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Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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Gache
Asiduo


Registrado: 27 Sep 2005
Mensajes: 138

MensajePublicado: Lun Dic 01, 2008 7:29 pm    Asunto: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

EUCARISTÍA Y APOSTOLADO

Cómo iban creciendo los primeros cristianos? A través de la fracción del pan y la predicación.

No sé si todos nosotros sentimos el mismo aguijón de San Pablo: “Ay de mí, si no evangelizo . . .” (1 Cor. 9,16). Urge el apostolado. El papa en la encíclica sobre “La misión del Redentor” nos dice: “La misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio” (n.1).

¿Qué es el apostolado?

El apostolado es precisamente ese comprometernos con todas nuestras energías a llevar el mensaje de Cristo por todos los continentes. Jesús al irse al cielo no nos dijo: “Id y rezad”; sino que dijo clarísimamente: “Id y anunciad”.

Esto es el apostolado: anunciar a Cristo.

Para san Juan , el apostolado es dar a los demás lo contemplado, escuchado, vivido, comido, experimentado con Jesús. Eso es el apostolado. Apostolado es llevar el buen olor de Cristo (2 Cor. 2,15). Es llevar la sangre de Cristo, y esa sangre se derrama en cada eucaristía. Es llevar el mensaje de Cristo, y ese mensaje se proclama en cada eucaristía. Es salvar las almas, y esas almas son redimidas en cada eucaristía.

¿Para qué hacemos apostolado? Para que Cristo sea anunciado, conocido, amado, imitado y predicado. En la eucaristía hemos escuchado, comido y contemplado a Jesús.

¿Dónde hacer apostolado? En la familia, la calle, la profesión, los medios de comunicación social, la facultad. En todas partes encontramos púlpitos, auditorios, escenarios, estrados y areópagos desde donde predicar a Cristo, con valentía y sin miedo.

¿Cómo hacer apostolado? Con humildad, ilusión, alegría, voluntad, ánimo, caridad. La caridad es el alma de todo apostolado y nos urge. No imponemos con la fuerza, sólo proponemos con el bálsamo del amor y del respeto.

El apostolado es, pues, llevar el mensaje de Cristo a nuestro alrededor, dando razón de nuestra fe. En cada eucaristía Jesús nos entrega su mensaje, vivo en la Liturgia de la Palabra y en la Comunión. Es el derramamiento al exterior de nuestra vida espiritual e interior. En cada eucaristía Jesús nos llena de su gracia y amor y vamos al apostolado a dar de beber esas gracias a todos los sedientos. Es poner a las personas delante de Jesús para que él las ilumine, las cure, las consuele, como hicieron aquellos con el paralítico que llevaron en una camilla. El encuentro con Jesús en la eucaristía nos debería comprometer a ir trayendo a las personas a este encuentro con Jesús.

La misa acaba con este imperativo latino: “ite, missa est”. Es una invitación al apostolado. Missus quiere decir “enviado”. El apostolado debe ser el fruto de la eucaristía, el fruto de la liturgia. Es como si se dijera: “id, sois enviados, vuestra misión comienza”.

El apostolado debe brotar de la misa y a ella debe retornar. Es decir, debemos salir de cada eucaristía con ansias de proclamar lo que hemos visto, oído, sentido, experimentado, para que quienes nos vean y escuchen estén en comunión con nosotros y ellos se acerquen a la eucaristía. Y al mismo tiempo debemos volver después a la eucaristía para hablar a Dios, traer aquí todas las alegrías y gozos, angustias, problemas y preocupaciones de todas aquellas gentes que hemos misionado.

Todos sabemos que el fin último del apostolado es la glorificación de Dios y la santificación de los hombres. Este fin es el mismo que el fin de la liturgia y de la eucaristía o misa, que es el sol y el corazón de la liturgia.

Si esto es así, la misa nunca termina, sino que se prolonga ininterrumpidamente. El apostolado hace que la misa se prolongue. Porque en todas partes, durante las 24 horas del día se está celebrando una misa. Ese Sol de la eucaristía nunca experimenta el ocaso. Ese Corazón de la eucaristía nunca duerme, siempre está vigilando y palpita de amor por todos nosotros.

¿Cómo vivir entonces cada eucaristía?

Con muchas ansias de alimentarnos para tener fuerza para el camino de nuestro apostolado; con mucha atención para escuchar el mensaje de Dios a través de la lectura, para después comunicarlo en el apostolado; con espíritu apostólico, pues cada misa debe traernos, si no en persona, al menos espiritualmente a nuestro lado, a todos aquellos que vamos encontrando en nuestro camino.

Por tanto, ya en cada misa estamos haciendo apostolado. Colocamos a esas personas en la patena del sacerdote, las encomendamos en la Consagración y pedimos por ellas en la Comunión. A ellas, Cristo les hará llegar los frutos de su Redención eterna.

Pidamos la misma pasión por la almas de san Pablo, de san Francisco Javier, que no nos deje tranquilos hasta ver a todos los hombres conquistados para Cristo, y valoremos la misa como medio para salvar almas y prepararnos para el apostolado e incendiar este mundo. ¡Incendiemos no sólo el Oriente, sino también el Occidente, el Norte y el Sur, el Este y el Oeste!


EUCARISTÍA Y SILENCIO
La vida crece silenciosamente en el oscuro seno de la tierra y en el seno silencioso de la madre. La primavera es una inmensa explosión, pero una explosión silenciosa.

Dios fue silencioso durante muchos siglos, y en ese silencio se gestaba la comunicación más entrañable: el diálogo entre Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¿Qué es el silencio?
Es esa capacidad interior de saber estar reposado, calmado, controlando y encauzando los sentidos internos y externos. Es esa capacidad de callar, de escuchar, de recogerse. Es esa capacidad de cerrar la boca en momentos oportunos, de calmar las olas interiores, de sentirse dueño de sí mismo y no dominado o esclavo de sus alborotos.

Uno de los males de la actualidad es el aburrimiento, que se origina de la incapacidad del hombre de estar a solas consigo mismo. El hombre de la era atómica no soporta la soledad y el silencio, y para combatirlos echa mano de un cigarrillo, una radio, la televisión, y para evadirse del silencio se echa ciegamente en brazos de la dispersión, la distracción y la diversión.

¿Para qué sirve el silencio?

Es muy útil para reponer fuerzas, energías espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos mejor, más profundamente.

Es imprescindible para ser creativos. Todo artista, científico, pensador, necesita desplegar en su interior un gran silencio para poder generar percepciones, ideas, creaciones. Los grandes genios del arte y de la literatura fueron hombres que dedicaban mucho tiempo al silencio. Y de esos momentos de silencio brotaron las grandes obras. Es lo que llamamos el silencio creador, fecundo, productivo.

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: “Pues hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que sois vos parte de que aqueste edificio sea tal, como a la verdad lo es (que es ansí, que no hay edificio y de tanta hermosura como un alma limjpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey y que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón” (Camino de perfección, 28, 9).

Y san Juan de la Cruz nos susurra al oído: “El alma que le quiere encontrar ha de salir de todas las cosas con la afición y la voluntad, y entrar dentro de sí mismo con sumo recogimiento. Las cosas han de ser para ella como si no existiesen...Dios, pues, está escondido en el alma y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo, diciendo: ¿A dónde te escondiste?” (Cántico espiritual, 1, 6).


¡El valor del silencio!
Las grandes decisiones en la vida nacieron de momentos de silencio.

Necesitamos del silencio para una mayor unificación personal. La mucha distracción produce desintegración y ésta acaba por engendrar desasosiego, tristeza, angustia.

Hay diversas clases de silencio.

Jesús nos dijo: “cierra las puertas”. Cerrar las puertas y ventanas de madera es fácil. Pero aquí se trata de unas ventanas más sutiles, para conseguir ese silencio.

Está, primero, el silencio exterior, que es más fácil de conseguir: silencio de la lengua, de puertas, de cosas y de personas. Es fácil. Basta subirse a un cerro, internarse en un bosque, entrar en una capilla solitaria, y con eso se consigue silencio exterior.

Pero está, después, el silencio interior: silencio de la mente, recuerdos, fantasías, imaginaciones., memoria, preocupaciones, inquietudes, sentimientos, corazón, afectos. Este silencio interior es más difícil, pero imprescindible para oír a Dios e intimar con Él.

Los enemigos del silencio son la dispersión, el desorden, la distracción, la diversión, la palabrería, la excesiva juerga, risotadas, la velocidad, el frenesí, el ruido.

¿Qué relación hay entre eucaristía y silencio?

El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

Las decisiones más importantes se han tomado al pie del silencio, junto a Cristo eucaristía. ¡Cuántas lágrimas secretas derramamos en el silencio! Juan Pablo II cuando era Obispo de Cracovia pasaba grandes momentos de silencio en su capillita y allí escribía sus discursos y documentos. ¡Fecundo silencio del Sagrario!

Así lo narra Juan Pablo II en su libro “¡Levantaos! ¡Vamos!”: “En la capilla privada no solamente rezaba, sino que me sentaba allí y escribía...Estoy convencido de que la capilla es un lugar del que proviene una especial inspiración. Es un enorme privilegio poder vivir y trabajar al amparo de este Presencia. Una Presencia que atrae como un poderoso imán...” .

Preguntemos a María si el silencio es importante. El silencio de la Virgen no es un silencio de tartamudez e impotencia, sino de luz y arrobo...Todos hablan en la infancia de Jesús: los ángeles, los pastores, los magos, los reyes, Simeón, Ana la Profetisa...pero María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio.


EUCARISTÍA Y AMISTAD
La amistad es crear lazos de unión con alguien. Y los lazos no se rompen. Unen de tal manera que ambos forman una sola unidad de corazones. Un amigo debe ser la mitad de nuestra alma. Si nos faltara nos moriríamos, pues nos han quitado algo de nosotros mismos.

La amistad es un afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato.

La amistad tiene sus frutos. En la amistad encontramos refugio y apoyo, la amistad enriquece, fortalece y ensancha el corazón del hombre y le hace invencible ante la adversidad; la amistad dignifica y alegra nuestra existencia.

La amistad se apoya sobre estos cimientos: sinceridad, generosidad, afecto mutuo. Una amistad cimentada sobre la simulación, el engaño, el egoísmo estaría siempre condenada al fracaso.

¿Por qué hay personas sin amigos?
Varias son las causas:

Nuestra extrema timidez, por temor a que los demás no nos acepten y porque en los primeros años de la vida nuestros padres y educadores no nos entrenaron para la vida social.
Nos sentimos inferiores, nuestra autoestima está baja y creemos que los demás no van a encontrar en nosotros nada digno de aprecio, y esto nos hace meternos en nuestro enclaustramiento y nos impide desbordarnos en forma afectuosa y confiada sobre los demás.
Por egoísmo, mezquindad. Sólo buscamos recibir sin dar, y cuando damos, lo hacemos a cuentagotas.

Por soberbia, orgullo, altanería, quisquillosidad. Por todo esto, hay personas que con su actitud, sus modales, su lenguaje, sus gestos, repelen y los demás los esquivan.

¿Qué cosa favorece una buena amistad?

Una personalidad comunicativa y amable; temperamento jovial, alegría contagiosa, bondad y sinceridad, deseo de hacer el bien, preocuparse por los problemas de los demás, la generosidad, cortesía, cordialidad, respeto, reciprocidad en afectos y sentimientos.

La amistad no es lo mismo que compañerismo, simpatía y camaradería. Es respeto al amigo, permitiéndole ser él mismo y procurar su bien, como si de nosotros mismos se tratara.

Martín Descalzo dice que en la amistad hay que dar el uno al otro lo que se tiene, lo que se hace, lo que se es.

Por eso ser un buen amigo y encontrar un buen amigo son las dos cosas más difíciles del mundo, porque supone la conversión de dos egoísmos en la suma de dos generosidades.

Cristo en la eucaristía es nuestro mejor amigo, y hay que hacer esta experiencia. ¿Cómo? Visitándolo, estando ratos cortos y largos con Él, contándole nuestras vidas con sus luces y sombras, abriéndole nuestro corazón, escuchando sus palabras en el silencio de la intimidad.

Por eso debemos insistir mucho en las visitas a Cristo en las iglesias. Ojalá también pasemos junto a Él momentos de intimidad en las noches de oración, noches heroicas, adoraciones, Horas Santas, pues son momentos para crecer en nuestra amistad con Jesús.

Jesús en la eucaristía tiene todos los rasgos de un verdadero amigo. Nos respeta tal como somos. No pretende adueñarse de nuestra voluntad. Respeta nuestra libertad. Es sincero y franco. Nos dice todo sin rodeos, sin doblez, sin mentira, sin traición. Es generoso, se dona completamente, no se reserva nada. Está siempre y a todas horas para sus amigos. No tiene horarios de atención. Acepta nuestros fallos, defectos, limitaciones, sabiendo disculpar y perdonar. Quiere dar y recibir.


EUCARISTÍA Y SUFRIMIENTO
Jesús ha sido, es y será el varón de los dolores: rechazado, perseguido, incomprendido, criticado, atacado.

¿Cuáles son los sufrimientos que experimenta Cristo en la eucaristía?

El abandono de muchos que no vienen, que no lo visitan, que no lo reciben en la comunión.
La profanación brutal de quienes entraron en las Iglesias, saquearon, rompieron, abrieron Sagrarios, tiraron y pisotearon las Hostias consagradas.
Los sacrilegios de quienes comulgaron sin las debidas disposiciones del alma, es decir, estando en pecado grave.
Las distracciones de tantos cristianos que vienen a misa y están mirando quién entra, quién sale, quién pasa.

La falta de unción, delicadeza de los sacerdotes que no celebran la misa con fervor, con atención, pues la celebran con prisa, rápidamente, tal vez omitiendo una lectura, el sermón.
Iglesias destartaladas, llenas de polvo, manteles sucios, cálices en mal estado.
Comuniones en manos sucias, partículas consagradas que se pierden, donde está también todo entero Jesús Eucaristía.

Gente que habla durante la misa o en alguna otra ceremonia litúrgica.
Sufrimientos porque no hay sacerdotes que puedan celebrar la eucaristía en tantos pueblos.
Burlas, risas, carcajadas de gente sin fe, sin respeto, irreverentes.

¡Lo que no ha sufrido Jesús a lo largo de estos veintiún siglos! ¡Cómo le gustaría a Él salir, airearse, gritar que nos ama! Y sin embargo está encerrado, en silencio, como el eterno prisionero.

¿Cómo sufre Jesús estos atropellos?

Con paciencia y en silencio, al igual que cuando Judas en la pasión llegó y lo besó con beso traicionero y los enemigos lo atacaron, lo escupieron, lo golpearon. Él nada dijo, calló y sufrió en silencio. Así también ahora en la eucaristía sufre todas estas ofensas con gran paciencia, esperando que algún día valoremos y respetemos en su justa medida este Sacramento del Altar.

Sufre también con amor. Quiere ganarnos a base de amor, atrayéndonos con lazos de amistad. Este amor es un amor de entrega, de sacrificio.

Y con dolor. Sufre una vez más su pasión y muerte.

¿Por qué y para qué sufrir?

El problema está en sufrir sin sentido. Y es este sufrimiento sin sentido el que escuece y levanta las rebeldías, a veces hasta las alturas de la exageración. Y hay quienes se cierran a cal y canto, y reaccionan ciegamente en medio de un resentimiento total y estéril en que acaban por quemarse por completo.

¿Qué hacemos con el dolor?

Está la actitud de quienes lo quieren eliminar. De hecho, la medicina busca este objetivo. El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Como Job, que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).

Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.


EUCARISTÍA Y SOLEDAD
Solemos pensar que la soledad es una situación humana dolorosa y triste de la que hay que huir a como dé lugar. Sin embargo, el hombre puede convertirla en una situación fecunda para el alma. Así la soledad no se convertirá en un oscuro túnel, sino en una oportunidad bella para el encuentro con Dios.

Hay varios tipos de soledad.

Soledad física, la ausencia total de compañía humana que puede sufrir una persona en determinadas circunstancias, o la ausencia momentánea o definitiva por haber muerto determinada persona que nos resultaba muy querida. ¡Cuántas veces Jesús aquí, en la eucaristía, sufre esta soledad física, cuando nadie lo visita! Pienso en aquellas iglesias cerradas, o en las abiertas, donde apenas entra un vivo. 

Ya Jesús en su vida terrena sufrió esta soledad en Getsemaní y en el Calvario. María también experimentó esta soledad física al perder a su Hijo en el templo, y después en la Cruz. 

¡No dejemos solo a Jesús en la eucaristía! Que siempre tengamos la delicadeza con Él de visitarlo durante el día. Él sufre y experimenta esta soledad y yo puedo hacerle más llevadero ese sentimiento humano. Podemos llenar esta soledad de Cristo con nuestra compañía íntima.

Existe también la soledad psicológica, que consiste en sentir o percibir que las personas que nos rodean no están de acuerdo con nosotros o no nos acompañan con su espíritu. ¡Cuántas veces Jesús aquí, en la eucaristía, sufre también esta soledad! Percibe que alguno de nosotros no está de acuerdo con su mensaje, hace lo contrario de lo que Él enseña, en su Evangelio. O están sí, pero fríos, inactivos, inconscientes, distraídos, dispersos. Por lo mismo están en otra cosa. 

Ya en su vida terrena Jesús sufrió esta terrible soledad psicológica. ¡Cuántos de los que lo acompañaban no estaban de acuerdo con Él y discutían: fariseos, saduceos, jefes. O incluso sus mismos apóstoles no lo acompañaban en todo. Tenían otros anhelos y ambiciones muy distintas a los de Jesús. 

María también experimentó esta soledad psicológica, sobre todo en la pasión y muerte de su Hijo. Se daba cuenta de que la mayoría no había captado como Ella la necesidad de la muerte de Jesús. ¿Dónde están los curados? ¿Dónde están los frutos de la predicación de mi Hijo? ¡Ni siquiera los Apóstoles captaron el sentido de la misión de su Hijo! Hagamos más suave esta soledad de Jesús teniendo en nuestro corazón esos mismos sentimientos.

Está también la soledad espiritual, que es la que experimenta el alma frente a las propias responsabilidades en las relaciones con Dios. Es la soledad que uno siente frente a Dios; es la soledad de quien sabe que sólo él y nadie más que él debe responder un “sí” o un “no” libres ante Dios. 

Aquí en la eucaristía Jesús sufre también esta soledad. Solo Él sabe que debe quedarse aquí para siempre. Debe afrontar solo Él todos los agravios, sacrilegios, profanaciones. Él sabe y sólo Él, quien debe estar vigilante las veinticuatro horas del día, los treinta días del mes, los doce meses del año. ¡Él tiene que responder!, nadie puede sustituirlo. Independientemente que le hagamos caso o no. En su vida terrena Jesús experimentó esta soledad espiritual. Hasta parecía que su mismo Padre lo dejó solo. Y María misma sufrió esta soledad.

Aunque es verdad que a veces la situación de soledad puede dar la impresión de tristeza o sufrimiento, tengamos la seguridad de que dicha soledad está llena de Dios, si la unimos a la soledad de Cristo.


¿Cómo deberíamos vivir esta soledad?

Con amor y confianza. Dios es nuestra compañía segura; con serenidad. No tiene que ser soledad angustiosa, turbada, sino serena.

Debemos vivir la soledad también con reflexión. Es un momento para reflexionar más, rezar más. Nos capacitaría para después salir con más riqueza y repartirla a los demás.

Oración

Jesucristo Eucaristía, no queremos dejarte solo aquí en el Sagrario. Queremos hacer de tu Sagrario, nuestro lugar de recreación, de gozo profundo, de compañía íntima. Queremos llenar tu soledad con la música deliciosa y serena de nuestro corazón.

¡Qué pobres serían nuestras vidas sin tu compañía!


EUCARISTÍA Y MARTIRIO
Uno de los objetivos del Año Santo fue el recuerdo de los mártires. ¿Cuántos han sido mártires de la eucaristía?

Todos conocemos al niño Tarsicio. Es el año 302, en plena persecución del emperador Diocleciano. En Roma, un niño, de nombre Tarsicio, asiste a la eucaristía en las catacumbas de San Calixto. El papa de entonces le entrega el Pan Consagrado y envuelto en un lino blanco, para que lo lleve a los cristianos que están en la cárcel (¡era para esa ocasión ministro extraordinario de la Comunión!) que esperan dar pronto su vida por Dios. ¡La eucaristía engendra mártires!

Tarsicio oculta cuidadosamente el Pan Eucarístico sobre su pecho. Solícito se encamina hacia las cárceles. En el camino encuentra a algunos compañeros no cristianos que juegan y se divierten. Al verlo tan serio sospechan que algo importante está guardando. Al descubrir que Tarsicio lleva los “misterios”, el odio estalla en sus corazones y en todos los miembros de sus cuerpos. Con puñetazos, puntapiés y pedradas esos muchachos paganos tratan de arrebatarle lo que él aprieta contra su corazón. Aún herido de muerte no suelta la eucaristía.

Providencialmente pasa por el lugar un soldado cristiano llamado Cuadrato y lo rescata. Lo toma en sus fuertes brazos y lo lleva de regreso a la comunidad cristiana. Allí, ya en agonía, Tarsicio abre sus brazos y devuelve la eucaristía al papa que se la había entregado. Tarsicio muere feliz, pues le ha demostrado a Cristo su propia fidelidad hasta la muerte. ¡La eucaristía engendra mártires!

Para los primeros cristianos la eucaristía estaba unida a la capacidad de martirio. Tanto para Tarsicio como para esos cristianos ya encarcelados, la eucaristía les daba fuerzas para soportar todo dolor y sufrimiento.

Es de todos conocido el ejemplo de san Ignacio de Antioquía que decía a sus hermanos cristianos: ”Dejadme ser pan molido para las fieras”. Y así murió, devorado por las fieras. ¡La eucaristía engendra mártires!

Tenemos también a los famosos mártires de 1934, fusilados en el norte de España, entre ellos san Héctor Valdivielso, argentino. Después de la misa los apresan y los conducen a la cárcel, y a los tres o cuatro días los fusilan.

En México muchos sacerdotes en tiempo de la Guerra Cristera de 1926 a 1929, murieron mártires, entre ellos el padre Agustín Pro, porque no obedecieron la orden masónica del presidente Plutarco Elías Calles: “prohibido celebrar la eucaristía y todo culto católico, bajo pena de muerte”. Y estos sacerdotes desafiaron esta inhumana y atea orden, porque sentían el deber sagrado de honrar a la eucaristía y fortalecer al pueblo. No podían vivir sin la eucaristía. Y murieron mártires.

El beato Karl Leisner, ordenado sacerdote en el campo de concentración de Dachau en Alemania, fue apresado y encarcelado. Tenía como lema “Cristo, tú eres mi pasión”. Celebró su primera y única misa en un barracón del campo de concentración. Sus últimas palabras fueron “Amor, perdón, oh Dios, bendice a mis enemigos”. ¡La eucaristía engendra mártires!

¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio? Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.

Si hoy claudican tantos cristianos, si hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía?

El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.


EUCARISTÍA Y MATRIMONIO
Antes de dar la relación entre ambos sacramentos, repasemos un poco la maravilla del matrimonio.

Es Dios mismo quien pone en esa mujer y en ese hombre el anhelo de la unión mutua, que en el matrimonio llegará a ser alianza, consorcio de toda la vida, ordenado por la misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de los hijos.

El matrimonio no es una institución puramente humana. Responde, sí, al orden natural querido por Dios. Pero es Dios mismo quien, al crear al hombre y la mujer, a su imagen y semejanza, les confiere la misión noble de procrear y continuar la especie humana.

El matrimonio, de origen divino por derecho natural, es elevado por Cristo al orden sobrenatural. Es decir, con el Sacramento del Matrimonio instituido por Cristo, los cónyuges reciben gracias especiales para cumplir sus deberes de esposos y padres de familia.

Por tanto, el Sacramento del Matrimonio o, como se dice, el “casarse por Iglesia” hace que esa comunidad de vida y de amor sea una comunidad donde la gracia divina es compartida.

Por su misma institución y naturaleza, se desprende que el matrimonio tiene dos propiedades esenciales: la unidad e indisolubilidad. Unidad, es decir, es uno con una. Indisolubilidad, es decir, no puede ser disuelto por ninguno. El pacto matrimonial es irrevocable: “Hasta que la muerte los separe”.

No olvidemos que los ministros del Sacramento son los mismos contrayentes. El sacerdote sólo recibe y bendice el consentimiento.

¿Qué relación tiene el Sacramento de la eucaristía con el del Matrimonio?

La eucaristía es sacrificio, comunión, presencia. Es el sacrificio del cuerpo entregado, de la sangre derramada. Todo Él se da: Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad. Es la comunión, el cuerpo que hay que comer y la sangre que hay que beber. Y comiendo y bebiendo esta comida celestial, tendremos vida eterna. Es la presencia que se queda en los Sagrarios para ser consuelo y aliento.

El matrimonio también es sacrificio, comunión y presencia. Es el sacrificio en que ambos se dan completamente, en cuerpo, sangre, alma y afectos. Y si no hay sacrificio y donación completa, no hay matrimonio sino egoísmo.

El matrimonio es comunión, ambos forman una común unión, son una sola cosa, igual que cuando comulgamos. Jesús forma conmigo una común unión tan fuerte y tan íntima, que nadie puede romperla.

El matrimonio, al igual que la eucaristía, también es presencia continua del amor de Dios con su pueblo.

El amor es esencialmente darnos a los demás. Lejos de ser una inclinación, el amor es una decisión consciente de nuestra voluntad de acercarnos a los demás. Para ser capaces de amar de verdad es necesario desprenderse cada uno de muchas cosas, sobre todo de nosotros mismos, para darnos sin esperar que nos agradezcan, para amar hasta el final. Este despojarse de uno mismo es la fuente del equilibrio, el secreto de la felicidad.




Para consultar temas de catequesis en audio:
http://es.catholic.net/catequistasyevangelizadores/884/3074/


PARTICIPACIÓN EN EL FORO:
¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA / ARTÍCULOS DE APOYO:

- Libro La Eucaristía: http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=536

- Carta del Papa a los Obispos sobre "Summorum Pontificum"
La Carta de Benedicto XVI a los obispos de todo el mundo sobre el Motu Proprio Summorum. Referente al misal de Juan XXIII: http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=32311

- Ecclesia De Eucharistia http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=19

- Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la rececpción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar http://www.es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=407

- Sacrosanctum Concilium (Constitución Dogmática del Vaticano II para la Liturgia) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Redemptionis Sacramentum
Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15820

- Dies Domini ( Carta apostólica JPLL sobre la santificación del domingo) http://es.catholic.net/conocetufe/423/2214/articulo.php?id=15821


Ultima edición por Gache el Mar Dic 02, 2008 7:45 pm, editado 2 veces
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Mariluisa
Esporádico


Registrado: 05 Jun 2008
Mensajes: 70

MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 4:09 pm    Asunto: Pariticipación al foro 14. La Eucaristía
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

1. ¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Porque es indispensable para escuchar, hablar y encontrarnos con Dios. Si no estamos en silencio difícilmente podemos estar e un encuentro con Dios y escucharle. Es importante comenzar por el silencio exterior, más fácil de conseguir, para posteriormente llegar al silencio interior: de la mente, de la fantasía, de los recuerdos, de la imaginación, de la memoria, de las preocupaciones, de las inquietudes y sentimientos, de los afectos. Este último es más difícil de conseguir, pero es imprescindible para escuchar a Dios.
2. ¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
Jesús sufrió y sigue sufriendo por nuestra causa, principalmente por el abandono que sufre esperándonos en los sagrarios de todas las Iglesias, por las burlas y faltas de respeto. Él sufre todo esto con paciencia, silencio y amor. Pero el sufrimiento no es sin sentido, sino asimilarlo y participando con Cristo en la redención y como decía San Pablo “sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia”. Inclinando las rodillas y el corazón para adorar al Señor y en silencio ofrecerle las angustias, para llenarnos de paz, de esa paz que solamente Él nos da.
3. ¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
Porque ella fue la primera custodia, el primer Sagrario donde se refugió el Señor, la primera en tener a Cristo en su seno y poder hablar con Él en su interior. Este ejemplo debemos seguir cada uno de nosotros al recibir la Eucaristía, ya que dentro de nuestro corazón se encuentra Cristo glorioso y resucitado al que debemos rendir homenaje silencioso y escuchar en nuestro corazón lo que nos dice.
4. ¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Porque al recibir en ella el Cuerpo y la Sangre de Cristo, mártir por nuestros pecados, nos debe llenar de bravura, de fuerza para enfrentar cualquier situación adversa. Si comulgamos frecuentemente, tendremos en nosotros la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a ser derramada por la salvación de todos.
La Eucaristía es sacrificio, comunión, presencia.

Gracias y que Dios les bendiga, felicidades por las próximas fiestas de Navidad. Mariluisa
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Juan Mario Remes Ripoll
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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 4:56 pm    Asunto: Participación en la sesión numero 14
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma.
Es muy útil para reponer fuerzas, energías espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos mejor, más profundamente.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

Con paciencia y en silencio, con amor.


¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

Porque es quien nos guia hacia la eucaristia.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa

Saludos desde Veracruz. Ver. México
Juan Mario Remes Ripoll
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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 5:47 pm    Asunto: Participación 14a. Sesión
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Importancia del silencio para encontrarnos con Dios
Al igual que María, el cristiano debe comprender que en el silencio encontrará un momento privilegiado para "paladear" las delicias del Señor. Recuerdo frecuentemente la cita del Antiguo Testamento donde se esperaba a Dios, vino el terremoto y no estuvo allí, vino el huracán y tampoco, vino la brisa suave y el profeta se cubrió el rostro porque pasaba Dios. Así, en la suavidad del silencio podemos encontrarnos con Él, aunque no podemos despreciar de ninguna manera cualquier otra forma de manifestación que utilice.

Cómo manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía
Evitando ante todo la rebeldía. El sufrimiento es una forma de purificación y de redescubrir que sin Dios nada somos. Sufrir sin sentido es dejar de lado al Señor. Aceptar la prueba de la mano del Amado, es riqueza incalculable.

María, nuestra Señora del Santísimo Sacramento
Porque es la madre de Jesús, el Dios vivo de la Eucaristía. Porque ella nos enseño a comulgar, pues lo recibió en su seno con el fiat, así, nosotros también debemos expresar hágase cada vez que se nos presenta en la comunión el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Porque María sabe adorar en espíritu y verdad a Jesús Eucaristía.

La Eucaristía da fuerzas para el martirio
Así es, la recepción del Cuerpo y la Sangre del Mártir del Gólgota nos alienta para entrarnos enteros a Él. Su sangre preciosa es bastante para soportar incluso la muerte, máxime si es una muerte por defender lo que nos regaló: la fe. Al correr su sangre por nuestras venas nos hace partícipes de la misma intensidad que tuvo de amar hasta el extremo.
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Dios colme a usted de bendiciones y lo llene de su Santo Amor. (San Rafael Guízar y Valencia)
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gatosentado76
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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 6:07 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Mi respuestas, bendiciones:


¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es muy útil para reponer fuerzas, energías espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos mejor, más profundamente.

Es imprescindible para ser creativos. Todo artista, científico, pensador, necesita desplegar en su interior un gran silencio para poder generar percepciones, ideas, creaciones. Los grandes genios del arte y de la literatura fueron hombres que dedicaban mucho tiempo al silencio. Y de esos momentos de silencio brotaron las grandes obras. Es lo que llamamos el silencio creador, fecundo, productivo.

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: “Pues hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que sois vos parte de que aqueste edificio sea tal, como a la verdad lo es (que es ansí, que no hay edificio y de tanta hermosura como un alma limjpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey y que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón” (Camino de perfección, 28, 9).

Jesús nos dijo: “cierra las puertas”. Cerrar las puertas y ventanas de madera es fácil. Pero aquí se trata de unas ventanas más sutiles, para conseguir ese silencio.

Está, primero, el silencio exterior, que es más fácil de conseguir: silencio de la lengua, de puertas, de cosas y de personas. Es fácil. Basta subirse a un cerro, internarse en un bosque, entrar en una capilla solitaria, y con eso se consigue silencio exterior.

Pero está, después, el silencio interior: silencio de la mente, recuerdos, fantasías, imaginaciones., memoria, preocupaciones, inquietudes, sentimientos, corazón, afectos. Este silencio interior es más difícil, pero imprescindible para oír a Dios e intimar con Él.

Los enemigos del silencio son la dispersión, el desorden, la distracción, la diversión, la palabrería, la excesiva juerga, risotadas, la velocidad, el frenesí, el ruido.

El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

Las decisiones más importantes se han tomado al pie del silencio, junto a Cristo eucaristía. ¡Cuántas lágrimas secretas derramamos en el silencio! Juan Pablo II cuando era Obispo de Cracovia pasaba grandes momentos de silencio en su capillita y allí escribía sus discursos y documentos. ¡Fecundo silencio del Sagrario!





¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?


Jesús ha sido, es y será el varón de los dolores: rechazado, perseguido, incomprendido, criticado, atacado.

¿Cuáles son los sufrimientos que experimenta Cristo en la eucaristía?

El abandono de muchos que no vienen, que no lo visitan, que no lo reciben en la comunión.
La profanación brutal de quienes entraron en las Iglesias, saquearon, rompieron, abrieron Sagrarios, tiraron y pisotearon las Hostias consagradas.
Los sacrilegios de quienes comulgaron sin las debidas disposiciones del alma, es decir, estando en pecado grave.
Las distracciones de tantos cristianos que vienen a misa y están mirando quién entra, quién sale, quién pasa.

La falta de unción, delicadeza de los sacerdotes que no celebran la misa con fervor, con atención, pues la celebran con prisa, rápidamente, tal vez omitiendo una lectura, el sermón.
Iglesias destartaladas, llenas de polvo, manteles sucios, cálices en mal estado.
Comuniones en manos sucias, partículas consagradas que se pierden, donde está también todo entero Jesús Eucaristía.

Gente que habla durante la misa o en alguna otra ceremonia litúrgica.
Sufrimientos porque no hay sacerdotes que puedan celebrar la eucaristía en tantos pueblos.
Burlas, risas, carcajadas de gente sin fe, sin respeto, irreverentes.

¡Lo que no ha sufrido Jesús a lo largo de estos veintiún siglos! ¡Cómo le gustaría a Él salir, airearse, gritar que nos ama! Y sin embargo está encerrado, en silencio, como el eterno prisionero.

¿Cómo sufre Jesús estos atropellos?

Con paciencia y en silencio, al igual que cuando Judas en la pasión llegó y lo besó con beso traicionero y los enemigos lo atacaron, lo escupieron, lo golpearon. Él nada dijo, calló y sufrió en silencio. Así también ahora en la eucaristía sufre todas estas ofensas con gran paciencia, esperando que algún día valoremos y respetemos en su justa medida este Sacramento del Altar.

Sufre también con amor. Quiere ganarnos a base de amor, atrayéndonos con lazos de amistad. Este amor es un amor de entrega, de sacrificio.

Y con dolor. Sufre una vez más su pasión y muerte.

¿Por qué y para qué sufrir?

El problema está en sufrir sin sentido. Y es este sufrimiento sin sentido el que escuece y levanta las rebeldías, a veces hasta las alturas de la exageración. Y hay quienes se cierran a cal y canto, y reaccionan ciegamente en medio de un resentimiento total y estéril en que acaban por quemarse por completo.

¿Qué hacemos con el dolor?

Está la actitud de quienes lo quieren eliminar. De hecho, la medicina busca este objetivo. El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Como Job, que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).

Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.

¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio? Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.

Si hoy claudican tantos cristianos, si hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía?

El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.




¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

por es ella primer Sagrario de Nuestro Señor Eucaristico, es Ella quien en su seno hace posible la encarnacion del Hijo de Dios y lo lleva presurosa al precursor para que sea el mismo precursos profeta del que habria de salvarnos, es Maria primera evangelizadora y portadora del Dios hecho Hombre, del Dios que se hace Pan y se entrega en sacrificio perfecto para comunion dle Pueblo Santo de Dios. Ella como Theotokos Amada y SANTA, es portadora del Pan Eucaristico y lo lleva como Viatico de Vida a todo aquel que ene El cree y Vive.



¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.

Si hoy claudican tantos cristianos, si hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía?

El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.


Saludos a todos en Cristo Jesus.
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SIR CATCELOT EL PRIMER GATOLLERO.
http://www.dominicos-chihuahua.catolico.ws/
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SI BUSCAS UNA MANO QUE TE AYUDE... LA ENCONTRARAS AL FINAL DE TU BRAZO!!!
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gatosentado76
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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 6:12 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Mi respuestas, bendiciones:


¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es muy útil para reponer fuerzas, energías espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos mejor, más profundamente.

Es imprescindible para ser creativos. Todo artista, científico, pensador, necesita desplegar en su interior un gran silencio para poder generar percepciones, ideas, creaciones. Los grandes genios del arte y de la literatura fueron hombres que dedicaban mucho tiempo al silencio. Y de esos momentos de silencio brotaron las grandes obras. Es lo que llamamos el silencio creador, fecundo, productivo.

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: “Pues hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que sois vos parte de que aqueste edificio sea tal, como a la verdad lo es (que es ansí, que no hay edificio y de tanta hermosura como un alma limjpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey y que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón” (Camino de perfección, 28, 9).

Jesús nos dijo: “cierra las puertas”. Cerrar las puertas y ventanas de madera es fácil. Pero aquí se trata de unas ventanas más sutiles, para conseguir ese silencio.

Está, primero, el silencio exterior, que es más fácil de conseguir: silencio de la lengua, de puertas, de cosas y de personas. Es fácil. Basta subirse a un cerro, internarse en un bosque, entrar en una capilla solitaria, y con eso se consigue silencio exterior.

Pero está, después, el silencio interior: silencio de la mente, recuerdos, fantasías, imaginaciones., memoria, preocupaciones, inquietudes, sentimientos, corazón, afectos. Este silencio interior es más difícil, pero imprescindible para oír a Dios e intimar con Él.

Los enemigos del silencio son la dispersión, el desorden, la distracción, la diversión, la palabrería, la excesiva juerga, risotadas, la velocidad, el frenesí, el ruido.

El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

Las decisiones más importantes se han tomado al pie del silencio, junto a Cristo eucaristía. ¡Cuántas lágrimas secretas derramamos en el silencio! Juan Pablo II cuando era Obispo de Cracovia pasaba grandes momentos de silencio en su capillita y allí escribía sus discursos y documentos. ¡Fecundo silencio del Sagrario!





¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?


Jesús ha sido, es y será el varón de los dolores: rechazado, perseguido, incomprendido, criticado, atacado.

¿Cuáles son los sufrimientos que experimenta Cristo en la eucaristía?

El abandono de muchos que no vienen, que no lo visitan, que no lo reciben en la comunión.
La profanación brutal de quienes entraron en las Iglesias, saquearon, rompieron, abrieron Sagrarios, tiraron y pisotearon las Hostias consagradas.
Los sacrilegios de quienes comulgaron sin las debidas disposiciones del alma, es decir, estando en pecado grave.
Las distracciones de tantos cristianos que vienen a misa y están mirando quién entra, quién sale, quién pasa.

La falta de unción, delicadeza de los sacerdotes que no celebran la misa con fervor, con atención, pues la celebran con prisa, rápidamente, tal vez omitiendo una lectura, el sermón.
Iglesias destartaladas, llenas de polvo, manteles sucios, cálices en mal estado.
Comuniones en manos sucias, partículas consagradas que se pierden, donde está también todo entero Jesús Eucaristía.

Gente que habla durante la misa o en alguna otra ceremonia litúrgica.
Sufrimientos porque no hay sacerdotes que puedan celebrar la eucaristía en tantos pueblos.
Burlas, risas, carcajadas de gente sin fe, sin respeto, irreverentes.

¡Lo que no ha sufrido Jesús a lo largo de estos veintiún siglos! ¡Cómo le gustaría a Él salir, airearse, gritar que nos ama! Y sin embargo está encerrado, en silencio, como el eterno prisionero.

¿Cómo sufre Jesús estos atropellos?

Con paciencia y en silencio, al igual que cuando Judas en la pasión llegó y lo besó con beso traicionero y los enemigos lo atacaron, lo escupieron, lo golpearon. Él nada dijo, calló y sufrió en silencio. Así también ahora en la eucaristía sufre todas estas ofensas con gran paciencia, esperando que algún día valoremos y respetemos en su justa medida este Sacramento del Altar.

Sufre también con amor. Quiere ganarnos a base de amor, atrayéndonos con lazos de amistad. Este amor es un amor de entrega, de sacrificio.

Y con dolor. Sufre una vez más su pasión y muerte.

¿Por qué y para qué sufrir?

El problema está en sufrir sin sentido. Y es este sufrimiento sin sentido el que escuece y levanta las rebeldías, a veces hasta las alturas de la exageración. Y hay quienes se cierran a cal y canto, y reaccionan ciegamente en medio de un resentimiento total y estéril en que acaban por quemarse por completo.

¿Qué hacemos con el dolor?

Está la actitud de quienes lo quieren eliminar. De hecho, la medicina busca este objetivo. El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Como Job, que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).

Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.

¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio? Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.

Si hoy claudican tantos cristianos, si hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía?

El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.




¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

por es ella primer Sagrario de Nuestro Señor Eucaristico, es Ella quien en su seno hace posible la encarnacion del Hijo de Dios y lo lleva presurosa al precursor para que sea el mismo precursos profeta del que habria de salvarnos, es Maria primera evangelizadora y portadora del Dios hecho Hombre, del Dios que se hace Pan y se entrega en sacrificio perfecto para comunion dle Pueblo Santo de Dios. Ella como Theotokos Amada y SANTA, es portadora del Pan Eucaristico y lo lleva como Viatico de Vida a todo aquel que ene El cree y Vive.



¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.

Si hoy claudican tantos cristianos, si hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía?

El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.


Saludos a todos en Cristo Jesus.
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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 6:54 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
para unirnos intimamente a Dios, compartir como buenos a migos, escuchar la voluntad del padre y aplicarla a nuestra vida.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

por que nos debemos hacer poarticipes del dolor del Señor que sufre toda clase de maltratos por parte de sers que no comprenden su misterio, así como el nos acompaña wen los momentos de dolor y sufrimiento lo debemos a compañar nosotos.

¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

por que fue el primer sagrario que por to a Jesús y no solo lo porto sino que nos enseña como albergar a Jesús en nuestra vida.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Por que es el alimento espiritual que nos llena de gracia y fuerza para defender al pueblo de Dios cono lo hizo el mismo jesús cuamdo nos salvo.
_________________
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Edwin Perez
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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 7:43 pm    Asunto: 14. Apéndice. Eucaristía en diversas situaciones de la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

14. Apéndice. Eucaristía en diversas situaciones de la vida


¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: “Pues hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que sois vos parte de que a este edificio sea tal, como a la verdad lo es (que es así, que no hay edificio y de tanta hermosura como un alma limpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey y que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón” (Camino de perfección, 28, 9). El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio. Y san Juan de la Cruz nos susurra al oído: “El alma que le quiere encontrar ha de salir de todas las cosas con la afición y la voluntad, y entrar dentro de sí mismo con sumo recogimiento. Las cosas han de ser para ella como si no existiesen...Dios, pues, está escondido en el alma y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo, diciendo: ¿A dónde te escondiste?” (Cántico espiritual, 1, 6).

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Como Job, que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).

 Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.
Cuando ofrecemos nuestro sufrimiento por amor a Cristo y a nuestros hermanos podemos comprender lo que Cristo sufrió por causa de nuestros pecados y bajo esta visión podemos comprender el dolor humano, y entregarnos plenamente a el Amor de Cristo Eucaristía
Mi pensar es: si mi sufrimiento es útil para que los que no conozcan a Nuestro Señor y su evangelio Puedan conocerlo, con toda mi alma se lo ofrezco como sacrificio por mis hermanos

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
. El Amor y obediencia de la Virgen no es impotente, sino es luz y arrobo, Fortaleza...Todos hablan en la infancia de Jesús: los ángeles, los pastores, los magos, los reyes, Simeón, Ana la Profetisa...pero María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio, La Virgen es la prueba más perfecta del amor a la Eucaristía, porque es la Madre y corredentora del Mundo, es la que nos lleva a la presencia de Cristo y la Eucaristía.

¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesto a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.

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MensajePublicado: Mar Dic 02, 2008 11:52 pm    Asunto: comentario Respuesta
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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Participación en el Foro

1.- ¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

En el silencio, uno puede poner atención al Señor. Podemos orar con mayor facilidad, podemos meditar y contemplar. Como lo hizo Jesús o como lo hizo Mária.

Podemos hablar con Dios, solos Él y yo, y sobre todo escucharlo. Como cuando vamos a tomar café con un amigo especial, así sólo podemos poner atención a él.

Por nuestra naturaleza es mas fácil distraernos, con las cosas de alrededor, como dice Santa Teresa que es muy difícil controlar a la “Loca de la Casa” que es la imaginación, si a esto le ponemos ruido, música, televisión, radio, platicas, .... está difícil entender lo que Dios nos quiere decir.

Además, he visto a mucha gente, que busca mucho estar con otras personas, y andan con unas y andan con otras, yo me acerque y le pregunte a una “Oye, ¿qué no te gusta estar solo, poder meditar, orar, estar con Dios o contigo mismo?” “No, estar con Dios me va a querer cambiar y no quiero y me da miedo estar conmigo mismo, me es mas divertido estar con los demás.”

2.- ¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

El sufrimiento solos, por solo sufrir es de masoquistas, el sufrimiento unido a los de Jesús es reparador, que es muy distinto, además el cargar la cruz de cada día no es tan difícil cuando lo haces con Jesús .

El sufrir por sufrir es de enfermos, el sufrir por amor es redentor, como lo hizo Jesús, por eso el sufrir con Él, por sacrificio o por reparar o dar honor y gloria es ... no hay forma de expresarlo

La cruz que sufrió Jesús me libero de la esclavitud del pecado y nos alcanzó la gracia, la cruz y sufrimientos que son hechos con Jesús nos desengaña de todo lo que es temporal y nos revela mas lo eterno.

Solo los sufrimientos ante la eucaristía, se deben presentar como lo hizo Jesús, con amor, tranquilidad, paciencia, paz, silencio, confianza.

Porque Él es el camino, verdad y vida, y la eucaristía es vida, es Él,

3.- ¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

Porque ella es el primer sagrario, lo llevó en su purísimo seno, evangelizadora, su Madre y es nuestra Madre, en silencio, llena de todas las gracias, ella pronunció el Fiat, el “hágase en mi según tu palabra”, fue la Fiel, estuvo con el ante la cruz, lo vio resucitado, fue llevada a los cielo, lleva a Jesús, como lo dice en el testamento bíblico: “Hagan lo que el os diga”. Y Él dice: “hagan esto en memoria mía”

4.- ¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque alimenta nuestra alma, y la gracia la hace fuerte, es Jesús en cuerpo, sangre, alma y divinidad. Nos hace crecer, y el cristiano sabe que este mundo es pasajero, y morir por amor, es el regalo mas grande que tenemos, es tan grande la eucaristía, que los santos encuentran en ella, el amor, la paz, la tranquilidad, la confianza, y la fuerza que da al alma eso es la gracia para el momento de la prueba.

¡Que grande es la Fe!, ¡que grande es la Eucaristía!.
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julian alberto diaz
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 12:06 am    Asunto: Eucristia y apostolado
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia. Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.
Cuando ofrecemos nuestro sufrimiento por amor a Cristo y a nuestros hermanos podemos comprender lo que Cristo sufrió por causa de nuestros pecados y bajo esta visión podemos comprender el dolor humano, y entregarnos plenamente a el Amor de Cristo Eucaristía

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?


María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio, La Virgen es la prueba más perfecta del amor a la Eucaristía, porque es la Madre y corredentora del Mundo, es la que nos lleva a la presencia de Cristo y la Eucaristía. María es el primer sagrario.

¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesto a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.
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julian alberto diaz
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Registrado: 01 Oct 2008
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 12:06 am    Asunto: Eucristia y apostolado
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia. Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.
Cuando ofrecemos nuestro sufrimiento por amor a Cristo y a nuestros hermanos podemos comprender lo que Cristo sufrió por causa de nuestros pecados y bajo esta visión podemos comprender el dolor humano, y entregarnos plenamente a el Amor de Cristo Eucaristía

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?


María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio, La Virgen es la prueba más perfecta del amor a la Eucaristía, porque es la Madre y corredentora del Mundo, es la que nos lleva a la presencia de Cristo y la Eucaristía. María es el primer sagrario.

¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesto a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.
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MONICUAC
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 2:46 am    Asunto: 14. Apénice. Eucaristía en diversas situaciones de la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿PORQUÉ ES TAN IMPORTANTE EL SILENCIO PARA ENCONTRARNOS CON DIOS?

Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: “Pues hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que sois vos parte de que aqueste edificio sea tal, como a la verdad lo es y que en este palacio está este gran Rey y que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón” (Camino de perfección, 28, 9).

Y san Juan de la Cruz nos susurra al oído: “El alma que le quiere encontrar ha de salir de todas las cosas con la afición y la voluntad, y entrar dentro de sí mismo con sumo recogimiento. Las cosas han de ser para ella como si no existiesen...Dios, pues, está escondido en el alma y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo, diciendo: ¿A dónde te escondiste?” (Cántico espiritual, 1, 6).

¿CÓMO DEBEMOS MANEJAR EL SUFRIMIENTO DE CARA A LA EUCARISTÍA?

El problema está en sufrir sin sentido. Y es este sufrimiento sin sentido el que escuece y levanta las rebeldías, a veces hasta las alturas de la exageración. Y hay quienes se cierran a cal y canto, y reaccionan ciegamente en medio de un resentimiento total y estéril en que acaban por quemarse por completo.

¿Qué hacemos con el dolor?

Está la actitud de quienes lo quieren eliminar. De hecho, la medicina busca este objetivo. El sufrimiento físico que se pueda eliminar, no está mal.

Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Como Job, que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).

Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.

¿PORQUÉ PODEMOS LLAMAR A MARÍA "NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO"?

María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio, La Virgen es la prueba más perfecta del amor a la Eucaristía, porque es la Madre y corredentora del Mundo, es la que nos lleva a la presencia de Cristo y la Eucaristía. María es el primer sagrario.

¿PORQUÉ LA EUCARISTÍA DA FUERZAS PARA EL MARTIRIO?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
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MISAAC
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 3:02 am    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Porque a través del Silencio nos podemos internar en la amistad y relacionarnos íntimamente con Dios, pues es necesario que tengamos sobre todo el silencio interno tan pobremente practicado entre los hombres.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

La Eucaristía nos hace capaces de soportar el sufrimiento siempre y cuando lo unamos a al sacrificio de Jesús, sufriendo por Aquél que sufrió por todos.

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

Porque María desde pequeña practicó el silencio que le hacía participar de los misterios de Dios, también porque aún antes de instituirse la Eucaristía ella probó tener dentro de sí al Hijo de Dios, durante su embarazo, realmente ella fue La Primer Mujer Eucarística, compartió con su Hijo todos sus dolores y al grado de entender cual era por completo la misión de su Hijo y la suya propia.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.


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DONAJI
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 4:09 am    Asunto: Apéndice. Eucaristía en diversas situaciones de la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

R= Es importante el silencio por que por medio de el nos encontramos con Dios; tenemos que dejar que el silencio nos envuelva el alma y así podremos escuchar bien a Dios, tenemos que alejarnos de la agitación, de las palabras que nos distraen. El propio encuentro con Dios se debe dar desde el alma.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

R= El sufrimiento de cara a la Eucaristía lo debemos manejar en el silencio de nuestra alma, para así poder entender y escuchar a Dios que al igual que nosotros ha sufrido en silencio en cada Eucaristía.

¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento"?

R= La podemos llamar así puesto que desde que dio el sí para dar a luz a Jesús, ella ha practicado la eucaristía en su fe ya que antes de que se instituyera la misma ofreció su seno para encarnar al Verbo; ya que ella iba a estar al pie de la Cruz, y que al momento de dar Jesús su cuerpo y su sangre por los hombres para ella era el cuerpo que concibió en su seno.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

R= La Eucaristía da fuerzas por que en ella recibimos el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, ya que con ella podemos afrontar cualquier situación por más difícil que sea, porque recordemos que Él fue el primer mártir ya que murió por enseñarnos la palabra de su Padre, y Él mismo es la Eucaristía.

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gloriaesosa
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Registrado: 25 Ago 2008
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 4:27 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

1)¿Por que es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Es muy util para reponer fuerzas, energias espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conosernos mejor, mas profundamente. Esindispensable para escuchar y encontrarnos con Dios, para poder responderle.
2)¿Como debemos manejar el sufrimiento de cara a la eucaristia?
Con paciencia y en silencio, al igual que lo hizo y hace Jesus.
3)¿Por que podemos llamar a Maria Ntra. Sra. del Stmo Sacramento?
Porque ella fue la primera en albergar, en su seno, a nuestro señor, fue sagrario, refugio y custodia.
4)¿Por que la eucaristia da fuerzas para el martirio?
Porque en la eucaristia recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo, que murio martir, y que nos llena de bravura, de fuerza para soportar cualquier situacion adversa.
Y QUE DIOS, NUESTRO SEÑOR NOS BENDIGA A TODOS!!!!!!!!
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Sandra Yaneth Benavides
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Registrado: 26 Ago 2008
Mensajes: 13

MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 4:51 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

 En el silencio se gesta la comunicación.
 En el silencio se crea, se fecunda, se produce.
 En el silencio escuchamos a Dios.
 En el silencio del alma se da el encuentro con Dios.
 El silencio interior es imprescindible para oír a Dios e intimar con Él.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

Siguiendo el ejemplo de Jesús:

Con paciencia y en silencio:
Al igual que cuando Judas en la pasión llegó y lo besó con beso traicionero y los enemigos lo atacaron, lo escupieron, lo golpearon. Él nada dijo, calló y sufrió en silencio. Así también ahora en la eucaristía sufre todas estas ofensas con gran paciencia, esperando que algún día valoremos y respetemos en su justa medida este Sacramento del Altar.

Con amor:
Quiere ganarnos a base de amor, atrayéndonos con lazos de amistad. Este amor es un amor de entrega, de sacrificio.

Con dolor:
Sufre una vez más su pasión y muerte. ¿Por qué y para qué sufrir? ¿Qué hacemos con el dolor? Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”.

Y como Job:
Que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).

Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

“María guía a los fieles a la Eucaristía”
Aquella que llevando a Jesús en su seno hizo saltar de gozo a Juan en el seno de Isabel, sigue mostrando hoy a Cristo en la Eucaristía como Aquel que puede colmarnos de la alegría más profunda. “La Madre conduce a un profundo amor a Cristo Eucaristía”.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
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Libertad Gautier
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Registrado: 02 Oct 2007
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 4:56 pm    Asunto: 14.Apendice: La Eucaristia en situaciones de la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Es importante encontrarnos con Dios en el silencio ya que damos la situacion de poder escuchar lo que El nos quiere decir; un mensaje que lo sentimos profundaente en nuestro corazon. Por medio de este silencio vamos a recibir las fuerzas y energias espirituales que tanto necesitamos para mantenernos firmes en el camino de Dios en nuestro diario vivir. Tambien en esa calma y entrega vamos a conocer nosotros mas profundamente. Cuando hacemos uso del silencio espiritual nos acercamos mas a Dios; recibiendo su paz, sabiduria y amor. Antes de ponerme en el silencio espiritual tengo que tener primero el silencio del exterior, cerrardo mis oidos y controlando mi lengua de las cosas materiales que me rodean para asi poder encontrar en el silencio espiritual de mi qalma a nuestro Padre y Salvador. Es algo que no es tan facil como se ve; pero por medio de la meditacion dia a dia podremos alcanzar esa meta maravillosa que es compartir y oir al Señor dentro de nuestro ser.

El sufrimiento lo debemos manejar de cara a la Eucaristia por medio de una entrega total, o sea en cuerpo y alma; sufriendo nuestros problemas, enfermedades con resignacion, amor, humildad, aceptando junto a Cristo Jesus nuestro dolor ya que cuando estamos con El podemos seguir adelante no importa lo que nos pase pues El esta con nosotros todo el camino.

"La Virgen Maria" es Nuestra Señora del Santisimo Sacramento; ella se ofrece, recibe, da y lleva a su Hijo en silencio; soportando su dolor y soledad sin quejarse ante Dios. Ella es el Santuario que llevo al Salvador por nueve meses sin importar los sufrimientos que se le presentara.

La Eucaristia da fuerza para soportar el martirio. En ese martirio sea de enfermedad,problemas economicos o familiares, otros si los aceptamos y los llevamos por amor a Cristo que sufrio en la cruz por mis pecados y mi salvacion ; El estara junto a nosotros ayudandonos a cargar nuestra cruz no importa lo dificil que sea. Pues con Cristo a nuestro lado todo lo podemos.

Que Dios les bendiga siempre.. Very Happy
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verónica ana
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Registrado: 23 Jun 2008
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 9:16 pm    Asunto: Respuestas a la 14a sesión de liturgia La Eucaristia en dist
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

I.- ¿Por qué es importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Para encontrarnos con Dios es importante, diría imprescindible saber hacer silencio. Silencio exterior, es decir de todo lo que nos rodea y puede perturbar nuestra concentración; y silencio interior, lo que implica dejar de lado nuestros problemas, pensamientos, preocupaciones y de todo aquello que nos disperse, puesto que necesitamos meternos dentro de nosotros mismos y ahí en la intimidad de nuestro corazón entablar un dialogo fructífero y amoroso con Nuestro Señor.
Él es nuestro Maestro, Él tiene Palabras de Vida Eterna (Jn 6,6Cool y necesitamos ponernos a Sus pies, en un silencio absoluto y radical, “con oído de discípulo”(Is 50,4) para escuchar sus enseñanzas, conocer Su Voluntad, adecuarnos a ella y luego seguirla con fidelidad.
Si dejamos todo de lado y permitimos que la dulzura de Sus Palabras vayan llenando y colmando nuestro sediento y débil corazón, nosotros iremos descubriendo que “hemos elegido la mejor parte y que no nos será quitada”(Lc 10,42) y que la clave está en perseverar en nuestros encuentros con el Señor

II.- ¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
“Jesús es el varón de dolores que ha sabido lo que es padecer”(Is 53,3). Ha padecido durante Su vida terrena para enseñarnos a los hombres que el discípulo no será más que su Maestro y que Él quiso pasar por todas las penas angustias y sufrimientos ya que no quería pedirnos a nosotros algo que Él no hubiera experimentado primero.
Pero sus sufrimientos continuaron durante todos los siglos y continúan en nuestros días. Sigue padeciendo en los sagrarios del mundo el desamor y el olvido de los hijos por quienes entregó la vida y en “quienes puso todo su cariño”.
“El Amor no es amado”, es el gran olvidado, pero a pesar de nuestros olvidos y negligencias sigue sufriendo en silencio y nos sigue amando con amor eterno y en esto también quiere también darnos ejemplo, quiere que le imitemos y que sepamos amar siempre, a pesar de todo.
Seguramente desde el sagrario está esperando que algún Cirineo vaya a postrarse a Sus Pies para ayudarle a llevar la cruz ofreciendo sus padecimientos físicos o espirituales diciendo como San Pablo: “sufro en mi carne lo que le falta a los sufrimientos de Cristo por Su Cuerpo que es la Iglesia”. Seguramente cuando escuche que alguien pronuncia esa frase cesarán Sus dolores y pensará que los hombres estamos aprendiendo a sentir lo que es el amor.

III.- ¿Por qué podemos llamar a María Santísima Nuestra Señora del Santísimo Sacramento?
María Santísima fue el primer Sagrario Viviente. Ella llevó en Su Seno durante nueve meses al Señor y Jesús es Carne de Su Carne y Sangre de Su Sangre. Pero no sólo es Madre del Hijo, sino que es Hija del Padre y Esposa del Espíritu Santo.
Por otro lado al estar la Santísima Trinidad en la Sagrada Eucaristía, también lo está María Santísima ya que Ella está profundamente inserta en la Santísima Trinidad.

IV.- ¿Por qué la Eucaristía da fuerza para el martirio?
La Eucaristía da fuerzas para el martirio porque gracias a este maravilloso regalo que Nuestro Señor nos hizo, en que se dio a si mismo por amor a nosotros los hombres, recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo que murió mártir y eso nos llena de fuerza y de coraje para afrontar cualquier situación adversa.
Quién comulga con frecuencia tendrá en su alma la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
Cristo en la cruz nos dio toda Su Sangre pero en la comunión y en la Eucaristía la va dando gota a gota a través de toda la historia en cada cáliz que se consagra.
El Señor nos quiso enseñar que hay circunstancias en que hay que dar la vida de golpe como lo hizo Él en la Cruz, y eso es el martirio, pero que a veces tenemos que dar la sangre gota a gota todos los días, muriendo a nosotros mismos por amor a Él pero atendiendo a los que tenemos cerca: al cónyuge, a los hijos, al enfermo que tenemos en la familia, a los padres ancianos y a todos aquellos que necesiten de nosotros. Este dar la vida gota a gota, puede ser un martirio más doloroso y difícil, que darla toda de golpe y de una sola vez.
En la Liturgia de las Horas en el común de un martir (laudes) dice:
Martiruo es el dolor de cada día
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que en la alegría
de servir al Señor es consumado.
-------
El Señor y María Santísima los bendigan
Verónica Ana
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Ernesto Castro
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Registrado: 05 Sep 2008
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MensajePublicado: Mie Dic 03, 2008 11:07 pm    Asunto: Curso de Liturgia
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Por que es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

El silencio es tan importante para encontrarnos con Dios por que es el unico medio por el cual podemos comunicarnos y conectarnos con el.

Como debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristia?

De a cuerdo a San Pablo, debemos de manejar el sufrimiento asimilandolo para participar con Cristo en la redencion. En otras palabras San Pablo nos dice que hay que darle sentido a nuestro sufrimiento por medio del sufrir con paciencia y con caridad. Si hacemos esto nos vamos a parecer mas a Cristo en sus sufrimientos.

Por que podemos llamar a Maria "Nuestra señora del Santisimo Sacramento"?

Yo creo que podemos llamar a Maria "Nuestra señora del santisimo sacramento" ya que ella esta siempre al lado de su hijo. Tambien lo llevo dentro de su vientre por nueve meses, asi es que estos dos motivos son mas que suficiente para llamar a Maria nuestra señora del santisimo sacramento.

Por que la Eucaristia da fuerzas para el martirio?

por que en la Eucaristia recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo, que murio martir, y que nos llena de su bravura, de fuerza para afrontar cualquier situacion adversa. Quien comulga con frequencia tendra en sus venas la misma sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario para la salvacion del mundo.
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maguasanta
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MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 12:04 am    Asunto: Curso de Liturgia - XIV parte
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

1.- El silencio es la capacidad de saber estar reposado, controlado y encauzando los sentidos internos y externos. Es esa capacidad de callar, de escuchar y recogerse. Es muy útil para reponer fuerzas, energias espirituales, para calmarse. Hemos visto que en el silencio se escucha y encontramos a Dios (como el Profeta Elias). Es condicion indispensable para encontrarse con Dios. En el silencio interior, podemos escuchar e intimar con Dios.

2.- Nuestro deber es valorar y respetar el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, quien experimento el rechazo, la soledad, la persecucion, el dolor, la critica, y todo esto le produjo un gran sufrimiento. Asimilar y aceptar el sufrimiento con una actitud de esperanza, en algun momento Dios vendra para auxiliarnos. Tambien sirve de testimonio, para los demas, y le ayudara a experimentar el momento que le toque vivir. Cuando las rodillas se doblan, el corazon se inclina, la mente se callar, las angustias se evapora y la paz llena los espacios de nuestra alma.

3.- Maria es el sagrario viviente por excelencia. Cuando ella lleva a Jesus, le Hijo de Dios en su entrañas, se convierte en sagrario. Tambien, en muchos momentos el mismo Señor experimenta en el Sagrario la soledad, de muchos que no lo visitamos con frecuencia, en todo su vivir, Maria, experimento la soledad de aquel que lo rechazaba. Por eso podemos llamar a Nuestra Madre, Señora del Santisimo Sacramento.

4.- Porque a traves de la Eucaristia recibimos el Cuerpo y la Sangre de Jesús quien murio martir, para darlos la salvación.
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Margarita Núñez Casillas
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MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 4:25 am    Asunto: La Eucarisía en la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
El silencio es una condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión o agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. El silencio tiene la capacidad interior de saber estar reposado, calmado, controlando y encauzando los sentidos internos y externos. En la capacidad de callar, de escuchar, de recogerse, Dios se manifiesta. Es más fácil conocer la voluntad de Dios cuando el hombre se siente dueño de sí mismo y no dominado o esclavo de sus alborotos.
Ejemplificando lo anterior, nos dice la Palabra de Dios que el profeta quería encontrar una manifestación del Señor y no fue en el trueno ni en el relámpago, violentos ambos, donde lo descubrió sino en la suave brisa.
¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
Debemos asimilar el sufrimiento para participar con Cristo en la redención. Ofreciéndolo y pensando que “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”.

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra Señora del Santísimo Sacramento?
Porque desde el silencio la Virgen María nos enseñó el amor oblativo; el silencio de la Virgen no fue un silencio de tartamudez e impotencia, sino de luz y arrobo...Todos hablan en la infancia de Jesús: los ángeles, los pastores, los magos, los reyes, Simeón, Ana la Profetisa...pero María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosa y divinamente ocupada, arrebatada en silencio. Cuando Jesús estuvo en la cruz, la Virgen María, experimentó soledad psicológica, sobre todo en la pasión y muerte de su Hijo. Se daba cuenta de que la mayoría no había captado como Ella la necesidad de la muerte de Jesús. ¿Dónde están los curados? ¿Dónde están los frutos de la predicación de mi Hijo? ¡Ni siquiera los Apóstoles captaron el sentido de la misión de su Hijo! Sin embargo permaneció en silencio permitiendo que se cumpliera la voluntad del Padre para enseñarnos con ello que ella también estaba unida en obediencia a Él.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?La Eucaristía da fuerzas para el martirio porque enseña a darse con amor a los demás, a aceptar el sufrimiento y a perdonar a los enemigos. Una frase que encierra el pensamiento de mártires es: “Amor, perdón, oh Dios, bendice a mis enemigos”. ¡La Eucaristía engendra mártires!
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Gabriela Derbez de Mooler
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Registrado: 19 Feb 2007
Mensajes: 80

MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 5:26 am    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

1. ¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Dios necesito de nuestro silencio para poderse comunicarse con nosotros. El ruido nos impide oír a Dios. En el ruido no somos capaces de oírnos ni siquiera a nosotros mismos. Eñ silencio es donde se toman las grandes decisiones, es donde poniéndonos como creaturas tenemos la posibilidad de escuchar a la trascendencia
.


2.[b] ¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
[/b]
Tenemos la Eucaristía, gracias a que Dios quiso sufrir por nosotros sufrió y sigue sufriendo la soledad de tantos sagrarios, los sacrilegios, la indiferencia. La Eucaristía es nuestra fuerza en los momentos de dolor, es nuestra fortaleza, nuestra paciencia, nuestra esperanza y nuestra salud.


3. ¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
María fue el primer Sagrario, ella llevo en sus purísimas entrañas, a nuestro Señor- María fue la primera que tuvo el privilegio de cargar en sí misma al Señor de la vida.

4. ¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Por el ejemplo de Cristo, porque nos da fortaleza, sentido de trascendencia a nuestras vidas. Nos da la certeza de nuestra fe, nos hace sentir amados sin límites y capaces de amar sin límites. Dios sufrió por nosotros y nos enseña a sufrir como una manera de amar.
_________________
gabriela D. de Moller
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carmen mir vicent
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Registrado: 17 Feb 2007
Mensajes: 75
Ubicación: Valencia (España)

MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 11:18 am    Asunto: tema 14
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

Un saludo en Cristo

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Por la concentración que requiere el encuentro que se va a producir, poder percibir a Dios necesita de la gracia y de todo nuestro querer, sin distracciones ni externas ni “de la loca de la casa” como decía, de la imaginación, Santa Teresa de Jesús

[b]¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía? [/b]
Buscando en la Eucaristía la fuerza para soportarlo y la gracia de ofrecerlo, con conformidad, unidos a Cristo.

¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

María fue el primer Sagrario al llevar en su seno a Jesús. Ella es, también, la primera en ese cuerpo místico, de Cristo, que es la Iglesia.

[b]¿Por qué la Eucaristía da fuerz[/as para el martirio?b]

Nos infunde la vida de Cristo, con ella, su valor, fidelidad y su capacidad de sacrificio

Un abrazo en Cristo
Carmen Mir
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INESGLZZ
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Registrado: 28 Sep 2006
Mensajes: 108

MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 4:45 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
Responder citando

¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Necesitamos del silencio para una mayor unificación personal. La mucha distracción produce desintegración y ésta acaba por engendrar desasosiego, tristeza, angustia.


¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
Las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.


¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
María también experimentó esta soledad psicológica, sobre todo en la pasión y muerte de su Hijo. Se daba cuenta de que la mayoría no había captado como Ella la necesidad de la muerte de Jesús.


¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa.
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Fernando Costantini
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Registrado: 02 Sep 2008
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MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 4:50 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma.


¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

Jesús ha sido, es y será el varón de los dolores: rechazado, perseguido, incomprendido, criticado, atacado. Así también ahora en la eucaristía sufre todas estas ofensas con gran paciencia, esperando que algún día valoremos y respetemos en su justa medida este Sacramento del Altar.

Sufre también con amor. Quiere ganarnos a base de amor, atrayéndonos con lazos de amistad. Este amor es un amor de entrega, de sacrificio.

Y con dolor. Sufre una vez más su pasión y muerte.

¿Por qué y para qué sufrir?

El problema está en sufrir sin sentido. Y es este sufrimiento sin sentido el que escuece y levanta las rebeldías. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.

¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

María Santísima fue el primer Sagrario Viviente. Ella llevó en Su Seno durante nueve meses al Señor y Jesús es Carne de Su Carne y Sangre de Su Sangre. Pero no sólo es Madre del Hijo, sino que es Hija del Padre y Esposa del Espíritu Santo.
Por otro lado al estar la Santísima Trinidad en la Sagrada Eucaristía, también lo está María Santísima ya que Ella está profundamente inserta en la Santísima Trinidad.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Para los primeros cristianos la eucaristía estaba unida a la capacidad de martirio. en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.
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Emmanuel E. H.
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Registrado: 05 Jun 2008
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Ubicación: Edo. Mexico

MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 7:16 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Es muy útil para reponer fuerzas, energías espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos mejor, más profundamente. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma.
"Habla que tu siervo escucha" Dice la Sagrada Escritura.Hay que estar en silencio para escucha a Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
La Eucaristia es Dios mismo entregandose a nosotros, como manejar el sufrimiento? Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma. Solo asi entenderemos el verdadero sufrimiento de nuestro Señor.

¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
"María también experimentó esta soledad física al perder a su Hijo en el templo, y después en la Cruz..."
Si ella experimenteo por que nosotros no abriamos de hacerlo, Ella lo llevo consigo en su vientre !Bendita Eres entre TODAS las Mujeres¡.
simple y sencillamente por que es la Madre de Nuestro Señor Jesus.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Por que recibimios el Cuerpo y Sangre de Cristo, entonces ya lo tenemos, siempre lo hemos tenido entre nosotros. Dice San Pablo "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Si me fortalece es por que esta en mi, por que lo he recibido en la Sagrada Eucaristía.
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Maria Elsa Boch
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Registrado: 09 Sep 2008
Mensajes: 3

MensajePublicado: Jue Dic 04, 2008 10:47 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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Respuestas 14 Apéndice Eucaristía en diversas situaciones de la vida

Participación en el Foro
¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Las grandes decisiones en la vida nacieron de momentos de silencio.

El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?

No siento irreverente ante la presencia del Señor y estando atenta para no ser uno mas de los cristianos que no asumen su conducta.
El abandono de muchos que no vienen, que no lo visitan, que no lo reciben en la comunión.
La profanación brutal de quienes entraron en las Iglesias, saquearon, rompieron, abrieron Sagrarios, tiraron y pisotearon las Hostias consagradas.
Los sacrilegios de quienes comulgaron sin las debidas disposiciones del alma, es decir, estando en pecado grave.
Las distracciones de tantos cristianos que vienen a misa y están mirando quién entra, quién sale, quién pasa.

¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?

Porque ella fue la primera custodia, el primer Sagrario donde se refugió el Señor, la primera en tener a Cristo en su seno y poder hablar con Él en su interior.
María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio.


¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?

Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.

Bendiciones
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catanvm31
Esporádico


Registrado: 05 Sep 2008
Mensajes: 73
Ubicación: México

MensajePublicado: Vie Dic 05, 2008 5:00 pm    Asunto:
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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1.- ¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios.
A la hora de orar no debemos estar frente a distractores; ese ruido, esas palabras, esa agitación nos impide encontrarnos con Dios y hacer de nuestra oración y nuestro encuentro lo más pobre posible.


2.-¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
Jesucristo se entregó por nosotros, y que le damos a cambio: templos sucios, profanaciones, risas, comentarios irreverentes, la única forma en que podemos manejar tal situación es comenzando a respetar y a valorar , convertir ese sufrimiento en amor, y dar pie a darle el respeto que se merece la Eucaristía

3.-¿Por qué podemos llamar a María “Nuestra señora del Santísimo Sacramento?
María es la Madre Santísima de Nuestro Señor Jesucristo, que se convierte en Eucaristía, ella es el refugio de Jesús, ella sufrió por ver a su Hijo ante la cruz, sufrió en silencio.

4.- ¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Porque en la Eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo.
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Ma Socorro A. Reyes López
Asiduo


Registrado: 16 Jun 2008
Mensajes: 120

MensajePublicado: Vie Dic 05, 2008 5:52 pm    Asunto: 14. Apéndice. Eucaristía en diversas situaciones de la vida
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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¿Por qué es tan importante el silencio para encontrarnos con Dios?
El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

¿Cómo debemos manejar el sufrimiento de cara a la Eucaristía?
Jesús ha sido, es y será el varón de los dolores: rechazado, perseguido, incomprendido, criticado, atacado. ¡Lo que no ha sufrido Jesús a lo largo de estos veintiún siglos! ¡Cómo le gustaría a Él salir, airearse, gritar que nos ama! Y sin embargo está encerrado, en silencio, como el eterno prisionero. ¿Cómo sufre Jesús estos atropellos? Con paciencia y en silencio, al igual que cuando Judas en la pasión llegó y lo besó con beso traicionero y los enemigos lo atacaron, lo escupieron, lo golpearon. Él nada dijo, calló y sufrió en silencio. Así también ahora en la eucaristía sufre todas estas ofensas con gran paciencia, esperando que algún día valoremos y respetemos en su justa medida este Sacramento del Altar. Sufre también con amor. Quiere ganarnos a base de amor, atrayéndonos con lazos de amistad. Este amor es un amor de entrega, de sacrificio. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6). Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.

¿Por qué podemos llamar a Maria “Nuestra señora del Santísimo
Sacramento?
María experimentó soledad física al perder a su Hijo en el templo, y después en la Cruz. María también experimentó soledad psicológica, sobre todo en la pasión y muerte de su Hijo. El silencio de la Virgen no es un silencio de tartamudez e impotencia, sino de luz y arrobo...Todos hablan en la infancia de Jesús: los ángeles, los pastores, los magos, los reyes, Simeón, Ana la Profetisa...pero María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio. Con amor y confianza. Dios es nuestra compañía segura; con serenidad. No tiene que ser soledad angustiosa, turbada, sino serena. Preguntemos a María si el silencio es importante. La Eucaristía es un momento para reflexionar más y rezar más. Es nuestro encuentro personal con Cristo y María, madre de Jesucristo.

¿Por qué la Eucaristía da fuerzas para el martirio?
Para los primeros cristianos la eucaristía estaba unida a la capacidad de martirio. En la eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo. Si hoy claudican tantos cristianos, si hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía? El efecto número uno de la eucaristía es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.
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ARIADNA MARQUEZ SANCHEZ
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Registrado: 05 Oct 2008
Mensajes: 9
Ubicación: MEXICO

MensajePublicado: Vie Dic 05, 2008 5:58 pm    Asunto: RESPUESTA TEMA 14
Tema: Sesión 14. Apéndice. Eucaristía en situaciones de la vida
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1. ¿POR QUE ES TAN IMPORTANTE EL SILENCIO PARA ENCONTRARSE CON DIOS?
Porque solo en el silencio se puede escuchar y hablar con Dios, es vaciar la mente, el alma estar en la certeza de que se esta en la presencia de Dios, dejar fuera todo aquello que me perturba, y estar solo con Él, solo mi atención hacia Él.

2. ¿COMO DEBEMOS MANEJAR EL SUFRIMIENTO DE CARA A LA EUCARISTIA?
Jesús siendo hombre sufrió hasta el extrema, y hasta nuestros días sufre por nuestras irreverencias en la Eucaristia, el olvido, las profanaciones, el rechazo, etc, etc, nuestra actitud ante el sufrimiento de cara a la Eucaristia es sencillamene adorar, callar ante los enigmas, inclinar el corazón hacia Dios, es entonces cuando la paz llegará al corazón y las angustias desaperecen.

3. ¿POR QUÉ DEBEMOS LLAMAR A MARIA COMO "NUESTRA SEÑORA DEL SANTISIMO SACRAMENTO"?
Primeramente porque fue María el primer Sagrario en al historia, ella le llevó durante 9 mese en su vientre, Jesús es carne de su carne y sangre de su sangre; es también hija de Dios Padre, esposa de Espiritu Santo, y por tanto esta inserta en la Santisima Trinidad en la Sagrada Eucaristía.

4. ¿POR QUÉ LA EUCARISTÍA DA FUERZAS PARA EL MARTIRIO?
Por que al recibir la Eucaristía, recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo, el cual nos da el valor y la desición para afrontar las adversidades de la vida. Quien comulga diariamente corre por sus venas la sangre de nuestro Señor Jesús, y nos da el valor para entregarla cuando y como sea necesario.
_________________
SHALOMM PARA TODOS.
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