Agradecimiento

[gabriela miranda mena]

Queridos hermanos en Cristo N.S.:

Cuando sentimos agradecimiento en nuestro corazón, casi siempre, obedece a algún acto de generosidad que han tenido para con nosotros, y pensamos en la manera de demostrarlo, según sea nuestro modo de ser.

Pero si nos ponemos a pensar en cuantos detalles de la vida diaria tenemos que agradecer, ya no digamos, hechos específicos con los que nos regalen quienes nos rodean, sino principalmente y en primer lugar, Nuestro Padre del Cielo que nos da la vida y todo lo que somos.

Agradecer, es un acto elemental de Cortesía, que habla bien de quien corresponde algún favor recibido, no solamente a quien tubo la atención para con nosotros, sino con alguien más que nos necesite en un momento determinado.

Es una forma de Caridad, que despierta con otro acto de Caridad, y se convierte en una cadena interminable.

Dependemos de tantas personas que diariamente, con su esfuerzo y su trabajo, hacen nuestra existencia más fácil, que sería interminable mencionarlas a todas.
El primer sitio en donde tenemos que agradecer, es en nuestra propia casa, con nuestros padres, quienes nos dieron todo en la medida de sus posibilidades, su cariño, su apoyo, su tiempo, educación, y la mejor manera de demostrárselos es: con respeto, amor, y aprovechando todo lo que nos dieron para nuestra formación.

Pero ciertamente, no hay ningún dinero que pague las atenciones, al poner el empeño y la dedicación para agradarnos en los sitios a donde acudimos para solicitar algún servicio.

El mesero que nos sirve la comida, la cocinera que preparó lo que nos comimos, el taxista que nos llevó a nuestro destino, el maestr@ que nos enseñó lo que sabemos, el albañil que construyó la casa donde vivimos, etc., etc.

Detrás de todos ellos, hay historias que quizás en el momento en que nos encontramos, hayan tenido situaciones difíciles, o no, pero que si pensamos lo fácil que nos resultaría hacerles su trabajo menos difícil, con una sonrisa, un saludo amable, algún comentario halagador que sea respetuoso pero que motive a la persona a continuar poniendo todo su esfuerzo, y porque no, olvidar alguna pena que le agobie, aunque sea momentáneamente, estaríamos llevando a esa persona a hacer lo mismo que hicimos nosotros por ella, y en consecuencia se va creando en torno a todos nosotros un ambiente de menos agresividad, y menos violencia.

Por todo esto, queridos hermanos, hagámos un pequeño esfuerzo, seamos agradecidos, tengámos detalles con tod@s para imitar aunque sea en una insignificancia a Cristo Jesús, modelo de Perfección.

Los saludo en La Santísima Trinidad
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GABRIELA MIRANDA MENA