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13. La elección y preparación de los formadores
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Hini
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Registrado: 26 Sep 2005
Mensajes: 255

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 5:12 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA DISCUSIÓN EN EL FORO

Nota:
no es necesario responder a todas las preguntas, cada uno es libre en eso. Se sugiere responder sobre todo a aquellas en las que uno tenga alguna idea o experiencia interesante que pueda enriquecer a los demás, que es de lo que se trata. Incluso puede comentar una pregunta que corresponda a otro grupo, u otro asunto relacionado con el tema que estemos viendo.


Formadores
- ¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Otros sacerdotes y seminaristas
- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?


13. La elección y preparación de los formadores

Si, como decíamos en sesiones anteriores, la labor del formador es tan importante que podemos incluso decir: "a tal formador tal formación", y si esa labor requiere una serie tan variada de actitudes y comportamientos ricos en humanidad y profundamente cristianos, debemos concluir en la necesidad de elegir muy bien a quienes ejercerán ese ministerio eclesial, y prepararlos de la mejor manera posible.

No todo sacerdote puede realizar el oficio de formador. Es éste un carisma que Dios concede a los que él quiere. Un carisma bello y comprometedor. El formador es un artista del espíritu. Hay artistas que esculpen figuras maravillosas en la piedra inerte; el formador trabaja para ayudarle al Espíritu Santo a modelar en un hombre la imagen misma de Cristo.

Por eso el Vaticano II afirma que los formadores y profesores de los seminarios han de ser elegidos de entre los mejores, y cita a pie de página un texto de Pío XII: Ante todo elíjanse cuidadosamente los superiores y los profesores... dedicad a estos sagrados colegios los sacerdotes dotados de la mayor virtud; no dudéis en retirarlos de otros cargos que en apariencia son de más importancia, pero que en realidad no pueden compararse con este ministerio esencial, al que ningún otro supera.

Para esa elección podría ser útil tener presente un cuadro sintético de algunas cualidades fundamentales de un buen formador, que se deducen de todo lo dicho arriba sobre su actuación.

En cuanto representante de Dios y de la Iglesia, el formador de sacerdotes tiene que ser, ante todo, un hombre de Dios, caracterizado por la profundidad de su vida interior, experimentado en la oración; hombre de Iglesia, que sintoniza cordial y profundamente con el sentir de la Iglesia universal y con el pastor de su iglesia particular.

No podrá realizar su función de padre y amigo si es irascible, brusco, impositivo, hosco. Al contrario, debe ser una persona paciente, amable, abierta, cercana, sencilla y accesible. Por otra parte, su servicio de autoridad exige de él un comportamiento digno, respetuoso y respetable. Esa mezcla de bondad y firmeza no consiste en la convivencia de dos tendencias contrarias en una misma persona, sino dos manifestaciones de una misma actitud de fondo: el amor sincero al seminarista confiado a su responsabilidad. El amor quiere siempre lo mejor de la persona amada; lo contrario no es amor, es indiferencia.

Para ser amable y firme, el formador tiene que ser también muy humilde. Sólo así sabrá actuar siempre de cara a Dios, sin miedo a pedir al formando lo que en conciencia le debe pedir, sin preocuparse del "qué dirán". Sólo así sabrá exigir con sencillez y bondad, no como quien tiene "derecho" a ser obedecido, sino como quien presta el servicio de su autoridad.

Una persona que ha de ser maestro y guía deberá poseer un carácter ecuánime, sereno, firme y decidido. Siendo la suya una labor de dirección, no puede faltar en el formador la virtud de la prudencia. El formador prudente sabe medir las consecuencias para el formando y para la comunidad de sus decisiones, consejos o actuaciones; sabe esperar y buscar los tiempos y modos más aptos para hablar, aconsejar, llamar la atención o alentar.

Ha de ser un hombre dotado de fortaleza de espíritu, que sepa sobrellevar la responsabilidad que tiene asignada y no se agobie ante sus propias dificultades o ante los problemas de los demás. La fortaleza hace posible que sus estados de ánimo y su situación personal no afecten indebidamente a su actuación como formador.

Las exigencias propias de su labor piden que el formador sea un sacerdote hecho a la abnegación, trabajador, dispuesto a dedicar todo su tiempo y energías para cumplir su misión.

El formador debe ser un hombre entusiasta y optimista, que irradie alegría y deseo de entrega, que vea siempre todo con espíritu positivo, que no se lamente, ni deprima a los demás con sus actitudes o sus palabras, que sepa suscitar el espíritu de iniciativa, encauzarlo, purificarlo, guiarlo y llevarlo al éxito.

Se ha de caracterizar también por una esmerada preparación intelectual, de modo que pueda seguir y apoyar también la formación académica de los seminaristas. El conocimiento, aunque no siempre pueda ser especializado, de la psicología y pedagogía modernas pueden prestarle un buen servicio en su labor de orientación educativa.

Finalmente, es muy útil que cuente con cierta experiencia en el ministerio sacerdotal. El conocimiento directo de la pastoral ayudará a orientar adecuadamente la formación de quienes pronto emprenderán esta labor.

No es el caso de detenernos a reflexionar sobre los modos posibles de seleccionar y preparar formadores. Cabría sin embargo hacer tres observaciones. Recordar en primer lugar la posibilidad de organizar cursos de especialización en este campo. Pueden ser muy provechosos, con tal de que no se queden en la teoría, sino que orienten concretamente la labor de quienes desempeñan esa función eclesial.

En segundo lugar anotar que el mejor modo de aprender cómo se hace un trabajo es verlo realizar a alguien que lo sabe hacer. En este sentido, un recurso, a largo plazo, para preparar buenos formadores es procurar que lo sean quienes ejercen ahora esa tarea. Cuando un seminarista, por ejemplo, recibe durante años una buena atención en dirección espiritual, aprende, casi "por ósmosis", cómo se debe realizar ese apostolado. Lo mismo dígase del modo de tratar a los seminaristas, de la combinación entre suavidad en la forma y firmeza en el fondo... y de todo cuanto hemos recordado hasta aquí.

Por último, se puede pensar también en la idea de ir "entrenando" con tiempo a algunos seminaristas que un día podrían ejercer ese ministerio. Es tan decisivo el acierto en la elección de los futuros formadores y su preparación, que no se puede dejar para después, improvisarlo en el momento en que haya que cubrir un puesto vacante. Los formadores del seminario podrían ir identificando algunos seminaristas que parecen reunir las cualidades y aptitudes de un buen formador.

De cualquier modo, lo importante es que quienes tienen la responsabilidad de la diócesis se esfuercen de verdad por ir preparando aquellos hombres de quienes, en buena parte, dependerá la formación de los futuros sacerdotes, y, por ello mismo, la vida de la comunidad eclesial.


LECTURAS RECOMENDADAS

1. Recomendamos la lectura de los números 60 a 71 del documento “Directrices sobre la preparación de los formadores de seminarios” (Congregación para la Educación Católica, 4 de noviembre de 1993).

2. Aunque dirigido a los miembros de Institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica, también puede ser útil la lectura de la reciente instrucción “El servicio de la autoridad y de la obediencia” (Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, 11 de mayo de 2008), especialmente los números 4 al 12. http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccscrlife/documents/rc_con_ccscrlife_doc_20080511_autorita-obbedienza_sp.html


“Directrices sobre la preparación de los formadores de seminarios”

IV. LA FORMACIÓN DE LOS FORMADORES

A. Fase inicial

3. Preparación específica para los diferentes oficios

60. Cuanto se ha expuesto sobre la formación básica que se pide
para todos los formadores asume algunos matices propios cuando se
trata de las funciones que competen al rector, al director espiritual, a
los profesores, al coordinador de las actividades pastorales o a los demás
colaboradores.
Las múltiples tareas del rector se determinan, como hemos visto,
por sus relaciones con el obispo, con los otros formadores, con los
alumnos, con el presbiterio y con la entera comunidad diocesana, Se
exige pues que sea hombre capaz de establecer relaciones humanas
sólidas a todos los niveles, pero sobre todo ser hombre de comunión,
en grado, por un lado, de valorar todas las ayudas y competencias y,
por otro, de guiar con mano firme y capacidad de decisión el camino
de cada uno y el de la comunidad, y representar dignamente a ésta
en diversas ocasiones. Muy especialmente se espera de él que posea
un alto concepto del seminario como institución eclesial, para garantizar
sus fines específicos y asegurar la unidad de dirección y de programación.
Por tanto, «la unidad de dirección manifestada en la persona
del rector y de sus colaboradores» constituye una premisa
necesaria para que «el seminario tenga definido su propio plan» y para
que esté «al servicio, sin titubeos ni vaguedades, de la finalidad específica,
la única que justifica la existencia del seminario, a saber, la
formación de los futuros presbíteros, pastores de la Iglesia»52. Se trata
de capacidades y convicciones que se suponen en todo rector, y
que siempre se pueden y se deben perfeccionar.

61. El director espiritual, como encargado de ofrecer a la comunidad
y a cada persona, en la relación confidencial de la dirección
espiritual, un acompañamiento seguro en la búsqueda de la voluntad
divina y en el discernimiento vocacional, debe afinar su capacidad de
acogida, de escucha, de diálogo y de comprensión, uniendo a ellas
un buen conocimiento de la teología espiritual, de las demás disciplinas
teológicas, y de las ciencias pedagógicas y humanas. No se deberían
escatimar medios para darle la posibilidad de frecuentar algún
instituto o al menos algún curso intensivo de espiritualidad.
La preparación del director espiritual para sus múltiples obligaciones
y sobre todo la de formar la conciencia de los alumnos ha de cimentarse
en estudios profundos y en una amplia praxis de dirección
que, para dar buenos resultados, debe ser permanente y prolongada
a lo largo del tiempo. Se tenga presente que:
- la dirección es un hecho esencialmente teologal y eclesial, distinta
de la terapia o de la asistencia psicológica; el dirigido debe vivirla
como medio y estímulo para el propio camino de fe y obediencia a
la voluntad de Dios;
- el director espiritual es, por consiguiente, un testigo de la fe, experto
en el gradual y humilde reconocimiento del plan de Dios sobre
la vida de sus hijos;
- las distintas formas comunitarias de dirección espiritual, de intercambio
de experiencias y de revisión de vida, pueden ser complementarias
a la dirección espiritual, pero no deben jamás sustituirla;
- el director espiritual es pues el primer guardián de la propia identidad
y de los propios deberes irrenunciables e insustituibles, que no deben
confundirse con los de otros operadores pedagógicos ni impropiamente
ser sustituidos por otros tipos de interventos educativos.

62. Además de la preparación científica en sus respectivas mate-
rias, los profesores deben adquirir una alta calidad didáctica y pedagógica,
así como la capacidad para animar el trabajo de grupo y estimular
la participación activa de los alumnos. Un oportuno
perfeccionamiento de sus aptitudes didácticas les exige cuidar que la
comunicación sea clara y precisa, renovar adecuadamente su lenguaje
teológico53 y esforzarse constantemente por hacer resaltar la unidad
y armonía intrínsecas de la doctrina de la fe, velando por poner
un acento particular sobre su aspecto salvífico. Su enseñanza adquirirá
una mayor vitalidad, si logran vincular sus clases con la piedad, la
vida y los problemas pastorales. Deben, además, familiarizarse con los
métodos científicos del trabajo teológico, seguir su progreso e introducir
en ellos, mediante el estudio personal orientado, a sus alumnos.
Con el fin de poder cuidar la formación integral, y no sólo la científica,
los profesores han de procurar inserirse cada vez más en la comunidad
del seminario mediante la colaboración y el diálogo educativo.
«Postores daba vobis», en efecto, recomienda que los formadores «residan
habitualmente en la comunidad del seminarios´´.

63. Las actividades pastorales de los seminaristas, recomendadas
por las normas de la Iglesia55, para ser verdaderamente fructuosas y
conseguir sus objetivos formativos han de estar dirigidas y coordinadas
por un sacerdote muy experto y nombrado expresamente para
este servicio. Debe familiarizarse con los medios que aseguran la eficacia
de la supervisión y de la evaluación de estas actividades e inspirarse
en los genuinos principios del sacro ministerio conforme a las
normas de la autoridad eclesiástica. El encargado, llámese director o
coordinador de las actividades de la pastoral, debe respetar el reglamento
disciplinar del seminario, procediendo en estrecha colaboración
con el rector, con los demás formadores y profesores, en particular
con el profesor de teología pastoral.

64. En lo que respecta a los demás formadores, además del vicerrector
y de los asistentes -quienes cuando menos han de tener una
buena formación de base- algunos oficios, como el de ecónomo y el de
bibliotecario o semejantes, exigen una preparación «técnica». Para éstos
y para algunos otros cargos similares se recomienda una conveniente
capacitación profesional, que podrá ser conseguida asistiendo a
escuelas o a cursos de especialización. Por la importancia que la biblioteca
tiene para la seriedad y el buen nivel de los estudios, así como por
la complejidad y delicadeza de sus problemas administrativos, se requiere
para este oficio la colaboración de verdaderos expertos.

B) Formación permanente de los formadores

65. La formación permanente de los formadores responde a
los deseos expresados por el Vaticano 11 y por la «Ratio funda-
mentalis». Se la puede concebir o como complemento y mejora
progresiva de la formación inicial, que permite superar los hábitos
rutinarios y la incompetencia recurrente, o como factor para una
profunda renovación, allí donde métodos y estilos educativos deben
someterse a un proceso de revisión más radical. En todo caso,
la formación permanente, en las diversas formas en las que ya se
realiza o en las que se proyectan para el futuro, se extiende por el
campo de la formación inicial, como ha sido delineada en párrafos
precedentes. Persigue los mismos fines, se refiere al mismo objeto,
usa los mismos métodos. Lo que la distingue es la valoración
de las experiencias, y la capacidad de hallar espacios e instrumentos
que permiten someterlas a evaluación y a mantenerlas bajo un
control crítico.

1. Actualización constante
66. La experiencia misma de los formadores es fuente privilegia-
da de su formación permanente. El formador aprende y se perfecciona
incluso con el concreto ejercicio de su ministerio, con tal que
sea sometido a constante y fraterna evaluación, en diálogo con los
otros formadores, comparando diversas fórmulas educativas y sometiendo
a prueba gradual y prudentemente nuevos proyectos, propuestas
e iniciativas.
El análisis metódico de casos concretos, que con frecuencia se desarrolla
en los cursos de formación permanente, se revela, a veces,
más iluminador que la explicación abstracta de los principios. El formador-
jamás puede encerrarse en el estrecho margen de la experiencia
personal, sino que debe permanecer abierto al examen y a la
revisión, a la luz también de lo que aporta la experiencia ajena.
La necesidad de una actualización continua mediante el intercambio
de ideas con colegas y con expertos, se hace sentir de modo especial
en algunas áreas de la vida eclesial y social que están sujetas a
mayores cambios: la situación espiritual de la juventud, las condiciones
de vida y del ejercicio del ministerio sacerdotal, los profundos y
rápidos cambios en las corrientes del pensamiento filosófico-teológico
y cultural en general.

67. El conocimiento del mundo de los jóvenes por su misma naturaleza
está abierto a un continuo desarrollo. Las investigaciones y
estudios sobre el tema se multiplican bajo los aspectos descriptivo,
analítico y reflexivo, y son conocidos y estudiados con continuo renovado
interés. La Exhortación postsinodal hace notar la influencia
de estos cambios: «Se da una fuerte discrepancia entre el estilo de vida
y la preparación básica de los chicos, adolescentes y jóvenes, aunque
cristianos e incluso comprometidos en la vida de la Iglesia, por
un lado, y, por otro, el estilo de vida del seminario y sus exigencias
formatívas». Sobre tales cambios en acto, y que según lugares y circunstancias
adquieren siempre aspectos nuevos, el formador debe
estar bien informado con actualización, para mantenerse en contacto
con esa realidad condicionante, en gran parte, de su actividad educativa.

68. Además del conocimiento actualizado del mundo juvenil, como
punto de partida del proceso educativo, es también necesario
prestar atención a las condiciones de la vida y del ministerio sacerdotales
las cuales constituyen su fin. De frente a la mutabilidad y a la
fluidez de las situaciones pastorales, es menester preguntarse continuamente
cuáles son la exigencias que de ellas se derivan para los futuros
sacerdotes. El articulado análisis que se presenta en el Capítulo
I de la Exhortación Apostólica no hace sino subrayar la importancia
de este aspecto de la formación permanente de los formadores, a
quienes se invita a ponerse siempre frente a esta pregunta fundamental:
«¿Cómo formar sacerdotes que estén a la altura de estos
tiempos, capaces de evangelizar al mundo de hoy?»58.

69. La labor formativa de los seminarios se ve además influenciada
profundamente por cuanto sucede en el campo teológico, por
las corrientes de pensamiento y por las actitudes de vida que de ellas
se desprenden. La responsabilidad de la enseñanza filosófica y teológica,
a este respecto, es muy grande. No sólo los profesores, sino
también el rector, el director espiritual y los otros formadores deben
ponerse de continuo al día, de modo crítico y preciso, sobre estas
cuestiones, sometiéndolas dócilmente a la luz que sobre ellas proyectan
los pronunciamientos del Magisterio´".

2. La revisión

70. A veces, en determinados casos y ante problemas justamen-
te complejos, será necesario tomar cierto espacio de tiempo para dedicarlo
a una formación prolongada y a la renovación radical de las
temáticas educativas, asistiendo a cursos especializados o a períodos
de revisión en algún centro de estudios especifico o en algún instituto
académico. La finalidad de tales períodos de formación es la de favorecer
un detenido examen de la personalidad misma del formador,
de su trabajo ministerial, y de su modo de concebir y vivir la propia
misión educativa.

71. Períodos de formación de este género deberían conllevar
cursos bien seleccionados y expresamente programados, sea en el
campo de las ciencias eclesiásticas o humanas, junto a ejercicios
prácticos dirigidos por un supervisor y sometidos bajo él a atenta revisión.
De este modo, el formador podrá adquirir un conocimiento
más profundo de sus capacidades y aptitudes, aceptar más serenamente
sus limitaciones, y actualizar y perfeccionar los criterios que
inspirarán su propia actividad.
En programas de formación permanente de tal amplitud, deben
preverse períodos largos de renovación espiritual, (mes ignaciano,
ejercicios espirituales, tiempos de desierto), para permitir al formador
reexaminar su propia misión en sus conexiones y raíces espirituales
y teológicas más profundas.

Para publicar sus respuestas en los foros del curso
http://foros.catholic.net/viewforum.php?f=68

Preguntas y comentarios a los moderadores:

P. Ramón Guardamino, L.C.
http://www.es.catholic.net/consultas/consultorio.php?id=6

P. Mario Sabino González, LC
http://www.es.catholic.net/consultas/consulta.php?id=79&com=1


Consultar sesiones anteriores
http://es.catholic.net/sacerdotes/841/3078/
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Sergio Héctor Casas Silva
Esporádico


Registrado: 16 Feb 2007
Mensajes: 31

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 5:19 pm    Asunto: Respuestas mías
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Sí, claro que sí. Recuerdo el leal y fiel testimonio de los RR. PP. José Luis Torres Pardo, C. R., Osvaldo Napolitano, Atilio Cengarle (+), José Miguel Padilla.

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Creo que hay algo de vocación especial en aquellos que vayan de ser formadores de otros futuros sacerdotes. Pero más allá del carisma pienso que la preparación y entrenamiento de sacerdotes (no de seminaristas) es lo más indicado.

Me parece que el entrenamiento específico presupone una formación sacerdotal relativamente acabada al menos en sus fundamentos. Después sí sería oportuno un entrenamiento especial.
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José Mauricio Altamirano
Constante


Registrado: 30 Nov 2005
Mensajes: 740

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 6:06 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

"Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo este con todos ustedes"

Otros participantes

- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Realmente esta muy claro en el numeral 63 y lo copio textualmente:

63. Las actividades pastorales de los seminaristas, recomendadas
por las normas de la Iglesia55, para ser verdaderamente fructuosas y
conseguir sus objetivos formativos han de estar dirigidas y coordinadas
por un sacerdote muy experto y nombrado expresamente para
este servicio.

Debe familiarizarse con los medios que aseguran la eficacia
de la supervisión y de la evaluación de estas actividades e inspirarse
en los genuinos principios del sacro ministerio conforme a las
normas de la autoridad eclesiástica. El encargado, llámese director o
coordinador de las actividades de la pastoral, debe respetar el reglamento
disciplinar del seminario, procediendo en estrecha colaboración
con el rector, con los demás formadores y profesores, en particular
con el profesor de teología pastoral.

Es mas y si viene dicha recomendación del Concilio Vaticano II, pues no me queda la menor dudad de que así tiene que ser y será tremenda y grande responsabilidad la que tienen los Obispos para nombrar a los Rectores y estos a su vez para el nombramiento de los formadores.

Un abrazo fraterno a todos
Mauricio
"Cuando sientas que ya no sirves para nada, todavía puedes ser Santo"(San Agustín)
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René Héctor Martíinez Mez
Esporádico


Registrado: 01 Sep 2008
Mensajes: 67

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 6:17 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?
La cita completa no implica dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores, es claro que debe de haber un proceso de selección y evaluación para verificar que en realidad estos pueden desempeñarse como formadores. En lo personal considero que la labor pastoral no necesariamente tiene que implicar un buen desempeño pedagógico y viceversa. E igual creo que aplica para lo teológico y lo psicológico, tres aspectos sumamente importantes para el formador, y esto agreguémosle el aspecto humano.
En este sentido es de tener mucho cuidado, pero sobre todo ser consientes de las capacidades y potencialidades de los sacerdotes para desempeñarse como formadores, sin dejarnos influenciar por su labor y desempeño pastoral, esto no implica el dejar estas a un lado, ya que son las que nos permitirán hacer una primera selección de ellos.
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jeankarlo
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Registrado: 20 Nov 2008
Mensajes: 4

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 7:22 pm    Asunto: Bendiciones para todos.
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

Le agradezco a Dios el estar nuevamente con ustedes. Disculpas por mi ausencia, pero es que andaba fuera del pais y ahora me he puesto al corriente con los temas.

Contestando a la pregunta de este tema:

¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Ciertamente, la formación sacerdotal es un servicio en favor de la Iglesia, preparando a aquellos que posteriormente serviran a favor de la misma, por lo tanto, no se puede entender este servicio sino solo como un ministerio, por voluntad del Señor.

Así mismo, considero que no cualquier sacerdote puede estar ejerciendo este carisma si no es llamado por Dios, aunque éste tenga e irradie grandes capacidades. No solo basta la voluntad, sino también la idoneidad.

Es una gran riqueza en el seminario, donde cada uno de nosotros colaboramos, encontrar a sacerdotes que de verdad, son un gran ejemplo de entrega, testimonio, capacidad, idoneidad, disponibilidad y apertura a la acción del Espíritu Santo en el desempeño de este carisma. Yo en lo particular, aprendo de ellos y aunque yo muchas veces me siento con grandes aptitudes en este campo, éstos me superan por mucho, y ciertamente, me dejo enseñar por ellos.

Dios los llene de su paz y les asista en esta labor tan bella al servicio de los futuros sacerdotes. Cuenten con mi oración y también me encomiendo a la oración de ustedes. Padre Juan Carlos Peña Pelayo
padrechispirrin@hotmail.com
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jguerras100
Esporádico


Registrado: 13 Jun 2008
Mensajes: 61

MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 7:50 pm    Asunto: Re: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Definitivamente si y creo que muchas ocasiones se privilegia la capacidad académica o de conocimientos, pero en el caso que menciono no fue así sino su gran sentido común para alentar o advertir conductas que pueden dañar al seminarista, y esto con mucho cariño lo decía pues él tenía ya edad avanzada y su principal apostolado se había convertido en el sacramento de la reconciliación siendo uno de los pocos confesores de cualquier día y hora e incluso el ir a casa de enfermos sin exponer queja o excusa alguna, esto lo menciono porque le conocí desde mi adolescencia, así que su experiencia en ello y en la visita a enfermos a hospitales le dio una visión más allá de lo normal y que al asesorar o dirigir algún consejo se observaba su gran sabiduría que por supuesto viene de lo alto pero se realiza con nuestro trabajo diario.

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

No ha sido suficientemente claro el esfuerzo a ese respecto, pues si bien es cierto en ocasiones se dan talleres, seminarios, conferencias o técnicas que administrativamente han dado resultados en empresas, no siempre se están viendo las características interiores del seminarista, ni tampoco se valoran por igual la atención, la bondad, etc, con el aprovechamiento académico, con la facilidad de palabra, con las apariencias, y por ello en ocasiones e envían a formar a personas que si son buenos estudiantes no han podido superar el hecho de prepararse para uno mismo y llenar el ojo de los demás, o para un ministerio en especial o mejor dicho para servir a los demás.

¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Creo si es realista entrenar a todos, no ser excluyentes, dado que una de las funciones principales de cualquier sacerdote debe ser un Maestro para su comunidad, pero muchos solo son administradores de templos y de ritos, por ello considero que debería ser parejo la enseñanza de entrenar a formadores, y ya de ahí se verá con esas herramientas, técnicas, procesos, quién siente ese llamado especial, se haría mas objetivo, puesto que muchas veces se hace de manera tan subjetiva cómo decir que es inteligente, que participa en las clases continuamente, que sus padres son maestros, que su tío es sacerdote y le enseño y lo guió al seminario, etc, O peor aún sería el caso de que por no tener es características o no tener agradable apariencia, no ser elegible para lo pastoral en parroquias y ser enviado al seminario como último recurso.
Así cada uno estaría en las mismas circunstancias y al desarrollar esos dones, talentos y habilidades que Dios ya ha otorgado y que se han manifestado más en la realización de esos proyectos de formación para entrenadores, con aplicaciones prácticas se verán quienes tienen más deseos, actitudes, aptitudes, gusto y talentos para que se desarrolle a futuros con más ahínco.

- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Por supuesto que sí, recordando esas características tan especiales y tan completas que se mencionan, pues llevan a reconocer a los mejores elementos que formen y multipliquen aquello que mas aman, que es el servicio al prójimo y a Dios.
Pero respetando también el deseo personal, por ejemplo, si alguno de los sacerdotes más notables de la diócesis tiene un proyecto de evangelización o de misiones en la comunidad, o la creación de un plan pastoral y misionero orgánico de conjunto parroquial efectivo y práctico, quizá desee volcar todas sus inquietudes, potencial y ganas en dicho proyecto antes de llegar al seminario, porque algo que quizá mas adelante se toque es que el semillero del seminario es definitivamente las familias, y llegando a evangelizar a las familias y siendo un verdadero padre y amigo de la comunidad se tendrán resultados mejores en la siembra y en la cosecha de la mies enviando operarios más reales que aparentes de santidad.
U otros casos que pareciera más un castigo que un hermoso y noble privilegio la oportunidad de servir en el seminario como formador, y no se vea solo como un pago por los estudios de post grado y especialización que fue enviado a Roma u otro lugar.
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Ricardo Tribin
Esporádico


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MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 8:40 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Adicionaria, con otra pregunta y anticipo mi opinion.

Quienes son considerados los mejores? Aquellos mas preparados, tanto en conocimiento, como en experiencia. Los humildes y mansos de corazon, retiscentes al egocentrismo, par quienes como San Francisco de Asis su lema sea " dar antes que recibir" y para quienes ensenar es una vocacion adicional, la cual santificaran siendo profundos en los conceptos y sencillos en transmitirlos, con prudencia, dedicacion, y paciencia.
_________________
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Hilario Cedeño Chávez
Esporádico


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MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 8:53 pm    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

Foro 13: La elección y preparación de los formadores.

1.- ¿Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Desde luego que recuerdo con gratitud el testimonio de dos sacerdotes formadores. Han sido un estímulo en mi vocación.

2.- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores?

La capacitación "ad oc" para este ministerio ha sido un acierto en mi comunidad, que siempre ha velado por tener buenos formadores.

3.- ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Me parece arriesgado que desde el seminario se empiece el "entrenamiento", creo que se podría prestar a muchas cosas, especialmente como 'señalar o marcar' a un seminarista, cuando necesitaría seguir madurando y viviendo muchas experiencias que da el ministerio en la caridad pastoral.

Estoy de acuerdo con jeankarlo que entiende la formación como MINISTERIO, SERVICIO, sin dudar que algunos podrán tener el "carisma" o don del Espíritu para ello.

Hilario msps.
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Eduardo Espinosa Vasquez
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MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 11:11 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

13. La elección y preparación de los formadores

Fuente: Instituto Sacerdos
Autor: Instituto Sacerdos

PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA DISCUSIÓN EN EL FORO

Nota: no es necesario responder a todas las preguntas, cada uno es libre en eso. Se sugiere responder sobre todo a aquellas en las que uno tenga alguna idea o experiencia interesante que pueda enriquecer a los demás, que es de lo que se trata. Incluso puede comentar una pregunta que corresponda a otro grupo, u otro asunto relacionado con el tema que estemos viendo.


Formadores
- ¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Otros sacerdotes y seminaristas
- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿Es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?


Estoy totalmente de acuerdo con la afirmación que para ser formador “acompañante” en un seminario, se requiere tener “carisma”, se requiere tener “vocación”. No todos los hermanos presbíteros tienen el perfil para ser formadores y por el hecho de haber recibido la unción ministerial no tienen el carisma para prestar este servicio que implica las 24 horas del día y los 365 días del Año.
De todos modos no podemos olvidar que para poder ejercer este ministerio = servicio, se requiere de la gracia de Dios, la cual conseguimos gracias a una vida continua de oración.
Igualmente no podemos olvidar que indirectamente todo el presbiterio con su Obispo, contribuyen en el proceso de formación de los hermanos seminaristas. En las actividades apostólicas que realizan los seminaristas en tiempos fuertes (semana santa, navidad, jornadas apostólicas programadas por el Obispo, o los fines de semana), en esos trabajos confirman los elementos de formación que les brinda el seminario por el testimonio de todo el presbiterio.
Estoy totalmente de acuerdo que para prestar el servicio de formador del seminario, trabajo de gran gravedad y responsabilidad, se deberá de escoger entre el presbiterio, sacerdotes idóneos que hayan logrado evidente madurez en su vivencia ministerial, dando primacía a la formación en el seminario, por encima de cualquier otro servicio que se desempeñe con altura y responsabilidad.
Los sacerdotes que sean escogidos para tan alto ministerio deben de sentirse comprometidos con el Señor para dar lo mejor de sí en tan alto ministerio. Es al Señor a quien tendremos que responder por la labor confiada y por cada uno de los seminaristas que se nos han dado para acompañar.
Para desempeñar este hermoso servicio no se puede olvidar lo dialogado en los anteriores encuentros. Es indispensable un trabajo en equipo de todos los que están al frente del seminario, pues la formación atañe a todos los formadores que están al frente del seminario, si bien en sentido estricto, le incumbe al rector, al vicerrector, a los docentes, a los acompañantes, cooperando cada cual en su medida, en la formación de buenos sacerdotes, ante todo con el ejemplo y testimonio diario.
Con todo respeto me atrevo a afirmar, que no estoy para nada de acuerdo con la afirmación que se presenta en el documento y que dice: “Por último, se puede pensar también en la idea de ir "entrenando" con tiempo a algunos seminaristas que un día podrían ejercer ese ministerio. Es tan decisivo el acierto en la elección de los futuros formadores y su preparación, que no se puede dejar para después, improvisarlo en el momento en que haya que cubrir un puesto vacante. Los formadores del seminario podrían ir identificando algunos seminaristas que parecen reunir las cualidades y aptitudes de un buen formador”.
Como lo expresé no estoy de acuerdo porque pienso que por muy bueno que sea el seminarista eso no me da garantía que va a ser un buen sacerdote. De las anteriores ponencias me ha quedado una inquietud y la he venido dialogando y pensando muy seriamente, pues como se expresaba anteriormente, en ocasiones vemos seminarista muy puntuales en la oración, nunca llegan tarde a ningún acto de comunidad, muy estudiosos y muy buenos en muchos aspectos, y luego de ordenarse como se dice en Colombia “sacan las uñas” o “muestran el cobre” y es donde uno se pregunta qué paso con ese joven. Aunque vale la pena aclarar que no son en todos los casos.
Entonces me pregunto; ¿Qué pasaría si los formadores nos fijamos en un joven como el mencionado anteriormente y luego de ordenado nos damos cuenta que fue un error?. Una vez en mi comunidad religiosa, un joven hizo su proceso vocacional, su postulantado, su noviciado y profeso sus votos temporales. Al llegar a la casa donde se encuentran los religiosos de votos temporales dejó pasar un mes para luego decir: Me voy porque les quería demostrar que uno puede profesar sin tener vocación. Este fue un golpe muy duro para nosotros pues era un joven muy bueno, muy puntual, muy fraterno, muy buen fraile.
Pienso con todo respeto que los formadores deben ser seleccionados de los mejores hermanos sacerdotes y que han demostrado un celo pastoral tal, que pueden prestar el alto servicio de formador del seminario. En la medida en que el Señor Obispo vaya detectando los buenos sacerdotes, deberá de ir formándolos, acompañándolos, para que en un futuro, luego de una experiencia ministerial, puedan prestar el servicio de formadores. El ejercicio del Ministerio da al formador grandes bases para desempeñar responsablemente su servicio.
Este servicio es muy bonito. Personalmente me encuentro muy identificado con él, aunque soy consciente que no soy digno para tan alto ministerio.
Es bonito porque me exige diariamente, pues estoy totalmente de acuerdo que para poder dirigirme a los hermanos en formación, debo de tener autoridad moral, debo de acompañarlos permanentemente, debo animarlos,…
De ahí que no puedo abandonarme, no puedo dejarme, no puedo soltarme de la mano de Dios, porque es Él quien me da la gracia.
Los felicito por los aportes que este Curso nos está brindado para prestar mejor nuestro servicio en bien de la Iglesia.
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MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 11:12 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
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13. La elección y preparación de los formadores

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- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿Es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Otros participantes
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Estoy totalmente de acuerdo con la afirmación que para ser formador “acompañante” en un seminario, se requiere tener “carisma”, se requiere tener “vocación”. No todos los hermanos presbíteros tienen el perfil para ser formadores y por el hecho de haber recibido la unción ministerial no tienen el carisma para prestar este servicio que implica las 24 horas del día y los 365 días del Año.
De todos modos no podemos olvidar que para poder ejercer este ministerio = servicio, se requiere de la gracia de Dios, la cual conseguimos gracias a una vida continua de oración.
Igualmente no podemos olvidar que indirectamente todo el presbiterio con su Obispo, contribuyen en el proceso de formación de los hermanos seminaristas. En las actividades apostólicas que realizan los seminaristas en tiempos fuertes (semana santa, navidad, jornadas apostólicas programadas por el Obispo, o los fines de semana), en esos trabajos confirman los elementos de formación que les brinda el seminario por el testimonio de todo el presbiterio.
Estoy totalmente de acuerdo que para prestar el servicio de formador del seminario, trabajo de gran gravedad y responsabilidad, se deberá de escoger entre el presbiterio, sacerdotes idóneos que hayan logrado evidente madurez en su vivencia ministerial, dando primacía a la formación en el seminario, por encima de cualquier otro servicio que se desempeñe con altura y responsabilidad.
Los sacerdotes que sean escogidos para tan alto ministerio deben de sentirse comprometidos con el Señor para dar lo mejor de sí en tan alto ministerio. Es al Señor a quien tendremos que responder por la labor confiada y por cada uno de los seminaristas que se nos han dado para acompañar.
Para desempeñar este hermoso servicio no se puede olvidar lo dialogado en los anteriores encuentros. Es indispensable un trabajo en equipo de todos los que están al frente del seminario, pues la formación atañe a todos los formadores que están al frente del seminario, si bien en sentido estricto, le incumbe al rector, al vicerrector, a los docentes, a los acompañantes, cooperando cada cual en su medida, en la formación de buenos sacerdotes, ante todo con el ejemplo y testimonio diario.
Con todo respeto me atrevo a afirmar, que no estoy para nada de acuerdo con la afirmación que se presenta en el documento y que dice: “Por último, se puede pensar también en la idea de ir "entrenando" con tiempo a algunos seminaristas que un día podrían ejercer ese ministerio. Es tan decisivo el acierto en la elección de los futuros formadores y su preparación, que no se puede dejar para después, improvisarlo en el momento en que haya que cubrir un puesto vacante. Los formadores del seminario podrían ir identificando algunos seminaristas que parecen reunir las cualidades y aptitudes de un buen formador”.
Como lo expresé no estoy de acuerdo porque pienso que por muy bueno que sea el seminarista eso no me da garantía que va a ser un buen sacerdote. De las anteriores ponencias me ha quedado una inquietud y la he venido dialogando y pensando muy seriamente, pues como se expresaba anteriormente, en ocasiones vemos seminarista muy puntuales en la oración, nunca llegan tarde a ningún acto de comunidad, muy estudiosos y muy buenos en muchos aspectos, y luego de ordenarse como se dice en Colombia “sacan las uñas” o “muestran el cobre” y es donde uno se pregunta qué paso con ese joven. Aunque vale la pena aclarar que no son en todos los casos.
Entonces me pregunto; ¿Qué pasaría si los formadores nos fijamos en un joven como el mencionado anteriormente y luego de ordenado nos damos cuenta que fue un error?. Una vez en mi comunidad religiosa, un joven hizo su proceso vocacional, su postulantado, su noviciado y profeso sus votos temporales. Al llegar a la casa donde se encuentran los religiosos de votos temporales dejó pasar un mes para luego decir: Me voy porque les quería demostrar que uno puede profesar sin tener vocación. Este fue un golpe muy duro para nosotros pues era un joven muy bueno, muy puntual, muy fraterno, muy buen fraile.
Pienso con todo respeto que los formadores deben ser seleccionados de los mejores hermanos sacerdotes y que han demostrado un celo pastoral tal, que pueden prestar el alto servicio de formador del seminario. En la medida en que el Señor Obispo vaya detectando los buenos sacerdotes, deberá de ir formándolos, acompañándolos, para que en un futuro, luego de una experiencia ministerial, puedan prestar el servicio de formadores. El ejercicio del Ministerio da al formador grandes bases para desempeñar responsablemente su servicio.
Este servicio es muy bonito. Personalmente me encuentro muy identificado con él, aunque soy consciente que no soy digno para tan alto ministerio.
Es bonito porque me exige diariamente, pues estoy totalmente de acuerdo que para poder dirigirme a los hermanos en formación, debo de tener autoridad moral, debo de acompañarlos permanentemente, debo animarlos,…
De ahí que no puedo abandonarme, no puedo dejarme, no puedo soltarme de la mano de Dios, porque es Él quien me da la gracia.
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MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 11:14 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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13. La elección y preparación de los formadores

Fuente: Instituto Sacerdos
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Nota: no es necesario responder a todas las preguntas, cada uno es libre en eso. Se sugiere responder sobre todo a aquellas en las que uno tenga alguna idea o experiencia interesante que pueda enriquecer a los demás, que es de lo que se trata. Incluso puede comentar una pregunta que corresponda a otro grupo, u otro asunto relacionado con el tema que estemos viendo.


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- ¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Otros sacerdotes y seminaristas
- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿Es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?


Estoy totalmente de acuerdo con la afirmación que para ser formador “acompañante” en un seminario, se requiere tener “carisma”, se requiere tener “vocación”. No todos los hermanos presbíteros tienen el perfil para ser formadores y por el hecho de haber recibido la unción ministerial no tienen el carisma para prestar este servicio que implica las 24 horas del día y los 365 días del Año.
De todos modos no podemos olvidar que para poder ejercer este ministerio = servicio, se requiere de la gracia de Dios, la cual conseguimos gracias a una vida continua de oración.
Igualmente no podemos olvidar que indirectamente todo el presbiterio con su Obispo, contribuyen en el proceso de formación de los hermanos seminaristas. En las actividades apostólicas que realizan los seminaristas en tiempos fuertes (semana santa, navidad, jornadas apostólicas programadas por el Obispo, o los fines de semana), en esos trabajos confirman los elementos de formación que les brinda el seminario por el testimonio de todo el presbiterio.
Estoy totalmente de acuerdo que para prestar el servicio de formador del seminario, trabajo de gran gravedad y responsabilidad, se deberá de escoger entre el presbiterio, sacerdotes idóneos que hayan logrado evidente madurez en su vivencia ministerial, dando primacía a la formación en el seminario, por encima de cualquier otro servicio que se desempeñe con altura y responsabilidad.
Los sacerdotes que sean escogidos para tan alto ministerio deben de sentirse comprometidos con el Señor para dar lo mejor de sí en tan alto ministerio. Es al Señor a quien tendremos que responder por la labor confiada y por cada uno de los seminaristas que se nos han dado para acompañar.
Para desempeñar este hermoso servicio no se puede olvidar lo dialogado en los anteriores encuentros. Es indispensable un trabajo en equipo de todos los que están al frente del seminario, pues la formación atañe a todos los formadores que están al frente del seminario, si bien en sentido estricto, le incumbe al rector, al vicerrector, a los docentes, a los acompañantes, cooperando cada cual en su medida, en la formación de buenos sacerdotes, ante todo con el ejemplo y testimonio diario.
Con todo respeto me atrevo a afirmar, que no estoy para nada de acuerdo con la afirmación que se presenta en el documento y que dice: “Por último, se puede pensar también en la idea de ir "entrenando" con tiempo a algunos seminaristas que un día podrían ejercer ese ministerio. Es tan decisivo el acierto en la elección de los futuros formadores y su preparación, que no se puede dejar para después, improvisarlo en el momento en que haya que cubrir un puesto vacante. Los formadores del seminario podrían ir identificando algunos seminaristas que parecen reunir las cualidades y aptitudes de un buen formador”.
Como lo expresé no estoy de acuerdo porque pienso que por muy bueno que sea el seminarista eso no me da garantía que va a ser un buen sacerdote. De las anteriores ponencias me ha quedado una inquietud y la he venido dialogando y pensando muy seriamente, pues como se expresaba anteriormente, en ocasiones vemos seminarista muy puntuales en la oración, nunca llegan tarde a ningún acto de comunidad, muy estudiosos y muy buenos en muchos aspectos, y luego de ordenarse como se dice en Colombia “sacan las uñas” o “muestran el cobre” y es donde uno se pregunta qué paso con ese joven. Aunque vale la pena aclarar que no son en todos los casos.
Entonces me pregunto; ¿Qué pasaría si los formadores nos fijamos en un joven como el mencionado anteriormente y luego de ordenado nos damos cuenta que fue un error?. Una vez en mi comunidad religiosa, un joven hizo su proceso vocacional, su postulantado, su noviciado y profeso sus votos temporales. Al llegar a la casa donde se encuentran los religiosos de votos temporales dejó pasar un mes para luego decir: Me voy porque les quería demostrar que uno puede profesar sin tener vocación. Este fue un golpe muy duro para nosotros pues era un joven muy bueno, muy puntual, muy fraterno, muy buen fraile.
Pienso con todo respeto que los formadores deben ser seleccionados de los mejores hermanos sacerdotes y que han demostrado un celo pastoral tal, que pueden prestar el alto servicio de formador del seminario. En la medida en que el Señor Obispo vaya detectando los buenos sacerdotes, deberá de ir formándolos, acompañándolos, para que en un futuro, luego de una experiencia ministerial, puedan prestar el servicio de formadores. El ejercicio del Ministerio da al formador grandes bases para desempeñar responsablemente su servicio.
Este servicio es muy bonito. Personalmente me encuentro muy identificado con él, aunque soy consciente que no soy digno para tan alto ministerio.
Es bonito porque me exige diariamente, pues estoy totalmente de acuerdo que para poder dirigirme a los hermanos en formación, debo de tener autoridad moral, debo de acompañarlos permanentemente, debo animarlos,…
De ahí que no puedo abandonarme, no puedo dejarme, no puedo soltarme de la mano de Dios, porque es Él quien me da la gracia.
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Salomón Orlando
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Registrado: 11 Nov 2008
Mensajes: 37

MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 1:55 am    Asunto: La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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La elección y preparación de los formadores

Otros sacerdotes y seminaristas
- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Mis formadores han sido hombres, entusiastas y optimistas, que irradian alegría y deseo de entrega, que siempre todo con espíritu positivo, que no se lamentan, ni deprimen a los demás con sus actitudes o sus palabras, que saben suscitar el espíritu de iniciativa, encauzarlo, purificarlo, guiarlo y llevarlo al éxito.

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores?
Las experiencias mismas de los formadores es fuente privilegia-
da de sus formaciones permanentes.

los formadores aprenden y se perfeccionan
incluso con el concreto ejercicio de su ministerio, con tal que
sea sometido a constante y fraterna evaluación, en diálogo con los
otros formadores, comparando diversas fórmulas educativas y sometiendo
a prueba gradual y prudentemente nuevos proyectos, propuestas
e iniciativas.

¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

claro que sí
Las actividades pastorales de los seminaristas, recomendadas
por las normas de la Iglesia55, para ser verdaderamente fructuosas y
conseguir sus objetivos formativos han de estar dirigidas y coordinadas
por un sacerdote muy experto y nombrado expresamente para
este servicio. Debe familiarizarse con los medios que aseguran la eficacia
de la supervisión y de la evaluación de estas actividades e inspirarse
en los genuinos principios del sacro ministerio conforme a las
normas de la autoridad eclesiástica. El encargado, llámese director o
coordinador de las actividades de la pastoral, debe respetar el reglamento
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Monica L. Moreno y G.
Asiduo


Registrado: 18 Feb 2007
Mensajes: 194
Ubicación: Mexico D.F.

MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 2:04 am    Asunto: Comentario Respuesta
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Definitivamente debe de ser un sacerdote con un carisma especial, con un gran sentido de oración, comprensión, amor, responsabilidad y compromiso. Recordando lo que dice en el Concilio Vaticano II 63.:

“Para ser verdaderamente fructuosas y conseguir sus objetivos formativos han de estar dirigidas y coordinadas por un sacerdote muy experto y nombrado expresamente para
este servicio”.


Creo que es la única forma que se debe de elegir a la persona que sea la ideal para llevar tan gran responsabilidad.

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ftalamantesz
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Registrado: 18 Ene 2009
Mensajes: 5
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 5:20 am    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Un saludo de paz en Cristo a todos!!!
De las preguntas que se presenta para este foro me permito contestar la siguiente:

Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
En mi experiencia Dios me concedió la oportunidad de tener como formadores a grandes sacerdotes, unos con gran experiencia de pastores otros no tanto, pero la mayoría con un gran entusiamo por trabajar para la formación de los futuros sacerdotes.
En los primeros años de mi formación el asesor de mi grupo que fuimos al principio 19 seminaristas, era el encargado de la economia y tenía ya cuando nosotros llegamos al seminario, casi 14 años de formador. Tanto estos años de formador que él tenía, como la experiencia pastoral en parroquias con que contaba este sacerdote, le daban a él una gran sabiduría y capacidad para guiarnos a nosotros que empezabamos en el camino de formación en el seminario. Un sacerdote, que si considero yo un hombre de Dios, y sobre todo muy humilde y amable en su trato. El tiempo que el nos asesoró tuvo la posibilidad de aconsejarnos a cada quien, que es lo que debíamos mejorar o trabajar en nuestro camino vocacional y a quien de plano no le vio signos de vocación al sacerdocio les aconsejó salir. Le agradezco a Dios esa experiencia en mi vida de seminarista.
_________________
P. Fer Talamantes
Mexico
Saludos, un abrazo, DLB
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peedson
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Registrado: 19 Nov 2008
Mensajes: 34
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 12:46 pm    Asunto: Re: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Otros sacerdotes y seminaristas
- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?


----------------------------------

1) Una experiencia muy bonita que he visto en un formador foe su desapego de bienes materiales, quando disponibilizó su coche para un seminarista llevar su madre a la estación rodoviaria. Cuando el seminarista le pedió elle na misma hora sacó las claves e las dió, sin preguntas. Esto me tocó mucho, porque el coche era personal de el y no del seminario. Una otra vez, cuando yo era seminarista menor, tiendo que hacer nueva prueba depois de las vacaciones, mi rector busco mis libros e me envió por correo, para que estudiasse en casa. Su preocupación e atención conmigo mucho me sensibilizó y hastá hoy lo tengo vivo en mi memória. Pequeños detalles, pero que marcan una vida.

2) Acá en Brasil la Conferencia Episcopal tem promovido algunos cursos de formación en las vacaciones, atraves de la OSIB (Organização de Seminários e Institutos do Brasil). Parece que los resultados estan sendo buenos.

También creo que es una buena idea ir entrenando seminaristas para la función de furturos formadores. En mi seminario teníamos un "bedel", que era como que un auxiliar dele rector no campo da disciplina de los seminaristas. Este era también un porta-voz de nosotros cuando queríamos pedir alguna cosa.
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INESGLZZ
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 3:23 pm    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
Responder citando

¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?
Claro que creo que se debe dedicar sacerdotes de entre los mejores como formadores, ademas de que lo afirma el Concilio Vaticano II recordemos que a tal formador tal formacion.
Los sacerdotes formadores deben tener ciertas cualidades para fungir como un buen formador, por esta razon se deben seleccionar a los mejores que cumplan con estas cualidades. No todo los sacerdotes tienen las virtudes necesarias para ser formador por eso es que los formadores deben de ubicar, con ayuda del Espiritu Santo, aquellos seminaristas que pueden tener las cualidades de un formador y empezar a encausarlos.
Las cualidades de un formador son ser una persona paciente, amable, abierta, cercana, sencilla y accesible
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Galdino Pérez
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Mensajes: 26

MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 6:22 pm    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Recuerdo a muchos de mis formadores del seminario, muchos de ellos muy buenos, otros no tanto. Algunos eran hombres de Dios, cercanos a los alumnos en los actos litúrgicos y también cercanos a Dios. Sencillos en el trato; abiertos en el diálogo. En fin, tengo bonita experiencia de mis formadores del seminario.

¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

En la Arquidiócesis de Xalapa la gran mayoría de los seminaristas hacemos un año de servicio como auxiliares en la formación de los seminarios menores. Ciertamente no es suficiente, pero los formadores van observando las cualidades de los seminaristas para ser futuros formadores. Ha dada buen resultado, porque la mayoría de los actuales formadores fueron auxiliares en la formación. Creo que ahí empieza el entrenamiento.
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Luz Reyes
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 8:34 pm    Asunto: PARTICIPACION AL FORO
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Jesús llamo a sus DOCE APOSTOLES y teniendo presente esa situación continúa la Iglesia.

Considero que ante todo se requiere un LLAMADO, es una MISION por que la mision no sólo se hace en sitios apartados.

Ese llamado debe irse cultivando con la oración, la formación personal y la mirada sabia de los formadores y superiores de las comunidades e instituciones para ir MEJORANDO las actitudes y aptitudes del FORMADOR y pedir continuamente que el Señor pula ese ser.

Del formador y del sacerdote depende humanamente el camino de las comunidades.
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Oscar Piñango
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Registrado: 26 Feb 2007
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MensajePublicado: Vie Ene 23, 2009 8:59 pm    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Es realmente gratificante recordar las personas que nos han permitido crecer en testimonio a través de su propio testimonio. Son varias las personas que han contribuido con su ejemplo a fortalecer mi vida en el espíritu que sería egoísta de mi parte darle mención a uno sólo en particular. Al inicio mi director espiritual fue un gran ejemplo de ser y parecer un hombre de fe, por su gran apego a la oración y predicación del Evangelio. Ya en la etapa de formación, son varios los que contribuyeron a fortalecer mi camino, es interesante observar como el Espíritu Santo va contribuyendo en colocarnos a la persona adecuada en el momento oportuno para equilibrar cualquier falla o darnos la oportunidad de aclarar dudas, sobre todo con un hecho tan importante en la vida de todo cristiano, como es su testimonio. Es grato recordar, la paciencia, amabilidad, carácter, fortaleza, entusiasmo y hasta compañía que estos sacerdotes pueden llegar a ofrecernos para que nuestro camino sea el más claro posible y despertar en nosotros la búsqueda personal y fortalecimiento vocacional.

¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores?

En este momento para mi es triste enfrentar el resultado que actualmente tiene mi diócesis en la formación de los seminaristas, puesto que la congregación que se encarga de dirigirlo, tiene directrices muy particulares y cerradas que han llevado a un casi abandono o expulsión de la mayoría de los seminaristas, incluso obispos de otras diócesis han decidió enviar a sus muchachos a otros seminarios del país. Las iniciativas que se habían dado ahora están olvidadas e incluso cuestionadas, porque por ejemplo, una persona de la RCC no puede ingresar al seminario por no ser ellos afectos a la renovación carismática, y de aceptarlo, el acoso y la persecución es tal que el joven tiende a huir. Es peligroso para ellos ser profesional, o haber terminado una carrera para ingresar al seminario, ya que la formación que ellos quieren debe hacerse desde los 16 o 17 años, como una vez me dijo uno de ellos, para amoldarlo bien, que tristeza. Es imposible para una vocación adulta ingresar porque son cuestionados familiar, mora y hasta espiritualmente, que peligro una persona que tiene criterio propio. Incluso, cinco sacerdotes ordenados según su criterio y bajo su supervisión, puesto que después del seminario ellos deben reunirse y dar informe al rector de sus actividades antes que al obispo, han pedido su retiro del sacerdocio, justo allí se ve el gran daño que causan actualmente. Es primera vez que escribo de esto así tan públicamente, pero gracias a Dios y a su Espíritu Santo, espero se susciten nuevas vocaciones sacerdotales y formadores óptimos y llenos del Santo Espíritu para guiar nuestros caminos del amor, la fe y la caridad, para aprender a ser sacerdotes santos llenos de amor y ser testigos de Cristo.

¿Es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

Es muy realista entrenar a un seminarista, de hecho siempre se presentan jóvenes que buscan un poco más allá y tienen inquietudes sobre su autoformación y formación grupal, por lo que no es arriesgado enseñar que el formador puede ser cualquiera que el Espíritu Santo suscite, y que se debe entender que la labor de evangelizar puede darse en cualquier servicio que Dios llame a realizar en su Iglesia. Sería interesante que los formadores pudieran compartir con los jóvenes sus experiencias y luego de ordenados pudieran darse intercambios para establecer vínculos que permitan la unión del ya sacerdote con la realidad de su seminario, y de esta manera entender que los tiempos cambian, los formadores tienen su tiempo y que hay que estar abiertos a la nueva tarea que el Señor en su gran misericordia pueda poner en frente de cada quien.
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MensajePublicado: Sab Ene 24, 2009 1:57 am    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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FORO CAPITULO 13

El obispo, cabeza visible de la formación sacerdotal, debe velar por la calidad de los formandos en el Seminario, y que mejor manera de hacerlo que seleccionando a los mejores "pastores", a los mejores sacerdotes para guiar ese "rebaño de ovejas" que empieza un camino duro, difícil, pero a la vez lleno de felicidad, de armonía de encuentro con el Espíritu Santo.
Y para esto debe escoger sacerdotes idóneos, capacitados, en todos los aspectos: espiritual, humano, intelectual, ya que es ese mismo conocimiento el que va a impartir a los formandos, y por lo tanto debe ser de excelente calidad.
Por lo tanto, y estoy de acuerdo, que el mismo Seminario debe servir de base para ir formando los futuros formadores, debe ser el semillero que más adelante dará una cosecha abundante y productiva, llena de amor, de fe, de compromiso humano, pero sobretodo llena de Dios.
pero también se debe buscar la capacitación permanente, en todos los aspectos, pero sobretodo, en psicología, teología, pedagogía.
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MARCELO M
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MensajePublicado: Sab Ene 24, 2009 3:35 pm    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
Pues todas estas cualidades, han sido muy bien encarnadas en los diversos formadores de nuestros seminarios. Pienso que estos valores deben seguir siendo testimoniados a los formandos.

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?
Pues en mi país, se organizan semestralmente los cursos para formadores, además se han enviado algunos sacerdotes a prepararse en el exterior. Y en cuanto a lo otro los formadores surgen y no es necesario formar en exclusividad para ello.
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MCDelgadillo
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MensajePublicado: Sab Ene 24, 2009 4:31 pm    Asunto: 13 La elección
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Me permito hacer una precisión: El hombre puede enseñar y aprender de acuerdo a sus capacidades. Puede ser educado, se le pueden enseñar conocimientos y puede desarrollar capacidades en la medida en que se resuelven los problemas técnicos de enseñanza-aprendizaje.
La labor del formador del seminarista al cual nos referimos, desde el enfoque pedagógico, se identifica con el modelo artesanal, mientras que el “ARTISTA” hablo del artista académico en las distintas disciplinas (música, pintura, danza, plástica, entre otras); forma, enseña, educa, con técnicas específicas que exigen el dominio de habilidades que desarrolla el individuo de acuerdo a sus capacidades en un adiestramiento determinado. Mientras que el modelo artesanal, es la enseñanza de una actividad en la práctica cotidiana de la misma. El maestro es un profesional de su oficio que al tiempo que lo ejerce, adiestra, acompaña a un grupo de aprendices que lo auxilian y siguen en las tareas por desarrollar. En este modelo, el maestro es profesional de la enseñanza, sin embargo el aprendiz puede alcanzar o no el aprendizaje, según la eficacia del formador. Sin embargo este modelo no es dable para todos, por su estructura misma este tipo de instrucción es de larga duración y alumnado reducido. La formación académica sistematizada y la artesanal se complementan; la ayudantía de profesores es un ejemplo del empleo del modelo artesanal para la formación de docentes. Se aprende a investigar, investigando, se aprende a orar, orando…

Es claro que además de la voluntad es indispensable la capacidad y preparación para el futuro formador de sacerdotes, pero la formación del espíritu solo es obra del Espíritu Santo, el formador no crea ninguna obra de arte en el espíritu del seminarista, tan solo acompaña, guía, ayuda.

Es cierto que resulta indispensable que se elija a los formadores de entre los mejores, con las cualidades, virtudes, capacidades, preparación suficiente y necesaria moral, espiritual, humana, intelectual, ser un hombre de Dios, con una profunda vida interior, contemplativo, hombre de Iglesia universal. De comportamiento y de presencia digna, respetuosa, respetable y humilde. Carente de vanidades internas y externas, para servir en cada espacio, lugar y momento sin aprovechar estos para su proyección personal, como es el caso de los canta-autores; clérigos y seglares que están muy distantes de evangelizar con sus aportaciones paupérrimas; musical, interpretativa y espiritualmente.

El formador ideal debe tener bondad y firmeza; “suavidad en la forma y firmeza en el fondo”. Como maestro y guía poseer un carácter ecuánime, sereno, firme, decidido y prudente; poseer fortaleza de espíritu para la tarea diaria. Entusiasta y optimista, que irradie alegría y deseo de generosa entrega. Poseer una esmerada preparación intelectual, y el conocimiento de la psicología y pedagogía modernas que le ayuden en su labor de orientación educativa, además de experiencia en el ministerio sacerdotal.

Los responsables de tal elección deberán tener la sensibilidad suficiente para ello y aún mayores atributos para que la selección sea respuesta a los valores auténticos del futuro formador y no elecciones por intereses particulares o nepotismo de quienes ostentan los cargos.
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Juan José Rodríguez Mesa
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Ubicación: Manizales, Colombia

MensajePublicado: Sab Ene 24, 2009 10:32 pm    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Formadores

- ¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?


El formador nace y se hace

Al leer las características que debe tener un formador se deduce que definitivamente debe ser escogido entre los mejores. Aunque no sea fácil encontrar sacerdotes tan integrales y carismáticos que reúnan completamente el perfil para ser formadores, tanto los señores obispos como los superiores mayores de las comunidades deben hacer un gran esfuerzo por conocer a sus sacerdotes y a quienes responsablemente descubran con el mayor carisma para la formación sacerdotal ofrecerles la formación profesional pertinente para el acompañamiento formativo sin escatimar en este campo.

Cualquier sacerdote no puede realizar la misión de formar los futuros sacerdotes porque la experiencia nos demuestra que incluso no todo profesor puede ejercer la delicada labor de la formación sacerdotal. Efectivamente, se han visto casos en los que se cree que por el hecho de enviar a un sacerdote a prepararse en alguna área filosófica o teológica ello lo cualifica para realizar procesos de acompañamiento formativo. Una cosa es ser profesor y otra más compleja es ser formador.
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rodrigofcleon
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Registrado: 20 Nov 2008
Mensajes: 43

MensajePublicado: Dom Ene 25, 2009 8:34 pm    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores‏.
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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¡VTR!
Estimados todos:

En este tema yo considero que es muy importante que los sacerdotes que se dediquen a la fomación estén muy bien preparados en todas las áreas que hemos visto deben formar a un sacerdote.

Coincido en que no hay tarea más importante y urgente que la de formar a los próximos sacerdotes; ahí pues es donde deben estar aquellos mejor preparados, pero sobre todo, aquellos que han sido llamados por Dios a ejercer esa función de formador.

Recalco en una cosa: lo primordial no es poner como formador a los que "humanamente" lo hacen mejor, sino aquellos que Dios quiere que sean los formadores. Sí, todo debe ser visto desde una óptiva divina en donde la providenca va guiando a la Iglesia por buen camino...

_________________
Afectísimo en Cristo,
Rodrigo Fernández de Castro De León
REGNUM CHRISTI
MÉXICO
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verónica ana
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Registrado: 23 Jun 2008
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MensajePublicado: Dom Ene 25, 2009 9:21 pm    Asunto: Respuesta a la 13a sesion de formacion
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Sí creo realmente que se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores, si con esa expresión queremos comprender o señalar a aquellos que tengan los carismas que debe tener todo buen formador. Como dice muy bien el capítulo 13 no todo sacerdote puede ser formador, aún cuando sea un excelente sacerdote. Para ser formador se necesitan carismas especiales que Dios concede a los que El quiere para que colabore con el Espíritu Santo para modelar en un hombre la imagen de Cristo.
Pero sólo podrá modelar en otros la imagen de Cristo si ha conseguido formarla primero en él, y día a día se ven sus esfuerzos denodados por seguir plasmando en su alma esa imagen, por ir transformándose paulatinamente hasta ser Cristo mismo. Si él tiene esa imagen, si él la lleva, si él la vive, si en él vive Cristo, si él es Cristo mismo entonces sí podrá con la ayuda del Espíritu Santo plasmarlo en los jóvenes seminaristas. Por lo que antecede estamos hablando de alguien que se ha propuesto la santidad como meta, cumpliendo siempre y en todo la voluntad de Dios al llevar a cabo la misión que le ha sido encomendada, entregando su vida gota a gota por amor al Señor y a los jóvenes que le han sido confiados.
Estamos hablando de alguien que está en profunda comunión con el Sucesor de Pedro y con los obispos al él adheridos.
Estamos hablando de alguien que ha decidido ser pequeño muy pequeño a los ojos de los hombres, pero grande a los ojos de Dios. Que no busca escalar posiciones, el aplauso de los hombres o que los hombres vean sus logros. Busca sólo la aprobación de Dios.
Estamos hablando de alguien con una profunda fe en el Señor, que irradia alegría, esperanza, deseo de entrega, amor generoso hacia todos los que pasan a su lado, gran discernimiento para poder leer en el alma de sus subordinados sus inquietudes, sus miedos, sus tentaciones, sus avances, sus logros y las gracias concedidas. Que sabe cuando es el momento de hablar o de callar, de alentar o exigir e ir descubriendo la obra maestra del pensamiento acertado.
Estamos hablando de alguien con una profunda vida contemplativa, de una profunda vida de oración donde el Señor “es el consejero que lo instruye internamente” acerca de cómo guiar y conducir a cada uno de sus seminaristas para que ellos también puedan llegar a la meta “y ser dignos de la vocación a la que han sido llamados”.
Estamos hablando de alguien que sabe ejercer su autoridad mostrando sumo respeto por el formando, sin autoritarismo, que no es lo mismo que autoridad, uniendo como ya dijimos “la firmeza de fondo a la suavidad de la forma”, pero siempre ajustándose a la verdad, a la justicia y a la caridad.
Ser un buen formador implica una gran tarea, un gran desafío y una gran responsabilidad ya que imprimir en las almas la imagen de Cristo no es tarea sencilla, pero el formador tendrá que “hacer lo que Él le diga”, es decir llenar los cántaros poniendo todo de su parte, para que el Señor cambie el agua en vino y luego el vino en Su Sangre otorgándonos “sacerdotes santos
-------
El Señor y María Santísima los bendigan a todos.
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Ma Socorro A. Reyes López
Asiduo


Registrado: 16 Jun 2008
Mensajes: 120

MensajePublicado: Lun Ene 26, 2009 2:33 am    Asunto: 13. La elección y preparación de los formadores
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

No todo sacerdote puede realizar el oficio de formador. Es éste un carisma que Dios concede a los que él quiere. Un carisma bello y comprometedor. El formador es un artista del espíritu, el formador trabaja para ayudarle al Espíritu Santo a modelar en un hombre la imagen misma de Cristo. El formador de sacerdotes tiene que ser, ante todo, un hombre de Dios, caracterizado por la profundidad de su vida interior, experimentado en la oración; hombre de Iglesia, que sintoniza cordial y profundamente con el sentir de la Iglesia universal y con el pNo podrá realizar su función de padre y amigo si es irascible, brusco, impositivo, hosco. Al contrario, debe ser una persona paciente, amable, abierta, cercana, sencilla y accesible:
- Su servicio de autoridad exige de él un comportamiento digno, respetuoso y respetable.
- Mezcla de bondad y firmeza no consiste en la convivencia de dos tendencias contrarias en una misma persona, sino dos manifestaciones de una misma actitud de fondo: el amor sincero al seminarista confiado a su responsabilidad.
- El amor quiere siempre lo mejor de la persona amada; lo contrario no es amor, es indiferencia.
- Para ser amable y firme, el formador tiene que ser también muy humilde. Sólo así sabrá actuar siempre de cara a Dios, sin miedo a pedir al formando lo que en conciencia le debe pedir, sin preocuparse del "qué dirán".
- Sólo así sabrá exigir con sencillez y bondad, no como quien tiene "derecho" a ser obedecido, sino como quien presta el servicio de su autoridad.
- Una persona que ha de ser maestro y guía deberá poseer un carácter ecuánime, sereno, firme y decidido.
- Siendo la suya una labor de dirección, no puede faltar en el formador la virtud de la prudencia. El formador prudente sabe medir las consecuencias para el formando y para la comunidad de sus decisiones, consejos o actuaciones; sabe esperar y buscar los tiempos y modos más aptos para hablar, aconsejar, llamar la atención o alentar.
- Ha de ser un hombre dotado de fortaleza de espíritu, que sepa sobrellevar la responsabilidad que tiene asignada y no se agobie ante sus propias dificultades o ante los problemas de los demás.
- La fortaleza hace posible que sus estados de ánimo y su situación personal no afecten indebidamente a su actuación como formador.
- Las exigencias propias de su labor piden que el formador sea un sacerdote hecho a la abnegación, trabajador, dispuesto a dedicar todo su tiempo y energías para cumplir su misión.
- El formador debe ser un hombre entusiasta y optimista, que irradie alegría y deseo de entrega, que vea siempre todo con espíritu positivo, que no se lamente, ni deprima a los demás con sus actitudes o sus palabras, que sepa suscitar el espíritu de iniciativa, encauzarlo, purificarlo, guiarlo y llevarlo al éxito.
- Se ha de caracterizar también por una esmerada preparación intelectual, de modo que pueda seguir y apoyar también la formación académica de los seminaristas.
- El conocimiento, aunque no siempre pueda ser especializado, de la psicología y pedagogía modernas pueden prestarle un buen servicio en su labor de orientación educativa.
Los formadores del seminario podrían ir identificando algunos seminaristas que parecen reunir las cualidades y aptitudes de un buen formador y que podrían ejercer este ministerio, guiados con el Espíritu Santo para que madure y se trasforme en Cristo de acuerdo con el plan eterno de Dios.
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Jorge Batista
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Registrado: 23 Nov 2008
Mensajes: 38

MensajePublicado: Mar Ene 27, 2009 12:35 am    Asunto:
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado.

Si creo que los sacerdotes en su adecuada preparacion a ese ministerio, deben ser aptos para formar adecuadamente a los candidatos. La excelencia en lo que se piensa y lo que se hace en cada momento de la vida es la diferencia entre el formador bonachon , exigente y equilibrado.
Por eso es importante que el sacerdote siga evaluandose cada dia en su formacion permanente y progresiva, esto ayudará a ser un mejor formador.
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Jacobo Ventura Pérez
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Registrado: 21 Jun 2008
Mensajes: 43
Ubicación: Tampico Tamaulipas

MensajePublicado: Mar Ene 27, 2009 4:54 am    Asunto: Respuestas de lección 13
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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13. La elección y preparación de los formadores


¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

R.- Claro, así lo creo.

Razón: El formador es un Ser que además de dar conocimientos, conforma actitudes en el formando. Para que éstas sean positivas, deben ser motivadas por el Espíritu Santo, por ello requiere de un instrumento de su Gracia, el formador.

El Espíritu Santo lo puede realizar sin la intervención del formador, solo requiere la Fe del formando. Esto se da en casos donde la persona ha despertado conciencia de los actos positivos y negativos, y se esfuerza por eliminar de su personalidad esos defectos (ira lujuria, codicia, etc.) que frenan su crecimiento espiritual. Aún así, se debe continuar el proceso de formación permanente, el cual dura toda la vida.

Juan 16, 13-15
Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir.
El tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por él.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío para revelárselo a ustedes.

Estoy de acuerdo que el formador debe:

1º) Ser un hombre de Dios, con Dios, y para Dios. Manteniendo estrecha comunicación con el Padre, mediante la oración.

2º) Ser un hombre de Iglesia. Esto es, ser congruente con los principios universales.

3º) Tener ese carácter Bondadoso y firme a la vez, el cual refleje su amor sincero


Hay que tener en cuenta que no todo sacerdote puede ser formador, para ello se requiere carisma, me despido con la siguiente frase:

Hasta los palos del monte tienen su Destinación, unos sirven para hacer Santos, y otros para hacer Carbón.




Cordialmente



La Paz de Cristo sea contigo.
_________________
Ventura
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SERGIO SANCHEZ
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Registrado: 19 Nov 2008
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MensajePublicado: Mie Ene 28, 2009 2:18 am    Asunto: TEMA 13
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

SIEMPRE SE RECUERDAN ALGUNOS PADRE QUE TUVIERON UN PAPEL IMPORTANTE EN LA FORMACION EN LO PARTICULAR YO RECUERDO A DOS UNO QUE FUE MI OBISPO MANUEL SAMANIEGO DE FELIZ MEMORIA Y OTRO MI FORMADOR EL P. PIERRE SALABERT. LOS CUALES CON SU ENTREGA Y SU SENCILLES ME DIERON LAS ENSEÑANZAS Y LAS PALABRAS CLAVES PARA SEGUIR EN MI FORMACION. GRACIAS A DIOS Y A ELLOS TENGO MIS CIMIENTOS FIRMES Y CENTRADO EN MI LLAMADO QUE DIOS ME HACE

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

LA PRIMERA INICIATIVA ES LA DE SER UN FORMADOR QUE NUNCA OLVIDE QUE TODOS PASAMOS POR EL SEMINARIO Y PENSAR A LA EDAD QUE TIENEN NUESTROS FORMANDOS, Y EL ENTRENAR A UN SEMINARISTA PARA EL FUTURO ES ALGO ESENCIAL, PERO ENSEÑAR COSAS PRACTICAS LOS PELIGROS QUE UNO VA ENCONTRAR LOS RETOS, LAS DESILUCIONES, Y TAMBIEN LAS COSAS BELLAS DEL SER SACERDOTE, NO QUE MUCHAS VECES ESPERAMOS A QUE LAS VIVAN Y SI ES VERDAD CADA QUIEN LAS VIVE DE UNA MANERA MUY DISTINTA PERO EL QUE TE LO PLATIQUEN Y UNO VIVA ESE MOMENTO YA SABES COMO ACTUAR O COMO CORTAR LA CABEZA DE LA SERPIENTE DE UN TIRO
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SERGIO SANCHEZ
Esporádico


Registrado: 19 Nov 2008
Mensajes: 35

MensajePublicado: Mie Ene 28, 2009 2:20 am    Asunto: TEMA 13
Tema: 13. La elección y preparación de los formadores
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- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

SIEMPRE SE RECUERDAN ALGUNOS PADRE QUE TUVIERON UN PAPEL IMPORTANTE EN LA FORMACION EN LO PARTICULAR YO RECUERDO A DOS UNO QUE FUE MI OBISPO MANUEL SAMANIEGO DE FELIZ MEMORIA Y OTRO MI FORMADOR EL P. PIERRE SALABERT. LOS CUALES CON SU ENTREGA Y SU SENCILLES ME DIERON LAS ENSEÑANZAS Y LAS PALABRAS CLAVES PARA SEGUIR EN MI FORMACION. GRACIAS A DIOS Y A ELLOS TENGO MIS CIMIENTOS FIRMES Y CENTRADO EN MI LLAMADO QUE DIOS ME HACE

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

LA PRIMERA INICIATIVA ES LA DE SER UN FORMADOR QUE NUNCA OLVIDE QUE TODOS PASAMOS POR EL SEMINARIO Y PENSAR A LA EDAD QUE TIENEN NUESTROS FORMANDOS, Y EL ENTRENAR A UN SEMINARISTA PARA EL FUTURO ES ALGO ESENCIAL, PERO ENSEÑAR COSAS PRACTICAS LOS PELIGROS QUE UNO VA ENCONTRAR LOS RETOS, LAS DESILUCIONES, Y TAMBIEN LAS COSAS BELLAS DEL SER SACERDOTE, NO QUE MUCHAS VECES ESPERAMOS A QUE LAS VIVAN Y SI ES VERDAD CADA QUIEN LAS VIVE DE UNA MANERA MUY DISTINTA PERO EL QUE TE LO PLATIQUEN Y UNO VIVA ESE MOMENTO YA SABES COMO ACTUAR O COMO CORTAR LA CABEZA DE LA SERPIENTE DE UN TIRO
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