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El Vía Crucis de la Virgen Dolorosa

 
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Lula
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MensajePublicado: Dom Mar 16, 2008 7:03 am    Asunto: El Vía Crucis de la Virgen Dolorosa
Tema: El Vía Crucis de la Virgen Dolorosa
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Para acompañar a nuestra Madre en estos dìas:


Cita:



EL VÍA CRUCIS DE LA VIRGEN DOLOROSA


Escrito por Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM
Solo para uso privado -©
Ver también: Virgen Dolorosa

En la Pasión y Crucifixión hay dos personajes que pagaron con sus propias vidas el precio de nuestra redención: Cristo, nuestro Salvador y redentor, que con su sangre preciosa, lavó nuestros pecados y nos abrió la puerta del Cielo. Y María, la Madre dolorosa, la corredentora, que por su amor inmenso hacia Jesús, padece la agonía de su hijo, y así consumida de dolor, inmersa en el cáliz de la sangre redentora de su Hijo, comparte plenamente el sacrificio salvífico de Jesús. ...y todo por amor a nosotros!

El Camino del Calvario, no solo fue recorrido por Cristo. La Vía dolorosa es también el camino que María recorre, acompañando y consolando a su Hijo. Su campana y su consuelo son silentes y escondidos, desde un rincón de la calle, Ella camina presenciando todo el dolor de su hijo. María desde su lugar, vive la pasión de su amado Hijo dándole la fuerza y la gracia de su amor.


Primera Estación: "Jesús condenado a Muerte" Oh Madre Dolorosa... ¿qué sintió tu corazón cuando escuchaste la sentencia de muerte que imponían a tu adorado hijo? Tu que le diste vida, que lo llevaste en tus entrañas, que le amamantaste, que lo viste crecer, caminar, hablar ... y ahora serias testigo de su muerte. !Qué dolor Madre para ti verlo recorrer el camino pedregoso y estrecho que lo llevaría hacia su crucifixión! María, Madre del injustamente condenado, se que tu hubieras querido tomar el lugar de Jesús, pero sabias que era el momento de su martirio. Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Segunda Estación: "Jesús carga con su Cruz" Oh Madre Dolorosa...tu que has sentido el gran dolor de ver a tu hijo con una corona de espinas enterrada en su tierna cabeza; tu que le has visto su cuerpo todo latigado, sangrando, y su carne toda llagada... Ahora tienes que ver como, sin ninguna consideración, en esa piel tan herida y adolorida, le colocan una cruz. Tu, Madre, sientes en tu corazón, el peso apremiante de ese madero que colocan sobre los hombros de tu amado Hijo. Y tu María, sin poder tomar su Cruz aunque eso era lo que tu corazón deseaba hacer. Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Tercera Estación: "Jesús cae por primera vez" Oh Madre Dolorosa... tu que viviste para cuidar a tu hijo, ¡qué duro fue para ti verlo ahí indefenso! María, todo tu ser reaccionó y quisiste ir a recoger a Jesús, acariciarle, mitigarle su dolor, igual que cuando niño se caía y tu le limpiabas, le curabas. Pero, no podías hacerlo, debías solo orar y pedirle al Padre Celestial, que le diera las fuerzas necesarias para continuar...Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Cuarta Estación: "Jesús se encuentra con su Madre" Oh Madre Dolorosa... tu corazón no aguanta más el deseo de darle un poco de cariño a tu hijo. Entonces, te adentras entre la multitud gritando el nombre que tantas veces llamabas para que fuera a comer, a estudiar: "¡Jesús, Jesús, Mi hijo...!" y por fin logras llegar a donde está tu hijo Jesús. Tus ojos llenos de lágrimas y angustia ...sus ojos llenos de dolor, soledad, mendigando de los hombres un poco de amor... En ese momento tomaste fuerzas del amor que le tienes y con tu mirada silenciosa pero mucho más elocuentes que las palabras, le dices: "Adelante hijo, hay un propósito para todo este dolor... la salvación de los hombres, de aquellos a quienes quieres devolverles el poder ser hijos de Tu Padre Celestial. Y regresas, Madre, silenciosa a tu lugar, escondida entre la muchedumbre, guardando todo esto en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Quinta Estación: "Simón Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz" Oh Madre Dolorosa... qué alivio sentiste cuando viste que un hombre va ayudar a tu pobre y destrozado hijo, a cargar con esa cruz tan pesada. No sabes quien es ese hombre, sabes que no lo hace por amor o por compasión pues le están obligando a llevar la cruz de tu hijo. Pero lo único que sabes es que jamás olvidarás el rostro de aquel hombre que alivió el dolor de tu hijo... oras y pides a Dios que mientras carga la cruz, la sangre de Jesús, que corre por el madero, toque su corazón y le haga comprender cuánto amor se revela en esa cruz, cuánta misericordia se manifiesta en ese evento del cual el está siendo participe. Y tu, Madre recordarás por siempre el rostro de aquel extraño que desde ese momento se convirtió para ti en un hijo. Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Sexta Estación: "Verónica limpia el rostro de Jesús" Oh Madre Dolorosa, has estado orando y suplicando al Padre que mueva el corazón de alguien para que generosamente corra al auxilio de tu hijo. Deseabas que fuera una mujer, para que con su delicadeza maternal, aliviara tanta aspereza y brusquedad que ha recibido Jesús. Y cuando ves a la Verónica acercarse a limpiar el rostro todo desfigurado de tu hijo, sientes que tu corazón va a estallar. Ves como su velo blanco y limpio se posa sobre el rostro sangriento y sudado de tu amado Jesús... Y tu sabes Madre, que ante una acción tan amorosa, tu hijo va a dejar una huella de su presencia... El rostro de tu hijo, grabado en un velo blanco... así como está grabado en tu Inmaculado Corazón. Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Séptima Estación: "Jesús cae por segunda vez" Oh Madre Dolorosa... sientes que con Jesús tu también vas a caer... Tratas de ir a socorrerlo, pero un soldado te detuvo. Tu corazón parece que va a desfallecer, puedes imaginarte el dolor que debe sentir tu hijo Jesús al caer y volver a caer sobre las piedras, rasgándose las rodillas y abriéndosele más las llagas de los azotes. Madre, ¿qué sentías, qué deseabas...? Solo si pudieras llegar hacia donde estaba tu amado hijo, y le dieras un poco de agua, un poco de ternura... Madre tu querías darle todo con tal de aliviar su sufrimiento y su fatiga... Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Octava Estación: "Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús" Oh Madre Dolorosa... tus lagrimas han ido humedeciendo el camino tan seco y árido que recorre tu hijo; tus lágrimas de amor y sacrificio van mezclándose con la sangre de tu hijo que cae sobre la tierra. Sufres al ver la frialdad de los hombres ante espectáculo tan doloroso... pero de pronto encuentras que unas mujeres lloran de compasión al ver a tu hijo tan destrozado... y descubres que Jesús se detiene ante ellas... Les dice que no lloren por El, sino que lloren mas bien por ellas y sus hijos... Quizás ellas no entendieron Madre, pero tu si comprendiste la profundidad de aquellas palabras de tu hijo. Sabias en tu corazón, que El las llamaba a un arrepentimiento verdadero, a que lloraran mas bien por sus propios pecados. Tu amado hijo, en medio de su gran sufrimiento seguía siendo el gran maestro de los hombres...Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Novena Estación: "Jesús cae por tercera vez" Oh Madre Dolorosa... ves como los soldados obligan a tu hijo a apresurar el paso para así ya acabar con tan incomoda misión. Lo hacen caminar tan rápido, que Jesús en su debilidad y agotamiento, tropieza y cae de nuevo. Los soldados le gritan y le golpean para que se levante... y tu Madre sufriente, lo único que deseas es susurrar en el oído de tu hijo aquellos cánticos de amor, aquellos versos tiernos y dulces que le cantabas por las noches. Deseabas abrazarlo y ayudarle a levantarse para que llegara a su meta final, la cruz. Ya le queda muy poco, y tu corazón está tan desgarrado de compasión por tu hijo que lo único que deseas es que ya llegue a su descanso...Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Décima Estación: "Jesús es despojado de sus vestiduras" Oh, querida Madre Dolorosa... en este momento recuerdas ese glorioso momento cuando tuviste a Jesús por primera vez en tus brazos en medio de la pobreza del portal de Belén. Lo envolviste en pañales y lo colocaste en un pesebre. Querías que no pasara frío, que no estuviera desnudo, sino que esa ropita que le habías hecho con tanto amor cubriera su inmaculado cuerpo. Qué dolor para ti, María, ver a tu hijo despojado de su ropa... tu que viviste para cubrirlo, protegerlo y cuidarlo, hoy lo ves indefenso, desnudo... muriendo en la misma pobreza en que nació. Y de pronto ves, Madre, en el rostro de Jesús un gesto de profundo dolor, y es que al quitarle la túnica, también arrancaron pedazos de su cuerpo que se habían pegado a la tela...Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste por que confiabas en el amor del Padre!

Undécima Estación: "Jesús es clavado en la cruz" Oh, Madre Dolorosa... te preguntas si no es suficiente todo lo que le han hecho, todavía falta más... Ves como colocan a tu hijo en la cruz, ni siquiera podrá pasar sus últimos momentos con algún descanso. No, ahora ves como amarran a la cruz su cuerpo todo herido. Pero, Virgen Mártir, tu corazón se detuvo al oír los martillazos que atravesaban sus huesos. Sus manos y sus pies completamente taladrados por esos clavos. Tu, María, recibes esos clavos, como si verdaderamente te clavaran a ti. Quisieras decirles a los soldados que todo eso no era necesario...no necesitaban clavos para mantener a tu hijo Jesús en la cruz, su amor por los hombres lo hubiera sostenido allí, en la cruz hasta la muerte...Y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Duodécima Estación: "Jesús muere en la Cruz" Madre Dolorosa, ahí estás tu, al pie de la Cruz de tu hijo... firme, de pie como toda una Reina. Al lado de tu hijo, ofreciéndote tu como sacrificio de consolación. Y ves como un soldado traspasa con una lanza el corazón de tu hijo... y tu corazón Maria es en ese momento traspasado espiritualmente por la misma lanza... La unión indisoluble de tu corazón con el corazón de Jesús, queda revelada para toda la eternidad. Tu corazón recibe místicamente los efectos del traspaso físico del corazón de tu Hijo. Oh Madre, tu hijo ha muerto, y sientes el dolor, el vacío, la soledad, pero también el descanso de saber que ya el mundo con toda su hostilidad no le pueden hacer mas daño... Qué grande eres María; tu, igual que tu hijo Jesús, llegaste hasta el final. Es en la cima del Monte Calvario, en esa cruz donde tu hijo es elevado en su trono de Rey, que tu te conviertes en Reina. Tu reinado María, lo alcanza tu gran amor y tu fidelidad en el dolor. Todo parece acabado... y todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste porque confiabas en el amor del Padre!

Décima tercera Estación: "Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre" Oh Madre Dolorosa, ahora si puedes tener a tu hijo en tus brazos. Te parece mentira, que aquel niño que tantas veces acunaste, arrullaste y estrechaste contra tu pecho, luce hoy como un despojo humano. Pero lo único que importa en ese momento es tenerlo a El de nuevo en tus brazos maternales. Sabes que el no puede sentir tus caricias, ni tus besos, pero aun así lo besas y lo acaricias... quieres como borrarle el horror de lo que los hombres le hicieron a través de tu ternura y de tu amor. Madre, cómo lo estrechabas, cómo abrazabas ese cuerpo tan desfigurado... sabias que El había llevado sobre si toda nuestra culpa, que con su dolor El había sanado las llagas de nuestros pecados, que con su ser todo destrozado El había devuelto la belleza a nuestras almas... Y al mirarlo ahí posando inmóvil en tus brazos solo pensabas que El vivió para amar y ahí estaba la prueba más grande de su amor. Y por eso... todo lo guardaste silenciosamente en tu corazón... ¡Todo lo hiciste por que confiabas en el amor del Padre!

Décima cuarta Estación: "Jesús es colocado en el sepulcro" Madre Dolorosa, tu nunca dejas a tu hijo, vas con los que lo llevan a enterrar, pues quieres acompañarle hasta su tumba. Tu quisieras arreglar su cuerpo, vestirlo, ponerle un manto blanco, suave y perfumado, pero nada de eso se te permite hacer. Recuerdas en ese momento, los nueve meses que lo tuviste en tu vientre. Donde lo guardabas con tanto amor, refugiándolo y cuidándolo del maltrato del mundo. Y es así como lo depositas en esta tumba. Es hora de dejarlo y de cerrar la puerta del sepulcro. Qué dolor Madre, saber que El se queda ahí, y que tu debes continuar aquí en la tierra, enfrentándote a la oscuridad, a la burla, a la indiferencia, al desprecio que aun después de muerto sigan haciéndole los hombres. María, tu caminas despacio como no queriendo separarte de tu hijo... pero... una gran paz envuelve tu corazón traspasado de dolor... La paz y el gozo de saber que tu hijo muy pronto... RESUCITARÁ





Fuente:http://www.corazones.org/oraciones/oraciones_maria/viacrucis_virgen%20dolorosa.htm
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midka
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MensajePublicado: Mie Abr 08, 2009 2:12 am    Asunto: Virgen Dolorosa
Tema: El Vía Crucis de la Virgen Dolorosa
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FIESTA: 15 de Septiembre
HISTORIA

El misterio de la participación de la Virgen madre dolorosa en la pasión y muerte de su Hijo es probablemente el acontecimiento evangélico que ha encontrado un eco más amplio y más intenso en la religiosidad popular, en determinados ejercicios de piedad

Pero el dolor de la Virgen, aunque encuentra en el misterio de la cruz su primera y última significación, fue captado por la piedad mariana también en otros acontecimientos de la vida de su Hijo en los que la madre participó personalmente. En general, se suele considerar el dolor de la Virgen en la infancia de Jesús y no sólo en su pasión. La meditación cristiana captó y en cierto modo fue codificando progresivamente a lo largo de los siglos siente sucesos dolorosos, siete episodios bíblicos en los que está atestiguada expresamente o intuida por la tradición la participación de María. Se recuerda la subida al templo de José y de María para presentar allí a Jesús a los cuarenta días de su nacimiento, con la relativa profecía del anciano Simeón: “Una espada atravesará tu alma”. El camino de fe de la Virgen se vio muy pronto marcado por un nuevo suceso doloroso: la huida a Egipto con Jesús y José (Mt. 2, 13-14). Y una vez más, durante la infancia de Jesús, el suceso de la pérdida en Jerusalén y la búsqueda ansiosa y dolorida de María y de José (Lc 2, 43ss), que se concluirá con el hallazgo del Hijo en el templo, nuevo motivo de meditación y de interpretación sobre la voluntad de Dios en el corazón de la madre. La contemplación de la tradición ha querido descubrir en la subida de Jesús con la cruz al Calvario la experiencia síntesis del camino de fe de la madre, y aunque los evangelios no mencionan nada de eso, la piedad tradicional ve también la presencia de María en el encuentro de Cristo con las mujeres (Lc 23, 26-27). Como ya se ha dicho, es en el acontecimiento de la crucifixión donde encontramos el significado primero y último de la Dolorosa: “Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo que él amaba, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre” (Jn. 19. 25-27a). Y una vez más la devoción de los fieles quiso prolongar la participación amorosa de la madre en la muerte redentora del Hijo recordando, como en un díptico, la acogida en el regazo de María de Jesús bajado de la cruza (Mc 15, 42), acontecimiento objeto de atención particular por parte de pintores y escultores, y la entrega al sepulcro del cuerpo exánime de su Hijo (Jn 19, 40-42a).

A lo largo del s. XIII se elabora la devoción a la Dolorosa, precisándose a comienzos del s. XIV como devoción a los Siete dolores. Pero “el primer documento cierto sobre la aparición de la fiesta litúrgica del dolor de María proviene de una iglesia local”; en efecto, el 22 de abril de 1423 un decreto del concilio provincial de Colonia introducía en aquella región la fiesta de la Dolorosa en reparación por los sacrílegos ultrajes que los husitas habían cometido contra las imágenes del crucificado y de la Virgen al pie de la cruz. La fiesta llevaba por título “Commemmoratio angustiae et doloribus Betae Mariae Virginis”, según el tenor del decreto conciliar, que decía: “... Ordenamos y establecemos que la conmemoración de la angustia y del dolor de la bienaventurada Virgen María se celebre todos los años el viernes después de la domínica Jubilate (tercer domingo después de pascua), a no ser que ese día se celebre otra fiesta, en cuyo caso se transferirá al viernes próximo siguiente”.
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Miguel Angel Montaño
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MensajePublicado: Mie Abr 15, 2009 2:57 am    Asunto: Nuestra Señora de los Dolores
Tema: El Vía Crucis de la Virgen Dolorosa
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La advocación de Ntra. Sra. de los Dolores está muy arraigada en toda la zona levantina, siendo popularmente conocida con el sobrenombre de "La Dolorosa" y vinculándose principalmente a las celebraciones de Semana Santa. En Hellín surge esta devoción a finales del siglo XVIII, cuando se encarga a Salzillo una talla de la Virgen para ser incluida en los desfiles pasionales de la ciudad. La escultura sigue el modelo que ya se venía desarrollando en toda la Región Murciana: una imagen de vestir que representa a María camino del Calvario, con los brazos extendidos y un puñal atravesando su pecho.

En 1882 se funda la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores, época en la que prolifera la creación de este tipo de hermandades y asociaciones pasionales, alcanzando desde un primer momento gran popularidad y renombre entre la población hellinera. La talla empezó a ser venerada desde su llegada a la ciudad en una hermosa capilla de la Iglesia Arciprestal de Santa María de la Asunción, gran templo gótico ubicado en el centro del casco histórico. Por desgracia, casi todas las imágenes religiosas que poseía la ciudad se perdieron durante la Guerra Civil, incluida La Dolorosa. Resulta significativo que sea la de esta Virgen una de las primeras esculturas que se restituyen al terminar la contienda, señal de la enorme adoración que ya se le profesaba. Federico Collaut Valera realizó la réplica, tan hermosa como la tallada por Salzillo, constituyendo actualmente junto a la Virgen del Rosario (patrona de Hellín) la imagen mariana más venerada de la ciudad.
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Miguel Angel Montaño
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MensajePublicado: Mie Abr 22, 2009 2:02 am    Asunto: La Dolorosa
Tema: El Vía Crucis de la Virgen Dolorosa
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La Dolorosa murciana representa a María camino del Calvario, con los brazos extendidos y mirada hacia el cielo en una actitud llena de dramatismo. Se trata de una imagen de vestir de 165 centímetros de altura, a la que acompañan cuatro angelitos colocados a sus pies enteramente tallados en madera. Está fechada en 1755 y, según consta en los archivos de la Cofradía, la Virgen costó 675 reales y cada ángel 1310.

Ntra. Sra. de los Dolores se venera durante todo el año en la iglesia de Jesús, templo barroco emplazado junto al Museo Salzillo y en el que también se encuentran el resto de imágenes que desfilan en la "Procesión de los Moraos". Pero indiscutiblemente, es en la mañana de Viernes Santo cuando la talla puede ser contemplada en todo su esplendor, recorriendo lentamente la ciudad a hombros de sus costaleros. Es la que cierra el cortejo y, según antigua tradición, su trono no cruza el umbral de la puerta para salir a la calle hasta que los primeros rayos del día iluminan el rostro de la Virgen. El reguero púrpura de los nazarenos precede su paso por las calles de la capital, arropado siempre por el fervor de los murcianos, hasta retornar a la iglesia ya bien entrada la tarde.
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Miguel Angel Montaño
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