13. La elección y preparación de los formadores

[SERGIO SANCHEZ]

- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

SIEMPRE SE RECUERDAN ALGUNOS PADRE QUE TUVIERON UN PAPEL IMPORTANTE EN LA FORMACION EN LO PARTICULAR YO RECUERDO A DOS UNO QUE FUE MI OBISPO MANUEL SAMANIEGO DE FELIZ MEMORIA Y OTRO MI FORMADOR EL P. PIERRE SALABERT. LOS CUALES CON SU ENTREGA Y SU SENCILLES ME DIERON LAS ENSEÑANZAS Y LAS PALABRAS CLAVES PARA SEGUIR EN MI FORMACION. GRACIAS A DIOS Y A ELLOS TENGO MIS CIMIENTOS FIRMES Y CENTRADO EN MI LLAMADO QUE DIOS ME HACE

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

LA PRIMERA INICIATIVA ES LA DE SER UN FORMADOR QUE NUNCA OLVIDE QUE TODOS PASAMOS POR EL SEMINARIO Y PENSAR A LA EDAD QUE TIENEN NUESTROS FORMANDOS, Y EL ENTRENAR A UN SEMINARISTA PARA EL FUTURO ES ALGO ESENCIAL, PERO ENSEÑAR COSAS PRACTICAS LOS PELIGROS QUE UNO VA ENCONTRAR LOS RETOS, LAS DESILUCIONES, Y TAMBIEN LAS COSAS BELLAS DEL SER SACERDOTE, NO QUE MUCHAS VECES ESPERAMOS A QUE LAS VIVAN Y SI ES VERDAD CADA QUIEN LAS VIVE DE UNA MANERA MUY DISTINTA PERO EL QUE TE LO PLATIQUEN Y UNO VIVA ESE MOMENTO YA SABES COMO ACTUAR O COMO CORTAR LA CABEZA DE LA SERPIENTE DE UN TIRO

[SERGIO SANCHEZ]

- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

SIEMPRE SE RECUERDAN ALGUNOS PADRE QUE TUVIERON UN PAPEL IMPORTANTE EN LA FORMACION EN LO PARTICULAR YO RECUERDO A DOS UNO QUE FUE MI OBISPO MANUEL SAMANIEGO DE FELIZ MEMORIA Y OTRO MI FORMADOR EL P. PIERRE SALABERT. LOS CUALES CON SU ENTREGA Y SU SENCILLES ME DIERON LAS ENSEÑANZAS Y LAS PALABRAS CLAVES PARA SEGUIR EN MI FORMACION. GRACIAS A DIOS Y A ELLOS TENGO MIS CIMIENTOS FIRMES Y CENTRADO EN MI LLAMADO QUE DIOS ME HACE

- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

LA PRIMERA INICIATIVA ES LA DE SER UN FORMADOR QUE NUNCA OLVIDE QUE TODOS PASAMOS POR EL SEMINARIO Y PENSAR A LA EDAD QUE TIENEN NUESTROS FORMANDOS, Y EL ENTRENAR A UN SEMINARISTA PARA EL FUTURO ES ALGO ESENCIAL, PERO ENSEÑAR COSAS PRACTICAS LOS PELIGROS QUE UNO VA ENCONTRAR LOS RETOS, LAS DESILUCIONES, Y TAMBIEN LAS COSAS BELLAS DEL SER SACERDOTE, NO QUE MUCHAS VECES ESPERAMOS A QUE LAS VIVAN Y SI ES VERDAD CADA QUIEN LAS VIVE DE UNA MANERA MUY DISTINTA PERO EL QUE TE LO PLATIQUEN Y UNO VIVA ESE MOMENTO YA SABES COMO ACTUAR O COMO CORTAR LA CABEZA DE LA SERPIENTE DE UN TIRO

[Pbro. Francisco Rodríguez]

Salud, paz y bienestar a todos.
Me disculpo por el retraso en mis respuestas, ya que la semana pasada todo el presbiterio de mi diócesis vivimos nuestros ejercicios espirituales dirigidos por nuestro obispo y no hubo oportunidad de responder.

Mi comentario en esta ocasión consiste en lo siguiente: Me parece de vital importancia todo lo relacionado con la elección y preparación de los formadores, o quizá primero preparar un buen número y de ahí elegir. El asunto es ¿preparar y elegir o elegir y preparar? Yo lo veo como una cuestión inseparable.

En mi experiencia, el ideal de formador que presentan las "directrices" es muy bueno, el asunto es ¿quién lo reúne? Puede uno sentirse hasta frustrado ya que el ser elegido me hizo pensar en ¿tengo todo ese perfil o es que confían en que puedo llegar a tener ese perfil? Y cuando sientes que ya vas avanzando, viene el cambio.

Eso de elegir entre "los mejores", ¿en qué?. Puede ser que haya un excelente párroco pero llega al seminario y no encuentra por dónde caminar. Puede haber un sacerdote de gran ciencia, docto diriamos, pero insensible a las necesidades humanas del los alumnos o con escasa experiencia pastoral.

Considero que quien debe ser elegido formador no es el sacerdote perfecto sino el que tiene un sincero deseo de perfección y que busca día con día su mejor asimilación con Cristo, que se forma formando.

Hay que animar y promover a quienes se les vean algunas cualidades y ayudarles a persevear.

No comparto mucho el término "entrenar" para ser formador, suena como que sólo se trata de adquirir ciertas habilidades y de los que se trata es de "aptitudes" para ser formador. Es una elección que hace el Obispo o Superior y que require oración y discernimiento, además de consulta y consejo.

Que Dios ayude a los que tienen la gran responsabilidad de elegir formadores.

P. Paco R.

[Pe. Jorgiano]

Otros sacerdotes y seminaristas
- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

São muitos os testemunhos que a gente pode elencar. Mas de modo particular sobre o aspecto de proximidade do formador tem um testemunho que muito me marcou. Era no Seminário Menor. Tínhamos um reitor que reunia tais qualidades. Ele era muito exigente quando tinha que exigir, mas também no momento exato de ser amigo, de brincar ele estava sempre conosco. Até rolava no chão brincando com os seminaristas. Estava sempre próximo na oração, no trabalho manual, no estudo, no lazer, nas refeições. Se rezávamos, ele rezava conosco. Se trabalhávamos, ele era o primeiro a por a mão na massa. No estudo, ele estava lá na sala conosco. Nas refeições comia a mesma coisa que comíamos. Com ele aprendemos a partilhar, a se alegrar com quem se alegrava, a chorar com quem chorava, a estender a mão para quem caía. Ele sabia rir quando devia rir; falar sério quando tinha que falar sério; chorava quando era necessário chorar; elogiava quando era necessário e cobrava quando tinha que cobrar. Foi um bom reitor.
Pessoalmente acho a iniciativa de preparar um seminarista para ser um futuro formador muito boa e realista. Ao longo de muitos anos de caminhada, o bom formador vai percebendo quais candidatos vão possuindo as maiores e melhores aptidões para serem um bom formador. Aqui já se pode ir investindo, meio que silenciosamente, na preparação deste candidato, fornecendo meios para o seu crescimento nesse sentido, mediante leituras, cursos, muita conversa e depois de alguns anos de experiência no ministério finalmente convidá-lo para um curso mais especializado de formadores. Nesse tempo, ele já poderia freqüentar mais o seminário, ir tomando gosto, conhecendo melhor a caminhada dos formandos. Penso que não tem nada demais nisso. O Espírito sopra onde quer. Nós vamos percebendo sua ação. É ele quem suscita novos formadores. Cabe a nós percebemos seus sinais através dos fatos e acontecimentos. Perceber rapazes aptos para trabalhar na formação é colaborar com o Espírito.

[Alan Josué Saldaña García]

Creo que sí es realista e importante ir forjando desde cuando se es seminarista y candidato al ,sacerdocio futuros profesores y maestros de seminario, así se forjan excelentes futuros formadores, cuando se ve en ellos capacidad. Muy interesante y cierto es que el formador debe ser una paersona capaz, primetramente y elemental un sacerdote intachable, un sacerdote santo y sabio porque si no será un pésimo ejemplo a seguir, el ser humano es imitador, si ve a un buen formador será un buen sacerdote si ve un mal formador será un pesimo sacerdote.
_________________
DIOS es AMOR y ha creado al Hombre por AMOR y para AMAR. He aquí la formula de la PAZ que el MUNDO busca AMAR A DIOS Y AL PROJIMO

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[Jesús Alejandro Castaño B]

RESPUESTAS TEMA 13. LA ELECCION Y LA PREPARACION DE LOS FORMADORES.

1. Recuerdo de manera muy especial al R.P. EDUARDO ARBOLEDA, quien fuera mi primer rector al entrar la seminario. Un hombre muy inteligente, equilibrado, que sabía ser exigente sin llegar a extremos dañinos, preocupado por la formación de todos y cada uno de sus seminaristas. En fin, para mí un perfecto ejemplo de lo que debe ser un verdadero formador de futuros sacerdotes.

2. Hay muchas iniciativas muy exitosas en la preparación de los futuros sacerdotes, pero creo que es muy valido ir descubriendo en los propios seminaristas el perfil de quienes, en un futuro, pudieran desempeñarse en esta tarea tan importante en la vida de la Iglesia.

[MANUEL HERNÁNDEZ PUJADAS]

13. LA ELECCIÓN Y PREPARACIÓN DE LOS FORMADORES

DEMÁS PARTICIPANTES

¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Respuesta:
Evidentemente, la formación de los candidatos al sacerdocio ha de ser la actividad preferente del Obispo y de la diócesis en su conjunto. El Obispo, pues, ha de dedicar los mejores recursos humanos de que disponga (presbíteros) para esta labor. El mandato de Cristo de “id a evangelizar” es de vital importancia en la formación de los seminaristas.

Desde luego, la labor que hace el Obispo, el Rector y los formadores del seminario es una evangelización de los seminaristas, como personas llamadas por Cristo para continuar la Iglesia en el mundo a través de las generaciones. Por tanto es la evangelización más importante de todas y a ella hay que dedicar los mejores recursos.



MANUEL HERNÁNDEZ

[MANUEL HERNÁNDEZ PUJADAS]

13. LA ELECCIÓN Y PREPARACIÓN DE LOS FORMADORES

DEMÁS PARTICIPANTES

¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?

Respuesta:
Evidentemente, la formación de los candidatos al sacerdocio ha de ser la actividad preferente del Obispo y de la diócesis en su conjunto. El Obispo, pues, ha de dedicar los mejores recursos humanos de que disponga (presbíteros) para esta labor. El mandato de Cristo de “id a evangelizar” es de vital importancia en la formación de los seminaristas.

Desde luego, la labor que hace el Obispo, el Rector y los formadores del seminario es una evangelización de los seminaristas, como personas llamadas por Cristo para continuar la Iglesia en el mundo a través de las generaciones. Por tanto es la evangelización más importante de todas y a ella hay que dedicar los mejores recursos.



MANUEL HERNÁNDEZ

[JULIAN RAMIRO JOVEN CADEN]

Considero que en la formación sí es necesario hablar de carisma. En esta delicada labor se requiere una gran disposición: humana, espiritual, intelectual, moral, pastoral… Atención! Que no se entienda que quien no está en el Seminario no cumple con estos requisitos. Casos se dan de excelentes sacerdotes, pero que les cuesta la disciplina propia del Seminario.

Es que se trata de asegurar el nuevo clero de la Iglesia; y esto no se puede hacer de cualquier manera. Se deben buscar los más idóneos. Fundamentalmente que sean hombres de Dios, pero concreto: confesión, Eucaristía, Liturgia de las Horas, oración frecuente ante el Santísimo. Que sean también hombre de Iglesia, capaces de sentir, pensar y actuar como la Iglesia. Que tengan suficiente material humano: verdad, justicia, honradez, equilibrio emocional, orden….

No es fácil, pero ahí está el gran reto de asegurar los futuros formadores haciendo amar la formación.

[bonny]

¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado

Si creo que se deban elegir de entre los mejores, pero entiendo que deben ser quienes tengan la gracia para ello, no todos la tienen, y aunque creo que todo sacerdote debe estar dispuesto a abrazar con amor y humildad cualquier mandato, no seria justo tener a un Sacerdote en un lugar donde no pueda dar su mayor potencial, hay quienes disfrutaran de esa misión mucho mas que otros, por eso creo que los mejores siempre serán los que amen ese Ministerio, porque se dedicaran a ello con amor y pondrán toda su dedicación y esfuerzo para adquirir todas las virtudes y cualidades que señala este tema debe reunir un formador.


saludos

[Juan Carlos Soto Siovil]

Sobre las cualidades de los sacerdotes, de verdad que tengo el testimonio de uno de mis formadores o mejor de varios pero sobre todo uno el cual es un hombre bien humano y sencillo a quien aprecio bastante pues siempre me enseño por medio de su ejemplo y testimonio de vida eso era reconfortante para mi en tiempo de formacion poder ver a un hombre y sobretodo servidor de Dios a mi lado y al lado de todos los seminaristas que tenia a su cargo. Este hombre y gran sacerdote siempre estuvo pendiente de nosotros y era verdaderamente un verdadero padre y pastor, exigente si en todo el sentido de la palabra pero de verdad un gran padre como lo he dicho hoy es un gran obispo y sigue siendo un hombre de testimonio dentro de su comunidad en la diocesis de buenaventura colombia, monseñor HECTOR HEPALZA QUINTERO.
Hno juan carlos soto siovil. mbp

[vicentearcila]

TEMA 14.
- En este capítulo se ha hablado de la virtud de la “benedicencia”. ¿Es algo que se vive y practica en la Iglesia, en su parroquia, entre los sacerdotes, en el seminario? ¿Cómo fomentarlo?
Pues en el seminario si es practicado por algunos sacerdotes, pero lo que es en la parte de los seminaristas no, pues cada rato se escucha en los pasillos a los seminaristas hablando mal de sus compañeros e incluso de los mismos formadores.
Se puede fomentar concientizando a los seminaristas para que desde el seminario se practique la caridad evangélica entre los hermanos seminaristas y los futuros sacerdotes pertenecientes a un clero.
_________________
VICENTE ARCILA.
SEMINARISTA.
SEMINARIO DIOCESANO NUESTRA SEÑORA
MARINILLA. ANT. COL.

[Ronald La Barrera Villarr]

- Al leer las cualidades de un buen formador que aquí se señalan, ¿recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?
Podría decir que en los años que he pasado en el Seminario he tenido formadores de toda índole, auqellos exigentes y otros bonachones, los que compartían nuestra vida tanto en el comedor, en los trabajos, en la recreación, en la oración, como los que solo los veíamos en la celebración eucarística y en la clase. Pero siempre queda grabada en la mente la figura de aquel formador que te ayudó con su ejemplo y sus palabras y uno puede decir gracias a Dios y a este sacerdote, soy lo que soy. Aunque también se recuerda a auqel que uno hoy se pregunta como lo pudieron poner de formador.
- ¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?
Creo que ya desde el Seminario de acuerdo a las virtudes y cualidades, uno se puede ir dando cuenta y formando para que cuando sea sacerdote esta persona pueda ocupar este cargo. Entre el Obispo y los formadores tiene que haber una sintonía para que el sacerdote recién ordenado ocupe el lugar que le corresponde en el trabajo pastoral de la Diócesis. No basta con que sea ordenado sacerdote para que lo manden directamente a una parroquia, a una escuela, a la oficina de la Curia, al Seminario o donde haya necesidad. Hay que enviar donde se sienta mejor este nuevo sacerdote y el mismo trabajo lo ayude a madurar en su sacerdocio.

[Padre Cipriano]

- ¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Creo que es necesario un carisma, hoy por hoy se esta planteando la vocación institucional, y entiendo que se refiere a esto, como formador de una institución, y es un don, no solo cualidades, del formador, pero al mismo tiempo, muchas veces no descubrimos el don en los personas, pues poco conocemos de ellos, o muchas veces nos dejamos llevar por lo que dicen otros, y nos despreocupamos de llegar al fondo de la persona.

En mi caso puedo decir que descubrì o aprendi muchas cosas hermosas de cómo ser un buen formador, y al mismo tiempo creo que Dios me exixia tanto cambio, no soy perfecto pero creo que Dios hiso mucho por mi al vivir esta experiencia, pero al igual no solo es necesario que el formador se prepare, sino urgentísimo, se evitan errores y daños a los jóvenes, por eso entiendo a muchos jóvenes que viven resentidos con el seminario y con los formadores, pues no eran ni idóneos, ni dotados, pero a la vez si descubren la causa, no juzguen, al contrario propongan, con amor y respeto para mejora de la formación y santificación de la iglesia.

Sean misericordiosos como nuestro padre celestial es misericordioso. Dios les bendiga.

[Padre Jairo Yate R.]

Doy gracias a Dios porque en mi tiempo de formación 1979-1985, todos ellos conservaban una serie de cualidades que propiamente le indicaban a uno el camino a seguir en el sacerdocio. Por ejemplo, el testimonio de vida, el testimonio de ser hombres de oración, personas muy equilibradas, comprensivos, cada uno dominaba su área intelectual, compartían constantemente con nosotros el deporte. De tantas cosas buenas en tiempo del seminario, me impactó mucho las reuniones comunitarias con el Padre rector, era un espacio de conocimiento, de expresión de los estudiantes, de compromiso con el ministerio. As{i pues que lo único que tengo es que agradecer a Dios y a la vida haber recibido tanta formación y tanta comprensión, e incluso hoy a 24 años de ministerio, todavía existen esas buenas relaciones, ese respeto por quien fue el formador, esa orgullo de haber sido formado por ellos.
No comulgo con la idea que se prepare un seminarista o se entrene para que en el futuro llegue a ser un formador …. Creo que mi Dios le da a cada cual el puesto y la misión en su Iglesia, las personas van madurando y se van ubicando con sus carismas y van enriqueciendo la Iglesia del Señor, la presión psicológica no es un medio vocacional, ni aspirar a tener determinado cargo en la Iglesia eso no es evangélico. He visto varios casos de formadores quienes se engolosinan con determinados alumnos y los promocionan, y con el tiempo estos terminan haciendo todo lo contrario a lo que se suponía tenían virtudes para esa o aquella misión. La vocación es un misterio y lo seguirá siendo, que se va esclareciendo con el tiempo y la vivencia de la fe en cada persona. Existe el caso de personas muy bien preparadas intelectualmente, pero muy deficientes como pastores, o formadores e incluso profesores. No creo conveniente equiparar lo vocacional como proceso con lo ya propiamente funcional para el bien de la Iglesia.
Padre, Jairo Yate, Ibagué Colombia
_________________
Hacer la voluntad de Dios es fundamental para ser un buen ministro

[P. José Estebas Martínez]

¿Recuerda de modo especial el testimonio de alguno de sus formadores?

Doy gracias a Dios por cada uno de los formadores que he tenido, cada uno tenía un estilo muy personal de ser y de actualizar a Jesús Buen Pastor. En unos resaltaban los rasgos más intelectuales:Cristo Maestro; en otros los comunitarios: Cristo-Cuerpo Mìstico; en otros abundante vida espiritual: Cristo-Neumatológico, en otros el servicio: Cristo-Diaconía…Le doy gracias al Señor por cada uno de ellos.

¿Qué iniciativas han dado buenos resultados en la preparación de futuros formadores? ¿es realista “entrenar” a un seminarista para que en el futuro pueda desempeñar esta función?

En la elección y preparación de formadores he visto de todo, unos que lo “han sido de toda la vida”, otros que han sido y pasaron, y otros que no esperábamos fueran y están en la tarea. El Señor provee. De todas formas “A Dios rogando y con el mazo dando”, creo que se debe animar a jóvenes sacerdotes a prepararse, pero estar abiertos a otros con más madurez que puedan servir también al Señor en este campo de apostolado.

[paisaschp]

¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Lamento discrepar en este punto de la mayoría de las intervenciones, pero no creo que sea un “carisma” especial el de formador de sacerdotes, si lo entendemos como algo distinto del propio ministerio sacerdotal, y que algunos tienen y otros no. Coloco esta capacidad dentro del mismo ministerio sacerdotal. Si un sacerdote no es capaz de formar un futuro sacerdote, me pregunto cómo podrá formar a sus fieles, o proponerles un camino de crecimiento en la fe, o de maduración humana y espiritual, o cómo podrá orientar a sus fieles ante la adversidad o la prueba.

Concibo la tarea de formador como una parte de nuestro mismo ministerio sacerdotal, y estoy de acuerdo con que se ha dedicar a esta tarea a los mejores, los más equilibrados, los que den mejor testimonio de vida sacerdotal íntegra, y tengan mejores cualidades. Ciertamente, tienen que ser capaces de acompañar, de conectar con los seminaristas y ser para ellos un modelo. Pero ante todo tiene que ser el modelo de sacerdote que es útil y necesario para el día de hoy y válido para el mañana.
Y ya, aunque no sea específicamente la pregunta propuesta, me gustaría decir algo sobre proponer seminaristas a la tarea de formadores, porque yo buscaría ser muy prudente. Hemos de formar a los seminaristas sobre todo como sacerdotes, no en una función determinada. Tienen que saber que han de estar al servicio del Pueblo de Dios y de la diócesis donde sean enviados por su Obispo o su Superior Mayor. No me parece prudente que desde los años de formación ya se “asignen” tareas que no sabemos si podrán desempeñar o no. Me parece más realista esperar su desarrollo ministerial y entonces buscar el mejor sitio para servir al Pueblo de Dios.

[paisaschp]

¿Está de acuerdo en que estamos hablando de un carisma? ¿o cualquier sacerdote puede realizar la misión de formar futuros sacerdotes?

Lamento discrepar en este punto de la mayoría de las intervenciones, pero no creo que sea un “carisma” especial el de formador de sacerdotes, si lo entendemos como algo distinto del propio ministerio sacerdotal, y que algunos tienen y otros no. Coloco esta capacidad dentro del mismo ministerio sacerdotal. Si un sacerdote no es capaz de formar un futuro sacerdote, me pregunto cómo podrá formar a sus fieles, o proponerles un camino de crecimiento en la fe, o de maduración humana y espiritual, o cómo podrá orientar a sus fieles ante la adversidad o la prueba.

Concibo la tarea de formador como una parte de nuestro mismo ministerio sacerdotal, y estoy de acuerdo con que se ha dedicar a esta tarea a los mejores, los más equilibrados, los que den mejor testimonio de vida sacerdotal íntegra, y tengan mejores cualidades. Ciertamente, tienen que ser capaces de acompañar, de conectar con los seminaristas y ser para ellos un modelo. Pero ante todo tiene que ser el modelo de sacerdote que es útil y necesario para el día de hoy y válido para el mañana.
Y ya, aunque no sea específicamente la pregunta propuesta, me gustaría decir algo sobre proponer seminaristas a la tarea de formadores, porque yo buscaría ser muy prudente. Hemos de formar a los seminaristas sobre todo como sacerdotes, no en una función determinada. Tienen que saber que han de estar al servicio del Pueblo de Dios y de la diócesis donde sean enviados por su Obispo o su Superior Mayor. No me parece prudente que desde los años de formación ya se “asignen” tareas que no sabemos si podrán desempeñar o no. Me parece más realista esperar su desarrollo ministerial y entonces buscar el mejor sitio para servir al Pueblo de Dios.

[luis94]

Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?
Sí. Sin lugar a dudas, porque el poner a “los mejores” como formadores tiene un efecto multiplicador, ya que aumentan las posibilidades de que los formandos sean luego también mejores sacerdotes. En cambio, si a los “mejores” se les da otro destino y se descuida la formación, el futuro de la diócesis queda hipotecado y seriamente comprometido.

[luis94]

Otros participantes
- ¿Cree que realmente se deben dedicar sacerdotes “de entre los mejores” a la labor de formadores en el seminario, como afirmó el Concilio Vaticano II en el texto citado?
Sí. Sin lugar a dudas, porque el poner a “los mejores” como formadores tiene un efecto multiplicador, ya que aumentan las posibilidades de que los formandos sean luego también mejores sacerdotes. En cambio, si a los “mejores” se les da otro destino y se descuida la formación, el futuro de la diócesis queda hipotecado y seriamente comprometido.