Foros de discusión de Catholic.net :: Ver tema - 6. Formación como transformación
Foros de discusión
El lugar de encuentro de los católicos en la red
Ir a Catholic.net


Importante: Estos foros fueron cerrados en julio de 2009, y se conservan únicamente como banco de datos de todas las participaciones, si usted quiere participar en los nuevos foros solo de click aquí.


6. Formación como transformación
Ir a página 1, 2, 3  Siguiente
 
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Curso: La Formación Integral del Sacerdote
Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Hini
Staff de Catholic.net


Registrado: 26 Sep 2005
Mensajes: 255

MensajePublicado: Mar Dic 09, 2008 10:48 pm    Asunto: 6. Formación como transformación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Formación como transformación

Supongamos que nuestro seminarista ha hecho su opción fundamental, y que, movido sobre todo por su amor a Cristo —aunque sea un amor que aún deba madurar— quiere sinceramente formarse. No basta. Debemos preguntarnos si nuestro sistema formativo le está ayudando realmente a configurar su propia personalidad como futuro sacerdote, hasta el punto de que lo que aprende, experimenta, y practica llegue a ser vida de su vida. De otro modo, su paso por el seminario le tocaría sólo por fuera, como toca el agua las piedras de un arroyo.

Cuando Dios llama a un hombre al sacerdocio no pretende únicamente que adquiera unos conocimientos, llene un "currículum" y "ejerza" luego la función sacerdotal. Ha pensado en él para que sea sacerdote, es decir, para que su mismo ser se identifique con la persona de Cristo sacerdote, de modo que llegue a poder afirmar como Pablo: «Ya no soy yo quien vivo, sino es Cristo quien vive en mí» (Ga 2,20). No quiere de él un funcionario del culto, sino un apóstol que transmita lo que lleva dentro y viva ya él en primera persona.

Por otra parte, sólo la real configuración sacerdotal del propio ser puede dar al sacerdote la satisfacción profunda de vivir aquello que profesa. De otro modo sentirá el sacerdocio como un caparazón postizo, que no le configura por dentro: el sacramento se encarnará en una personalidad no dispuesta armónicamente para él. No podrá por tanto sentirse humanamente realizado. Una formación así, que no llega a cambiar el modo de ser y de vivir, dará muy pocas garantías de perseverancia y frutos sacerdotales.

Formación es, pues, transformación. En realidad, como sucede con algunos otros, se trata de un principio que vale para la formación en general. Porque, en efecto, "formar" no es simplemente "informar", dar unas cuantas nociones. Es más bien ayudar a que la persona adquiera una "forma". Cuando, al partir, la forma que se intenta lograr no se posee ya, entonces la persona se tendrá que "trans-formar".

La formación sacerdotal debe lograr, pues, la efectiva transformación de los seminaristas. Ante todo, transformación en Cristo sacerdote: que Cristo tome forma en ellos (cf. Ga 4,19). Transformación de toda la personalidad del candidato: su modo de pensar, sentir, amar, reaccionar, actuar, relacionarse con los demás... Todo debe quedar configurado según el alto ideal del sacerdocio católico. Los formadores deben estar atentos, para ver si los seminaristas van asimilando, haciendo suyo y viviendo desde dentro todo lo que se les propone en el período de formación.

Para lograr una verdadera formación convendrá tener presente el proceso dinámico de la transformación personal. Si se trata de que el seminarista llegue a hacer vida propia los contenidos de la formación, habrá que hacer que los valore primero de tal modo que se conviertan en motivos de su acción; pero como se trata de un ser inteligente y libre, no se conseguirá nada si primero no se le ayuda a conocer y entender esos mismos contenidos.

Por tanto, lo primero será ayudarle a conocer. El hombre se guía por las ideas. Los sentimientos desaparecen con la misma rapidez con que aparecieron. Las presiones externas influyen sólo mientras están presentes. Es de primera importancia plantear la formación como una iluminación de la inteligencia del formando. Hay que ayudarle a profundizar en el conocimiento de Cristo, la Iglesia, el sacerdocio, el sentido su propia vocación... Hay que explicarle el porqué de las cosas: de una norma, de una práctica religiosa, de un estilo de vida. Nunca hay que dar por supuesto que los seminaristas entienden ya el sentido de lo que se les propone en su formación. Mucho menos hay que imponérselo, sin responder a sus preguntas y aclarar sus dudas. Que entiendan, por ejemplo, el porqué del celibato en la Iglesia católica, conozcan bien las tendencias naturales de todo ser humano, y comprendan consiguientemente el sentido de ciertas normas, prácticas o disposiciones que buscan ayudarles a formarse para la donación total de su corazón célibe a Cristo por el Reino de los cielos. Conviene abundar en la presentación de las nociones e ideas que iluminan la vida y la formación sacerdotal en pláticas, reuniones de grupo, homilías, clases, diálogos personales, etc. Conviene insistir cuanto haga falta, para que los seminaristas lleguen a comprender de tal modo esas ideas que se conviertan en su manera misma de ver y entender.

Sólo así podrán ellos valorar lo que se les propone. El hombre actúa siempre en favor de algún valor, haga lo que haga..., aun cuando parezca que no es así. Puede darse el caso, por ejemplo, de un alumno que aún no ha captado el valor de sus estudios sacerdotales. Pero estudia de todos modos. Sería inexacto pensar que lo hace sin motivo. Actúa bajo la atracción de algún valor (que sea correcto o no es otra cuestión). Podría ser el sentido del deber, el miedo a no pasar los exámenes, el deseo de quedar bien ante sus formadores, el amor a Dios... Por eso al formador no ha de bastarle ver lo que los alumnos hacen. Debe ir más allá para descubrir qué motivos los mueven. Sólo entonces estará en una postura tal que pueda ayudarlos a ir descubriendo los verdaderos valores que han de ser cimiento de su formación.

No hay valoración sin la intelección del valor ínsito en una realidad. Pero, por otra parte, no basta entender que algo vale; se requiere una apreciación del valor como "valor para mí". Por tanto, la labor del formador consiste también en ayudar a descubrir el valor de las cosas para cada uno, ayudar a valorar. Valorar, para seguir con el mismo ejemplo, la donación total del propio corazón a Jesucristo y la dedicación de toda la vida al servicio de los hermanos en la vivencia del celibato; y valorar consiguientemente todos los elementos que contribuyen a formar y proteger el corazón consagrado a Cristo. En este esfuerzo, el medio más eficaz a disposición del formador es sin duda el propio testimonio. Entendemos una verdad cuando nuestra mente la capta como tal; apreciamos un valor cuando comprendemos que vale, y muchas veces comprendemos que vale para nosotros al ver que otros lo valoran y lo viven.

Una vez que el seminarista ha entendido y valorado algo, es preciso ayudarle para que lo pueda vivir. De nuevo, aunque sea el presupuesto fundamental, no basta que la persona haya entendido y valorado. Cuando una persona tiene un temperamento no-activo o cuando la vivencia del valor comporta sacrificios y dificultades, puede correrse el riesgo de que todo quede en la teoría y el valor pierda su fuerza de atracción. En ese caso, no se habría logrado la verdadera transformación. Hay que invitar a la actuación de lo que se ha entendido y valorado; hay que facilitar y guiar esa vivencia, hay que encauzarla y, en ocasiones, exigirla. Que el seminarista -siguiendo nuestro ejemplo- actúe de verdad conforme a las normas y disposiciones que habrán de ayudarle a formar su corazón célibe; que ponga de hecho en práctica los medios que le ayudarán a preservarlo.

La vivencia de algo que se ha entendido y valorado de verdad es, de por sí, estable. Pero sabemos que el hombre tiende a ser, por naturaleza, inconstante. Se requiere un apoyo permanente para perseverar en la práctica de los valores interiorizados. También ayudas externas, claro, pero sobre todo apoyos que nazcan desde dentro. Y en este sentido, se hace imprescindible la formación de hábitos de vida. La repetición constante de una acción lleva a la formación de esa "segunda naturaleza" que hace más fácil los actos subsiguientes y favorece la estabilidad. ¡Qué importante es que los seminaristas salgan del centro de formación pertrechados de una buena estructura de hábitos conformes a su vocación sacerdotal: el hábito de la oración profunda y personal, el hábito del aprovechamiento eficaz del tiempo, el hábito del estudio, el hábito de la guarda del corazón y de los sentidos...! Qué importante, sobre todo, que salgan convencidos de la necesidad de conservar y cultivar estos hábitos, ayudándose también de medios externos como puede ser la dirección espiritual, la confesión frecuente, el seguimiento de un horario en la propia vida, etc.

Parece interesante anotar, por último, que todos estos elementos del dinamismo de transformación se entrecruzan e influyen mutuamente. Cuando una persona valora profundamente una realidad la entiende más lúcida y profundamente; cuando la practica se refuerza el aprecio de su valor y se comprende mejor. Y al contrario, al dejar de vivir una realidad, se debilita fácilmente la estima que se nutría por ella y se puede dejar incluso de entender lo que antes se veía claramente. Habrá que trabajar entonces por reforzar siempre todos los elementos de ese dinamismo.
Los diálogos con el director espiritual, los exámenes de conciencia, los retiros y ejercicios espirituales, los programas de formación personal, etc., deben tener siempre bien claro ese objetivo: la transformación vital. Sin transformación no hay formación.


Formación comunitaria y personalizada

La formación de la que venimos hablando se refiere, evidentemente, a la transformación de la persona, de cada individuo particular. Y sin embargo, se alude frecuentemente al "seminario" o "centro de formación". Se entiende que no se trata simplemente del edificio que acoge a quienes aspiran al sacerdocio. Es mucho más; es, sobre todo, una comunidad eclesial que vive unida por el ideal de la formación para el sacerdocio, como servicio a la Iglesia y al mundo. Una comunidad importante para la eficacia real de la formación del futuro sacerdote. En ocasiones excepcionales puede darse el caso de que algún seminarista deba ser formado bajo la tutela de algún sacerdote, sin la posibilidad de asistir a un centro de formación específico. Sin embargo, fuera de estos casos, la vocación debe ir madurando en un clima de apertura y de relación dialogal con otras personas que participan del mismo ideal.


Formación comunitaria

Toda la vida cristiana está impregnada del sentido comunitario. En el Antiguo Testamento las acciones salvíficas de Dios se dirigieron casi siempre al pueblo en cuanto tal: desde la vocación de Abrahán (cf. Gn 12,2), hasta las últimas renovaciones de su alianza, a través de los profetas (cf. Za 8,8). Jesús mismo, enviado como salvación del pueblo (cf. Mt 1,21), reúne un grupo de seguidores para formarlos en común. Cuando el Nuevo Testamento nos habla del grupo de los "doce" (cf. Mc 3,14; Jn 6,70-71; Jn 20,24; 1 Co 15,5; Hch 6,2) es evidente que se trata de algo más que la mera suma de doce personas: es una verdadera comunidad de vida en torno al Maestro.

Por otra parte, el sacerdocio tiene sentido únicamente dentro de la Iglesia en cuanto pueblo de Dios, comunidad de creyentes. Es importante que quien se prepara a recibirlo y vivirlo se impregne profundamente del sentido de "comunión", que no es una mera categoría teológica, sino una realidad vital. Más aún, en cuanto pastor, el sacerdote deberá ser guía y fermento de una comunidad, por ejemplo de una comunidad parroquial. Difícilmente podrá transmitir el sentido comunitario a sus fieles si él no lo ha experimentado antes en primera persona. Esa experiencia será también decisiva para los presbíteros que adoptan, cada vez más frecuentemente, algún modo de vida en común, conforme a lo que recomendó el Vaticano II.

La vida comunitaria aporta, además, elementos de vital importancia en la formación del verdadero sacerdote, llamado a servir y no a ser servido. Favorece el diálogo y la apertura a los demás; ayuda a conocer y comprender las necesidades de los demás; enseña a partir y compartir los bienes materiales o espirituales; invita a salir de sí mismo, a servir, a donarse gratuitamente. Y, finalmente, el apoyo de un ambiente sano, el testimonio de los compañeros, el estímulo de los formadores, pueden ser decisivos para la perseverancia en el camino emprendido, y sostener el esfuerzo personal en el trabajo por lograr la necesaria formación.

Formación sacerdotal como formación comunitaria. Esto entraña que se tracen unos planes educativos globales, en los cuales se establezcan algunas actividades comunitarias que favorezcan la formación de cada uno de los seminaristas en cuanto individuo y en cuanto miembro de una comunidad. Implica también que se debe tratar de crear un ambiente comunitario que ayude y estimule a cada uno en su esfuerzo formativo; un ambiente de armonía, de sintonía en torno al mismo ideal, de apertura, alegría, responsabilidad... Para ello, los formadores habrán de procurar que todos los formandos se integren plenamente en el grupo o comunidad. El hecho de que alguno se sienta aislado y viva su vida al margen de los demás, no sólo hace que él no se beneficie de las aportaciones de la comunidad, sino que afecta también negativamente a la comunidad misma, disminuyendo su cohesión y armonía.


Formación personalizada

Formación comunitaria no es formación masificada. La formación debe ser, al contrario, personalizada. Sólo así se pueden superar los riesgos de la masificación, la despersonalización, el uniformismo y el anonimato. Si bien es verdad que se busca una cierta unidad en la formación de los presbíteros y que será inevitable cierto estilo parecido entre los sacerdotes formados en el mismo seminario, ello no significa sin embargo que se haya de aplicar sin más un mismo molde educativo a todos los formandos.

Si es cierto que Dios ama y salva a un pueblo, también lo es que cuando busca colaboradores no llama a masas, sino a personas concretas. El Dios de la Antigua Alianza llamaba a cada uno por su nombre, como a Moisés (cf. Ex 33,12; 3,17). Jesús escogió personalmente a sus apóstoles y personalmente les invitó: «Sígueme» (Jn 1,43). Los reunió en un grupo, es cierto; pero trató a cada uno de ellos de modo personal, específico. Maravilla contemplar la amplia gama de temperamentos que presenta el grupo de los apóstoles, y cómo Jesucristo sabe adaptarse perfectamente a cada uno de ellos. A tres de ellos los lleva aparte consigo en momentos especiales (cf. Mt 17,2; Mt 26,37); a Simón, el impulsivo sinceramente enamorado, lo trata de modo diverso que a Felipe o a Juan; más aún, para cada uno tiene un plan diverso, personalísimo: cuando Pedro pregunta sobre el destino de Juan, el Maestro le responde: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú sígueme» (Jn 21,20-22).

La vocación, por otra parte, aunque procede del libérrimo amor de Dios y es totalmente gratuita, se realiza también en función de la misión que Dios confiará al hombre. Así, en continuidad con la vocación, la misión es del mismo modo estrictamente personal e intransferible. Por ello, la respuesta del hombre ha de ser también libre y personal; y personal tendrá que ser el camino de su realización.

La formación sacerdotal, consiguientemente, deberá tener en cuenta a cada persona en singular. Cada hombre como individuo es único e irrepetible. Cada uno de los jóvenes que ingresan en el seminario está marcado por su psicología, sus cualidades y defectos, su formación, su historia personal, el ambiente familiar y social en que ha vivido... El formador debe tener siempre en cuenta todas esas diferencias. No puede aplicar a todos el mismo rasero. La pedagogía nos enseña, además, que la atención personal estimula y promueve eficazmente el esfuerzo de autosuperación, y que, por el contrario, la persona se abandona fácilmente cuando se siente tratada como un número anónimo perdido en la masa.

Formación personalizada significa, ante todo, que los formadores, desde el rector hasta los profesores, pasando por el director espiritual, se esfuerzan por conocer personalmente a cada uno de los seminaristas. Lejanos están los tiempos en que el rector llegaba a conocer con dificultad los nombres de los alumnos. La relación entre formadores y formandos se ha ido situando cada vez más, gracias a Dios, en un plano de cercanía y cordialidad. Es el único camino. No basta conocer; el buen formador se interesa también personalmente por cada uno, por sus necesidades y problemas, por sus gustos y sus proyectos. Y ese interés le lleva, en tercer lugar, a seguirle de cerca, a analizar con esmero su situación, su progreso real en los diversos aspectos de su formación y hacerle sentir su compañía cercana y disponible. Finalmente, se hace necesaria la adaptación a cada uno de los principios y directrices generales de la formación según la índole y situación de cada persona. Son necesarios los programas globales, pero hay que estar atentos a no absolutizarlos. Si un joven puede adquirir una formación más elevada, por ejemplo en el campo académico, que lo que piden los programas, no sólo es conveniente sino, hasta cierto punto, necesario que la adquiera. De igual modo, será necesario adaptar la formación espiritual y apostólica a los diversos temperamentos, al grado de madurez adquirido, a la situación actual de cada uno. Esa adaptación exige en el formador una buena dosis de flexibilidad y de prudencia para salvar lo esencial mientras se permite, si es necesario, cambiar algo accidental, buscando siempre el bien del formando.


Formación comunitaria y personalizada

Formación comunitaria y personalizada. A veces puede parecer que son dos términos contrapuestos. Si se piensa así, significa que no se ha entendido ninguno de los dos. Porque, si lo analizamos a fondo, comprenderemos que no hay verdadero desarrollo y verdadera realización de la persona si no es en la apertura dialogal y en la convivencia cordial con los demás; y que no existe verdadera comunidad de personas si cada uno de sus miembros no se realiza a sí mismo en cuanto persona.


Preguntas para el foro:

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?


Para publicar sus respuestas en los foros del curso
http://foros.catholic.net/viewforum.php?f=68

Preguntas y comentarios a los moderadores:

P. Ramón Guardamino, L.C.
http://www.es.catholic.net/consultas/consultorio.php?id=6

P. Mario Sabino González, LC
http://www.es.catholic.net/consultas/consulta.php?id=79&com=1


Consultar sesiones anteriores
http://es.catholic.net/sacerdotes/841/3078/
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
Juan José Rodríguez Mesa
Esporádico


Registrado: 17 Nov 2008
Mensajes: 38
Ubicación: Manizales, Colombia

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 3:53 am    Asunto: Formación como transformación: comunitaria y personalizada
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

El hábito de la Oración

Hábito del Estudio

Hábito de vida comunitaria

Estos son los tres hábitos más indispensables porque en primer lugar la vida espiritual es la que garantiza las motivaciones más auténticas en la respuesta al llamado. Me atrevería a decir que “todos los que abandonan el ministerio sacerdotal es porque han descuidado su vida espiritual”.

El estudio es el segundo hábito que en la práctica favorece no solamente la formación intelectual sino que involucra otros hábitos que también son importantes como el aprovechamiento del tiempo, una vida ordenada con la ayuda de un horario y desde luego la capacitación para un mejor servicio.

La vida comunitaria enfatizada por el concilio vaticano II es un hábito que todo seminarista debiera internalizar, puesto que el hábito de la vida en común es de por sí formativa en todas las etapas de la vida. De hecho en la experiencia formativa he llegado a la conclusión que “los mejores formadores de un seminarista son los mismos compañeros”.


- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

En mi comunidad de Agustinos Recoletos se forma en los candidatos la vida comunitaria como un fundamental de nuestro carisma y hasta el momento no ha representado inconveniente para el manejo de una formación personalizada. De hecho creo que tanto la formación personalizada como la comunitaria son complementarias. La clave está en tener frecuentes entrevistas personales.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
Sergio Héctor Casas Silva
Esporádico


Registrado: 16 Feb 2007
Mensajes: 31

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 2:55 pm    Asunto: Mis respuestas
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

En mi parecer, los hábitos más indispensables que un seminarista debería formar para su futura vida sacerdotal son:

- El hábito de la oración.

- El hábito del estudio.

- El hábito de la disciplina.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Creo que es posible la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos. No me parece que se escape de las manos de los formadores por el solo hecho de vivir en un ambiente comunitario. Al contrario, ese emabiente permite ver con más claridad ciertas virtudes y hábitos que son mejor percibidos en un ambiente de socialización.

Para garantizar una formación personalizada en ambientes comunitarios bastará con incorporar al seminario una mayor cantidad y calidad de formadores.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Eduardo Espinosa Vasquez
Nuevo


Registrado: 19 Nov 2008
Mensajes: 24
Ubicación: Bogotá-Colombia

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 3:33 pm    Asunto: 6. Formación como transformación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

6. Formación como transformación
Formación comunitaria y personalizada


1. Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
Considero que los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal son: 1. Una vida de oración profunda, personal y comunitaria con el Señor. En el momento en que él abandone su vida de oración y se dedique al activismo como muchas veces sucede, se expondrá a múltiples tentaciones que facilitarán el que él caiga en situaciones graves e incluso a abandonar la vida religiosa, la vida sacerdotal. Como diría San Francisco a Fray León: Que tu vida de estudio no apague tu vida de oración. 2. Aprovechamiento eficaz del tiempo. Es necesario y fundamental que los formadores se dediquen cien por ciento a los formandos y mediante su testimonio y ejemplo (sin palabras) les enseñen a cómo aprovechar el tiempo y no dispersarse en el internet, en los juegos electrónicos, en paseos, en salidas (que son muy importantes y necesarias, pero que no se puede ir toda la vida en ellas). En la medida en que se les enseñe a manejar el tiempo a la vez estamos formando en el manejo de la soledad a la cual tarde o temprano estarán abocados a vivir. Si siempre se debe de estar acompañado, cómo irán a manejar los momentos de soledad que tengan que asumir cuando sean presbíteros en una parroquia?. 3. El estudio es fundamental como tercer hábito, si el sacerdote no se cualifica, no se prepara, se queda atrás de las realidades del mundo de hoy, no es simplemente llenar la cabeza de conceptos sino formarse integralmente para un mundo que nos exige preparación. Esta es una faceta importante de su formación pero no la única. Si el joven crea hábitos sanos de estudio, recibirá las herramientas necesarias para guardar su vocación.
2. ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?.
Si es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos siempre y cuando parta de la iniciativa de los formadores y estén de tiempo completo, sin otro tipo de compromisos o actividades. En los seminarios donde haya un gran número de seminaristas debe de haber igualmente un buen número de hermanos formadores que amen su vocación de formadores y se empeñen a pesar del número a tratar a cada uno desde su propia individualidad. Así como se requiere vocación para el sacerdocio, también se requiere vocación de formador. Un formador debe de estar de tiempo completo dedicado y consagrado a su labor y no permanecer en la calle en compromisos personales o de otro tipo.
_________________
Fray Eduardo Espinosa Vasquez
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
P. Ovidio
Nuevo


Registrado: 30 Nov 2008
Mensajes: 10

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 3:57 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

1.- Como muy bien habéis explicado en la lección no hay formación sino hay transformación en la persona y la tarnsformación lleva consigo un cambio de modo de ser y de vivir y esto solamente se logra a través de una repetición de actos en nuestra vida que son los hábitos. Los hábitos fundamentales en un seminarista y que después debemos seguir viviendo como sacerdotes son:
Oración profunda, me voy configurando con Cristo Sacerdote
Habito de aprovechar el tiempo, estudio, formación humana...
Habito de disciplina, guarda del corazón y de los sentidos, para ello me ayudará un plan de vida revisándolo a la luz del evangelio y en la dirección espiritual y en la confesión.

2.- Se puede vivir en un seminario con muchos seminaristas y tener una formación personalizada. Que haya número suficiente de formadores. La experiencia de nosotros los mayores ha sido de muchos seminaristas y creo que ello ayudaba a tener una gran apertura y relación con los demás.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
jguerras100
Esporádico


Registrado: 13 Jun 2008
Mensajes: 61

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 6:09 pm    Asunto: Re: 6. Formación como transformación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Hábito de la oración profunda y personal mediante el estudio y reflexión de los textos Sagrados, el hábito de la guarda del corazón y de los sentidos y yo añadiría el hábito de la misericordia y el de organismo de Cristo para interesarme en todos y cada uno de los miembros de la Iglesia y en este caso particular del presbiterio unido.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?


Considero que para Dios no hay imposibles, y si partimos del hecho que esta llamada es de parte de Él pues se hará lo necesario, peo humanamente es posible siempre y cuando se tengan formadores que busquen conocer y tratar de forma distinta a cada formando, porque al fin del día se verá el resultado en los frutos y no en la cantidad, sino en la calidad de vida como Otro Cristo y no como un fariseo.
El ambiente comunitario si es puesto bajo las normas, criterios y formas de actuar conforme a lograr ser como Cristo, de acuerdo al Evangelio tal cual, pues no se escapa, sino al contrario se engrandece al participar y enriquecer las diferentes culturas, familias, valores, deseos, sueños, fortalezas, debilidades, etc.
Para ello es requerido que el formador no tenga acepción de personas, ni preferencias o exclusividades, así como el Único y verdadero Maestro Jesús nos enseño. Además no tener modas o competitividades al estilo secular, sino más bien interesarse en lo espiritual más que en lo académico o de exitismo, sino la pregunta sería como hubiesen existido curas como el de Ars, Padre Pío de pietrelcina, y tantos mas no famosos pero que día a día visitan hospitales, asilos, cárceles, o están confesando varias horas a los pecadores, quizá no sean tomados en cuenta como grandes predicadores o animadores, o tampoco sean sujetos a entrevistas televisivas o cantantes religiosos que impactan, pero sin ellos no existiría el consuelo y misericordia que el mundo anhela, requiere y urge.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
peedson
Esporádico


Registrado: 19 Nov 2008
Mensajes: 34
Ubicación: Brasília - DF - Brasil

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 8:04 pm    Asunto: Re: 6. Formación como transformación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Preguntas para el foro

1- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

2- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

-----------------

1) Oración personal; dirección espiritual e estudo frecuente (todos habitos que se debe levar al sacerdócio, por toda la vida).

2) Creo que es possible la formación personalizada en seminários com muchos alumnos, pero es más dificil. En mi opinión, creo que un seminario con más o menos 50 seminaristas está de buen tamaño. Se ultrapassan este numero, convendrá subdividir las responsabilidades entre diferentes formadores, que acompanhem um pequeño grupo desde su ingreso nel seminario hastá el fin de su formación inicial, supervisionador por un responsable general. estos subresponsables deveran hacer el acompñamiento personal de los candidados, buscar conocerlos bien, sus familias, sus amigos, para poder tener una noción más clara de quienes se trata e poder ayudarlos mejor.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Visitar sitio web del autor
José Mauricio Altamirano
Constante


Registrado: 30 Nov 2005
Mensajes: 740

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 9:19 pm    Asunto: 6. Formación como transformación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

”Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo este con todos ustedes”
- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos,
¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal? el hábito de la oración profunda y personal, el hábito del aprovechamiento eficaz del tiempo, el hábito del estudio, el hábito de la guarda del corazón y de los sentidos...!
Para mi los mas importantes:
1.oración profunda y personal y
2.el hábito de la guarda del corazón y los sentidos.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?

Ustedes lo manifiestan: Formación comunitaria no es formación masificada. Actualmente si, según lo mencionan ustedes muy claramente cuando expresan: Formación comunitaria no es formación masificada. La formación debe ser, al contrario, personalizada. Sólo así se pueden superar los riesgos de la masificación, la despersonalización, el uniformismo y el anonimato.

¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario?

Formación personalizada significa, ante todo, que los formadores, desde el rector hasta los profesores, pasando por el director espiritual, se esfuerzan por conocer personalmente a cada uno de los seminaristas.

¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Conociendo a cada uno de los seminaristas por parte de los profesores o formadores y en algunos casos un trato verdaderamente personal, cuando el formando así lo amerite.

Un abrazo fraterno para todos
Mauricio
“Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo”(San Agustín)
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Juan Carlos Soto Siovil
Esporádico


Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 39
Ubicación: puno -peru

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 10:39 pm    Asunto: participacion en el foro tema 6
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

4. Formación como transformación. Formación comunitaria y personalizada


1. Si la formación debe ser transformación y esta se puede medir por los hábitos, ¿Cuáles serian los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su vida futura sacerdotal?

El seminario como estructura para la formación, le da al seminarista muchísimos valores y además le ayuda a crear positivamente unos hábitos, que si bien le son útiles en su formación le serán también de mucha utilidad en su ministerio pastoral cueles son estos: el habito de la oración personal profunda, el habito del aprovechamiento de su tiempo eficazmente, y el habito del estudio personal que mas tarde se convertirá en su formación permanente; estos pues son los hábitos mas importantes al tenor de otros que también le ayudaran en su labor experiencia como estudiante y futuro ministro como por ejemplo el gran habito de la guarda del corazón y de los sentidos.

2. ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Como lograrlo en estas circunstancias?

Bueno, por mi experiencia personal, tengo que decir que si se puede lograr, estudie en un seminario en Colombia con más o menos 200 alumnos y allí el estilo de formación era de una manera personalizada pues los formadores se preocupaban en gran manera por el hecho de desarrollar procesos que hicieran que ese objetivo se lograra, por ejemplo el rector conocía con nombres y apellidos a todos sus seminaristas, a la vez que para que el proceso se diera había la posibilidad de reunirse siempre por grupos o de diócesis (era interdiocesano), académicos, o grupos de dirección espiritual, todo esto hacia que los formadores conocieran los procesos de cada uno de nosotros y nos pudieran ayudar en el mismo.
Puede que exista la posibilidad de que en otras instituciones o seminarios que es de lo que hablamos se pierda el hecho manifiesto de la formación personalizada pero en muy poca proporción me imagino puesto que es allí donde esta el culmen y el quid del asunto dentro de la formación además la Iglesia para que esto no suceda cuenta con sus métodos y además con personas con gran experiencia en este campo de donde se han visto experiencias positivas; si bien es cierto en Colombia hay una gran cantidad de vocaciones y el seminario que menos tiene alumnos es el de 150 pero depuse de salir de la formación se nota que todos tienen una misma visión y además su proceso ha sido independientemente de el numero de personas ha sido personalizado, como repito esa es la misión de la iglesia y en eso se especializa.

Lo mismo suele suceder en el ambiente comunitario, puede que haya pequeñas cosas que se salgan de las manos pero en la generalidad todo funciona de la mejor manera debido a la organización y dedicación que los formadores y rector colocan en la búsqueda de tales metas y objetivos
Hno Juan Carlos Soto Siovil.mbp
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Yahoo Messenger MSN Messenger
Juan Carlos Soto Siovil
Esporádico


Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 39
Ubicación: puno -peru

MensajePublicado: Mie Dic 10, 2008 10:41 pm    Asunto: participacion en el foro tema 6
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

4. Formación como transformación. Formación comunitaria y personalizada


1. Si la formación debe ser transformación y esta se puede medir por los hábitos, ¿Cuáles serian los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su vida futura sacerdotal?

El seminario como estructura para la formación, le da al seminarista muchísimos valores y además le ayuda a crear positivamente unos hábitos, que si bien le son útiles en su formación le serán también de mucha utilidad en su ministerio pastoral cueles son estos: el habito de la oración personal profunda, el habito del aprovechamiento de su tiempo eficazmente, y el habito del estudio personal que mas tarde se convertirá en su formación permanente; estos pues son los hábitos mas importantes al tenor de otros que también le ayudaran en su labor experiencia como estudiante y futuro ministro como por ejemplo el gran habito de la guarda del corazón y de los sentidos.

2. ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Como lograrlo en estas circunstancias?

Bueno, por mi experiencia personal, tengo que decir que si se puede lograr, estudie en un seminario en Colombia con más o menos 200 alumnos y allí el estilo de formación era de una manera personalizada pues los formadores se preocupaban en gran manera por el hecho de desarrollar procesos que hicieran que ese objetivo se lograra, por ejemplo el rector conocía con nombres y apellidos a todos sus seminaristas, a la vez que para que el proceso se diera había la posibilidad de reunirse siempre por grupos o de diócesis (era interdiocesano), académicos, o grupos de dirección espiritual, todo esto hacia que los formadores conocieran los procesos de cada uno de nosotros y nos pudieran ayudar en el mismo.
Puede que exista la posibilidad de que en otras instituciones o seminarios que es de lo que hablamos se pierda el hecho manifiesto de la formación personalizada pero en muy poca proporción me imagino puesto que es allí donde esta el culmen y el quid del asunto dentro de la formación además la Iglesia para que esto no suceda cuenta con sus métodos y además con personas con gran experiencia en este campo de donde se han visto experiencias positivas; si bien es cierto en Colombia hay una gran cantidad de vocaciones y el seminario que menos tiene alumnos es el de 150 pero depuse de salir de la formación se nota que todos tienen una misma visión y además su proceso ha sido independientemente de el numero de personas ha sido personalizado, como repito esa es la misión de la iglesia y en eso se especializa.

Lo mismo suele suceder en el ambiente comunitario, puede que haya pequeñas cosas que se salgan de las manos pero en la generalidad todo funciona de la mejor manera debido a la organización y dedicación que los formadores y rector colocan en la búsqueda de tales metas y objetivos
Hno Juan Carlos Soto Siovil.mbp
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Yahoo Messenger MSN Messenger
saccap
Nuevo


Registrado: 21 Nov 2008
Mensajes: 10

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 12:17 am    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

1. En la formación sacerdotal es importante adquirir el mayor número de virtudes, pero si hay que hablar de tres hábitos:
- Hábito de la oración profunda y personal.
- Hábito de la guarda del corazón y los sentidos.
- Hábito se servicio y de entrega a Dios y a sus hermanos.

2. Si se puede lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos. No debería escapar de las manos de los formadores el ambiente comunitario. Se necesita del formador:
* Conocimiento de la formación sacerdotal, capacidad, acompañamiento cercano y disponible, prudencia, paciencia, etc. Todo a la manera de Jesùs-Formador de sus 12 apóstoles.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
JULIAN RAMIRO JOVEN CADEN
Esporádico


Registrado: 03 Dic 2008
Mensajes: 37
Ubicación: COLOMBIA - DIÓCESIS DE NEIVA - SEMINARIO MAYOR DE SAN ESTEBAN

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 1:20 am    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

1. Tres hábitos más indispensables
a. Vida interior: toda la existencia en diálogo con Dios; Con momentos particulares de mayor “intensidad”: Eucaristía, Confesión, Liturgia de las Horas, oración eucarística, piedad mariana (Virtudes y Santo Rosario).
b. Vida académica eclesial: sacerdote ávido de la verdad; actualización permanente, deseo de la academia. Con la vigilancia de no caer en la arrogancia de la ciencia; un estudio que nos eleve a la revelación.
c. Celo apostólico: Creatividad, afán, pasión por estar impregnados por los sentimientos de Cristo Pastor y así, experimentar el gozo del anuncio del evangelio.

2. Es bien difícil; cuando hay “montonera” hay mucha posibilidad para camuflarse. Ahora, para los casos de seminarios con muchos alumnos (Piénsese en los inter-diocesanos o en aquellas Diócesis boyantes en vocaciones sacerdotales), es una exigencia un buen número de formadores (celosos, con gran espíritu de comunión, de testimonio…) que faciliten el trabajo por pequeñas comunidades con los alumnos. Es una manera de hacer personalizada y comunitaria la formación. Claro está, estas pequeñas comunidades no deben interrumpir el orden general del Seminario.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado MSN Messenger
Salomón Orlando
Esporádico


Registrado: 11 Nov 2008
Mensajes: 37

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 3:59 am    Asunto: formación como transforación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

1.-Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
son Transformación de toda la personalidad del candidato: su modo de

a.-pensar, sentir
b.- amar, reaccionar
c.- actuar, relacionarse con los demás...




2.- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?

Formación personalizada

Formación comunitaria no es formación masificada. La formación debe ser, al contrario, personalizada. Sólo así se pueden superar los riesgos de la masificación, la despersonalización, el uniformismo y el anonimato. Si bien es verdad que se busca una cierta unidad en la formación de los presbíteros y que será inevitable cierto estilo parecido entre los sacerdotes formados en el mismo seminario, ello no significa sin embargo que se haya de aplicar sin más un mismo molde educativo a todos los formandos.


¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario?

Formación comunitaria y personalizada

Formación comunitaria y personalizada. A veces puede parecer que son dos términos contrapuestos. Si se piensa así, significa que no se ha entendido ninguno de los dos. Porque, si lo analizamos a fondo, comprenderemos que no hay verdadero desarrollo y verdadera realización de la persona si no es en la apertura dialogal y


¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
en la convivencia cordial con los demás
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Hilario Cedeño Chávez
Esporádico


Registrado: 20 Nov 2008
Mensajes: 30

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 2:04 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Al Foro 6. Formación como Transformación

1.- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Respeto la percepción de de que los hábitos miden la transformación del sujeto, y de ahí impulsar la repetición de ciertos hábitos, sin embargo también podría enfocarse y medir la 'transformación del sujeto' por el cambio de ACTITUDES que se manifestarán en los actos.
Seguramente hay aquí mucha tela para cortar, por lo que invito a reflexionar esto.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Me parece que es muy difícil una formación personalizada cunado hay muchos alumnos, casi imposible. Sin embargo ahí está el reto para el equipo de formadores, conocer y dar un seguimiento a cada uno como sería el ideal.
Respecto al ambioente comunitario, me parece que mientras más personalizada sea la formación, el ambiente comunitario será más positivo, de verdad más comunitario, responsable, creativo y libre.

Hilario msps.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Luz Reyes
Nuevo


Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 17

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 3:07 pm    Asunto: FORO 6
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

-- HABITO DE LA ORACION

-- HABITO DEL ESTUDIO

-- HABITO VIDA COMUNITARIA

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Sí es posible. Todo depende de la vocación, hábitos, intéres, creatividad, amor a su misión de los formadores de los seminarios y comunidades religiosas.

Del formador depende: su conocimiento integral de cada uno de sus formandos, la organización de encuentros, el establecer medios de participación y comunion, el crear espacios motivacionales y de socialización.

Considero por eso importantísimo la elección de los formadores, de los encargados de pastoral vocacional y de los superiores de las comunidades para el crecimiento integral y autoformación continúa de seminaristas y religiosos.

Los superiores deben tener en claro que SON formadores permanentes en sus comunidades. Y desafortunadamente, en muchos casos, se olvidan de ello, de su responsabilidad en la formación comunitaria integral e inconscientemente apoyan la desintegración, la desmotivación de sus hermanos. Actitudes que afectan interna y externamente a la Iglesia
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Corona Efrain
Nuevo


Registrado: 26 Nov 2008
Mensajes: 9

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 4:41 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Indudablemente que para mí los hábitos que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal son, primero el de la oración, que no es solamente para su vida sacerdotal, sino para su vida como cristiano. Generalmente entramos a la formación sin tener a la oración como un hábito, como una costumbre, y esa hay que formarla para que termine siendo parte natural de la vida del formando: tenemos que acostumbrarnos a hablar con quien es el centro y culmen de nuestras vidas. El otro hábito sería el del servicio, pues un sacerdote, un religioso en general, debe tener el servicio como parte de su estructura de vida, como algo natural. Finalmente mencionaría el hábito de los estudios, pues es otro problema con que se encuentra un formador en nuestras realidades: a los llamados, a los vocacionados que llegan a los seminarios o casas de formación generalmente no les gusta estudiar, o no lo ven como elemento importante.
Considero, por otra parte, que sí se puede lograr la formación personalizada en los seminarios o casas de formación con muchos alumnos. Creo que el secreto está en tener programas de formación claros y escritos, y trabajar en equipo, con rectores, vicerrectores y comunidades formativas. Pero, creo que con todo y eso, siempre estará la posibilidad de que se cuelen los zorros y camaleones, como reza el dicho popular venezolano.
Fraternalmente en Cristo Salvador
_________________
´Hno. Efraín Corona, sds
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Iñaki S.
Nuevo


Registrado: 07 Dic 2008
Mensajes: 4

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 5:53 pm    Asunto: Hábitos y actitudes
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Muy interesante lo que dice el P. Hilario de fijarnos en las ACTITUDES que queremos formar en los seminaristas, pues de ahí brotarán los ACTOS que luego forman HÁBITOS DE VIDA.

Yo diría entonces estos dos:
De la actitud de amor a Cristo: el hábito de oración
De la actitud de entrega a los hermanos: el servicio y el celo apostólico
Y en eso se resume la vida sacerdotal, creo yo.

Qué gusto saber que todos coincidimos en la importancia de la oración como esencial en la vida del sacerdote. esperemos que se refleje en nuestra vida diaria y en la de nuestros seminarios...

Gracias a todos.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Galdino Pérez
Esporádico


Registrado: 20 Nov 2008
Mensajes: 26

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 7:38 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

El hábito de la oración profunda y personal. Dice el evangelio de Marcos, “los llamó para que estuvieran con él”; quiere decir, para intimar con él en la oración. La oración tiene una fuerza transformadora, y el seminarista tienen que encontrar a los pies de su maestro la razón de su vocación, para que en su estar con él se vaya haciendo otro Cristo. Además de la oración, tiene que cultivar el hábito de guardar el corazón y sus sentidos. Dice las bienaventuranzas: “dichoso los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”, para ello es imprescindible la guarda de los sentidos. Un corazón puro se deja transformar más dócilmente por Dios. Finalmente, el hábito de estudio. No basta la buena voluntad, también es importante la capacidad intelectual. Y para ejercitar el intelecto es importante el hábito de estudio. La ciencia adquirida ayudará a la transformación de seminarista.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?

Todo es posible con una buena organización. Los seminarios que tienen un alto número de alumnado en sus instituciones también tienen que tener un alto número de formadores cualificados. De lo contrario no se logrará en ellos todo lo que se ha planteado en este capítulo –formación como transformación. Para que esto sea posible debe de haber una formación personalizada, para seguir paso a paso el desarrollo vocacional de los alumnos, porque en esta formación personalización se requiere tiempo y dedicación.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Ramón Díaz-Guardamino LC
Nuevo


Registrado: 10 Nov 2008
Mensajes: 17
Ubicación: Roma

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 8:53 pm    Asunto: Hábitos
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

En relación con la primera pregunta, coincido en líneas generales con las respuestas anteriores. Por mi parte quería sobre todo recalcar (aparte lógicamente de la vida espiritual, y en estrecha relación con ella) la vivencia de la caridad universal, manifestada en la entrega a los demás en la vida comunitaria, llegando hasta el detalle, que implica mucho sacrificio.

Creo que el seminario es un sitio ideal para 'entrenarse' en la virtud de caridad de cara al ministerio, pues en el centro de formación nos juntamos con personas de carácter y costumbres distintas; caridad es amar a todos, hacerse amigo de todos, ser amable y servicial con todos, yendo más allá de la amistad espontánea que pueda florecer en una universidad, centro de trabajo, o en cualquier grupo humano. Se trata de aprender a ver el rostro de Cristo en cada uno, de ofrecerse a ayudar, hacer el bien a los demás sin buscar quedar bien, incluso ocultamente, incluso al que resulta molesto en algún momento, etc.

En cambio, si vemos como cosa normal que se creen grupos cerrados de 'amiguetes' distanciándose cada uno de los que no son sus amigos, ¿qué va a garantizar la entrega a las almas en el ministerio, a todos por igual, también cuando cuesta, cuando son personas que requieren paciencia, etc.? ¿No sería un pecado de omisión el no aprovechar este 'gimnasio de caridad' que ofrece la vida comunitaria?

Por mi parte propondría aprovechar a fondo esta oportunidad que nos brinda el tiempo de formación en el seminario, que además ayudará también a forjar amistades profundas, amistades sacerdotales que en tantas ocasiones son clave para la perseverancia y el fervor ya en el ministerio.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email Visitar sitio web del autor
René Héctor Martíinez Mez
Esporádico


Registrado: 01 Sep 2008
Mensajes: 67

MensajePublicado: Jue Dic 11, 2008 11:28 pm    Asunto: 6. Formación como transformación. Formación comunitaria y pe
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
• El hábito de la oración profunda y personal.
Mantenernos en contacto profundo con Dios mediante la oración, pero no solo una oración contemplativa, sino una oración de vida, que nos permita discernir la voluntad del Padre en nuestra vida y en nuestro tiempo.
• El hábito del aprovechamiento eficaz del tiempo.
Saber aprovechar cada momento de nuestro tiempo en el servicio y atención del su rebaño, su proyecto, sin perder de vista su identificación con y para la comunidad a la que sirve.

• El hábito del estudio
Ya sea como seminarista o como sacerdote, el hábito de estudio de autoformación para poder llevar a la par la Sagrada Palabra y la vida comunitaria, haciendo con ello Palabra viva, es importante, ya que el sacerdote no debe de quedarse encerrado en lo aprendido, muy al contrario debe estar al tanto de los cambio eclesiales, del que hacer de la Iglesia, de la realidad de su comunidad.


- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?
Si, se necesita de esfuerzo, pero por otro lado nos beneficia con una integración y lazos acercamiento, empatía, etc. Entre Formadores y seminaristas, tal vez en este punto es importante que el formador tenga presente que el también puede llegar a ser formado por sus educandos, en la medida que se integre con ellos y se abra a la experiencia, realidades y vivir de ellos.

¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario?
No, muy al contrario, tal y como será el vivir del sacerdote en comunidad, de igual forma tiene que ser su formación. Tal y como es recomendado por el concilio Vaticano II.

¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Viviendo una verdadera comunidad, es decir en una comunidad todos somos entes particulares, con nuestras propias experiencias y capacidades, mas sin embargo esas experiencias y capacidades, en un vivir comunitarios son puestas para beneficio de todos, de tal forma que todos por igual recibamos la misma atención y siendo cada uno importantes en el que hacer y vivir de la comunidad, en este sentido, Tal y como ya se expresa en el texto Comunidad y Personal no son conceptos contrapuestos, muy al contrario se complementan y enriquecen uno al otro.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Yahoo Messenger MSN Messenger
MARCELO M
Esporádico


Registrado: 23 Nov 2008
Mensajes: 33

MensajePublicado: Vie Dic 12, 2008 4:19 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Pienso que los tres hábitos que debe un formando crear en su vida son: el primero la oración personal, esa intimidad con Dios, que lleve al seminarista a separar un espacio de la jornada para ese encuentro de amistad, de fortaleza, no hablo del rezo litúrgico de las horas, sino fuera de ese momento también muy importante, tener ese diálogo con nuestro creador. El segundo hábito pienso es el del estudio, es importante una buena formación, un tiempo para leer sobre diversos tópicos que permitan al futuro pastor tener un buen bagaje de conocimientos y responder a tantas inquietudes de quienes se le acercarán por un consejo o ayuda. Y finalmente la disciplina, una buena organización, un buen proyecto, es decir llevar las cosas con su orden a su debido tiempo ayuda mucho a no perder el tiempo, ni gastar recursos.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Es muy difícil hablar de un acompañamiento personalizado en un seminario con muchos alumnos, por todo lo que este método implica, el número grande de vocacionados es alentador ciertamente, pero también muchos jóvenes se esconden en el grupo o camuflan muchas actitudes o comportamientos. Es imprescindible que se asigne un grupo de formadores, que no se limite a dictar una cátedra, sino que formando verdaderos equipos se asuma con la seriedad del caso el trabajo de acompañar a los futuros ministros. En esto se debe tener mucho cuidado un solo responsable no podrá formar bien, pero un equipo que tenga discrepancias internas tampoco. Es necesaria la madurez y mirar este servicio formativo como un verdadero misterio pastoral
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Calogero Carrubba
Nuevo


Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 1
Ubicación: Brasil

MensajePublicado: Vie Dic 12, 2008 7:20 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

1) Os hábitos que o sacerdote deve formar são os da oração profunda e pessoal, do aproveitamento eficaz do tempo, do estudo, da guarda do coração e dos sentidos. Através destes hábitos o seminarista deve procurar formar a sua vida, conformando-a à vida sacerdotal de Cristo, assim que também ele, como Paulo, possa dizer: “Não sou mais eu que vivo, mas é Cristo que vive em mim”. Portanto, toda formação é na realidade uma transformação de uma natureza “bruta” para uma natureza moldada nos moldes de Cristo Sumo e Eterno Sacerdote. Isso Leva tempo e esforço seja por parte do candidato ao sacerdócio bem como por parte do formador que tem a tarefa de colaborar nessa obra de transformação.

2) O bom formador sabe muito bem conjugar a formação comunitária dos seminaristas com a pessoal de cada um, conhecendo a cada um dos seminaristas pelo nome, pelo caráter, pelas qualidades e limites. Ele, com a sua prudência e sabedoria, deve ajudar o candidato a desenvolver a vida comunitária e harmonizá-la com suas exigências pessoais, seu caráter, suas qualidades. Para isso é necessário que o formador conviva como pai e irmão mais velho com os seminaristas, acompanhando-os em todos os momentos e atividades da vida de seminário, desde a oração às refeições e até ao jogo de bola, tendo um diálogo franco e amigo com cada um deles, tendo um profundo espírito de compreensão da personalidade de cada um deles. Fazendo isso, não será necessário fazer grandes discursos, mas a simples presença e o seu testemunho de vida ajudarão os seminaristas a realizar essa grande obra de formação sacerdotal. Claro que o múnus de formador é um dos mais difíceis, porque se trata que ele deve renunciar a ter uma vida mais livre, para compartilhar a vida do dia-a-dia do seminário.
Mas bem por isso o de formador é um serviço muito valioso diante de Deus e diante a Igreja, pois através do seu sacrifício, o formador ajuda a preparar os sacerdotes de amanhã.

P. Calógero Carrubba
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
Oscar Piñango
Esporádico


Registrado: 26 Feb 2007
Mensajes: 75
Ubicación: Venezuela

MensajePublicado: Vie Dic 12, 2008 11:20 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Los tres hábitos de todo seminarista deben orientados a la oración, formación académica y vida en comunidad. La oración le permitirá conocimiento y dominio personal, y a través de ella ese contacto con el Dios que lo ha llamado a seguirlo, al mismo tiempo lo hará dócil a la acción del Espíritu Santo para dejarse transformar según la voluntad de Dios. La formación académica, le ofrece las herramientas para su desarrollo intelectual, tanto como persona así como futuro sacerdote, con el fin de tener las bases para saber llevar el mensaje del Reino de Dios, y estimular su testimonio de la oración hecha vida en él. La vida en comunidad debe llevarlo a sentirse parte de algo en unión con Cristo, de allí parte ese camino que deberá recorrer tanto a nivel pastoral como personal, para saberse parte de la comunidad y estimular ese sentimiento en los demás.

-¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?

Si es posible lograr la atención personalizada siempre que los formadores le den la importancia necesaria que ese aspecto tiene, ya que están allí no sólo para formarlos académicamente, sino a nivel espiritual, y no se puede guiar en el espíritu a todos por igual, es un reto de todo seminario saber entender, apreciar, aconsejar y sobre todo guiar al futuro sacerdote. Si se escapa de las manos de los formadores, es que existen fallas que deberían ser solventadas, es lógico que de 100 formandos para un grupo pequeño de formadores es a veces difícil personalizar, pero es precisamente allí donde está la exigencia, ser parte del grupo para traer hacia ellos a los jóvenes, libertad de expresión, con disciplina y sobre todo Amor de Dios. Las formas de hacerlo están presentes ya en los seminarios, una buena dirección espiritual, un constante acercamiento entre formadores y formandos en actividades extra cátedra, y de ser posible compartir momentos de oración comunitaria por grupos sería de gran utilidad.
_________________
Oscar
Jesús mi Camino, Verdad y Vida
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado MSN Messenger
Monica L. Moreno y G.
Asiduo


Registrado: 18 Feb 2007
Mensajes: 194
Ubicación: Mexico D.F.

MensajePublicado: Vie Dic 12, 2008 11:51 pm    Asunto: Comentario Respuesta
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

1.- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Los tres hábitos que un seminarista debe de tener

a).- El hábito de la Oración La vida espiritual es muy importante, ya que nadie da lo que no tiene, y la única forma de comunicar la vida espiritual es teniéndola. Esta vida activa es la que motiva grandemente al sacerdote.

b).- Hábito del Estudio. El estudio ayuda con el orden, la formación intelectual, saber aprovechar y administrar el tiempo; para que esta formación le ayude con su vida ministerial.

c).- Hábito de vida comunitaria, es un habito de los seminaristas y comunidades, el habito de la vida en común es muy formativa, ya que al momento de su ministerio, ayuda a entender todas las etapas de la vida, se dice que los mejores formadores son los mismos compañeros que se convierten en sus hermanos.

2.- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?.

Bueno en la ciudad de México, no son tantos seminaristas, pero existe mucha hermandad, entre ellos se ayudan, apoyan, se aconsejan y enseñan, además el formador y el guía espiritual siempre están tras de ellos. Pues existen entrevistas personales, confesiones, y directores espirituales, los jóvenes no están solos además está Dios.
_________________
¡En la Voluntad de Dios!
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado MSN Messenger
verónica ana
Esporádico


Registrado: 23 Jun 2008
Mensajes: 76

MensajePublicado: Sab Dic 13, 2008 3:13 am    Asunto: Respuesta 6a sesion Formacion como transformación
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

I.-Si la formación debe ser transformación y esta se puede medir por los hábitos ¿cuáles serían los hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Pienso que el primer hábito que el seminarista debe adquirir es el de la oración profunda y personal, que debe incluir la Santa Misa, la Liturgia de las Horas, la devoción a María Madre de los sacerdotes que no se cansa de repetir: “hagan lo que Jesús les diga” y el contacto constante con la Palabra de Dios que debe ser conocida, meditada, profundizada y llevada a la práctica. El seminarista debe ir aprendiendo a “vivir la oración y a orar la vida. Esto lo irá conduciendo a una vigilancia constante del corazón, a la guarda o mortificación de los sentidos, a un mayor dominio de si mismo y a saber aceptar las contrariedades o dificultades por amor al Señor y a los hermanos.
En segundo lugar pondría la caridad, el servicio al hermano, vida fraterna, donde haya amor y respeto por el hermano y no actitudes vulgares. El seminarista debe saber salir de si mismo para pensar en los demás, aprender a amarlos, aún al hermano difícil y servirlos hasta dar la vida por ellos como lo hizo Jesús el Señor.
En tercer lugar el hábito del estudio ya que toda su vida debe ser una preparación constante en todos los aspectos para poder guiar y pastorear mejor a su rebaño y desempeñar con solvencia la misión que El Señor le quiera encomendar.

II.- ¿Es posible la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?

Creo que siempre es posible y necesaria la formación personalizada, con más razón en este caso en que se trata de seminaristas que deberán irse transformando en Cristo mismo. Aquí en este punto entra la dedicación, entrega, donación de si mismos que tengan los formadores que conociendo la misión que Dios puso en sus manos deberán “darse” totalmente a cada formando como lo hizo Cristo que se entrego hasta dar la vida por cada uno.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
P. Tobias Murillo Gil
Esporádico


Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 41

MensajePublicado: Sab Dic 13, 2008 3:22 am    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Respuesta al foro: 6
Formación como transformación. Formación comunitaria y personalizada.

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Tres hábitos a formar.
1- oración y vigilancia.
-La Oración y la Vigilancia son necesario pues la sabiduría del Señor los recomendó s sus discípulos cuando les dijo: vigilen y oren, pues el espíritu es fuerte, pero la carne es débil. Sin oración y vigilancia no es posible perseverar en una vida sacerdotal.

2- Estudio constante.
Como Sacerdote, el continuo estudio y actualización sacerdotal se hacen necesarios, mas en la época en la que vivimos. Cada día hay que aprender aún a mover estos medios modernos como son el Internet. Son una valiosa ayuda para actualizarnos por el estudio constante. Sin hábito de estudios nos quedamos con lo que aprendimos en el Seminario y esto puede ser fatal.

3- Pastoral.
Sin habito pastoral no vamos a buscar lo Oveja perdida, no seremos el Buen Pastor, no seremos Evangelizadores. Todo Sacerdote debe ser hoy el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?

Pienso que si es posible siempre y cuando que el superior sea amigo de todos y loa ayude a descubrir lo importante de la formación como convicción personal.

¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario?
Puede haber escapes, pero un formador preocupado de la obra que le han encomendado, puede lograr el objetivo que espera.

¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Con la ayuda de los mismo seminaristas. Además los muchos alumnos son una riqueza para la comunidad.
_________________
Jesus:"Me amo y se entego por mi"

P. Tobias
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Padre Cipriano
Nuevo


Registrado: 19 Nov 2008
Mensajes: 13

MensajePublicado: Sab Dic 13, 2008 5:03 am    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal? R.-

SINCERIDAD, ante la respuesta de dicha vocación, esto saca de duda y no se supone que debe ser o tener, sino que es;

PRUDENCIA, en el trato o relación para con los demás, ser verdadero instrumento de Dios y no protagonista, dijo Juan el bautista; detrás de mi viene otro a quien no soy digno de desatarle la carrea de su sandalia.

HOMBRE DE DIOS. Es el que no se olvida de si mismo pero hace la voluntad de Dios, asumiendo su propia naturaleza, y a la vez su misión.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

R.- yo creo que si es posible, y puede escaparse siempre y cuando el formador no este del todo entregado a su servicio, es decir cuando tiene otros cargos, o comisiones, y creo que puede lograrse con el solo hecho de que cada formador este caminando junto al formando, como un amigo, y hasta en las cosas mas insignificantes como son: comer, jugar, trabajar, estudiar, convivir, rezar, etc. ser uno con el y olvidarnos de mandar o sentirse por encima del seminarista.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado
jose luis P
Nuevo


Registrado: 29 Nov 2008
Mensajes: 7

MensajePublicado: Sab Dic 13, 2008 5:06 pm    Asunto: Formacion como transformacion
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

1.-el hábito de la oración profunda y personal, pues en la oracion sincera con dios encontrara sentido a su vida
2-el hábito del aprovechamiento eficaz del tiempo, el hábito del estudio pues el prepararse en el camino a su transfromacion se vera en su crecimiento general.
3.- Y el hábito de la guarda del corazón y de los sentidos...! pues el amara como jesus lo pidio y el que ama tendra a dios en el.
-

¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Si Jesus ya lo demostro y sus disipulos tambien .
es tal ves necesario que al amor y la amistad entre el formador y sus alumnos sea el centro de todo para que esto se logre.

_________________
iksu
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email MSN Messenger
Jorge Batista
Esporádico


Registrado: 23 Nov 2008
Mensajes: 38

MensajePublicado: Sab Dic 13, 2008 7:35 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Vida Interior: la oracion y la medictacion de la palabra, junto con la participacion activa de los sacramentos Eucaristia y Confesion frecuentemente y con intensidad
Vida Intelectual: con lleva el estudio no solo en un mero conocimiento sino que conlleve aplicacion de mi realidad.
Vida Comunitaria: que se refleje una actitud permanente de vivencia fraternal entre el presbitero y los hermanos.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Creo que no afecta el ambiente comunitario dentro del seminario, mas bien ese mismo ambiente potencia y refuerza la formación personalizada, si se toma en cuenta que van ligadas de la mano tanto la formacion personalizada de la fomacion comunitaria.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado MSN Messenger
Jesús Alejandro Castaño B
Nuevo


Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 19
Ubicación: Ibagué, Colombia

MensajePublicado: Sab Dic 13, 2008 9:49 pm    Asunto:
Tema: 6. Formación como transformación
Responder citando

RESPUESTAS TEMA 6: FORMACION COMO TRANSFORMACION. FORMACION COMUNITARIA Y PERSONALIZADA

1. Hablar solo de tres hábitos sería limitar mucho el proceso de transformación del seminarista. Son muchos. Pero pienso que los indispensables son:

- LA ORACION, como comunicación personal y comunitaria con Dios, fuente y modelo de su vocación.
- EL ESTUDIO, como manera de prepararse a responder a un mundo que necesita sacerdotes santos y sabios.
- LA DIRECCION ESPIRITUAL, como manera de descubrir la voluntad de Dios en la propia vida.

2. Si es posible, porque no estamos formando "profesionales de la fe", sino sacerdotes, "otros Cristos". Puede que en un Seminario donde haya muchos seminaristas sea difícil ese acompañamiento personal, pero cuando hay formadores verdaderos, esta tarea es agradable y debe lograrse a pesar de las dificultades de tiempo y espacio.
Volver arriba
Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado Enviar email
Mostrar mensajes de anteriores:   
Publicar nuevo tema   Responder al tema    Foros de discusión -> Curso: La Formación Integral del Sacerdote Todas las horas son GMT
Ir a página 1, 2, 3  Siguiente
Página 1 de 3

 
Cambiar a:  
Puede publicar nuevos temas en este foro
No puede responder a temas en este foro
No puede editar sus mensajes en este foro
No puede borrar sus mensajes en este foro
No puede votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2007 phpBB Group
© 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados