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Mi Papa preferido

 
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Julian_Consolad
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Registrado: 23 Ago 2008
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MensajePublicado: Dom Jun 07, 2009 3:49 pm    Asunto: Mi Papa preferido
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Todos sabemos que cualquier Papa (pese a que los haya habido indignos de tal ministerio) es por igual que los demás Vicario de Cristo. Sabemos también que cuando habla “ex cathedra” siempre debemos considerar lo que diga como VERDAD. También sabemos que aunque no hable “ex cathedra” debemos siempre acatar y escuchar con agrado a cualquier Papa.
Pero también sabemos, que por su carisma, su vida, sus actos, sus palabras, sus oraciones, su forma de ser, y por otras cosas más algunos papas nos son más cercanos. A estos los podríamos llamar “preferidos”.
Así pues, abro este lugar para (sabiendo que todo Papa lo es por igual en cuanto a que es Sucesor de San Pedro) hablar de nuestro Papa “preferido” para así ir entre todos conociendo más a los papas y acercándonos a su magisterio.

Así pues, la cosa consiste en poner la siguiente información sobre tu Papa preferido (si no tenéis todo es igual, que cada uno ponga lo que quiera y pueda, pero esto sería lo ideal):

- Nombre
- Biografía
- Foto
- Escudo
- Alguna anécdota
- Texto (de cualquier tipo) preferido (escrito por él, se entiende)


PD: También podéis traer a este tema cualquier tipo de texto, foto o información sobre un Papa, aunque no sea vuestro “preferido” y aunque no pongáis nada más de él.
Así conoceremos más a los Papas.
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Ultima edición por Julian_Consolad el Lun Jun 08, 2009 3:14 pm, editado 2 veces
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Dom Jun 07, 2009 4:21 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Empiezo yo.


SAN PÍO X





BIOGRAFÍA:

Giuseppe Sarto nació en 1835 en Riese, Italia, de familia humilde.

Fue a la escuela elemental en Riese y gracias al parroco pudo asistir más tarde a la escuela superior de Castelfranco de donde pasó, gracias a una beca, al seminario de Padua.

Fue ordenado sacerdote a la edad de 23 años y trás 16 años se convirtió en canonigo en Treviso.

Fue consagrado obispo de Mantúa donde luchó contra la baja moral y la negligencia del clero.

En 1892 fue ordenado cardenal sacerdote por León XIII y poco tiempo después fue elevado a la sede de Venecia, con el título de Patriarca donde renunció a la pompa de esta sede.

En 1903, trás la muerte de León XIII el emperador Francisco José de Austria vetó contra la elección del cardenal Rampolla, y se eligió a Giuseppe, un hombre bueno, que tomo como nombre Pío X.

Uno de sus primeros actos fue promulgar la la constitución "Commissum nobis" por la que se elimina el derecho del poder civil para intervenir en el conclave, como había pasado en su elección.

Para la reconcilación entre Iglesia y Estado en Italia levantó practicamente el "Non expedit".

En 1905 Francia promulgó una ley para la separación de Iglesia y Estado y la creación de una sociedad para "velar" por los bienes de la Iglesia a la que muchos clerigos se acoplaron pero el Papa emitió unas declaraciones condenando esa ley, a lo que mucha gente se quejó de que había dejado a la Iglesia sin bienes a lo que respondió que se preocuparan más por los espíritual.

Con la encíclica "Pascendi dominici gregis" condenó el llamado "Modernismo", o "Resumen de todas las herejías" y anunció sus peligros.

Recomendó la comunión diaria e instó a la lectura diaria de la Biblia, además impulsó la música sacra.

Reorganizó los tribunales, oficinas y congregaciones de la Santa Sede, organizó una comisión correctora y revisora del texto Vulgata de la Biblia y fundó el Instituto Bíblico para el estudio de las escrituras.

Se preocupó por los debiles, denunció los malos tratos en las plantaciones, ayudó a los afectados por el terremoto de Messina y acogió a muchos desamparados en el Hospicio de Santa Marta.

Cada Domingo acudía a algún lugar del Vaticano para explicar el Evangelio del día a quién los escuchara.

Rechazaba toda la pompa de la Corte Pontificia y no permitió que se dieran títulos nobiliarios a sus familiares.

En una ocasión dijo a una persona sobre esa pompa "No cabe duda de que es una penitencia verse obligado a aceptar todas estas prácticas. ¡Me condujeron entre soldados, como a Jesús cuando le apresaron en Getsemaní!".

El Señor obró varios milagros mendante él durante su vida; en una audiencia pública curó un brazo a un hombre y en una privada curó a una niña paralítica, también curó la tuberculosis a una religiosa.

Comó tantos otros, vaticinó la Primera Guerra Mundial, pero él dijo que sería para el Verano del año 1914.

El 24 de Junio de este año la Santa Sede firmó un concordato con Servia y trás cuatro días el archiduque Francisco de Austria y su esposa fueron asesinados en Sarajevo, el 4 de Agosto estalló la guerra.

Al inicar la guerra exclamó "Esta será la última aflicción que me mande el Señor. Con gusto daría mi vida para salvar a mis pobres hijos de esta terrible calamidad" y poco después, el 20 de Agosto, murió de una bronquitis.

Fue canonizado e 1954, siendo el primer Papa canonizado desde Pío V, en 1672.


"Para alabar a Dios bien, no se necesita ser sabio" (Pío X)


"Nací pobre, he vivido en la pobreza y quiero morir pobre" (Testamento de Pío X)


"No tengo la menor duda de que este rincón de la cripta se convertirá, muy pronto, en un santuario, un centro de peregrinación . . . Dios glorificará ante el mundo a este Papa cuya triple corona fue la pobreza, la humildad y la bondad" (Cardenal Cascioli trás el entierro de Pío X)



TEXTO PREFERIDO:

Pascendi Dominici Gregis




AHORA LOS DEMÁS Wink
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Laura De los Ángeles
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Ubicación: en el Sagrado Corazón de Jesús...

MensajePublicado: Dom Jun 07, 2009 7:39 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Juan Pablo II

(Wadowice, Cracovia, 1920 - Roma, 2005) Sacerdote polaco, de nombre Karol Wojtyla, elegido Papa en octubre de 1978 mientras ocupaba el puesto de cardenal-arzobispo de Cracovia; fue primer pontífice no italiano en más de cuatro siglos.

Era hijo de un oficial de la administración del Ejército polaco y de una maestra de escuela. De joven practicó el atletismo, el fútbol y la natación. Fue también un estudiante excelente, y presidió diversos grupos estudiantiles. Desarrolló, además, una gran pasión por el teatro, y durante algún tiempo aspiró a estudiar Literatura y convertirse en actor profesional.

Durante la ocupación nazi, compaginó sus estudios y su labor de actor, con el trabajo de obrero en una fábrica, para mantenerse y para evitar su deportación o encarcelamiento. Fue miembro activo de la UNIA, organización democrática clandestina que ayudaba a muchos judíos a encontrar refugio y escapar de la persecución nazi.

En tales circunstancias, la muerte de su padre le causó un profundo dolor. La lectura de San Juan de la Cruz, que entonces buscó como consuelo, y la heroica conducta de los curas católicos que morían en los campos de concentración nazi fueron decisivas para que decidiera seguir el camino de la fe. Mientras se recuperaba de un accidente, el futuro pontífice decidió seguir su vocación religiosa, y en 1942 comenzó sus estudios sacerdotales. Ordenado sacerdote el 1.º de noviembre de 1946, amplió sus estudios en Roma y obtuvo el doctorado en Teología en el Pontifico Ateneo Angelicum. De regreso a Polonia, desarrolló una doble tarea, por un lado pastoral, llevada a cabo en diversas parroquias obreras de Cracovia, y por otro lado intelectual, impartiendo clases de Ética en la Universidad Católica de Lublin y en la Facultad de Teología de Cracovia.

En 1958 fue nombrado auxiliar del arzobispo de Cracovia, a quien sucedió en 1964. Ya en esa época, era un líder visible que a menudo asumía posiciones críticas contra el comunismo y los funcionarios del gobierno polaco. Durante el Concilio Vaticano II destacó por sus intervenciones sobre el esquema eclesiástico y el texto sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo.

En 1967 el Papa Paulo VI lo nombró cardenal, y el 16 de octubre de 1978, a la edad de cincuenta y ocho años, fue elegido para suceder al papa Juan Pablo I, fallecido tras treinta y cuatro días de pontificado. De este modo, se convirtió en el primer Papa no italiano desde 1523 y en el primero procedente de un país del bloque comunista.

Desde sus primeras encíclicas, Redemptoris hominis (1979), y Dives in misericordia (1980), exaltó el papel de la Iglesia como maestra de los hombres y destacó la necesidad de una fe robusta, arraigada en el patrimonio teológico tradicional, y de una sólida moral, sin mengua de una apertura cristiana al mundo del siglo XX. Denunció la Teología de la Liberación, criticó la relajación moral y proclamó la unidad espiritual de Europa.

El 13 de mayo de 1981 sufrió un grave atentado en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde resultó herido por los disparos del terrorista turco Mehmet Ali Agca. A raíz de este suceso, el Papa tuvo que permanecer hospitalizado durante dos meses y medio. El 13 de mayo de 1982 sufrió un intento de atentado en el Santuario de Fátima durante su viaje a Portugal. Sin embargo, el pontífice continuó con su labor evangelizadora, visitando incansablemente diversos países, en especial los pueblos del Tercer Mundo (África, Asia y América del Sur).

Igualmente, siguió manteniendo contactos con numerosos líderes religiosos y políticos, destacando siempre por su carácter conservador en cuestiones sociales y por su resistencia a la modernización de la institución eclesiástica. Entre sus encíclicas cabe mencionar: Laborem exercens (El hombre en su trabajo, 1981); Redemptoris mater (La madre del Redentor, 1987); Sollicitudo rei socialis (La preocupación social, 1987); Redemptoris missio (La misión del Redentor, 1990) y Centessimus annus (El centenario, 1991).

Entre sus exhortaciones y cartas apostólicas destacan Catechesi tradendae (Sobre la catequesis, hoy, 1979); Familiaris consortio (La familia, 1981); Salvifici doloris (El dolor salvífico, 1984); Reconciliato et paenitentia (Reconciliación y penitencia, 1984); Mulieris dignitatem (La dignidad de la mujer, 1988); Christifidelis laici (Los fieles cristianos, 1988) y Redemptoris custos (El custodio del Redentor, 1989). En Evangelium vitae (1995), trató las cuestiones del aborto, las técnicas de reproducción asistida y la eutanasia. Ut unum sint (Que todos sean uno), de 1995, fue la primera encíclica de la historia dedicada al ecumenismo. En 1994 publicó el libro Cruzando el umbral de la esperanza.

El pontificado de Juan Pablo II no ha estado exento de polémica. Su talante tradicional le ha llevado a sostener algunos enfoques característicos del catolicismo conservador, sobre todo en lo referente a la prohibición del aborto y los anticonceptivos, la condena del divorcio y la negativa a que las mujeres se incorporen al sacerdocio. Sin embargo, también ha sido un gran defensor de la justicia social y económica, abogando en todo momento por la mejora de las condiciones de vida en los países más pobres del mundo.

Tras un proceso de intenso deterioro físico, que le impidió cumplir en reiteradas ocasiones con sus apariciones públicas habituales en la plaza de San Pedro, Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Su desaparición significó para algunos la pérdida de uno de los líderes más carismáticos de la historia contemporánea; para otros implicó la posibilidad de imaginar una Iglesia católica más acorde a la sociedad moderna. En cualquier caso, su muerte ocurrió en un momento de revisionismo en el seno de la institución, de una evaluación sobre el protagonismo que tiene en el mundo de hoy y el que pretende tener en el del futuro. Su sucesor, Benedicto XVI, anunció ese mismo año el inicio del proceso de beatificación de Juan Pablo II.



Familiaris Consortio

Anécdota: El día de su elección, el automóvil que trasladaba a Juan Pablo II se estropeó. Hizo auto-stop y un camionero le llevó directamente a la Plaza de San Pedro, muy justo de tiempo para entrar en el cónclave. De hecho, fue el último Cardenal en entrar.
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Señor, no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia.
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TITO
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Registrado: 05 Oct 2005
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MensajePublicado: Dom Jun 07, 2009 10:37 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Juan XXIII el Papa Bueno



Su escudo

¡que chiquito salio!

Sucedió a Pío XII tras su fallecimiento en 1958, contando con 77 años de edad. Su pontificado aportó a la Iglesia, además de momentos de paz y unión, una trascendental etapa de renovación. Y aunque fue poco el tiempo en que estuvo al mando de la Iglesia católica, cinco años, se hizo querer por el mundo entero, considerándolo el Papa bueno.

Nació en Sotto di Monte -provincia y diócesis de Bérgamo (Italia)- el 25 de noviembre de 1881 bajo el nombre de Angelo Giuseppe Roncalli. Fue el tercero de los diez hijos que tuvieron Giovanni Battista Roncalli y Mariana Mazzola, quienes conformaban una familia humilde.

Estudió en el seminario de Bérgamo y en el Colegio Ceresoli de Roma, y fue ordenado sacerdote en 1904. Dentro de la iglesia, fue destinado a Bérgamo como secretario del obispo Giacomo Radini-Tedeschi, ejerciendo además como profesor de historia eclesiástica en el seminario diocesano. Estos cargos los ocupó desde 1905 hasta 1914.

Realizó viajes a Francia, Palestina y España. Fue sargento médico y capellán durante la I Guerra Mundial. En 1921 fundó la "Casa del Estudiante", que dirigió hasta que Benedicto XV lo nombró director del Consejo Nacional Italiano de la Obra de la Propagación de la Fe. Consagrado obispo en 1925, viajó a Bulgaria como visitador apostólico y más tarde, en 1931, como delegado apostólico. En este cargo mantuvo contacto directo, durante diez años, con la Iglesia oriental. Asimismo aprendió búlgaro e incitó a los sacerdotes a aprenderlo para acrecentar la eficacia de su apostolado.

En 1934 recibió el nombramiento de delegado apostólico de Grecia y, días más tarde, el de delegado apostólico de Turquía, administrador apostólico de Constantinopla y arzobispo titular de Mesembria. En Hungría, país ocupado por los nazis durante la II Guerra Mundial, ayudó a evacuar a la población judía perseguida. Antes de acabar este conflicto bélico, en 1944, fue nombrado Nuncio de Pío XII en Francia. En 1953 fue cardenal y arzobispo de Venecia.

Anecdotas

Cuentan que en su primera noche como Pontífice pidió al cardenal Nasalli que se quedara a cenar con él. Pero el purpurado le dijo que era costumbre que los Papas comieran solos, a lo que el recién elegido respondió: "¡Tampoco de Papa van a dejarme hacer lo que me de la gana!".

Siguiendo sus costumbres de Venecia, Juan XXIII, desde el comienzo de su pontificado, solía pasear un buen rato todas las tardes. Lo hacía por los jardines vaticanos. Ante la propuesta de los funcionarios del Vaticano de que "había que hacer algo…, tal vez cerrar la cúpula a los turistas para que no vean el paseo del Papa…", respondió con mucha tranquilidad, preguntando a su vez: "¿Y por qué hay que hacer algo? ¿Por qué hay que cerrar la cúpula?" Aquellos hombres le contestaron: "Santidad, es que todos os verán…" Ante esta respuesta, Juan XXIII pensó un poco y les dijo: "No se preocupen. Les prometo a ustedes que no haré nada que pueda escandalizarlos".

Escrito

MATER ET MAGISTRA

http://www.vatican.va/holy_father/john_xxiii/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_15051961_mater_sp.html
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¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20
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Pablo Jose
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MensajePublicado: Dom Jun 07, 2009 10:41 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Me ganaste TITO ese es mi Papa, y también el dcomento que más me gusta de él Crying or Very sad Very Happy

Bendiciones.

Colocare talves algo más de él despuescito Wink
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Rogerus
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MensajePublicado: Lun Jun 08, 2009 1:15 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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El mío, aunque les encargo la información, es Albino Luciani: Juan Pablo I, siervo de Dios, de quien sé que fue un gran catequista, la sencillez sonriente vestida de Papa, y que nació el mismo día que yo...

Les recomiendo su libro simpatiquísimo "ilustrísimos señores".
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"O quam amabilis es, bone Iesu! - Quam delectabilis es, pie Iesu!
O cordis iubilum! Mentis solatium! - O bone Iesu! O bone Iesu!

Rogerus a Iesu
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pelicano
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MensajePublicado: Lun Jun 08, 2009 4:55 pm    Asunto: Re: Mi Papa preferido
Tema: Mi Papa preferido
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Julian_Consolad escribió:
Todos sabemos que cualquier Papa (pese a que los haya habido indignos de tal ministerio) es por igual que los demás Vicario de Cristo. Sabemos también que cuando habla “ex cathedra” siempre debemos considerar lo que diga como VERDAD. También sabemos que aunque no hable “ex cathedra” debemos siempre acatar y escuchar con agrado a cualquier Papa.
Pero también sabemos, que por su carisma, su vida, sus actos, sus palabras, sus oraciones, su forma de ser, y por otras cosas más algunos papas nos son más cercanos. A estos los podríamos llamar “preferidos”.
Así pues, abro este lugar para (sabiendo que todo Papa lo es por igual en cuanto a que es Sucesor de San Pedro) hablar de nuestro Papa “preferido” para así ir entre todos conociendo más a los papas y acercándonos a su magisterio.

Así pues, la cosa consiste en poner la siguiente información sobre tu Papa preferido (si no tenéis todo es igual, que cada uno ponga lo que quiera y pueda, pero esto sería lo ideal):

- Nombre
- Biografía
- Foto
- Escudo
- Alguna anécdota
- Texto (de cualquier tipo) preferido (escrito por él, se entiende)


PD: También podéis traer a este tema cualquier tipo de texto, foto o información sobre un Papa, aunque no sea vuestro “preferido” y aunque no pongáis nada más de él.
Así conoceremos más a los Papas.


Uy jajaja voy a tenerlo complicadisimo....elaboraré algo sobre él y os lo traigo pero tampoco me pidais demasiado Embarassed

Dios les Bendiga
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pelicano
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Ubicación: Tierra Santa

MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 7:21 am    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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¡Virgo parens Christi Benedicta!

SIMON BAR JONAS:



SU EMBLEMA:




Su nombre en hebreo es Shim'on, nombre muy común y significa el que oye, el obediente. Cristo le puso por sobrenombre Pedro, en arameo Kepha', piedra, roca. Los evangelistas recogen este nuevo nombre, que era el que tenía un excepcional sentido para ellos. Sólo aparecerá el solo nombre de Simón, en muy contados pasajes, que son, además, aquellos en los que Cristo se dirige, como era lógico, a Simón ; a veces se cita Simón al referir, en estilo directo, las escenas de primera hora, máxime en Mc, que refleja la catequesis de Pedro y primitiva, o cuando supone un auditorio en el que el nombre usual de Pedro es Simón (Lc 24:34). En otros casos se usa el nombre de Simón Pedro, que si, por una parte, el primero es signo de identificación, el segundo lo es de simbolismo y dignidad. En el resto, lo más frecuente es llamarlo, sin más, Pedro. Es el reflejo del cambio de nombre que Cristo le hizo, y reflejo del uso que de él se fue haciendo en función y comprensión de la nueva dignidad. Este nuevo nombre de Pedro no prevaleció ya a partir de la elección definitiva al apostolado (Mc 3:16; 6:14), parece que en un principio Pedro continuó llamándose Simón (Mc 1:16.22.36; Lc 5:3-5.10).
En Juan, el anuncio del cambio del nombre de Simón en Pedro se le anuncia desde el primer encuentro con Cristo (Jn 1:42); pero el cambio del nombre se hace posteriormente (Mt 16:1Cool; ni hay el menor inconveniente contra ello, porque en los sinópticos, en las listas de los apóstoles, al nombrar a Simón, añaden los tres: "llamado Pedro," ya que esto no es más que un adelantamiento del momento histórico del cambio de nombre. Como lo es también en el relato de Jn.
Es interesante notar el intento especial que tenía Cristo al cambiar el nombre a Simón en función de su primacía. Precisamente por tener el cambio una vinculación fundamental con ese hecho histórico es por lo que pervivió el nombre cambiado. Mientras que Mc dice, al dar la lista de los apóstoles, que a Juan y Santiago "les puso por nombre Boanerges, que quiere decir hijos del trueno" (Mc 3:17), sin embargo, su nombre no tuvo transcendencia. Es ello una prueba del intento distinto que tuvo de cambiarle el nombre a Simón, lo mismo que la captación que de él tuvo la tradición.
El uso de sobrenombres es popular y usual en el ambiente palestino. Los cinco Macabeos tenían cada uno el suyo propio (1 Mac 2:2-5).
Pedro era galileo de Betsaida (Jn 1:44); hijo de Jonas (Mt) o de Juan (Jn); pescador (4:18; Mc 1:16); estando en Judea en la parte del Jordán donde el Bautista bautizaba, se dice que es traído a Cristo por su hermano Andrés (Jn 1:41.42); más tarde, estando echando las redes junto con su hermano Andrés, Cristo los llamó a seguirle (Mt 4:18.19; Mc 1:16.17); y aun siendo dueño de la barca y teniendo "socios" (Lc 5:3.10), lo dejó todo y le siguió (Mt 4:20; Mc 1:1Cool. Más tarde, en el sermón de la Montaña, y es a lo que responde su nombre en estas listas, es cuando es llamado, como se dijo, al apostolado.

Lo único que sabemos de su vida antes de su conversión es que nació en Betsaida, junto al lago de Tiberíades y se trasladó a Cafarnaum, donde junto con Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo, se dedicaba a la pesca. Existe evidencia para suponer que Andrés (el hermano de Pedro) y posiblemente Pedro fueron seguidores de Juan el Bautista, y por lo tanto se habrían preparado para recibir al Mesías en sus corazones.
Imaginamos a Pedro como un hombre astuto y sencillo, de gran poder para el bien, pero a veces afligido un carácter abrupto y tempestivo que habría de ser transformado por Cristo a través del sufrimiento.
Nuestro primer encuentro con Pedro es a principios del ministerio de Jesús. Mientras Jesús caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, echar la red al agua. Y los llamó diciendo: << Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.>> (Mateo 4,19). Inmediatamente abandonaron sus redes y lo siguieron. Un poco después, aprendemos que visitaron la casa en la que estaba la suegra de Pedro, sufriendo de una fiebre la cual fue curada por Jesús. Esta fue la primera curación atestiguada por Pedro, quien presenciará muchos milagros más durante los tres años de ministerio de Jesús, siempre escuchando, observando, preguntando, aprendiendo.

Si tengo destacar un pasaje de la Biblia especial de San Pedro destaco este:

54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.
55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: "Este también estaba con él."
57 Pero él lo negó: "¡Mujer, no le conozco!"
58 Poco después, otro, viéndole, dijo: "Tú también eres uno de ellos." Pedro dijo: "Hombre, no lo soy!"
59 Pasada como una hora, otro aseguraba: "Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo."
60 Le dijo Pedro: "¡Hombre, no sé de qué hablas!" Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo,
61 y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: "Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces."
62 Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
Lucas 22:54-62

El primer Papa, el Vicario de Cristo en la Tierra, la persona que conocio al Verbo Divino, le toco, comio con él ahora mismo le ha negado:HA NEGADO AL AUTOR DE LA VIDA. Es curioso este pasaje no pasa desapercibido en los evangelios, el elegido, la roca sobre la que Cristo edificaría su Iglesia le niega y no le conoce.Tenemos aqui la prueba de que el Papa es humano y falla, comete errores, el mismo Pedro asi lo hizo negando a aquel al que le había dicho versiculos atrás:

33 El dijo: "Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte."Lucas 22:33

Ahora por miedo a los romanos niega conocer al Salvador.¿Cuantas veces nosotros por miedo, vergüenza, etc hemos negado a Cristo?.

Recordemos, si negamos a Cristo, aún podemos pensar: Es que no le conozco personalmente.Pero, San Pedro le conoció en persona, comia y bebia con él, le acompañaba siempre e incluso sus destinos se unieron con el milagro del dinero en la boca del pez( del tributo) y a pesar de esa unión entre Cristo y San Pedro, conociendole mucho mejor que todos nosotros el mismo San Pedro le nego, LE RECHAZO, no una vez, sino 3 veces.Pero en su humildad, la humildad del Papa, ya que este es "Servidor de siervos" se dio cuenta de su error y lloró amargamente.

Pedro es un pecador arrepentido. Cristo lo perdona y confirma su elección. Pregunta a Pedro: "¿Me amas más que éstos?" (Jn 21,15). Pedro afirma tres veces su amor. Jesús entonces le dice "Apacienta mis ovejas". Signo de su misión como pastor universal de la Iglesia. Su ministerio se sostendrá gracias al poder de Cristo, quien ora por el. "He rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Cuando te conviertas, confirma a tus hermanos" (Lc 22,32). Es Cristo el Buen Pastor quien confiere su poder de perdonar, consagrar, enseñar y dar testimonio.

Pedro ejerció su primacía entre los Apóstoles con entereza y valor. El fue << La Piedra>> en la que la Iglesia fue fundada. Su capacidad de conversión quizás sea lo que hace su historia ejemplar para nosotros pecadores. Pedro cayó muy bajo en la noche que negó al Señor. Después se arrepintió y ascendió hasta llegar a obispo de Roma, mártir, y <<guardián de las llaves del reino de los cielos.>>.
Lo vemos a la cabeza de los Apóstoles. Fue Pedro quien tomó la iniciativa de elegir uno que tomara el lugar de Judas y quien realizó el primer milagro. Un mendigo le pidió limosna. Pedro le dijo que no tenía dinero, pero en el nombre de Jesús Nazareno le mandó levantarse y andar. El mendigo, curado de su mal hizo lo que le mandó Pedro.
La esparción del cristianismo atrajo persecuciones en las que fue martirizado San Esteban y muchos de los convertidos se esparcieron o escondieron. Los Apóstoles permanecieron firmes en Jerusalén donde los líderes judíos eran sus peores perseguidores. Pedro decidió predicar en las aldeas circundantes y cada vez mas lejos. En Samaria donde predicó y realizó milagros, Simón, un mago, le ofreció dinero para que le enseñara el secreto de sus poderes. Pedro lo reprendió fuertemente y le dijo: << Quédate con tu dinero, que te pudras con él, porque has pensado que los dones de Dios se pueden comprar.>>
Por su sinceridad, Pedro inevitablemente tuvo muchos conflictos con las autoridades judías, hasta dos veces los jefes de los sacerdotes lo mandaron arrestar. Nos dice la Escritura que fue milagrosamente desencadenado y librado de la prisión e impresionó a los demás Apóstoles al llegar repentinamente donde ellos moraban. Pedro después predicó en los puertos marítimos de Joppa y Lydda, donde conoció hombres de diferentes razas y en Cesarea donde se convirtió el primer gentil, Cornelio.
Fue obispo de Antioquía y después pasó a ser obispo de Roma donde fue martirizado durante el reinado de Nerón alrededor del año 67, el mismo año que San Pablo. Así lo estiman tres Padres de la Iglesia: San Ireneo, San Clemente de Alejandría y Tertuliano. Fue sepultado en lo que hoy es el Vaticano donde aun se encuentran su restos bajo el altar mayor de la basílica de San Pedro. Esto ha sido comprobado en los encuentros arqueológicos y anunciado por Pío XII al concluir el año santo de 1950.

MARTIRIO Y TUMBA DE SAN PEDRO:





Asombrosamente, este martirio viene descrito en las Sagradas Escrituras:

18 "En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras."
19 Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."
Juan 21:18-19

Y digo asombrosamente porque es el único martirio se nos profetiza y del único de los apostoles que se profetiza algo asi.

San Pedro murió crucificado. El no se consideraba digno de morir en la forma de su Señor y por eso lo crucificaron con la cabeza hacia abajo. El lugar exacto de su crucifixión fue guardado por la tradición. Muy cerca del circo de Nerón, los cristianos enterraron a San Pedro.
Las palabras de Jesús se cumplen textualmente.
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella".
Mateo 16:18
Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Esta ha sido venerada desde el siglo II. Un edículo de 160 d.C. en el cual puede leerse en griego "Pedro está aquí".


Se han encontrado muchos escritos en las catacumbas que unen los nombres de San Pedro y San Pablo, mostrando que la devoción popular a estos grandes Apóstoles comenzó en los primeros siglos. Pinturas muy antiguas nos describen a San Pedro como un hombre de poca estatura, energético, pelo crespo y barba. En el arte sus emblemas tradicionales son un barco, llaves y un gallo.

Es un hecho histórico indisputablemente establecido que San Pedro trabajó en Roma durante la última parte de su vida y finalizó su vida terrenal por el martirio. En cuanto a la duración de su actividad Apostólica en la capital Romana, la continuidad o no de su residencia allí, los detalles y éxito de sus trabajos y la cronología de su arribo y de su muerte, todas estas cuestiones son inciertas y pueden resolverse solamente mediante hipótesis más o menos bien fundadas. El hecho esencial es que Pedro murió en Roma: esto constituye el fundamento histórico del reclamo de los Obispos de Roma sobre el Primado Apostólico de Pedro.

La residencia y la muerte de San Pedro en Roma son establecidas más allá de toda disputa como hechos históricos por una serie de claros testimonios, que se extienden desde el final del primer siglo hasta el final del segundo, proviniendo de varios países.
• Que el modo y, por ende, el lugar de su muerte hayan sido conocidos en círculos Cristianos muy extendidos hacia el final del siglo primero, resulta claro a partir de la observación introducida en el Evangelio de San Juan, respecto de la profecía de Cristo sobre que Pedro le estaba ligado a Él y sería conducido adonde no quisiera -- "Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios" (Juan, xxi, 18-19, ver arriba). Tal observación presupone el conocimiento de la muerte de Pedro por los lectores del Cuarto Evangelio.
• La Primera Epístola de San Pedro fue escrita casi indudablemente en Roma, dado que el saludo final reza: "Os saluda la (iglesia) que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos" (v, 13). Babilonia debe ser identificada aquí como la capital Romana, desde que no puede referirse a Babilonia sobre el Eufrates, que yacía en ruinas o a la Nueva Babilonia (Seleucia) sobre el Tigris, o a la Babilonia Egipcia cerca de Menfis, o a Jerusalén, debe referirse a Roma, la única ciudad que es llamada Babilonia en otra parte por la antigua literatura Cristiana (Apoc., xvii, 5; xviii, 10; "Oracula Sibyl.", V, versos 143 y 159, ed. Geffcken, Leipzig, 1902, 111).
• A partir del Obispo Papias de Hierápolis y de Clemente de Alejandría, ambos quienes apelan al testimonio de los antiguos presbíteros (i.e., los discípulos de los Apóstoles), conocemos que Marcos escribió su Evangelio en Roma a pedido de los Cristianos Romanos, que deseaban un memorial escrito de la doctrina predicada a ellos por San Pedro y sus discípulos (Eusebio, "Hist. Eccl.", II, xv; III, xi; VI, xiv); esto es confirmado por Irineo (Adv. haer., III, i). En conexión con esta información relativa al Evangelio de San Marcos, Eusebio, fiándose quizá de una fuente anterior, dice que Pedro en su Primera Epístola describió a Roma en forma figurada como a Babilonia.
• Otro testimonio sobre el martirio de Pedro y Pablo es proporcionado por Clemente de Roma en su Epístola a los Corintios (escrita alrededor del A.D. 95-97), donde afirma (v): "Mediante el ardor y la astucia, los mayores y más rectos sustentos [de la Iglesia] han sufrido la persecución y han sido guerreados hasta la muerte. Coloquemos ante nuestra mirada a los buenos Apóstoles-San Pedro, quien a consecuencia de un injusto ardor sufrió, no uno o dos, sino numerosos agravios y, habiendo dado así testimonio (martyresas), ha ingresado al merecido lugar de gloria". Después menciona a Pablo y un número de elegidos, que estaban reunidos con los otros y sufrieron el martirio "entre nosotros" (en hemin, i.e., entre los Romanos, sentido que la expresión también tiene en el capítulo iv). Indudablemente habla, como lo prueba el párrafo completo, de la persecución Nerónica, refiriendo de esa manera el martirio de Pedro y Pablo a esa época.
• En su carta escrita a comienzos del siglo segundo (antes del 117), mientras era llevado a Roma para ser martirizado, el venerable Obispo Ignacio de Antioquía procura por todos los medios refrenar a los Cristianos Romanos de pugnar por lograr el perdón para él, señalando: "Ninguna cosa les mando, como Pedro y Pablo: ellos eran Apóstoles, mientras que yo soy sólo un cautivo" (Ad. Rom., iv). El significado de esta expresión debe ser, que los dos Apóstoles trabajaron personalmente en Roma, predicando allí el Evangelio con autoridad Apostólica.
• El Obispo Dionisio de Corinto en su carta a la Iglesia Romana en tiempos del Papa Sotero (165-74), dice: "Por lo tanto, usted mediante su urgente exhortación ha ligado muy estrechamente la siembra de Pedro y Pablo en Roma y en Corinto. Pues ambos plantaron la semilla del Evangelio también en Corinto y juntos nos instruyeron, tal como en forma similar enseñaron en el mismo lugar de Italia y sufrieron el martirio al mismo tiempo" (En Eusebio, "Hist. Eccl.", II, xxviii).
• Irineo de Lyon, un nativo del Asia Menor y discípulo de Policarpo de Esmirna (un discípulo de San Juan), pasó un tiempo considerable en Roma poco después de la mitad del Siglo II y luego siguió a Lyon, donde devino Obispo en el 177; describió a la Iglesia Romana como la más destacada y principal conservadora de la tradición Apostólica, como "la más grande y más antigua iglesia, conocida por todos, fundada y organizada en Roma por los dos más gloriosos Apóstoles, Pedro y Pablo" (Adv. haer., III, iii; cf. III, i). De este modo apela al hecho, conocido y reconocido universalmente, de la actividad Apostólica de Pedro y Pablo en Roma, para hallar en ello una prueba de la tradición en contra de los herejes.
• En sus "Hypotyposes" (Eusebio, "Hist. Eccl.", IV, xiv), Clemente de Alejandría, maestro en la escuela de catequesis de esa ciudad desde alrededor del año 190, afirma con la fuerza de la tradición de los presbíteros: "Después que Pedro hubo anunciado la Palabra de Dios en Roma y predicado el Evangelio en el espíritu de Dios, la multitud de los oyentes pidió a Marcos, que había acompañado extensamente a Pedro en todos su viajes, que escriba lo que los Apóstoles les habían predicado" (ver arriba).
• Como Irineo, Tertuliano apela en sus escritos contra los herejes a la prueba aportada por las labores Apostólicas de Pedro y Pablo en Roma acerca de la veracidad de la tradición eclesiástica. En "De Praescriptione", xxxv, dice: "Si están cerca de Italia, tienen a Roma, en donde la autoridad está siempre a mano. Qué afortunada es esta Iglesia para la cual los Apóstoles han volcado toda su enseñanza con su sangre, donde Pedro ha emulado la Pasión del Señor y donde Pablo ha sido coronado con la muerte de Juan" (el Bautista). En "Scorpiace", xv, él también habla de la crucifixión de Pedro. "El retoño de fe ensangrentado primero por Nerón en Roma. Allí Pedro fue ceñido por otro, dado que fue ligado a la cruz". Como una ilustración de la falta de importancia sobre qué agua se utiliza para administrar el bautismo, sostiene en su libro ("Sobre el Bautismo", cap. v) que no hay "ninguna diferencia entre aquélla con la que Juan bautizó en el Jordán y aquélla con la que Pedro bautizó en el Tiber"; y contra Marcion apela al testimonio de los Cristianos de Roma, "a quienes Pedro y Pablo han legado el Evangelio, sellado con su sangre" (Adv. Marc., IV, v).
• Cayo, el Romano que vivió en Roma en tiempos del Papa Ceferino (198-217), escribió en su "Diálogo con Proclus" (en Eusebio, "Hist. Eccl", II, xxviii) dirigido en contra de los Montanistas: "Pero yo puedo mostrar los trofeos de los Apóstoles. Si tienen a bien ir al Vaticano o al camino a Ostia, hallarán los trofeos de aquéllos que han fundado esta Iglesia". Por trofeos (tropaia) Eusebio entiende las tumbas de los Apóstoles, pero su óptica es confrontada por investigadores modernos que consideran que se refiere al lugar de la ejecución. Para nuestro propósito no es importante cuál opinión es correcta, pues el testimonio retiene su valor total en ambos casos. De cualquier modo, los lugares de ejecución y de entierro de ambos estaban próximos; San Pedro, que fue ejecutado en el Vaticano, recibió también allí su sepultura. Eusebio se refiere también a "la inscripción de los nombres de Pedro y Pablo, que han sido preservados hasta hoy allí en las sepulturas" (en Roma).
• Existía por ende en Roma un antiguo memorial epigráfico conmemorando la muerte de los Apóstoles. La lóbrega cita en el Fragmento Muratorio ("Lucas optime theofile conprindit quia sub praesentia eius singula gerebantur sicuti et semote passionem petri evidenter declarat", ed. Preuschen, Tubingen, 1910, p. 29) presupone también una definida tradición antigua con respecto a la muerte de Pedro en Roma.
• Los apócrifos Hechos de San Pedro y Hechos de los Santos Pedro y Pablo, pertenecen de manera similar a la serie de testimonios sobre la muerte de los dos Apóstoles en Roma.

FECHA DE MUERTE:


La tarea de determinar el año de la muerte de San Pedro está rodeada de dificultades similares. En el siglo cuarto y aún en las crónicas del tercero, hallamos dos notas distintas. En las "Crónicas" de Eusebio se da la muerte de Pedro y Pablo como en los años decimotercero y decimocuarto de Nerón (67-6Cool; esta fecha, aceptada por Jerónimo, es la sostenida generalmente. El año 67 también es avalado por la afirmación aceptada al igual por Eusebio y Jerónimo, sobre que Pedro fue a Roma en el reinado del Emperador Claudio (según Jerónimo, en el 42), así como por la tradición antedicha de los veinticinco años de episcopado de Pedro (cf. Bartolini, "Sopra l'anno 67 se fosse quello del martirio dei gloriosi Apostoli", Roma, 1868). Una versión distinta es provista por la "Cronografía de 354" (ed. Duchesne, "Liber Pontificalis", I, 1 sqq.). Ésta refiere el arribo de San Pedro en Roma al año 30, y su muerte como la de San Pablo al año 55. Duchesne ha mostrado que las fechas en la "Cronografía" fueron insertadas en una lista de los Papas que contiene solamente sus nombres y la duración de sus pontificados, de donde, bajo la suposición cronológica de ser el año de la muerte de Cristo el 29, se insertó el año 30 como el comienzo del pontificado de Pedro y su muerte referida al 55 sobre la base de los veinticinco años de pontificado (op. cit., introd., vi sqq.). Esta fecha, sin embargo, ha sido defendida recientemente por Kellner ("Jesus von Nazareth u. seine Apostel im Rahmen der Zeitgeschichte", Ratisbon, 1908; "Tradition geschichtl. Bearbeitung u. Legende in der Chronologie des apostol. Zeitalters", Bonn, 1909). Otros historiadores han aceptado el año 65 (e. g., Bianchini, en su edición del "Liber Pontilicalis" en P. L.. CXXVII. 435 sqq.) o el 66 (e. g. Foggini, "De romani b. Petri itinere et episcopatu", Florencia, 1741; también Tillemont). Harnack procuró establecer el año 64 (i . e . el comienzo de la persecución Neroniana) como el de la muerte de Pedro ("Gesch. der altchristl. Lit. bis Eusebius", pt. II, "Die Chronologie", I, 240 sqq.). Esta fecha, que ya había sido sustentada por Cave, du Pin y Wiesler, ha sido aceptada por Duchesne (Hist. ancienne de l'eglise, I, 64). Erbes refiere la muerte de San Pedro al 22 febrero de 63 y la de San Pablo a 64 ("Texte u. Untersuchungen", nueva serie, IV, i, Leipzig, 1900, "Die Todestage der Apostel Petrus u. Paulus u. ihe rom. Denkmaeler"). Por ende la fecha de la muerte de Pedro no ha sido decidida aún; el período entre julio de 64 (inicio de la persecución Neroniana) y comienzos de 68 (el 9 de julio Nerón huyó de Roma y se suicidó) debe dejarse abierto para la fecha de su muerte. El día de su martirio también se desconoce.

La memoria de San Pedro está íntimamente relacionada con la Catacumba de Santa Priscilla en la Vía Salaria. Según la tradición corriente en la tardía antigüedad Cristiana, en este lugar San Pedro instruía a los fieles y administraba el bautismo. Esta tradición parece haber estado basada en testimonios de monumentos aún anteriores. La catacumba situada debajo del jardín de una villa de la antigua familia Cristiana y senatorial Acilii Glabriones y su fundación, se retrotrae hacia fines de siglo primero; y dado que Acilio Glabrio (q. v.) cónsul en 91, fue bajo Domiciano condenado a muerte por ser Cristiano, es bastante posible que la fe Cristiana de la familia datase de los tiempos Apostólicos y que al Príncipe de los Apóstoles se le haya otorgado recepción hospitalaria en la casa de ellos durante su residencia en Roma. Las relaciones entre Pedro y Prudencio, cuya casa estaba en el sitio del actual templo de Prudencio (ahora Santa Prudentiana) parecen recostarse más bien en una leyenda.

VI. REPRESENTACIONES DE SAN PEDRO

La más antigua que existe es el medallón de bronce con las cabezas de los Apóstoles; esto data de fines del siglo segundo o principios del tercero y se conserva en el Museo Cristiano de la Biblioteca Vaticana. Pedro tiene una cabeza fuerte y redondeada, mandíbulas prominentes, una frente retrotraída, cabello crespo grueso y barba (ver la ilustración en CATACUMBAS). Los rasgos son tan distintivos, que semejan la naturaleza de un retrato. Esto también se encuentra en dos representaciones de San Pedro en la cámara de la Catacumba de Pedro y Marcelino que data de la segunda mitad del siglo tercero (Wilpert, "Die Malerein der Katakomben Rom", placas 94 y 96). En las pinturas de las catacumbas los Santos Pedro y Pablo frecuentemente aparecen como intercesores y abogados de los difuntos, en las representaciones del Juicio Final (Wilpert, 390 sqq.), y como introduciendo a un Orante (una figura que reza y representa a los muertos) en el Paraíso.

En las numerosas representaciones de Cristo en medio de Sus Apóstoles, que aparece en las pinturas de las catacumbas y labradas en los sarcófagos, Pedro y Pablo siempre ocupan los lugares de honor a derecha e izquierda del Salvador. En los mosaicos de las basílicas Romanas, que datan del siglo cuarto al noveno, Cristo aparece como figura central, con los Santos Pedro y Pablo a Su derecha e izquierda y aparte de ellos los santos especialmente venerados en cada iglesia en particular. En los sarcófagos y otros memoriales, aparecen escenas de la vida de San Pedro: su caminata sobre el Lago de Genesarét desde el bote cuando Cristo lo llamó; la profecía de sus negaciones; el lavatorio de los pies; el elevar a Tabitá de entre los muertos; la captura de Pedro y ser llevado al lugar de su ejecución. En dos copas doradas se lo representa como a Moisés haciendo brotar agua de la roca con su vara; el nombre de Pedro bajo la escena demuestra que es visto como el guía del pueblo de Dios en el Nuevo Testamento.

OBRA:

Las dos epistolas del Nuevo Testamento que llevan su nombre.

PRIMERA EPISTOLA:

No sabemos si San Pedro había visitado las cristiandades del Asia Menor, a las cuales dirige su primera carta. No existen indicios de que el apóstol conociese personalmente a los destinatarios.

La carta va dirigida a los cristianos que habitaban en diversas regiones del Asia Menor: Ponto, Galacia, Capadocia, Asia proconsular, Bitinia. Diversos indicios de la carta demuestran que los lectores eran en su mayoría convertidos del paganismo: les dice que vivían en la ignorancia de Dios, lo cual no se podría decir de los judíos; que fueron llamados de las tinieblas a una luz admirable ; que en un tiempo no eran pueblo de Dios ni habían conseguido misericordia . También supone que antes no eran hijos de Abraham ; y en 4:355 recomienda a sus lectores el dejar de hacer, como en otro tiempo, la voluntad de los gentiles .

Varias de las regiones nombradas en el encabezamiento de la carta fueron evangelizadas por San Pablo y sus discípulos. De Pedro no sabemos que haya predicado en aquellas regiones. Tal vez Pedro haya sabido por Silvano las grandes dificultades por las que pasaba aquella Iglesia. Y, por razón de su autoridad apostólica, les haya escrito para exhortarlos y confirmarlos en la fe. Los destinatarios debían de pertenecer en su mayor parte a la clase social más humilde, como se desprende de las amonestaciones que dirige a los esclavos . En cambio, faltan las amonestaciones correlativas dirigidas a los patronos. Los cristianos son muy probados ; pero, al mismo tiempo, saben que los demás cristianos del mundo entero han de sufrir del mismo modo . No parece que esto suponga que las persecuciones del Imperio romano ya hubieran empezado. Por la epístola se ve que se trata de vejaciones, de calumnias, no de persecuciones .

La ocasión que motivó la 1 Pe debió de ser la situación difícil por la que atravesaban las comunidades cristianas del Asia Menor, perseguidas, calumniadas, injuriadas por los paganos y judíos . Pero ¿por qué no fue San Pablo el que escribió a dichas Iglesias, evangelizadas por él? Posiblemente porque San Pablo en aquel momento estaba ausente de Roma, empeñado en su viaje a España después de ser liberado de su primera cautividad.

Teniendo en cuenta ciertos indicios de la misma epístola, se puede colocar su composición hacia el año 63-64. No pudo ser escrita antes del año 60, es decir, antes del tercer viaje apostólico de San Pablo (54-5Cool, ya que la epístola 59 supone que la religión cristiana había sido propagada en casi todas las provincias del Asia Menor. Además, hay en la 1 Pe reminiscencias de la epístola a los Romanos (57-5Cool y de la epístola a los Efesios (61-63). El hecho de que no se manden saludos de San Pablo en esta epístola de San Pedro, escrita desde Roma, hace suponer que San Pablo no se encontraba en Roma cuando fue escrita. Ahora bien, el Apóstol fue liberado en la primavera del año 63. Luego no pudo ser escrita antes del año 63. Tampoco pudo ser escrita después del año 64, ya que no se alude para nada a la persecución de Nerón, que estalló en el otoño de aquel año.

El lugar de composición fue Roma, como se ve por la expresión Os saluda la Iglesia de Babilonia . Babilonia es un nombre simbólico que designa la Roma pagana, que era ciudad grande, rica, soberbia, adoradora de falsos dioses, perseguidora de los santos, como había sido la Babilonia de Mesopotamia. Así lo afirman escritores muy antiguos, como Papías, Clemente Alejandrino, San Jerónimo y otros. Este modo de ver es confirmado por el Apocalipsis y por escritos apócrifos que emplean un simbolismo semejante. Tiene muy poca probabilidad la opinión de algunos que piensan que la epístola fue escrita en Babilonia de Mesopotamia. En aquel tiempo, Babilonia estaba destruida, y en su lugar sólo existía un pueblecito medio desierto. Menos probabilidad tiene aún la teoría de otros que colocan la composición de la 1 Pe en Babilonia de Egipto, cerca de El Cairo. En el siglo I era tan sólo una estación militar.

SEGUNDA EPISTOLA:

No hay duda que la epístola se presenta como una carta del apóstol San Pedro. El autor se identifica claramente, llamándose Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo 1. Se considera testimonio de la transfiguración sobre el Tabor 2; recuerda la predicción de su muerte hecha por Cristo 3. Afirma haber escrito anteriormente una carta a sus lectores4, aludiendo indudablemente a la primera epístola de San Pedro. Y habla de San Pablo, presentándolo como su colega en el apostolado 5.

Por otra parte, del examen interno de la epístola parece deducirse que la carta pertenece a la última época de la edad apostólica. A veces el autor parece hablar de los apóstoles como si no formara parte de ellos. La primera generación cristiana parece ya haber desaparecido, los padres han muerto . Ya se había llegado a formar una colección, aunque tal vez incompleta, de las epístolas de San Pablo . La parusía ya no se presenta tan inminente como en la primera epístola de Pedro , pues algunos se extrañan que no haya llegado . La diversidad de estilo, de vocabulario y preocupaciones de cada una de las dos epístolas parecen reflejar dos ambientes y dos épocas diversas.

Teniendo en cuenta estas divergencias y las razones que parecen abogar por una época de composición un tanto tardía, no es de extrañar que, ya desde la antigüedad, los escritores se hayan preguntado si ambas cartas habrían sido escritas por un mismo autor.

Esta epístola va dirigida, como la 1 Pe, a los cristianos convertidos de la gentilidad que vivían en Asia Menor. Porque de ellos se dice que desde hace poco tiempo se han visto libres de las contaminaciones de los paganos . Pero están en peligro de perder la fe y las buenas costumbres a causa de los falsos maestros . Estos, viciosos y soberbios, transforman la libertad cristiana en licencia , esforzándose en dividir la comunidad de los fieles . Desprecian la enseñanza de los apóstoles y rechazan la doctrina referente a Cristo y a los ángeles . Se rebelan contra la jerarquía eclesiástica . Son hombres licenciosos entregados a los bajos instintos de la carne .

San Pablo ya les ha escrito para ponerles en guardia contra los que tentaren apartarlos de la verdad evangélica, especialmente por lo que se refiere al juicio del Señor y a su parusía . Tal vez se aluda a la epístola de San Pablo a los de Efeso, que tiene el carácter de una circular.

¿Quiénes eran esos herejes o malos cristianos contra los que habla la epístola? Sabemos que desde la segunda mitad del siglo i después de Cristo en el Asia Menor existían herejes que introducían costumbres licenciosas, que repudiaban la doctrina referente a Cristo y a los ángeles y se entregaban a especulaciones, que hacían presentir la gnosis . Las semejanzas existentes entre los impíos de la 2 Pe y los discípulos de Carpócrates o los arcónticos no bastan para probar la composición tardía de esta epístola.

De ambas epistolas destacare los Versiculos más me gustan:

15 Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis la boca a los ignorantes insensatos.1Pe 2:15

8 Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, = pues el amor cubre multitud de pecados. =1Pe 4:8

15 Al contrario, = dad culto al Señor, = Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza.1Pe 3:15

12 Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis.
13 Me parece justo, mientras me encuentro en esta tienda, estimularos con el recuerdo,
14 sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo.
15 Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis recordar estas cosas.
16 Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad.
2Pe 1:12-16

ORACION AL PRINCIPE DE LOS APOSTOLES:

Príncipe de los Apóstoles y de la Iglesia Católica: por aquella obediencia con que a la primera voz dejaste cuanto tenías en el mundo para seguir a Cristo; por aquella fe con que creíste y confesaste por Hijo de Dios a tu Maestro; por aquella humildad con que, viéndole a tus pies, rehusaste que te los lavase; por aquellas lágrimas con que amargamente lloraste tus negaciones; por aquella vigilancia con que cuidaste como pastor universal del rebaño que se te había encomendado; finalmente, por aquella imponderable fortaleza con que diste por tu Redentor la vida crucificado, te suplico, Apóstol glorioso, por tu actual sucesor el Vicario de Cristo. Alcánzame que imite del Señor esas virtudes tuyas con la victoria de todas mis pasiones; y concédeme especialmente el don del arrepentimiento para que, purificado de toda culpa, goce de tu amable compañía en la gloria. Amen


Dios les Bendiga



FUENTES:

CORAZONES.

ENCICLOPEDIA CATOLICA

PEDRO PRIMER PAPA.Dr Benjamin Martin Sanchez.
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Rogerus
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 1:01 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Wow, Peli. Te faltó ponernos el escudo de san Pedro. Aunque creo que nada más tenía espada, Laughing , pero estoy esperándolo...

Qué gran Papa fue el primero, tan cercano a nosotros. Gracias.
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O cordis iubilum! Mentis solatium! - O bone Iesu! O bone Iesu!

Rogerus a Iesu
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pelicano
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Mensajes: 4019
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 1:19 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Rogerus escribió:
Wow, Peli. Te faltó ponernos el escudo de san Pedro. Aunque creo que nada más tenía espada, Laughing , pero estoy esperándolo...

Qué gran Papa fue el primero, tan cercano a nosotros. Gracias.


Anda, no sabia yo de eso jejeje, lo buscaré Wink

Dios le Bendiga
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 2:42 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Maravilloso, pelicano!!!

Muchas gracias Wink
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Julian_Consolad
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 3:00 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Bueno, recuerdo esto que puse en el planteamiento de este tema:

Cita:
PD: También podéis traer a este tema cualquier tipo de texto, foto o información sobre un Papa, aunque no sea vuestro “preferido” y aunque no pongáis nada más de él.


Pues pongo una curiosa anécdota sobre Benedicto XV.

Si empezamos por hacer una revisión brevísima de la historia de Giacomo della Chiesa vemos que era minutante de la Secretaría de Estado que ostentaba el cardenal Rampolla con León XIII y en 1901 fue promovido al cargo de Sustituto de la Secretaría de Estado, cargo que conserva durante los primeros cuatro años del pontificado de San Pío X. Pero cuando a Rampolla le sucedió en el cargo de secretario de Estado monseñor Rafael Merry del Val con sólo 38 años, éste que consideraba a Della Chiesa poco inteligente, sin capacidades y demasiado tibio no le quiso a su lado e hizo que fuese nombrado arzobispo de Bolonia en octubre de 1907. Pío X le consagró personalmente en la Capilla Sixtina, el 22 de diciembre del mismo año. La "promoción" de monseñor Della Chiesa pareció a muchos algo semejante a un destierro: el sustituto de la Secretaría de Estado era relegado a Bolonia y contrariamente a la costumbre, no fue al poco tiempo elevado al cardenalato sino que debió de esperar hasta siete años para que eso ocurriese en el consistorio del 25 mayo 1914, último del pontificado de S. Pío X. Tres meses después, el 20 de agosto de 1914, murió Pío X y el cardenal-arzobispo de Bolonia, con los otros miembros del Sacro Colegio, entró en el cónclave el 31 del mismo mes y, la mañana del 3 septiembre de 1914, el cardenal protodiácono Francesco Salesio della Volpe, anunció desde lo alto de la galería exterior de la basílica de S. Pedro, la elección de Giacomo Della Chiesa que, en memoria del otro arzobispo de Bolonia elevado a la cátedra de S. Pedro, el cardenal Próspero Lambertini, había tomado el nombre de Benedicto XV. Cuando en la Adoratio cardenalis inevitablemente Del Val tuvo que postrarse ante el papa, éste le dijo citándole el salmo 117: "La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular". El cardenal completó la cita: "Es el Señor quien lo ha hecho, es un milagro patente".
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TITO
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MensajePublicado: Mar Jun 09, 2009 11:25 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Saludos.

Se me olvidaba poner las fuentes de donde saque la informacion.. Embarassed

www.publispain.com.
Wikipedia.
www.alfayomega.es
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¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20
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Tralalá
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MensajePublicado: Jue Jun 11, 2009 10:11 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Prefiero al Papa actual, justamente por serlo. Por estar ahora a cargo de la difícil Iglesia que formamos. Porque, siendo al parecer, muy tímido, se anima a realizar lo que ve necesario. Tiene mala prensa aún entre muchos que se dicen muy católicos. Jesucrito no fue de derecha ni de izquierda, conservador ni progresista. Nuestro buen Benedicto tampoco, trabaja denodadamente por el bien y la unidad. Tenemos que quererlo mucho y desde ese cariño profundo orar con constancia por él.


BIOGRAFÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI (Hasta el 2000).

El cardenal Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI, nació en Marktl am Inn, diócesis de Passau (Alemania), el 16 de abril de 1927 (Sábado Santo), y fue bautizado ese mismo día. Su padre, comisario de la gendarmería, provenía de una antigua familia de agricultores de la Baja Baviera, de condiciones económicas más bien modestas. Su madre era hija de artesanos de Rimsting, en el lago Chiem, y antes de casarse trabajó de cocinera en varios hoteles.

Pasó su infancia y su adolescencia en Traunstein, una pequeña localidad cerca de la frontera con Austria, a treinta kilómetros de Salzburgo. En ese marco, que él mismo ha definido “mozartiano”, recibió su formación cristiana, humana y cultural.

El período de su juventud no fue fácil. La fe y la educación de su familia lo preparó para afrontar la dura experiencia de aquellos tiempos en los que el régimen nazi mantenía un clima de fuerte hostilidad contra la Iglesia católica. El joven Joseph vio como los nazis golpeaban al párroco antes de la celebración de la Santa Misa.

Precisamente en esa compleja situación, descubrió la belleza y la verdad de la fe en Cristo; para ello fue fundamental la actitud de su familia, que siempre dio un claro testimonio de bondad y esperanza, con una arraigada pertenencia a la Iglesia.

En los últimos meses de la segunda guerra mundial fue enrolado en los servicios auxiliares antiaéreos.

De 1946 a 1951 estudió filosofía y teología en la Escuela superior de filosofía y teología de Freising y en la universidad de Munich, en Baviera.

Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1951.

Un año después, inició su actividad como profesor en la Escuela superior de Freising.

En el año 1953 se doctoró en teología con la tesis: “Pueblo y casa de Dios en la doctrina de la Iglesia en san Agustín”. Cuatro años más tarde, bajo la dirección del conocido profesor de teología fundamental Gottlieb Söhngen, obtuvo la habilitación para la enseñanza con una disertación sobre: “La teología de la historia de san Buenaventura”.

Tras ejercer como profesor de teología dogmática y fundamental en la Escuela superior de filosofía y teología de Freising, prosiguió su actividad docente en Bona, de 1959 a 1963; en Muñiste, de 1963 a 1966; y en Tubinga, de 1966 a 1969. En este último año pasó a ser catedrático de dogmática e historia del dogma en la Universidad de Ratisbona, donde ocupó también el cargo de vicerrector de la Universidad.

De 1962 a 1965 hizo notables aportaciones al Concilio Vaticano II como “experto”; asistió como teólogo consultor del cardenal Joseph Frings, arzobispo de Colonia.

Su intensa actividad científica lo llevó a desempeñar importantes cargos al servicio de la Conferencia Episcopal Alemana y de la Comisión Teológica Internacional.

En 1972, juntamente con Hans Urs von Balthasar, Henri de Lubac y otros grandes teólogos, fundó la revista de teología “Communio”.

El 25 de marzo de 1977, el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo de Munich y Freising. El 28 de mayo recibió la Ordenación episcopal. Fue el primer sacerdote diocesano, después de 80 años, que asumió el gobierno pastoral de la gran archidiócesis bávara. Escogió como lema episcopal: “Colaborador. de la verdad” y él mismo lo explicó: “Por un lado, me parecía que expresaba la relación entre mi tarea previa como profesor y mi nueva misión. Aunque de diferentes modos, lo que estaba y seguía estando en juego era seguir la verdad, estar a su servicio. Y, por otro, escogí este lema porque en el mundo de hoy el tema de la verdad es acallado casi totalmente; pues se presenta como algo demasiado grande para el hombre y, sin embargo, si falta la verdad todo se desmorona”.

Pablo VI lo creó cardenal, con el título presbiteral de “Nuestra Señora de la Consolación en el Tiburtino”, en el consistorio del 27 de junio del mismo año.

En 1978, el Cardenal Ratzinger participó en el Cónclave, celebrado del 25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I, el cual lo nombró su Enviado Especial al III Congreso mariológico internacional, que tuvo lugar en Guayaquil (Ecuador), del 16 al 24 de septiembre. En el mes de octubre del mismo año, participó también en el Cónclave que eligió a Juan Pablo II.

Fue Relator en la V Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, de 1980, sobre el tema: “Misión de la familia cristiana en el mundo contemporáneo”, y Presidente delegado de la VI Asamblea general ordinaria, de 1983, sobre “La reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia”.

Juan Pablo II lo nombró Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional, el 25 de noviembre de 1981. El 15 de febrero de 1982 renunció al gobierno pastoral de la archidiócesis de Munich y Freising El 5 de abril de 1993, lo elevó al Orden de los Obispos, asignándole la sede suburbicaria de Velletri-Segni.

Fue Presidente de la Comisión para la preparación del Catecismo de la Iglesia católica, que, después de seis años de trabajo (1986-1992), presentó al Papa el nuevo Catecismo.

Juan Pablo II, el 6 de noviembre de 1998, aprobó la elección del cardenal Ratzinger como Vicedecano del Colegio cardenalicio, realizada por los Cardenales del Orden de los Obispos. Y el 30 de noviembre de 2002, aprobó su elección como Decano; con dicho cargo le fue asignada, además, la sede suburbicaria de Ostia.

En 1999 fue Enviado Especial del Papa a las celebraciones con ocasión del XII centenario de la creación de la diócesis de Paderborn, Alemania, que tuvieron lugar el 3 de enero.

Desde el 13 de noviembre de 2000 fue Académico honorario de la Academia Pontificia de las Ciencias.

En la Curia romana, fue miembro del Consejo de la Secretaria de Estado para las Relaciones con los Estados; de las Congregaciones para las Iglesias Orientales, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para los Obispos, para la Evangelización de los Pueblos, para la Educación Católica, para el Clero y para las Causas de los Santos; de los Consejos pontificios para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y para la Cultura; del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica; y de las Comisiones pontificias para América Latina, “Ecclesia Dei”, para la Interpretación auténtica del Código de Derecho Canónico y para la Revisión del Código de Derecho Canónico Oriental.

Entre sus numerosas publicaciones ocupa un lugar destacado el libro: "Introducción al Cristianismo", recopilación de lecciones universitarias publicadas en 1968 sobre la profesión de fe apostólica; "Palabra en la Iglesia" (1973), antología de ensayos, predicaciones y reflexiones dedicadas a la pastoral.

Tuvo gran resonancia el discurso que pronunció ante la Academia bávara sobre el tema “¿Por qué sigo aún en la Iglesia?”, en el que, con su habitual claridad, afirmó: “Sólo en la Iglesia es posible ser cristiano y no al margen de la Iglesia”.

Sus publicaciones fueron abundantes a lo largo de los años, constituyendo un punto de referencia para muchas personas, especialmente para los que querían profundizar en el estudio de la teología. En 1985 publicó el libro-entrevista “Informe sobre la fe” y, en 1996 “La sal de la tierra”. Asimismo, con ocasión de su 70° cumpleaños, se publicó el libro: “En la escuela de la verdad”, en el que varios autores ilustran diversos aspectos de su personalidad y de su obra.

Ha recibido numerosos doctorados “honoris causa”: por el College of St. Thomas in St. Paul (Minnesota, Estados Unidos), en 1984; por la Universidad católica de Eichstätt (Alemania) en 1985; por la Universidad católica de Lima (Perú), en 1986; por la Universidad católica de Lublin (Polonia), en 1988; por la Universidad de Navarra (Pamplona, España), en 1998; por la Libre Universidad María Santísima Asunta (LUMSA) (Roma), en 1999; por la Facultad de teología de la Universidad de Wroclaw (Polonia), en 2000.
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MensajePublicado: Vie Jun 12, 2009 2:01 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Tralalá escribió:
Prefiero al Papa actual, justamente por serlo. Por estar ahora a cargo de la difícil Iglesia que formamos. Porque, siendo al parecer, muy tímido, se anima a realizar lo que ve necesario. Tiene mala prensa aún entre muchos que se dicen muy católicos. Jesucrito no fue de derecha ni de izquierda, conservador ni progresista. Nuestro buen Benedicto tampoco, trabaja denodadamente por el bien y la unidad. Tenemos que quererlo mucho y desde ese cariño profundo orar con constancia por él.


Amén Very Happy

Muchas gracias por participar.
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Rogerus
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MensajePublicado: Sab Jun 20, 2009 7:59 am    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Rogerus escribió:
El mío, aunque les encargo la información, es Albino Luciani: Juan Pablo I, siervo de Dios, de quien sé que fue un gran catequista, la sencillez sonriente vestida de Papa, y que nació el mismo día que yo...

Les recomiendo su libro simpatiquísimo "ilustrísimos señores".


Completando:

Cita:
Autor: P. Jürgen Daum | Fuente: www.newevang.org
S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)
Elegido por el Espíritu Santo para ser «párroco del mundo» en la sucesión de la cátedra de San Pedro, sería llamado pronto a la Casa del Padre, habiendo transcurrido escasamente un mes de su pontificado


S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)
I. Breve biografía

Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912, en Forno di Canale (hoy Canale d´Agordo), por entonces un pueblecito de poco más de mil habitantes al norte de Italia, en la diócesis de Belluno.

Albino pertenecía a una familia humilde y de escasos recursos. Su padre, un hombre de carácter amable, era obrero. Habiendo enviudado en su primer matrimonio, se casó en segundas nupcias con una mujer muy piadosa y de firmes principios católicos. Aquel buen hombre, hasta entonces socialista, se comprometió a educar a sus futuros hijos en la fe católica.

En búsqueda de trabajo, la familia Luciani emigró a Suiza. Años más tarde, el padre, de vuelta en Italia, halló trabajo en Murano —una isla frente a Venecia—, en una fábrica de vidrio artístico.

Albino era el mayor de cuatro hermanos. Después de estudiar en el seminario local de Belluno, fue ordenado sacerdote del Señor el 7 de julio de 1935. Posteriormente se dirigió a Roma para continuar sus estudios teológicos en la universidad Gregoriana.

En 1937 regresó a su pueblo natal, donde fue nombrado coadjutor de la parroquia. Pronto sería nombrado vicerrector del Seminario Gregoriano de Belluno y allí, por espacio de diez años, se dedicó a enseñar diversas materias: teología dogmática, moral, derecho y arte sacro. Su perfil como maestro lo describiría uno de sus alumnos de este modo: «el padre Albino era sumamente apreciado por su capacidad de síntesis, de ir a lo esencial. (...) Como superior, unía una cierta firmeza con mucha benevolencia, con lo cual convertía en una persona activa a todo aquel que le faltaba entusiasmo».

En 1947 fue nombrado Pro-vicario de la diócesis de Belluno, y dos años más tarde le fue encomendada la organización del Congreso Eucarístico de Belluno. De la experiencia de todos esos años, y como director de la oficina de Catequesis, publicó por entonces un libro titulado: Catequesis en migajas. En efecto, el campo de su especial interés era la catequesis. Había nacido para ser maestro.

El año 1954 es nombrado vicario general de Belluno, y cuatro años más tarde el Papa Juan XXIII, en Roma, lo consagraba Obispo para la diócesis de Vittorio Veneto, cerca de Venecia.

Durante un tiempo perteneció a la Comisión para la Doctrina de la Fe, del Episcopado Italiano. Entonces ya se manifiesta una clara búsqueda de la coherencia de la fe, siempre unida a la caridad para con quien yerra.

En 1969 el Papa Pablo VI lo nombra patriarca de Venecia, y en 1973 es creado cardenal por el mismo Papa. A pesar de estos importantes nombramientos, Albino Luciani nunca perdió su característica humildad y sencillez: «¿Qué es eso de Príncipe de la Iglesia? Yo sigo siendo un seminarista», añadiendo luego con mucha naturalidad: «Hay obispos de muchos tipos. Algunos asemejan a las águilas que vuelan por las alturas con documentos magisteriales. Otros son jilgueros que cantan las glorias del Señor de modo maravilloso. Otros, en cambio, son simples gorriones, que lo único que saben hacer es piar desde lo alto del árbol de la Iglesia. Yo soy de estos últimos».

Durante tres años (1973-76), será vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

Su amor y solidaridad para con los más necesitados lo expresaba constantemente. Cuando en 1976 ofreció el producto de la venta de dos cruces pectorales —regalo del Papa Juan XXIII—, y un anillo —regalo del Papa Pablo VI— para ayudar a los subnormales, dijo a los presentes: «Es poca cosa por la ayuda que con esto puedo aportar, pero es mucho si nos ayuda a entender que el verdadero tesoro de la Iglesia son los pobres, los desheredados, los pequeños a los que hay que ayudar». Se situaba así en una trayectoria que impulsada en el mismo Señor Jesús ha avanzado constantemente a lo largo de la vida de la Iglesia.

El mismo año publica su famoso libro Illustrissimi, cartas ficticias dirigidas a personajes de la historia o fantasía, y que para él serán un medio de expresar sus más profundas convicciones y puntos de vista. Así, por ejemplo, se referirá a los teólogos que por aquel entonces se consideraban "avanzados": «Teólogo —decía— no es el que habla de Dios, sino también el que habla a Dios. ¿Y cuántos de ellos hablan con Dios y nos ayudan a hablar con Él?».

Y en otro pasaje: «Se dice: ‘Todos estamos tarados frente a la verdad. Antes existía en la Iglesia el Magisterio normativo; ahora todos nos encontramos en un proceso de búsqueda. Es la hora del pluralismo en la fe’. Sólo que la fe no es pluralista: se puede admitir un sano pluralismo en teología, en la liturgia, en otras cosas, pero nunca en la fe. En cuanto nos consta que Dios ha revelado una verdad, la única respuesta posible es sí. Para todos y en todos los tiempos: sí con convicción y valentía, sin dudas ni vacilaciones… En cuanto al Magisterio normativo… existía ayer y existe hoy».

Su sentido sencillo y jovial no debe hacer pensar jamás que se trata de una persona acrítica, todo lo contrario. Su sentido de análisis del mundo hodierno es siempre muy agudo, como lo es su respuesta pastoral. Los pasajes dignos de citar son en verdad una multitud. Pero finalicemos este acápite con una cita sobre el problema del fe: «Sí, respiras objeciones antirreligiosas como se respira el aire, en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc. Si tu fe es un montón de buen trigo, vendrá todo un ejercito de ratones a tomarlo por asalto. Si es un traje, cien manos tratarán de desgárratelo. Si es una casa, la piqueta querrá derribarla piedra a piedra. Tendrás que defenderte: hoy, de la fe sólo se conserva lo que se defiende».


Un nuevo Papa...

El cónclave de Agosto de 1978 fue el más grande hasta entonces—en cuanto al número de Cardenales asistentes—, y quizá también uno de los más cortos. Al finalizar la primera jornada, el mundo entero sería sorprendido por la nueva elección, pues entre las infaltables cábalas y especulaciones, pocos habían fijado su atención en el patriarca de Venecia, tan poco conocido fuera de Italia.

El nuevo Papa elige entonces los nombres de sus predecesores inmediatos: Juan y Pablo. ¿Una señal de continuidad con respecto al camino emprendido por sus más cercanos predecesores? Ciertamente el nuevo Papa se mostraba como un "hombre del Concilio", porque era un hombre de la Iglesia, fiel a ella y fiel a Cristo, su Señor. "Su programa" sería el programa del Espíritu Santo, y él seguiría las líneas fundamentales de sus predecesores, como él mismo lo planteó. Sin embargo, la elección del nombre —más allá de las conjeturas que podamos hacer — se debió a otro razonamiento, o quizá digamos, a un gesto de profunda gratitud y de unidad cordial con sus predecesores:

«Ayer por la mañana fui a la Sixtina —decía el recién electo Pontífice— a votar tranquilamente. Nunca había imaginado lo que iba a suceder. Apenas comenzó el peligro para mí, los dos compañeros que tenía al lado me susurraron palabras de ánimo. Uno me dijo: "Ánimo; si el Señor da un peso, dará también las fuerzas para llevarlo." Y el otro compañero: "No tenga miedo; en el mundo entero hay mucha gente que reza por el nuevo Papa". Al
S.S. Juan Pablo I (Agosto- Septiembre 1978)
llegar el momento he aceptado.

«Después vino la cuestión del nombre, porque preguntaban qué nombre quiere tomar, y yo había pensado poco en ello. Hice este razonamiento: "El Papa Juan quiso consagrarme personalmente aquí, en la basílica de San Pedro. Después, aunque indignamente, en Venecia, le he sucedido en la cátedra de San Marcos, en esa Venecia que todavía está completamente llena del Papa Juan. Lo recuerdan los gondoleros, las religiosas, todos. Pero el Papa Pablo no sólo me ha hecho cardenal, sino que algunos meses antes, sobre el estrado de la plaza de San Marcos, me hizo ponerme completamente colorado ante veintemil personas, porque se quitó la estola y me la puso sobre las espaldas. Jamás me he puesto tan colorado. Por otra parte, en quince años de Pontificado, este Papa ha demostrado no sólo a mí, sino a todo el mundo, cómo se ama, cómo se sirve y cómo se trabaja y se sufre por la Iglesia de Cristo. Por estas razones dije: me llamaré Juan Pablo.

«Entendámonos, yo no tengo la sapientia cordis del Papa Juan, ni tampoco la preparación y la cultura del Papa Pablo, pero estoy en su puesto, debo tratar de servir a la Iglesia. Espero que me ayudaréis con vuestras plegarias».


Su breve pontificado

En otra ocasión decía el electo Pontífice: «Yo he sido y soy, y ante todo, un párroco. ¿Recuerda la parábola del Buen Pastor? Pues bien, ese ha sido siempre mi programa»...

El Papa Juan Pablo I se proyectaba como un hombre de diálogo, de escucha, y se mostraba en todo momento cercano, dialogante, tan conciliador como coherente, muy humilde y sonriente. Su tarea —así lo entendía él— era la del pastoreo de la Iglesia en fidelidad a lo que el Espíritu había ido suscitando ante los «signos de los tiempos». Para el la responsabilidad de gobierno era servicio: «Nosotros los obispos gobernamos sólo si servimos: nuestro gobierno es adecuado si se concreta en servicio o se ejerce con miras al servicio, con espíritu y estilo de servicio». Y servir es eseñar, exhortar, es guiar, ejercer la sacra potestad.

Hablando de las catequesis de los miércoles de Pablo VI, decía: «Trataré de imitarlo, con la esperanza de poder yo también de alguna manera ayudar a la gente a hacerse más buena. Pero para ser buenos es necesario estar en regla con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos». En sus catequésis se trató de la bondad y la humildad, y luego de cada una de las tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad.

Sin embargo, Juan Pablo I, elegido por el Espíritu Santo para ser «párroco del mundo» en la sucesión de la cátedra de San Pedro, por los misteriosos designios de Dios sería llamado pronto a la Casa del Padre, el 28 de septiembre de 1978, habiendo transcurrido escasamente un mes de su pontificado.

Hablando del excepcional pontificado del Papa Juan Pablo I, Luis Fernando Figari escribía en junio de 1979, mostrando algo de lo que por aquel entonces se experimentaba en la comunidd eclesial: «La Iglesia Católica da otra respuesta al mundo. Y es que con la también providencial elección de Albino Luciani como Juan Pablo I, la Iglesia de Cristo había respondido a las inquietudes del mundo de este segundo milenio. Sí, el Papa Luciani fue una hermosa y sorprendente respuesta para un mundo anhelante de amor, de alegría, de esperanza, de confianza. Desde su aparición en los balcones del Vaticano, el Papa Juan Pablo I cautivó a todos cuantos contemplaban la escena. ‘El Papa de la sonrisa’, ‘el Papa de los niños’, como se le ha llamado, fue una respuesta generadora de entusiasmo. El Espíritu Santo que vela por la Iglesia suscitó a través de la elección del Patriarca de Venecia una corriente mundial de entusiasmo religioso, de fervor, de sencillez. El corto reinado del Papa Luciani fue como una muestra pública de que hoy, en medio de la secularización, en medio de los conflictos, de las traiciones de tantos, es posibles ser cristiano; simple y sencillamente cristiano.

«Esto fue Juan Pablo I: modelo de cristiano. Su atrayente figura; su palabra calma y segura; su doctrina firme, sólida, tradicional, devolvieron a muchísimos el entusiasmo que se había perdido en medio de la rebeldías y contestaciones que por doquier se venían levantando contra el anciano Pablo VI, quien fiel a sus intenciones y al llamado de Dios seguía predicando la sana doctrina sin que muchos le escucharan, y ante el entusiasmo de pocos. Al dejar la dolida y sufrida figura de Paulo VI a la esperanzadora y cálida imagen de Juan Pablo I, el mundo católico, el mundo de aquellos que buscan realmente ser fieles al Señor Jesús y al Evangelio íntegro, se alegró. Alegría nacida no por un rechazo a Pablo VI, a quien también se amó, y mucho, sino por la esperanza de luz, de orden, de paz que un nuevo hombre en la Cátedra de Pedro podía traer.

«La alegría y esperanza en torno a Juan Pablo I no fue vana. Su corto reinado, ¡su imperecedero reinado!, es un firme testimonio de ello. ¡Es posible ser cristiano hoy! ¡Es posible ser sencillo, humilde, comprometido con los que sufren, feliz, y ser al mismo tiempo consecuente testigo de la milenaria tradición católica! Pero, el Papa Juan Pablo I, que daba testimonio de este esperanzador mensaje, fue convocado por el Señor a su presencia. Y el mundo, una vez más, se detuvo ante la incertidumbre.

«Momentos como aquellos sirven para comprobar la solidez de la fe. Por ella sabemos que el Espíritu Santo está con la Iglesia, que es su vida misma, y que Santa María guía y dirige la acción de sus hijos. Pero en momentos difíciles aparece para muchos ‘un margen de falta de certeza incluso en algunos corazones se abre camino la corrosiva duda… (Por eso la elección del Papa Juan Pablo II) es una reafirmación de la fe que no debe flaquear: la ‘Iglesia Católica da otra respuesta al mundo’» (tomado del libro Voz de esperanza: S.S. Juan Pablo II).

¿Quién podrá agotar los inescrutables designios divinos? Unas explicaciones y el percibir los signos de los tiempos nos hacen ver algo del misterio, profundizar un poco, y nos ayudan a avivar la confianza, pero alguna transitorio incógnita puede quizá aún quedar. ¡Y es que, precisamente, está en la naturaleza del misterio que no se agota! Ante ello, mostrémonos agradecidos por lo que comprendemos y recordemos que los caminos del Señor, ciertamente, no son siempre los caminos que según nuestro entendimiento o nuestro gusto serían los más lógicos o deseables. Sobre la importancia de este brevísimo pontificado, aunque algo hemos podido intuir y barruntar, como bien lo hemos hecho a través de la cita, sólo Dios la conoce en plenitud. A nosotros nos basta lo que entendemos, y lo agradecemos de corazón.




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Rogerus
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MensajePublicado: Sab Jun 20, 2009 8:08 am    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Dios les bendiga.

Ah, y sobre el mismo Papa Luciani: ANECDOTAS

Cita:
Autor: El Observador | Fuente: Humilitas (www.papaluciani.com )
Las florecillas del Papa Luciani
Anécdotas de la vida de S.S. Juan Pablo I

La vida de Albino Luciani está llena de edificantes anécdotas. La personalidad dulce de este gran hombre que ocupara hace 25 años, apenas por 33 días, con el nombre de Juan Pablo I, la cátedra de san Pedro, robó enseguida el corazón de la gente, que pronto le adjudicó el nombre del «Papa Sonriente». Sin embargo, pocos conocen lo que realmente fue su vida, que bien podría resumirse en una palabra: humildad. Veamos:


Ronquidos en la noche

Cuando Luciani era seminarista, relata un compañero, «no obstante el frío de las habitaciones, lograba dormirse enseguida y ¡también roncaba! Mientras yo comenzaba a dormir luego de la medianoche. Le pregunté un día: ¿Cómo haces para dormir con este frío? Luciani me ha entendido enseguida y me dio su edredón. ¡Qué gran placer! Finalmente también yo podía dormir bien».


Un vaso de vinagre

Aún siendo Albino seminarista, cuenta otro: «fuimos invitados por un párroco de una parroquia cercana a la ciudad, el cual nos hizo acomodar en la cocina. Quería a toda costa ofrecer un vaso de su buen vino. Pero, ¿cuál fue nuestro estupor cuando nos dimos cuenta de que era auténtico vinagre? ¿Qué hacer? Un llamado a la puerta del párroco nos sacó del apuro, ¡el lavabo nos quitó el problema! Quedó un sólo vaso lleno, el del buen Albino. Se lo bebió hasta el fondo. ¡Qué lección para nosotros!».


¿Aceite o vino?

Cuando ya era obispo le pasó algo semejante. Fue invitado a comer, y por error le sirvieron aceite en lugar de vino. Luciani bebió no mucho (él bebía raramente y muy poco), pero bastante para ahorrarle al párroco, su anfitrión, y a los culpables del accidente la embarazosa situación. No obstante, su vecino de mesa lo notó: «Pero, excelencia, ¡ésto es aceite!»,. «Sí, también a mí me parece aceite», respondió Luciani.


Su ropa

Siendo obispo y cardenal, no habría querido ser otro que el «don Albino» consagrado por Dios. Ninguna pompa, ningún signo exterior de dignidad, si ello no era indispensable. Apenas regresaba a casa luego de una ceremonia oficial, para la que había estado obligado a usar la vestimenta oficial de obispo, la primera cosa que hacía era quitarse aquella ropa para ponerse nuevamente la simple sotana negra.


¡Adiós, amistad!

Cuenta el sacerdote Giuseppe Strim, amigo y compañero de seminario de Luciani: «Cuando me presenté a monseñor Luciani, apenas elegido obispo de Vittorio Veneto, me arrodillé a besarle el anillo y comencé a decirle: ‘Vuestra Excelencia, perdóneme si ...’. Él se puso de pie a toda velocidad, diciendo : ‘Ah, no así, querido padre mío Strim. Tú comienzas a tomar distancia y yo no estoy para nada de acuerdo. Tú me tienes que tutear siempre, como de costumbre, si no, adiós nuestra vieja amistad».


Un obispo ágil

Llegó a visitar una parroquia; saltó ágil los montículos de paja puestos por el camino para una carrera automovilística de obstáculos. Se mezcló con la gente y, no conocido, preguntó : «¿A quién esperan?». «Estamos esperando a nuestro obispo; usualmente es puntualísimo, pero hoy se hace desear». «No se preocupen: llegará de seguro; más bien, me parece haberlo visto llegar ya ...».


Un puñetazo en la cara

En Venecia su modestia exterior se podía tocar con la mano: paseaba solo, de noche, por las estrechas calles. Nada lo distinguía de un simple sacerdote. Una noche llegó a su casa con una mejilla hinchada. «¿Qué pasó?», preguntaron asustadas las monjas. «Oh, nada de particular; me encontré con un borracho, un ‘comecuras’. Me golpeó en la cara. Y acá estoy».


Un cardenal en el piso... para hacer la limpieza

En 1978 el cardenal Luciani había sido invitado a tomar un café en una casa de los padres agustinos. Al momento de ofrecerle la taza, ésta cayó en el piso. Entonces el cardenal corrió a tomar un trapo y limpió el piso diciendo: «Hay que estar siempre atentos también en estas simples cosas porque somos huéspedes». Era su estilo. Decía siempre a quien quería ayudarlo: «¡Yo soy camarero de mí mismo!».


Campanadas de fiesta

Cuando estaba de visita en una parroquia había gran fiesta. Frente a tanto entusiasmo y honor, Luciani se comentaba a sí mismo : «Me parece ser un arlequín falso príncipe: soy hijo de emigrantes; soy hijo de humilde y pobre gente; me avergüenzo de tanta fiesta por mí».


El Patriarca en la cocina

Recuerda una de las tres religiosa que sirvieron a Mons. Luciani durante 12 años en Veneto, Venecia y Roma: «Era siempre muy discreto. No recuerdo haberlo visto alterarse nunca. Una vez nos mandó a todas a una peregrinación. Al regreso, a la noche, nos hizo encontrar la ------ caliente y lo necesario para nuestra cena, todo preparado por él; nos dijo que todos tenemos un toque de capacidad y, para la ocasión, debemos sacarlo fuera».

Vestido de rojo y... en bicicleta.- Una vez debía hacer una visita pastoral a una parroquia cercana. Era el período la la «austeridad» del combustible, por lo tanto, los autos no circulaban. Al Patriarca se le expidió un permiso especial, pero él no quiso usarlo. Se fue a la parroquia en tren; luego se subió a una bicicleta y, con vestimenta escarlata y roquete bordado, llegó a la parroquia donde era esperado.

«¡Ven acá que te enseño a llevar el solideo!».- Luciani trataba de vivir el lema Humilitas (humildad), escrito en el rótulo de su escudo episcopal. Se presentaba humilde en el porte, con el solideo torcido, tanto que un hermano en el episcopado le decía : «¡ Ven acá que te enseño a llevar derecho el solideo en la cabeza!».

Un caminante incansable y la viejita.- Su secretario reconocía que Luciani era un caminante, una auténtico montañés, de paso lento, pero que no se detenía nunca. Y, a veces, cuando el secretario lo acompañaba, éste para tomar aliento intentaba una solución : «Excelencia, mire, ¿cómo se llama aquella montaña de allá ... aquel pueblo en el fondo del valle ...?». Y Luciani comprendía enseguida : «Está bien; sentémonos a descansar».

Una vez se encontró en el camino a una viejita, y la acompañó por un camino escarpado hasta su casa, llevándole su cesta llena de leña..


Sin dinero

¿Qué decir de su pobreza evangélica? Dice sor Matilde Rivis: «Podría escribirse un libro de hechos. Uno solo: me rogó que enviara una carta certificada; pedí el dinero; buscó en los bolsillos, en la billetera, en los cajones pero no encontró dinero para darme. Entonces, todo humilde, dijo : ‘Hágaselos prestar por la Superiora’. Y es que el dinero que recibía lo usaba siempre para ayudar a los pobres y a no pocos sacerdotes en dificultades».


El Papa, monaguillo del secretario

Cuando Luciani ya era Juan Pablo I, recuerda su secretario, monseñor John Magee, «me preguntó: ‘¿Usted me puede hacer un favor mañana a la mañana?’. Respondí: ‘Claro, Santidad, cualquier cosa que usted quiera’. Entonces continuó: ‘¿Puede celebrar la Santa Misa por mí mañana a la mañana?’. Yo contesté: ‘Santidad, ya he celebrado la Santa Misa por usted muchas veces y lo haré, por supuesto, mañana a la mañana’. ‘No, no quiero decir esto. Quiero que usted celebre la Santa Misa dejándome ser su monaguillo’. Yo estaba asombrado de la humildad de este Papa. La mañana siguiente celebré en la capilla privada la Santa Misa, y el Santo Padre hacía de monaguillo. Hacía todo: servía el vino y el agua, todo como un monaguillo. Luego de esa vez, el Santo Padre me hizo celebrar la Santa Misa dos veces más. La última, en la semana de su muerte, al final se arrodilló también para la bendición. Para mí era un poco difícil pero me acostumbraba a este hombre tan humilde, el Vicario de Cristo.




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MensajePublicado: Sab Jun 20, 2009 8:24 am    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Muchas gracias Rogelio (sobre todo las anecdotas muy buenas).
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Luz_Adriana
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MensajePublicado: Mie Jun 24, 2009 7:59 am    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
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Como Laurita ya escribió sobre Juan Pablo II, ya no es necesario que escriba yo jeje, pero me agrada haber visto (aunque sea por televisión) a un hombre Santo en toda la extensión de la Palabra...


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Rogerus
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MensajePublicado: Vie Jun 26, 2009 5:01 pm    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Luz_Adriana escribió:
Como Laurita ya escribió sobre Juan Pablo II, ya no es necesario que escriba yo jeje, pero me agrada haber visto (aunque sea por televisión) a un hombre Santo en toda la extensión de la Palabra...



Yo tuve la gracia de verlo "de a de veras" cuando canonizó a la madre Maravillas en la plaza de Colón de Madrid... Fue una gracia muy especial todo el evento. Como que se siente algo especial cuando tantos santos se juntan...
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Rogerus a Iesu
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Little Silvy
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Registrado: 11 Oct 2007
Mensajes: 2116
Ubicación: mi corazón esta en Alemania, con el Amor de mi vida

MensajePublicado: Vie Jul 17, 2009 2:08 am    Asunto:
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Bueno yo no puedo decidirme por uno sólo, los dos Papas hacia los que he desarrollado un gran cariño son:

Juan Pablo II

Benedicto XVI


Tuve la gran bendición de ver en vivo al Papa Benedicto, en un evento de carácter mundial, la Jornada Mundial de la Juventud 2005 en Köln, Alemania. Sé que varios hermanos seguramente tmb lo han visto o han estado en algun evento o misa del Vaticano, pero yo me siento muy especial por haber pasado una vigilia completa con el Santo Padre, rezar unidos junto a otros jóvenes de todo el orbe, en todos los idiomas, hasta altas horas de la noche y domir en el Marienfeld sabiendo que nos acompañaba el mismísimo Vicario de Cristo, es algo que no puedo describir con palabras, fué único en mi vida y un regalo muy especial de Dios.

No puse los otros datos, porque ambos Papas ya los mencionaron antes. Wink
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Christian & Siℓv¡a en las manos de D¡os, in Gottes Hand.. en la esρeranza de nuestro "Miℓagro de Am♥r"

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mauteja
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Registrado: 18 Jul 2009
Mensajes: 10

MensajePublicado: Mie Jul 22, 2009 3:03 pm    Asunto: mi papa preferido
Tema: Mi Papa preferido
Responder citando

Very Happy PARA MI ES SU SANTIDAD JUAN PABLO II SERA PORQUE CRECI CON SU IMAGEN PATERNA Very Happy ADEMAS TENIA UNA CARA DE ANGEL , CON SOLO VERLO DABA UNA PAZ ESPIRITUAL, ERA UN ANGEL EN LA TIERRA Sad Sad Sad
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