Despedida y confesión: he visto a la Madre de mi Señor

[Carolina Uribe]

Hola Todos:

Desde hace unos pocos dias entré a esta comunidad pero ya debo despedirme.

Para los que no me conocen les cuento que ni siquiera estoy bautizada pero que lo estaré en la próxima Pascua de resurrección, si Dios no dispone algo distinto.

Mi fe es recien nacida y tengo que cuidarla, alimentarla y abrigarla para que no muera antes de ser grande y fuerte como la de muchos de ustedes.

Como escribí en el foro de apologética muchos hermanos separados me enviaron mensajes privados hablando cosas espantosas de la Iglesia. Y si sigo oyéndolos puedo flaquear y no quiero. Por eso me voy pero cuando tenga bases y una fe más firme pues regresaré.

Pero antes quiero contarles algo muy mio que espero no disguste a nadie. Muchos católicos hablan y hablan sobre Dios pero no lo han sentido ni saben lo grande que es la iglesia. Por eso son cobardes y hiyen con miedo ante los ataques de los protestantes y los masones.

Yo conocí esta grandiosidad antes de saber qué era la iglesia Romana, la única y verdadera.

Mi madre no me bautizó porque era atea y así murió. Nací y crecí sin Dios ni nada que me hablara de él ni de lo que es el alma ni de la salvación.

Pero hace años, mientras dormía, sentí un ruido suave como de tela contra el piso. Cuando abrí los ojos vi mi cuerpo muy desfigurado tendido en la esquina de mi alcoba. Estaba como pudíéndose y no respiraba. Me pellizqué y el dolor me hizo ver que no dormía. De pronto una señora muy bonita llegó de algún lado y empezó a curar muhas heridas y a limpiar la podredumbre. Ella no tenía asco sino que limpiaba y limpiaba.

De pronto todo desaareció y seguí durmiendo como si nada.

Al tiempo me cogió un aguacero sin paraguas lejos de mi casa. Como no tenía plata para coger un taxi me metí en una iglesia que estaba abierta. Creo que la misa acababa de pasar porque era como la una de la tarde y había unas señoras rezando en voz baja. Entré y me senté frente a la mesa que después supe que se llamaba altar. Miré las imágines y me molestó ver que los católicos adoraban objetos inanimados. Pero cuando pensaba en esto me di cuenta de una caja dorada empotrada en la pared con velas a los lados. No sabía qué era pero de pronto la misma señora que vi unas noches antes se puso frente a la caja que después me dijeron que era el sagrario y se volvió muy transparente hasta que se fundió con él. Me dijo que allí estaba su hijo y que si le hablaba él me entendería y me ayudaría. Luego desapareció.

No tyenía a quien preguntarle como podría entender esto. Yo la había cisto y ella me habúa hablado con dulzura y tremenda autoridad. Un dia, volví a ver mi cuerpo destrozado y ella volvió para curarlo. Estaba vestida con ropa muy rica y en su pecho brillaba algo redondo como un sokl diminuto. No me decía nada, pero vendaba las heridas y me acariciaba la frente.

Esto paso muchas veces hasta que un día vi que el cuerpo que ella cuidaba estaba mejor de salud. La cosa brillante en su pecho era cada vez más visible y me daban ganas de tomarla con mis manos y quedármela. Un día me atreví a hablarle y le pregunté qué era eso que brillaba. Ella me pidió que fuera a una iglesia y me dio las indicaciones para llegar.

Al otro día fui y sentía que el corazón se me salía por la boca. La iglesia estaba cerrada pero había una capilla pequeña al lado con algunas bancas. Vi una hostia expuesta al póblico y me senté a mirar. La hostia comenzó a brillar y a desprender rayos muy intensos y ella apareció, de pronto, alrededor de la ------ que se convirtió como en su corazón.

Entonces me dijo que solo allí podría encontrar a su hijo Jesús. Me pidió que buscara la verdad sin temor porque ella me guiaría hasta encontrarla.

Leí la Biblia y como no la entendí empecé a hablar con muchos evangelicos que me decían que me alejara de la iglesia de Roma. También hablé con católicos que me invitaban a amar a Dios y a mis hermanos, a rezar y a sacrificarme por la salvación de otros, pero nunca me hablaron mal de ninguna iglesia, de ninguna persona.

Yo siento que la Iglesia Católica está en el corazón de María y que ella pertenece completamente a Dios. No puedo explicarlo pero es como si la Iglesia y ella fueran la misma persona y como si Dios, por amor a su madre, se uniera íntimamente con la Iglesia hasta hacerla Él mismo.

Aquí he leido y aprendido mucho. Quiero ser católica y darle esta fe a mis niños. Quiero un dia ser santa y llegar hasta el martirio por la fe de la iglesia. Pero con tristeza veo que muchos católicos solo hablan y hablan sin amar mucho. No se sienten más que doctres... y ellos son verdaderos hijos.

Los errores de los miembros no me alejará de la iglesia. Y por eso me retiro hoy dándoles a todos las gracias por su acogida.

La Virgen me ha dicho algunas cosas que tienen que ver con la Iglesia, con los sacerdotes, con la sumisión a la doctrina y con el orgullo de muchos ciegos. Pero no puedo decir nada porque un sacerdote muy santo me lo prohibe. Y yo quiero hacer solo lo que se me diga.

Recemn por la iglesia, por favor. Y por ustedes mismos y sus familias... y especialmente por los sacerdotes. No abandonen al Papa y obedezcan a lo que él les diga.

Adiós
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Carito