tylly Veterano
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Publicado:
Lun Mar 20, 2006 11:14 pm Asunto:
Antes como ahora: El infanticidio en el mundo clasico
Tema: Antes como ahora: El infanticidio en el mundo clasico |
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César Vidal
El infanticidio era no sólo común en el mundo clásico, sino además totalmente tolerado y legitimado. Séneca contemplaba el hecho de ahogar a los niños en el momento del nacimiento como algo provisto de razón, y, por supuesto, la idea de que debiera mantenerse la vida de un
hijo no deseado provocaba una repulsa directa.
Al respecto, debe recordarse que Tácito censuró como una práctica “siniestra y perturbadora” el que los judíos condenaran como “pecado el matar a un hijo no deseado” (Historias, 5, 5). No se trataba, desde luego, de excepciones. Platón (República, 5) y Aristóteles (Política 2, 7) habían recomendado el infanticidio como una de las medidas políticas que debía seguir el Estado. Por supuesto, los niños abandonados o muertos tras nacer pertenecían a ambos sexos, pero, de manera ostentosamente preferente, este triste destino recaía en las hembras o los enfermos. (...)
Recientes excavaciones han dejado de manifiesto que de las docenas de niños arrojados a la muerte en una ciudad mediterránea de la época la inmensa mayoría eran hembras. Que los hombres superaran a las mujeres demográficamente en una proporción de 131 a 100 en
la ciudad de Roma y de 140 a 100 en Italia, Asia Menor y África no era sino consecuencia de la nula consideración que se tenía socialmente hacia el sexo femenino. ¿Acaso podía ser de otra manera cuando era rara la familia que aceptaba en su seno más de una hija?
De acuerdo con un estudio arqueológico realizado por Lindsay, de seiscientas familias estudiadas en una de las ciudades del imperio solo seis -es decir, el 1 por 100- contaba con más de una hija.(...)
La posición del cristianismo primitivo hacia el aborto y el infanticidio no tardó en convertirse en una abierta denuncia dirigida a las más altas instancias del imperio. Atenágoras (Apología 35) ya señaló en el siglo II al emperador Marco Aurelio que “decimos a las mujeres que utilizan drogas para provocar un aborto que están cometiendo un asesinato, y que tendrán que dar cuentas a Dios por el aborto... contemplamos al feto que está en el vientre como un ser creado, y por lo tanto como un objeto al cuidado de Dios... y no abandonamos a los niños, porque los que los exponen son culpables de asesinar niños”.
Sabido es que la apología no disuadió al emperador de convertirse en un perseguidor de los cristianos. Pero tampoco la persecución apartó a los cristianos de sus puntos de vista. A finales del siglo II, Minucio Félix (Octavio 33) volvía a condenar el aborto y lo relacionaba -con razón- con la propia mentalidad pagana.
(César Vidal, El legado del cristianismo en la cultura occidental, Espasa-Calpe • Madrid, 2000) _________________ Por una escuela en libertad, entra en www.objetores.org |
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