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Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Mayra Novelo
Moderador
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Registrado: 27 Sep 2005
Mensajes: 715
Ubicación: Genova Italia

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 10:44 am    Asunto: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Tercera parte: El perdón

Tema 1 Disculpar y perdonar

Si camino por la calle y de pronto tropiezo, pierdo el equilibrio e involuntariamente arrojo al suelo a una persona, lo que procede es pedir una disculpa. Si la víctima de mi accidente se da cuenta que mi acción ha sido, en efecto, involuntaria, me disculpará, es decir, reconocerá que no fui culpable. En cambio si ese mismo transeúnte, al llegar a su casa, insulta a su esposa, no basta que luego solicite ser disculpado, deberá pedir perdón, porque ha sido culpable de la ofensa cometida.

Se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Disculpar es un acto de justicia, porque la persona que ha ofendido merece que se le reconozca que no es culpable, tiene derecho a la disculpa, mientras que el perdón trasciende la estricta justicia, porque el culpable, no merece el perdón; si se le perdona es por un acto de amor, de misericordia.
No cabe duda que resulta más fácil disculpar que perdonar. Cuando me doy cuenta que alguien no tiene la culpa, no encuentro en mí ninguna resistencia para disculparlo, porque lo natural es reconocer su inculpabilidad. En cambio cuando, cuando descubro que el ofensor es culpable de su acción, de ordinario, surge naturalmente una acción, inspirada por el sentido de justicia, que exige que esa persona cargue con las consecuencias de su acción, que pague el daño cometido. El perdón implica ir en contra de esa primera reacción espontánea, hay que superarlo con la misericordia. Lo que, en cambio, no tiene sentido, porque se trataría de un esfuerzo estéril, es perdonar lo que merece una simple disculpa.

En la vida ordinaria es frecuente que muchas acciones aparentemente ofensivas se interpreten como agresiones culpables, cuando en realidad no lo son, porque carecen de intencionalidad. Por ejemplo en las omisiones involuntarias. Una buena dosis de reflexión, unida a la actitud de ponerse en el lugar del otro, permite comprender con objetividad tales acciones u omisiones, y descubrir que en múltiples casos sólo basta disculpar, porque la persona sólo actuó por error, por ignorancia o por simple distracción.

Otras veces ocurrirá que descubrimos circunstancias atenuantes que pueden reducir el grado de culpabilidad, como el padre de familia que llega a casa cansado, después de un día problemático en el trabajo, y reacciona con mal humor ante la música que están oyendo sus hijos; o la esposa no recibe al marido con todo el afecto que él esperaría, porque está con los nervios de punta, después que ha atendido múltiples asuntos domésticos. También puede suceder que existen circunstancias permanentes, que si se comprenden simplifican considerablemente el problema del perdón, por ejemplo los padres que reconocen las etapas que viven sus hijos y no se sorprenden por reacciones ofensivas, y no pierden el tiempo lamentándose por la ofensa del hijo y sí emplean el tiempo en formarlo.

No se trata de cerrar los ojos a la realidad, hay que distinguir con la mayor precisión lo que es disculpable y lo que si necesita ser perdonado. Debemos esforzarnos por mirar realista y objetivamente a los demás, que no consiste en juzgarlos y mirarlos como enemigos potenciales, sino en mirarlos con amor.


Misericordia y perdón

En el antiguo testamento prevalecía la ley del Talión, inspirada en la estricta justicia. “ojo por ojo, diente por diente”. Jesucristo viene a perfeccionar la antigua ley e introduce una modificación fundamental que consiste en vincular la justicia a la misericordia, más aún en subordinar la justicia al amor, lo cual resulta tremendamente revolucionario. A partir de Jesucristo, las ofensas recibidas deberán perdonarse, porque el perdón forma parte esencial del amor. “El perdón es una feseta del amor”.
La misericordia que Jesús practica y exige a los suyos, choca, no solo, con el sentir de su época, sino con el de todos los tiempos: “han oído ustedes que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian” (Mt 5, 43-44). “Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica” (Lc 6, 28-29). Estas exigencias del amor superan la natural capacidad humana, por eso Jesús invita a los suyos a una meta que no tiene límites, porque sólo desde ahí podrán lo que se les está pidiendo: “Sean misericordiosos, como su padre es misericordioso” (Lc 6, 36). Para este ideal tenemos que contar con la ayuda de Dios.

Qué es perdonar

A Diferencia del resentimiento producido por ciertas ofensas, el perdón no es un sentimiento. Perdonar no equivale a dejar de sentir
Hay quienes consideran que están incapacitados para perdonar ciertos agravios porque no pueden dejar de sentir sus efectos, no pueden dejar de experimentar la herida, ni el odio, ni el afán de venganza. La incapacidad para dejar de sentir el resentimiento, en el nivel emocional, puede ser, efectivamente insuperable, al menos a corto plazo. Sin embargo si se comprende que el perdón se sitúa en un nivel distinto al del resentimiento, esto es, en el nivel de la voluntad, se descubrirá el camino que apunta a la solución.

El empleado que ha sido despedido injustamente de la empresa, el conyugue que ha sufrido la infidelidad de su pareja, o los padres que han padecido el secuestro de un hijo, pueden decidir perdonar, a pesar del sentimiento adverso que necesariamente están experimentando, porque el perdón es un acto volitivo, es decir, de la voluntad y no un acto emocional. Entender esta diferencia entre, entre sentir una emoción y tomar una decisión, es ya un paso importante para clarificar un problema. Muchas veces en la vida tenemos que actuar en sentido inverso a la dirección que marcan nuestros sentimientos, y de hecho lo hacemos porque nuestra voluntad se sobrepone a nuestras emociones. Por ejemplo cuando sentimos desanimo por algún fracaso que hemos tenido en la realización de alguna tarea, y en lugar de abandonarla, nos sobreponemos y seguimos adelante hasta concluir; cuando alguien nos ha molestado y sentimos el impulso de agredirlo, pero decidimos controlarnos y ser pacientes; cuando experimentamos la inclinación hacia la pereza y, sin embargo, optamos por trabajar. En todos estos casos se manifiesta la capacidad de la voluntad para dominar los sentimientos. Lo mismo ocurre cuando perdonamos, a pesar de que emocionalmente nos encontremos inclinados a no hacerlo.

El perdón es un acto de voluntad porque consiste en una decisión. ¿Cuál es el contenido de esta decisión? ¿Qué es lo que decido cuando perdono? Al perdonar opto por cancelar la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al ofenderme, y por lo tanto, lo libero en cuanto deudor. No se trata, evidentemente, de suprimir la ofensa cometida, de eliminarla y hacer como que nunca haya existido, porque carecemos de ese poder. Sólo Dios puede borrar la acción ofensiva y hacer que el ofensor vuelva la situación en que se encontraba antes de cometerla. Pero nosotros cuando perdonamos realmente, desearíamos que el otro quedara completamente eximido de la mala acción que cometió. Por eso, “perdonar implica pedir a Dios que perdone, pues sólo así la ofensa es aniquilada”.

Un palpable ejemplo de este tipo de perdón es el de Dios que siempre está dispuesto a cancelar toda deuda, a olvidar y a renovar. Nos serviremos de la siguiente meditación del padre Juan Ferrán, para sacar las conclusiones de este tema.

Encontramos este relato en Lc 7, 36-50.

Es un relato maravilloso en todo su desarrollo. Comienza la historia con la invitación de un fariseo a comer en su casa. En la misma ciudad había una mujer pecadora pública. Al saber que Jesús estaba allí, cogió un frasco de alabastro de perfume, entró en la casa, se puso a los pies de Jesús a llorar, mojando sus pies con sus lágrimas y secándoselos con sus cabellos, ungió los pies de Cristo con el perfume y los besó. El fariseo, entretanto, ponía en duda a Cristo. Pero Jesús, que leía su pensamiento, le propuso una parábola sobre un acreedor que tenía dos deudores y a ambos perdonó. Se aprovechó de aquella parábola para salir en defensa de aquella mujer comparando su actitud con la de él: la de ella llena de amor y arrepentimiento; la de él llena de soberbia y vanidad. Tras ello, hace una afirmación que parece la absolución tras una excelente confesión: “Le quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor”, dice dirigiéndose al fariseo, llamado Simón. Y a la mujer: “Tus pecados quedan perdonados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz”. Los comensales volvieron a juzgar a Jesús: “Quién es éste que hasta perdona los pecados?”.

Siempre que se mete uno a fondo en la propia vida y comprueba lo lejos de Dios que se encuentra y ve cómo el pecado grave o menos grave nos domina, se puede sentir la tentación del desaliento y de la desesperación. Del desaliento en cuanto a sentirse uno incapaz de superar las propias limitaciones. De desesperación en cuanto a pensar que no se es digno del perdón misericordioso de Dios. En estos momentos de los ejercicios, tras haber reflexionado sobre el pecado, podemos sentirnos desalentados o desesperados. Por ello, es muy importante sin frivolidad y sin infantilismos, -porque a veces se toma a Dios así-, echarnos en brazos de la misericordia divina.

Dios siempre está dispuesto a perdonar, a olvidar, a renovar. Ahí tenemos la parábola del hijo pródigo en la que un padre espera con ansia la vuelta de su hijo que se ha ido voluntariamente de su casa. Dios siempre nos espera; siempre aguarda nuestro retorno; nada es demasiado grande para su misericordia. Nunca debemos permitir que la desconfianza en Dios tome prisionero nuestro corazón, pues entonces habríamos matado en nosotros toda esperanza de conversión y de salvación. La misericordia del Señor es eterna. En el libro del Profeta Oseas leemos frases que nos descubren esa ternura de Dios hacia nosotros: “Cuando Israel era niño, yo le amé... Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí... Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla...” (11, 1-4).

Frecuentemente una de las acciones más específicas del demonio es desalentarnos y desesperarnos. “Ya no tienes remedio. Ya es demasiado lo que has hecho”. Y muchos de nosotros nos dejamos llevar por esos sentimientos que nos quitan no sólo la paz, sino la fuerza para luchar por ser mejores. Dios, en cambio, siempre nos espera, porque nos ama, porque no se resigna a perder lo que su Amor ha creado. “Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión” (Os 2,21). Qué nunca el temor al perdón de Dios nos aparte de volver a El una y otra vez! Hasta el último día de nuestra vida nos estará esperando.

La misericordia de Dios, sin embargo, no se puede tomar a broma. Ella nace en el conocimiento que Dios tiene de nuestra fragilidad, de nuestra pequeñez, de nuestra condición humana, y, sobre todo, del amor que nos profesa, pues “El quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. La misericordia divina no puede, en cambio, ser el tópico al que recurrimos frecuentemente para justificar sin más una conducta poco acorde con nuestra realidad de cristianos y de seres humanos, o para permitirnos atentar contra la paciencia divina por medio de nuestra presunción.

A espaldas de la pecadora sólo hay una realidad: el pecado. En su horizonte sólo una promesa: la tristeza, la desesperación, el vacío. Pero en su presente se hace realidad Cristo, el rostro humano de Dios. Ella nos va enseñar cómo actúa Dios cuando el ser humano se le presta.

La mujer reconoce ante todo que es una pecadora. Esas lágrimas que derrama son realmente sinceras y demuestran todo el dolor que aquella mujer experimentaba tras una vida de pecado, alejada de Dios, vacía. Hay lágrimas físicas y también morales. Todas valen para reconocer que nos duele ofender a Dios, vivir alejados de Él. A ella no le importaba el comentario de los demás. Quería resarcir su vida, y había encontrado en aquel hombre la posibilidad de la vuelta a un Dios de amor, de perdón, de misericordia. Por eso está ahí, haciendo lo más difícil: reconocerse infeliz y necesitada de perdón.

Cristo, que lee el pensamiento, como lo demostró al hablar con Simón el fariseo, toca en el corazón de aquella mujer todo el dolor de sus pecados por un lado, y todo el amor que quiere salir de ella, por otro. Todo está así preparado para el re-encuentro con Dios. Se pone decididamente de su parte. Reconoce que ella ha pecado mucho (debía quinientos denarios). Pero también afirma que el amor es mucho mayor el mismo pecado. “Le quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor”. Se realiza así aquella promesa divina: “Dónde abundó el pecado, sobreabundó la misericordia”. El corazón de aquella mujer queda trasformado por el amor de Dios. Es una criatura nueva, salvada, limpia, pura.

La misericordia divina le impone un camino: “Vete en paz”. Es algo así como: “Abandona ese camino de desesperación, de tristeza, de sufrimiento”. Coge ese otro derrotero de la alegría, de la ilusión, de la paz que sólo encontrarás en la casa de tu Padre Dios. No sabemos nada de esta pecadora anónima. No sabemos si siguió a Cristo dentro del grupo de las mujeres o qué fue de ella. Pero estamos seguros de que a partir de aquel día su vida cambio definitivamente. También a ella la salvó aquella misericordia que salvó a la adúltera, a Pedro, a Zaqueo, y a tantos más.

En nuestra vida de cristianos, y muy especialmente en la vida de la mujer, tan sensible a la falta de amor, tan proclive al desaliento, tan inclinada a sufrir la ingratitud de los demás, es muy fácil comprender lo que le dolemos a Dios cuando nos apartamos de su amor y de su bondad. Por ello, abrámonos a la Misericordia divina para reforzar nuestra decisión de nunca pecar, de nunca abandonar la casa del Padre, de nunca intentar probar ese camino de tristeza y de dolor que es el pecado.

La constatación de nuestras miserias, a veces reiteradas, nunca deben convertirse en desconfianza hacia Dios. Más aún, nuestras miserias deben convencernos de que la victoria sobre las mismas no es obra fundamentalmente nuestra sino de la gracia divina. Sólo no podemos. Es a Dios a quien debemos pedirle que nos salve, que nos cure, que nos redima. Si Dios no hace crecer la planta es inútil todo esfuerzo humano. Somos hijos del pecado desde nuestra juventud. Sólo Dios pude salvarnos.

Junto a esta esperanza de salvación de parte de Dios, la Misericordia divina exige nuestro esfuerzo para no ser fáciles en este alejarnos con frecuencia de la casa del Padre. Hay que luchar incansablemente para vivir siempre ahí, para estar siempre con Él, para defender por todos los medios la amistad con Dios. El pecado habitual o el vivir habitualmente en pecado no puede ser algo normal en nosotros, y menos el pensar que al fin y al cabo como Dios es tan bueno... Estaremos siempre en condiciones o en posibilidades de invocar el perdón y la misericordia divina?

No olvidemos que como la pecadora siempre tenemos la gran baza y ayuda de la confesión. Ella hizo una confesión pública de sus pecados, manifestó su profundo arrepentimiento, demostró su propósito de enmienda. Al final Cristo la absolvió. La confesión es fundamental para el perdón de los pecados. Más aún, es necesaria la confesión frecuente, humilde, confiada. Como otras muchas cosas, sólo a Dios se le ha podido ocurrir este sacramento de la misericordia y del perdón. No acercarse a la confesión con frecuencia es una temeridad. Tenemos demasiado fácil el regreso a Dios.


Cuestionario práctico

El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta nuestra vida con las exigencias objetivas de la vocación cristiana, haciéndonos conocer las desviaciones o avances positivos, así como la raíz más profunda de sus causas. Nos ayuda también a suscitar dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósito de superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuando reconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el cristiano es un soldado de Jesucristo que con frecuencia debe limpiar, afilar y ajustar la armadura según lo recomienda San Pablo: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder, revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistir contra las asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os mantengáis firmes” (Ef.6. 10-13)

El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un gran medio para alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la coherencia de vida y el progreso por el camino del bien. Nos hace sensibles al pecado y nos ayuda a superar las tentaciones, pruebas y contrariedades.
A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propia vida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

(Las respuestas NO se publican en los foros, es de uso personal)


¿Soy caritativo en mis pensamientos hacia los demás? ¿Se disculpar los fallos y errores? ¿o me he formado ya la costumbre de mirar todo con ojos justicieros e interpretar su forma de actuar?

¿He desechado ya de mi vida todo rencor? ¿Toda envidia? ¿Celos?

¿Deseo de venganza? ¿Habita en mí el perdón y la misericordia?

¿Oro por los demás especialmente aquellos que me han hecho del mal?

¿Cuándo perdono verdaderamente cancelo la deuda que la otra persona ha contraído hacia mi independientemente si me pide o no este perdón?




Participación en el foro

Comparte tus conclusiones de esta sesión en los foros del curso (Sí se publica en los foros)

Preguntas que pueden servirte para estructurar tus conclusiones

¿Qué me ha parecido el tema?
¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
Algún comentario particular…



Para escuchar esta sesión del curso

http://www.podcast.catholic.net/regnum/curso_perdon/7disculpar_y_perdonar.mp3


En Semillas para la Vida
http://www.semillasparalavida.catolicas.info/Educar-para-el-Perd%F3n.php

Para consultar sesiones anteriores

http://es.catholic.net/educadorescatolicos/753/3095/


Para hacer consultas personales a los tutores del curso

P. Llucià Pou Sabaté
llucia.pou@gmail.com
Dr. en teología moral

P. Pedro Mereu SDB
gpmereu@etapanet.net
Acompañamiento espiritual.

Esteban Noguer Gelma
capyf@telefonica.net
Especialidad: Educación en las virtudes

Salvador Casadevall
salvadorcasadevall@yahoo.com.ar
Especialidad: Espiritualidad conyugal, etapas del matrimonio, perdón, solidaridad y educación de los hijos.

Pastor Alberto López Ortega
palopez@ucm.edu.co
Especialidad: Educación personalizada en las Universidades




Si tienes cualquier duda de cómo entrar en el foro, dudas de cómo participar, etc. puedes consultar a
alianzas@catholic.net
Mayra Novelo de Bardo moderadora del curso.
_________________
“Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Dios mío infinitamente amable, y prefiero morir amándote a vivir sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente... ”
(Cura de Ars)
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Totús
Esporádico


Registrado: 25 Ene 2009
Mensajes: 43
Ubicación: San José, Costa Rica

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 2:17 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Disculpar y perdonar

¿Qué me ha parecido el tema?
Bien, no conocía la diferencia e implicaciones del disculpar y perdonar, este asunto ha sido del todo novedoso e iluminador.
Ahora me resulta más sencillo saber a qué de lo que me han hecho corresponde una disculpa y a qué, corresponde perdón y que al final, ya sea disculpa o perdón, son actos del entendimiento y de la voluntad.

¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
El acto de elegir cancelar la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al ofenderme, es una opción de libertad que realizo desde mi voluntad.
Desear tener la voluntad de perdonar habría de ser un deseo que se persigue con la misma vehemencia como se desea o procura la buena salud.
Pero bien, sabemos que el enfermo no sana si no toma sus medicinas y si no tiene confianza en el tratamiento que el médico le señala; de la misma manera, los aliados para el perdón son recursos a nuestra disposición para sanar las heridas del alma y de la psique, pero también hemos de estar conscientes en no perder la confianza en el auxilio divino o restaurarla en el caso en que se haya visto deteriorada.

Algún comentario particular…
Es maravilloso y mueve a profunda gratitud caer en la cuenta de (o volverlo a ver con claridad) cuántos recursos ha puesto Dios a disposición de nosotros sus hijos para atraernos hacia si. Bendito sea Dios!
_________________
«Si tú me dices: muéstrame a tu Dios; yo te diré a mi vez: muéstrame tú a al hombre que hay en ti y yo te mostraré a mi Dios. Muéstrame, por tanto, si los ojos de tu mente ven y si oyen los oídos de tu corazón»
S. Teófilo de Antioquía
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Totús
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Registrado: 25 Ene 2009
Mensajes: 43
Ubicación: San José, Costa Rica

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 2:19 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Disculpar y perdonar

¿Qué me ha parecido el tema?
Bien, no conocía la diferencia e implicaciones del disculpar y perdonar, este asunto ha sido del todo novedoso e iluminador.
Ahora me resulta más sencillo saber a qué de lo que me han hecho corresponde una disculpa y a qué, corresponde perdón y que al final, ya sea disculpa o perdón, son actos del entendimiento y de la voluntad.

¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
El acto de elegir cancelar la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al ofenderme, es una opción de libertad que realizo desde mi voluntad.
Desear tener la voluntad de perdonar habría de ser un deseo que se persigue con la misma vehemencia como se desea o procura la buena salud.
Pero bien, sabemos que el enfermo no sana si no toma sus medicinas y si no tiene confianza en el tratamiento que el médico le señala; de la misma manera, los aliados para el perdón son recursos a nuestra disposición para sanar las heridas del alma y de la psique, pero también hemos de estar conscientes en no perder la confianza en el auxilio divino o restaurarla en el caso en que se haya visto deteriorada.

Algún comentario particular…
Es maravilloso y mueve a profunda gratitud caer en la cuenta de (o volverlo a ver con claridad) cuántos recursos ha puesto Dios a disposición de nosotros sus hijos para atraernos hacia si. Bendito sea Dios!
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«Si tú me dices: muéstrame a tu Dios; yo te diré a mi vez: muéstrame tú a al hombre que hay en ti y yo te mostraré a mi Dios. Muéstrame, por tanto, si los ojos de tu mente ven y si oyen los oídos de tu corazón»
S. Teófilo de Antioquía
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EBEJR
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Registrado: 19 Ene 2009
Mensajes: 20

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 5:10 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Hola:

En esta participacón en el foro quiero resaltar la importancia que ha tenido para mí el conocer la diferencia entre perdonar y disculpar, que importante es distinguir entre estos dos significados para así detectar si lo que creo o percibo como ofensa o mala conducta de los demás hacia mí merece un perdón o una disculpa, estoy casi seguro que la mayoría de las veces será una disculpa y finalmente, por otro lado, tratar en lo más posible que mis actos hacia los demás merezcan una disculpa y no un perdón, por que la disculpa es por un acto involuntario y el perdón es por un acto voluntario, porque quise hacer daño al prójimo.
En resumen, distinguir entre disculpa y perdón, desde lo que yo hago y lo que percibo que me hacen.
Es de vital importancia pedir a Dios y a la Vírgen que con su infinita Misericordia nos ayuden a disculpar y perdonar para poder obtener el perdón de Él, nunca querer utilizar la Misericordia Divina para justificar malas acciones y tener siempre presente que perdonar es una fase del amor.

Un millón de gracias.

Eloy Wink
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MA.TERESA MARQUEZ CEDILLO
Nuevo


Registrado: 04 Feb 2009
Mensajes: 10
Ubicación: Estado de México

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 5:11 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Tener la posibilidad de decisión de perdonar o no como se explica en este tema, me libera de cerrarme a una muy trillada frase de “que no puedo perdonar”, muchas veces he sentido la impotencia de poder llegar a perdonar a alguien y me he dicho que no puedo, pero al leer el tema meda la oportunidad para hacerlo y que no me había imaginado que esa decisión , únicamente depende de mí, y de la fuerza que el amor que le tengo a Dios me lo permita.
Ademas la frase
“perdonar implica pedir a Dios que perdone, pues sólo así la ofensa es aniquilada”. me hece pensar que no estoy sola y que como siempre Dios esta conmigo.

Gracias Señor porque hoy me has hablado y me das la mano para ser mejor y dar gloria a ti.



Tere
_________________
Me interesa mucho estar en el curso "Educar para el perdón"
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MariluGA
Nuevo


Registrado: 12 Dic 2008
Mensajes: 13

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 6:26 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

¿Qué me ha parecido el tema?
Este tema me agrado mucho; ahora entiendo claramente la diferencia entre disculpar (acciones realizadas sin querer) y el perdonar (cuando la acción se ha cometido por falta de amor al prójimo).

¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
Para tener una vida plena de la única forma que puede conseguirse es viviendo en paz, la paz sólo emana de Dios, por lo que al poner en sus manos a todos aquellos que de una o otra manera nos han ofendido, lograremos que Dios mismo intervenga y así se logre la paz.

Algún comentario particular…
Este tema me dejo un sentimiento sumamente grato, todos me han parecido muy buenos, pero este en especial me hizo sentir feliz, ya que pude reflexionar sentimientos, pensamientos y la voluntad, la cual es de suma importancia educarla para quien desee verdaderamente agradar al Buen Dios.
Very Happy
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SERGIO SANCHEZ
Esporádico


Registrado: 19 Nov 2008
Mensajes: 35

MensajePublicado: Mar Mar 03, 2009 10:52 pm    Asunto: TEMA 7
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

CREO QUE EN LA MAYORIA DE NOSOTROS COMO PERSONAS TENEMOS AQUELLLO DE PEDIR PERDON SIEMPRE Y NUNCA HACEMOS LA DIFERENCIA ENTRE PERDONAR Y DISCULPAR, Y MUCHAS VECES DECIMOS PERDON A DIOS.

CREO QUE UNA DE LAS SITUACIONES QUE VIVIMOS EN NUESTRO VIDA ES QUE NO SABEMOS PERDONAR QUE SE NOS HACE MUY DIFICIL PEDIR PERDON Y DEJAMOS QUE LAS COSAS SE VAYAN HACIENDO CADA DIA MAS GRANDES, EL PERDONAR MUCHAS DE LAS VECES HACE LOS LAZOS MAS FUERTES ENTRE LAS PARTES QUE SON AGRAVIADAS
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Monica L. Moreno y G.
Asiduo


Registrado: 18 Feb 2007
Mensajes: 194
Ubicación: Mexico D.F.

MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 2:47 am    Asunto: Comentario Respuesta
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

El tema me parece muy bien.

Leí una vez en “El Poema del Hombre – Dios”, de María Valtorta, una frase que me ha dado mucho que meditar.

- “Te hice daño no era mi intento…. Perdóname”.

- “No amigo. Lo hiciste sin malicia y no hace mal”.

“Lo que se hace sin intención no tiene porque lastimar”

En el tema se hace notar muy bien, lo que es realmente la intención. Y esto nos da mucho que meditar.

Creo que es muy importante pedir siempre el “Don divino de perdonar y olvidar” Humanamente no lo podemos lograr, pero si dejamos a Dios hacerlo, el nos puede dar la gracia para realmente perdonar y olvidar.

Como niños que tiran siempre la ------, por no medir su distancia, siempre disculpamos.

Como “Perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos al que nos ofende” que tanto rezamos en el Padre Nuestro. El perdonar como pedir ser perdonados se necesita la ayuda de la gracia y las virtudes, que obtenemos siendo siempre humildes.
_________________
¡En la Voluntad de Dios!
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Diana Edith Araujo Gámez
Nuevo


Registrado: 02 Oct 2007
Mensajes: 16
Ubicación: Monterrey, NL México

MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 2:39 pm    Asunto: Tema 7
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Coincido con las respuestas de mis compañeros
El tema me ha dado mucha luz ya que me ha aclarado la diferencia entre perdonar y disculpar. Comúnmnete se utilizan estos términos como sinónimos y no lo son.
También he comprendido como la voluntad es muy importante en la cuestión de perdonar y es que si encontramos el bien que produce el perdonar la voluntad se mueve entonces en automático, aunque a veces cuesta un poco.
A mi me ha servido mucho el exámen de conciencia de cada día para tratar de quitar de mí los resentemientos y decidir perdonar.
saludos
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Luly
Asiduo


Registrado: 08 Mar 2006
Mensajes: 100

MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 4:02 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Qué importante es entender perfectamente le significado no solo de las palabras sino de los sentimientos , tenia una idea de lo que es el perdon, resentimiento etc. pero todos se conjugaban y siempre sentia algo de rencor, la lucha es muy grande pero viviendo de la forma como lo explica va quedando más claro hasta donde hay que olvidar, hasta donde hay que perdonar, dice una canción si judas mintio besando y Dios perdono llorando que puedo guardar en mi alma..... con todo esto sigo luchando con mas ahinco y espero pueda ver al projimo con ojos mas caritativos, GRACIAS por enseñarnos a ser mejores. Very Happy Very Happy
_________________
Lourdes Reyes
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luzmagpe
Esporádico


Registrado: 11 Feb 2008
Mensajes: 57

MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 4:09 pm    Asunto: Tema 7
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Participación en el foro

¿Qué me ha parecido el tema?
Me pareció enriquecedor, es importante aclarar las ideas. La diferencia entre disculpa y perdón me resultó muy entendible. También percibí la diferencia entre el desaliento y la desesperanza.

¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
El ubicar el perdón como acto volitivo, porque a veces es agotador el esfuerzo que se hace por tratar de cambiar las emociones, ahora pienso que lo más importante es tomar la decisión aunque las emociones tarden en cambiar.

Algún comentario particular…
En el mundo actual se ve mucho desaliento y desesperanza, pienso que nuestra obligación como católicos, es mostrar una actitud contraria, para contrarrestar la postura pesimista, con la ayuda de Dios.
_________________
Dios bendiga a todos.
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belladela
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Registrado: 13 Jun 2008
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MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 5:01 pm    Asunto: DISCULPAR Y PERDONAR
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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EL TEMA ME HA PARECIDO MUY BUENO YA Q ME LLEVA A ACLARAR LA DIFERENCIA ENTRE DISCULPA Y PERDON Y TAMBIEN A SABER Q RECONOCER MI PEQUEÑEZ ANTE DIOS Y LOS DEMAS Y DE LOS ERRORES QUE HE COMETIDO, ANTE UN CORAZON LLENO DE MISERICORDIA Y AMOR PUES SANARIA LAS DEUDAS SIN PERDONAR Q TENGO.


MUCHAS GRACIAS PORE ESTE ESFUERZO SON EXCELENTES LOS RECURSOS AQUI PUBLICADOS DIOS LOS BENDIGA MUCHOO
_________________
DIOS NOS CONCEDA LA SABIDURIA..DTB DELAINE
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jguerras100
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MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 5:40 pm    Asunto: Re: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Definitivamente es importante conocer todo esto porque evita muchos malestares pero tambien nos lleva a reconocer que Dios es buenisimo porque nos perdona sin pedir nada a cambio, su justicia es misericordia y amor y tendremos que aprender a perdonar cada dia asi como el nos perdona.
Y siempre recordar que nadie esta exento de caer en culpas y errores por lo cual cada vez que juzgamos duramente debemos entender que así nosotros tambien seremos juzgados pero lo mas interesante es saber que Dios nos da su perdón y nos pide que hagamos lo mismo para ser libres del mal.
Paz y Bien
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Emilia Arvizu
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MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 7:00 pm    Asunto: Re: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Que Dios los bendiga a todos!!!!!!!

El tema me ha dado mucha luz. Conocer la difreencia entre disculpar y perdonar me ha abierto muchas posibilidades.

Qué importante es darnos cuenta de que el amor de Dios es infinito y perfecto pues nos perdona de corazón nuestras culpas aún cuando lo hayamos ofendido gravememente. Su misericordia es tal que no podemos quedarnos con los brazos cruzados y no hacer nada por cambiar lo malo que hay en nuestro corazón.

Al perdonar a nuestros hermanos, le estamos retribuyendo al Señor un poquito de lo que nos ha dado.













Mayra Novelo escribió:
Tercera parte: El perdón

Tema 1 Disculpar y perdonar

Si camino por la calle y de pronto tropiezo, pierdo el equilibrio e involuntariamente arrojo al suelo a una persona, lo que procede es pedir una disculpa. Si la víctima de mi accidente se da cuenta que mi acción ha sido, en efecto, involuntaria, me disculpará, es decir, reconocerá que no fui culpable. En cambio si ese mismo transeúnte, al llegar a su casa, insulta a su esposa, no basta que luego solicite ser disculpado, deberá pedir perdón, porque ha sido culpable de la ofensa cometida.

Se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Disculpar es un acto de justicia, porque la persona que ha ofendido merece que se le reconozca que no es culpable, tiene derecho a la disculpa, mientras que el perdón trasciende la estricta justicia, porque el culpable, no merece el perdón; si se le perdona es por un acto de amor, de misericordia.
No cabe duda que resulta más fácil disculpar que perdonar. Cuando me doy cuenta que alguien no tiene la culpa, no encuentro en mí ninguna resistencia para disculparlo, porque lo natural es reconocer su inculpabilidad. En cambio cuando, cuando descubro que el ofensor es culpable de su acción, de ordinario, surge naturalmente una acción, inspirada por el sentido de justicia, que exige que esa persona cargue con las consecuencias de su acción, que pague el daño cometido. El perdón implica ir en contra de esa primera reacción espontánea, hay que superarlo con la misericordia. Lo que, en cambio, no tiene sentido, porque se trataría de un esfuerzo estéril, es perdonar lo que merece una simple disculpa.

En la vida ordinaria es frecuente que muchas acciones aparentemente ofensivas se interpreten como agresiones culpables, cuando en realidad no lo son, porque carecen de intencionalidad. Por ejemplo en las omisiones involuntarias. Una buena dosis de reflexión, unida a la actitud de ponerse en el lugar del otro, permite comprender con objetividad tales acciones u omisiones, y descubrir que en múltiples casos sólo basta disculpar, porque la persona sólo actuó por error, por ignorancia o por simple distracción.

Otras veces ocurrirá que descubrimos circunstancias atenuantes que pueden reducir el grado de culpabilidad, como el padre de familia que llega a casa cansado, después de un día problemático en el trabajo, y reacciona con mal humor ante la música que están oyendo sus hijos; o la esposa no recibe al marido con todo el afecto que él esperaría, porque está con los nervios de punta, después que ha atendido múltiples asuntos domésticos. También puede suceder que existen circunstancias permanentes, que si se comprenden simplifican considerablemente el problema del perdón, por ejemplo los padres que reconocen las etapas que viven sus hijos y no se sorprenden por reacciones ofensivas, y no pierden el tiempo lamentándose por la ofensa del hijo y sí emplean el tiempo en formarlo.

No se trata de cerrar los ojos a la realidad, hay que distinguir con la mayor precisión lo que es disculpable y lo que si necesita ser perdonado. Debemos esforzarnos por mirar realista y objetivamente a los demás, que no consiste en juzgarlos y mirarlos como enemigos potenciales, sino en mirarlos con amor.


Misericordia y perdón

En el antiguo testamento prevalecía la ley del Talión, inspirada en la estricta justicia. “ojo por ojo, diente por diente”. Jesucristo viene a perfeccionar la antigua ley e introduce una modificación fundamental que consiste en vincular la justicia a la misericordia, más aún en subordinar la justicia al amor, lo cual resulta tremendamente revolucionario. A partir de Jesucristo, las ofensas recibidas deberán perdonarse, porque el perdón forma parte esencial del amor. “El perdón es una feseta del amor”.
La misericordia que Jesús practica y exige a los suyos, choca, no solo, con el sentir de su época, sino con el de todos los tiempos: “han oído ustedes que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian” (Mt 5, 43-44). “Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica” (Lc 6, 28-29). Estas exigencias del amor superan la natural capacidad humana, por eso Jesús invita a los suyos a una meta que no tiene límites, porque sólo desde ahí podrán lo que se les está pidiendo: “Sean misericordiosos, como su padre es misericordioso” (Lc 6, 36). Para este ideal tenemos que contar con la ayuda de Dios.

Qué es perdonar

A Diferencia del resentimiento producido por ciertas ofensas, el perdón no es un sentimiento. Perdonar no equivale a dejar de sentir
Hay quienes consideran que están incapacitados para perdonar ciertos agravios porque no pueden dejar de sentir sus efectos, no pueden dejar de experimentar la herida, ni el odio, ni el afán de venganza. La incapacidad para dejar de sentir el resentimiento, en el nivel emocional, puede ser, efectivamente insuperable, al menos a corto plazo. Sin embargo si se comprende que el perdón se sitúa en un nivel distinto al del resentimiento, esto es, en el nivel de la voluntad, se descubrirá el camino que apunta a la solución.

El empleado que ha sido despedido injustamente de la empresa, el conyugue que ha sufrido la infidelidad de su pareja, o los padres que han padecido el secuestro de un hijo, pueden decidir perdonar, a pesar del sentimiento adverso que necesariamente están experimentando, porque el perdón es un acto volitivo, es decir, de la voluntad y no un acto emocional. Entender esta diferencia entre, entre sentir una emoción y tomar una decisión, es ya un paso importante para clarificar un problema. Muchas veces en la vida tenemos que actuar en sentido inverso a la dirección que marcan nuestros sentimientos, y de hecho lo hacemos porque nuestra voluntad se sobrepone a nuestras emociones. Por ejemplo cuando sentimos desanimo por algún fracaso que hemos tenido en la realización de alguna tarea, y en lugar de abandonarla, nos sobreponemos y seguimos adelante hasta concluir; cuando alguien nos ha molestado y sentimos el impulso de agredirlo, pero decidimos controlarnos y ser pacientes; cuando experimentamos la inclinación hacia la pereza y, sin embargo, optamos por trabajar. En todos estos casos se manifiesta la capacidad de la voluntad para dominar los sentimientos. Lo mismo ocurre cuando perdonamos, a pesar de que emocionalmente nos encontremos inclinados a no hacerlo.

El perdón es un acto de voluntad porque consiste en una decisión. ¿Cuál es el contenido de esta decisión? ¿Qué es lo que decido cuando perdono? Al perdonar opto por cancelar la deuda moral que el otro ha contraído conmigo al ofenderme, y por lo tanto, lo libero en cuanto deudor. No se trata, evidentemente, de suprimir la ofensa cometida, de eliminarla y hacer como que nunca haya existido, porque carecemos de ese poder. Sólo Dios puede borrar la acción ofensiva y hacer que el ofensor vuelva la situación en que se encontraba antes de cometerla. Pero nosotros cuando perdonamos realmente, desearíamos que el otro quedara completamente eximido de la mala acción que cometió. Por eso, “perdonar implica pedir a Dios que perdone, pues sólo así la ofensa es aniquilada”.

Un palpable ejemplo de este tipo de perdón es el de Dios que siempre está dispuesto a cancelar toda deuda, a olvidar y a renovar. Nos serviremos de la siguiente meditación del padre Juan Ferrán, para sacar las conclusiones de este tema.

Encontramos este relato en Lc 7, 36-50.

Es un relato maravilloso en todo su desarrollo. Comienza la historia con la invitación de un fariseo a comer en su casa. En la misma ciudad había una mujer pecadora pública. Al saber que Jesús estaba allí, cogió un frasco de alabastro de perfume, entró en la casa, se puso a los pies de Jesús a llorar, mojando sus pies con sus lágrimas y secándoselos con sus cabellos, ungió los pies de Cristo con el perfume y los besó. El fariseo, entretanto, ponía en duda a Cristo. Pero Jesús, que leía su pensamiento, le propuso una parábola sobre un acreedor que tenía dos deudores y a ambos perdonó. Se aprovechó de aquella parábola para salir en defensa de aquella mujer comparando su actitud con la de él: la de ella llena de amor y arrepentimiento; la de él llena de soberbia y vanidad. Tras ello, hace una afirmación que parece la absolución tras una excelente confesión: “Le quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor”, dice dirigiéndose al fariseo, llamado Simón. Y a la mujer: “Tus pecados quedan perdonados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz”. Los comensales volvieron a juzgar a Jesús: “Quién es éste que hasta perdona los pecados?”.

Siempre que se mete uno a fondo en la propia vida y comprueba lo lejos de Dios que se encuentra y ve cómo el pecado grave o menos grave nos domina, se puede sentir la tentación del desaliento y de la desesperación. Del desaliento en cuanto a sentirse uno incapaz de superar las propias limitaciones. De desesperación en cuanto a pensar que no se es digno del perdón misericordioso de Dios. En estos momentos de los ejercicios, tras haber reflexionado sobre el pecado, podemos sentirnos desalentados o desesperados. Por ello, es muy importante sin frivolidad y sin infantilismos, -porque a veces se toma a Dios así-, echarnos en brazos de la misericordia divina.

Dios siempre está dispuesto a perdonar, a olvidar, a renovar. Ahí tenemos la parábola del hijo pródigo en la que un padre espera con ansia la vuelta de su hijo que se ha ido voluntariamente de su casa. Dios siempre nos espera; siempre aguarda nuestro retorno; nada es demasiado grande para su misericordia. Nunca debemos permitir que la desconfianza en Dios tome prisionero nuestro corazón, pues entonces habríamos matado en nosotros toda esperanza de conversión y de salvación. La misericordia del Señor es eterna. En el libro del Profeta Oseas leemos frases que nos descubren esa ternura de Dios hacia nosotros: “Cuando Israel era niño, yo le amé... Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí... Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla...” (11, 1-4).

Frecuentemente una de las acciones más específicas del demonio es desalentarnos y desesperarnos. “Ya no tienes remedio. Ya es demasiado lo que has hecho”. Y muchos de nosotros nos dejamos llevar por esos sentimientos que nos quitan no sólo la paz, sino la fuerza para luchar por ser mejores. Dios, en cambio, siempre nos espera, porque nos ama, porque no se resigna a perder lo que su Amor ha creado. “Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión” (Os 2,21). Qué nunca el temor al perdón de Dios nos aparte de volver a El una y otra vez! Hasta el último día de nuestra vida nos estará esperando.

La misericordia de Dios, sin embargo, no se puede tomar a broma. Ella nace en el conocimiento que Dios tiene de nuestra fragilidad, de nuestra pequeñez, de nuestra condición humana, y, sobre todo, del amor que nos profesa, pues “El quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. La misericordia divina no puede, en cambio, ser el tópico al que recurrimos frecuentemente para justificar sin más una conducta poco acorde con nuestra realidad de cristianos y de seres humanos, o para permitirnos atentar contra la paciencia divina por medio de nuestra presunción.

A espaldas de la pecadora sólo hay una realidad: el pecado. En su horizonte sólo una promesa: la tristeza, la desesperación, el vacío. Pero en su presente se hace realidad Cristo, el rostro humano de Dios. Ella nos va enseñar cómo actúa Dios cuando el ser humano se le presta.

La mujer reconoce ante todo que es una pecadora. Esas lágrimas que derrama son realmente sinceras y demuestran todo el dolor que aquella mujer experimentaba tras una vida de pecado, alejada de Dios, vacía. Hay lágrimas físicas y también morales. Todas valen para reconocer que nos duele ofender a Dios, vivir alejados de Él. A ella no le importaba el comentario de los demás. Quería resarcir su vida, y había encontrado en aquel hombre la posibilidad de la vuelta a un Dios de amor, de perdón, de misericordia. Por eso está ahí, haciendo lo más difícil: reconocerse infeliz y necesitada de perdón.

Cristo, que lee el pensamiento, como lo demostró al hablar con Simón el fariseo, toca en el corazón de aquella mujer todo el dolor de sus pecados por un lado, y todo el amor que quiere salir de ella, por otro. Todo está así preparado para el re-encuentro con Dios. Se pone decididamente de su parte. Reconoce que ella ha pecado mucho (debía quinientos denarios). Pero también afirma que el amor es mucho mayor el mismo pecado. “Le quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor”. Se realiza así aquella promesa divina: “Dónde abundó el pecado, sobreabundó la misericordia”. El corazón de aquella mujer queda trasformado por el amor de Dios. Es una criatura nueva, salvada, limpia, pura.

La misericordia divina le impone un camino: “Vete en paz”. Es algo así como: “Abandona ese camino de desesperación, de tristeza, de sufrimiento”. Coge ese otro derrotero de la alegría, de la ilusión, de la paz que sólo encontrarás en la casa de tu Padre Dios. No sabemos nada de esta pecadora anónima. No sabemos si siguió a Cristo dentro del grupo de las mujeres o qué fue de ella. Pero estamos seguros de que a partir de aquel día su vida cambio definitivamente. También a ella la salvó aquella misericordia que salvó a la adúltera, a Pedro, a Zaqueo, y a tantos más.

En nuestra vida de cristianos, y muy especialmente en la vida de la mujer, tan sensible a la falta de amor, tan proclive al desaliento, tan inclinada a sufrir la ingratitud de los demás, es muy fácil comprender lo que le dolemos a Dios cuando nos apartamos de su amor y de su bondad. Por ello, abrámonos a la Misericordia divina para reforzar nuestra decisión de nunca pecar, de nunca abandonar la casa del Padre, de nunca intentar probar ese camino de tristeza y de dolor que es el pecado.

La constatación de nuestras miserias, a veces reiteradas, nunca deben convertirse en desconfianza hacia Dios. Más aún, nuestras miserias deben convencernos de que la victoria sobre las mismas no es obra fundamentalmente nuestra sino de la gracia divina. Sólo no podemos. Es a Dios a quien debemos pedirle que nos salve, que nos cure, que nos redima. Si Dios no hace crecer la planta es inútil todo esfuerzo humano. Somos hijos del pecado desde nuestra juventud. Sólo Dios pude salvarnos.

Junto a esta esperanza de salvación de parte de Dios, la Misericordia divina exige nuestro esfuerzo para no ser fáciles en este alejarnos con frecuencia de la casa del Padre. Hay que luchar incansablemente para vivir siempre ahí, para estar siempre con Él, para defender por todos los medios la amistad con Dios. El pecado habitual o el vivir habitualmente en pecado no puede ser algo normal en nosotros, y menos el pensar que al fin y al cabo como Dios es tan bueno... Estaremos siempre en condiciones o en posibilidades de invocar el perdón y la misericordia divina?

No olvidemos que como la pecadora siempre tenemos la gran baza y ayuda de la confesión. Ella hizo una confesión pública de sus pecados, manifestó su profundo arrepentimiento, demostró su propósito de enmienda. Al final Cristo la absolvió. La confesión es fundamental para el perdón de los pecados. Más aún, es necesaria la confesión frecuente, humilde, confiada. Como otras muchas cosas, sólo a Dios se le ha podido ocurrir este sacramento de la misericordia y del perdón. No acercarse a la confesión con frecuencia es una temeridad. Tenemos demasiado fácil el regreso a Dios.


Cuestionario práctico

El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta nuestra vida con las exigencias objetivas de la vocación cristiana, haciéndonos conocer las desviaciones o avances positivos, así como la raíz más profunda de sus causas. Nos ayuda también a suscitar dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósito de superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuando reconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el cristiano es un soldado de Jesucristo que con frecuencia debe limpiar, afilar y ajustar la armadura según lo recomienda San Pablo: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder, revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistir contra las asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os mantengáis firmes” (Ef.6. 10-13)

El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un gran medio para alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la coherencia de vida y el progreso por el camino del bien. Nos hace sensibles al pecado y nos ayuda a superar las tentaciones, pruebas y contrariedades.
A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a examinar tu propia vida, tus principios, tus criterios conforme al criterio del evangelio.

(Las respuestas NO se publican en los foros, es de uso personal)


¿Soy caritativo en mis pensamientos hacia los demás? ¿Se disculpar los fallos y errores? ¿o me he formado ya la costumbre de mirar todo con ojos justicieros e interpretar su forma de actuar?

¿He desechado ya de mi vida todo rencor? ¿Toda envidia? ¿Celos?

¿Deseo de venganza? ¿Habita en mí el perdón y la misericordia?

¿Oro por los demás especialmente aquellos que me han hecho del mal?

¿Cuándo perdono verdaderamente cancelo la deuda que la otra persona ha contraído hacia mi independientemente si me pide o no este perdón?




Participación en el foro

Comparte tus conclusiones de esta sesión en los foros del curso (Sí se publica en los foros)

Preguntas que pueden servirte para estructurar tus conclusiones

¿Qué me ha parecido el tema?
¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
Algún comentario particular…



Para escuchar esta sesión del curso

http://www.podcast.catholic.net/regnum/curso_perdon/7disculpar_y_perdonar.mp3


En Semillas para la Vida
http://www.semillasparalavida.catolicas.info/Educar-para-el-Perd%F3n.php

Para consultar sesiones anteriores

http://es.catholic.net/educadorescatolicos/753/3095/


Para hacer consultas personales a los tutores del curso

P. Llucià Pou Sabaté
llucia.pou@gmail.com
Dr. en teología moral

P. Pedro Mereu SDB
gpmereu@etapanet.net
Acompañamiento espiritual.

Esteban Noguer Gelma
capyf@telefonica.net
Especialidad: Educación en las virtudes

Salvador Casadevall
salvadorcasadevall@yahoo.com.ar
Especialidad: Espiritualidad conyugal, etapas del matrimonio, perdón, solidaridad y educación de los hijos.

Pastor Alberto López Ortega
palopez@ucm.edu.co
Especialidad: Educación personalizada en las Universidades




Si tienes cualquier duda de cómo entrar en el foro, dudas de cómo participar, etc. puedes consultar a
alianzas@catholic.net
Mayra Novelo de Bardo moderadora del curso.
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MALLY
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Registrado: 29 Sep 2007
Mensajes: 60

MensajePublicado: Mie Mar 04, 2009 11:33 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

¿Qué me ha parecido el tema?
Esta reflexión esta muy buena pues me enseña la diferencia de perdonar y disculpar, perdónar es un acto de amor y misericordia,
¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
Que ahora entiendo cuando debo pedir disculpas y cuando perdón
Algún comentario particular…
El perdón no es un sentimiento por eso no implica olvidar, es un acto de la voluntad y no dejar que se interponga en mis emociones. Perdonar implica suplicar a Dios que perdone para que se borre la acción.
_________________
¡Venga tu Reino!
Jesús y María vivan por siempre en nuestros corazones.
Su afectisima en Cristo y el Movimiento:
Mally.
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Mariluisa
Esporádico


Registrado: 05 Jun 2008
Mensajes: 70

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 12:29 am    Asunto: Tema 7 Perdonar y disculpar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Tanto el tema anterior como este en que hablan de las actitudes positivas en relación con el perdón, siento que me alientan más aún que los anteriores en donde se veía la parte negativa. El perdonar y disculpar es una actitud muy importante en nuestra sociedad tan dada a la venganza y el odio en muchos casos; el recordarnos al Padre Misericordioso que nos dio Jesús por el bautismo es un sentimiento de seguridad para nuestra vida, recordando que ese Padre es inmensamente justo, por lo que debemos comportarnos como Jesús y María lo hacían, pidiéndoles a ambos que nos ayuden a ser perfectos como nuestro Padre Celestial es perfecto.

Gracias y que Dios les bendiga. Mariluisa
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pablo77
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Registrado: 01 Ene 2009
Mensajes: 15

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 12:43 am    Asunto: Respuestas del Curso Educando en el Perdon Modulo 7
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Que importante es saber que el perdón no es un senimiento, sino un acto de voluntad porque consiste en una desición, nosotros no podemos borrar la ofensa pero si perdonaar, teniendo presente de que DIos es el único que borra la acción ofensiva.
Lo iportante es ir ejercitando la volluntad o mejor dicho buscar un equilibrio entre los sentimientos y la voluntad.
Hoy en día todavía prevalece la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente). Que importante sería que como cristiano podamos ser como Cristo, como María: escuchando, obedeciendo y aprendiendo, que consiste en vincuylar la justicia a la misericordia es decir subordinar la justicia al amor, donde el perdón es una feceta del amor.

Saludos a todos
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Soraya C. Guzman
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Registrado: 16 Ene 2009
Mensajes: 3
Ubicación: Carolina del Sur

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 1:10 am    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
Responder citando

Buenas noches,
Cada miercoles que leo estos temas, más confirmo que me faltaba mucho por conocer acerca del perdón, conocer desde lo profundo de nuestro de ser. Temas sumamente importantes y que nos aportan muchísimo para ser mejor persona y hermanos en Cristo.
Dentro de lo poco que sé, que el perdón es indispensable para nuestro bienestar físico y espíritual, y más aún a sabiendas que así como nosotros necesitamos del perdón de los demás y pedimos y queremos que se nos perdone y que contamos con la infinita Misericordia de nuestro Señor, así mismo debemos perdonar a los que nos piden a gritos su perdón. Considero que en la Cuaresma podemos poner en práctica el perdón, podemos ser mas caritativos para perdonar y así conseguir que se nos perdone con mas facilidad.
Mil Bendiciones
THEC
Soraya
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Anykarol
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Registrado: 11 Ene 2009
Mensajes: 7
Ubicación: Zapopan, Jalisco

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 2:10 am    Asunto: Muy buen curso
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Wuuuuuau!!! que super tema
_________________
"Si no crees en Dios, tu te lo pierdes"
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verónica ana
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Registrado: 23 Jun 2008
Mensajes: 76

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 2:19 am    Asunto: Respuesta a la 7a sesión Educar para el Perdón
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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1)¿ Qué me ha parecido el tema?
Realmente me ha parecido muy enriquecedor ya que nos enseña la distinción entre disculpa y perdón, ya que se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Es muy cierto que debemos distinguir muy bien cuando necesitamos perdonar a alguien y cuando sólo es necesario disculparlo. Debemos analizar con cuidado las circunstancias para saber ante qué situación estamos. También es necesario analizar la intención de la otra persona para no adjudicarle situaciones que nunca tuvo y buscar todos los posibles atenuantes que pueda presentar el comportamiento de la otra persona.
Me pareció muy importante el papel que juega nuestra voluntad y que en realidad es la llave maestra para perdonar, ya que este es un acto volitivo.
¿Qué qplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
En cuanto a las situaciones prácticas que encuentro para mi vida, creo que a la luz de todo esto es necesario revisar con detenimiento cada situación vivida ya que el énfasis mayor cae sobre la voluntad que hemos tenido de perdonar y no en nuestros sentimientos. Especialmente si estos fueron dominados por nuestra voluntad, por haber rezado por las personas que nos perjudicaron y haberle pedido a Dios que aniquile la deuda.
Algún comentario...
En cuanto al comentario me gusta mucho el cuestionario ya que me ayuda a revisar mi vida a la luz de Dios y por otra parte a este respecto me han llamado siempre la atención las palabras de Miqueas que dice:”volverá a compadecerse de nosotros, destruirá nuestras culpas y arrojará al fondo del mar todos nuestros pecados! (Mi 7,18-19). Esto nos demuestra que nuestro Padre está siempre dispuesto a perdonarnos, que el perdón es un misterio de altísimo voltaje y que también en esto debemos imitarlo y perdonar como Él perdona para ser imagen y semejanza suya.
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verónica ana
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Registrado: 23 Jun 2008
Mensajes: 76

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 2:22 am    Asunto: Respuesta a la 7a sesión Educar para el Perdón
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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1)¿ Qué me ha parecido el tema?
Realmente me ha parecido muy enriquecedor ya que nos enseña la distinción entre disculpa y perdón, ya que se disculpa al inocente y se perdona al culpable. Es muy cierto que debemos distinguir muy bien cuando necesitamos perdonar a alguien y cuando sólo es necesario disculparlo. Debemos analizar con cuidado las circunstancias para saber ante qué situación estamos. También es necesario analizar la intención de la otra persona para no adjudicarle situaciones que nunca tuvo y buscar todos los posibles atenuantes que pueda presentar el comportamiento de la otra persona.
Me pareció muy importante el papel que juega nuestra voluntad y que en realidad es la llave maestra para perdonar, ya que este es un acto volitivo.
¿Qué qplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
En cuanto a las situaciones prácticas que encuentro para mi vida, creo que a la luz de todo esto es necesario revisar con detenimiento cada situación vivida ya que el énfasis mayor cae sobre la voluntad que hemos tenido de perdonar y no en nuestros sentimientos. Especialmente si estos fueron dominados por nuestra voluntad, por haber rezado por las personas que nos perjudicaron y haberle pedido a Dios que aniquile la deuda.
Algún comentario...
En cuanto al comentario me gusta mucho el cuestionario ya que me ayuda a revisar mi vida a la luz de Dios y por otra parte a este respecto me han llamado siempre la atención las palabras de Miqueas que dice:”volverá a compadecerse de nosotros, destruirá nuestras culpas y arrojará al fondo del mar todos nuestros pecados! (Mi 7,18-19). Esto nos demuestra que nuestro Padre está siempre dispuesto a perdonarnos, que el perdón es un misterio de altísimo voltaje y que también en esto debemos imitarlo y perdonar como Él perdona para ser imagen y semejanza suya.
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Oscar Piñango
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Registrado: 26 Feb 2007
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MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 3:49 am    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Cada día los temas tratados son más interesantes y esclarecedores del nuestra vida en el Amor de Dios. Muy bien explicado el concepto entre disculpar y perdonar, y lleva a reflexionar cuantas veces sentimos que debemos perdonar una tontería, o cuando dejamos que nuestras reacciones conviertan algo que merece disculpa, en algo que necesita perdón, en esos casos nos estamos engañando nosotros mismos y nos estamos llenando de sentimientos que nos hacen mal, pudiendo incluso llegar a afectar a otros. Este tema va a llevarnos ahora a reflexionar sobre nuestras reacciones y resentimientos, como estamos viendo a los demás, y como aceptamos a los otros. Desde allí junto a Cristo vamos a poder crecer en amor y misericordia, y aprender que cada día el perdón nos lleva a reconciliarnos con Dios, con nosotros mismo y con los demás.
_________________
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armonía090109
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MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 3:54 am    Asunto: tema 7: Disculpar y perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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La Paz de Cristo more en sus corazones...

1.- ¿Què me ha parecido el tema?
Interesantìsimooo!!!...Muy a la medida con el perìodo cuaresmal que estamos viviendo...

2.- ¿Què aplicaciones pràcticas encuentro para mi vida?
Las preguntas que se nos dan para nuestro examen de conciencia para esta semana son estupendas!!!

3.- Algùn comentario...
Nos invita a susperar lo negativo que hay en nosotros para cambiarlo en gratitud hacia Dios...revestirnos de la armadura de Dios para resistir las asechanzas del diablo y tras haber vencido mantenernos firmes (Ef6, 10-13)
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Emily Atallah
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Registrado: 06 Oct 2006
Mensajes: 89

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 4:10 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Cuesta mucho trabajo perdonar realmente de corazón, porque nuestras emociones siempre se entremezclan y confunden, dando paso al demonio para que nos haga caer en el desaliento. Es bueno hacer conciencia de que lo que deseamos con nuestra voluntad es perdonar y borrar la deuda moral, aunque nuestras emociones y sentimientos estén presentes. Estos últimos deberán poco a poco ser controlados por nuestra voluntad. Puede que no desaparezcan del todo, pero combinado con el ponernos en los zapatos del otro, nos harán ser mas misericordiosos como Nuestro Padre es misericordioso con nosotros.

Quedo afectisima en Jesucristo,
Emily
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P. Tobias Murillo Gil
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Registrado: 24 Nov 2008
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MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 4:47 pm    Asunto:
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Participación en el foro Tema # 7 Perdonar y Disculpar
¿Qué me ha parecido el tema?
Hermoso pero difícil a la vez si lo vemos solo con ojos humanos. No podremos perdonar si solo queremos con nuestras fuerzas realizar esta acción que solo en la mirada y la ayuda del Señor podremos realizar. Solo el que ama perdona de verdad.
¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
Aprender a perdonar con la ayuda del Señor y ejercer la misericordia con quien me ha ofendido para poder perdonar y olvidar. Si me decido puedo lograrlo; si me cierre le permito al demonio que me desaliente y me haga sentir incapaz de poder realizar la obra hermosa del perdón.
Algún comentario particular…
Confieso que antes de conocer a Jesús a aceptarlo como mi Señor, me costaba mucho perdonar es que habían muchas heridas en mi corazón, y cuando el corazón esta herido y bien difícil perdonar.
Por eso es muy importante entregarle al Señor las heridas del corazón para que El las toque y sane y nos de un nuevo corazón que pueda amar y perdonar.
_________________
Jesus:"Me amo y se entego por mi"

P. Tobias
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vacosta
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Registrado: 04 Mar 2009
Mensajes: 4

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 5:08 pm    Asunto: Disculpar y Perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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¿Qué me ha parecido el tema?

El Tema del perdon es el maximo legado a seguir de parte de Nuestro Senor Jesucristo. Creo que es lo mas importante ya que nosotros somos pecadores natos por el pecado original y estamos constantemente en pecado. Hay que tener en cuenta que debemos saber que no porque nuestros pecados sean piadosos vamos a dejar de ser pecadores. Esto nos hace caer en estar constantemente en Arrepentimiento. Cuando uno reconoce sus pecados se empiza a conocer a si mismo y si te conosces a ti mismo ya sabes PEDONARTE y Disculparte ante los ojos de DIOS.
Es importante saber lo que tu mismo eres para que puedas saber PERDONAR y que conoscas tus sentimientos y tus alcanzes de poder asimilar el PERDON.

¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?

Conocerme a mi mismo, arrepentirme primeramente de mis pecados, para poder perdonar a mis semejantes de corazon. Ser un ser "MANTEQUILLA" para que todo se me resbale y nada quede en mi corazon o en mi mente y asi poder mas facilmente PERDONAR

Algún comentario particular…
EL ENTE HUMANO Por naturaleza esta en constante batalla con desiciones BUENA y MALAS luchando por el BIEN o el MAL. El poder conocerte de corazon y arrepentirte de tus acciones malas te hace retractarte de esas desiciones MALAS que puedes tomar.
En lo particular me llevo como reto ser una mejor persona para poder perdonar cuando se me es herido sentimentalmente, fisica o psicologicamente y ponderme en la manos de nuestro senor para asimilar el arrepentimiento de mis acciones para poder crear un verdadero Perdon de corazon.
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Claudia L. Zamora
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Registrado: 28 May 2008
Mensajes: 15

MensajePublicado: Jue Mar 05, 2009 8:05 pm    Asunto: Tema #7 Perdonar y Disculpar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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El tema me ha parecido que habla muy fuerte a la conciencia, porque te detalla lo que es el perdon y lo importante de perdonar, pero por otro lado lo dificil que es perdonar para nosotros y el obstaculo tan grande en nuestro crecimiento espiritual cuando hay rencor en nuestros corazones.

Me gusta que el tema me recuerda la importancia de la confesion y que este sacramento puede ser la salida de nuestro camino de soledad, trizteza y vacio, porque esa es la realidad cuando nos alejamos de Dios por el pecado. Evil or Very Mad

Pienso que hay que valorar mas este sacramento, cuando es accesible para muchos catolicos porque hay lugares en los que muchos de nuestros hermanos solo tienen la posibilidad de confesarse unas cuantas veces al año. Sad

Que Dios Padre nos de las virtudes necesarias para lograr perdonar de corazón y ser felices. Laughing
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Hilda Magdalena Gaviria
Esporádico


Registrado: 26 Feb 2007
Mensajes: 28
Ubicación: Bogotá Colombia

MensajePublicado: Vie Mar 06, 2009 1:14 am    Asunto: Disculpar y perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Solo cuando vemos la diferencia de estas dos palabras “ Disculpar y Perdonar” podemos analizar todos aquellos momentos en nuestra vida en la que no supimos diferenciar:
“Se disculpa al inocente y se perdona al culpable”.
Pienso en todas las injusticias y malos momentos que a lo largo de la vida pasamos por causa de guardar rencor y en lo poco que hemos aprendido del testimonio de vida que nos da El Señor en todos aquellos momentos de su vida pública en los que estuvo presente “ EL PERDON”
QUE GRAN LECCIÓN!!
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Luis Miguel Corral Fernan
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Registrado: 24 Oct 2005
Mensajes: 21

MensajePublicado: Vie Mar 06, 2009 1:30 am    Asunto: M7 PERDONAR Y DISCULPAR
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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¿Qué me ha parecido el tema?
Excelente como de costumbre. En esta ocasión nos proporciona tres enseñanzas muy importantes: la diferencia entre el perdón y la disculpa, estableciendo que la disculpa se da al inocente y que el perdón se otorga al culpable. Que el perdón es una faceta del amor. Además, nos enseña que el perdón no es un sentimiento, sino una decisión. Es un acto de voluntad el cancelar la deuda de mi ofensor.

¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
La aplicación consiste en dar la claridad necesaria al concepto de perdón. No confundir al olvido con el perdón y no creer que por recordar persistentemente los agravios no estamos aptos para otorgar el perdón. Creo que la decisión de perdonar inicia el proceso de sanación de las heridas que en el alma nos deja el rencor y los deseos de venganza.

Algún comentario particular…
Sigo cada vez mas convencido que si difundiéramos más el perdón el mundo sería radicalmente distinto. Y creo que su difusión sería más eficiente si fuésemos ejemplos vivos de perdón. Al sentir las maravillas que el perdón ejerce en nuestras vidas, más personas querrían entrar en esa maravillosa faceta del amor.
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Miguel Rodríguez
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Registrado: 24 Ene 2009
Mensajes: 4
Ubicación: México, DF

MensajePublicado: Vie Mar 06, 2009 3:31 am    Asunto: Disculpar y perdonar
Tema: Tema #7 Disculpar y Perdonar
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Qué dificil es, en ocasiones, pasar de la simple disculpa al perdón. Implica una auténtica carga de humildad y sobre todo, de ausencia de resentimiento, como ya lo hemos visto y comentado en los primeros temas del curso.

Sin embargo, con el corazón abierto y dispuesto a aceptar lo que nos dicta más el corazón que el la excesiva imaginación, sí es posible llegar a la compleja etapa del perdón. Lo que sí me queda claro es que en ocasiones somos nosotros mismos quienes en nuestra mente magnificamos más la supuesta ofensa que lo que realmente fue.

Pienso, finalmente, que el perdonar también está enlazado de alguna manera con el sentimiento de gratitud hacia Dios por todo lo que ha dado a cada uno. Es como hacer un alto en la vertiginosa carrera de nuestra existencia, para recapacitar y dar gracias por lo que hemos recibido y no lo notamos al caer en una actitud costumbrista.

Gracias por todo lo que aportan en cada lección.
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