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Reflexión acerca del castigo del Demonio.

 
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Autor Mensaje
LordNeo
Esporádico


Registrado: 15 Ene 2009
Mensajes: 73
Ubicación: Madrid

MensajePublicado: Mar Ene 27, 2009 9:09 pm    Asunto: Reflexión acerca del castigo del Demonio.
Tema: Reflexión acerca del castigo del Demonio.
Responder citando

¿Se merecen los Demonios el perdón de Dios? ¿Es Dios un ser cruel y malvado por castigarles con tantos tormentos durante toda la Eternidad? Estas preguntas me asaltaron al ver la serie Apparitions de la BBC, donde un exorcista lucha contra los demonios y estos le plantean la idea de que Dios les ha condenado por toda la eternidad a un campo de concentración (El infierno) y que ellos solamente tratan de escapar de la única forma que pueden (posesión).

Muchos podrán plantearse a raíz de eso qué pecado merece un castigo de horror y sufrimiento por toda la Eternidad y sin remisión, y otros muchos sentir pena, o hasta simpatizar con ellos. Esta descripción, totalmente obra mia (Tengo la secreta esperanza de que el Espíritu Santo me haya guiádo en su redacción, para no ofender a Dios ni a los ángeles, al menos), trata de ilustrar lo que pudo ser el momento de su traición y las implicaciones que tuvo, para que entendamos que su castigo es Justo.

Espero vuestras críticas y consejos. Very Happy Very Happy

Cita:
El principio

Hubo un momento en el cual Dios creó a los ángeles. Seres de naturaleza superior a la nuestra (intelecto, voluntad, inteligencia, capacidades emotivas...) y les dio a elegir. Les dijo que si le adoraban como Dios Él les colmaría de felicidad y amor, pero que si no lo hacían se arriesgaban a ser abandonados a su suerte.

La implicación de la pregunta en su sociedad se nos escapa, pero podemos suponer que seres superiores forman sociedades superiores, y una pregunta de tal calado debió impregnar a todo y a todos. Recordemos que en ese momento Dios no mostró su verdadero rostro, en palabras del Padre Fortea podemos imaginarnos una nube de luz brillante y una voz profunda.

La pregunta es reflexionada en profundidad por todos y cada uno de los ángeles. Se nos enseña que todos dudaron, pues el único en el que no cabe alguna forma de mácula es Dios. Podemos imaginar a Lucifer, la más excelsa y perfecta de sus criaturas, superior a todos los demás ángeles reflexionando, pensando: "Dios me ha creado tal y como soy, por lo tanto Él querría que yo fuese superior a los hombres, a todos los ángeles de hecho. Él no puede estar diciendo en serio que debo adorar a una de sus Personas, a Cristo. Es un simple hombre, por mucho que sea Dios". No podemos imaginar en qué punto su reflexión derivó en mentira y soberbia, pero el caso es que, en algún momento, pensó que él, Lucifer, el más excelso y perfecto de los ángeles era de hecho superior en naturaleza a una de las Personas de la Trinidad. Podemos también imaginarnos como, Dios, omnisciente y conocedor de antemano de su pecado, rebosante de amor, le interpeló por esos pensamientos con afán corrector. Lucifer quizás lo negó, por vergüenza; es un pecado en el cual los hombres caemos constantemente, la mentira de autojustificación; pero el hecho es que ya sumaba dos pecados en poco tiempo, y sabemos que de la soberbia malamente se sale.

Lucifer pudo interpelar a otros ángeles en busca de opiniones que apoyasen la suya y así repartir su culpa (Ya se sabe, mal de muchos...) Uno de ellos pudo ser San Miguel, el cual tuvo su momento de duda, ignoramos en que situación, pero hasta él lo tuvo. El caso es que con algunos fracasaría, pero con otros muchos triunfó, les convenció de que ese ser de ahí no era su Creador y por tanto no merecía ser adorado. Por supuesto que podemos suponer que muchos de ellos (Si no todos); Sabían intelectualmente que eso era mentira, que no era cierto en absoluto, pero que el mayor de ellos se acercase y les dijese lo contrario sembraría la duda y la confusión entre ellos.

Lucifer se aprovechó de eso, vio que cada vez tenía más éxito y eso reforzó su mentira. Los intento que hacía Dios para interpelarle eran desoídos o quizá rechazados con cierto descaro. Y la mentira crecía en su interior, la soberbia aumentando para ahogar la verguenza del rechazo a Dios y alimentada crecientemente por sus (cada vez mas) seguidores.

La rebelión

Llegaría un momento en el que Lucifer dio otro paso hacia la perdición. Se debió enfrentar a Dios, le acusó de mentiroso y embaucador delante de todos, Dios debió responderle con firmes palabras. Él no deseaba que su creación se volviese contra él, pero ya sabía que el amor implica una elección, y la elección implicaba que algunos decidiesen no hacerlo. Posiblemente interpeló más insistentemente el corazón de Lucifer, con la intención de hacerle retractarse. No importaba lo que hubiese dicho si se arrepentía y le aceptaba (Porque amar implica aceptar al otro tal y como es, y Dios, al ser Todopoderoso y Omnipotente no se merece otra cosa que ser adorado).

Pero Lucifer, haciendo quizá el mayor esfuerzo que nunca hubo hecho, reprimió la culpa que sentía en su corazón y atacó más duramente a Dios. Quizá muchos ángeles también se reafirmasen en su error y dureza de corazón en ese momento, al ver que Dios no detenía a Lucifer. Puede ser que otros muchos se uniesen a ellos por la vergüenza de ser de los pocos que no lo hacían (Son seres que no están libres de la influencia de la sociedad a la que pertenecen).

Pero Dios no dejaría a la mayoría de sus ángeles caer en la mentira. Escogió a San Miguel, el mayor en naturaleza después de Lucifer, el cual, a pesar de dudar, si eligió bien en su corazón, decidió asumir la adoración de la Trinidad en sus tres Personas y supo mantenerse alejado de las mentiras que Lucifer y los suyos vertían. Dios le encomendó que se enfrentase a Lucifer dialecticamente, mediante la razón. Podemos imaginar a San Miguel partiendo con un puñado de ángeles fieles a Dios en busca de Lucifer y el resto de ángeles, podemos imaginarle abrirse paso entre ellos para interpelar directamente a su líder.

La batalla

Lucifer no recibiría esto con agrado. Dios mandaba a alguien de su misma "especie"; e inferior a él para retarle. Eso debió herir su amor propio y aumentar su orgullo, llegando incluso a pedir compensación a Dios por ese agravio. En ese momento San Miguel le mostró todo el daño que estaba provocando. Había sembrado cizaña en muchos corazones puros que no habrían caído en el error sin su intervención, muchos agravios se cometieron contra Dios, debieron decirse muchas duras palabras contra Él y los que creían en Él. Los ángeles estaban turbados, vergüenza, miedo. No creo que los ángeles fuesen inmunes a estos sentimientos.

La sociedad de los ángeles había sido dañada irremediablemente, no creo que ninguno de ellos fuese ajeno a la lucha. Lucifer y los suyos debieron de hacer todo el daño posible a Dios, lanzando blasfemias y quién sabe que más cosas contra Él. Pero aun así Dios seguía tratando de impedir su perdición, amaba a sus hijos y no quería que cayesen en el odio. La fiel, certera y perseverante defensa de Dios por parte de San Miguel y los suyos debió de ser magnífica, inimaginable a nuestro limitado intelecto, pues logró convencer a la mayoría de aceptar su error y pedir el perdon Divino, pero hubo otros que no fueron convencidos, ni por San Miguel y los suyos ni por la Gracia de arrepentimiento que enviaba Dios (recordemos que la Gracia proviene de Él, pero es cosa nuestra si la aceptamos o no), que encima endurecían el corazón de aquellos que las rechazaban. Y otros cayeron del bando de San Miguel y renegaron de Dios, lo que debió alentar en gran medida la sobrebia y odio en las filas de Lucifer.

Tendremos que hacer un esfuerzo para imaginarnos ese momento. San Miguel y sus ángeles fieles entregados por completo a convencer a los suyos de la necesidad de adorar a Dios, muchos de ellos, engañados por Lucifer aunque perdonados, perturbados por la situación, unos pocos más en plena lucha interior para decidir su destino, y otro grupo decidido por todos los medios a negar al ser que, a estas alturas, debían odiar con todas sus fuerzas. Me imagino que, al igual que pasa entre nosotros, cuando se nos acaban las razones hacemos cosas irracionales. Si pudiesemos imaginar el equivalente a nuestro mundo físico podríamos verlo literalmente arrasado e invadido por los restos de las luchas. Desorden y destrucción debían reinar no sólo en sus corazones. Su equivalente de pintadas, barricadas, incendios y demás debía de llenar su mundo. Pues una buena forma de ofender a Dios es destruir su creación.

La decisión

Llegó un momento en que Dios vio que ningún otro ángel cambiaría de bando, salvo de manera incidental, y decidió dar por terminado el conflicto y tanto sufrimiento, ya inútil

En ese momento les planteó de nuevo la pregunta: ¿Le adorarían como Dios o renegarían de Él? Muchos, en virtud de San Miguel y los suyos, le aceptaron finalmente. Otros, que dudaron casi hasta el final, le aceptaron quizá más por temor que por amor. Dios estaba dispuesto a perdonar cualquier agravio con tal de que le aceptasen y amasen. Y aquellos que lo negaron hasta el final, los seguidores de Lucifer, (Un tercio del total, según el Apocalipsis de San Juan) dejaron de recibir gracias de arrepentimiento cuando vio que ya no iba a ser aceptada ninguna y tan solo endurecerían aun más su corazón contra él.

Dios quiere a todas sus criaturas por igual, pero por eso mismo no va a obligar a ninguna a amarle. Cuando sus ángeles rebeldes decidieron no aceptarle él decidió alejarse de ellos, ya no volvería a contactar con ellos ni a hacerse presentes, hacerlo con alguien que te odia sería cruel.

En ese momento Dios decidió mostrar su Rostro y verdadero Ser a los ángeles fieles, los cuales fueron iluminados con su gracia y amor, en virtud de la cual el ángel de más excelencia y categoría es San Miguel, y no Lucifer.

La expulsión

Los ángeles rebeldes debieron observar atónitos el cambio en sus congéneres. Ahora ya no podían influirles en nada, no podían moverlos contra alguien que les colmaba cada instante de una gracia plena. Lucifer trataría de realizar otro ataque, que debió de fracasar estrepitosamente, lo que movió a los suyos a hondar en el error y la mentira. Al ver que la presencia de los ángeles rebeldes en su Reino tan sólo conllevaría más perdición para ellos decidió expulsarlos "fisicamente" del paraíso.

Para eso Dios volvió a confiar en su ángel más Fiel y sus seguidores. San Miguel Arcángel, el desde entonces llamado Príncipe de las Milicias Celestiales, expulsó junto con su ejército, a Lucifer y los suyos, arrojándolos a una existencia terrena. No debió de ser una batalla equilibrada, aun ignorando el hecho de si fue un combate físico como lo entendemos nosotros, una lucha de voluntades o cualquier otra forma, San Miguel y los suyos, Llenos de la gracia y el favor del Señor, prácticamente arrasaron con los rebeldes y les sacaron de allí, sin contemplaciones.

Y es así como se forjó su destino. Desterrados de la gracia y el favor de Dios por su propia decisión, expulsados de su Reino por su propio bien y por la tranquilidad de todos los seres que habitan o habitarán en el y condenados a vagar por el mundo (recordemos, por si acaso, que el infierno no es un lugar, sino un estado) con el auténtico Infierno en sus corazones, totalmente vacíos de Dios, ergo llenos de odio.

De manera natural los Demonios y Satanás crearon una sociedad paralela, una sociedad infernal basada en el miedo y el temor, lo opuesto a la Ciudad de Dios (Pero no la ciudad de los Hombres de San Agustín) Y trabajaron y trabajan para destruir y aniquilar la obra de Dios. No ya a sus congéneres, inalcanzables e imbatibles para ellos, si no a esos seres de naturaleza inferior que habitan en el mundo: Los seres humanos.

No estamos solos frente a ellos, Dios lanzó a San Miguel y los suyos para defendernos y trabajar en nuestro favor, de la misma manera que el Demonio y los suyos trabajan en nuestra contra. No nos influyen o poseen por escapar del infierno, lo hacen por odio exacerbado a nuestro Creador y a nosotros, sus creaciones. Debemos de guardarnos de acabar como ellos, puesto que los horrores de esa sociedad demoníaca superarían nuestra capacidad de sufrimiento. No debemos tenerles ni compasión ni pena, pues su pecado de malicia fue voluntario y de carácter tan grande que la Eternidad en un Infierno que han construido ellos mismos es su justo castigo.

Iñaki

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Cáer Ibormeith
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Mensajes: 11

MensajePublicado: Mar Ene 27, 2009 10:38 pm    Asunto:
Tema: Reflexión acerca del castigo del Demonio.
Responder citando

Muy interesante y muy bien escrito!!!!. La verdad esque es un tema my curioso que me había planteado muchas veces, me alegro mucho de que lo publicaras, así podrán solucionarse las dudas de otras muchas personas Wink
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