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Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?

 
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CRUZADO_XXI
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MensajePublicado: Sab Mar 25, 2006 6:08 pm    Asunto: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
Tema: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
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el tema me lo fusile de EL TEOLOGO RESPONDE.

La existencia de adivinos es algo que se remonta a los albores de la historia, y posiblemente es aún anterior. La novedad, hoy en día, es la proliferación generalizada, que adopta incluso formas y técnicas comerciales, hasta poderse decir que la adivinación constituye un sector económico, que mueve cada año cantidades sustanciosas de dinero.

La 'normalización' de esta actividad hace que sea contemplada por muchos como algo más o menos trivial, o como una manifestación -entre tantas otras- de búsqueda de seguridad, sin que tenga una particular relevancia moral. Ahora bien, ¿es así? Escasean los escritos críticos sobre esta actividad, mientras que una sencilla reflexión plantea cuestiones interesantes, por lo menos para quienes gastan tiempo y dinero como clientes, y carecen de respuestas claras. ¿Tiene algún fundamento? ¿Es simplemente un timo? ¿Hay que distinguir entre unos y otros para contestar lo anterior? ¿Es de verdad algo trivial? ¿Hay un mal en ello? Y si lo hay, ¿en qué consiste y por qué está mal? Intentaremos aquí contestar a todo ello.

Una panorámica del mercado

Comencemos por examinar brevemente lo que ofrece el mercado. A riesgo de simplificar un poco una realidad bastante compleja, podemos clasificar la oferta en cuatro categorías.

a) Adivinación sin contacto con el cliente: la forman fundamentalmente los horóscopos incluidos en los medios de comunicación. Al faltar el contacto con el receptor, se deben conformar con ofrecer predicciones generalizadas agrupadas por signos del zodiaco. Salta a la vista lo endeble de este planteamiento, cuya fiabilidad se diluye rápidamente cuando, por ejemplo, se comparan horóscopos de dos fuentes distintas, o se compara uno con otra persona nacida por las mismas fechas. Enseguida se concluye que responden a una combinatoria del azar. Pero, sin embargo, los sondeos indican que son secciones muy populares, y por ello tienden a ampliarse con horóscopos especializados para sectores concretos de personas.

b) Adivinación con contacto lejano con el cliente: se realiza a través de consultas por e-mail, y, sobre todo, por teléfono. Han proliferado mucho en estos últimos años, principalmente porque la apertura de las líneas '609' abre grandes posibilidades de negocio. Se trata de líneas muy caras, en las que el beneficio se reparte por mitades entre el operador telefónico y el negocio que se trate. Esto permite entender su funcionamiento. Se trata de poner como reclamo una figura conocida o publicitada, cuando en realidad atienden el teléfono personas contratadas por éste, bien preparadas para entretener un buen rato al cliente -con la excusa de que necesitan datos para adivinar-, engrosando así una ganancia fácil; cuando no se dispone de esa figura, la tendencia es presentarse con un ropaje de empresa especializada ('Videncia Universal', por ejemplo). La figura más conocida aquí es Rappel (pseudónimo formado con su nombre: RAfael Payá Pinilla, añadiendo el 'EL' final), que está al frente de un montaje donde trabajan más de doscientas personas, entre atención al cliente y 'merchandising' de todo tipo de objetos de adivinación y ocultismo. Buena parte de su éxito se debe, por una parte, a una cuidada imagen que mezcla exotismo y simpatía; y, por otra, a un exquisito cuidado por evitar tanto las predicciones arriesgadas como todo lo que suene a magias o 'artes' negras.

c) Adivinación con contacto directo basado en supuestas 'técnicas': éstas son las llamadas 'mancias' (p.ej., 'quiromancia': por la lectura de la palma de la mano). La realiza una gran variedad de personas: desde puestos ambulantes con una mesa de tijera y dos sillas, hasta locales más 'serios' y sofisticados, pasando por adivinos que quieren dar la imagen de santones cristianos, con altarcillo e imágenes sagradas incluidas. También hay variedad en cuanto a la publicidad: unos se anuncian, otros simplemente ponen el puesto; y en cuanto al aparato: desde barajas -'tarot'- hasta ordenadores.

d) Adivinación con recurso a espíritus, aunque esta característica no tiene por qué ser conocida por el cliente. Por eso la apariencia puede ser semejante a la categoría anterior, pero aquí lo más frecuente es la sobriedad -hay poco aparato- y la discreción: no se ejerce al aire libre ni se anuncia, de forma que se transmite por el boca a boca. Sin embargo, no suele faltar clientela, ya que sus resultados son bastante sorprendentes.

¿Qué hay de verdad en todo esto?

La respuesta es que poco. Pero conviene entender cómo funcionan en líneas generales, para comprender la apariencia de auténtica adivinación que pueden presentar. De los cuatro grupos catalogados, no merece la pena detenerse en el primero. Para los dos siguientes, hay que saber que los adivinos suelen generar confianza 'adivinando' algo de los clientes -rasgos personales, hechos del pasado- como paso previo a las predicciones de futuro. Y aquí hay algunos trucos. La sala de espera -si la hay-, la capacidad de observación y la experiencia en tratar con personas son determinantes. Así, pongamos por caso, a un hombre que hojea nerviosamente y sin fijación una revista mientras espera su turno se le puede decir que 'usted está pasando por una honda preocupación que le hace sufrir' sin asumir riesgos; o, a una mujer con una alianza en el dedo y que habla atropelladamente, se le puede afirmar que 'usted discute mucho con su marido' con bastante seguridad. El caso es que pocas personas tienen preparación y hábito para deducir de este modo, y por eso muchos suelen quedar impresionados.

En la segunda fase, lo importante es conocer cómo es la vida, para poder formular unas predicciones que parecen muy concretas y en realidad son generalizaciones que cualquiera puede asumir. Así, se pueden decir cosas como que 'alguien cercano a usted va a buscar hacerle daño' (a los no cercanos uno les suele ser indiferente), 'veo un éxito en el trabajo dentro de su familia' (estadísticamente muy probable sobre todo si 'familia' se toma en sentido amplio, como también si se sustituye el éxito profesional por una enfermedad), o 'se va a llevar próximamente una decepción de alguien muy cercano' (es algo seguro: en un sentido u otro, nadie colma las expectativas que se tienen sobre él o ella).

El cuarto grupo de adivinos también utiliza esta doble fase, pero, de entrada, hay afirmaciones precisadas que sí que se corresponden con hechos concretos. Hay alguien que sabe demasiado. Y surge así la pregunta: ¿si intervienen de verdad espíritus, de quién se trata? No es difícil entender que Dios, y quienes con Él están, no están dispuestos a prestarse a un juego de este tipo. Queda por tanto el demonio. ¿Significa esto que estamos ante un poseído? En los Hechos de los Apóstoles (16, 16-18) aparece un caso de pitonisa poseída: la esclava de Éfeso, de la que San Pablo expulsó el demonio. No debe por tanto descartarse, pero no es lo más frecuente. Al diablo le interesa más actuar con discreción; puede incluso que el adivino que le invoca no sepa a ciencia cierta con quién está tratando.

Ahora bien, saber es una cosa y adivinar otra distinta. En realidad, no se puede predecir a ciencia cierta el futuro en la medida en que éste depende de decisiones libres. Lo contrario implicaría la negación de la libertad, ya que la conducta estaría determinada de antemano por fuerzas ocultas o cualesquiera otras causas. En rigor, podría decirse que Dios no adivina el futuro: lo ve, ya que está por encima del tiempo, y todo lo conoce en presente, también lo que es futuro para nosotros. El demonio no posee esta característica, y el resultado de nuestras decisiones le es desconocido. Pero también es verdad que no todo depende de decisiones libres, y ahí sí que hay un espacio ventajoso para una inteligencia superior a la humana y que conoce mejor la realidad. Además, en la conducta humana influyen factores que, si bien no permiten un conocimiento cierto de las decisiones futuras, sí que permiten, más o menos dependiendo de los casos, establecer de antemano probabilidades. Hay ahí, por tanto, un espacio de ventaja para alguien más inteligente y mejor informado, y lo aprovecha. Así, puede 'predecir' cosas como una enfermedad ya incoada pero aún no advertida, o un despido ya decidido pero aún no comunicado; junto a ello, no faltará nunca alguna otra predicción con la correspondiente ración de sutil cizaña o de mentira.

¿Dónde está el mal?

Lo que no debe presentar dudas es, en primer lugar, el rechazo de la adivinación por parte de la moral católica. Viene de antiguo. Ya en uno de los primeros libros del Antiguo Testamento, el Levítico, se puede leer lo siguiente: 'Y si alguien acude a hechiceros o adivinos y se prostituye con ellos, volveré contra él mi rostro y lo extirparé de en medio de mi pueblo' (20, 6). Es cierto que en la predicación de Jesucristo recogida en los Evangelios no hay alusiones al tema, pero hay que buscar el motivo de ello en el hecho de que los judíos de la época habían cuidado de que apenas hubiera adivinos en Israel. El contacto del cristianismo primitivo con la sociedad pagana cambió las cosas. Sirva como botón de muestra el siguiente texto, del siglo III y referido al catecumenado: 'El encantador, el astrólogo, el adivino, el intérprete de sueños, el charlatán, el falsario, el fabricante de amuletos, desistan o sean despedidos' (Tradición Apostólica, 16). Desde entonces se ha mantenido el criterio, hasta el reciente Catecismo de la Iglesia Católica, al señalar que 'todas las formas de adivinación deben rechazarse' (n. 2116).

¿Cuál es el motivo? A primera vista, la inmoralidad parece estar del lado del adivino, bien sea por el recurso al diablo, o bien por ser consciente de que lo que hace es un montaje fraudulento. Pero, ¿qué hace de malo el cliente, que no suele ser consciente de lo uno ni de lo otro, y que acude de buena fe (si no, no pagaría)?

Hay que responder que, objetivamente, la misma pretensión de adivinación es inmoral; atenta contra Dios, de una manera u otra. Si, explícitamente o no, se sostiene que el destino depende de fuerzas ocultas, se está negando con ello nada menos que la providencia de Dios. Si lo que se busca es alguien con especiales poderes para ver el futuro, se está usurpando algo que a Dios sólo corresponde (y a quienes, derivadamente, hablan de su parte, lo que no sucede aquí). Y, si lo que se busca es una especie de santón con don de profecía, hay que recordar que el único mediador válido entre Dios y los hombres es Jesucristo, y participan de su mediación los sacerdotes; el cristiano no debe acudir a otra mediación, y menos aún cuando puede conllevar riesgos de intervenciones diabólicas. En resumidas cuentas, como señala el Catecismo de la Iglesia Católica, todas estas prácticas 'encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios' (n. 2116).

Subjetivamente, lo que suele haber entre la clientela de los adivinos es un temor a la incertidumbre del futuro, y un desmedido afán de seguridad. Es, aunque no lo parezca a primera vista, una consecuencia de la mentalidad materialista. Por una parte, cuando todo el horizonte vital no va más allá de este mundo, y por tanto todo el corazón está puesto en él, surge un miedo visceral de perderlo y un temor ante un futuro que se presenta como incierto. Por otra parte, si desaparece del alma la consideración de la providencia divina, queda el puro azar, y nadie se siente tranquilo con la consideración de que su futuro y su vida entera están sujetos a los vaivenes de una pura casualidad, por lo que crece el ansia de subsanar ese conocimiento como sea.

Lo que enseña el Evangelio es algo muy distinto. Aquí se perfila la voluntad de Dios que quiere, en primer lugar, que los hombres vivan con una cierta incertidumbre para que tengan siempre presente su destino eterno; se manifiesta, por ejemplo, en el imperativo 'velad, ya que no sabéis el día ni la hora' (Mt 24, 42). Y, junto con ello, el Señor hace repetidos llamamientos a que los hijos de Dios deben confiar en la providencia divina, que es una providencia amorosa de un Padre que cuida a sus hijos mucho más que a los lirios de campo y las aves del cielo (cfr., p.ej., Mt 6, 25-34).


Julio de la Vega-Hazas, ARVO, 20.II.02
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octavio perez
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MensajePublicado: Sab Mar 25, 2006 6:30 pm    Asunto:
Tema: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
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Amigo Cruzado interesante temas a mi antes me encantaban los horpscopos, e incluso creia que lo que se decia era una verdad, pero todo es mentira, cuando a Amira o a Walter Mercado me da coraje, por todo eso es mentira y engaños, debemos estar en torno a Cristo por El es la verdad y la esperanza del mundo, felicidades buen tema Dios te bendiga.
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CRUZADO_XXI
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MensajePublicado: Vie Feb 15, 2008 2:11 pm    Asunto:
Tema: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
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cambio de foro....
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Dalmiant
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MensajePublicado: Vie Feb 15, 2008 3:20 pm    Asunto:
Tema: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
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Yo es que los horóscopos llegué a verlos tan tontos que ya incluso me causa cierta "sensación rara" leerlos, que hace que quiera dejar de leerlos lo antes posible =P

Después todo eso de los adivinos y eso 0_o jamás les he creído.
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CRUZADO_XXI
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MensajePublicado: Lun Ago 11, 2008 1:36 pm    Asunto:
Tema: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
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TOMADO DE EL PERIODICO LOCAL:

Estafan a 160 oaxaqueños curanderos dominicanos
Por

Martha Izquierdo


(11-Ago-2008).-
CIUDAD IXTEPEC, Oax.- Hasta el momento, 160 indígenas han denunciado por fraude a dos personas de origen dominicano, quienes, haciéndose llamar "Hermanos De la Cruz", los convocaban a través de la radio ofreciéndoles curarlos y después, en consultas, les prometían hacerlos millonarios.

En cuestión de un año, los indígenas fueron estafados por cantidades que fueron de 1 mil a 90 mil pesos.

Durante ese tiempo, los dominicanos se ganaron la confianza de sus víctimas, les daban remedios caseros y después les ofrecían multiplicar su dinero en la Ciudad de México.

La agente del Ministerio Público en esta ciudad, Miriam Alonso Pacheco, informó que indígenas de San Miguel Chimalapas, San Dionisio del Mar, Guevea de Humboldt, Santa María Guienagati, Tehuantepec, Juchitán, San Mateo del Mar y Salina Cruz fueron timados por estas dos personas.

Actualmente, los dos dominicanos siguen prófugos.

"Primero fui con ellos por un dolor de cabeza, y me dijeron que me estaban haciendo un maleficio y que ellos me iban a curar, luego me pidieron dinero, les di 33 mil pesos y no me devolvieron nada", dijo doña María, originaria de la Venta.

"Yo les di 90 mil pesos en tres meses, para lo cual tuve que vender unos terrenos", comentó don José, originario de Salina Cruz.

La agente del Ministerio Público en esta ciudad, Miriam Alonso Pacheco, informó que las investigaciones continúan para detectar a más posibles defraudados.

"Son muchas las personas que resultaron afectadas por los hermanos De la Cruz, y se siguen levantando denuncias en sus municipios para agilizar los expedientes.

"Les quitaron su dinero a cambio de que los iban a sanar de diversos males; a otros les prometieron aumentar su dinero por un millón de pesos, y varias personas perdieron el dinero que les dieron a estos dos sujetos", comentó.

La funcionaria expuso que se coordinan en todas las agencias del Ministerio Público, así como con la Agencia Estatal de Investigación para dar con el paradero de los dos defraudadores; sin embargo, hasta el momento no tienen pistas de ellos.

Y es que, durante más de un año, estos sujetos que se hacían llamar Javier y José de Jesús de la Cruz se anunciaron en una radio local invitando a la gente a visitarlos con la promesa de que iban a curar su males físicos y espirituales.

Durante ese tiempo los dos dominicanos rentaron una casa en donde daban sus consultas; sin embargo, durante todo el año vivieron en un hotel.

Empleados de los defraudadores revelaron que el dinero que cobraban por "los trabajos espirituales", lectura de cartas y de mano y por la venta de medicina naturista la guardaban en cajas de cartón y nunca la depositaron en alguna institución bancaria.

"Los dos dominicanos siempre andaban en una camioneta Lincoln y una Grand Marquis de modelo reciente, lo que hizo que los indígenas no desconfiaran de ellos porque siempre aparentaron ser personas de dinero", dijo un ex empleado.

Para la socióloga Marina Meneses Velásquez, investigadora de las costumbres étnicas en el Istmo, la pérdida de los lazos comunitarios y la falta de autoconfianza ha llevado a los indígenas a creer en charlatanes.

"Por un lado la falta de autoconfianza en su propia comunidad y por otro las pérdidas de las relaciones económicas de subsistencia al consumo comunitario han hecho que hoy sean víctimas de charlatanes", dijo.
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CRUZADO_XXI
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MensajePublicado: Lun Ago 11, 2008 2:01 pm    Asunto:
Tema: Los adivinos, ¿un negocio o algo peor?
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OTRO TEMA DE UN PERIODICO DE MAZATLAN...seran los mismos de la historia anterior?

ESTAFA


Lucran con la ilusión
Supuestos videntes ofrecen a quienes los consultan dar solución a sus males, y en el camino les quitan el dinero que pueden
Noroeste/Redacción


Videntes estafadores.




09-05-2008
Utilizando la radio para prometer la cura a todos los males, las envidias y la mala suerte, y aprovechando que Mazatlán es "la tierra de las oportunidades" para los vendedores de esperanzas, un nuevo grupo de videntes llegó al puerto.
Con presencia en Mazatlán, El Rosario y Escuinapa, Los Hermanos de la Mente Gemela, un grupo de curanderos extranjeros, ya recibe a decenas de clientes al día, siguiendo la tradición de decenas de brujos, adivinadores, sanadores y videntes que han fraudeado a miles de mazatlecos en los últimos años.
Para conocer su forma de operar y alertar a la población sobre su existencia, Noroeste envió un reportero; el Hermano Lázaro lo atendió e inmediatamente ofreció solución a sus problemas y le exigió miles de pesos para comenzar su "trabajo"

Dinero y calzoncillos
La invitación suena en la radio todo el día, los hermanos, con su acento caribeño y su lección bien aprendida, sólo piden a sus pacientes 41 pesos, una veladora blanca y una cabeza de ajo.
La cita es un consultorio montado en una casa del Infonavit Jabalíes, frente a Soriana Santa Rosa, donde un enorme letrero dice paz y amor.
Una jovencita recién contratada recibe a los pacientes, en la pared hay una serie de fotos de Jesucristo y en el suelo una pequeña montaña hecha con clavos y trozos de canela cruda y rodeada con siete veladoras rojas y encendidas.
Los 41 pesos se entregan a la recepcionista, quien además pide la dirección y el nombre del paciente, el siguiente paso es depositar la veladora frente a una imagen de la Virgen de Guadalupe, colgada de la pared en un rincón e iluminada por las veladoras de los primeros visitantes del día.
En unas sillas de plástico, todavía con las etiquetas de fábrica, los pacientes esperan a ser recibidos por uno de los dos hermanos, de la chapa de la puerta cuelga un trozo de tela rojo, que se repite en los respaldos de las sillas.
Después de unos 15 minutos salen los hermanos, son de raza negra y tienen un marcado acento caribeño, la recepcionista asegura en voz baja que son cubanos.
Al reportero le toca ser recibido por el hermano menor, pero el Hermano Lázaro decide recibirlo él mismo.
Los hermanos visten corbatas baratas y ropa gastada, pero se mueven con la soltura y la seguridad de los médicos profesionales.
Dentro del pequeño consultorio, el Hermano Lázaro se pone en la cabeza una banda de la misma tela roja que cuelga de las sillas y la puerta de la entrada, en las paredes hay lienzos de color rojo, un escritorio, un par de sillas y unas cuantas botellas de ron barato repartidas por los escasos muebles.
Lo primero que pide el supuesto vidente al reportero es que ponga la mano derecha sobre un cuaderno, le dibuja los contornos y le pide que escriba su nombre y la fecha de su nacimiento.
El hermano comienza a pedir información sobre padecimientos, el reportero asegura que es afectado por la mala suerte, una de las principales dolencias de los pacientes de los curanderos.
Después de escucharlo lo pasa a otro cuarto cubierto por lienzos rojos y uno negro, que termina en el suelo donde hay un montón de tierra con un polvo blanco en la cima, ahí rezan juntos una oración que tiene elementos de santería.
"En en el nombre de todos los santos buenos, San Miguel Arcángel, barón del cementerio, San Santiago a caballo y la 21 división, he llegado a este centro a pedir ayuda, con la fe en Dios y la fe en ustedes", reza el curandero.
Después del rezo el hermano pregunta por la ocupación del paciente y cuando éste le contesta que pertenece a una familia con plantaciones de mango, el curandero asegura que en la casa del paciente hay algo enterrado, la causa de su mala suerte.
"Yo te voy a decir a ti dónde hay una cosa enterrada, tú mismo con tus propias manos vas a ir y me vas a sacar eso, tú te vas a encontrar con una botella o un envase y dentro de esa botella, el nombre completo tuyo y el nombre completo de tu familia", asegura el Hermano Lázaro.
El curandero pide que se destruya la botella y asegura que dentro se va a encontrar las pruebas de la brujería que está produciendo la mala suerte.
"Al romper esa botella vas a ver todas las cochinadas que están ahí dentro, dentro de eso tú te vas a encontrar con huesos de muerto con tierra de cementerio y espátulas de madera, con el nombre tuyo completo y el de tres miembros de tú familia".
El Hermano Lázaro asegura que después de eso se va a alejar la mala suerte y el no va a pedir nada a cambio.
Sin embargo, después de un discurso que versa sobre la inteligencia del paciente y un pasado glorioso donde todo salía bien, comienza a leer la mano y pronostica muerte y accidentes.
"Veo muerte y ahora no me gusta, al yo ver muerte, veo accidente, y te veo a ti en un charco de sangre, ¿tienen vehículos? Trata de los martes y los viernes, al salir, de encargarte a Dios, porque te veo en un charco de sangre".
El hermano insiste sobre el tipo de negocios a los que se dedica la familia del paciente y promete trabajar para eliminar los problemas de familia.
"Si usted me hace todo lo que le voy a indicar, con dos cosas, con fe y con confianza, vamos a hacer el trabajo".
Después de insistir en la confianza y en la necesidad de hacer "ciertos trabajos delicados", Lázaro solicita dinero.
"¿Anda usted preparado, mijo, económicamente? Mira lo que yo necesito".
Solicita siete limones partidos en cruz, un perfume llamado Siete Machos, una Colonia Flor de Naranjo, un calzoncillo del paciente, una foto familiar, tierra de la casa y el nombre de toda la familia.
Asegura que va a hacer una gran curación, muy profesional, y saca un teléfono celular para realizar una supuesta llamada a Catemaco, buscando unas veladoras de grasa de muerto.
"Necesito tres veladoras de grasa de muerto, urgente, dos molondrón y un arenque", dice en el celular.
El molondrón es un vegetal utilizado en la cocina de República Dominicana y los arenques unos peces secos comestibles, los ingredientes los ofrece en 6 mil 250 pesos, más mil 500 pesos por su trabajo.
Cuando el reportero le dijo que le gustaría regresar otro día, para ir a su casa a conseguir todo lo encargado por el Hermano Lázaro, el curandero insistió en que vaya al banco y traiga el dinero.
"Yo ahorita nada más necesito el dinero, para mandar comprar todos los materiales, ya mañana tú me traes todo lo que te pedí. Vaya y venga que de aquí lo voy a mandar al cementerio".
Aseguró que ellos acaban de llegar y que estarían en Mazatlán por lo menos unos tres años.
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