llazcano13 Moderador

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Publicado:
Jue Jun 01, 2006 8:01 pm Asunto:
Hermoso testimonio de amor a la Biblia entre los inmigrantes
Tema: Hermoso testimonio de amor a la Biblia entre los inmigrantes |
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Esta noticia me causó mucha admiración y alegría, el saber que recurriendo ingeniosamente a la tecnología, inmigrantes chinos han logrado crear "Iglesias virtuales" y se fortalecen con la palabra de Dios, dándole tiempo a su estudio a pesar de las duras jornadas de trabajo de 12 hrs.
Y luego los que vivimos cómodamente nos quejamos de no tener tiempo para leer la Biblia con nuestros trabajos de 8 hrs. A mí en lo personal me da verguenza poner a veces esos pretextos
Cita: | Inmigrantes escuchan la palabra de Dios
Nueva York.- Poco antes de la medianoche, las llamadas comenzaron a llegar a la iglesia en Chinatown. Provienen de trabajadores de restaurantes chinos de todo Estados Unidos.
Chen Yingjie, de 25 años, es uno de aquellos en el otro extremo de la línea, que llaman a la iglesia de Manhattan, la Iglesia de la Gracia para aquellos de Fujian. Yingjie habla una o dos noches por semana, desde hace unos dos meses, y se comunica desde su habitación sobre el Jardín Chino de Dawgiac, Michigan, una ciudad con seis mil habitantes. “Cada vez que llamo, sé que el Señor está vivo y que hay hermanos y hermanas a mi lado”, aseguró Chen. “No me siento tan vacío”.
Las personas que llaman (más de 100 recargan la línea en muchas noches) son en su mayor parte como Chen, inmigrantes ilegales de la región de Fuzhou, en la provincia de Fujian, que terminan desgastadores turnos de doce horas como cocineros, lavaplatos, repartidores y meseros en restaurantes, bufetes y cocinas de envío chinos.
Durante la siguiente hora, encabezados por un ministro sentado frente a una altavoz en Chinatown, cantarán alabanzas a Dios por el teléfono y estudiarán juntos shengying: la Biblia.
Con un inglés limitado y aún menos tiempo, con frecuencia aislados en pequeños pueblos en todo el país, asistir a la iglesia los domingos es imposible para la mayoría de los chinos de Fujian que trabajan en restaurantes. Sin embargo, unidos por teléfonos celulares y minutos gratuitos durante la noche y los fines de semana, estos trabajadores han llegado a formar una iglesia virtual las noches del lunes al jueves, derivando el sostén espiritual y la compañía de un estudio poco usual por llamada conferencia organizado por la Iglesia de la Gracia.
“Es como si hubiera una red gigante, que conecta a las personas de lugares muy distintos”, comentó Chen, hablando en mandarín.
El estudio de la Biblia es idea de Paul Chen, un ministro de la Iglesia de la Gracia, y él mismo un inmigrante de la región de Fazhou, que se ha convertido en la principal fuente de inmigrantes ilegales chinos introducidos en Estados Unidos. Hace tres años, dijo, rezaba para encontrar la forma de cómo prestar servicio a los miles de originarios de Fujian que trabajan en restaurantes chinos en todo el país.
“En la Biblia, se dice que la gente nunca debe dejar de reunirse”, señaló. “Para aquellos que están fuera del estado, tener una hermandad y estar juntos no es tan fácil”.
La idea de la conferencia telefónica le llegó un día, afirma, cuando vio a alguien en la iglesia usar la característica de tres llamadas en su teléfono celular. En un principio, las reuniones por teléfono fueron organizadas al azar, cuando el trabajador de un restaurante llamaba a la iglesia y luego incluía a un amigo en la llamada; a su vez, el amigo incluiría a otro amigo. La cadena se extendió, creciendo hasta 20 ó 30 personas en la línea al mismo tiempo. A veces, tomaría 20 minutos solamente para poner a todos en la línea.
Distintas partes de la Biblia son estudiadas en distintas noches: los Salmos el martes, el Nuevo Testamento el miércoles, el Viejo Testamento el jueves. Los lunes se lleva a cabo una breve consagración y luego se reza.
Con el tiempo, la iglesia compró líneas para llamadas de conferencia capaces de manejar 40 llamadas al mismo tiempo. Cuando eso probó ser insuficiente, las amplió a 100 líneas.
Aunque es difícil encontrar cifras confiables debido a que la mayoría de las personas originarias de Fujian se encuentran aquí ilegalmente, se estima que 300 mil inmigrantes de la región de Fuzhou están en Estados Unidos, con la mayor concentración, de entre 60 mil y 70 mil en la ciudad de Nueva York, señaló Kenneth J. Guest, profesor de antropología del Colegio Baruch, quien escribió el libro Dios en Chinatown, publicado por New York University Press en el 2003.
La ciudad de Nueva York es el nodo central de una vasta economía étnica que provee mano de obra a los restaurantes chinos del país, de los cuales hay más de 36 mil en este momento (más que el número conjunto de restaurantes McDonald’s, Burger King y Wendy), según Chinese Restaurante News, una publicación de la industria.
MICHAEL LUO
Empleos disponibles
Los trabajadores de Fujian se forman ante decenas de desvencijadas agencias de empleo bajo el puente de Manhattan. En la pared hay avisos de empleos disponibles en restaurantes de todo el país, que suelen pagar de mil 800 a dos 600 dólares mensuales. Luego de breves entrevistas telefónicas, los trabajadores son transportados en camionetas que los llevan a sus nuevos trabajos.
Sin embargo, la inmigración tiene también un alto costo para muchos trabajadores, quienes se encuentran con frecuencia aislados en lugares con pocas personas como ellos y escasa capacidad para interactuar con el mundo de habla inglesa.
“Son particularmente vulnerable y solitarios”, señaló Kenneth J. Guest. “Las iglesias y templos sirven como centros comunitarios muy importantes para esta población muy efímera. Las conferencias telefónicas son una extensión de eso”.
Muchos trabajadores de Fujian en restaurantes chinos hallaron a Yesu Yidu, o Jesucristo, en iglesias en China, mientras que otros se convirtieron después de llegar a este país. El cristianismo goza de un renacimiento en China. Entre las áreas donde se ha producido el mayor crecimiento se encuentra la provincia de Fujian y otras partes del Sureste de China.
Los padres de Paul Chen lo criaron como cristiano, aunque rara vez asistió a la iglesia. Les pagó a contrabandistas de personas para que lo introdujeron a Estados Unidos, hace dos años, volando primero a Guatemala y luego abriéndose paso hasta México, donde cruzó la frontera nadando un río. Rehusó indicar cuánto les pagó, pero el precio en estos días suele ser de más de 60 mil dólares. Aseguró que tardará por lo menos dos años más pagar su deuda |
(del diario New York Times) |
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