SER AMADO POR JESUS LE DA COLOR A TU VIDA

[empierini]

Hace unos días me hicieron una pregunta en un grupo: ¿Quién es Jesús para vos? Ante ella empecé diciendo lo que había ido experimentando de él a lo largo de mi historia, pero en un momento, no se porque, dije que el era lo que “lo daba color a mi vida”.

Cuando lo dije, no le presté mucha atención, pero después me puse a pensar un poco sobre esto. Es cierto que hoy en día mi vida sin él, sin su presencia, sin su persona sería como una película sin color. Cada vez me voy convenciendo más de que Jesús le va dando un “no se que” a mis días, a mis alegrías, a mis problemas. Desde que lo descubrí como alguien que me ama, todo se ve distinto… esto me hace acordar a la sensación de cuando uno se enamora de alguna chica y es correspondido: recuerdo que el primer día que volvía a mi casa ya con una amada en mi corazón todo se veía distinto. Sentía el cantar de los pájaros (incluso en la avenida Corrientes!) todo parecía hermoso, novedoso. Al caminar sentía que flotaba y que todos sonreían a mi alrededor. Percibía en mi interior que ella habitaba en mi corazón y yo en el suyo y eso me daba una gran paz. Me sentía amado.

Eso pasa muchas veces con las relaciones humanas… imagináte lo que puede pasar cuando es Dios mismo el que te ama, y cuando es a Él al que tenés en tu corazón… es como que el mundo te queda chico, pero querés estar en él para comunicar esa alegría.

A esto llamo darle color a la vida: es el descubrir que sos amado por alguien. Que estás anclado en el corazón de Otro y que ése está amándote hagas lo que hagas. Esa paz no te la quita nadie. Como dice San Pablo “Quien podrá apartarnos del amor de Cristo Jesús… en todo vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado”.

No es lo mismo vivir sintiéndose amado por alguien que sintiéndose despreciado por todos. Incluso me animo a decir, que aunque todos te desprecien el amor de uno sólo es capaz de mantenerte en la existencia. Algo de esto le pasó al mismo Jesús en el momento de la cruz. Solo, despreciado, traicionado pero a la vez con una sola certeza (ya tal vez la única en ese momento de dolor): él sabía bien que su Padre lo amaba y que podía confiarse a su voluntad más allá de la oscuridad presente.

Si querés conocer a Jesús, antes de empezar a hacer cualquier cosa es bueno que descubras algo: realmente sos amado por él. No importa lo que hayas hecho, incluso cuando te sentiste la peor porquería el te seguía amando. El pecado no hace que él te deje de amar, lo que produce es que vos mismo te vayas incapacitando a responder a ese amor.

Hoy quiero anunciarte esto: que Jesús te ama, incluso con tus mambos. Y en la medida en que vayas descubriendo esta realidad tu vida se va a ir llenando de color. Ya no vas a vivir en blanco y negro, sino que poco a poco vas a poder escuchar incluso a los pájaros en la avenida Corrientes….
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Emiliano
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