Mayra Novelo Moderador

Registrado: 27 Sep 2005 Mensajes: 715 Ubicación: Genova Italia
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Publicado:
Vie May 12, 2006 4:19 am Asunto:
La Voluntad
Tema: La Voluntad |
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Decíamos que el hombre maduro es el que ha adquirido la capacidad de obrar libremente. Pero ser libre es ser dueño de sí mismo, de los propios sentimientos, de las variaciones de los estados de humor e instintos, de tal manera que se pueda seguir la opción fundamental de la vida en cualquier circunstancia. Desde este punto de vista, la formación de la voluntad adquiere máxima importancia. La opción fundamental, la autenticidad, la conciencia, los estados de ánimo, los dones y la cualidades naturales, corren un riesgo muy grave sin esta formación de la voluntad.
Cualidades de una voluntad bien formada
Siendo importante formar bien la voluntad, es preciso saber en qué consiste una voluntad bien formada. Una voluntad bien formada es dócil a la inteligencia, es decir, está lejos del capricho y del irracionalismo. Debe llevar a la realización nuestras convicciones profundas bajo la luz de la razón iluminada por la fe. Además, la voluntad tiene que ser eficaz y constante en querer el bien. No basta ser bueno cuando "me siento inspirado", se ha de perseguir el bien siempre y en todo lugar. Tampoco basta querer ser feliz o querer amar a Dios, la voluntad debe tener la eficacia de poner estos deseos en marcha.
Más aún, una voluntad bien formada tiene que ser tenaz ante las dificultades, no desesperarse ante ellas, no aburrirse con el paso del tiempo, ni relajarse con la edad. Sabe convertir las dificultades en victorias, creciendo en su opción fundamental y en su amor real.
Por encima de todo esto, una buena formación de la voluntad implica capacidad de gobierno de todas la dimensiones de la persona con suavidad y firmeza.
Medios para la formación de la voluntad
Pero, ¿cuáles son los medios para formar la voluntad? De hecho todo lo que hemos dicho sobre la formación de la personalidad madura se puede aplicar de manera directa a la formación de la voluntad. Sin embargo, una respuesta sencilla y corta puede ser: ejercitarla en querer el verdadero bien, quererlo con constancia y con eficacia. Entendido bien esto, sobra todo lo demás.
A veces, al hablar de la formación de la voluntad, se piensa en la represión. Nada más opuesto a la verdad. Ciertamente la formación de la voluntad requiere dominio de sí, pero no se trata de una acción puramente negativa, "rechazar"; se trata, ante todo, del "querer". Por lo tanto, el esfuerzo es para que la voluntad esté polarizada por el amor a Dios y por la identificación con Cristo como modelo. No es cuestión de formar personas con mucho aguante ante el dolor físico o moral, sino de formar personas que amen mucho a Dios y que sepan plasmar este amor en hechos reales.
Hay muchos otros medios de orden práctico para la formación de la voluntad. Pero, antes de pasar a éstos, es necesario recordar que en toda esta obra se deben tener siempre presentes los
motivos: el amor a Dios, la imitación de Cristo, la formación de una personalidad auténtica y madura. Esto es importante cuando consideramos el hecho de que la formación de la voluntad es uno de los campos más costosos en toda formación humana.
Si vamos a la vida ordinaria, vemos que hay incontables ocasiones para formar la voluntad: renunciar al propio capricho optando responsablemente por el cumplimiento del deber, renunciar a los propios planes individuales optando libremente para seguir la vida familiar, renunciar a dejarse llevar por el cansancio, el pesimismo o los sentimientos negativos y optar libremente por un camino de serenidad y control de sí, renunciar a una vida llena de comodidades y optar por la austeridad de vida aun en cosas pequeñas, triviales.
Hay otros modos de entrenar diariamente la propia voluntad para que llegue a ser eficaz y constante: no retractarse con demasiada facilidad de las resoluciones tomadas, exigirse llevar a término toda obra iniciada, poner especial atención en los detalles que exigen esfuerzo, como cuidar el orden en casa y en la oficina, la puntualidad, cuidar las palabras a la hora de hablar, esforzarse en el aprovechamiento del tiempo, la dedicación al estudio, al trabajo y a la oración. En fin, son muchas las oportunidades, cualquier situación puede representar una ocasión para ejercitar la voluntad en la constancia y la eficacia del amor.
Artículos de apoyo
http://es.catholic.net/educadorescatolicos/758/2412/articulo.php?id=21845
http://es.catholic.net/educadorescatolicos/758/2412/articulo.php?id=21311
http://es.catholic.net/educadorescatolicos/758/2412/articulo.php?id=21850
http://es.catholic.net/religiosas/656/1896/articulo.php?id=19120 _________________ “Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Dios mío infinitamente amable, y prefiero morir amándote a vivir sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente... ”
(Cura de Ars) |
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