser los primeros en dar a sus alumnos el ejemplo de "un obsequio leal, interna y externamente, al Magisterio de la Iglesia" (Humanae vitae, 28).

8. Viendo tantos jóvenes estudiantes -sacerdotes y no sacerdotes- presentes en este encuentro, quiero concluir dirigiéndoles un particular saludo.

Buscar la verdad, venerarla y obedecerla


Uno de los profundos conocedores del corazón humano, San Agustín, escribió: "Haec est libertas nostra, cum isti subdimur veritati" (De libero arbitrio, 2, 13, 37). Buscad siempre la verdad: venerad la verdad descubierta, obedeced a la verdad. No existe el gozo fuera de esta búsqueda, de esta veneración, de esta obediencia.

En esta admirable aventura de vuestro espíritu, la Iglesia no es un obstáculo: al contrario es una ayuda. Alejándoos de su Magisterio, os exponéis a la vanidad del error y a la esclavitud de las opiniones: aparentemente fuertes, pero en realidad frágiles, pues sólo la Verdad del Señor permanece eternamente.

Invocando la asistencia divina sobre vuestro noble esfuerzo de buscadores y apóstoles de la verdad, imparto a todos, de corazón, mi bendición.

Joannes Paulus pp. II

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R Real
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MensajePublicado: Vie Nov 14, 2008 3:37 pm    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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NOTA DE MODERACIÓN.

Este Tema es importante que quede como
post it. Para referencias y consultas posteriores.

Gracias Ceci.

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Srademimarido
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MensajePublicado: Lun Nov 24, 2008 5:02 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Yo tenía entendido que la Iglesia decía que cada matrimonio tendría los hijos que "puedas tener responsablemente", lo que significa que deja la libertad de que cada uno decida qué es responsablemente lo que pueda tener.

Por otro lado, si Dios hubiera querido que tuviéramos decenas de hijos, hubiera hecho nuestro cuerpo de manera diferente ¿no? Probablemente no tendríamos ciclos en los que no hay concepción y físicamente estaríamos más preparadas para eso.

Los métodos naturales sirven para cuidarse, para conocerse mejor y para tener un respiro porque no sería normal estar permanentemente embarazadas, lo digo yo que tengo dos hijos que se llevan 11 meses.

En mi curso prematrimonial me hablaron del método Billings y hasta lo tomé e nla misma Iglesia donde me casé, asi que ahora que me vengan con estas...francamente y con todo respeto, no lo puedo creer.
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NANDO
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MensajePublicado: Mar Nov 25, 2008 2:59 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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mi señora tubo a mi hija por cesaría, según el medico que es el mas católico conocido de donde vivo, dice que tenemos que esperar 8 meses para encargar otro, y por lo tanto nos recomendó el método. Yo se que es pecado usarlo sin grabes razones, creo que es razón grabe, creo que lo vamos a usar.
Nosotros confiamos en la providencia del Señor y estamos dispuestos a decir que si a los hijos que Dios quiera, el limitarlos nosotros o espaciarlos seria pecado, ofender a Dios en su misericordia, no confiar el como padre proveedor, seriamos hipócritas al hablar de el amor de Dios.
Gracias a Dios que conocemos a familias católicas numerosas que viven con lo justo y siempre tienen lugar para un hijo mas.
Pero también conocemos a otras familias que dicen: yo creo en la providencia de Dios, pero hay que ser prudentes; esa falsa prudencia pensando en lo que ellos pueden hacer, acaso no saben que sin Dios nada pueden, hablan y hablan de Dios pero en la hora de confiarse enteramente en su voluntad ponen excusas y excusas argumentándose de prudentes, porque no dicen que su fe llega hasta las cosas de poca importancia.
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mariano_arg
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MensajePublicado: Jue Ene 15, 2009 3:43 pm    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Volviendo al planteo general del primer texto, coincido con algunas cosas, pero otras creo que son errores:
Coincido en que es pecado, grave, objetivamente hablando: a) utilizar anticonceptivos, b) recurrir a los períodos infértiles sin causa grave.
Pero creo que es erróneo decir: a) "todo lo que es placer del cuerpo lleva al enfriamiento del alma"; b) "Lo ideal es evitar en lo posible las relaciones sexuales para darse a la oración hasta que la mujer esté fértil y se quiera y pueda tener un hijo más."
Lo primero olvida que el hombre es cuerpo y alma, Dios lo hizo cuerpo y alma, Dios le dio la posibilidad de disfrutar. El placer en si mismo es algo bueno, y si no se desordena, es algo que aprovechar y agradecer a Dios.
Privarse de placeres como mortificación algunas veces es bueno también, pero ocasionalmente.
Lo segundo desconoce el fin unitivo de la relación sexual, y su importancia para evitar el adulterio. San Pablo, justamente, recomienda lo contrario: no evitar las relaciones sexuales sino por cortos períodos para dedicarse a la oración. Si no es razonable tener hijos en determinado momento, lo ideal es que los esposos tengan relaciones sexuales en los períodos infecundos todas las veces que puedan con mucho amor y agradeciendo mucho a Dios la sexualidad que les regala.
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Mariano
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MensajePublicado: Vie Ene 16, 2009 12:57 pm    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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mariano_arg escribió:
lo ideal es que los esposos tengan relaciones sexuales en los períodos infecundos todas las veces que puedan con mucho amor y agradeciendo mucho a Dios la sexualidad que les regala.


El matrimonio siempre tiene que estar abierto a la vida, si estoy abierto a la vida por que tener relaciones sólo en tiempos infecundos?
Las relaciones sexuales deben cumplir con dos finalidades : la trasmisión de la vida y la unidad en la pareja.

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mariano_arg
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MensajePublicado: Vie Ene 16, 2009 2:00 pm    Asunto: La vida sexual cuando se deben evitar los hijos
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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La afirmación citada se expresó en el contexto de esposos que por razones serias deban evitar los hijos.
Es lícito evitar los hijos cuando hay razones serias para ello, siempre que no se los impida a través de medios artificiales. Si hay razones serias para evitar los hijos, la relación sexual es legítima por su fin unitivo. Por eso dije que en tal caso (habiendo razones para evitar los hijos), lo ideal es que los esposos aprovechen la sexualidad para obtener el fin unitivo todas las veces que puedan.
La inmoralidad se presenta cuando alguno de los fines se impide u obstaculiza (como en la fecundación in vitro, en la annticoncepción, en la planificación natural sin razones serias); pero no es necesario para que el acto sexual sea legítimo que se busquen deliberadamente ambas finalidades. Cuando dos esposos por razones serias deben evitar los períodos fecundos, es deseable que mantengan relaciones sexuales durante los infecundos con la mayor frecuencia que puedan, para amarse y unirse más, y cumplir con el fin unitivo de la manera mas plena posible. Como dice san Pablo, no es bueno que los esposos se abstengan del trato sexual sino por períodos breves.
Buscar los períodos infecundos cuando hay razones serias para ello no contradice la apertura a la vida. Es incluso una obligación, como lo es la paternidad responsable. Hay veces que evitar los hijos es irresponsable. Otras veces, puede ser irresponsable buscarlos.
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Eagleheart
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MensajePublicado: Mar Feb 24, 2009 5:10 am    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
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Ceci* escribió:
mariano_arg escribió:
lo ideal es que los esposos tengan relaciones sexuales en los períodos infecundos todas las veces que puedan con mucho amor y agradeciendo mucho a Dios la sexualidad que les regala.


El matrimonio siempre tiene que estar abierto a la vida, si estoy abierto a la vida por que tener relaciones sólo en tiempos infecundos?
Las relaciones sexuales deben cumplir con dos finalidades : la trasmisión de la vida y la unidad en la pareja.

Pero para muchos es fácil caer en la tentación de decir:

- Que se reduzca lo más el placer.

Además, uno queda "abierto a la vida" cuando hay relaciones en períodos infértiles, porque bien se puede dar la concepción. Vamos, que no quede como en el libro 1984 y la forma en que el Partido pretendía ordenar esto.

Volviendo a una pregunta anterior:

¿Entocnes todas las mujeres que estudian una carrera, profesión u oficio, deben dejarlo o dejar de ejercerlo, si quieren ser madres? Vamos, que sólo el varón estudie.

Salu2. Paz y Bien.
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MensajePublicado: Dom May 31, 2009 1:59 pm    Asunto:
Tema: Magisterio de la Iglesia: Metodos Naturales pecado mortal...
Responder citando

Eagleheart escribió:
Volviendo a una pregunta anterior:

¿Entocnes todas las mujeres que estudian una carrera, profesión u oficio, deben dejarlo o dejar de ejercerlo, si quieren ser madres? Vamos, que sólo el varón estudie.

Salu2. Paz y Bien.




No es así, una estudia su carrera , la ejerce y si estas llamada al matrimonio evaluaras con tu pareja si al llegar los hijos dejas o no de trabajar o trabajas medio tiempo, o continuas trabajando

Dios nos pone la vocación profesional para usarla a su servicio, y lo mismo ocurre con la vocación de familia

Es decir, si tengo mas de un hijo, tengo 2 o 4 quien tiene la obligación de formarlos? los padres? las niñeras? uno debe a la luz del evangelio, de las codiciones economicas familiares y demás factores evaluar junto con el esposo sobre la crianza de los niños

No veo a que viene el tema que las mujeres no estudien, no todas están llamadas a hacer familia y no todas pueden ser madres y las que lo son, como en el caso de mi mamá, hay realizado las dos tareas de manera magnifica el ser profesional y el ser madre

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