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10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Autor Mensaje
Hini
Staff de Catholic.net


Registrado: 26 Sep 2005
Mensajes: 255

MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 11:18 am    Asunto: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

EL FORMADOR EN EL SEMINARIO

PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA DISCUSIÓN EN EL FORO


Nota: no es necesario responder a todas las preguntas, cada uno es libre en eso. Se sugiere responder sobre todo a aquellas en las que uno tenga alguna idea o experiencia interesante que pueda enriquecer a los demás, que es de lo que se trata. Incluso puede comentar una pregunta que corresponda a otro grupo, u otro asunto relacionado con el tema que estemos viendo.


Formadores
- ¿Qué medios le han ayudado a fomentar el espíritu y trabajo en equipo entre los diversos formadores en el seminario? ¿hay unidad en su modo de actuar con los seminaristas?

Otros sacerdotes- ¿Cree que hay carencia de buenos rectores, confesores o directores espirituales?
- ¿Está de acuerdo en que los directores espirituales y confesores son parte del equipo de formadores? ¿tiene esto consecuencias prácticas?

Seminaristas
- ¿Se experimenta en el seminario la cercanía de los formadores? ¿de todos?
- ¿Quién es el formador que más influye en tu formación: el rector, el vicerrector, el director espiritual, el confesor, los profesores…?

Otros participantes
- ¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»? ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?



10. El cuadro de formadores y la figura del formador

Al hablar antes de los protagonistas de la formación consideramos al formador como colaborador del Espíritu Santo y del formando. Un colaborador, sin embargo, juega un papel decisivo. El Espíritu es el verdadero artífice de la santidad; el candidato al sacerdocio es el primer responsable de su propia formación. Pero es el formador quien puede y debe hacer comprender todo esto al joven que ingresa en el seminario, orientándole para que se abra al Espíritu Santo y colabore con él. Por eso podemos decir: a tal formador, tal formación.

En realidad, este curso se dirige especialmente a los formadores. Se han ido anotando de pasada numerosas sugerencias para su labor en las diversas áreas de la formación. No obstante, conviene detenerse un momento a reflexionar sobre el formador en cuanto tal. Recordaremos en las siguientes sesiones, ante todo, quiénes integran el cuadro de formadores de un seminario. Analizaremos después cuál es la figura del formador en relación con los jóvenes a quienes presta su servicio. Veremos luego cómo debería ser la relación entre el formador y el formando si queremos que sea una verdadera colaboración para la formación, haciendo, a la vez, algunas consideraciones que pueden servir de pauta para la actuación del formador en su labor de todos los días.


El cuadro de formadores

De acuerdo con lo establecido por la Iglesia el cuadro básico de directivos y formadores de un seminario está formado por: el rector, el vicerrector, los directores espirituales, los confesores ordinarios y extraordinarios; y si se realizan estudios en el mismo centro: el encargado o prefecto de estudios y los profesores. Como establece el párrafo tercero del canon 239 del Código de Derecho Canónico, las responsabilidades de cada uno han de quedar establecidas en los estatutos del seminario, que estarán en concordancia con las normas de la Iglesia universal y del plan de formación sacerdotal establecido por la conferencia episcopal correspondiente.

Queda claro que el principal responsable de la formación, después del obispo, es el rector del seminario, quien al término de los años de formación deberá certificar que el candidato posee las cualidades necesarias para recibir las órdenes sagradas. El rector no sólo se preocupa por los aspectos externos del centro -responsabilidad en la que le ayudan de modo particular el vicerrector y el ecónomo del seminario- sino que participa activamente en todo el proceso formativo de cada uno de los seminaristas.

Sumamente delicada es también la labor del director espiritual a quien corresponde guiar "desde dentro" a cada uno de los alumnos en todos los ámbitos de su formación sacerdotal. El director espiritual por medio de su consejo, cercanía y exigencia, enseña el camino del progreso espiritual, ilumina la conciencia con criterios rectos, disipa dudas, anima a la entrega generosa, acompaña en los momentos difíciles, comparte los éxitos, dirige y unifica los esfuerzos del formando, invita a la interiorización de toda la formación y vela por su integridad. Es en definitiva, el colaborador más cercano del Espíritu Santo.

Es importante sin embargo anotar que él es también un miembro del equipo de formadores. Su labor, y la de los demás formadores, se vería limitada y tal vez comprometida si los seminaristas pensaran en él como en un confidente o consultor ajeno al equipo de formadores. Al contrario, es conveniente, por una parte, que vean su relación con él como parte de su esfuerzo formativo, y por otra, que se abran también con confianza a los demás formadores, comenzando por el rector.

Los confesores, ordinarios o extraordinarios, desempeñan asimismo un papel de trascendental importancia. Ellos también guían la marcha espiritual de los alumnos por medio de sus consejos y orientaciones. Les ayudan a formar la conciencia en sus relaciones con Dios y con el prójimo. Fomentan su progreso espiritual, sea sosteniéndolos en la lucha contra el pecado y las pasiones desordenadas, sea animándolos a subir hacia la cumbre de la perfección. Su tarea silenciosa y escondida, canal privilegiado de la gracia divina, marcará de modo particular el alma de los futuros confesores: el modo de administrar el sacramento del perdón de los futuros sacerdotes dependerá en buena parte del modo en que hoy les es administrado a ellos.

La carencia de buenos directores espirituales y confesores, o la lejanía entre ellos y los formandos, sin duda pondría en serio peligro el éxito de la formación sacerdotal, que se reduciría así a una preparación académica o técnica que no transforma en profundidad a la persona.

Si de verdad queremos que la formación de los seminaristas sea una formación personalizada, hemos de procurar siempre que haya un suficiente número de formadores. Suficiente número, desde luego, de directores espirituales y confesores. Pero no sólo. Se requiere también la cercanía del formador que acompaña a los seminaristas en su jornada ordinaria y le sirve en sus necesidades cotidianas. Cuando el centro cuenta con cierto número de seminaristas, podrían nombrarse algunos sacerdotes experimentados que colaboren como asistentes del rector. Con su testimonio, colaboración y orientación, apoyarían su labor formativa, ayudándole sobre todo en el seguimiento personal de los seminaristas. Cada uno de ellos podría, por ejemplo, encargarse de un grupo de veinticinco o treinta seminaristas a quienes asistiría de modo particular: conviviendo más cercanamente, interesándose por ellos, siguiendo con más detalle sus programas de formación, etc. Sin esta ayuda el rector no podría quizá atender personalmente a todos con la necesaria amplitud y frecuencia. Podrían dar también una mano valiosa en aspectos organizativos y disciplinares de la vida del seminario, en la puesta en práctica de las consignas del rector, en la animación de las actividades comunes, etc.

Al hablar de la formación intelectual hemos hablado ya brevemente del papel de los profesores y de algunas características de su servicio eclesial. En cuanto al encargado o prefecto de estudios, baste anotar que su presencia y ayuda cercana es necesaria, casi indispensable, también en seminarios cuyos alumnos asistan a otros ateneos universitarios. Siempre resulta oportuno contar con un guía para el propio trabajo intelectual. Él puede atender personalmente a los estudiantes para motivar, dar sugerencias, aclarar dudas, supervisar el método de estudio, sugerir lecturas, etc. Le compete también la organización de las actividades académicas complementarias, de las que hablamos en el capítulo anterior.

Hemos mencionado el equipo de formadores. No es un mero "grupo" de encargados de la formación, que trabajan cada uno por su lado. El éxito de la marcha de un seminario depende, en buena parte, de que los formadores actúen con espíritu de equipo: colaboración, intercomunicación, aplicación conjunta de principios y consignas comunes, repartición de tareas y funciones... Este modo de actuar beneficia no sólo a la organización práctica del seminario sino también, y es lo más importante, a la formación personal de cada seminarista. Cada formador puede desempeñar mejor su misión particular si actúa según los mismos criterios que los demás formadores. El formando es orientado así por todos los formadores en una misma dirección. Por otra parte, ese espíritu de equipo de los formadores constituirá para todos los seminaristas un valioso testimonio de caridad, de unión sacerdotal y de capacidad de diálogo y colaboración: el día de mañana ese ejemplo iluminará su práctica ministerial, particularmente en el espíritu de colaboración con los demás sacerdotes. El rector debería ser el primero en poseer y fomentar el espíritu de equipo. Ni debe pretender hacerlo él todo, ni puede desentenderse de cualquier sector específico delegado a otro formador. Por eso, tiene que conocer y estimar a los formadores, motivarles y promover su colaboración activa; saber delegarles tareas y responsabilidades habituales o esporádicas; y coordinar los esfuerzos de todos en la misma dirección. Para ello es preciso que dedique parte de su tiempo a atender, escuchar, supervisar y guiar a cada uno de sus colaboradores.

El trabajo en equipo exige también que los formadores se reúnan periódicamente, bajo la presidencia del rector, para revisar la marcha del seminario, examinar los problemas que vayan surgiendo, sugerir soluciones y caminos de acción, y programar juntos los diversos aspectos de la vida del seminario.

El término "formador" se refiere en este capítulo principalmente al rector, el vicerrector, los directores espirituales, y los sacerdotes asistentes. Algunos consejos se podrán aplicar también, servatis servandis, a los confesores.


La figura del formador

Representante de Dios

Lo primero que conviene recordar al hablar del perfil del formador es que él está ahí por querer de Dios. Desde el punto de vista de la fe, antes que organizador, consultor o amigo, el formador es para los seminaristas representante de Dios. Ha sido una llamada divina la que ha invitado a los candidatos a seguir ese camino. Y ha sido un designio divino el que ha puesto a unos hombres concretos para que les ayuden a recorrerlo. Todo esto entra en la lógica de la naturaleza de la Iglesia, tal como la quiso su Fundador: una comunidad de creyentes en la que unos sirven a otros realizando un ministerio de autoridad.

Ése es el sentido de la autoridad del formador. Valen para él las palabras de Cristo: «quien a vosotros escucha, a mí me escucha, y quien me escucha, escucha a Aquél que me ha enviado» (cf. Lc 10,16; Mt 10,40). Si, como recordábamos alguna vez, el seminario es una comunidad eclesial, el rector del seminario es de algún modo pastor de los miembros de esa comunidad.

Es importante que tanto él como sus colaboradores sean conscientes, primero, de que su labor es un servicio de autoridad, y, segundo, de que su autoridad es servicio. No es un mero juego de palabras. Los formadores no pueden renunciar a su papel de guías, pastores, representantes de Dios para los que se preparan al sacerdocio. No pueden reducir su figura a la de un coordinador más o menos eficaz de un grupo humano. Dejarían de ser lo que Dios quiere de ellos. Pero, en cuanto representantes de Dios, deben ejercer su autoridad como Cristo, que «no vino para ser servido, sino para servir» (Mt 20,28). Esa autoridad les ha sido dada «para edificar y no para destruir» (2 Co 13,10). Ejercerla con espíritu de servicio significa tratar a los seminaristas de tal modo que expresen en su comportamiento la caridad con la que Dios los ama. Significa que toda su actuación debe guiarse por el deseo único de ayudar a los seminaristas a realizar su vocación y a alcanzar en ella su propia realización. Es el bien verdadero de los jóvenes a ellos confiados lo que debe orientarles siempre en sus decisiones y comportamientos: cuando aconsejan, cuando exigen, cuando dan permisos y cuando los niegan... Siempre, por encima de todo, el bien del formando, no el suyo propio.

Será ése el mejor modo de lograr que los seminaristas vean también en ellos, iluminados por la fe, auténticos representantes del Dios que les llamó a su servicio.


Representante de la Iglesia

En realidad, el responsable último del seminario y de la formación de los candidatos al sacerdocio es el obispo, pastor puesto por Cristo al servicio de toda la diócesis. Los formadores reciben de él su autoridad. Por tanto, son representantes de la Iglesia ante los estudiantes del seminario. Como tales, deben procurar actuar de acuerdo con la mente de la Iglesia, y seguir fielmente los reglamentos e indicaciones emanados por la Iglesia universal, la conferencia episcopal y su propio obispo. Se les pide que pongan en juego toda su capacidad, sus dotes, su inventiva. Pero siempre en armonía y en coordinación con quien tiene la responsabilidad suprema de la diócesis.

Por otra parte, su labor consiste en colaborar en la formación de sacerdotes de la Iglesia y para la Iglesia. Los seminaristas confiados a su cuidado están llamados a ser hombres de Iglesia, estrechamente unidos al Sucesor de Pedro y a los obispos en comunión con él. El amor del formador a la Iglesia universal y particular debería ser tan sincero y caluroso que lo infundiera en los seminaristas de modo espontáneo en todo momento, logrando crear un auténtico ambiente eclesial que propicia la entrega entusiasta y generosa de todos sus miembros.


Padre y amigo

El verdadero formador representa a Dios y a la Iglesia, no como un delegado legal, sino como quien hace de veras las veces del otro. En este sentido, podemos decir que es para los seminaristas verdadero padre y amigo. Nunca será buen formador quien cumpla su misión como un funcionario frío, por muy competente que sea.

La actitud de Pablo con los fieles de sus iglesias es una lección para el buen formador: «Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con vosotros, como una madre que cuida con cariño de sus hijos. De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos» (1 Ts 2, 7-8).

El formador es padre por su autoridad, por su experiencia, por su interés en la maduración integral de los seminaristas; es amigo por su cercanía, por su benevolencia siempre disponible... Como padre aconseja, motiva, exige, perdona; como amigo acompaña, colabora, comparte. Este modo de ser, si es de verdad sincero, fomenta espontáneamente la estima y apertura de los seminaristas. Cuando ellos perciben comprensión, magnanimidad, y respeto por parte del formador, se sienten llamados a corresponder con actitudes semejantes.


Maestro y guía

El joven que ingresa al seminario viene a aprender. Necesita un maestro. Es cierto que uno solo es el Maestro (cf. Mt 23,8). Pero también es cierto que Jesús envió a los suyos a enseñar (cf. Mt 28,20). El formador de sacerdotes ha sido llamado, por tanto, a enseñar la doctrina del Maestro, tal como él la confió a su Iglesia.

Pero prepararse para el sacerdocio es mucho más que aprender una teoría o asimilar unos valores: es aprender a vivir. El formador se convierte así en el maestro que enseña a vivir, es decir en guía de sus seminaristas.

Deberá enseñar y guiar al candidato en mil aspectos y detalles diversos. Todos son importantes. Pero su principal tarea será conducirle al encuentro del Maestro.


LECTURAS RECOMENDADAS

Presentamos a continuación el apartado correspondiente a este tema en el PLAN DE FORMACIÓN SACERDOTAL DE ESPAÑA. Puede ser útil conocerlo y compararlo con el de la propia nación o región y compartir observaciones con los demás sobre este tema.


V. LOS EDUCADORES DE LOS FUTUROS PRESBÍTEROS

249. «La Iglesia como tal es el sujeto comunitario que tiene la gracia y la responsabilidad de acompañar a cuantos el Señor llama a ser sus ministros en el sacerdocio»430. «El Espíritu de Jesús le da la luz y la fuerza para discernir la vocación y en el acompañamiento de su itinerario. No hay, por tanto, auténtica labor formativa hacia el sacerdocio sin el influjo del Espíritu de Cristo»431. El primer representante de Cristo en la formación sacerdotal es el obispo. Esta responsabilidad formativa del obispo respecto a los candidatos al sacerdocio exige que los «visite con frecuencia y en cierto modo "esté" con ellos»432. Al obispo, por tanto, le corresponde escoger a los formadores y profesores más aptos de que disponga, pues la formación de los futuros presbíteros depende en notable proporción de educadores idóneos; compartir con ellos la responsabilidad de las decisiones, darles ánimo y velar por su preparación inicial y permanente en los institutos, cursos y reuniones periódicas que se organicen con este fin en el ámbito regional, nacional e incluso internacional433. Es imprescindible que el obispo y los formadores dialoguen entre sí constantemente para abordar en unidad de pensamiento y acción la formación de los futuros pastores y la orientación en que esa formación se realiza434. El Seminario, como comunidad educativa, vive también en el continuo diálogo mutuo entre los que se forman y sus propios formadores435.

250. La formación de los futuros presbíteros es, a la vez, unitaria y compleja. Necesita de la atención de diversos educadores, entre los que es oportuno contar también con la colaboración de fieles laicos, hombres y mujeres436, según la función que se les encomiende a cada uno de ellos para que, constituyendo un auténtico equipo de trabajo, aporten sus aptitudes y experiencias y contribuyan eficazmente a la formación integral del alumno y al desarrollo de la vida de la comunidad educativa con un sentido verdaderamente eclesial437.

251. Entre los educadores de los seminaristas cabe señalar dos grupos:
_ el equipo de formadores, que cumplen con la función de atender a la marcha general del Seminario y que conviven con los seminaristas como en una auténtica fraternidad apostólica, y
_ el grupo de profesores, que están más directamente responsabilizados de la formación intelectual de los seminaristas y que deben constituir, juntamente con los formadores, un equipo de trabajo bajo la moderación del obispo y del Rector438.


1. El Rector

252. Corresponde al Rector, por designación del obispo, la dirección del Seminario y la prudente coordinación de cuantos constituyen la comunidad educativa. Entre otras responsabilidades, a él le compete:
_ representar al Seminario ante la comunidad eclesial y ante las autoridades civiles439;
_ en conformidad con la normativa de la Iglesia, en sintonía con las disposiciones del obispo, asegurar con caridad la unidad de dirección, favoreciendo su puesta en práctica con la colaboración por parte de todos, formadores, profesores y seminaristas440;
_ admitir, con los criterios y el consentimiento del obispo, a los aspirantes que desean ingresar en el Seminario, y discernir sus pasos a lo largo de las distintas etapas del proceso educativo;
_ presentar ante el obispo las características de cada candidato para que pueda formarse el juicio de idoneidad requerido antes de la admisión a las Órdenes sagradas;
_ en el cumplimiento de sus respectivas funciones todos deben prestarle la correspondiente obediencia de acuerdo con las normas establecidas para la formación sacerdotal y el Reglamento del Seminario. De igual modo, los formadores y profesores han de cooperar con el Rector para que los seminaristas observen las normas y el Reglamento con fidelidad441.


2. El Equipo de Formadores

253. El Equipo de Formadores, que está presidido por el Rector, ha de constituirse con sacerdotes que estén debidamente capacitados para el cometido que se les encomienda442:
_ que sean hombres de fe firme, bien motivada y fundada, vivida en profundidad, de modo que se transparente en todas sus palabras y acciones y que eduquen más por lo que son que por lo que dicen443;
_ que acepten responsablemente las líneas básicas y la forma concreta que el obispo determine en lo que se refiere a la formación de los futuros sacerdotes444;
_ que vivan con entusiasmo y realismo su condición de sacerdotes en la Iglesia y en el mundo de hoy y presten una atención positiva y crítica a la cultura contemporánea445;
_ que hayan dado muestras de madurez en el desempeño de funciones pastorales y estén dotados para el ejercicio de la tarea educativa, tanto por sus cualidades personales, entre ellas la madurez afectiva446, como por su preparación específica;
_ que valoren esta función educativa específica como forma plenamente válida de realización de su condición de pastores y tengan capacidad de colaboración y corresponsabilidad en la consecución del proyecto educativo447;
_ que estén abiertos para aprender, tengan capacidad para la escucha, el diálogo y la comunicación, sepan aceptar las críticas y observaciones y estén dispuestos a corregirse448;
_ que revisen constantemente el quehacer que se les encomienda y se esfuercen por renovarse y capacitarse cada día más con vistas a ejercerlo con mayor eficacia;
_ que, como verdaderos formadores de comunidad, sepan promover la corresponsabilidad y la participación de los alumnos en el proceso educativo449.

254. El Equipo de Formadores es un caso típico de equipo sacerdotal al servicio de una acción pastoral conjunta. En cuanto tal debe ser para los aspirantes al sacerdocio signo y ejemplo de grupo de vida que refleja el espíritu de la fraternidad apostólica:
_ por su estrecha relación con Cristo y su experiencia de fe contemplativa;
_ por su testimonio de comunión jerárquica ante los seminaristas;
_ por el espíritu evangélico de las bienaventuranzas y el amor a los pobres, reflejado también en su vivencia de la humildad y austeridad;
_ por su experiencia gozosa de vida comunitaria y de trabajo pastoral conjunto con sentido de Iglesia;
_ por el respeto mutuo y espíritu de colaboración y una clara visión de las funciones que han de realizar con unidad orgánica;
_ por la fortaleza y la perseverancia para la entrega a la misión con toda la dedicación que exige su atención al Seminario.

255. En el ejercicio de sus funciones, los formadores deben contar con la colaboración de verdaderos expertos en psicología y pedagogía. En todo caso habrá que respetar la libertad del seminarista para acudir a entrevistarse con estos expertos y será necesario su consentimiento para que éstos ofrezcan a los formadores los datos obtenidos. El juicio valorativo y la síntesis final pertenecen, por su propia naturaleza, al Equipo de Formadores450.

256. Formadores y seminaristas integran una misma y única comunidad y las relaciones entre unos y otros han de ser las que corresponden a una comunidad cristiana. Los formadores mantengan siempre, con entrañas pastorales, unas relaciones cordiales y afectuosas con los seminaristas, que no son meros destinatarios de su acción sino hermanos a quienes sirven desde el ministerio pastoral. Los seminaristas vean siempre en sus formadores a sus primeros pastores que buscan continuamente el mayor bien para ellos.

Todos, cada uno según su función, comparten la responsabilidad de programar, realizar y revisar la vida de la comunidad en todas sus vertientes de manera que se alcance la totalidad de objetivos que aquella persigue451.


3. El Director Espiritual

257. Entre las funciones del Equipo de Formadores merece atención especial la dirección espiritual. La dirección espiritual del propio sacerdote —tan claramente recomendada por la Iglesia— depende en gran medida de que desde seminarista haya vivido con seriedad la dirección espiritual durante los años de formación. Así, además, se capacitará experimentalmente para ejercer mañana la función de dirección espiritual, que va aneja a la condición de pastor del Pueblo de Dios. Cuiden, pues, los formadores de que cada seminarista tenga su Director Espiritual452, desde el ingreso en el Seminario, «a quien abra su conciencia humilde y confiadamente para que se dirija con mayor seguridad por el camino del Señor»453.

258. El obispo designará a uno de los formadores del equipo como Director Espiritual de la comunidad, quedando sin embargo libres los seminaristas para acudir a otros sacerdotes que hayan sido destinados por el obispo para esta función454.

259. Todo Director Espiritual considerará fundamental en su función la orientación de la experiencia personal del seminarista en todo el acompañamiento espiritual, especialmente en lo que respecta al progreso en la vida de oración y en el discernimiento, desde la conciencia del seguimiento vocacional a Cristo en el sacerdocio ministerial. Para todo ello el Director Espiritual deberá tener las necesarias aptitudes así como haberse formado él mismo en Teología Espiritual y en otras ciencias del conocimiento y guía de las personas.

260. Competencias propias del Director Espiritual de la comunidad, realizadas siempre en perfecta sintonía con el resto del Equipo de Formadores, serán entre otras:
_ asumir la responsabilidad de la orientación unitaria de la comunidad en la vida espiritual y, de forma general, en todo lo que atañe a la vertiente religiosa de la formación. Esta responsabilidad comporta la oportuna programación y desarrollo de ejercicios y retiros espirituales, pláticas, etc.;
_ coordinar a los sacerdotes autorizados por el obispo para ser directores espirituales o confesores de los alumnos, a fin de asegurar la unidad de criterios en el discernimiento de la vocación 455;
_ cuidar especialmente la dimensión penitencial de cada alumno y de la comunidad. A ello contribuirán notablemente las celebraciones penitenciales periódicas en las que colaborarán los demás formadores y otros sacerdotes designados para ello por el obispo;
_ estar a completa disposición de los alumnos para su atención espiritual individualizada en la marcha de la propia formación desde la intimidad de conciencia.

261. El Seminario debe ofrecer, además de los confesores ordinarios, la presencia regular de otros confesores; y quedando a salvo la disciplina del Centro, los alumnos podrán también acudir siempre a cualquier confesor tanto en el Seminario como fuera de él456. En todo caso, para cuidar la unidad del proceso de dirección espiritual del Seminario, se ha de evitar que un confesor llegue a asumir las funciones de dirección espiritual sin haber sido designado por el obispo457.


4. El Moderador Pastoral

262. En el Equipo de Formadores tiene especial relevancia el Moderador Pastoral458 que se encarga de programar, desarrollar y evaluar con los seminaristas las prácticas pastorales. Para ello deberá estar en contacto con el Vicario de Pastoral y con los sacerdotes e instituciones de la diócesis en cuyo ámbito se inicien los seminaristas en esas prácticas.


5. El Prefecto o Director de Estudios

263. En el grupo de profesores junto con el Rector, modera y coordina el ámbito académico el Prefecto o Director de Estudios, quienes proveerán con diligencia que los profesores desempeñen debidamente su tarea según las normas para la formación sacerdotal y el Reglamento del Seminario459.


6. Los profesores

264. La formación de los futuros sacerdotes exige un número suficiente de profesores con la preparación, competencia y titulación requeridas, con la necesaria dedicación para el ejercicio de la docencia y atención personal a los alumnos, el estudio y la investigación460.

265. La acción pedagógica de los profesores, que se desarrolla fundamentalmente en las clases y que se complementa en el contacto personalizado con los seminaristas, influye decisivamente en la formación de los futuros pastores. También contribuye a su formación el testimonio personal de vida que los profesores den a los seminaristas. Supuestas las condiciones de idoneidad científica y pedagógica y de titularidad y misión jerárquica para la docencia, habrán de esforzarse por desempeñar su función no sólo como profesionales de la disciplina que enseñan sino básicamente como testigos del Evangelio que sirven a la Iglesia en el campo de la investigación y la docencia. Su creatividad investigadora y docente, enraizada en la fidelidad al Magisterio de la Iglesia, los realizará como maestros que profesan la enseñanza con quienes serán a su vez maestros del Pueblo de Dios.

266. La relación adecuada y frecuente del grupo de profesores con el Equipo de Formadores del Seminario favorecerá la articulación entre la formación humana y espiritual, intelectual y pastoral dentro del proceso educativo integrado y coherente de toda la formación sacerdotal461. Procuren el Rector y el Director de Estudios que se reúna periódicamente el Claustro de Profesores donde, además de los asuntos ordinarios, se estudien los problemas que presentan las distintas disciplinas en orden a conseguir la armonía de toda la doctrina de la fe462 y asegurar los métodos pedagógicos convenientes. En estas reuniones traten, como equipo de trabajo, sobre sus alumnos, y estén atentos a recoger el impacto que produce su enseñanza en los seminaristas; así tendrán viva conciencia de su responsabilidad en el proceso formativo y participarán además en el proceso selectivo de los alumnos463.

267. Los profesores de Facultades de Teología, y de Centros Agregados o Afiliados a ellas, que imparten el ciclo institucional de los Estudios Teológicos a seminaristas, tengan siempre muy en cuenta que también es misión particular de una Facultad de Teología cuidar la científica formación teológica de aquellos que se preparan para el presbiterado, pues están formando futuros pastores464. En estos casos procúrese lograr una buena armonía entre la enseñanza teológica y pastoral con la líneas formativas del Seminario, con su visión del sacerdocio y de las varias cuestiones concernientes a la vida de la Iglesia465.

268. A los profesores se les pide: «ser hombres de fe y llenos de amor a la Iglesia, convencidos de que el sujeto adecuado del conocimiento del misterio cristiano es la Iglesia como tal, persuadidos por tanto de que su misión de enseñar es un auténtico ministerio eclesial, llenos de sentido pastoral para discernir no sólo los contenidos, sino también las formas mejores en el ejercicio de este ministerio. De modo especial, a los profesores se les pide la plena fidelidad al Magisterio porque enseñan en nombre de la Iglesia y por esto son testigos de la fe»466.

Para publicar sus respuestas en los foros del curso
http://foros.catholic.net/viewforum.php?f=68

Preguntas y comentarios a los moderadores:

P. Ramón Guardamino, L.C.
http://www.es.catholic.net/consultas/consultorio.php?id=6

P. Mario Sabino González, LC
http://www.es.catholic.net/consultas/consulta.php?id=79&com=1


Consultar sesiones anteriores
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Ricardo Tribin
Esporádico


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MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 2:07 pm    Asunto: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»? ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

Asi es. El formador debe estar preparado y convencido de lo que va a transmitir y el seminarista tambien convencido de que esta dispuesto con agrado a recibir la formacion.

Dice el refran que " Cuando el alumno esta listo, el maestro aparece.
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jguerras100
Esporádico


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MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 3:09 pm    Asunto: Re: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

- ¿Se experimenta en el seminario la cercanía de los formadores? ¿de todos?

En general sí, pero en lo particular siempre depende del carácter de cada formador, porque mientras algunos pocos son mas extrovertidos la generalidad es introvertido y muy técnico o pedagógico, no intiman más que lo de un programa ya establecido, no se va mas allá de eso. Pero en general se realizan convivencias donde dependerá también de cada formando.

- ¿Quién es el formador que más influye en tu formación: el rector, el vicerrector, el director espiritual, el confesor, los profesores…?

El director espiritual dado que el tiene un panorama real y directo, así como lo más profundo mío es conocido por él y su labor involucra el ganarse mi confianza y aconsejarme adecuadamente con la Palabra de Dios y sobre todo por mostrar que el ya paso por esos mismos acontecimientos y puede asesorar por su propia experiencia más que por ser un juez sino por ser un padre que guía a sus hijos a que sean mejores cada día en el temor de Dios, de ahí parten las mejores decisiones en nuestra vida hoy y siempre.



- ¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»? ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

En parte si, debido a que la influencia de cada formador es indiscutible en el formando pero siempre privilegiando al Señor y no a los hombres, porque si la vocación es real no solo no nos fijaremos en los errores o mal genio del formador sino en lo que nos muestre aunque sea teóricamente, y nuestra meta, destino y llamado dependerá de Dios y no de quien nos toque como maestro, además afortunadamente no es un solo formador sino un grupo que ya en lo particular se compensa y equilibran para así conocer tanto lo que debemos hacer como lo que no debemos.
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Adilson
Nuevo


Registrado: 10 Nov 2008
Mensajes: 5

MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 3:28 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

- ¿Se experimenta en el seminario la cercanía de los formadores? ¿de todos?
La respuesta es negativa, pues siempre se presenta una jerarquia, lo que limita la cercanía, y con esto sugen los consentidos, lo que prejudica en mucho la formación.

¿Quién es el formador que más influye en tu formación: el rector, el vicerrector, el director espiritual, el confesor, los profesores…?
Los que más influyen son los profesores, pero estos ni siempre son miembros de la institución, y sus aportes no son de todo conocido de la equipo formativa.
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José Mauricio Altamirano
Constante


Registrado: 30 Nov 2005
Mensajes: 740

MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 5:38 pm    Asunto: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

“Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo ese con todos ustedes”

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- ¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»? ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

Lo primero que conviene recordar(ustedes mismos lo dicen) al hablar del perfil del formador es que él está ahí por querer de Dios. Desde el punto de vista de la fe, antes que organizador, consultor o amigo, el formador es para los seminaristas representante de Dios. Ha sido una llamada divina la que ha invitado a los candidatos a seguir ese camino.De igual forma se dijo antes que el llamado a los seminaristas a ser sacerdotes, viene del Espíritu Santo y lo copio textualmente de la entrega # 1:
Ante todo, pues, veremos que el sacerdote es tomado. O, dicho de otro modo, es llamado. No se llama él a sí mismo, no inventa él su camino. Su identidad y misión nacen de una vocación. Él está para servir a los hombres en lo que se refiere a Dios. Y, más concretamente, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Un puente entre Dios y los hombres, a través del servicio de la palabra y de los sacramentos.
Pero de todos modos yo creo firmemente, que tanto el formador, que antes fue seminarista, y el seminarista mismo son sabiamente llamados por Dios para esa labor tan importante y si el formador de ambos es El Mismo Espíritu Santo, no me queda duda alguna de que “a tal formador tal formación” y por lo tanto la formación del seminarista depende de los mismos formadores.
Un abrazo fraterno a todos
Mauricio
“Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo”(San Agustín)
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rodrigofcleon
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MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 7:55 pm    Asunto: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador.
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

¡VTR!

Yo considero que el formador debe tener muy en cuenta que su labor siempre será de instrumento del Espíritu Santo. Debe estar abierto y consciente que entre más se abra a Dios y permita que Él actué en él, mayores serán los logros y frutos.

No creo que sea prudente hablar de cuál es el papel más importante entre los formadores del seminario, ya que al final de cuentas todos deben tener el mismo objetivo: la formación integral del sacerdote Católico. Y para que se logre esto, es necesario la colaboración de un buen rector, confesor, director espiritual, prefecto de estudios, etc, junto a la gracia del Espíritu Santo.

En mi experiencia como pedagogo, he visto que cuando un equipo de formadores está unido, es más fácil que se logren los resultados. Esa unión no debe ser simplemente exterior, sino que se debe interiorizar hasta lograr una unión profunda, en la que se compartan responsabilidades, éxitos y fracasos, alegrías y tristezas.

Finalmente, creo que es válido que cada formador meta su sabor y tinte personal a su misión, si bien es importante, como se señala en el texto, seguir las pautas que marca la Iglesia Universal y cada diócesis en particular, pues la Iglesia es Una, si bien la formamos muchos.

_________________
Afectísimo en Cristo,
Rodrigo Fernández de Castro De León
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Eduardo Espinosa Vasquez
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MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 8:35 pm    Asunto: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

EL FORMADOR EN EL SEMINARIO


PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA DISCUSIÓN EN EL FORO

Nota: no es necesario responder a todas las preguntas, cada uno es libre en eso. Se sugiere responder sobre todo a aquellas en las que uno tenga alguna idea o experiencia interesante que pueda enriquecer a los demás, que es de lo que se trata. Incluso puede comentar una pregunta que corresponda a otro grupo, u otro asunto relacionado con el tema que estemos viendo.


Formadores
- ¿Qué medios le han ayudado a fomentar el espíritu y trabajo en equipo entre los diversos formadores en el seminario? ¿Hay unidad en su modo de actuar con los seminaristas?


Pienso que primero que todo el formador debe tener bien claro que vino a servir y no a ser servido. Es fundamental tener bien claro que no se es formador, se es acompañante de un hermano que el Señor nos regalo y de quien debemos de dar cuenta a Dios sobre nuestra labor de acompañantes.
Es necesario tener criterios claros y definidos sobre el rol que cumple cada uno de los “formadores” y en donde cada uno se respete su espacio. El ser formador no es un papel de protagonismo, lo que acarrea celos, envidias, querer aparecer. El que tiene que aparecer es Cristo y no la figura del formador.
Teniendo unos criterios claros sobre los distintos roles que se viven en un seminario y sobre las funciones que les corresponde a cada uno, debe existir un profundo respeto de unos para con otros, tomando conciencia de la necesidad de trabajar en equipo, pues esto lo evidencian fácilmente los seminaristas.
Para lograr este fin se requiere no descuidar la vida de oración, el diálogo permanente, día a día, acompañar a los seminaristas en todo momento, no desautorizarse y menos en público.
Algo que nos ha funcionado muy bien en nuestro seminario es que para evitar conflictos en ocasiones entre los mismos formadores, entre nosotros los formadores nos pusimos de acuerdo que uno solo está facultado para conceder o no conceder permisos de salida a los seminaristas. A los seminaristas se les expuso que únicamente el Padre XXX es el facultado para conceder “permisos” y que por tal motivo no fueran a recurrir a ningún otro formador, pues ninguno le dará permiso. Esto nos ha funcionado a las mil maravillas.
Igualmente hemos tenido éxito al programar con ellos las distintas actividades, sin olvidar nuestro rol de formadores, se les permite a los jóvenes opinar y participar en la toma de algunas decisiones que comprometen la vida del seminario. De este modo se tienen responsabilidades compartidas y los seminaristas se sienten comprometidos con su propio proceso de autoformación.
En nuestro caso existe perfecta unidad en el equipo de formación. Se requiere un dialogo permanente y constante de todos los aspectos que atañen la vida del seminario. Todos los días nos reunimos los formadores en la mañana y compartimos las vivencias y expectativas. En el mes realizamos una reunión formal con acta y todo lo que implica un tipo de reunión de estas pero también como lo he expresado todos los días nos encontramos en el comedor luego de las comidas, en un pasillo, en un jardín en cualquier espacio y dialogamos sobre la marcha del seminario.
Otro gran triunfo es el no tener amistades especiales con ningún seminarista, el rotarnos en la presidencia de las eucaristías, el que todos los estudiantes puedan acceder a dialogar con cualquiera de los formadores.
Las decisiones se dialogan antes de presentarlas a los seminaristas por sencilla que sea. Esto facilita hablar un solo lenguaje.
Por último los formadores debemos de tener conciencia clara de servicio a ejemplo de Jesús quien pasó por el mundo haciendo el bien.
_________________
Fray Eduardo Espinosa Vasquez
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Pbro. Francisco Rodríguez
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MensajePublicado: Sab Ene 10, 2009 11:42 pm    Asunto: RE: 10. El Cuadro de formadores y la figura del formador.
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

Con el gozo de haber celebrado la navidad y el año nuevo, les deseo paz y bienestar a todos. Reciban un cordial saludo en el Señor.

¿Creé que hay carencia de buenos rectores, confesores o directores espirituales?

Me parece que responder la pregunta como tal tiene su riesgo: si digo que "si hay carencia" corro el riesgo de desprestigiar a tantos hermanos sacerdotes dedicados a la formación pues eso implicaría desconfianza en su misión; si digo que "no hay carencia" es demasiado pensar en la "excelencia" olvidando las limitaciones.

Recuerdo que en el "directorio para la formación de los formadores" en el inicio del docuemento se habla de los retos que enfrenta hoy la formación ya que dice respecto a esto: "hay sacerdotes capaces que pueden pero no quieren, hay quienes quieren pero no pueden (no están capacitados) y muchas veces aceptan los que no quieren ni pueden". Esto nos hace ver que aunque nos paresca duro reconocer pero hay carencia de buenos formadores (no me refiero a una excelencia y perfección, sino a lo más básico en la persona el formador). Grandes retos enfrentan hoy los Obispos a la hora de elegir a los formadores.

En temas anteriores hemos hablado de la "formación permanente" del sacerdote. Considero que el formador debe destacar por el interés en su formación permanenete como tal. Me alegra encontrar en este curso-foro a muchos formadores, pero me pregunto: de nuestras diócesis ¿todos los formadores están haciendo este curso?, por lo menos los están siguiendo en lectura?. Me parece que aquí está la cuestión, no es la carencia de formadores sino el interés de quienes desempeñan esta tarea por formarse como formadores, aspirando a un crecimiento constante. Otro elemento que me parece importante es que los Obispos deben "invertir" en formar formadores. Sucede con frecuencia que por el hecho de enviar a un sacerdote a una especilización en disciplinas eclesiásticas, se dé por hecho que ha adquirido la capacitación para ser formador.

En cuanto a que si los confesores, directores espirituales y profesores son parte del equipo formador, lo son aunque no todos residan en el seminario. Pero me parece que tal y como lo ha expresado el texto todos deben esforzarse por hacer veredadero equipo en tan excelente misión pastoral, teniendo la principal responsabilidad el rector, si él no se interesa habrá dispersión y no se alcanzarán los objetivos deseados. Es de agradecer a los actuales formadores su trabajo pero es de desear un mayor compromiso en ellos por ser los mejores.

Estoy muy de acuerdo con Eduardo Espinosa Vasquez en los aspectos prácticos que señala, ya que si los formadores toman acuerdos, que los respeten hasta sus últimas consecuencias, eso es signo de unidad en un equipo.

Ánimo a todos los formadores que no están solos y rezo por ustedes. Que Dios los bendiga e ilumine siempre.

P. Paco R.
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Salomón Orlando
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Registrado: 11 Nov 2008
Mensajes: 37

MensajePublicado: Dom Ene 11, 2009 4:24 am    Asunto: El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Seminaristas
- ¿Se experimenta en el seminario la cercanía de los formadores? sí ¿de todos? no
- ¿Quién es el formador que más influye en tu formación: el rector, el vicerrector, el director espiritual, el confesor, los profesores…?
el formador que más influye en mi formación es el
Maestro y guía

El joven que ingresa al seminario viene a aprender. Necesita un maestro. Es cierto que uno solo es el Maestro (cf. Mt 23,Cool. Pero también es cierto que Jesús envió a los suyos a enseñar (cf. Mt 28,20). El formador de sacerdotes ha sido llamado, por tanto, a enseñar la doctrina del Maestro, tal como él la confió a su Iglesia.

Pero prepararse para el sacerdocio es mucho más que aprender una teoría o asimilar unos valores: es aprender a vivir. El formador se convierte así en el maestro que enseña a vivir, es decir en guía de sus seminaristas.

Deberá enseñar y guiar al candidato en mil aspectos y detalles diversos. Todos son importantes. Pero su principal tarea será conducirle al encuentro del Maestro.
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Jorge Batista
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Registrado: 23 Nov 2008
Mensajes: 38

MensajePublicado: Dom Ene 11, 2009 7:35 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

Estas de acuerdo con esta frase: a tal formador, tal formacion.
¿La formacion del seminarista depende de sus formadores?

En sentido objetivo, si estoy deacuerdo a la importancia del formador en el proceso de formacion del seminarista. La Iglesia reconoce que el formador debe estar preparado, en todo el sentido pastoral, intelectual, humano y espiritual para una mision fundamental para todos como Iglesia
que es educar un sacerdote catolico integro y profundo en su vida y convicciones.
En sentido subjetivo para quien este llamado al sacerdocio, las dificultades que se acarren en el proceso con los formadores, pueden llevar a un crecimiento y madurez, si se tiene un sentido profundo y constante de seguimiento a Jesús. Animo.
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Hilario Cedeño Chávez
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Registrado: 20 Nov 2008
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MensajePublicado: Dom Ene 11, 2009 10:24 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

Foro 10.

1.- Se pregunta si hay carencia de buenos rectores, confesores y directores espirituales en los Seminarios. Me parece que para cualquier servicio en el Seminario, los obispos siempre encuentran cierta resistencia, por tanto creo que SI HAY CARENCIA, SEA POR LA RAZÓN QUE SEA.

2.- A la segunda pregunta, SI ESTOY DE ACUERDO EN QUE LOS CONFESORES Y DIRECTORES ESPIRITUALES FORMEN PARTE DEL EQUIPO FORMADOR, porque aunque tienen su área específica, pueden ayudar al equipo formador en la clarificación y el discernimiento de los seminaristas. Recordemos que es un trabajo en equipo, que todos deben aportar su testimonio y dar seguimiento personalizado a los alumnos.

Habrá que insistir en romper los indivudualismos que con frecuencia se dan y fortalecer el equipo según lo planteado en el tema.

Hilario msps.
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Monica L. Moreno y G.
Asiduo


Registrado: 18 Feb 2007
Mensajes: 194
Ubicación: Mexico D.F.

MensajePublicado: Lun Ene 12, 2009 1:37 am    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Otros participantes
- ¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»? ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

Creo en lo particular, que uno absorbe parte del profesor, ya sea ideas o formas.

Pero creo que dentro de cada uno sabe si está bien o mal lo que nos dicen.

En lo particulas existen formadres que son malas, pero confiaban en el Señor y seguíen adelante, pero existen personas que absorben las enseñanzas de tal formedor, y salen muy mal preparados.
_________________
¡En la Voluntad de Dios!
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Sergio Héctor Casas Silva
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Registrado: 16 Feb 2007
Mensajes: 31

MensajePublicado: Lun Ene 12, 2009 5:18 pm    Asunto: Mi opinión
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

- ¿Cree que hay carencia de buenos rectores, confesores o directores espirituales?

Sí, creo que hay gran carencia de buenos rectores, confesores y directores espirituales. Creo también que la crisis desatada a partir del Vaticano II es una de las grandes responsables de aquellas carencias.

- ¿Está de acuerdo en que los directores espirituales y confesores son parte del equipo de formadores? ¿tiene esto consecuencias prácticas?

Sí, estoy de acuerdo.
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Alan Josué Saldaña García
Asiduo


Registrado: 27 Feb 2007
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Ubicación: En todo el mundo

MensajePublicado: Lun Ene 12, 2009 11:01 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

¿Se experimenta en el seminario la cercanía de los formadores? ¿de todos?
- ¿Quién es el formador que más influye en tu formación: el rector, el vicerrector, el director espiritual, el confesor, los profesores…? En la Orden a la que llevaba mi formación realmente no se lleva este margen de formación, se reduce solamente a un formador o Padre Maestro, dejándole a él básicamente la dirección y formación, tenemos profesores que nos dan cursos y en la universidad de filosofía, creo que por mi parte debió y debe tener mas cercanía a los formadores, poner más encargo y tener todos esos elementos citados.
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DIOS es AMOR y ha creado al Hombre por AMOR y para AMAR. He aquí la formula de la PAZ que el MUNDO busca AMAR A DIOS Y AL PROJIMO

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Warner Enrique
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MensajePublicado: Mar Ene 13, 2009 4:30 pm    Asunto: respuesta al tema del 10 de enero
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Mira, en realidad pienso que efectivamente hay una serie de procesos en la formacion de los sacerdotes, en los seminarios es necesario dar un mayor apoyo al tema planteado pues es peligroso caer en un intlectualismo, cosa que desbalancea la formacion. es muy importante abrir el espaci, tal como se plantea en la refleccion al director espiritual y al confesor, son personas clave, pues le da una integralidad formativa al proceso, pero no deben ser momentos puramente puntuales, sino que integrados en el proceso formativo, igualmente me parece importante la integracion de la praxis pastoral en dicho proceso, pues no solo ayuda a descubrir habilidades y afinidades en el ambito pastoral, sino que además permite dar un sentido mas realista a la misma formacion, abiertos a las nuevas fronteras que vive nuestro entorno.

En sintesis, si, se necesita un verdadero proyecto, mas efectivo e integral, donde el mismo seminarista sea no solo conciente, sino que de verdad se sienta el principal protagonista en su misma formacion. Los laicos y las familias en general son otro elemneto que no se debe descartar, hay que potenciar estos contextos, pues considero que el plan de formacion no debe limitarse al momento actual del seminarista, sino a la formacion de los fieles, pues son las familias donde se gstan los valores que luego seran potenciados en el seminario. las carencias o deficioencias en este sentido tienen una directa repercosion en la formacion.
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Espero que podamos encontrarnos en este lugar con espectativas que nos permita consolidar mejor nuestro ministerio y fomentar una cultura de mayo solidez cristiana.
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Warner Enrique
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Ubicación: Costa Rica

MensajePublicado: Mar Ene 13, 2009 4:43 pm    Asunto: a tal formador, tal formacion?
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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que triste, eso es algo que se cumple mira en el momento mismo en que se carce de unplan efectivo, cuando el capricho impera y se hace lo que YO DIGO.

es necesario tomar muy en cuanta todas las recomendaciones que se da en este courso y sobre todo los documentos de la iglesia, ver la historia misma de la iglesia y nos damos cuanta como la accion del espiritu santo permite ir perfilando el sacerdote que se necesita en cad època.

de aqui la necesidad de tener claro los principios de nuestra fe, con criterios biblicos, analizar los aportes y riquezas que se han dado en las distitntas etapas de la historia, pero es preciso evaluar algunos aspectos quiza no fundamentales, que deben adaptarse al mundo actual, de modo especial lo post conciliar.

Importante superar el individualismo en la formacion. Debemos dar respuestas concretas a las urgencias pastorales actuales, pero sin perder la escencia de nuestro ser sacerdta, creo que ese es el reto para los formadores, descubrir el justo equilibrio, pero dando el debido acompañamiento e incluso dando el protagonismo debido al seminarista emn su propia formacion.

no olvidemos la funcion vital del espiritu Santo en este proceso, con el fin de no convertir el ministerio sacerdotal en un simple cumplimiento de funsiones sociales, sino que de verdad sea persiva la iglesia como esa institucion humano divina que, en medio de su realidad temporal, sepa santificar el mundo, y de modo especial por medio de los servidores del Señor que donan su vida en el sacerdocio y que convocados por Dios debemos comprometernos por el crecimiento integral en nuestra vida, donde muchas cosas pueden tambalear quiza, pero para quienes la santidad no debe ser nunca una opcion, sino un imperativo que nos compromete a la cualificacion y nos impulsa al celo por la salvacion de las almas. que el señor nos ayude a todos, pues este es un tema muy importante.
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Espero que podamos encontrarnos en este lugar con espectativas que nos permita consolidar mejor nuestro ministerio y fomentar una cultura de mayo solidez cristiana.
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MensajePublicado: Mar Ene 13, 2009 8:57 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

FORO CAPITULO 10

A la luz de mi experincia como docente, creo que estoy de acuerdo con la frase "a tal formador, tal formación", ya que, aunque se tenga la iluminación y la guía del Espíritu Santo, es el formador el que al final va a terminar de moldear, de darle forma en diversos aspectos al formando. Si el formador es frío, apático, si sólo se dedica a la parte intelectual, esa actitud la van tomando también los formandos. El formador debe ser un guía en todos los aspectos de la formación: espiritual, pastoral, intelectual y humana, para que le brinde las herramientas adecuadas al formando y sea este, al final, con su autoaprendizaje, quien dé lo mejor de su persona en todos los aspectos.

Por eso es que he insistido a lo largo de estos foros, que el seminarista necesita más profundidad en la formación humana, ya que se tiende a fortalecer la formación espiritual dándole pautas de oraciones, retiros, silencios espirituales, o la formación intelectual, llenando los contenidos curriculares con teología y filososfía, ética y moral, y la formación humana la dejamos casi de lado o que la realicen como práctica en la comunidad.

Por lo tanto la formación debe ser integral, con un formador íntegro, cabal y un formando lleno de Dios, pero con su lado humano también.
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73107943
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Registrado: 11 Nov 2008
Mensajes: 32

MensajePublicado: Mar Ene 13, 2009 8:59 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

FORO CAPITULO 10

A la luz de mi experincia como docente, creo que estoy de acuerdo con la frase "a tal formador, tal formación", ya que, aunque se tenga la iluminación y la guía del Espíritu Santo, es el formador el que al final va a terminar de moldear, de darle forma en diversos aspectos al formando. Si el formador es frío, apático, si sólo se dedica a la parte intelectual, esa actitud la van tomando también los formandos. El formador debe ser un guía en todos los aspectos de la formación: espiritual, pastoral, intelectual y humana, para que le brinde las herramientas adecuadas al formando y sea este, al final, con su autoaprendizaje, quien dé lo mejor de su persona en todos los aspectos.

Por eso es que he insistido a lo largo de estos foros, que el seminarista necesita más profundidad en la formación humana, ya que se tiende a fortalecer la formación espiritual dándole pautas de oraciones, retiros, silencios espirituales, o la formación intelectual, llenando los contenidos curriculares con teología y filososfía, ética y moral, y la formación humana la dejamos casi de lado o que la realicen como práctica en la comunidad.

Por lo tanto la formación debe ser integral, con un formador íntegro, cabal y un formando lleno de Dios, pero con su lado humano también.
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Oscar Piñango
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Registrado: 26 Feb 2007
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MensajePublicado: Mie Ene 14, 2009 4:38 am    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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- ¿Cree que hay carencia de buenos rectores, confesores o directores espirituales?

Yo considero que existen buenos rectores en la mayoría de los seminarios de mi país, pero siempre es necesario formar nuevos formadores tanto académica como espiritualmente para que acepten el reto de llevar las riendas de un seminario. No es fácil, porque en algunos casos he visto que el rector quiere influenciar según su opinión la estructura y funcionamiento del seminario, produciendo un desfase entre el equipo, o que debe ser corregido y supervisado por su Obispo correspondiente mediante conversaciones, visitas, diálogos con los otros formadores y sobre todo, con oración. E cuando a los confesores y directores espirituales, opino que existen muchos y muy buenos, con sus excepciones para ser realistas, estos cumplen una función muy importante guiados por el Santo Espíritu, y al mismo tiempo son unos de los pilares espirituales de los formandos. Lo que hace falta es estimular más el ánimo de otros sacerdotes para acercarse al seminario, compartir experiencias, y futuros equipos de trabajo, de esta manera, se crearán equipos diversos orientados hacia el camino que Cristo les abrió, siendo ellos responsables de conducir a otros según su experiencia y discernimiento, y de esta manera lograr sacerdotes que tengan apoyo, compañía y sobre todo ejemplos de vida en el Amor de Dios.

- ¿Está de acuerdo en que los directores espirituales y confesores sean parte del equipo de formadores? ¿Tiene esto consecuencias prácticas?

Yo considero que los directores espirituales y confesores pueden ser o no del equipo de formadores. Es necesario recordar la gran responsabilidad académica, formativa, espiritual, y en diversas áreas que tienen estos equipos, y a al ser parte del equipo de formadores pueden contribuir al trabajo en equipo de todos, tanto de los formandos como de los formadores; pero si es el caso de que no sean del equipo, éstos tienen que involucrarse de alguna manera con el equipo formador, ya que es necesario estar unidos en la misma misión que Cristo les asignó con tanto celo y amor. En la práctica pudieran darse diversas situaciones, tanto si son del equipo o no. En el primer caso, al ser del equipo, deben recordar que son parte de la formación, y al mismo tiempo directores, sabiendo asumir sus compromisos y responsabilidades, no confundiéndolas sino complementándolas, porque pudiera caerse en contradicciones; y en caso de no ser del equipo, en la práctica puede darse un alejamiento o desfase entre la realidad del seminario y la realidad del confesor, quien está ajeno a lo que sucede, por eso sea cual sea el caso, los confesores y directores espirituales, tanto del equipo como externos, la noción de equipo debe tenerse presente para contribuir a fortalecerlo y ayudar a los seminaristas de la mejor manera posible.
_________________
Oscar
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René Héctor Martíinez Mez
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Registrado: 01 Sep 2008
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MensajePublicado: Mie Ene 14, 2009 4:25 pm    Asunto: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Otros participantes
- ¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»?
En el contexto del texto si, mas sin embargo no considero que solo debe de limitarse a hacer comprender al educando teniendo como objetivo el obtener la ayuda y apertura por parte del seminarista.
Es algo por lo que creo que muchas veces hemos pasado, como algo propio y por parte de nuestros compañeros, que se abren a nuestros proyectos y colaboran con ellos, pero no los viven. En este sentido considero que el formador además debe de estar conciente del grado de entrega y de despertar la motivación de los educando para que consideren que su formación es parte integral de su vida:
• Primero como seminaristas, sacerdotes en formación.
• Segundo como futuros sacerdotes, formadores, guías e integrantes de comunidades parroquiales.
• Tercero ser sacerdote es una vida.

¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?
No, y esto ya se discutió anteriormente en lo que se refería a la autoformación, si bien es cierto debe de haber un estrecha relación entre formadores y formandos, pero se debe de tener como objetivos la independencia, por así decirlo aunque esta no debe de caer en el individualismo por parte del seminarista, en el sentido de fomentar los hábitos de investigación, lectura, curiosidad del seminarista, de tal forma que este tenga la capacidad de poder valerse por si mismo, pero teniendo en cuenta de no perder el espíritu y los valores comunitarios del seminarista.
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MARCELO M
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Registrado: 23 Nov 2008
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MensajePublicado: Mie Ene 14, 2009 9:51 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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¿Cree que hay carencia de buenos rectores, confesores o directores espirituales?
Bueno no diría carencia, existen excelentes sacerdotes con capacidad de realizar esta labor pastoral, lo que personalmente creo es que nuestra juventud es más inestable que nunca, no sabe lo que quiere y eso ocurre con muchos seminarista, pese ha realizar un adecuado acompañamiento vocacional una vez cursados los primeros años principalmente de teología comienzan las deserciones, alegando que ya se dieron cuenta “que esta no es su vida” o que “desean formar una familia” y otros alegatos muy valederos pero que desconciertan.
La falta de un verdadero compromiso nos reta a profundizar cada vez más los acompañamientos en los grupos vocacionales, de manera que podamos ayudar al joven a optar de una forma madura .

- ¿Está de acuerdo en que los directores espirituales y confesores son parte del equipo de formadores? ¿tiene esto consecuencias prácticas?
Bueno dentro del cuadro de formadores todos sus miembros cumplen un papel importante, y es bueno tener claro que estos dos momentos son importantes en el crecimiento vocacional, el director espiritual por su parte ayudará al seminarista a llevar una buena vida de fe, dando pautas para mantener su espíritu adentrado en Dios, mientras que el confesor, ayudará en la limpieza de la conciencia y una adecuada vivencia de la moralidad.
En cuanto a las consecuencias prácticas el director espiritual y el rector o decanos pueden llevar una conversación sobre como el formando se halla, caso que no ocurre con el confesor
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Padre Jairo Yate R.
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Registrado: 03 Dic 2008
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MensajePublicado: Jue Ene 15, 2009 4:50 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Mi comentario: No creo que haya carencia de rectores o de formadores. Lo que la experiencia muestra es un bajón en el nivel de calidad en los futuros ministros últimamente. El mundo al que nos enfrentamos no es tan fácil como parece: tenemos en contra una pérdida de valores en nuestra sociedad, contamos con una moral subjetiva, el mundo marcha hacia el excentricismo. Estos elementos que no son novedosos pero si preocupantes para discernir las vocaciones, ponen en riesgo la calidad de los presbiterios y por ende el cumplimiento de la misión encomendada por el Maestro.
Me acojo al comentario de una cadena internacional de noticias, la cual decía: La Iglesia católica está llamada en este siglo a revisar sus criterios y objetivos en la formación de los futuros sacerdotes. …. Creo que revisar criterios es también mirar cómo está funcionando el equipo de formadores de un seminario. Me parece clave decir que el éxito de un grupo de formadores está en que estos trabajen en equipo, que se sientan un equipo de hombres privilegiados por Dios con una misión muy delicada de entregar a la Iglesia los futuros pastores. Jesús de Nazaret trabajó permanentemente en equipo, le dio la prioridad a la vivencia grupal de la fe, acompañó constantemente a sus apóstoles, los pudo conocer mejor, tuvo la oportunidad de corregir errores a tiempo, por último los envió. Eso es exactamente un equipo de formadores, en nombre de Dios perseveran con sus alumnos, los encaminan, les permiten expresarse, corrigen a tiempo errores y toman una decisión finan en comunión con el Obispo para la ordenación del candidato.
Si hay dificultades en algunas partes del País para la formación de los futuros ministros, pueden ser varias razones: Los formadores no son suficientemente probados para la misión que van a cumplir. Algunos formadores no asumen su misión como lo establece el derecho canónico, la conferencia Episcopal, los estatutos de un seminario, su posición es particular, a veces el ser formador es sinónimo de juez o de un vigilante de una vocación. Otros formadores se limitan a cumplir con su obligación académica y poco interés muestran en ayudar al candidato a superar sus dificultades. La dificultad más seria que encuentro en este tipo de organización eclesial: Rector, formadores, etc. Es la falta de unidad de criterios a nivel nacional en las Diócesis y Arquidiócesis, y en algunas comunidades religiosas. Los candidatos que han tenido un proceso defectuoso y no han podido dar el punto para un verdadero ministro, son acogidos en otras partes y han logrado su capricho de ser sacerdotes, mas no la realidad de su vocación. Sigue una puerta abierta que ha ido lastimando mucho a nuestra Iglesia, con el comportamiento indecoroso de algunos ministros. Me imagino que el mundo sigue preguntándose: Qué pasa con los centros de formación de la Iglesia? Será que los criterios con que se han educado los futuros sacerdotes, ya no tienen aplicación en el mundo moderno? Será necesario cambiar la estructura y la mentalidad de los seminarios en el mundo actual? Cómo enfrentar una pastoral vocacional, en un mundo tecnológico? Me preocupa mucho y veo que no somos la Iglesia de antes. Algo nos hace falta …
Padre, Jairo Yate, Ibagué Colombia
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Padre Jairo Yate R.
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MensajePublicado: Jue Ene 15, 2009 5:03 pm    Asunto: COMENTARIO A RESPUESTAS DE COMPAÑEROS
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

Hel leído una cantidad de respuestas, todas me parecen muy interesantes, porque veo en el fondo la preocupación por la calidad en la vida ministerial. las causas pueden ser variadas, el fenómeno no es de ahora, en la historia de la Iglesia ha habido altibajos en los ministros, pero el mundo moderno en donde prima la comunicación, lo que se nos reclama es que nos identifiquemos con lo que somos "Identidad sacerdotal" Creo que a ese punto hay que trabajarle bastante.
Quiero destacar las respuestas de RODRIGOFCLEON, hablando de la unidad del equipo de formadores
Y la respuesta de WARNER ENRIQUE, hablando de un proyecto más efectivo en el proceso de formación
P. Jairo Yate. Ibagué Colombia
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JULIAN RAMIRO JOVEN CADEN
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Registrado: 03 Dic 2008
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Ubicación: COLOMBIA - DIÓCESIS DE NEIVA - SEMINARIO MAYOR DE SAN ESTEBAN

MensajePublicado: Jue Ene 15, 2009 5:24 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

Formadores
Algunos medios que facilitan la unidad de los formadores:
1. La participación colectiva en la elaboración del proyecto comunitario. Tratar este mismo proyecto en la reunión ordinaria de consejo de formadores y en la reunión general con los seminaristas.
2. El encuentro semanal del equipo de formadores con el Señor Obispo.
3. La reunión cada semana, como equipo, para evaluar y sugerir sobre la marcha del Seminario.
4. La oración en común.
5. La salida informal como equipo de formadores.

Pienso que sí hay unidad en la manera de actuar con los seminaristas; obviamente que cada formador presenta su matiz particular en la manera de hacer operativo el programa de formación, pero en lo esencial todos nos encontramos. Nuestro equipo de formadores es bastante joven y considero que esto nos permite una mayor flexibilidad para acatar las orientaciones; bueno, esa ha sido nuestra experiencia hasta el momento.
Me preocupa son los comentarios contrarios a la formación que provienen del clero; desautorizan y muchas veces destruyen el trabajo formativo. Algunos seminaristas que están aún débiles en sus criterios terminan pensando que una vez ordenados se puede actuar de forma caprichosa, como se quiera.

“A tal formador, tal formación”: BUENO SÍ TIENE ALGO DE VERDAD; PERO ES QUE CONOZCO EXCELENTES FORMADORES QUE HA SIDO “MAL PAGADOS” POR SUS FORMANDO. ME PARECE QUE ABSOLUTIZAR ESTA FRASE PUEDE INJUSTO CON EL TRABAJO NOBLE DE ALGUNOS FORMADORES.
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verónica ana
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Registrado: 23 Jun 2008
Mensajes: 76

MensajePublicado: Jue Ene 15, 2009 8:58 pm    Asunto: 10 sesión. Cuadro de Formadores
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

I.- ¿Estás de acuerdo con esta frase: “a tal formador, tal formación”.
II.- ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

I.-Ya se ha dicho en una entrega anterior que se consideraba al formador como colaborador entre el Espíritu Santo y el formando. Un colaborador que juega un papel decisivo ya que es este quién puede y debe orientar al joven para que se abra al Espíritu Santo y colabore con Él.
Según vimos en el capítulo que estamos tratando a los confesores y directores espirituales se los considera formadores, cosa que realmente son, y aunque no puedo emitir opinión respecto a su relación con los seminaristas, sí lo puedo hacer en lo que respecta a mi caso particular.
A pesar de que la recomendación que se sugiere es que el director espiritual y el confesor sean personas distintas, en mi caso personal hubo épocas en que el confesor y el director espiritual coincidieron, pero generalmente eran personas distintas. Lo que sí puedo decir es que todos ellos eran hombres de Dios, de una profunda espiritualidad, de un profundo espíritu contemplativo que me supieron guiar y mostrar siempre los caminos de Dios. Creo que muchas veces al verlos en oración hice mía la frase: “he visto a Dios en la piel de un hombre”. Tal es el impacto que me ha producido observarlos en profunda oración o celebrando la Santa Misa. Demás está decir todas las enseñanzas que han dejado grabadas a fuego en mi alma, y que han servido para tratar de buscar siempre la Voluntad de Dios, aceptarla y luego seguirla con fidelidad. También han servido para mantener viva mi esperanza y la confianza en mi Padre a pesar de las tormentas de todo tipo por las que muchas veces tuve que atravesar y para creer sobre todas las cosas, que existe un Dios que fue camino de la cruz a morir por mí exclusivamente, que me ama infinitamente porque tiene una sola forma de amar a cada uno: infinitamente. Me han enseñado que es un Dios personal que va recorriendo conmigo el camino de la vida. No es un Dios castigador ni lejano que me mira impasible desde arriba. Es un Dios que está conmigo, que vive en mi y en el que debo ir transformándome paulatinamente para poder decir como San Pablo: “ya no soy yo quién vive, es Cristo quien vive en mi” (Gal 2,20). Debemos abrirnos a la acción de Dios, enamorarnos de Dios, dejarnos enamorar por Dios.
Fueron muchas las enseñanzas de todos estos hombres de Dios, muchos los libros de espiritualidad que me han aconsejado leer y que me han enseñado a gustar y a saborear, muchos los principios que me han inculcado y que hoy a pesar del paso del tiempo sigo recordando y practicando y que como dije antes me han marcado a fuego. Uno de ellos siempre terminaba las entrevistas diciendo: “hay que ser santo cueste lo que cueste”.
Todo esto me ha servido para poder formar una familia cimentada en Cristo y guiada por María Santísima y para ir enseñándoles a mis hijos cual es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor que Dios nos tiene y que supera todo conocimiento.(Ef 3,18-19)
Es imposible encontrar palabras adecuadas para describir todo el bien y el amor a Dios que estos confesores y directores espirituales me han enseñado y han vivido, porque precisamente eso era lo más notable “que lo vivían”, y eso era lo que atrapaba, eso era lo que cautivaba…!! Y todo eso que aprendimos porque estos verdaderos sacerdotes del Señor nos enseñaron, es lo que nosotros estamos obligados a mostrar a los que nos rodean y al mundo…
No quiero acabar estas líneas sin agradecer al Señor la gracia que me ha otorgado al poner a estos ministros suyos en mi camino ya que lo considero un gran regalo de mi Padre Dios.
Los sacerdotes a los que me refiero han pertenecido uno de ellos a los Padres Asuncionistas, otros al clero secular, otros a la Compañía de Jesús y a los Agustinos Recoletos. Nombraré a los que ya han vuelto a la casa del Padre: Padre: Pablo Francisco Soares (Asuncionista), P. Manuel Virasoro S.J., Cardenal Eduardo Pironio, P. Miguel Ángel Fiorito. Muchos de estos Sacerdotes han sido también formadores lo que me lleva a pensar que su dedicación a los seminaristas tiene que haber sido ejemplar, y que han vivido su vocación de afuera hacia adentro y de adentro hacia fuera.

II.- ¿La formación de un seminarista depende tanto de sus formadores?

La formación de un seminarista depende mucho de sus formadores. Si es importante para un laico cuanto más para un seminarista, aunque es verdad que un formador puede ser excelente y el seminarista malo. Jesús en su colegio apostólico tuvo un Judas. También se puede dar el caso inverso que el formador sea malo pero que por una asistencia especial del Espíritu Santo y la libre voluntad del seminarista este llegue a la Santidad. Pero la regla es que “a tal formador, tal formación”.
--------
Perdon por la demora. No hay internet en donde estoy en estos momentos.
El Señor los Bendiga a todos.
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bonny
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Registrado: 13 Nov 2008
Mensajes: 39

MensajePublicado: Vie Ene 16, 2009 4:31 am    Asunto: Respuesta
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
Responder citando

¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»?

Arrow en mi opinion, pudiera ser así, puntos generales para todos y luego que cada quien se especialice en su área o lo que mejor le complemente


¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

Arrow Es de vital importancia, en los siguientes puntos podemos ver como se acentúa la calidad del formador para su importante labor

“Respecto a los criterios para la elección de los formadores, la Iglesia se muestra muy exigente.

Según el decreto «Optatam totius»
«Los superiores y los profesores han de ser elegidos de entre los mejores».

Sobre este punto, el Concilio se hace eco de la encíclica de Pío XI «Ad catholici socerdoní», donde se dirige a los obispos la siguiente exhortación:

«Se ponga, ante todo, un cuidado especial en la elección de los superiores y de los maestros... Dad a vuestros colegios los mejores sacerdotes; no os pese el sustraerlos de tareas en apariencia más importantes, pero que no se pueden parangonar con esta obra capital e insustituible".

Tal preciso deber ha de entenderse en el sentido de una apremiante invitación a considerar el problema de los formadores como una de las prioridades pastorales más importantes “


Arrow La autoformación y la formación por parte del formador al seminarista, son dos puntos que se complementan uno con otro, no se contradicen porque en la autoformación va incluido la determinación del seminarista de querer ser formado ¿y por quien debe ser formado? Por el formador

Saluti Wink
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MANUEL HERNÁNDEZ PUJADAS
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MensajePublicado: Vie Ene 16, 2009 2:58 pm    Asunto: 10. EL CUADRO DE FORMADORES Y LA FIGURA DEL FORMADOR
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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OTROS PARTICIPANTES

Respuesta a las preguntas

1) Sí que estoy de acuerdo con la frase: "a tal formador, tal formación". El formando se forma con lo que observa a su alrededor. Tanto las cosas buenas como las malas que el formador realice afectarán al formando. También es verdad que el formando siempre tiene libertad para hacer el bien o el mal independientemente de lo bueno o lo malo que vea en su formador. Dios puede iluminarle para que viendo cosas malas de su formador, decida hacer las cosas buenas que su formador no hizo. En cualquier caso, lo que haga o deje de hacer el formador afecta siempre al formando.


MANUEL HERNÁNDEZ
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Jesús Alejandro Castaño B
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Registrado: 24 Nov 2008
Mensajes: 19
Ubicación: Ibagué, Colombia

MensajePublicado: Vie Ene 16, 2009 5:04 pm    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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RESPUESTAS TEMA 10: EL CUADRO DE FORMADORES Y LA FIGURA DEL FORMADOR
1. No. Creo que la Iglesia se ha esforzado por ir perfeccionándose en la buena formación de los futuros sacerdotes, y se ha preocupado por escoger buenos formadores para sus seminarios. Creo, por el caso particular de mi diócesis, que quienes están encargados de esta gran responsabilidad (rector y demás formadores) son personas idóneas, que reúnen las cualidades y características para ejercer esta misión.

2. El hecho de que los directores espirituales y los confesores hagan parte del equipo de formadores, permite llevar un proceso integral de crecimiento en la fe y en la vocación de cada uno de los seminaristas, ya que se da un conocimiento más profundo del joven aspirante al sacerdocio desde diferentes aspectos y visiones, claro que no hay que descartar la posibilidad de que otros sacerdotes, que sean idóneos, puedan colaborar en este proceso formativo.
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Ma Socorro A. Reyes López
Asiduo


Registrado: 16 Jun 2008
Mensajes: 120

MensajePublicado: Sab Ene 17, 2009 2:15 am    Asunto:
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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Otros participantes
- ¿Estás de acuerdo con esta frase: «a tal formador, tal formación»? ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?
Al hablar antes de los protagonistas de la formación consideramos al formador como colaborador del Espíritu Santo y del formando. Un colaborador, juega un papel decisivo. El Espíritu es el verdadero artífice de la santidad; el candidato al sacerdocio es el primer responsable de su propia formación. Pero es el formador quien puede y debe hacer comprender todo esto al joven que ingresa en el seminario, orientándole para que se abra al Espíritu Santo y colabore con él. Por eso podemos decir: a tal formador, tal formación. El joven que ingresa al seminario viene a aprender. El formador se convierte así en el maestro que enseña a vivir, es decir en guía de sus seminaristas. El formador es padre por su autoridad, por su experiencia, por su interés en la maduración integral de los seminaristas; es amigo por su cercanía, por su benevolencia siempre disponible. Como padre aconseja, motiva, exige, perdona; como amigo acompaña, colabora, comparte. Este modo de ser, si es de verdad sincero, fomenta espontáneamente la estima y apertura de los seminaristas. Cuando ellos perciben comprensión, magnanimidad, y respeto por parte del formador, se sienten llamados a corresponder con actitudes semejantes. El perfil del formador es que él está ahí por querer de Dios. Desde el punto de vista de la fe, antes que organizador, consultor o amigo, el formador es para los seminaristas representante de Dios, ha sido un designio divino el que ha puesto a unos hombres concretos para que les ayuden a recorrerlo. Ése es el sentido de la autoridad del formador. Valen para él las palabras de Cristo: «quien a vosotros escucha, a mí me escucha, y quien me escucha, escucha a Aquél que me ha enviado» (cf. Lc 10,16; Mt 10,40). El seminario es una comunidad eclesial, el rector del seminario es de algún modo pastor de los miembros de esa comunidad. Ejercerla con espíritu de servicio significa tratar a los seminaristas de tal modo que expresen en su comportamiento la caridad con la que Dios los ama. Significa que toda su actuación debe guiarse por el deseo único de ayudar a los seminaristas a realizar su vocación y a alcanzar en ella su propia realización. Es el bien verdadero de los jóvenes a ellos confiados lo que debe orientarles siempre en sus decisiones y comportamientos: cuando aconsejan, cuando exigen, cuando dan permisos y cuando los niegan. Siempre, por encima de todo, el bien del formando, no el suyo propio. Será ése el mejor modo de lograr que los seminaristas vean también en ellos, iluminados por la fe, auténticos representantes del Dios que les llamó a su servicio. Los seminaristas confiados a su cuidado están llamados a ser hombres de Iglesia, estrechamente unidos al Sucesor de Pedro y a los obispos en comunión con él. El formador de sacerdotes ha sido llamado, por tanto, a enseñar la doctrina del Maestro, tal como él la confió a su Iglesia.

268. A los profesores se les pide: «ser hombres de fe y llenos de amor a la Iglesia, convencidos de que el sujeto adecuado del conocimiento del misterio cristiano es la Iglesia como tal, persuadidos por tanto de que su misión de enseñar es un auténtico ministerio eclesial, llenos de sentido pastoral para discernir no sólo los contenidos, sino también las formas mejores en el ejercicio de este ministerio. De modo especial, a los profesores se les pide la plena fidelidad al Magisterio porque enseñan en nombre de la Iglesia y por esto son testigos de la fe»466.
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Jacobo Ventura Pérez
Esporádico


Registrado: 21 Jun 2008
Mensajes: 43
Ubicación: Tampico Tamaulipas

MensajePublicado: Sab Ene 17, 2009 3:58 am    Asunto: Respuestas de la 10a. sesión
Tema: 10. El cuadro de formadores y la figura del formador
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10. El cuadro de formadores y la figura del formador
1.- ¿Estás de acuerdo con esta frase: “a tal formador, tal formación”?

R.- Claro que estoy de acuerdo, siempre y cuando con las limitaciones que nuestro estado humano nos permite, Gracias a Dios somos instrumentos de su Gracia. Señalo a continuación algunas de tantas limitantes en el proceso de enseñanza – aprendizaje, no son las únicas, las señalo para que comprendamos lo complejo que resulta la formación. Estas son por parte del formando:

1.- Conocimientos, esto es tener la disposición de “aprender”, para ello se requiere conocer sus:
• Expectativas,
• Intereses,
• Motivación,
• Atención,
• Comprensión,
• Participación,
2.- Actitudes y Aptitudes, esto es tener la capacidad para “pensar”, siendo necesario:
• Métodos,
• Técnicas de estudio,
• Hábitos,
3.- Desarrollo física y mental, esto es la capacidad de “poder” aplicarse en el proceso de aprendizaje
• Capacidad intelectual,
• Hábitos y destrezas,

2.- ¿La formación del seminarista depende tanto de sus formadores?

R.- Repito si depende de sus formadores pero con las limitantes del caso;
Es importante considerar que el formando tiene una experiencia previa (padres, maestros, compañeros, etc.), tiene un material genético (herencia de su padre y de su madre), y sobre todo tiene la influencia divina (dones derramados por el Espíritu Santo)


Cordialmente



La Paz de Cristo sea contigo.



Me despido
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Ventura
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