FelipeII + Moderador

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Publicado:
Lun Mar 02, 2009 1:19 am Asunto:
Siervo de Dios Frank Duff
Tema: Siervo de Dios Frank Duff |
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Hace pocos días descubrí en un folleto, la Legión de María, la vida del siervo de Dios Frank Duff. No lo conocía y me alegré saber que en el siglo XX hubo más santos laicos de lo que parece. Me prodruce alegría, ya que santos consagrados, sacerdotes, monjas, etc., hay muchos pero es dificil encontrar a laicos que se han comprometido a llevar una vida verdaderamente santa.
Os dejo una pequeña reseña de su vida:
Frank Duff nació en Dublín, Irlanda el 7 de junio de 1889, a la edad de 27 años escribió su primer libro titulado “¿Podemos ser santos?” y en 1921 fundó la Legión de María. Frank era una persona muy moderna y creativa para su época y organizaba contactos con los marginados de la sociedad.
Él amaba la vida, la luz, el brillar del sol, había mucha alegría en el alma de este apóstol de María. Vivió una verdadera y total entrega a Jesús por medio de María. En los principios de la Legión de María, Frank Duff tuvo un contacto personal con las chicas de la calle a quienes ofreció cuidados y rehabilitación. Su camino no fue juzgar los actos, sino que su camino fue el del amor.
Frank Duff vivió y prometió un simple mensaje: Dios es Amor. Y este mensaje fue la fuerza que impulsó su apostolado sin que haga falta nada más, y con esto enfrentaba a la vulnerabilidad y marginación de las personas... Encontrando en las palabras de María la dedicación de su apostolado: “hagan todo lo que Él les diga” y nos decía “ámense los unos a los otros”, “no juzguen” y “no condenen a sus hermanos”. Él no consideraba a las personas por categorías, sino como personas y él ha sido amigo de un deficiente intelectual... interesado en él como en una persona, y no como un problema.
Pasó su vida en oración y acción. Cada día participaba en la Eucaristía, rezaba el oficio divino, y las oraciones legionarias. La Eucaristía constituía para él, el centro de su vida apostólica, y tenía como ideal conducir las almas a Ella.
A pesar de sus múltiples ocupaciones pasaba diariamente al menos media hora ante el Santísimo. Insistía en la vida de oración tan necesaria para la acción apostólica.
Frank se levantaba muy temprano y todo el día lo ocupaba en el estudio, la oración, escribir, trabajar, y recibir visitas y consultas sobre todo de legionarios.
Escribía incansablemente, sobre todo, acerca de temas marianos. Podía explicar catequéticamente cualquier aspecto de la doctrina católica a la persona más sencilla. Tenía el poder, no sólo de informar, sino de mover a la acción.
A pesar de su intenso ritmo de vida, estaba siempre dispuesto a recibir a quien quisiera hablar con él. Poseía un gran sentido del humor y era conversador extraordinario.
A sus 91 años conservaba sus facultades mentales con una prodigiosa memoria, y un ritmo de vida apostólica sin mengua.
El cardenal O’Fiaich dijo: “Podría decirse que en el sentido espiritual, Frank Duff era un radical, un revolucionario, porque proponía a los seglares católicos un apostolado que no se llevaba entonces en la Iglesia. Supo enseñar a los católicos normales, corrientes, a hacer grandes cosas por Dios”.
“Tenía una confianza ciega en Dios y se dedicó por entero a la Santísima Virgen, consumiéndole el celo ardiente de ayudar a todos sus hermanos en el camino hacia el cielo: Frank Duff creía que los católicos de hoy eran capaces de hacer grandes cosas por Cristo”.
“No esperaba a que los milagros se obraran por sí sólos, él salía a su encuentro haciendo que se produjeran”.
Se tenía como un católico haciendo lo mejor, con la gracia de Dios, para salvar su alma. En una ocasión dijo: “no hay nada que pueda causarme más placer que haber servido a Nuestra Señora”.
Frank Duff todavía vive entre nosotros en sus deseos, en sus enseñanzas y en sus escritos. Dejándonos unos puntos para la espiritualidad cristiana: Su profunda convicción del poder de la oración. El ideal del apostolado legionario está basado en el principio de que el hombre es la obra maestra de Dios; de ahí la importancia de que toda actividad legionaria debe tener su base en el contacto personal, individual, de persona a persona.
El sectreto de su influencia fue la santidad de vida, a la que todo cristiano debe llegar, y la que la Iglesia nos reclama para ser los reformadores más auténticos y más fructíferos del mundo de hoy.
El 7 de noviembre de 1980, Frank se sentió muy agotado y falleció con sus manos en posición de oración y los ojos fijos en una imagen de la Virgen María.
Su causa de beatificación está en curso.
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