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A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Mar Jun 27, 2006 4:04 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

A ver;

¿a que viene todo esto??

Yo nomás hago notar lo desacertado de la expresión: "Se postró ante el magisterio" MAGIS"= MAYOR..

en la lógica del del evangelio, la lógica de Jesús,

EL MAYOR, SIRVE AL MENOR......

¿Me entiendes???

Como Francisco, simplemente estoy siguiendo la lógica del evangelio....

Saludos en Cristo.
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vonkleist
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 1024
Ubicación: México

MensajePublicado: Mar Jun 27, 2006 4:31 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Javi Becerra escribió:
Paz y bien.

Pues sí, Maru. Esta es del tipo de cosas por las que luego se pide perdón.


Caramba...

¿Podría alguien informarme cuando la Iglesia ha pedido perdón por alguna declaración definitiva, casi podría decir que infalible?
_________________
vonkleist
Filipenses 2, 6-11
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Mar Jun 27, 2006 5:38 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Lo que no me puedo explicar es porque estas personas

Daría la impresión que lo que no puedes explicarte es A LAS PERSONAS,

La fe, hermano stephanos, NO ES OBEDIENCIA DEBIDA,

La fe, hermano stephanos, NO ES UN GOLPE DE ESTADO A LA LIBERTAD HUMANA........

Saludos en Cristo.
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Mar Jun 27, 2006 7:25 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

O sea, la fe si es OBEDIENCIA DEBIDA,

la fe si es UN GOLPE DE ESTADO A LA LIBERTAD HUMANA.

Saludos en cristo.
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Ubicación: Allende, Nuevo León, México

MensajePublicado: Mar Jun 27, 2006 9:21 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

cataeco escribió:
O sea, la fe si es OBEDIENCIA DEBIDA,

la fe si es UN GOLPE DE ESTADO A LA LIBERTAD HUMANA.

Saludos en cristo.


La libertad, para ser libertad, debe tener límites.

La fe es la aceptación de una verdad mayor que nos rebasa, la aceptación de la propia pequeñez y de la grandeza de Dios.
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Fierrin
Asiduo


Registrado: 08 May 2006
Mensajes: 214

MensajePublicado: Mar Jun 27, 2006 10:18 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

La verdadera libertad es la obediencia voluntaria al superior, es decir a Dios y a quienes son su imagen y semejanza.
_________________
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cataeco
Constante


Registrado: 16 May 2006
Mensajes: 883

MensajePublicado: Mie Jun 28, 2006 3:24 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

La verdadera libertad es la obediencia voluntaria al superior, es decir a Dios y a quienes son su imagen y semejanza.

A ver,

Tal vez no quisiste escribir esto,

pero,

Ya que lo escribiste,

imágen y semejanza, SOMOS TODOS,

En los relatos de Creación es donde mas fuerte se evidencia el carácter CONTRACULTURAL de la Biblia,

Sino fijate,

En ese tiempo se creía que UNICAMENTE EL REY ERA IMAGEN DE DIOS,

(Como todos sabemos la Iglesia no es una monarquía)

La Biblia va a decir Que el HOMBRE, (adam) es imàgen de Dios.

Adam, sería, lo que para nosotros es "el ser humano"

Saludos en Cristo.
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Beatriz
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 6434

MensajePublicado: Mie Jun 28, 2006 4:14 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

cataeco escribió:
Haciendo un asíntesis de la historia de Francisco,

Beatriz dijo:


sino con verdadera humildad fue a postrarse frente al Magisterio

Beatriz:

Que lamentable que el Magisterio haga que un bautizado tenga que postrarsele!!!

¿esto es lo que quisiste recalcar???

Saludos en Cristo.



Cataeco, no tengo idea de qué hablas porque yo no he dicho en este tema "sino con verdadera humildad fue a postrarse frente al Magisterio"

¿Sabes lo que le dijo la palmera al mono?
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Beatriz
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MensajePublicado: Mie Jun 28, 2006 4:36 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Cita:
Javi Becerra escribió:
Paz y bien.

cuando se afirma que la mujer está imposibilitada para el presbiterado hay que aportar la razón por la que esto es verdad. La razón que se esgrime tiene en el sexo su causa, pues la mujer no está impedida por ser menos santa, menos persona, menos servicial o menos lo que sea. El impedimento es su ser mujer. Este es el mensaje erróneo.


Mensaje erróneo es el tuyo. Es voluntad de Dios que el hombre sea sacerdote y no la mujer. Es voluntad divina.

Yo que soy mujer no me siento excluida de nada. Dios da diferentes carismas dentro de la Iglesia y nuestra dignidad se debe a nuestra humildad. Cuanto más humilde es la persona (hablo de humildad de corazón) más grata a los ojos de Dios.

Javi acepta que los primeros apóstoles fueron todos hombres pero no acepta que esto tenga que ser siempre asi. Entonces no interesa lo que diga el Magisterio y la Tradición Apostólica, Javi igual quiere un cambio.

La Iglesia Anglicana será un buen ejemplo para los que quieren un sacerdocio femenino dentro de la Iglesia Católica. Veremos qué sucede más adelante. Por ahora las cosas no se ven muy bien que digamos pero presiento que todavía falta más por ver.


Cita:

No obstante, llegará.


Je, estos triunfalismos no sirven de nada. Además, ya llegó a la Iglesia Anglicana y no les va nada bien.
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Beatriz
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MensajePublicado: Mie Jun 28, 2006 4:39 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Cita:
Javi Becerra escribió:
Paz y bien.

cuando se afirma que la mujer está imposibilitada para el presbiterado hay que aportar la razón por la que esto es verdad. La razón que se esgrime tiene en el sexo su causa, pues la mujer no está impedida por ser menos santa, menos persona, menos servicial o menos lo que sea. El impedimento es su ser mujer. Este es el mensaje erróneo.



Mensaje erróneo es el tuyo. Es voluntad de Dios que el hombre sea sacerdote y no la mujer. Es voluntad divina.

Yo que soy mujer no me siento excluida de nada. Dios da diferentes carismas dentro de la Iglesia y nuestra dignidad se debe a nuestra humildad. Cuanto más humilde es la persona (hablo de humildad de corazón) más grata a los ojos de Dios.

Javi acepta que los primeros apóstoles fueron todos hombres pero no acepta que esto tenga que ser siempre asi. Entonces no interesa lo que diga el Magisterio y la Tradición Apostólica, Javi igual quiere un cambio.

La Iglesia Anglicana será un buen ejemplo para los que quieren un sacerdocio femenino dentro de la Iglesia Católica. Veremos qué sucede más adelante. Por ahora las cosas no se ven muy bien que digamos pero presiento que todavía falta más por ver.




Cita:
No obstante, llegará.




Je, estos triunfalismos no sirven de nada. Además, ya llegó a la Iglesia Anglicana y no les va nada bien.
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EduaRod
Veterano


Registrado: 21 Ene 2006
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MensajePublicado: Mie Jun 28, 2006 4:45 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Estimado en Cristo Javi:

Sigue usted sin comprender. Pero bueno, para eso estamos.

Javi Becerra escribió:
Paz y bien.

Estimado Eduarod, cuando se afirma que la mujer está imposibilitada para el presbiterado hay que aportar la razón por la que esto es verdad.

Ciertamente junto con la Iglesia debo repetirle que la razón es, ante todo, por elección: Dios ha elegido, aunque como usted lo intuye, para concluir eso no debe quedarse uno en la narración de la elección misma, la que podría ocultar elementos simplemente accidentales (y tenga usted la plena seguridad de que la Iglesia no se ha quedado ahí). No, debe uno penetrar en el misterio y a la luz del Espíritu Santo descubrir la naturaleza y características de tal elección, de donde se sigue que no se trata de un aspecto accidental, sino esencial.
Parece que no ha leído usted lo que he escrito al respecto, pero entienda que la razón tiene mucho que ver con las funciones y características espirituales que distinguen a lo masculino de lo femenino. Si usted, como tontamente lo hace la sociedad moderna, piensa que tal distinción es un mero estereotipo cultural; mi hermano debo decirle que no sabe usted penetrar en el alma humana. Se queda en la simple superficie... lugar favorito de esta nuestra sociedad contemporanea. No extraña que a este nivel parezca indistinguible una "orientación sexual" con respecto a otra.

Si por el contrario, sabe usted ver más lejos y entiende que las diferencias que Dios ha querido establecer entre los hombres y las mujeres trascienden por mucho lo meramente físico, biológico y material; entonces no debería tener problema en entender que tales diferencias bien pueden determinar (y de hecho determinan) que sea más idoneo (NO más digno, ni mejor, ni más elevado; simplemente más idoneo) el hombre para tal función que la mujer. De ahí la elección de Dios.

Cita:

La razón que se esgrime tiene en el sexo su causa, pues la mujer no está impedida por ser menos santa, menos persona, menos servicial o menos lo que sea.

Insisto, parecería que no ha leído usted lo que he dicho. ¡Explíqueme cómo el no ser sacerdote ministerial lo hace a uno menos santo, menos servicial, menos persona o menos lo que sea!
Si no puede explicar cómo es uno menos todas esas cosas al no ser presbítero, entonces ¿cuál es el problema?

Cita:

El impedimento es su ser mujer. Este es el mensaje erróneo.

Nadie es menos persona por no ser presbítero, pero cuando se afirma que alguien no puede ser presbítero en razón de su sexo, ¿qué cree usted que estamos afirmando?

Ya se lo dije: estamos afirmando que Dios creó al hombre a su imagen: hombre y mujer los creó.

Cita:

Que hay todo un colectivo al que Dios excluye de uno de sus dones (de los más preciosos, decimos) en razón de su sexo.

Hermano, con base únicamente en un prejuicio ideológico, pues ciertamente NO en la escritura y mucho menos en la enseñanza de Jesucristo sostiene usted que Dios tiene la obligación o es únicamente digno de Él el repartir sus dones de manera equitativa entre todos aquellos que los quieran tomar. ¡Cómo si Dios no tuviera derecho a elegir a quién darlos y a quién no!
Pero es muy fácil demostrarle lo equivocado que está usted: Dios ciertamente elige y, en ese sentido "excluye" aunque ciertamente no en el sentido que a usted le escandaliza:
Vemos que, de entre todos los hombres, eligió a Noe para sobrevivir al diluvio (no importa si la narración es histórica o no, la enseñanza de la elección es clarísima)
Vemos que, de entre todos los hombres, eligió a Abraham
Vemos que, de entre todos los hombres, eligió a Jacob de quién constituyó el pueblo de Israel, el que a su vez es nada más ni nada menos que:
EL PUEBLO ELEGIDO de entre todos los otros pueblos de la Tierra
Y de tal pueblo elegido sabemos bien que eligió a los Levitas de entre las otras tribus de Israel (tomano un "colectivo" y excluyendo a otros, según sus propias palabras) para acceder al sacerdocio de Aarón.
Vemos que eligió a Moisés, a los profetas, a David y a los demás Reyes.
Vemos que eligió a Juan Bautista.
Vemos que eligió a María como MADRE DE DIOS de entre todas las mujeres.
Vemos que Cristo (para que no me salga con la falacia de que eso de las elecciones es cosa del Antiguo Testamento ya superada en el Nuevo) elige primero a 72 de entre todos los que le seguían.
Y luego vemos que elige a tan sólo 12 "a los que Él quiso", dice la Escritura.
Y después de la Resurrección (de dónde ya no hay más allá para erroneamente tratar de justificar una "nueva econonomía anti-elección") también hay elecciones:
Cita:
Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo; cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él; y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero; a éste, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de aparecerse, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.
Hechos de los Apóstoles 10, 37-41

Puede ver, estimado hermano, que no es entonces ciertamente la Iglesia la que pretende poner palabras en la boca de Dios, sino quienes en una postura ideológica como la que usted repetidamente ha manifestado, quieren que Dios se adapte a sus propias ideas de lo que es bueno y justo, negándo así su Suprema Libertad y Autoridad para designar y elegir a quien Él quiera. No es usted el primero en caer en tal tentación, estimado hermano. Ya también el apóstol San Pedro cayó en ella, y veamos la respuesta de Jesús:
Cita:
Pedro se vuelve y ve siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar?
Viéndole Pedro, dice a Jesús: Señor, y éste, ¿qué?
Jesús le respondió: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.
San Juan 21, 20-22


Ahora bien, no ignoro que a alguien con un esquema ideológico como el que usted ha manifestado tales elecciones le resulten un tanto escandalosas. Pues como repetidamente lo ha hecho, a pesar de que lo niegue, no deja usted de considerar tales elecciones como un privilegio que confiere cierta superioridad; tal y como lo vuelve a hacer aquí:

Cita:

La confesión de la verdadera e igual dignidad personal de hombre y mujer, fundada en el orden de la creación y de la gracia, debería tener como consecuencia natural la ordenación de mujeres al presbiterado y diaconado; de lo contrario, sería un reconocimiento a medias, palabras y no hechos.
¿Se pide la satisfacción de un derecho? No, no hay derecho al presbiterado. Nadie lo tiene.

Estimado hermano: a pesar de que en el discurso lo niegue, es claro que su postura equivale a considerar un derecho el sacerdocio ministerial de tal manera que no reconocerle a alguien la posibilidad de acceder a el por pertenecer a un grupo determinado es un acto discriminatorio. Entiendo que se identificará usted con esto último (lo del acto discriminatorio) pero pretenderá que no es porque sea derecho, sino simplemente porque es una exclusión. Pero tal argumento es un sofisma, una falacia: ¡simplemente no puede ser exclusión o discriminación si antes no es derecho!
Todas esos equivocos surgen de que no logra usted dejar de interpretar tales elecciones como premios, privilegios o declaraciones de mayor o menor dignidad. Lo cual, ya se lo dije en el aporte anterior como 3 veces es un gravísimo error: el don NO ES PARA LA PERSONA QUE LO RECIBE, SINO PARA LA COMUNIDAD, PARA LA IGLESIA. Por tanto, TAL DON NO APORTA NI QUITA NADA EN SI MISMO A LA DIGNIDAD DE LA PERSONA ¿Quiere una patente demostración? Aquí esta:

Cita:
Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: ¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!
Pero él dijo: Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.
San Lucas 11, 27-28

Bien sabemos que la Iglesia interpreta este texto no en el sentido que les encanta utilizar a nuestros hermanos separados para menospreciar la dignidad de María; sino precisamente para expresar la razón de tal dignidad: María NO es "felicitada por todas las generaciones" ni "bendita entre todas las mujeres" por el simple hecho de haber sido elegida para ser la Madre de Dios; sino por oir y guardad la Palabra de Dios de manera más completa y perfecta que cualquier otro. En otras palabras, su dignidad no le viene de haber sido elegida, sino de hacer la Voluntad del Padre.


Cita:

Pero seguimos sosteniendo que Dios, que no tiene sexo, sí que tiene en cuenta el sexo de sus hijos en el reparto gracioso de sus dones para el servicio a la comunidad. Usted supone que reivindico el presbiterado femenino como quien pide poder o autoridad (aunque implica poder y autoridad) y no se trata de eso. De nuevo, se trata de no hacer y decir a un Dios excluyente como lo somos nosotros.


Ya le demostré que, contra sus postulados ideológicos, Dios si que hace elecciones y "exclusiones". Pero ya también le quise hacer ver (con pocas probabilidades de éxito, lo sé, pero espero que aún así lo vea) que tales elecciones NO son para sentirse más digno o superior a los demás, ni quien las recibe lo es por el hecho de haber sido elegido, por lo que NO constituyen en modo alguno verdaderas exclusiones. Tales elecciones son simplemente para servir a Dios y a los hermanos por medio de esa elección particular. El no entender esto es precisamente lo que movió a gran parte del PUEBLO ELEGIDO a no reconocer a su propio Salvador: ellos querían un salvador que subrayara su gloria y dignidad, de modo que no estuvieron dispuestos a aceptar a uno que les vino con que en realidad habían sido elegidos para servir.

Cita:

Todo esto no es fruto de un momento histórico aislado. Ya dije que este inmenso error hunde sus raíces en una historia poblada de decisiones que han establecido y provocado la discriminación y la marginación de la mujer. Revise qué hemos dicho y hecho a este respecto. Y espántese.

Hermano, lo único que me espanta es esta postura machista que usted sostiene ¿Machista? se preguntará. ¡Pues sí!, ¡Claro que lo es! Es obvio que no se da cuenta, pero eso no quita que su postura sea uno de los frutos más acabados del machismo: en un franco, absoluto y descarado desprecio a todo lo que es auténticamente femenino, pretende usted que la mujer no puede alcanzar su plena dignidad como persona sino en la medida en que pueda hacer propias las funciones masculinas. Es decir: lo masculino vale y hace digno; lo femenino es irrelevante y despreciable, de tal forma que una mujer que se contente con eso esta incompleta y auto condenada a una vida de inferioridad. ESTO hermano es machismo y no tonterías.

Cita:

Ya ha ocurrido antes con otros asuntos y, gracias a Dios, se ha evolucionado de forma positiva. Ocurrió con la esclavitud, justificada como parte de la ley natural y divina (o, al menos, no contraria a ella) y repetidamente justificada con textos de la Escritura y de la tradición. La evolución histórica y la evidencia de los signos de los tiempos nos ha llevado a una condena tajante de esa práctica vejatoria. Con lo de la mujer, ocurre lo mismo.
No obstante, llegará.

Estimado hermano, definitivamente tiene usted una visión muy pobre de la salvación: la percibe como una mera, vil e intramundana lucha por la justicia social. Si en algún momento de los inicios del Cristianismo no se consideró la esclavitud como incompatible con el Cristianismo NO ocurrió esto porque se pensara que era una institución justa, buena o benéfica; sino precisamente porque se entendía la inmensa superioridad de la Redención de Cristo sobre esos débiles y pasajeros esquemas sociales, de tal manera que para el Cristiano su condición social en este mundo se vuelve irrelevante comparada con su Absoluta e Infinita dignidad de Hijo de Dios. Esto, desde luego, no quiere decir que el cristiano deba desentenederse de las cuestiones sociales, sino simplemente que no debe perderse en ellas como si fuesen el objetivo último a alcanzar; trivializando con ello el verdadero sentido trascendente de la Redención.

Que Dios le bendiga y que el Espíritu Santo le conceda luz para penetrar sus misterios.
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EduaRod
Veterano


Registrado: 21 Ene 2006
Mensajes: 3275

MensajePublicado: Mie Jun 28, 2006 4:57 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

cataeco escribió:
A ver;

¿a que viene todo esto??

Yo nomás hago notar lo desacertado de la expresión: "Se postró ante el magisterio" MAGIS"= MAYOR..

en la lógica del del evangelio, la lógica de Jesús,

EL MAYOR, SIRVE AL MENOR......

¿Me entiendes???

Como Francisco, simplemente estoy siguiendo la lógica del evangelio....

Saludos en Cristo.


Estimado en Cristo cataeco:

Y sin embargo, el que se postró voluntariamente fue Francisco... ¿quién era entonces verdaderamente el mayor ahí? La historia nos cuenta que el Santo Padre al final lo entendió bien... ¡y aprobó su obra!

¿A quién imitaremos? ¿Al menor que busca derechos y dignidad? ¿O al mayor que se postra en tierra?

Que Dios te bendiga.
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Javi Becerra
Asiduo


Registrado: 01 Mar 2006
Mensajes: 210

MensajePublicado: Jue Jun 29, 2006 6:01 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Paz y bien.

Estimado Eduarod, parte usted al leerme de una convicción errónea: cree que reivindico el presbiterado femenino o por poder o por que la dignidad femenina sea mayor. Dos errores.

¿Elige Dios a quien quiere? No sabemos. Hemos decretado que media humanidad no es candidata al presbiterado. Es muy posible que estemos negando a Dios el derecho a elegir a quienes quiera.

¿Posee la mujer menos dignidad porque se haya decidido que no puede ser presbítera? No, su dignidad no es menor. El reconocimiento de su igual dignidad, sí es menor.

¿Será más digna uando se le permita responder a la vocación al presbiterado? No, será mayor el reconocimiento de su igual dignidad.


Lo de que no ser sacerdote lo hace a uno menos santo se lo inventa usted. Lea de nuevo más despacio.

Y es verdad que Dios excluye: a unos nos hace bajitos y a otros altos, a unos hombres y a otros mujeres, unos sanos y otros enfermos... La cosa es que al decretar cosas como las de OS, hemos decidido de parte de Dios que Él llame sólo "de entre los que nosotros queremos".

Antes se negaba el acceso al presbiterado a quien hubiera sido concebido ilegítimamente. Era voluntad de Dios que así se hiciera pues así lo decretó quien hablaba en nombre de Dios. Posteriormente se descubrió que, oh sorpresa, ser un bastardo no impedía ser presbítero ni la bastardía manchaba la dignidad de la vocación. Se decidió que sí podían ser presbíteros. Debo entender que Dios cambia de opinión... o que cambia quien habla en su nombre. Es por esto que, no obstante, y os pongáis como os pongáis, llegará.


El (el hombre) permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor, como se ha dicho anteriormente, revela plenamente el hombre al mismo hombre. Tal es -si se puede expresar así- la dimensión humana del misterio de la Redención. En esta dimensión el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la dignidad y el valor propios de su humanidad. En el misterio de la Redención el hombre es "confirmado" y en cierto modo es nuevamente creado. ¡El es creado de nuevo! "Ya no es judío ni griego; ya no es esclavo ni libre; no es hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". Juan Pablo II RH, 10.

Y la pregunta es: ¿esto es verdad o no? Si lo es, hagamos la verdad.
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Si doy pan a un pobre me llaman santo. Si pregunto por qué no tiene pan me llaman comunista (P. Casaldáliga).
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EduaRod
Veterano


Registrado: 21 Ene 2006
Mensajes: 3275

MensajePublicado: Jue Jun 29, 2006 8:52 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Javi Becerra escribió:
Paz y bien.

Estimado Eduarod, parte usted al leerme de una convicción errónea: cree que reivindico el presbiterado femenino o por poder o por que la dignidad femenina sea mayor. Dos errores.

Estimado en Cristo Javi:

Entiendo bien que no es tal su intención, y comprendo perfectamente cuál es su propósito, el que en su mente no es sino promover un santo reconocimiento de la plena dignidad de la mujer. Pero igual que el materialista de corte marxista convencido de que lleva en sus manos el más acabado producto de la justicia universal en pro del débil y desposeido; cuando en verdad lleva uno de los grilletes más graves y pesados para esclavizar al hombre. Debe usted comprender que, pese a sus intenciones y a que no se lo proponga, no lleva usted en sus manos un mensaje de reivindicación de la mujer o del reconocimiento de su dignidad, sino un instrumente machista de desprecio de sus valores y funciones propias; de modo que no reconoce que la mujer pueda ser reconocida como plenamente igual en dignidad al hombre únicamente en virtud de sus propios valores y funciones, sino tan sólo en virtud de que se le permita tomar valores y funciones que son más propiamente masculinos.
Se muy bien que esto le resulta a usted tan difícil comprender como al marxista le resulta difícil comprender que sus ideas no llevarán al mundo a la más profunda justicia social. Pero la realidad es la realidad, y el que la niega, tarde o temprano se estrella contra ella.

Cita:

¿Elige Dios a quien quiere? No sabemos. Hemos decretado que media humanidad no es candidata al presbiterado. Es muy posible que estemos negando a Dios el derecho a elegir a quienes quiera.

Nos sobre-estima hermano, nos sobre-estima. Dios elige a quien quiere, me guste o no a mí, a usted o a quien sea. ¿De verdad cree que podemos limitar a Dios?
Por demás, no sólo se ha excluido, en función de las normas dictadas por Jesucristo y por el Espíritu Santo a los Santos Apóstoles, a la media humanidad a la que usted se refiere, sino a bastante más que eso. "Muchos son los llamados y pocos los elegidos".
Su eclesiología de plano ignora la acción del Espíritu Santo. Insisto hermano, si yo me empeñara tanto como usted en pensar que la Iglesia es simple obra de los hombres y que somos nosotros quienes determinamos lo que ocurre o deja de ocurrir en ella y no el Espíritu a través de nuestra miseria y debilidad, sobre todo en un tema tan delicado y trascendente como este... ¡simplemente no podría pertenecer a ella!

Cita:

¿Posee la mujer menos dignidad porque se haya decidido que no puede ser presbítera? No, su dignidad no es menor. El reconocimiento de su igual dignidad, sí es menor.

¿Será más digna uando se le permita responder a la vocación al presbiterado? No, será mayor el reconocimiento de su igual dignidad.

Luego entonces, se le reconoce una dignidad menor. ¿Ve? Sigue pensado en el sacerdocio ministerial como un tema de dignidad ¿qué de plano no puede ver que todos somos indignos (incluyendo aquellos quienes lo han recibido, quienes no sólo no eran dignos antes de recibirlo, sino lo siguen siendo)? Si no hay dignos, no hay posibilidad de que exista un decremento en el reconocimiento de la dignidad de nadie por el hecho de no considerarlo candidato. Lo siento hermano, ¡el principio de no contradicción funciona así!

Cita:

Lo de que no ser sacerdote lo hace a uno menos santo se lo inventa usted. Lea de nuevo más despacio.

Para que vea que si me preocupo por sus argumentos (espero que en lo sucesivo haga usted lo mismo con los míos) creo que tiene razón en esto. Pensé que cuando decía que no se le excluía por ser menos santa se refereía usted a que no se le debía excluir por ser menos santa, ya que no lo era. Por eso le dije que me mostrara cómo la imposibilidad del sacerdocio ministerial lo hacía a uno menos santo. Me parece, en función de este último comentario, que a lo que se refería usted es precisamente a que no se esgrime como razón para excluir a las mujeres que fuesen menos santas, sino tan sólo que son mujeres. Lo que a su juicio demuestra la actitud discriminatoria (la que ya repetidamente le mostré que no puede existir en esta materia e insisto, espero que ahora sí revise mis argumentos).

Cita:

Y es verdad que Dios excluye: a unos nos hace bajitos y a otros altos, a unos hombres y a otros mujeres, unos sanos y otros enfermos... La cosa es que al decretar cosas como las de OS, hemos decidido de parte de Dios que Él llame sólo "de entre los que nosotros queremos".

Bueno pues hermano, se la pongo al revés: DEMUESTRE que somos los hombres y no Dios quien quiso esto. Y demostrar no equivale aquí a decir "no lo dicen las escrituras". Pues las escrituras claramente señalan que Cristo dio una serie de instrucciones a sus discípulos las cuales no enlista. ¿Puede demostrar que entre tales instrucciones NO se incluía esta? La continuada práctica de la Iglesia desde entonces hasta nuestros días nos hace pensar que si se incluyó ¿puede usted DEMOSTRAR lo contrario? Si no puede, estimado hermano, no está usted sino haciendo suposiciones temerarias de que somos los hombres quienes inventamos las cosas. Y son temerarias porque se oponen a la continuada práctica de quienes si recibieron tales instrucciones.
Por otra parte, ciertamente un servidor podría citar razones mucho más específicas, pero no tiene sentido hacerlo en la medida que usted no comprenda que no existe discriminación, ni que la dignidad de la persona está comprometida en modo alguno en esto.

Cita:

Antes se negaba el acceso al presbiterado a quien hubiera sido concebido ilegítimamente. Era voluntad de Dios que así se hiciera pues así lo decretó quien hablaba en nombre de Dios. Posteriormente se descubrió que, oh sorpresa, ser un bastardo no impedía ser presbítero ni la bastardía manchaba la dignidad de la vocación. Se decidió que sí podían ser presbíteros. Debo entender que Dios cambia de opinión... o que cambia quien habla en su nombre. Es por esto que, no obstante, y os pongáis como os pongáis, llegará.

Y antes no se negaba a los casado y ahora sí. Es lo malo de no buscar el fondo de las cosas, estimado hermano: confunde uno los aspectos de fondo con los meramente disciplinarios. Este es uno de los errores más comunes de los teólogos progresistas y por eso, cuando ven que se modifica un aspecto disciplinario, piensan que ahora sí, ya viene la "modernización" en el cambio de un aspecto de fondo que no comprenden, la cual obviamente se quedan sentados esperando, pues evidentemente nunca llegará.

Cita:

El (el hombre) permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor, como se ha dicho anteriormente, revela plenamente el hombre al mismo hombre. Tal es -si se puede expresar así- la dimensión humana del misterio de la Redención. En esta dimensión el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la dignidad y el valor propios de su humanidad. En el misterio de la Redención el hombre es "confirmado" y en cierto modo es nuevamente creado. ¡El es creado de nuevo! "Ya no es judío ni griego; ya no es esclavo ni libre; no es hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". Juan Pablo II RH, 10.

Y la pregunta es: ¿esto es verdad o no? Si lo es, hagamos la verdad.

Es verdad hermano, es verdad. ¿Porqué se empeña tanto entonces en mantener esquemas de juicio inmanentes y producto de simples ideologías humanas ante la más trascendente de las realidades?

Que Dios le bendiga
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Tirteo
Constante


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MensajePublicado: Jue Jun 29, 2006 9:48 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Es curioso...

Me vienen a la mente las palabras de Chesterton:

"Se acusa a la Iglesia católica de que no se ordenen mujeres
pero también de que sólo las mujeres van a Misa".


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Tirteo
Constante


Registrado: 04 Oct 2005
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MensajePublicado: Jue Jun 29, 2006 10:36 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Corrección y ampliación

Tirteo escribió:
Es curioso...

Me vienen a la mente las palabras de Chesterton:

La Iglesia católica es atacada por ser demasiado austera, demasiado cursi ["gaudy"] demasiado material o demasiado espiritual o demasiado mundana, demasiado complicada, o demasiado simplista. Se critica a los católicos por ser célibes, pero también por tener demasiados niños, se les critica por se injustos con las mujeres, pero también porque "sólo las mujeres van a Misa".

Los modernistas se quejan de que la Iglesia católica está muerta y se quejan aun a gritos de que tiene demasiado poder e influjo. Los secularistas admiran el arte italiano mientras desprecian la religión italiana. El mundo reprocha a los católicos sus pecados, y peor todavía, por confesarlos. Los protestantes dicen que los católicos no toman la Biblia en serio y luego los critican por ser tan literales sobre la Eucaristía. Sin embargo, como Chesterton indica, "se quitan los sombreros en las iglesias aun cuando niegan que Cristo esté presente en el altar".

En definitiva, cada ataque contra la Iglesia es un ataque contra el sacerdocio y contra la Eucaristía. Cada ataque contra la Iglesia es un ataque contra Cristo Dios, que vino en la carne y que fundó la Iglesia y que tomaba el pan y el vino mientras decía: "Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre".


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EduaRod
Veterano


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MensajePublicado: Jue Jun 29, 2006 3:13 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

EduaRod escribió:

Es verdad hermano, es verdad. ¿Porqué se empeña tanto entonces en mantener esquemas de juicio inmanentes y producto de simples ideologías humanas ante la más trascendente de las realidades?


Estimado en Cristo Javi:

Cuando hablo de "la más trascendente de las realidades" me refiero a la Redención. Se lo aclaro por aquello de que pueda usted pensar que me refereía a la posibilidad de ser ordenado sacerdote y que de ahí dedujera equivocadamente que mis propias palabras excluían a las mujeres de "la más trascendente de las realidades"

Saludos y bendiciones
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Javi Becerra
Asiduo


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MensajePublicado: Vie Jun 30, 2006 8:41 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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Estimado Eduarod, paz y bien.


Entiendo que se encuentre usted en el dilema de tener que defender, por un lado, que la mujer posee una igual dignidad por la igual condición de persona que la define y, por otro lado, que la condición sexual imposibilite para cosas diferentes respecto de Cristo. Y es muy curioso porque ha de convencer de que no es machista, defendiendo una doctrina que sí lo es. Ha de usar un lenguaje inclusivo siendo excluyente. Y ha de parecer no sexista tratando de asignar valores eclesiales diferentes según el sexo. Crea que le comprendo, aunque no acepte tanta contradicción.

Me resulta curiosísimo que me identifique como machista y luego me adoctrine sobre el papel del Espíritu Santo. ¡Esta es la clave! Hacemos que Dios sea el protagonista de una decisión que consideramos definitiva y absolutamente irrefutable e inamovible y definitiva. Hacemos a Dios protagonista de esta absurda exclusión sexual.

Eduarod, no se entera con lo del reconocimiento de la dignidad, así que le voy a poner un ejemplo. Imagine que una persona mide 1,80 m. pero que decidimos que los de su aldea no pueden medir más de 1,70 m. Por más que digamos que no mide 1,80 mide 1,80, es sólo que no se reconoce su verdadera altura. Así ocurre con la dignidad: la dignidad se posee siempre, son los demás los que hemos de respetarla y reconocerla. En el caso que nos ocupa, la mujer es digna por ser persona, con la misma dignidad que la de cualquier otra persona. Ahora bien, atentamos contra su dignidad cuando le adjudicamos funciones adecuadas a su sexo en nombre y por decisión de Dios según el conocimiento que de su voluntad tiene la iglesia, y aún más cuando lo hacemos en nombre de una tradición que constantemente ha violado su dignidad.


Y perdone que en este caso le cite. Dice usted:

Bueno pues hermano, se la pongo al revés: DEMUESTRE que somos los hombres y no Dios quien quiso esto. Y demostrar no equivale aquí a decir "no lo dicen las escrituras". Pues las escrituras claramente señalan que Cristo dio una serie de instrucciones a sus discípulos las cuales no enlista. ¿Puede demostrar que entre tales instrucciones NO se incluía esta?

Me pide que demuestre la existencia de una norma que no está "enlistada" en virtud de una norma que "posiblemente esté enlistada". Y le invito a una lectura sosegada del último capítulo de la carta de Pablo a los Romanos. Contemple a Febe y a Junías, y a las demás mujeres. ¿Cómo que no está enlistada? La pregunta sería más bien por qué se evolucionó después al machismo más casposo.


La continuada práctica de la Iglesia desde entonces hasta nuestros días nos hace pensar que si se incluyó ¿puede usted DEMOSTRAR lo contrario? Si no puede, estimado hermano, no está usted sino haciendo suposiciones temerarias de que somos los hombres quienes inventamos las cosas. Y son temerarias porque se oponen a la continuada práctica de quienes si recibieron tales instrucciones.
Por otra parte, ciertamente un servidor podría citar razones mucho más específicas, pero no tiene sentido hacerlo en la medida que usted no comprenda que no existe discriminación, ni que la dignidad de la persona está comprometida en modo alguno en esto.


La continuada práctica de la Iglesia desde entonces hasta nuestros días en este tema debería darnos/darle vergüenza. ¡Qué cosas hemos dicho y hecho respecto de las mujeres! Si para sostener que la mujer es respetada cuando se la declara imposibilitada al presbiterado en virtud de la historia y de la práctica habitual, o no conocemos la historia y la práctica habtual o éstas no nos avergüenzan. En su caso creo que sirve más la segunda opción: no se avegüenza y es por esto que le sirve de premisa para sostener sin rubor que la práctica histórica nos sirve para dilucidar las normas no explicitadas en la Escritura para lo que nos ocupa.

antes no se negaba a los casado y ahora sí. Es lo malo de no buscar el fondo de las cosas, estimado hermano: confunde uno los aspectos de fondo con los meramente disciplinarios.


Que esta cuestión sea de fondo y no disciplinar la vuelve aún más preocupante: elaboramos una antropología que distingue para lo trascendente entre hombres y mujeres y que no respeta que los dos, hombre y mujer, son igualmente imagen del Padre.
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MensajePublicado: Vie Jun 30, 2006 5:15 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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Estimado Javi Becerra,

Cito al Santo Padre Juan Pablo II (QEPD) en su encíclica "Mulieris Dignitatem".

Cita:

La Eucaristía

26. En el vasto trasfondo del «gran misterio», que se expresa en la relación esponsal entre Cristo y la Iglesia, es posible también comprender de modo adecuado el hecho de la llamada de los «Doce». Cristo, llamando como apóstoles suyos sólo a hombres, lo hizo de un modo totalmente libre y soberano. Y lo hizo con la misma libertad con que en todo su comportamiento puso en evidencia la dignidad y la vocación de la mujer, sin amoldarse al uso dominante y a la tradición avalada por la legislación de su tiempo. Por lo tanto, la hipótesis de que haya llamado como apóstoles a unos hombres, siguiendo la mentalidad difundida en su tiempo, no refleja completamente el modo de obrar de Cristo. «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza..., porque no miras la condición de las personas» (Mt 22, 16). Estas palabras caracterizan plenamente el comportamiento de Jesús de Nazaret, en esto se encuentra también una explicación a la llamada de los «Doce». Todos ellos estaban con Cristo durante la última Cena y sólo ellos recibieron el mandato sacramental: «Haced esto en memoria mía» (Lc 22, 19; 1 Cor 11, 24), que está unido a la institución de la Eucaristía. Ellos, la tarde del día de la resurrección, recibieron el Espíritu Santo para perdonar los pecados: «A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 23).

Nos encontramos en el centro mismo del Misterio pascual, que revela hasta el fondo el amor esponsal de Dios. Cristo es el Esposo, porque «se ha entregado a sí mismo»: su cuerpo ha sido «dado», su sangre ha sido «derramada» (cf. Lc 22, 19-20). De este modo «amó hasta el extremo» (Jn 13, 1). El «don sincero», contenido en el sacrificio de la Cruz, hace resaltar de manera definitiva el sentido esponsal del amor de Dios. Cristo es el Esposo de la Iglesia, como Redentor del mundo. La Eucaristía es el sacramento de nuestra redención. Es el sacramento del Esposo, de la Esposa. La Eucaristía hace presente y realiza de nuevo, de modo sacramental, el acto redentor de Cristo, que «crea» la Iglesia, su cuerpo. Cristo está unido a este «cuerpo», como el esposo a la esposa. Todo esto está contenido en la Carta a los Efesios. En este «gran misterio» de Cristo y de la Iglesia se introduce la perenne «unidad de los dos», constituida desde el «principio» entre el hombre y la mujer.

Si Cristo, al instituir la Eucaristía, la ha unido de una manera tan explícita al servicio sacerdotal de los apóstoles, es lícito pensar que de este modo deseaba expresar la relación entre el hombre y la mujer, entre lo que es «femenino» y lo que es «masculino», querida por Dios, tanto en el misterio de la creación como en el de la redención. Ante todo en la Eucaristía se expresa de modo sacramental el acto redentor de Cristo Esposo en relación con la Iglesia Esposa. Esto se hace transparente y unívoco cuando el servicio sacramental de la Eucaristía —en la que el sacerdote actúa «in persona Christi»— es realizado por el hombre. Esta es una explicación que confìrma la enseñanza de la Declaración Inter insigniores, publicada por disposición de Pablo VI, para responder a la interpelación sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial.(50)

El don de la Esposa

27. El Concilio Vaticano II ha renovado en la Iglesia la conciencia de la universalidad del sacerdocio. En la Nueva Alianza hay un solo sacrificio y un solo sacerdote: Cristo. De este único sacerdocio participan todos los bautizados, ya sean hombres o mujeres, en cuanto deben «ofrecerse a sí mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios» (cf. Rom 12, 1), dar en todo lugar testimonio de Cristo y dar razón de su esperanza en la vida eterna a quien lo pida (cf. 1 Ped 3, 15).(51) La participación universal en el sacrificio de Cristo, con el que el Redentor ha ofrecido al Padre el mundo entero y, en particular, la humanidad, hace que todos en la Iglesia constituyan «un reino de sacerdotes» (Ap 5, 10; cf. 1 Ped 2, 9), esto es, que participen no solamente en la misión sacerdotal, sino también en la misión profética y real de Cristo Mesías. Esta participación determina, además, la unión orgánica de la Iglesia, como Pueblo de Dios, con Cristo. Con ella se expresa a la vez el «gran misterio» de la Carta a los Efesios: la Esposa unida a su Esposo; unida, porque vive su vida; unida, porque participa de su triple misión («tria munera Christi»); unida de tal manera que responda con un «don sincero» de sí al inefable don del amor del Esposo, Redentor del mundo. Esto concierne a todos en la Iglesia, tanto a las mujeres como a los hombres, y concierne obviamente también a aquellos que participan del «sacerdocio ministerial»,(52) que tiene el carácter de servicio. En el ámbito del «gran misterio» de Cristo y de la Iglesia todos están llamados a responder —como una esposa— con el don de la vida al don inefable del amor de Cristo, el cual, como Redentor del mundo, es el único Esposo de la Iglesia. En el «sacerdocio real», que es universal, se expresa a la vez el don de la Esposa.

Esto tiene una importancia fundamental para entender la Iglesia misma en su esencia, evitando trasladar a la Iglesia —incluso en su ser una «institución» compuesta por hombres y mujeres insertos en la historia— criterios de comprensión y de juicio que no afecten a su naturaleza. Aunque la Iglesia posee una estructura «jerárquica»,(53) sin embargo esta estructura está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo. La santidad, por otra parte, se mide según el «gran misterio», en el que la Esposa responde con el don del amor al don del Esposo, y lo hace «en el Espíritu Santo», porque «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rom 5, 5). El Concilio Vaticano II, confirmando la enseñanza de toda la tradición, ha recordado que en la jerarquía de la santidad precisamente la «mujer», María de Nazaret, es «figura» de la Iglesia. Ella «precede» a todos en el camino de la santidad; en su persona la «Iglesia ha alcanzado ya la perfección con la que existe inmaculada y sin mancha» (cf. Ef 5, 27).(54) En este sentido se puede decir que la Iglesia es, a la vez, «mariana» y «apostólico-petrina».(55)

En la historia de la Iglesia, desde los primeros tiempos, había, junto a los hombres, numerosas mujeres, para quienes la respuesta de la Esposa al amor redentor del Esposo adquiría plena fuerza expresiva. En primer lugar, vemos a aquellas mujeres que personalmente se habían encontrado con Cristo y le habían seguido, y después de su partida «eran asiduas en la oración» juntamente con los Apóstoles en el cenáculo de Jerusalén hasta el día de Pentecostés. Aquel día, el Espíritu Santo habló por medio de «hijos e hijas» del Pueblo de Dios cumpliéndose así el anuncio del profeta Joel (cf. Act 2, 17). Aquellas mujeres, y después otras, tuvieron una parte activa e importante en la vida de la Iglesia primitiva, en la edificación de la primera comunidad desde los cimientos —así como de las comunidades sucesivas— mediante los propios carismas y con su servicio multiforme. Los escritos apostólicos anotan sus nombres, como Febe, «diaconisa de Cencreas» (cf. Rom 16, 1), Prisca con su marido Aquila (cf. 2 Tim 4, 19), Evodia y Síntique (cf. Fil 4, 2), María, Trifena, Pérside, Trifosa (cf. Rom 16, 6. 12). El Apóstol habla de los «trabajos» de ellas por Cristo, y estos trabajos indican el servicio apostólico de la Iglesia en varios campos, comenzando por la «iglesia doméstica»; es aquí, en efecto, donde la «fe sencilla» pasa de la madre a los hijos y a los nietos, como se verificó en casa de Timoteo (cf. 2 Tim 1, 5).

Lo mismo se repite en el curso de los siglos, generación tras generación, como lo demuestra la historia de la Iglesia. En efecto, la Iglesia defendiendo la dignidad de la mujer y su vocación ha mostrado honor y gratitud para aquellas que —fieles al Evangelio— han participado en todo tiempo en la misión apostólica del Pueblo de Dios. Se trata de santas mártires, de vírgenes, de madres de familia, que valientemente han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos en el espíritu del Evangelio han transmitido la fe y la tradición de la Iglesia.
En cada época y en cada país encontramos numerosas mujeres «perfectas» (cf. Prov 31, 10) que, a pesar de las persecuciones, dificultades o discriminaciones, han participado en la misión de la Iglesia. Basta mencionar a Mónica, madre de Agustín, Macrina, Olga de Kiev, Matilde de Toscana, Eduvigis de Silesia y Eduvigis de Cracovia, Isabel de Turingia, Brígida de Suecia, Juana de Arco, Rosa de Lima, Elizabeth Seton y Mary Ward.

El testimonio y las obras de mujeres cristianas han incidido significativamente tanto en la vida de la Iglesia como en la sociedad. También ante graves discriminaciones sociales las mujeres santas han actuado «con libertad», fortalecidas por su unión con Cristo. Una unión y libertad radicada así en Dios explica, por ejemplo, la gran obra de Santa Catalina de Siena en la vida de la Iglesia, y de Santa Teresa de Jesús en la vida monástica.

También en nuestros días la Iglesia no cesa de enriquecerse con el testimonio de tantas mujeres que realizan su vocación a la santidad.

Las mujeres santas son una encarnación del ideal femenino, pero son también un modelo para todos los cristianos, un modelo de la «sequela Christi» —seguimiento de Cristo—, un ejemplo de cómo la Esposa ha de responder con amor al amor del Esposo



Si se quiere seguir a Cristo, hay muchos caminos, cada uno de ellos depende de nuestra condición.

Si sólo se busca el sacerdocio ministerial, es por el deseo de figurar entre los hombres y no para la gloria de Cristo.
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EduaRod
Veterano


Registrado: 21 Ene 2006
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MensajePublicado: Dom Jul 02, 2006 7:09 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
Responder citando

Estimado en Cristo Javi:

Lo intenté, pero su perspectiva ideológica es tan fuerte que no puede usted juzgar el asunto fuera de ella; por eso ni siquiera escucha el fondo de mis argumentos, mucho menos los rebate, sino se limita a juzgar los enunciados desde su perspectiva ideológica.
Le pedí que demostrara que era la voluntad de Dios que la mujer fuese admitida al sacerdocio ministerial. Y usted se limita a volver a afirmar categóricamente (y sin otro fundamento que su presupuesto ideológico) que su dignidad como persona requiere que sea admitida al sacerdocio ministerial (lo que contradice clara y directamente su repetido reconocimiento al hecho de que no hace a nadie menos digno el no serlo), por lo que, dice usted, es indispensabel reconocer tal "realidad" pues de lo contrario se afectará la dignidad de la mujer al no reconcer lo que en realidad es. Me entero hermano, que esto segundo es lo que usted pretende sea su argumento; pero lo segundo no puede existir sin lo primero como muchas de sus propias respuestas claramente lo demuestran; de modo que su argumento necesariamente está compuesto por las dos partes.

En otras palabras, y dado que usted se empeña en no darse por enterado de que le entiendo perfectamente: que usted no pretende sino reclamar lo que considera el reconocimiento de un hecho; uso su mismo ejemplo como un último recurso para indicarle dónde está la falla de su argumentación: NO trajo usted una cinta métrica debidamente calibrada y nos demostró mediante ella que la persona medía 1.80; sino simplemente en función de referencias sumamente indirectas con respecto a personas altas en la aldea, usted simplemente asumió que tales referencias significaban que la mencionada persona debía medir 1.80; y de ahí pasa a presentar esa altura como un hecho objetivo e incuestionable que no vale la pena siquiera discutir, para lo cual, por tanto, no ha presentado prueba alguna sino su presupuesto ideológico.
Si mide 1.80 traiga una cinta métrica fidedigna y demuéstrelo; si no puede hacerlo, entonces usted está suponiendo cosas, ya se lo dije, de manera muy temeraria.

¿Cree que mencionar el tema de Febe y Junías constituye tal demostración?
1. Al mencionar a Junías indica usted mismo lo improcedente de tal intento de demostración, pues utiliza usted un nombre masculino, señal de la disputa que existe con respecto a si se trataba de hombre o mujer (para ser mujer tendría que haber dicho Junia). En cualquier caso, lo único que dice la escritura es esto:
Cita:
Saludad también a Andrónico y a Junia(s), mis parientes y compañeros de prisión, los cuales son muy distinguidos entre los apóstoles, y quienes se convirtieron a Cristo antes que yo.
Romanos 16, 7

Desde el texto griego NO se puede afirmar que Iounian (Junia(s)) se pueda traducir como Junia o como Junías, pues no es en realidad ninguna de las dos cosas, por lo que interpretar una u otra cosa en función del texto únicamente, o incluso agregando otro tipo de referencias, es simplemente tomar una postura sobre algo que NO es seguro.
Igualmente, desde el texto griego NO es claro si "entre los apóstoles" significa que a tales personas se les confiere el título de apóstoles o si simplemente se menciona que los apóstoles les tenían en gran estima, pues la sintaxis permite ambas interpretaciones.
Desde luego que los promotores del sacerdocio femenino han "resuelto" ambas controversias a su favor para "demostrar" que existían mujeres que eran tenidas como apóstoles. Pero:
a. tal solución se basa en simples supuestos y carece de cualquier fuerza probatoria algo sustentado en simples supuestos.
b. aun cuando tuvieran razón, eso no prueba nada con respecto al sacerdocio, puesto que es evidente que no se trata aquí de personas que se contaran como apóstoles del Señor en el sentido que se aplica a los 12. Por tanto, es obvio que se trata de un uso genérico, y yo le puedo mencionar muchísimas mujeres que realizan labores apostólicas y que, en ese sentido genérico decimos que son apóstoles (enviadas) de Nuestro Señor sin que esto tenga la mínima relación con el sacerdocio ministerial.

2. En cuanto a Febe, se dice que es "diakonos" de la Iglesia de Céncreas. Pero, contra lo que usted y otros puedan suponer, tal palabra NO necesariamente designa el pimer grado de las ordenes mayores. Al contrario, la palabra meramente se traduce como "servidor(a)", como por ejemplo, se usa "diakonos" en el texto griego en el siguiente pasaje:
Cita:
No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor.
San Mateo 16, 21

Es obvio que esto no significa que todos debamos buscar el primer grado de las órdenes mayores, sino que en nuestra vida cotidiana y en nuestra participación en la Iglesia debemos siempre buscar servir a todos, siendo "diakonos" para ellos. Así estimado hermano, el uso de la palabra "diakonos" dista mucho de ser una prueba incontrovertible de que a Febe se le había conferido siquiera el primer grado del orden sagrado y, evidentemente, es absolutamente nula en lo que se refiere al segundo grado (el presbiterado) que es lo que hemos estado discutiendo.

Cita usted pues estos equívocos frecuentemente utilizados por la gente que lleva su misma agenda ideológica con una interpretación forzada y "validada" a través de la opinión de supuestos expertos, lo cual se hace porque tal interpretación con toda evidencia falla en los dos criterios primarios que deberían utilizarse:
1. la consistencia con el resto de los textos sagrados, y
2. la persistencia que debería haber tenido lo que ustedes suponen algo normal en aquel momento. Usted mismo se pregunta porqué no ocurrió así ("por qué se evolucionó después al machismo más casposo"); pero mi estimado hermano, si quiere demostrar que mide 1.80, no tiene usted que preguntarse, sino debe ofrecer pruebas basadas en hechos y no en supuestos de porqué ocurrió así. De lo contrario, insisto, no está usted haciendo sino simples especulaciones.
Esta discusión basada en la aparición de palabras usadas en sentido equívoco no deja de recordar las frecuentes discusiones con los hermanos separados sobre el tema de la supuesta no virginidad de María, la que sabemos fundamentan en el uso de la palabra "hermanos" con respecto al Señor.

Se equivoca usted hermano, si pretende que tomemos como un hecho un presupuesto ideológico sin más prueba que la de que a algunas personas como usted les parece que no debería ser así, para lo que no dan mayor prueba que su propio sentir o parecer. Lo que usted pide no es digno de una persona racional, ¡mucho menos de un creyente que tiene una disposición contraria de parte de la Santa Sede! Y para que no me salga con que esoy escudando el machismo tras un truco retórico, le insto una vez más a demostrar que Dios quiso las cosas como usted dice y, más aún, que una persona puede ser menos digna por no acceder al sacerdocio ministerial; condiciones ambas indispensables para que hubiese discriminación o machismo en la postura de la Iglesia.

En fin hermano, un servidor, al igual que todos los verdaderos católicos, creemos que el Espíritu Santo gobierna a la Iglesia y no nos avergonzamos de sus decisiones (las del Espíritu); mucho menos porque estas contradigan su agenda ideológica que, como ya le demostré, pero no lo quiso usted ver, esa si que es fuertemente discriminatoria en contra de los valores femeninos.
Además de que revierte el orden del consejo evangélico que antes le cite: el grande en el Reino de Dios es el servidor, y NO el que busca cargos y dignidades.


Dice usted:

Cita:

Me pide que demuestre la existencia de una norma que no está "enlistada" en virtud de una norma que "posiblemente esté enlistada". Y le invito a una lectura sosegada del último capítulo de la carta de Pablo a los Romanos. Contemple a Febe y a Junías, y a las demás mujeres. ¿Cómo que no está enlistada? La pregunta sería más bien por qué se evolucionó después al machismo más casposo.

Bueno, el argumento ya se lo contesté, pero de todas formas esta referencia equívoca e indirecta no es lo que yo le pedí. Le pedí que demostrara que Dios no quería esta limitación, y le dije que no están listadas las normas dictadas por Jesucristo, las que, le guste o no a usted o a quien sea, simplemente no están listadas; un servidor le indicó que podíamos usar referencias indirectas para hacer suposiciones; ¡y viene usted con referencias indirectas bastante difusas a pretender que estas equivalen a una demostración incontrovertible (ya se que no lo dijo así, pero su "¿Cómo que no están listadas?" lo denota) de que sus presupuestos ideológicos están listados en las normas dadas por Nuestro Señor! Confused Exclamation Question

Cita:

La continuada práctica de la Iglesia desde entonces hasta nuestros días en este tema debería darnos/darle vergüenza. ¡Qué cosas hemos dicho y hecho respecto de las mujeres! Si para sostener que la mujer es respetada cuando se la declara imposibilitada al presbiterado en virtud de la historia y de la práctica habitual, o no conocemos la historia y la práctica habtual o éstas no nos avergüenzan. En su caso creo que sirve más la segunda opción: no se avegüenza y es por esto que le sirve de premisa para sostener sin rubor que la práctica histórica nos sirve para dilucidar las normas no explicitadas en la Escritura para lo que nos ocupa.

Bueno, antes que nada y para que no haya confusiones, aclaro que me refiero aquí básicamente a la practica continuada de no admitir mujeres al sacerdocio ministerial; y NO a que pretenda un servidor aprobar o justificar cualquier auténtico abuso que cualquier persona dentro de la Iglesia haya realizado a lo largo de la historia... puesto que su comentario sugiere que ya andaba usted interpretando mis palabras en ese sentido.
Pero ya se lo dije hermano: ¡no tengo porqué avergonzarme porque su presupuesto ideológico determina que esto es discriminatorio para la mujer! Siguiendo con su ejemplo: usted presupone ideológicamente y sin previa demostración que la persona mide 1.80 tan sólo porque para usted le parece que es más digno que la persona pueda medir 1.80 y lo ha dado como un hecho indiscutible que simplemente quiere que se reconozca. Pero para los que sabemos de la verdadera naturaleza de la dignidad concedida por Dios al ser humano, es simplemente ridículo suponer que medir 1.70 o 1.80 da mayor o menor dignidad, lo mismo que ser o no sacerdote ministerial. Ya sé que me dirá que lo de 1.80 era tan sólo un ejemplo, pero ese es el punto: la dignidad de la persona como tal queda tan inafectada por ser presbítero o no, que por su altura. Otra cosa muy distinta es que en el sacerdote se respete la dignidad de Cristo, lo que en última instancia se debe hacer en cualquier hermano. Por eso no nos "averguenza" que una persona sea o pueda ser alta o baja o que sea o pueda ser o no sacerdote.
Cita:

Que esta cuestión sea de fondo y no disciplinar la vuelve aún más preocupante: elaboramos una antropología que distingue para lo trascendente entre hombres y mujeres y que no respeta que los dos, hombre y mujer, son igualmente imagen del Padre.


En cambio, como su presupuesto ideológico REQUIERE que mida 1.80, por eso usted presupone, sin pruebas y contra la última medición del médico a cargo que cuenta con una cinta métrica confiable (la Iglesia), que la persona DEBE medir 1.80 y nos exige a los demás reconocer lo que usted cree un hecho, y pretende avergonzarnos por no hacerlo, atreviéndose incluso a poner palabras en la boca de Dios. Pero todo eso en realidad no es sino su postura ideológica, la que evidentemente no puede constituir para nosotros un criterio de verdad.

Le reto hermano a que se atreva a superar su prejuicio ideológico y me cite una sola, tan solo una sola (la que quiera) diferencia entre los hombres y las mujeres que no sea de caracter meramente biológico.

Vea usted nada más hasta el extemo que llega: ¡identifica usted ser imagen del Padre con la posiblidad de ser presbítero!
Ya se lo dije querido hermano: ¡un servidor no tiene ninguna necesidad de ser presbítero para ser imagen de Dios!


¿Quiere saber, querido hermano, cuál es la siniestra agenda detrás de su ideología supuestamente reivindicadora?
Tradicionalmente ha sido obligación del cristiano atender al necesitado, en cambio, la antropología y eclesiología que usted defiende tiene la secreta implicación de que, si todos somos igualmente "dignos" (lo que en su ideología se identifica con "competentes para cualquier tarea"), entonces toda ayuda al prójimo se reduce a "reconocer" su supuesta "dignidad" y "permitirle" "desarrollarse". Así, la asistencia real y cotidiana se convierte en un signo discriminador y enajenante; de modo que se omite casi por completo, abandonando al hermano(a) necesitado a su propia suerte.
La única aspirinita espiritual de tal parodia de la santa virtud de la caridad, es típicamente la de dedicar un día al año a "promover" la causa de la "dignidad" de estas personas (día del indígena, día de la mujer, día de los "adultos mayores", etc.). Día que típicamente se hace organizando conferencias y spots televisivos (todo ello pagado con fondos públicos y/o donativos particulares que permiten deducir impuestos, claro está) en los cuales se les informa a los hermanos en necesidad que sabemos que tienen nuestra misma dignidad y que, por lo mismo y ya que los hemos librado de la opresión que constituye la compasión que otros pudieran sentir por ellos, ahora son libres para fletarse todo lo que sea necesario para medio salir adelante sin la ayuda que se les niega para no menoscabar su "dignidad"... ¡ni nuestro bolsillo!

¡Esto es lo que verdaderamente avergüenza hermano! Que estén tan difundidas en la Iglesia estas estrategias del filantropismo liberal para fingir demencia en la verdadera solidaridad y asistencia al hermano necesitado que ahí si, incontrovertiblemente nos demanda el Evangelio.
De estas cosas es de las que sí se acaba pidiendo perdón hermano e, insisto, aquí yo personalmente si que me avergüenzo por lo que un servidor, la Iglesia, y la humanidad hemos dejado de hacer en este renglón; particularmente por lo que se ha dejado de hacer justificándose en la "dignidad" de las personas en una hipócrita "lucha por sus derechos".


Sepa usted hermano, que no lo acuso personalmente de esa actitud, como tampoco acuso al marxista idealista de querer esclavizar a las personas; pero sepa también que, en el fondo, eso es lo que ambos están haciendo.
Lo he intentado hermano, pero si esto último no lo despierta y le mueve a alejarse de ese prejuicio ideológico, nada lo hará; por lo que no vería un servidor objeto en seguir la discusión.

Que Dios le bendiga.
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Beatriz
Veterano


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Mensajes: 6434

MensajePublicado: Dom Jul 02, 2006 8:00 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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EduaRod escribió:

Desde el texto griego NO se puede afirmar que Iounian (Junia(s)) se pueda traducir como Junia o como Junías, pues no es en realidad ninguna de las dos cosas, por lo que interpretar una u otra cosa en función del texto únicamente, o incluso agregando otro tipo de referencias, es simplemente tomar una postura sobre algo que NO es seguro.




Junias es un nombre tanto masculino como femenino y en el griego no tienen diferencias fonéticas entre las dos formas; un apóstrofe al final de la palabra nos marcaría el nombre como femenino. En muchos manuscritos no aparecen apóstrofes ni mayúsculas.
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Javi Becerra
Asiduo


Registrado: 01 Mar 2006
Mensajes: 210

MensajePublicado: Dom Jul 02, 2006 11:53 pm    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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Estimada Beatriz, ¡qué mezcla de cuántas cosas!

No hay voluntad expresada por Dios de forma explícita de que la mujer pueda ser ordenada al saerdocio ministerial. No obstante, le pido que me diga cuándo expresa Dios de forma explícita su voluntad de que alguien sea ordenado al sacerdocio ministerial. No es en el N.T., desde luego.

¿Tiene dignidad un esclavo? La tiene. ¿Pierde su dignidad por su condición de esclavo? No. Su condición de esclavo es un atentado contra su dignidad. Precisamente por que es digno es que la esclavitud es una tropelía. Esto, que usted afirma que entiende, no lo parece:

...le insto una vez más a demostrar que Dios quiso las cosas como usted dice y, más aún, que una persona puede ser menos digna por no acceder al sacerdocio ministerial...

De nuevo: no se trata de "ser" menos sino de "ser tratado" como menos en virtud del sexo. Espero que ya le quede claro.

Apela usted constantemente a una especie de fijación ideológica que turba mi entendimiento. Bien, explíqueme qué es lo que la mujer "es" o "no es", "tiene" o "no tiene", "le sobra" o "le falta" que es definitivo para que la Iglesia considere que Dios la excluye del don del servicio en el presbiterado.

¿Se ha fijado la de vueltas que da usted para decir que Febe no es lo que la Palabra dice que es? Pablo en Flp 1, 1 saluda a los cristianos de Filipos con sus obispos y diáconos. Si en este pasaje designa ciertamente a ministros de la iglesia, no hay razón suficiente para que en Rom no tenga un significado semejante en referencia a Febe.

Quizás deberíamos traducir "diakonos" siempre como "servidores", pero el sentido de multitud de textos perdería el significado que se les suele dar. Valga, por ejemplo, el caso de 1 Tim 3, 8-12: los diáconos igualmente deben ser dignos, sin doblez....

Respecto de Junías, lo mismo. Vueltas y vueltas para concluir que no puede determinarse si es varón o mujer, aunque usted supone que es varón. Según Domiciano Fernández, los Padres griegos que mencionan a Junias afirman sin vacilar que se trata de una mujer. Parece más que probable que Pablo habla de un matrimonio (Andrónico y Junia) lo mismo que Aquila y Priscila. Pablo dice que ambos son de su raza, es decir, judíos -pues así hay que interpretar el término-, que fueron sus compañeros de cautiverio, que creyeron en Cristo antes que él y que son insignes entre los apóstoles. Cierto es que la palabra «apóstol» no tiene en Pablo el sentido restringido que tiende a darle Lucas reservándolo a los «Doce». Apóstol es todo enviado por la comunidad oficialmente para anunciar la buena nueva de Cristo resucitado, o también el enviado por el mismo Cristo, como dice Pablo de sí mismo. Lo cierto es que aquí tenemos a una mujer a quien el mismo Pablo cuenta entre los «apóstoles insignes».


Vuelvo a recordarle que no pretendo cargo alguno ni la más mínima porción de poder. No soy mujer. No pido nada para mí. Espero que esto también le quede claro.

Y para que la cosa quede aún más clara, y ya mostrado que la Palabra, tal y como dijo en su momento la Pontificia Comisión Bíblica, no es concluyente en la exclusión de la mujer, sólo queda apelar a la tradición (también con mayúsculas). Y es aquí donde parece que usted cierra los ojos y pretende no ver las cosas que hemos dicho y hecho durante siglos y que, sorprendentemente, se convierten en premisa para llegar a la conclusión de que históricamente la iglesia ha sostenido siempre la misma posición doctrinal al respecto y que, por lo mismo, no se puede hacer lo que siempre se ha negado. ¡Si es una historia vergonzante contra la mujer! ¡Cómo puede apelarse a esto!

Sobre lo del ejemplo del 1,80 me niego a responder visto que usted se empeña en no entender y en poner en mi debe cosas que ni he dicho ni he querido decir.
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Si doy pan a un pobre me llaman santo. Si pregunto por qué no tiene pan me llaman comunista (P. Casaldáliga).
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EduaRod
Veterano


Registrado: 21 Ene 2006
Mensajes: 3275

MensajePublicado: Lun Jul 03, 2006 7:45 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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Estimado en Cristo Javi:

Lo dicho: es tal su apego a su presupuesto ideológico que ni siquiera se fija ya en quién le dice las cosas, ¡que esperanzas de que se fije en los argumentos y menos aún de que pueda sopesarlos contra los propios!

De todas formas me doy por enterado de que la respuesta que dirigió a Beatriz iba primariamente dirigida a un servidor; la que, para ser honestos, no esperaba ya muy distinta a lo que es.

En fin hermano, como le dije, lo intenté y ante los resultados, no veo el menor objeto en seguir con la discusión: espere usted su cambio si eso le hace feliz y cree que con ello sirve al Señor, estoy seguro de que su sincera intención no dejará de ser tomada en cuenta; y yo por mi parte sigo promoviendo entre los que están dispuestos a sacrificarse por servir al prójimo la auténtica caridad (que es lo único que en verdad engrandece al ser humano: "Si no tengo caridad, nada soy") y el auténtico respeto a los valores femeninos. ¿Le parece?

Que Dios le bendiga.
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Javi Becerra
Asiduo


Registrado: 01 Mar 2006
Mensajes: 210

MensajePublicado: Lun Jul 03, 2006 8:38 am    Asunto:
Tema: A ver quien me explica esto. Mujeres Obispos Episcopalianas
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Paz y bien, Eduarod

Es verdad que me dirijí erróneamente a otro forero. Y aunque se termine este diálogo no quería concluir sin aclarar un aspecto del mismo que no atendí anteriormente.

La apelación a la dignidad ajena no es una excusa para desatender a los demás. Muy al contrario, reconocer que alguien, por ser persona, debería tener satisfechos sus derechos fundamentales, al menos mínimamente, es acicate para pelear su satisfacción a muchos niveles, tanto a nivel personal como institucional y político. La caridad es obligación para todos y por muchas razones, además del mandato evangélico, y exige, desde luego, el sacrificio propio.
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