En la humildad del amor

[midka]

Me escribe Caro Luz de Cristo, una amiga cercana a la majestuosidad del Iguazú, comprometida en el amor a Nuestro Señor; me escribe algo hermoso que comparto con ustedes: “soy una simple e insegura persona, casi cuesta ponerme el ‘Cristiana’ adelante porque siento que le hago daño al INMACULADO CORAZÓN DE YESHUA!”.

¡Qué amor tan grande muestra mi amiga en tan sencillo comentario! Amor que se refleja en la desesperación de no poder corresponder a lo que generosamente Dios nos da. Amor que busca por todos lados el estar cerquita a Él, sabiendo que uno tiene esas fallas que nos alejan. Amor que se resume en la entrega, en la caridad, en el compromiso por ser cada día mejor. Amor que es humilde y que se conforma con sólo ser mirada por el Creador. Amor que uno no se atreve a tomar por el Ser tan puro y tan perfecto del que viene.

Este pequeño comentario me ha hecho sentir cerca y lejos de mi Señor. Lejos porque Caro tiene razón, mi insignificancia es tan grande que como aspirar a que mi Señor me vea. Y cerca porque el amor de Dios es tan inmenso que, por su misericordia sé, que Él vendrá siempre a mí, y me lo ha demostrado por medio de Jesús Crucificado. Yo le dijo a Luz, como a todos ustedes amigos míos: déjense amar por nuestro Señor.

Somos creaturas que aspiramos al encuentro con el Creador. Somos humanos que soñamos con alcanzar la Divinidad prometida. Somos hijos que aspiramos al amor de nuestro Padre. Somos almas que deseamos con vehemencia unirnos con aquel Ser Amado: Jesús.
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Miguel Angel Montaño

[midka]

Pero ¿cómo alcanzar a ese Amor que tanto anhelamos? ¿Cómo dejar de sentirnos creaturas para lograr la plenitud de nuestra alma? ¿Cómo llegar a ese nivel donde se encuentra Jesús? Por medio de la amistad.

Decía Marco Tulio Cicerón en su tratado sobre la amistad, que la amistad o encuentra a iguales o hace iguales. Y Jesús compro nuestra amistad a un precio muy alto; “El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos” Juan 15,13. Y gracias a esto Jesús, el Divino Maestro, nos da el status de amigos, de iguales: “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi padre me ha dicho” Juan 15, 15.

Ahora sé que puedo alcanzar el amor de Jesús en base a esa amistad que el generosamente me regala; porque Él ha hecho todo lo humana y divinamente posible para que yo permanezca con Él y en Él. Y aunque no lo vea sé que Él esta junto a mí en todos los instantes de mi vida. A este aspecto mi amiga Caro me escribe: “El amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Lo sientes dentro de tu corazón. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquel por lo que darías todo.” Y al leer esto, siento más cerca que nunca a ese hermano del alma que es realmente mi amigo.
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Miguel Angel Montaño