LA EPÍCLESIS EUCARÍSTICA, y la unción del Espíritu.....

[Jose Fernando Ortiz]

PENSAMIENTOS Y REFLEXIONES:

No hace mucho, me encontré con unos amigos creyentes católicos y, para mi sorpresa, escuché de sus labios que muchas veces al salir de la "asamblea eucarística dominical" parecía nos sentirse muy bien, como vacíos, y que muchas veces poco recordaban la "palabra anunciada" y aún la misma "homilía pronunciada por el pastor-presidente.
Y mi sorpresa se hizo patente cuando reconocí, en sus palabras, el modo como yo mismo me sentía muchas veces.
Poco después de ese día de charla y camaradería, tuvimos, el grupo, la oportunidad de escuchar las palabras de un "diácono catequista" acerca de la liturgia eucarística, palabras que hicieron cambiar nuestra conducta y nuestros sentimientos religiosos de una manera radical.

Él comentaba que "la acción de gracias" o eucaristía cristiana católica era sumamente rica teológica y espiritualmente, pero que muchos creyentes habíamos perdido las dimensiones esenciales y profundas de dicha acción. Decía, por ejemplo, que era como celebrar con Jesucristo su propia muerte y resurrección, como cuando había sido "sepultado bajo las aguas del Jordán para recibir la unción del Santo Espíritu de Dios, una vez transformado y purificado por dichas aguas"
Que cada participante de la "liturgia eucarística" realizaba una especie de "paso" o "pascua".
Ahora bien, nos comentaba que al recibir la "unción del Espíritu de Dios, llegaba a nuestros corazones el amor y la paz de Dios; y que, por lo tanto, una vez terminada la "asamblea" era cuando comenzaba nuestra misión, pues deberíamos llevar el mensaje o la buena nueva a todos los que vivían en tinieblas o sombras de muerte, a los enfermos, débiles y pecadores.....
El "diácono catequista" estaba muy seguro de que en la mente y el corazón de no pocos creyentes católicos no existía esa "conciencia" de que nos convertíamos en verdaderos misioneros de Dios despues de cada eucaristía celebrada....

Personalmente, éstas palabras me hicieron reflexionar, y desde entonces mi vida eucarística ha cambiado radicalmente.
Ahora, pienso que en el momento de la "epíclesis" somos, de alguna manera "ungidos por el Santo Espíritu de Dios", purificados y transformados por Él.
A raíz de ésta nueva mentalidad, siempre tengo presente las palabras del profeta Isaías cuando dice:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha "ungido".
Isaías 61,1-3 Lucas 4,14-30

Cómo quisiera yo ser parte de esa "descendencia bendita del Señor", como encinas de justicia.....plantación gloriosa del Señor.
Ser partícipe en la reconstrucción de viejas ruinas......levantando los escombros del pasado.....reedificando ciudades destruidas....los escombros por tiempo amontonados.

Confesiones de un franciscano seglar......


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I de Juan 1,1-4
Nosotros, Señor, te vemos y escuchamos.....


IGLESIA_MADRE UNIVERSAL.....
MUJER revestida de sol....
Dios....en/con.... nosotros.