La Pasión del Cuerpo Místico

[María Esther]

Apreciados hermanos en Cristo:

Por estos días muchos católicos leemos los relatos Evangélicos de la Pasión de Nuestro Señor, vivimos la Cuaresma con verdadera intención de conversión y practicamos ejercicios y devociones piadosas como el Via Crucis. Recordamos la Pasión de Nuestro Señor...

Pero muchas veces nos asomamos a las Escrituras percibiendo estos relatos como herchos pasados. Nos conmovemos ante el dolor de Cristo, nos enfurecemos con Sus verdugos y hasta juzgamos a todo un pueblo (muchos lo hacen desafortunadamente) como aquel que perpetró el infame Deicidio.

Otros hacen los ejercicios y lecturas con un espíritu ligero, casi sin reparar en la trascendencia de lo relatado, con una absurda indiferencia... solo por cumplir.

Pero muchos hemos olvidado que la Iglesia ES el Cuerpo de Cristo, que cada uno de nosotros pertenece a Él para siempre... y nos comportamos como los crueles esbirros que maniataron y ultrajaron a Jesús, como los malvados sacerdotes que organizaron todo para lograr su cometido: condenar a Cristo antes de la Pascua; asumimos el terrible papel de Judas y vendemos al Hijo de Dios... con un beso; lo negamos como Pedro. Nos aterra la cobardía de Pilatos y, sin embargo, nos lavamos las manos para permitir que otros crucifiquen a la Iglesia. Somos capaces de criticar a los Aóstoles, erparicos, escondidos y temerosos, pero a la hora de dar testimonio nos econdemos en la comodidad del silencio.

Somos miembros del Cuerpode Cristo, no lo olvidemos. Cuando un miembro de uestro cuerpo está enfermo todo el cuerpo se resiente... ¿Qué decir de las enfermedades que nosotros mismos proporcionamos a este adorable Cuerpo Místico?

Sintamos al otro como verdadero hermano, más aún, como miembro inseparable de nosotros mismos, y aprovechemos esta Cuaresma y la Semana Santa para morir al hombre viejo y resucitar con Cristo. Revitalicemos a Nuestra Santa Iglesia, jurémosle lealtad y trabajemos juntos para que brille con la Luz del Santo Espíritu, en Cristo y en el Padre Todopoderoso.

Que Nuestra Madre Santísima imprima en nosotros el amor profundísimo, insondable y puro por su Hijo, y nos ayude a permanecer de pie junto a la Cruz.

[María Esther]

[Albert]

Hermana María Esther:

Gracias por el detalle de recordar que debemos dolernos con la Pasión, sufrirla y sentirnos tristes de que el Hijo de Dios sufriera tal martirio por culpa de mi pecado.
_________________

Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS

[María Esther]

Apreciados hermanos:

Muchos nos solidarizamos con Cristo y sifrimos por sus sufrimientos, aun más si reconocemos que Él murió y padeció por uestra salvación...

Pero nunca, nunca olvidemos que la Iglesia ES Su Cuerpo... y que sufre por nuestra causa...