pelicano Moderador

Registrado: 11 Abr 2007 Mensajes: 4019 Ubicación: Tierra Santa
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Publicado:
Sab Abr 25, 2009 6:41 pm Asunto:
Tema: "sueltame porque todavia no he subido al Padre" |
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¡Virgo parens Christi Benedicta!
Cita: | Según el libro de San Juan, Jesús le dijo a María Magdalena que no la tocase, porque todavia no había subido al Padre, sin embargo, permite a Tomás tocar sus heridas, pues no creyó que había resucitado(San Juan 20,27).
No se cual será la opinión de los expertos.
Pero para mi, lo que le dijo Jesús a María Magdalena, fue una revelación, el que iba a subir al Padre; no recuerdo si anteriormente Jesús habría dicho a los apostoles que no se quedaría para siempre después de su resurreción; y es a María Magdalena a quien le dice primero que no se va a quedar, sino que irá al Padre.
Por lo que quizas, Jesús al decir a María Magdalena "Sueltame que no he subido al Padre" le quizo decir en el fondo "No te entusiasmes mucho, que no voy a quedarme mucho (pues creo a estas alturas, ella habría pensado que se quedaría para siempre, lo mismo que también creyeron los apostoles, y Jesús les dijo que era necesario que partiera, sino no vendría el Espíritu Santo).
Desearía saber sus opiniones.
Gracias. |
Es muy interesante lo que nos traes hermano Ricardo, veamos que podemos sacar sobre ello:
11 María se quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba, se inclinó hacia el monumento, 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. 13 Le dijeron: ¿Por que lloras, mujer? Ella les dijo: Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. En diciendo esto, se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús. 15 Díjole Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: Señor, si lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo lo tomaré. 16 Díjole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: ¡Rabboní!, que quiere decir Maestro. 17 Jesús le dijo: Deja ya de retenerme, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: "He visto al Señor," y las cosas que le había dicho.Juan 20:11-18
La aparición de Cristo resucitado a Magdalena dejó una huella profunda en la primitiva catequesis. Sea englobada su narración en otras (Mt 28:9-10), sea narrada explícita (Mc 16:9-11) y detalladamente (Jn), los evangelistas recogen, privilegiadamente, esta aparición de Cristo resucitado, a pesar de haberse manifestado muchas veces a los apóstoles durante cuarenta días (Act 1:3), aparte de las apariciones a las mujeres y a otras personas, cuyo testimonio invoca y recoge San Pablo (1 Cor 15:5-7).
A la partida de Pedro y Juan, Magdalena se quedó allí, junto al sepulcro, "llorando" la desaparición de su cuerpo (v.13). Hallándose en este estado, se "inclinó" para mirar por la abertura baja de entrada al sepulcro, como poco antes lo había hecho Jn (Jn 20:5), y vio "dos ángeles vestidos de blanco." La presencia de éstos en las escenas de la resurrección de Cristo es una "constante," con muchas variantes de número, aparición y descripción; lo que supone una consciente reelaboración didáctico-descriptiva .
Este es el momento de la gran aparición de Cristo. Sólo pronunció una palabra: "¡María!" Pero en ella iba el acento y ternura inconfundibles de su voz. Y ella "le dijo en hebreo," que es el arameo: ¡Rabboní!, que quiere decir: ¡Maestro! Este detalle de la conservación aramaica de la expresión que se traduce (Jn 1:3 puede ser un cierto índice histórico de la escena (Mc 14:36). Magdalena también volcó en él su amor con una palabra: "Rabboní." Normalmente se usaba "rabí," como lo hace en los otros pasajes el mismo Jn (1:49; 3:2; 4:31, etc.). "Más respetuoso que ab es rabí, y más que rabí es rabón." Filológicamente, el sentido originario es: "Maestro mío," .
Este tema también aparece en el Cantar de los cantares:
Yo duermo, pero mi corazón vela:
oigo a mi amado que golpea.
"¡Ábreme, hermana mía, mi amada,
paloma mía, mi preciosa!
Porque mi cabeza está empapada por el rocío
y mi cabellera por la humedad de la noche". Cantar 5:2
¡La voz de mi amado!
Ahí viene, saltando por las montañas,
brincando por las colinasCantar 2:8
Y también en el libro de Jeremias:
el grito de alegría y el grito de júbilo, el canto del esposo y el canto de la esposa, y el canto de los que dicen, mientras presentan el sacrificio de alabanza en la Casa del Señor:
"Den gracias al Señor de los ejércitos,
porque es bueno el Señor,
porque es eterno su amor".Jeremias 33:11
"Le dijo Jesús: suéltame que todavía no he subido al Padre".
Tocar, abrazar, es la forma humana de asegurarse la realidad.
De este modo el abrazar o tocar pertenece a las formas elementales con las que el hombre capta la realidad externa. En tal caso, el giro «no me abraces» o "no me toques" o -de forma positiva- "Suéltame" sólo puede significar que la existencia del Resucitado no ha de comprobarse de esa manera mundana. El encuentro y contacto con Jesús resucitado se realiza en un terreno distinto, a saber: en la fe, por la palabra o «en espíritu». Realmente al resucitado no se le puede retener en este mundo.
Con el deseo de palpar el hombre conecta frecuentemente la otra tendencia de querer convertir algo en posesión suya, de poder disponer de ello. Ahora bien el resucitado ni puede ni quiere ser abrazado así; mostrando con ello que escapa a cualquier forma de ser manejado por el hombre. Con ello se expresa una experiencia básica pos-pascual con Jesús y la tradición acerca de él. Pese a todo el saber de que disponemos, no es posible allegarse a Jesús, ni a través de un conocimiento histórico ni de un conocimiento teológico sistemático. Con lo cual no se quiere decir que tal ciencia no tenga valor alguno, pues posibilita unas aproximaciones de distinta índole. Es probable que uno de los efectos más importantes de la fe pascual del Nuevo Testamento sea el de conducir al hombre hasta una última frontera, en la que poco a poco ve con claridad que existe algo de lo que no cabe disponer, para conducirle simplemente al reconocimiento de eso indisponible.
Hay un gesto implícito de María respecto a Jesús como se prefigura en Cantares de nuevo:
Apenas los había pasado,
encontré al amado de mi alma.
Lo agarré, y no lo soltaré
hasta que lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la habitación de la que me engendró. Cantares 3:4
A ese gesto responde Jesús al decir a María: Suéltame. Da la razón (aún no he subido al Padre para quedarme). No es aún el momento de la subida definitiva de Jesús al Padre (para quedarme) ni de la fiesta nupcial.
Con este detalle de la narración, el evangelista llama a la realidad a las comunidades cristianas. Aún no se encuentran en el estadio final. No pueden centrarse en la unión gozosa con el resucitado, olvidando la misión. Hay que continuar la de Jesús, realizando las obras del que lo envió y mostrando hasta el fin el amor de Dios al ser humano.
Al pronunciar esta palabra, Magdalena se postró, se abalanzó a tierra y abrazó los pies de Cristo. Pero es cuando El le dijo la célebre frase "¡Poli me tanguee!," que dio lugar a tan diversas interpretaciones (μη μου απτού).
Gramaticalmente la respuesta de Cristo es clara. La partícula negativa empleada, μη, con un imperativo de presente, sólo se dice de una obra ya comenzada, para impedir que se continúe; el imperativo aoristo, en cambio, prohibe que se comience la acción . La traducción es, pues, la siguiente: "No me retengas más."
Y la razón que le da para esto es "causativa": "porque aún no he subido al Padre." ¿Qué relación hay entre este no "retener" a Cristo, de María abrazada y acaso besando sus pies, y el no haber "subido" aún al Padre? Esta subida de Cristo es ciertamente la "ascensión" :
Juan6:62 ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
Pero, evidentemente, la "ascensión" de Cristo no va a ser el motivo para que no se le pueda "retener." La frase es demasiado densa y apretada. Porque aún no ha "subido" Cristo oficialmente al Padre; pero, teniendo ya una vida "gloriosa" y nueva, es por lo que ya no se pueden tener con El las relaciones del mismo modo que antes; la vida humana no puede tener con el cuerpo y vida "gloriosa" de Cristo un trato, aunque espiritual, igual al que anteriormente tenía :
1Cor 15:50 Les aseguro, hermanos, que lo puramente humano no puede tener parte en el Reino de Dios, ni la corrupción puede heredar lo que es incorruptible.
En realidad, esta frase es un paréntesis explicativo, pues el "deja de retenerme" se relaciona adversativamente con el "vete" a llevar un mensaje a los apóstoles. Magdalena no debe "retener" a Cristo así, porque ha de llevar un mensaje a los apóstoles. Por eso la estructura de este pasaje parece que debería ser:
a) "Deja de retenerme,
c) pero (δε) ve a mis hermanos y diles:
d) Subo a mi Padre y a vuestro Padre,
e) a mi Dios y a vuestro Dios,
b) porque (γαρ) aún no he subido al Padre."
Así estructurada la frase, se diría que es más lógico su desarrollo . Y el motivo inmediato de abandonar Magdalena los pies de Cristo es el tener que llevar un mensaje a los apóstoles. Es lo mismo que se dice a este propósito en Mt (Mt 28:9-10). Y esto no consiste sólo en anunciarles la resurrección de Cristo, sino también en anunciarles su próxima "subida" al Padre. Tema tan del evangelio de Jn y tan insistido en el Sermón de la Cena. Con ello alentaba a los apóstoles, al hacerles ver que, aunque iba a dejar pronto la tierra, aún no los había dejado. Era el anuncio implícito de los cuarenta días en que se les manifestaría antes de la "ascensión" (Act 1:3). Pero su "subida" oficial, definitiva, iba a ser pronto, como les dijo en el Sermón de la Cena, para la gran "misión" del Espíritu Santo, del Padre y de El mismo, en una forma tan real como mística.
Magdalena fue a comunicar a los "discípulos" esta aparición y el mensaje que el Señor le dio para ellos.Los apóstoles no creyeron este mensaje que Magdalena y otras mujeres les transmitían, de haber visto al Señor resucitado, y la comunicación que para ellos tenían.
La prohibición de ser tocado la cambiará Jesús, ocho días más tarde, en una orden de contenido bien diverso:
«Mete tu dedo aquí y mira mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado» Jn 20,27
¿Por qué tan distinta actitud en uno y otro caso? Fundamentalmente, la voluntad del Maestro es idéntica: significa en ambas ocasiones un llamamiento a la fe. Tomás, ausente del cenáculo durante la primera aparición, incrédulo después de todo cuanto había oído, necesitaba ver para creer, tocar para creer. Condesciende Jesús con aquella flaqueza y le permite toda clase de comprobaciones. Quiere obligarle a aceptar que tiene ante sus ojos y bajo su mano al mismo Cristo, tangible y verdadero, que durante tantos meses ha estado tratando a diario. Pensaba Tomás que aquel que habían visto sus compañeros era un puro fantasma, un producto del sueño; Jesús le demuestra que no hay tal alucinación, que es El mismo quien ahora se presenta de nuevo, después de haber muerto y resucitado, después de haber recobrado la vida.
Ante el discípulo incrédulo, Cristo insiste en la continuidad de su existencia, la misma -es decir, tan cierta e irrefutable- hoy que ayer. Con la mujer enamorada, por el contrario, sigue otra táctica, subraya otro aspecto: puesto que ella lo ha reconocido en seguida y lo ha contemplado en una apariencia tan terrena que ha llegado a confundirlo en principio con el jardinero, conviene advertirle del otro extremo de la verdad, conviene que aprenda que su existencia de resucitado ya no es la misma -es decir, de la misma índole corporal- que aquella que vio extinguirse tres días antes sobre la cruz.
Tomás creyó: el último de los Once, pero creyó. Creyeron, al fin, todos. La fe en la resurrección sostendrá su testimonio cuando comiencen luego a predicar el nombre de Jesucristo. Por eso nos sorprende que Mateo, al relatar una aparición de Jesús en cierto monte de Galilea cuyo nombre omite, nos diga que:
Mateo 28:17 Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Espero haberle podido ayudar.
¡Dios le Bendiga! _________________
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