6. Formación como transformación

[Padre Jairo Yate R.]

La formación como transformación ....
pienso que el seminarista debe entrar en el hábito de varios criterios para su propia formación que en el futuro logre la transformación de ese joven que ingresó y con tel tiempo siente un cambio en su propia vida para el bien de la Iglesia y de la comunidad. Se trata que el seminarista configure su propia personalidad, la formación se convierte en transformación por el espíritu como se hacen y se viven los acontecimientos en la casa de formación, por la valoración de la realidad de lo que va a ser el futuro ministro.
Los posibles hábitos podrían ser:
1) Qué el seminarista entienda la razón de ser de la formación
2) Que valore cada uno de los aspectos de la formación, como semilla indispensable para un buen sacerdocio
3) Que actúe de acuerdo a las normas y disposiciones de la formación. esto deja ver claramente la transformación
4) Que demuestre el sentido comunitario y eclesial de su vocación. El sacerdote se hace desde su misma formación,
4) Que demuestre con sus actitudes que su vida ha ido cambiando de acuerdo al proceso de su formación
Padre Jairo Yate R. Ibagué Colombia
_________________
Hacer la voluntad de Dios es fundamental para ser un buen ministro

[P. Gustavo Sosa]

Respuesta a la primera pregunta:
En primer lugar, como he expresado en otras opiniones en temas anteriores, quiero reafirmar mi convicción más profunda, de que la primera actitud que se debe encarnar en un seminarista es el sentido de responsabilidad. Debe sentir que su autoformación parte de sentirse responsable de sus actos e intenciones, y entonces desde ahí se puede formar en el futuro sacerdote un compromiso sólido con su vocación sacerdotal
Desde este sentido de responsabilidad, creo que el primer hábito que se debe fomentar en el formando a la vida sacerdotal es el de realizar las cosas pequeñas de cada día de manera entregada, sin dejarse atrapar nunca por la rutina, sabiendo que la novedad del amor de Dios es permanente y que se renueva todos los días. Tomando como base esto, podemos decir que el segundo hábito importante es acostumbrarse a trabajar porque ese amor debe ser renovado desde la oración y la meditación diaria, con un gusto por la lectura contemplativa de la Sagrada Escritura y el rezo de la Liturgia de las Horas, como modo de estar vinculado al pueblo de Dios, rezando por él y ofreciendo un culto espiritual agradable a Dios. Y desde la renovación del amor de Dios en su vida, por medio de una oración sincera y un diálogo amoroso con Dios, se debe querer conocer más a Dios, y por lo tanto, el estudio de la teología será una constante en su vida.

Segunda Pregunta:

Se puede lograr un trato y formación personalizados, siempre y cuando los formadores del seminario estén dispuestos a involucrarse plenamente en la formación, haciendo una opción clara del trabajo formativo como el trabajo pastoral más importante de sus vidas.
La convivencia cotidiana con los seminaristas lleva a conocerlos en sus puntos fuertes y en sus debilidades. Y desde ahí, es importante fomentar los diálogos y encuentros formativos personales, que le ayuden, no solo desde la dirección espiritual, a encontrar el camino que lo lleve a configurarse con Cristo Pastor.
Por lo demás, se deben evitar las masificaciones en el seminario. No es posible que un seminarista pase desapercibido en el proceso de formación. Y esto es común en muchos seminarios: al momento de informar sobre un seminarista, se tiene la sensación como que se sabe poco o nada de él, porque ha pasado desapercibido, se ha quedado en el “montón de gente”, nunca ha sobresalido por sus virtudes, pero tampoco ha generado problemas. Y esto es peligroso, porque puede ser alguien que si no es exigido ni cuestionado, esté escondiendo algo o viviendo en su propio mundo, sin preocuparse por confrontar cuales son las verdaderas intenciones que lo llevan a optar por la vida sacerdotal.

[73107943]

FORO CAPÍTULO 6

Siendo la formación transformación, el seminarista debe cultivar varios hábitos, entre ellos el de la oración profunda, meditada, vivida, ya que no es lo mismo, cuando era un simple laico, un lego, que oraba a Dios, rezaba las oraciones de la Iglesia, y ahora que es seminarista, que debe vivir más intensamente esas oraciones, hacerlas un diálogo, una comunicación frecuente con Dios. Otro hábito que debe cultivar es el conocimiento, el estudio, ya que, si antes estudiaba para sí mismo, o para orgullo de sus padres, ahora, como seminarista, debe estudiar para Dios, para ser un ministro lleno de conocimiento al servicio de una comunidad. Otro hábito es el de la viviencia de una ética y una moral profunda, ya que ahora, como seminarista, su comportamiento, su actitud, no será vista como algo personal, sino como algo perteneciente a la Iglesia. Es el caso de los sacerdotes pederastas, el mundo no los juzga directamente, sino que dice que la Iglesia es permisiva y tolerante con este comportamiento.

La formación personalizada en los seminarios debe darse, aunque haya muchos estudiantes, o por lo menos, tratar de que sea específica en cuanto a modelos pedagógicos se refiere, ya que no es lo mismo un seminarista hiperactivo a otro que no lo es. El formador debe crear las estrategias pedagógicas pertinentes para poder conocer a sus formandos, para que de esta manera, diferentes aptitudes, diferentes conocimientos, diferentes temperamentos, lleguen a un mismo fin: el conocimiento de Dios. Lógicamente , aquí sería muy útil, no solamente la presencia y asistencia del formador sino personas de otras disciplinas como los psicólogos, trabajadoras sociales y otros sacerdotes, que ayuden a los seminaristas en sus casos particulares para llegar a ser excelentes sacerdotes.

[Jacobo Ventura Pérez]

6. Formación como transformación. Formación comunitaria y personalizada

1[color=black].- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos,

a) ¿Cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?[/color]

R.- La oración profunda y personal.- Es el mejor camino de comunicación con el Padre. Jesús Cristo nos enseñó a orar a través del “Padre nuestro”. Es una forma de agradecer, pedir, alabar, pedir perdón, etc.

El aprovechamiento eficaz del tiempo.- Este en un recurso no renovable, aquel que mata el tiempo se suicida. Si pretendemos desarrollarnos espiritualmente y reflejarlo en nuestras acciones debemos de proceder hoy, en este mismo momento.

Disciplina en el estudio.- La palabra disciplina conlleva al orden, esto es apegarnos a una metodología, técnicas para el mejor aprovechamiento de los conocimientos, debe ser permanente, para que rinda frutos.

[color=black
]2.- a) ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?[/color]

R.- Si es posible. Sabemos que se busca cierta unidad de comportamiento, lo vemos en los presbíteros egresados de cierto seminario, pero también es cierto que cada uno es diferente debido a sus cualidades y defectos inherentes a su personalidad


b) ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario?

R.- Es posible pero no se escapa. Esto debido al trazo de planes educativos globales, actividades comunitarias, y la creación de un ambiente adecuado. Esto permite tener una dirección, una meta, un objetivo hacia el cual se dirigen los esfuerzos para el desarrollo armónico de los seminaristas.

b) ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?


R.- Con la ayuda de Dios. El llama a los colaboradores (con vocación y tiempo) adecuados para poder concretar sus planes, esto es sean instrumentos para desarrollo de sus pastores.
_________________
Ventura

[Ma Socorro A. Reyes López]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
1. Hombre de Dios, amando profundamente su sacerdocio.
2. Sincero, santo, virtuoso, preparado lo mejor posible en el campo intelectual.
3. Prudente y en profunda oración, viviendo la vida de gracia como un verdadero apóstol en su vida pastoral.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
La formación sacerdotal, deberá tener en cuenta a cada persona en singular. Cada hombre como individuo es único e irrepetible, con psicología, cualidades, defectos, formación, historia personal, en el que intervienen el ambiente familiar y social en que ha vivido. El formador tomando en cuenta todas esas diferencias, aplica su pedagogía en la atención personal, estimula y promueve eficazmente el esfuerzo de autosuperación en sus necesidades y problemas, gustos y proyectos del formador. Relación en la que los formadores se esfuercen por conocer personalmente a cada uno de los seminaristas, en un plano de cercanía y cordialidad, a seguirle de cerca, analizar con esmero su situación, su progreso real en los diversos aspectos de su formación y hacerle sentir su compañía cercana y disponible, con flexibilidad y prudencia dentro de una formación personalizada y comunitaria.

[Gabriel Santamaría M.]

¡V.T.R.!

Estimados en Jesucristo compañeros del curso;

¿Cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

La dirección espiritual
Periódica y frecuente es un instrumento que nos ayuda a tener una guía que orienta en momentos de confusión y debilidad y que nos alienta y motiva en cuanto al reforzamiento de actitudes y frutos que se van consiguiendo.

El uso eficaz del tiempo
Es indispensable tener y cumplir un plan de vida diario que nos ayude a organizar eficazmente nuestras actividades, cuidando balancear tiempos de oración, formación, apostolado y descanso. Para lo anterior es muy recomendable utilizar las herramientas y la tecnología que tenemos a nuestro alcance. Una agenda bien planeada y estructurada nos ayuda a conseguir nuestros objetivos. Si bien es muy recomendable cada semana hacer una revisión de las metas cumplidas y de las actividades que por alguna razón dejamos de cumplir, con ello tenemos un seguimiento muy fino que nos permite no omitir detalles que no lo parecen, pero llegan a ser de suma importancia.

La oración profunda y frecuente
El contacto frecuente con Cristo y la Sma. Virgen a través de la oración, es la fuente que nos guía en nuestro actuar cotidiano, gracias a la oración el Espíritu Santo se manifiesta en nuestro actuar. Las oraciones de la mañana y el balance por la noche nos ayudan a interiorizar y saber lo que Cristo quiere de nosotros. La oración debe tener esa característica profunda, en un lugar adecuado, en silencio, que nos ayude a tener un contacto cercano y personal con Cristo.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?

En éste sentido creo que con orden y formación todo se puede. De ahí la importancia de tener sacerdotes bien formados que puedan transmitir sus conocimientos, experiencia y una exquisita asesoría espiritual. Es muy importante aplicar el principio, hacer (lo que no se puede delegar), hacer - hacer(delegar en sacerdotes bien formados dirección espiritual a los seminaristas) Es importantísima la atención personalizada, pues en ella es en dónde se palpa el corazón y las inquietudes de cada seminarista. Como nos menciona la lectura “Jesús escogió personalmente a sus apóstoles y personalmente les invitó: «Sígueme» (Jn 1,43). Los reunió en un grupo, es cierto; pero trató a cada uno de ellos de modo personal, específico”, pues es en el diálogo personal en el que se puede ir formando a cada persona, es saberse atendido, escuchado y eso genera un compromiso que va encauzado a un bien mayor.

¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

El ambiente comunitario debe ir siempre encauzado bajo dos grandes virtudes, la caridad y la benedicencia, virtudes que si se trabajan a fondo, nos ayudan a formar sobre bases muy sólidas. Sabemos que a todos nos afecta nuestra naturaleza caída, pues es algo que tenemos inerte en nuestra personalidad, si bien con una buena atención personalizada, criterios claros, apertura en cuanto al crecimiento personal y una buena cabeza que nos guíe, los frutos tarde o temprano llegarán.

[rodrigofcleon]

¡VTR!

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
R. Yo considero que son:
1) Oración: tanto en cantidad (tiempo) como en calidad.
2) Organización y aprovechamiento del tiempo: el tiempo es muy poco frente a las necesidades de la Iglesia y de los hombres; por ello, el sacerdote debe aprovecharlo al máximo, sin permitirse tiempo perdido. Cada noche puede organizar el día siguiente para que así aproveche cada minuto.
3) Examen de conciencia: es un medio que le permitirá crecer en todas las facetas y no perder el camino. Evaluar cada noche sus pensamientos, sus palabras y sus obras; sus aciertos y errores; todo eso le permitirá estar en la batalla buscando ser verdaderamente "otro Cristo".

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
R. Yo creo que sí es posible, pues como vimos en el texto la formación comunitaria no va en contra de la formación personalizada, al contrario, son complementarias. Sin embargo, creo que puede ser más difícil en los seminarios donde hayan pocos formadores para muchos seminaristas, en ese caso hay que pedir mucho para que hayan más formadores que puedan atender a los seminaristas.
_________________
Afectísimo en Cristo,
Rodrigo Fernández de Castro De León
REGNUM CHRISTI
MÉXICO

[frsalomon]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

1. Oración. Relación intima con Dios PAdre, Hijo y Espíritu Santo. Sin ello lo demás es polvo que se lleva el viento.
2. Estado de autoformación. Vivir en ESTADO DE AUTOFORMACIÓN. QUe no sea algo externo sino que se convierta en un hábito.
3. Servicio. Que la caridad del Corazón de JEsús forjado en la oración se convierta en un VIVIR en ESTADO de SERVICIO HUMILDE a los hermanos.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?
Si es posible. Asignando un formador por curso que acompañe más de cerca el proceso formativo.
¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? Puede suceder. PEro la clave está en la cercanía y en el trabajo EXCLUSIVO en el seminario. No tener varios trabajos y que el formativo sea "uno más".

¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
LA convivancia cercana es la clave, repito por curso. Y esta cercanía en todos las dimensiones. Por ejemplo. EN la dimensión espiritual que al menos tres de las Eucaristías semanales las celebren por curso con su formador tutor. Y así en las demás dimensiones.
_________________
P. Víctor Salomón
Washington DC
www.sacerdotesoperarios.org
http://www.solinstitutedc.com/Home.html
www.priestsforlife.org

[Daniel Fernando Peña S.]

1. Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

- Oración=> comuntario, personal, con enfasis eucristico
- Pastoral=> aprender haciendo.
- Estudio=> dar razón de nuestra fe ante un mundo relativista.
- Trabajo=> el que no trabaja que no coma, ganar el pan con el sudor.

2. ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos?: ncesidad de selección. La formación debe ser, personalizada y no masificada. No es de cantidad sino de calidad cristiana.

3. ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? No, la formación comunitaria no es formación masificada. ya que aporta, elementos de vital importancia en la formación del verdadero sacerdote, llamado a servir y no a ser servido.

4. ¿cómo lograrlo en estas circunstancias? la formación es, sobre todo, una comunidad eclesial que vive unida por el ideal de la formación para el sacerdocio, como servicio a la Iglesia y al mundo. Una comunidad importante para la eficacia real de la formación del futuro sacerdote.

Ante todo, transformación en Cristo sacerdote: que Cristo tome forma en ellos (cf. Ga 4,19).

[eddy_ankh]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

1.- a) Vida de oración.
b) Frecuencia en los sacramentos.
c) Amor por el servicio incondicional.

2.- Definitivamente en seminarios con muchos alumnos se puede escapar el acompañamiento de algunos, y es comprensible, puesto que un solo director espiritual no es suficiente para mucha gente. Creo que la respuesta o la solución es clara: tener no solo uno, sino varios directores espirituales que se "repartan" los seminaristas, pero que sean directores espirituales que estén de planta en el seminario, no sacerdotes que vayan a confesar dos o tres días por semana al seminario y de ahí puedan agarrar tiempo para alguna dirección espiritual.

[Gabri_sp]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Primero debe ser su formacion en armonia con todas la facultades... en especial con la facultad humana..
Otro punto es la formacion con los campos.. que podía decir aqui que son: campo psoclogico, espiritual, humano...
E después, el conocimiento en la pastoral, una vez que será un cura, un buen pastor...

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Si, es posible y, para eso, es necesario el preparo del formador. Sólo escapará si esta misma persona no es preparada, si es una persona que imagina vida comunitaria como todos juntos haciendo todo en todas las horas.. siempre escapará de sus cuidados unos alumnos.

[P. José Estebas Martínez]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
El seminarista busca configurarse con Cristo Sacerdote, Buen Pastor.(Ga 4,19). Y lo va expresando en su modo de pensar, sentir, amar, reaccionar, actuar, relacionarse con los demás... Desde un corazón íntegro, desde el amor total entregado al Señor y a los demás creo que los hábitos más indispensables deben ser: la oración, el servicio a los demás y el estudio.
1.-La oración como lugar de encuentro y comunión con el Padre, en Jesús y por el Espíritu, en comunión con toda la Iglesia y todo el mundo. Especialmente participar de los sacramentos (Eucaristía diaria, Confesión frecuente). Práctica de la oración contemplativa, especialmente ante el sagrario… Ejercicios espirituales, retiros. Cuidar con esmero las cosas de Dios, etc. Tener un plan de vida

2.- El servicio a los hermanos, desde los trabajos más humildes como los cuidados de la casa; servicio a los hermanos: compartir con paz y bien toda la vida del seminario; atender especialmente a los enfermos,…apoyar las tareas pastorales o de evangelización. Buena disposición a las indicaciones de los Formadores, horario. etc.

2.- El estudio, como iluminación de la inteligencia del formando, profundizando en el conocimiento de Cristo, la Iglesia, el sacerdocio, el sentido su propia vocación... con el estudio personal, las clases académicas, pláticas, reuniones de grupo, homilías, diálogos personales, etc. Un buen programa ayuda mucho

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Me ha tocado vivir en seminarios con muchos seminaristas y otros con pocos y puedo decir que cada uno tiene aspectos muy positivos y otros que pueden mejorarse. En los seminarios de mucha población, también había más formadores dedicados a la formación, lo que permitía una riqueza de matices, de vivencias comunitarias y religiosas que te enriquecen. Y se podía al mismo tiempo un seguimiento personal y espiritual óptimo si el seminarista deseaba.
Y en otros seminarios donde había pocos seminaristas se acudía menos al formador para una dirección espiritual por que siempre estaba cercano, era más intensa la comunicación pero menos ricas en matices que dan la abundancia de formadores y de compañeros.
La formación personalizada depende del estilo de cada formador y de la forma de ser del mismo seminarista.

[P. José Estebas Martínez]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
El seminarista busca configurarse con Cristo Sacerdote, Buen Pastor.(Ga 4,19). Y lo va expresando en su modo de pensar, sentir, amar, reaccionar, actuar, relacionarse con los demás... Desde un corazón íntegro, desde el amor total entregado al Señor y a los demás creo que los hábitos más indispensables deben ser: la oración, el servicio a los demás y el estudio.
1.-La oración como lugar de encuentro y comunión con el Padre, en Jesús y por el Espíritu, en comunión con toda la Iglesia y todo el mundo. Especialmente participar de los sacramentos (Eucaristía diaria, Confesión frecuente). Práctica de la oración contemplativa, especialmente ante el sagrario… Ejercicios espirituales, retiros. Cuidar con esmero las cosas de Dios, etc. Tener un plan de vida

2.- El servicio a los hermanos, desde los trabajos más humildes como los cuidados de la casa; servicio a los hermanos: compartir con paz y bien toda la vida del seminario; atender especialmente a los enfermos,…apoyar las tareas pastorales o de evangelización. Buena disposición a las indicaciones de los Formadores, horario. etc.

2.- El estudio, como iluminación de la inteligencia del formando, profundizando en el conocimiento de Cristo, la Iglesia, el sacerdocio, el sentido su propia vocación... con el estudio personal, las clases académicas, pláticas, reuniones de grupo, homilías, diálogos personales, etc. Un buen programa ayuda mucho

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Me ha tocado vivir en seminarios con muchos seminaristas y otros con pocos y puedo decir que cada uno tiene aspectos muy positivos y otros que pueden mejorarse. En los seminarios de mucha población, también había más formadores dedicados a la formación, lo que permitía una riqueza de matices, de vivencias comunitarias y religiosas que te enriquecen. Y se podía al mismo tiempo un seguimiento personal y espiritual óptimo si el seminarista deseaba.
Y en otros seminarios donde había pocos seminaristas se acudía menos al formador para una dirección espiritual por que siempre estaba cercano, era más intensa la comunicación pero menos ricas en matices que dan la abundancia de formadores y de compañeros.
La formación personalizada depende del estilo de cada formador y de la forma de ser del mismo seminarista.

[Daniel Fernando Peña S.]

Deseo recordar que los habitos que se debe cultivar desde el seminario son:

- La oración
- El estudio
- El trabajo
- El Apostolado

Esta es y será la razón de SER de un futuro ministerio sacerdotal.

muchos errores y desvios en el sacerdocio en MUCHAS ocasiones es la falta de ESPIRITUALIDAD BIBLICA, LITURGICA, PÀSTORAL y fundamentalmente EUCARISTICA.

EN ÚLTIMAS LO QUE SOSTIENE A UN PRESBITERO EN SU ARDUA LABOR PASTORAL Y ADMINISTRATIVA ES LA ORACIÓN.

[magister57]

Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
Creo que lo tres hábitos son:
*El habito de la oración profunda y personal.
La oración es un gran aliciente y alimento para nuestro espíritu y con ella entendemos y sentimos nuestro ministerio.
*El hábito del estudio y con este lleva en cierta medida el hábito de disciplina
*El habito de la guarda del corazón y los sentidos.
¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?
Como se habla en el texto la formación comunitaria es parte de la formación personalizada, creo que aunque haya en un seminario demasiados alumnos si se puede lograr una formación personalizada, puesto que se trata de la forma en como darla, es decir la capacidad de los formadores para transmitirles y despertar en ellos dicha inquietud de formación. Con una buena organización y plan de estudio por parte de los formadores puede logarse.

[crisbuc]

SI LA FORMACION DEBE SER TRANSFORMACIONY ESTA SE PUEDE MEDIR POR LOS HABITOS, ? CUALES SERIAN LOS TRES HABITOS MAS INSDISPENSABLES QUE EL SEMINARISTA DEBE FORMAR PARA SU FUTURA VIDA SACERDOTAL?
R/ el habito de la oracion profunda y personal pues en la oracion sincera con Dios, le ayudara a fortalecerse cada dia y llevar una relacion com Dios.
R/ El habito del aprovechamiento eficaz del tiempo, el estudio pues es el estudio que lo va guiar a formarse en sus habitos y sobretodo tener una buena jararquia de valores.
R/ El habito de de la Guarda del Corazon y de los Sentidos. como el apostol Pablo "ya no soy el que vive, sino es Cristo el que vive en mi.
R/ claro que si desde que jesus escogio los apotoles los llamo por su nombre y conociendolos a cada uno por su persona. llamo alos doce o sea en comudidad con diferentes gustos. caracteres, modos, pero el maestro para eso esta para conocer asus obejas personalmente.y esforzarse tanto el formador, como el profesor, y el guia espiritual para tener una buena relacion tanto humana como espiritual con el formado.

[SERGIO SANCHEZ]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal? LOS HABITOS QUE YO VI QUE SON NECESARIOS PARA LA FORMACION SON, LA ORACION, LA RECTA INTENCION Y LA HUMILDAD
- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
LA FORMACION CON MUCHOS ALUMNOS ES IMPOSIBLE LLEVARLA YA QUE A NINGUNA SE LE PUEDE DAR EL TIEMPO NECESARIO Y LA CITAS O PLATICAS CON ELLOS SERIAN MUY EXPORADICAMENTE, LO CUAL NO SIRVE DE GRAN AYUDA,PUES NO PODEMOS CONOCER BIEN AL FORMANDO.

ES VERDAD QUE CONTROLAR EL AMBIENTE COMUNITARIO MUCHAS DE LAS OCASIONES SE ESCAPA DE LAS MANOS DE LOS FORMADORES PUES UNO HACE SUS MAÑANA PARA VIVIR ESOS RATOS COMUNITARIO, LO CUAL SERIA MUY BENEFACTOR QUE SEAN VARIOS FORMADORES PARA UNA CANTIDAD ADECUADA DE SEMINARISTAS Y PLATICANDO CON ELLOS, VIVIENDO CON ELLOS, EL AMBIENTE LO CONOCES Y LO PUEDES CONTROLAR.

[INESGLZZ]

Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
CREO QUE LOS HABITOS QUE DEBE FORMAR ES LA ORACION, EL TRABAJO Y EL ESTUDIO

¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
SI LOS FORMADORES TIENEN LA CONVICCION DE QUE ESTAN FORMANDO SACERDOTES Y NO UN PROFESIONAL, NO TIENE PORQUE ESCAPARSE DE LAS MANOS LA FORMACION DE LOS JOVENES. Y PARA LLEVAR UNA BUENA FORMACION DE ESTOS JOVENES DEBEN SER FORMADOS DE FORMA PERSONALIZADA PARA QUE SE PUEDA LLEVAR A CABO LA FORMACION COMUNITARIA, YA QUE FORMAN PARTE DE UNA COMUNIDAD DISTINTA A LA COMUNIDAD EN LA QUE CRECIERON.

[Pe. Jorgiano]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Em primeiro lugar, o hábito da oração. O seminarista, assim como o padre, deve ser homem de oração, oração profunda e pessoal. Em segundo lugar, o hábito do estudo. Ele deve gostar do estudo querendo, com isso, preparar-se sempre mais e melhor para oferecer um alimento sólido ao povo de Deus e ajudá-lo a dar razões da própria fé. Por último, o hábito da guarda do coração e dos sentidos. Com este, vivendo sempre vigilante, ele vai cuidando sempre mais da vocação e sabendo aproveitar bem e com eficácia o seu tempo para que nada o desvie do seu desejo profundo de configurar-se sempre mais ao Cristo Jesus que o chamou.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Poderá, por vezes, parecer difícil, mas não é somente possível quanto necessária. É evidente que esta exige muito mais dos formadores de conhecer pessoalmente cada um dos formandos, seus gostos, seus modos de agir e reagir, de pensar, de se comportar, conhecer suas aspirações, seus desejos mais profundos, sua vida pessoal e íntima na medida do possível, suas relações familiares, numa palavra, os formadores deverão demonstrar interesse pessoal e particular por cada um dos formandos para, em seguida, aplicar a todos comunitária e pessoalmente os princípios do processo formativo como o entende a Igreja. Ele saberá que as normas e demais princípios do processo formativo são para todos, mas a cada um aplicados conforme a medida suportável de cada um. É tarefa dos formadores ir, aos poucos, conhecendo as potencialidades e as dificuldades de cada um e ir ajudando-lhes a se formarem a partir da sua própria realidade. Assim, tanto o formando em particular quanto a comunidade vão crescendo sempre mais, já que a comunidade cresce à medida que cada um cresce em particular. Neste sentido, a formação personalizada dentro da comunidade é possível, embora exija trabalho constante e empenhado da equipe dos formadores.

[cutropia]

Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
´
Considero que un hábito fundamental y que le llevará toda la vida será el de conocerse a si mismo como los Padres Orientales nos invitaron a provocar, esto para que lo fundamental de la transformación se realice en el ámbito correcto que es la interioridad del ser y no se quede simplemente en un cumplimiento o exteriorización de una realidad formativa. A esto colabora la guarda de los sentidos y del lugar del encuentro profundo con Cristo Sacerdote. El segundo hábito y no menos importante ni en lugar o posición es el de un diálogo fluido y constante con Cristo que se manifiesta en hábitos claros de oración que se expresan en la escucha y el diálogo como componentes necesarios que habrá que ir formando en el seminarista. Luego otro hábito claro es el del estudio, que lo llevará a buscar formarse siempre aun cuando deje el ámbito puramente académico ayudándole entre otras cosas a profundizar su accionar pastoral.

¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Es posible lograr la formación personalizada, pero para ello habrá que contar con formadores capacitados fuertemente en el tema de relaciones personales, con un herramental que aportan áreas como la de los recursos humanos.

[WAGNER]

Respuesta a las preguntas para el foro:
- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
EN PRIMER LUGAR LA OBEDIENCIA; pues lo mas dificil (sobre todo en la etapa de la juventud), es doblegar la propia voluntad a la voluntad de quien dirige nuestra formación, realmente la obediencia es uno de los habitos mas dificiles, puesto que el que se somete a obediencia pone a prueba el impulso impetuoso de la carne, ya nuestro señor, previo a su pasion claramente dijo “el espiritu esta pronto pero la carne es debíl” mateo 26,41.
EN SEGUNDO LUGAR LA ORACIÓN; pues para lograr esa obediencia, se necesita fortalecer el espiritu, ya que el espiritu supera por mucho a la carne, esa es una de las grandes enseñanzas de nuestro señor en mateo 26,41, por lo tanto si el espiritu es pronto, hay que fortalecer el espiritu por medio de la oración, ya que la eficacia del espiritu se mide (por así decirlo) por la prontitud y el pecado por la debilidad de la carne, por lo tanto la prontitud del espiritu tiene con mucho, muchos mas elementos para vencer la carne (el pecado).
EN TERCER LUGAR EL ESTUDIO; ya que solo conociendo a profundidad la palabra de Dios, podrá el aprendis comprender el porque y la razón de la obediencia y la oración; con el estudio se conoce a quien se sigue, el porque se le sigue, a donde le lleva y cual es su fin; así, mediante la oración, el estudio y la obediencia se podrá fojar paulatinamente, hasta alcanzar alturas insospechables en una profunda relación íntima con Dios.
- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Dificil cuestionamiento, creo que cada seminario tiene características muy propias, y tratar de establecer un esquema de formación personalizado sería restringir la libertad del espiritu depositado sobre cada uno de los semilleros, sin embargo, creo firmemente en que esta dificultad no es de ahora, si no que ha sido enfrentando desde ya hace mucho tiempo por la iglesia. Pero dice la palabra de Dios que debemos pedir al dueño de la mies, y para esta dificultad debemos solicitar los dones y carismas del santo espiritu, mas que nada el don de dicernimiento y sabiduria para que se den de manera abundante sobre todos y cada uno de los sacerdotes formadores y de manera especial por el sacerdote que dirige cada semillero, y de esta manera lo que no es humanamente posible (la atención de tantos seminaristas al mismo tiempo), sea fructiferamente posible; tal y como ocurrió en la reproducción de los panes; queridos hermanos, los milagros son posibles, y el milagro de autenticos y fieles sacerdotes se podrá realizar a la perfección, si confiamos en el dueño de la mies; amen.
BENDICIONES DE SAN JUAN DIEGO Y DE MARIA DE GUDALUPE; AMEN.

[Berdecía]

Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Oración profunda
Habito de disciplina, guarda del corazón y de los sentidos
Habito de aprovechar el tiempo..

¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Considero que se puede lograr la formacion personalizada de los seminaristas aun cuando hayan muchos, ya que lo importante es la disposicion y compromiso del formando, encuentro que no se debe escapar ese ambiente comunitario...

[bonny]

Estoy de acuerdo con lo que opina Berdecía,



Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Oración
Habito de disciplina (obediencia) guarda del corazón y de los sentidos
Habito de aprovechar el tiempo..

¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Considero que se puede lograr la formacion personalizada de los seminaristas aun cuando haya muchos, ya que lo importante es la disposicion y compromiso del formando, encuentro que no se debe escapar del ambiente comunitario...

[Marcelo E Amaya]

1- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
2- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

1- El hábito fundante de la vocación sacerdotal ha de ser el trato diario, íntimo y continuo con Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es decir, la oración y la vida sacramental son los pilares de la vida sacerdotal, sin ellos todo se transformaría en un mero funcionalismo. Un segundo hábito a tener muy presente es el orden, desde todos los aspectos de la vida el ordenamiento de la persona hace más fácil el crecimiento de las virtudes. Un tercer hábito necesario lo hago compartido, por un lado sería el buen trato a las personas, es decir, la afabilidad, ya que su intensa vida comunitaria en la parroquia lo requiere y sobre todo en esta época que muchas veces lleva a tener relaciones deshumanizante. Por otro lado, también es necesario el sentido de sacrificio, la renuncia, ya que no van a ser pocas las veces que tendrá que mirar con los ojos de la fe para renunciar a aquellas cosas que no ayudan a la vida sacerdotal; parte de su tarea es cuidar el tesoro de la vocación que Dios le ha confiado.
2- Considero que es posible en la medida que la tarea de la formación sea su prioridad pastoral, quiero decir, que pueda dedicarse a ella con todo su tiempo. Lamentablemente esto muchas veces no ocurre por las necesidades pastorales de las Diócesis; no son pocas las veces que los sacerdotes del seminario tienen muchas otras tareas fuera del él (he escuchado la expresión “tapa agujeros”, cubrir necesidades) o incluso, puede surgir como tentación del propio formador, para sentirse útil como pastor en una comunidad parroquial y para lo que fue “supuestamente formado”; esto podría entenderse como: “estar cercano a la realidad de la parroquia en la que anhela trabajar en un futuro no muy lejano”. Por eso, es necesario tomar conciencia (desde el Obispo, sacerdotes y el propio formador) de la necesidad de la presencia en el seminario, no con el sentido de control sobre los formandos, sino de compañía paternal, del estar para ese momento en que el seminarista lo necesite y por lo cual entienda que su formación es personal. Esto será para el formador su mayor satisfacción, su realización personal en el ministerio y su plena tarea pastoral en una comunidad concreta como es el seminario.

Marcelo

[john garcia rodriguez]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿No se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?
RESPUESTA
Qué importante es que los seminaristas salgan del centro de formación pertrechados de una buena estructura de hábitos conformes a su vocación sacerdotal: el hábito de la oración profunda y personal, el hábito del aprovechamiento eficaz del tiempo, el hábito del estudio, el hábito de la guarda del corazón y de los sentidos...! Qué importante, sobre todo, que salgan convencidos de la necesidad de conservar y cultivar estos hábitos, ayudándose también de medios externos como puede ser la dirección espiritual, la confesión frecuente, el seguimiento de un horario en la propia vida, etc.

Parece interesante anotar, por último, que todos estos elementos del dinamismo de transformación se entrecruzan e influyen mutuamente. Cuando una persona valora profundamente una realidad la entiende más lúcida y profundamente; cuando la practica se refuerza el aprecio de su valor y se comprende mejor. Y al contrario, al dejar de vivir una realidad, se debilita fácilmente la estima que se nutría por ella y se puede dejar incluso de entender lo que antes se veía claramente. Habrá que trabajar entonces por reforzar siempre todos los elementos de ese dinamismo.
.- Qué importante es que los seminaristas salgan del centro de formación pertrechados de una buena estructura de hábitos conformes a su vocación sacerdotal: el hábito de la oración profunda y personal, el hábito del aprovechamiento eficaz del tiempo, el hábito del estudio, el hábito de la guarda del corazón y de los sentidos...! Qué importante, sobre todo, que salgan convencidos de la necesidad de conservar y cultivar estos hábitos, ayudándose también de medios externos como puede ser la dirección espiritual, la confesión frecuente, el seguimiento de un horario en la propia vida, etc.

Parece interesante anotar, por último, que todos estos elementos del dinamismo de transformación se entrecruzan e influyen mutuamente. Cuando una persona valora profundamente una realidad la entiende más lúcida y profundamente; cuando la practica se refuerza el aprecio de su valor y se comprende mejor. Y al contrario, al dejar de vivir una realidad, se debilita fácilmente la estima que se nutría por ella y se puede dejar incluso de entender lo que antes se veía claramente. Habrá que trabajar entonces por reforzar siempre todos los elementos de ese dinamismo. Difícilmente podrá transmitir el sentido comunitario a sus fieles si él no lo ha experimentado antes en primera persona. Esa experiencia será también decisiva para los presbíteros que adoptan, cada vez más frecuentemente, algún modo de vida en común,
Formación sacerdotal como formación comunitaria. Esto entraña que se tracen unos planes educativos globales, en los cuales se establezcan algunas actividades comunitarias que favorezcan la formación de cada uno de los seminaristas en cuanto individuo y en cuanto miembro de una comunidad. Implica también que se debe tratar de crear un ambiente comunitario que ayude y estimule a cada uno en su esfuerzo formativo; un ambiente de armonía, de sintonía en torno al mismo ideal, de apertura, alegría, responsabilidad... Para ello, los formadores habrán de procurar que todos los formados se integren plenamente en el grupo o comunidad. El hecho de que alguno se sienta aislado y viva su vida al margen de los demás, no sólo hace que él no se beneficie de las aportaciones de la comunidad, sino que Formación comunitaria no es formación masificada. La formación debe ser, al contrario, personalizada. Sólo así se pueden superar los riesgos de la masificación, la despersonalización, el uniformismo y el anonimato. Si bien es verdad que se busca una cierta unidad en la formación de los presbíteros y que será inevitable cierto estilo parecido entre los sacerdotes formados en el mismo seminario, ello no significa sin embargo que se haya de aplicar sin más un mismo molde educativo a todos los formandos. Afecta también negativamente a la comunidad misma, disminuyendo su cohesión y armonía. La formación sacerdotal, consiguientemente, deberá tener en cuenta a cada persona en singular. Cada hombre como individuo es único e irrepetible. Cada uno de los jóvenes que ingresan en el seminario está marcado por su psicología, sus cualidades y defectos, su formación, su historia personal, el ambiente familiar y social en que ha vivido... El formador debe tener siempre en cuenta todas esas diferencias. No puede aplicar a todos el mismo rasero. La pedagogía nos enseña, además, que la atención personal estimula y promueve eficazmente el esfuerzo de auto superación, y que, por el contrario, la persona se abandona fácilmente cuando se siente tratada como un número anónimo perdido en la masa. el buen formador se interesa también personalmente por cada uno, por sus necesidades y problemas, por sus gustos y sus proyectos. Y ese interés le lleva, en tercer lugar, a seguirle de cerca, a analizar con esmero su situación, su progreso real en los diversos aspectos de su formación y hacerle sentir su compañía cercana y disponible. Finalmente, se hace necesaria la adaptación a cada uno de los principios y directrices generales de la formación según la índole y situación de cada persona. Son necesarios los programas globales, pero hay que estar atentos a no absolutizarlos. Si un joven puede adquirir una formación más elevada, por ejemplo en el campo académico, que lo que piden los programas, no sólo es conveniente sino, hasta cierto punto, necesario que la adquiera. De igual modo, será necesario adaptar la formación espiritual y apostólica a los diversos temperamentos, al grado de madurez adquirido, a la situación actual de cada uno. Esa adaptación exige en el formador una buena dosis de flexibilidad y de prudencia para salvar lo esencial mientras se permite, si es necesario, cambiar algo accidental, buscando siempre el bien del formando.
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john garcia catequista de confirmaciòn

[Ricardo Arias]

6. Formación como transformación. Formación comunitaria y personalizada.
- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
En primer lugar, la oración es básica en la vida del sacerdote. Es a través del contacto y diálogo continuo con el Señor como el sacerdote recibe la fuerza espiritual para servir a la comunidad encomendada por El. La oración es el medio por el cual se puede conocer la voluntad del Señor en su ministerio y en este sentido creo que debe desarrollar un aprecio profundo a la oración contemplativa. La Eucaristía, la Litúrgia de las Horas y el Sacramento de la Reconciliación son fundamnetales en este aspecto. Es de un valor invaluable el que no solo los creyentes sino de manera especial los sacerdotes, dedicaramos una hora diaria ante el Santísimo Sacramento. El estudio asiduo y permanente de la Palabra de Dios es otro hábito que se debe adquirir por el seminarista. Debe prepararse cada día para penetrar más y más en el conocimiento de la Sabiduría divina y así poder compartirla con poder y eficacia. Un seminarista que cultiva este aspecto ayudará mucho en el futuro como sacerdote a la comunidad que desea ser alimentada con palabras de sabiduría que le motive a vivir con santidad. Además, un sacerdote que se preocupa por profundizar y estudiar el mensaje de salvación, tendrá cada vez mejores respuestas a los desafios e interrogantes nuevos que van surgiéndo en la sociedad. Por último, un seminarista debe desarrollar un profundo sentido de responsabilidad con su vocación. Esto le llevará a ser responsable con la Iglesia, su ministerio y de manera especial con la comunidad a la cual está llamado a servir. Su misión de Pastor responsable hará que la comunidad crezca y se desarrolle conforme a la voluntad de Dios.

- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Por lo que puedo entender, los distintos programas y actividades en los seminarios están orientados a formar personal y comunitariamente a los seminaristas. Aún cuando actualmente se ven casos de sacerdotes que prefieren muchas veces caminar solos. No permiten que la comunidad participe en los planes pastorales de la parroquia y se encierran solamente en sus propias ideas y formas de servir. Un mejor y más cuidadoso proceso de discernimiento vocacional sería de gran ayuda así como la posterior dirección psicológica y espiritual para sanar y corregir vacios emocionales y afectivos del pasado.
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RAM

[dbejarano]

1. Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?

Antes de proceder a responder a esta pregunta, sería necesario reflexionar acerca de si en realidad la transformación se puede medir por los hábitos, ya que un seminarista puede desarrollar ciertas habilidades delante de sus formadores y ser una persona distinta fuera de su casa de formación; de igual manera, la presión que se vive en el ambiente de internado puede dificultar el desarrollo de ciertos hábitos que ya en el desempeño de un ministerio podría ejecutar de una manera admirable. En fin, esto es un misterio que sólo Dios conoce, por eso, en la medición del proceso formativo de los seminaristas, debe intervenir muchísimo la iluminación del Espíritu Santo para evitar al máximo valoraciones inadecuadas de los candidatos.

De todas formas, considero que los tres hábitos fundamentales serían:

1- Oración: Sólo un seminarista que ora habitualmente y con frecuencia puede convertirse en el 'alter Christus' que desea el Señor y la Iglesia. De este hábito se desprenden todas las demás habilidades que el seminarista ha de desarrollar.

2- Estudio: Así como a Dios se le conoce por medio de la oración, a los hombres se les conoce por el estudio de sus obras, conocerlas, analizarlas y criticarlas, no con el fin de acogerse a determinadas corrientes sino más bien para saber que quiere Dios en los hombres.

3- Pastoral: No se entiende el término 'Ministro' (minister-tri=servidor) si no se proyecta su oración y su estudio hacia la comunidad, tanto internamente en el Seminario como externamente, parroquia, familia, amigos, misiones, etc.

¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?

Por supuesto que es posible lograr la formación personalizada en seminarios grandes, lo que sucede es que es más difícil, sin embargo, contando con las habilidades de buenos formadores, con un buen ambiente espiritual y comunitario, se puede lograr.

Al responder a esta cuestión, me viene a la mente San Juan Bosco, quien instruyó y formó a muchos muchachos de personalidades muy complicadas y entre ellos consiguió otros santos, sacerdotes y hombres de bien, y es sabido por todos que la pedagogía salesiana es un claro ejemplo de que la formación puede ser simultáneamente comunitaria y personalizada.
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Cogitátio mea es tu, Dómine
DANILO BEJARANO

[Alan Josué Saldaña García]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
El hábito de la oración, elemental y fundamental, es la clave de todo éxito en la vida cristiana, la oración es el motor que nos mueve, si no se ora no se cree, porque orar es conectarse y hablar, unirse a Dios. Es importante que el seminarista este es profunda oración siempre, si hay que salir de misión y no se ha orado, no se sale porque la oración es fundamental para lograr que todo salga y vaya bien en la gracia de Dios. El hábito del estudio es importante adentrarse a Dios mediante el estudio de la teología, comprender las ideologías e ideas de otras personas o fuentes a lo largo de la historia con la filosofía, tal vez para muchos esta menos importante pero puede y debe ser una fuente de acrecimiento a la fe. El hábito de la disciplina, la comunidad el servir, creo para mí se conectan, una disciplina no obligada, no a fuerzas, aunque en si así sea, el joven debe saber que la disciplina lleve a la formación plena en Dios, debe ser por voluntad propia por amor y entrega a Dios, ir a llevar la buena nueva a los demás conlleva tener disciplinas, de aquí se aprende el servir a los demás y ayudarles incondicionalmente y a la vez se aprende a ser comunidad, una comunidad fraterna y unida en Dios que buscan un interés en Dios y no en el placer, poder humano, tanto los religiosos como los diocesanos harán comunidad, uno con el pueblo cercanamente otro con hermanos en casa pero todos por amor a Dios.
- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias? No, la formación siempre debe ser basada con la ayuda de varios hermanos y sacerdotes, se debe buscar tiempo para tener con cada uno una guía personalizada, esto lleva a un mejor seguimiento, llevarlos o guiarlos personalmente no quita para nada la comunidad, ya que una verdadera comunidad es donde todos se conocen, platican y comparten, llevar una personalizada lleva a conocer cómo se siente el joven quien esta tal vez mal causando problemas en la comunidad, lleva a ser mejores humanos, que en sí, como humanidad se lleva a a la comunidad.
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DIOS es AMOR y ha creado al Hombre por AMOR y para AMAR. He aquí la formula de la PAZ que el MUNDO busca AMAR A DIOS Y AL PROJIMO

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[MCDelgadillo]

- Si la formación debe ser transformación y ésta se puede medir por los hábitos, ¿cuáles serían los tres hábitos más indispensables que el seminarista debe formar para su futura vida sacerdotal?
la oración profunda y personal, el aprovechamiento eficaz del tiempo, del estudio, de guardar el corazón y de los sentidos.
- ¿Es posible lograr la formación personalizada en los seminarios con muchos alumnos? ¿no se escapa de las manos de los formadores el mismo ambiente comunitario? ¿cómo lograrlo en estas circunstancias?
Formador y formando deben tener un enlace fuerte entre si, tener la sensibilidad de percibir los valores y el camino a seguir para alcanzarlos de manera en que confiados en su guía, crezca la confianza, el respeto, la admiración, el modelo a seguir sensibilizando a los formandos en el valor de su vocación sacerdotal.

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Mi respuesta y comentario a este tema:
• Ya que la transformación debe ser un acto de la voluntad, que inicia en el interior del formando y debe notarse en su vida ordinaria y relacional, el primero y fundamental de los hábitos, como muchos ya lo han señalado, es la oración, que es uno de los aspectos principales del llamado a la vocación consagrada: “Jesús llamó a sus discípulos para ESTAR CON ÉL” y esto sigue siendo válido y lo seguirá siendo, por tanto la ORACIÓN es el primero. Segundo, después de fortalecerse con la oración, estando con Jesús, los llama para “ENVIARLOS A PREDICAR”, por tanto es otro de los hábitos: la relación cercana y trato amable con los compañeros y el pueblo, con quienes desarrollarán el proyecto evangélico que Jesús nos mandó seguir. Y por último, creo yo, el aspecto del deseo de SEGUIRSE PREPARANDO, el mundo avanza a pasos agigantados, por lo que es necesario estar conociendo lo que el pueblo necesita para su plena unión con Cristo, y no podemos quedarnos con la formación inicial, recibida en el seminario o casa de formación, sino el deseo y la convicción por la formación permanente.
• Este es uno de los aspectos que desde tanto tiempo se ha planteado en la formación, el no caer en el modelo formativo de masas, sino que urge la formación personalizada, tomando en cuenta la realidad personal de cada alumno. Es difícil cuando el número de alumnos es grande y los formadores son pocos, y más cuando un formador tiene varas encomiendas en una misma casa. Pero a pesar de estas limitaciones, es posible, buscando la cercanía y la confianza del formando, para que de esta manera sea más fácil la apertura y descubrir las necesidades del muchacho en su proceso de formación.