juan_pablo1 Constante
Registrado: 26 Jun 2006 Mensajes: 546 Ubicación: Argentina capital
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Publicado:
Mar Ago 08, 2006 10:27 pm Asunto:
Tema: Recomendación de libros |
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yo quiero recomendar el libro: ''codigo da vinci, verdad o ficcion? los especialistas responden al codigo da vinci''... es una refutacion de las mentiras y ataques absurdos de este libro anticatolico...en el cual se puede aprender mucho sobre los origenes de la iglesia y la verdad de los apocrifos,.entre cuyos autores se encuentran Luis h rivas..no se si alguien lo conoce,es uno de los exegetas y estudiosos de la biblia mas grandes de Argentina..otros son Ester de boer por ejemplo... lo siguiente es una parte del libro publicado por internet..Luis rivas actualmente recorre iglesia por iglesia respondiendo al codigo da vinci y hablando sobre la verdad de los evangelios apocrifos,el orgien intocable de los unicos y verdaderos cuatro evangelios etc...(no olvidemos que el codigo da vinci fue una de las tantas peliculas que sembro la estupida duda en los mas ignorantes sobre que la iglesia ocultaba empeñosamente los evangelios apocrifos y logro que muchas personas perdieran la fe en los evangelios y la iglesia):
La novela "El código Da Vinci"
Aportes de Mons. Luis H. Rivas
Hoy se cuentan por millones los lectores que en todo el mundo devoran la novela "El Código da Vinci". Para algunos no es más que una novela, otros descubren que bajo la apariencia de una novela se esconde un ataque dirigido contra la Iglesia Católica, pero hay otros que ingenuamente la leen como si se tratara de una investigación científica, y se asombran por la cantidad de verdades que antes no les habían dicho y que permanecían ocultas.
Para la gran mayoría de la gente la novela resulta atractiva, porque siempre fascina lo que aparece como misterioso, y sobre todo cuando presenta una versión diferente de lo que siempre se ha creído de otra forma. Así sucede, por ejemplo, con los libros que con apariencia científica pretenden documentar contactos con ovnis o con personajes extra-terrestres. Los libros de historia, por más bien documentados que estén, no suelen ser tan exitosos en las librerías, como aquellos que ofrecen una historia cambiada o intenta destruir a una persona que hasta ahora era tenida por héroe.
Ejercen gran atracción sobre la gente, y tienen venta asegurada, los libros que prometen revelar documentos que alguna autoridad mantiene en riguroso secreto. Se vendieron en cantidad los libros que daban diferentes versiones de lo que contenían los manuscritos del Mar Muerto (que el Vaticano mantenía ocultos, según se decía), a pesar de que se pueden leer en traducciones que se consiguen fácilmente en las librerías.
Cuando se trata de cuestiones científicas, es natural que los seres humanos tengan sus limitaciones. Nadie puede ser experto en todos los campos de la ciencia, y todas las personas tienen desconocimientos o ignorancias. Estos flancos débiles pueden ser aprovechados por algunos que inescrupulosamente se presentan como bien informados y hablando "como quien tiene autoridad", hacen creer a los otros las cosas más inverosímiles. Algo así sucede con "El Código da Vinci": la gente tiene, por lo general, fe en Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre. Pero no todos manejan los datos históricos referentes a los comienzos del cristianismo, o al origen de los evangelios, o al papel que le tocó al emperador Constantino en la historia de la Iglesia. Se presenta entonces alguien como el autor de esta novela, que hablando como persona bien informada, socava la fe de la gente modificando y deformando la historia con argumentos que no tienen el más mínimo fundamento científico. Muchos quedarán confundidos, creyendo que le han presentado la verdad de las cosas. Otros, lamentablemente los menos, mirarán con escepticismo y preguntarán "¿Será así como dice este señor?".
La novela gira en tomo a unos investigadores que van tras secretos antiguos que la Iglesia Católica trata de ocultar, y para lo que recurre a todos los medios, sin excluir los crímenes que se cometen por instigación de un obispo y por medio del Opus Dei. El argumento se alarga y se complica con disquisiciones sobre símbolos esotéricos, evangelios apócrifos, historias sobre los Templarios, los Rosacruces y los Masones.
El secreto, objeto de la novela, consiste en que la Iglesia Católica sostiene una versión falsificada de los orígenes del cristianismo, a la vez que oculta la verdad sobre la fe y el culto de la iglesia primitiva y también la existencia de descendientes de una pareja constituida por Jesús y María Magdalena. Una sociedad secreta custodia este secreto, y Leonardo da Vinci, que habría pertenecido a ella, los dejó consignados en sus cuadros. Los personajes de la novela se lanzan a descifrar las claves ocultas en esas pinturas.
Según la novela, la verdad sobre los orígenes del cristianismo es la siguiente:
• Jesús no es Dios. Los cristianos de los primeros siglos no veía a Jesús como Dios, sino que adoraban “lo divino femenino”. La afirmación de la divinidad de Jesucristo proviene del emperador Constantino, que la impuso a los obispos reunidos en el Concilio de Nicea en el año 325. Este emperador, que adoraba al Sol Invicto (masculino), hizo de Jesús un héroe-dios solar. Al mismo tiempo prohibió el culto a “la diosa” y destruyó todos los evangelios (¡más de ochenta!) que favorecían su culto. Finalmente, dejó sólo los cuatro evangelios que hoy se conocen, después de haberlos sometido a una cuidadosa corrección. Comenzó así el cristianismo "machista", enemigo de todo lo femenino.
• Jesús y María Magdalena estuvieron casados, y ella estaba embarazada cuando murió Jesús. El Santo Grial se interpretaría: "Sangre Real", y no es la copa de la última cena, sino la descendencia que lleva la sangre de Jesús. Los descendientes del hijo de Jesús y de María Magdalena serían los fundadores de la dinastía Merovingia en Francia.
• Además, Jesús y María Magdalena representan una dualidad masculina-femenina, de la misma manera que Marte y Atenea, o que Isis y Osiris. Los primeros cristianos adoraban "el sagrado femenino". Las formas de las catedrales medievales, que según la novela fueron construidas por los Templarios, con su nave larga y hueca conservan el simbolismo del vientre femenino.
• Pero después que Constantino suprimió la adoración de lo femenino, la Iglesia Católica adoptó una posición marcadamente misógina y persiguió a los que se mantenían fieles a la antigua divinidad femenina. Para eso mató a millones de brujas durante la Edad Media y el Renacimiento.
La novela presenta todo esto como el resultado de una rigurosa investigación histórica debidamente documentada. Pero el material sobre el que se ha hecho la investigación no es tan digno de fe, porque son los libros apócrifos, o novelas de apariencia histórica, o en simples afirmaciones sin ninguna documentación que las respalde.
¿Es verdad que los primeros cristianos no creían en la divinidad de Jesucristo?
Según la novela, como se ha dicho más arriba, esto fue impuesto por el emperador Constantino en el año 325. Sin embargo, existen documentos originados siglos antes de Constantino que dicen lo contrario. Uno de ellos proviene de los mismos paganos. Plinio (llamado "Plinio el joven"), que entre los años 111 y 113 era gobernador de Bitinia (en la actual Turquía), escribió una carta al emperador Trajano pidiéndole normas concretas sobre el procedimiento que tenía que observar con los cristianos (eran los tiempos de las persecuciones). En esa carta dice, entre otras cosas: ".... ellos (los cristianos) afirmaban que toda su culpa y error consistía en reunirse en un día fijo antes del alba y cantar a coros alternativos un himno a Cristo como a un dios..." (Carta 10,96).
Pero además de esta carta existe el testimonio del Nuevo Testamento y de los escritores cristianos de esos primeros siglos. El primer testimonio es el de san Pablo, que escribiendo a los Filipenses (en tomo al año 55) introduce el himno que dice: "Cristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente..." (Fil. 2, 6).
La Segunda Carta de Pedro (existe una copia del año III) comienza con un saludo que dice: "saludo a todos aquellos que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo..." (2Pe 1, 1). Un texto semejante se encuentra en la carta a Tito: "...nuestro Dios y Salvador Jesucristo" (Tit 2, 13).
El evangelio de Juan (del que se conservan copias de una fecha en torno al año 200, que tienen el texto completo ¡no fue modificado en tiempos de Constantino!) fue escrito para mostrar que Jesús es Hijo de Dios "igual al Padre" (5, 18; 10,33). En este evangelio Jesús afirma que quien lo ve a Él está viendo al Padre (12, 45; 14,9). El autor del evangelio comienza su obra con el himno a la Palabra de Dios, que proclama: "En el principio estaba la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios (entendiendo esto último como: Era de la misma condición que Dios)" (1, 1), y esa Palabra se hizo carne (1, 14) Y es Jesucristo. El evangelio concluye cuando el discípulo Tomás confiesa a Jesús como: "¡Señor mío y Dios mío!" (20, 2 .
Entre los escritores de los primeros tiempos basta recodar que el primero que usó la expresión "Dios-Hombre" referida a Jesús fue Orígenes, que murió en el año 253.
No hay duda que desde los primeros días los cristianos han considerado a Jesús como el Hijo de Dios igual al Padre, y que no hay espacio para una divinidad femenina, ni documento que lo pruebe.
Entonces ¿qué hizo el emperador Constantino en el Concilio de Nicea?
Cuando Constantino asumió el poder como emperador, quiso consolidar la unidad del imperio. Uno de los problemas que debió resolver era el de la unidad de la Iglesia cristiana. En ese momento se había producido una división por causa del presbítero Arrio, de Alejandría, que en el año 319 dijo que Jesucristo era una creatura de Dios, inferior al Padre. Amonestado por el obispo de Alejandría, Arrio se mantuvo en su posición y fue excomulgado, pero la disputa llegó a la calle, produciendo división entre los fieles y entre los obispos. En mayo/junio del año 325, el emperador Constantino convocó a 318 obispos a su palacio de verano en Nicea. La gran mayoría de estos obispos venían de las persecuciones romanas, y muchos de ellos llevaban cicatrices de lo que habían padecido por Jesucristo. No se puede pensar que se hubieran dejado imponer una nueva fe, distinta de aquella por la que habían sufrido. En este Concilio se aprobó el "Credo" que básicamente se recita hoy en las iglesias cristianas, y Constantino lo puso como ley del imperio. En él se confiesa que Jesucristo es: “de la misma sustancia que el Padre, Dios de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado...”. De los 318 obispos presentes, sólo dos se negaron a firmarlo.
Todos estos datos, que constan porque lo testimonian los historiadores y escritores de la época, muestran claramente que la confesión de fe en Jesucristo como Dios no es creación e imposición de Constantino, sino que era la confesión de la Iglesia hasta ese momento, y que la aceptación no fue "ajustada", sino casi unánime.
Es completamente falso que la cacería y quema de brujas durante la Edad Media y el Renacimiento estuviera relacionada con la persecución del culto a la divinidad femenina originada después de Constantino. Además esa horrible práctica no se limitó a la Edad Media y al Renacimiento, sino que en algunos lugares llegó hasta el siglo XIX. Basta con buscar el dato en cualquier libro de historia. También es falsa la información de que millones de brujas fueron quemadas. El número no fue tan elevado, porque los documentos históricos dicen que eran miles (No por eso deja de ser una práctica reprobable desde todo punto de vista). Tampoco eran sólo brujas, sino que también había brujos. Pero de esos miles de brujas y brujos hay que descontar los que fueron quemados después de muertos, o "en efigie" (es decir, quemando un muñeco que los representaba), o los que fueron quemados por autoridades no-eclesiásticas, o en países no católicos... El caso que inspiró el drama teatral y la película "Las brujas de Salem" no sucedió precisamente en un país católico.
¿Los símbolos y el culto cristiano fueron tomados del paganismo?
El culto cristiano tuvo siempre como punto de referencia el culto de Israel en el Antiguo Testamento. Ahí se encuentra el origen de las celebraciones y de las fiestas (Pascua, Pentecostés...). El principal acto de la liturgia cristiana, que es la celebración de la Eucaristía, tiene su origen en la cena de la Pascua de los judíos. El domingo -el primer día de la semana- fue el día en que se reunían los cristianos desde los primeros años, como consta por varios textos del Nuevo Testamento y en documentos de la iglesia primitiva, mucho antes que el cristianismo se impusiera en el imperio por imposición de Constantino.
Es verdad que algunos elementos del culto cristiano fueron tomados del paganismo, como puede ser la elección del día 25 de diciembre para festejar el nacimiento de Jesús. Pero en este caso lo único que se ha tomado es la determinación del día, porque lo que ahí se celebra es un hecho consignado en el evangelio, aunque no se diga en qué día sucedió.
Muchos gestos y signos del cristianismo pertenecen a la cultura universal, y no es necesario buscar su origen en el paganismo. Es natural que todas las religiones representen a las divinidades con rostros resplandecientes. Eso no quiere decir que una religión dependa de la otra. Cuando los cristianos pintaron una mujer con un niño en brazos lo hicieron para presentar en imágenes una escena del Evangelio. No era necesario que en ese caso estuvieran pensando en alguna diosa pagana con su hijo-dios recién nacido.
En este punto, el autor de la novela confunde a los lectores porque da como evidente que algunos signos religiosos cristianos tienen antecedentes paganos, pero en realidad esos signos religiosos paganos no están documentados en ninguna parte. Los que se han ocupado de este tema ponen como ejemplo la infancia del dios Krishna: en la novela se dice cuando nació le ofrecieron oro, incienso y mirra, pero en ningún libro de la literatura hindú aparece este dato. Más bien, el texto del Nuevo Testamento se refiere a textos del Antiguo (Is 60, 6 ; Sal 72, 15).
¿Los cuatro evangelios se impusieron en época de Constantino?
En la novela se dice que en época de Constantino se eliminaron más de ochenta evangelios que no favorecían la religión impuesta por el emperador, y se dejaron solamente cuatro que previamente fueron retocados y corregidos. Estos son los cuatro que hoy se conocen.
Pero la realidad es muy diferente. Los cuatro evangelios (Mateo - Marcos - Lucas - Juan) ya eran conocidos en el siglo II, y si bien circulaban otros libros que llevaban el nombre de "evangelios", cuando los autores cristianos hablaban de los evangelios decían: "los cuatro evangelios", y dejaban fuera todos los demás, que son llamados "apócrifos".
San Ireneo tenía esto muy claro cuando escribió hacia fines del siglo II: "Los Evangelios no pueden ser ni menos ni más de cuatro (Juan - Lucas - Mateo - Marcos)... un Evangelio en cuatro formas... Siendo así las cosas, dan muestras de vanidad, ignorancia y atrevimiento, aquellos que destrozan la forma del Evangelio, y que aumentan o disminuyen el número de los Evangelios: algunos lo hacen para presumir de haber encontrado algo más de la verdad, otros para condenar las Economías de Dios". (Contra las Herejías, ID, 11,8-9).
Los Evangelios que leía san Ireneo eran exactamente iguales a los que se leen hoy. No fueron cambiados ni corregidos. Esto se puede saber porque se dispone de gran cantidad de copias, traducciones hechas en la antigüedad y citas de autores de los primeros siglos que permiten hacer comparaciones para constatar que nada ha sido modificado.
Fuera de lo que dicen esos cuatro evangelios ¿hay aspectos de la vida de Jesús que fueron ocultados por la Iglesia?
La Iglesia transmitió lo mismo que recibió de los primeros testigos, y que se encuentra consignado en los Evangelios y en los escritos de los Apóstoles. No es posible ocultar nada, porque esos escritos ya fueron conocidos y divulgados desde el principio.
Los que dicen que "la Iglesia oculta aspectos de su vida" se refieren a hechos y palabras de Jesús que no son transmitidos por la Iglesia, pero se encuentran en los evangelios llamados "apócrifos" o en algunos escritos de la antigüedad. La Iglesia no difunde esos textos porque no provienen de los primeros testigos, sino que son creaciones posteriores.
¿Qué se dice en los evangelios "apócrifos"?
Los cuatro evangelios ya se conocían en el siglo II, mientras que los "apócrifos" aparecieron después, y algunos mucho después. Algunos son fantasiosos y responden al interés por conocer hechos que no están consignados en los Evangelios reconocidos por la Iglesia . Otros nacieron de inquietudes apologéticas . Algunos de estos evangelios "apócrifos" tuvieron amplia difusión en la Iglesia, inspiraron obras de arte e incluso dejaron su impronta en la liturgia y en la piedad de los fieles . No obstante, en muchos casos están plagados de anacronismo y errores históricos, y en más de una ocasión, la simplicidad de los autores ha permitido que dentro de la auténtica piedad se hayan deslizado errores doctrinales .
Pero otros "apócrifos" no tienen un origen tan piadoso, porque contradicen a los cuatro evangelios e intentan justificar enseñanzas que no son de Jesús. Estos surgieron para sustentar doctrinas que no correspondían con las enseñanzas de Jesús transmitidas tradicionalmente. Se fingieron así evangelios, cartas u otros escritos, en los que se decía que uno de los primeros discípulos (un apóstol, o María Magdalena, por ejemplo) había recibido revelaciones secretas de Jesús que no habían sido dadas a los demás. Pero estas "enseñanzas secretas" reproducían lo que proclamaba alguna secta o algún pseudo-maestro. Estos textos fueron detectados y rechazados desde el principio por los fieles y por los Santos Padres, que los denunciaron y los incluyeron en el número de los "evangelios apócrifos". A estos se refería san Ireneo en el texto citado más arriba.
Lo que diferencia a los escritos "canónicos" de aquellos que son "apócrifos", es que los primeros son reconocidos por la Iglesia como Sagrados, y son regla de fe y conducta para los fieles, porque en ellos se contiene lo que los testigos de Jesús recibieron de El y luego lo transmitieron a los fieles una vez que conocieron su resurrección y recibieron la luz del Espíritu Santo. Estos libros se deben recibir con fe, y son la regla de vida para los cristianos.
Los "apócrifos", en cambio, es posible que conserven algún elemento auténtico de la tradición que viene de Jesús. Pero esto es muy difícil de detectar y probar. Algunos surgieron como expresión de piedad y mueven a la devoción, pero sólo son útiles si esa piedad se apoya sobre un Jesús real, y no sobre una creación de la fantasía. La Iglesia nunca fundamenta su enseñanza en el contenido de los "apócrifos", y estos sirven solamente para saber cómo pensaba o expresaba su fe algún grupo de cristianos en los primeros siglos de la Iglesia.
Por parte de la Iglesia no hay ninguna prohibición de leerlos. En la actualidad hay muchas ediciones en cualquier idioma, también en castellano. También están en algunas páginas en Internet para quien los quiera leer ahí. La versión de que están ocultos o prohibidos es totalmente falsa, y forma parte de la maquinaria montada para hacerlos aparecer como misteriosos y de esa manera atraer a lectores curiosos.
La película "Estigma", por ejemplo, muestra cómo el Vaticano oculta el evangelio apócrifo de Tomás y recurre a cualquier método lícito o ilícito para que no se conozca. En realidad, el evangelio de Tomás no está en el Vaticano sino en el Museo de El Cairo, está publicado desde que se encontró (1945) y todo el mundo lo puede leer en el idioma que se le ocurra.
¿Es posible que Jesús se hubiera casado?
Si Jesús se hubiera casado, esto no habría constituido ningún pecado ni habría estado en contra de su condición divina. Pero como sucede siempre que se quiere escribir una historia, lo que se debe afirmar es lo que realmente consta por los documentos, y no lo que a cada uno le gustaría que hubiera sido (esto último ya no sería historia, sino fantasía). A veces se oyen expresiones como: "Si está casado y con hijos, entonces es más humano..."; o "Así aparece más como uno de nosotros..."; "Me gusta más...". Pero Jesús no es un personaje de novela, cuya historia se puede modificar a gusto del lector. El Jesús que predica la Iglesia no es un personaje de la fantasía, sino el que realmente existió, el que surge de las páginas del Evangelio. La fe se apoya sobre el Jesús real, no sobre una creación de la imaginación.
En el caso de Jesús, no hay ningún indicio en los evangelios de que hubiera estado casado. Los judíos de su tiempo consideraban que todo joven debía estar casado al llegar a los veinte años, y era normal que todos los maestros tuvieran esposa. Pero Jesús se presentó anunciando algo totalmente novedoso: la llegada del Reino de los Cielos. Para esto, exigió a todos sus seguidores que abandonaran todo y lo siguieran. Él habló de renunciar a los bienes materiales e incluso a los lazos familiares. No solamente lo exigió, sino que dio el ejemplo: no poseyó nada, y "no tenía una piedra sobre la cual reclinar su cabeza". Habría estado muy en contra de su predicación que exigiera renuncias a los demás, y no las practicara Él mismo.
Por otra parte, en los primeros años de la Iglesia tuvieron mucha importancia las personas que habían estado más cerca de Jesús: su Madre, los familiares llamados "hermanos de Jesús", los apóstoles... Si hubieran existido hijos o una esposa, indudablemente tendrían que haber sido tenidos en cuenta y rodeados de un honor especial. Sin embargo, ningún autor de los primeros siglos menciona hijos o esposa de Jesús. Es una señal de que no existían.
Por esa razón, se puede afirmar que los autores de los evangelios no omitieron ni olvidaron decir que Jesús estuvo casado, sino que no lo dijeron porque no vivió en matrimonio.
No merecen ninguna atención las fantasías ideadas por algunos autores, según las cuales Jesús no murió en la cruz, sino que fue retirado antes de morir y que continuó viviendo algunos años más, y que en ese período se casó y tuvo hijos. Todo esto es una novela sin ningún fundamento en los documentos históricos.
¿Cuál fue el papel de María Magdalena junto a Jesús?
A partir del siglo V o VI se produjo un error histórico que ha perdurado casi hasta nuestros días: se confundió a María Magdalena (o María de Magdala) con María de Betania, la hermana de Lázaro, y con la pecadora arrepentida (mucha gente la tiene todavía hoy como pecadora arrepentida). Esto sucedió porque estas tres mujeres intervienen en escenas parecidas de los evangelios. Pero basta con leer los textos con atención para ver que se trata de personas diferentes.
María Magdalena aparece en los evangelios como una discípula de Jesús que fue testigo de su muerte y resurrección. Ella, junto con otras mujeres, estuvo cerca de la cruz y acompañó a los que lo sepultaron. Pero en la mañana de Pascua tuvo el privilegio de ser la primera que vio al Señor Resucitado. Enviada por Él, anunció este hecho a los apóstoles. Fue "la apóstol de los apóstoles". Por esa razón, varios evangelios "apócrifos" la consideran poseedora de mensajes especiales que Jesús no dio a los apóstoles.
El error ya fue corregido y no se habla más de María Magdalena como pecadora arrepentida. En la fiesta de esta Santa (22 de julio) se leen sólo los textos de los evangelios que narran la escena junto al sepulcro de Jesús. No hay fundamento para afirmar que estuviera unida a Jesús por algún lazo afectivo especial. Si se toman en este sentido las expresiones de la pecadora arrepentida de Lc 7, 37-38 o de María de Betania en Jn 12, 3, es porque se entienden mal esos textos y se confunde a María Magdalena con otras mujeres.
¿Qué es el Santo Grial?
Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas relatan una última cena de Jesús en la que Él instituye la Eucaristía. Ahí se menciona la copa cuando se dice que Jesús entregó el vino diciendo: "Beban, esta es mi sangre". En los primeros siglos de la Iglesia se siguió hablando de la Eucaristía, pero nunca volvió a ser mencionada la copa que había usado Jesús.
Cuando a partir del siglo XII surgió el interés por la búsqueda de reliquias, entre ellas ocupó un lugar privilegiado la copa que había utilizado el Señor durante la última cena. Desde entonces se comenzó a designar esta copa con este nombre de Santo Grial (un nombre de origen discutido). Varias iglesias y monasterios hicieron alarde de poseer la auténtica copa usada por el Señor en la última cena. Entre las más famosas está la que todavía hoy se venera en la Catedral de Valencia (España).
Los escritores medievales (Cristian de Troyes y Robert de Boon en el siglo XII, y Wolfram von Eschenbach en el siglo XIII) relatan las fabulosas historias de caballeros que salen en búsqueda de esta preciada reliquia. Tal vez la leyenda más conocida sea la que recoge Wagner en su famosa ópera '”Parsifal”. Un libro de autor anónimo (Demanda del Santo Grial) convirtió la leyenda en una novela de simbología mística. Pero todo esto es de origen medieval, y además no tiene ninguna relación con el relato original de la última cena ni con la Eucaristía, Los caballeros que salen a buscar el Santo Grial quieren apoderarse de él porque con su posesión piensan obtener poderes sobrenaturales.
¿Por qué no aparece el cáliz en "La última cena" de Leonardo da Vinci?
La institución de la Eucaristía está relatada por los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, y por san Pablo en la Primera Carta a los Corintios. Ninguno de ellos menciona al "discípulo amado". Pero en el evangelio de Juan hay una narración de la última cena en la que Jesús lava los pies a los discípulos y está presente el "discípulo amado", pero no se relata la institución de la Eucaristía,. En el momento en que Jesús anuncia que uno de los discípulos lo va a traicionar, el "discípulo amado" se vuelve hacia el pecho del Señor para preguntar: "¿quién es?" (Jn 13,25).
En la novela "El código..." se presenta "La última cena de Leonardo" como portadora de indicios que llevan a develar el secreto: el que está a la derecha de Jesús no es el "discípulo amado" sino María Magdalena, y no aparece la copa porque el Santo Grial (Sangre Real, como se dijo más arriba) es la descendencia de Jesús, referida al vientre de María Magdalena. Pero eso es ignorar que Leonardo da Vinci representó la última cena según san Juan, sin Eucaristía (por eso no hay copa) y con "discípulo amado", El gesto de sorpresa de los demás discípulos se debe a que Jesús acaba de anunciar la traición.
Igualmente, cualquier entendido en historia del arte podrá dar el nombre de la mujer que Leonardo pintó en su famoso cuadro "La Gioconda", sin recurrir a la extraña versión de que allí aparece representada una divinidad hermafrodita.
Conclusión
La novela "El Código da Vinci" es una excusa para lanzar un ataque feroz contra la Iglesia Católica. Todo transcurre como si los únicos cristianos fueran los católicos, y nunca se habla de los protestantes o de los ortodoxos. Contra la Iglesia Católica apunta toda la artillería, usando los lugares comunes que serán aceptados con facilidad porque siempre se repiten, aunque sin aportar pruebas. Se presenta un retrato de la Iglesia como de una institución terriblemente anti-feminista, culpable de todas las crueldades de la historia y capaz de recurrir a toda clase de crímenes por medio del Opus Dei. Se dice que todo eso está comprobado, pero no se presentan documentos dignos de fe.
Si algo bueno se puede rescatar de esta novela es que puede servir de ocasión para que muchos católicos comiencen a informarse sobre los fundamentos de su fe y sobre los orígenes de la Iglesia _________________
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
''LOS HOMBRES DE ARMAS BATALLARÁN Y DIOS LES CONCEDERÁ LA VICTORIA'' (Santa Juana de Arco) |
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