Llegar a Dios pasando por el mal

[siempreMaria]

Hola hermanos.

Hace tiempo abrí dos temas en los que se hablaba sobre las razones para SÍ hablar del demonio y para NO hablar.

Pues bien, en el tema del SÍ publiqué un aporte que lo voy a usar para abrir otro tema.

Podemos ver algo que a veces no se llega a comprender pero es una realidad.

Os dejo el mensaje entero y os señalo en negrita a lo que me refiero:

[Eagleheart]

Dice el Padre Fortea: el conocimiento del mal me lleva al Bien.

Y es que lo mejor es que el hombre deje de pecar por Amor a Dios y por temor de ofenderle. Pero si se deja de pecar por temor al Infienro, pude ser el primer paso para una verdadera conversión.

Salu2. Paz y Bien.
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No ceder ni un milímetro. Dies irae dies illa Solvet sæclum in favilla Teste David cum Sibylla - Quantus tremor est futurus Quando judex est venturus Cuncta stricte discussurus

[Tomás Bertrán Mercader]

Puede que conozcáis esta oración, que ya no suele usarse. Se le llamaba "Señor mío Jesucristo", y la aprendí en la catequesis de Primera Comunión, y sigo rezándola todas las noches para pedir perdón por mis pecados. Y dice así:

Señor mío Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío,
Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
Me pesa de todo corazón, por haberos ofendido,
También me pesa,
Porque podéis castigarme con las penas eternas del infierno,
Ayudado de vuestra Divina Gracia,
Propongo no pecar más,
Confesarme y cumplir la penitencia. Amén

Primero está el arrepentimiento por ofender a un Dios infinitamente bueno, pero como un acto de contricción es difícil de hacer, se recurre acto seguido al acto de atrición, o sea, pedir perdón ante el miedo o el mal que los pecados nos pueden acarrear.
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NO SOY VETERANO

TODO POR JESUS Y MARIA.

[Mirta Rodríguez]

También existen (y ese fue mi caso) conversiones profundas que se han dado a partir del dolor, de las consecuencias terrenales que acarrea el pecado.

Un pecador abrumado por el desastre en que se ha convertido su vida a causa de sus muchos pecados, de pronto se siente horrorizado por haber caído tan bajo y, en medio de su angustia siente el amor de Dios que, "a pesar de todo" sigue llamándolo y se da cuenta de que, como dice el salmo "Un corazón contrito y humillado Tu no lo desprecias".

Esta experiencia es tan transformadoa que cambia completamente el corazón, transforma a la persona y ya no importa la certeza del infierno ni la posibilidad de la salvación. Todo lo que uno quiere es hacer la voluntad de Aquel que me ama como ningún hombre podría amarme jamás.

Han pasado casi 30 años y todavía siento como ese día el dolor, la vergüenza y la alegría frente al misterio de ese amor que me llamó a consagrarme y a desear sólo una cosa : permanecer eternamente a sus pies, adorándolo.
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Glorioso Patriarca San José, ruega por nosotros

[Lorca]

[Lorca]