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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Mar Jul 25, 2006 10:00 pm Asunto:
La doctrina de la guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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La doctrina de la guerra justa
Por César Vidal
El concepto de guerra justa nace de una terrible y en apariencia insoluble paradoja, la de considerar la guerra como un fenómeno malo y perverso no sólo ética sino también espiritualmente y, a la vez, la de tener que aceptarlo precisamente para evitar males mayores. En ese sentido, se trata de una teoría surgida en el seno de una religión medularmente pacifista como es el cristianismo pero, a la vez, comprometida desde hace siglos en la tarea de defender Occidente de peligrosas amenazas.
Esta circunstancia paradójica sirve por sí sola para explicar porqué la Antigüedad clásica desconoció el concepto de guerra justa. En la antigua Grecia prevalecía fundamentalmente el concepto de supremacía que legitimaba las intervenciones contra los bárbaros inferiores. Semejante visión se halla, por ejemplo, en Platón y Aristóteles y sirvió de soporte legitimador para las conquistas imperiales de Alejandro. El orbe podía verse sometido a una invasión aculturizadora pero era, desde luego, por su bien.
En el caso de Roma prevaleció mucho más un concepto que hoy podríamos denominar de “seguridad colectiva”. Lo que proporcionaba legitimidad a las guerras, primero, de la República y, posteriormente, del imperio era la necesidad de asegurar una zona de estabilidad internacional. Que esa noción no estuvo exenta de intereses bastardos está fuera de duda pero, en cualquier caso, proporcionaba un límite teórico a los conflictos bélicos.
Esta visión de la guerra como un fenómeno explicable por diversas causas pero, desde luego, no demasiado necesitado de legitimación lo encontramos incluso en el antiguo Israel. Ciertamente, Israel brilló por unas alturas éticas sin paralelo completo en la Antigüedad y no es menos cierto que esperaba la llegada de una época de paz inaugurada por el mesías en la que desaparecerían para siempre las guerras [1]. Sin embargo, distó mucho de desarrollar un concepto de guerra justa siquiera porque la realidad de esta situación no permitía mucho espacio para especular ni tampoco colisionaba con los preceptos de la Torah mosaica.
Al respecto, el cristianismo implicó un cambio esencial en estos diversos puntos de vista. La ética de Jesús – calificada, por ejemplo, por John Driver como “ética de exceso” [2]– incluía mandatos tan extremos como el de amar al enemigo, perdonar a los que nos han causado ofensas u orar por los que nos injurian [3]. Resulta difícil conciliar conductas como ésas con la guerra pero es que, por añadidura, el mismo Jesús excluyó expresamente la práctica de aquella de los comportamientos seguidos por sus discípulos. A Pedro le dijo que el recurso a la violencia incluso defensiva resultaba inaceptable [4] y a Pilato que precisamente porque su reino no era de este mundo sus seguidores no combatían [5]. La propia conducta apostólica va en esa misma línea y aparece recogida, por ejemplo, en máximas como la de san Pablo [6] al afirmar que el mal sólo puede ser vencido por el bien.
Durante los tres primeros siglos del cristianismo esta conducta de condena de la guerra sin ningún género de paliativos se expresó en tres vías – la teológica, la canónica y la martirial - de manera clara e innegable. Todos los teólogos hasta inicios del siglo IV de Arnobio a Orígenes, de Tertuliano a Lactancio pasando por un largo etcétera no sólo condenaron la guerra sino que manifestaron que ningún cristiano podía servir en el ejército ni siquiera en tiempo de paz. La opinión teológica se apoyaba, desde luego, en los textos canónicos donde abundaban los listados de trabajos prohibidos para un cristiano. Así, en los cánones de san Hipólito, se podía condenar de la misma manera que un cristiano se dedicara a la prostitución, como al tráfico de esclavos o a servir en el ejército. Semejante posición se vio regada con sangre. Mártires como Julio, un antiguo centurión, o Maximiliano prefirieron morir a entrar en las filas del ejército.
Esta postura se vio amenazada con claridad a inicios del s. IV. Contra lo que suele afirmarse, Constantino no convirtió el cristianismo en religión estatal pero sí otorgó un grado de tolerancia a las iglesias que hasta entonces había sido impensable y el imperio, de manera inesperada, comenzó a convertirse para muchos cristianos no en un lugar de paso sino en algo que se contemplaba como propio. El abandono del pacifismo no fue rápido ni brusco. Todavía en el concilio de Arles de 312 se afirmaba que los cristianos podían negarse a combatir si se producía un choque armado pero ya se admitía su entrada en las legiones. A mediados de siglo, la postura sufriría mutaciones mayores.
Agustín de Hipona no fue ciertamente el creador de la doctrina de la guerra justa como se ha afirmado en ocasiones pero sí fue uno de los primeros teólogos que intentó conciliar las enseñanzas de Jesús con la defensa de un imperio que en buena medida era cristiano y que intentaba sobrevivir al asalto de bárbaros no pocas veces paganos amén de sanguinarios. La síntesis agustiniana – presente también en Ambrosio de Milán y otros padres – admitía el pacifismo privado (todos debemos perdonar a los que nos ofenden y orar por nuestros enemigos), aceptaba el pacifismo total de unos pocos (los monjes llamados a seguir el camino de perfección, por ejemplo) pero indicaba que el imperio no podía incorporar ese punto de vista como política pública y que su defensa era lícita. Aún más, los cristianos debían contribuir a ella como buenos ciudadanos.
El oriente cristiano siguió una evolución similar aunque, curiosamente, puso un mayor empeño en extremar las medidas preventivas que sirvieran para evitar una guerra. Creó así una diplomacia hábil que buscaba mantener la paz y que sería acusada de doblez bizantina. En realidad, como supo señalar Steven Runciman, detrás de muchas de las maniobras bizantinas tan sólo se hallaba un deseo de salvaguardar la paz y evitar llegar a una conducta tan necesaria pero, a la vez, tan anticristiana como era la guerra.
La Edad Media implicó la aparición de nuevos cambios en el proceso de legitimación de la guerra por parte de occidente. De entrada, el islam apareció en oriente y en muy pocos años se extendió como un reguero de pólvora por países históricamente cristianos acabando con cualquier vestigio de libertad y amenazando a los pueblos que aún quedaban libres de su dominio. Esta situación se tradujo en la aparición del concepto de cruzada ajeno al cristianismo original y no surgido hasta casi tres siglos después de que el islam sometiera a occidente a un cerco de sangre y destrucción. Ciertamente fue una reacción tardía pero indica hasta qué punto los reinos cristianos veían la guerra con repugnancia. Finalmente, el imperio quedó atomizado en multitud de reinos que se confesaban cristianos y que necesitaban defensa frente a agresiones externas.
El occidente y el oriente cristianos intentaron en medio de un contexto verdaderamente hostil – al islam no tardó en sumarse la segunda oleada de invasiones procedentes del este en muchos casos – conciliar nuevamente la cosmovisión cristiana con la perentoria necesidad de defenderse. El resultado fue variopinto porque junto al concepto de cruzada ya señalado se mantuvo un pacifismo extremo en ciertos segmentos sociales (como los monjes [7]), se creó el primer derecho humanitario de guerra que mediante instituciones como la paz de Dios o la tregua de Dios intentaron paliar los efectos y la duración de los conflictos armados y, sobre todo, gracias a la Escolástica, se articuló una doctrina más elaborada de la guerra justa.
La doctrina escolástica de la guerra justa giraba, fundamentalmente, sobre tres ejes. El primero era la legitimidad de la defensa propia. Tal y como lo expresaba Tomás de Aquino:
“La acción de defenderse puede entrañar un doble efecto: el uno es la conservación de la propia vida; el otro, la muerte del agresor… solamente es querido el uno; el otro, no” [8]
El segundo eje era la mesura en la respuesta. Demasiado era que se tuviera que privar de la vida a alguien. Por eso, se esperaba que la defensa propia resultara congruente:
“Si para defenderse se ejerce una violencia mayor que la necesaria, se trataría de una acción ilícita. Pero si se rechaza la violencia de manera mesurada, la acción sería lícita… y no es necesario para la salvación que se omita este acto de protección mesurada a fín de evitar matar al otro, porque es mayor la obligación que se tiene de velar por la propia vida que por la del otro” [9]
Finalmente, la Escolástica exigía que la respuesta bélica contara con posibilidades de éxito. De hecho, una guerra defensiva sin algún indicio de que podría concluir en triunfo resultaba inmoral en la medida en que implicaba un derramamiento de sangre – propio y ajeno – inútil. Esta circunstancia resultaba de especial relevancia en episodios como podía ser la rebelión, el derecho a la cual fue estudiado meticulosamente por la Escolástica.
El gran revulsivo que para occidente significaron el Renacimiento y la Reforma dejó también su impronta en la doctrina de la guerra justa. Ciertamente, algunos teólogos – como Erasmo en su Quaerella pacis o los anabautistas suizos y holandeses – retornaron a los principios pacifistas del Nuevo Testamento pero, en general, se buscó conciliar el repudio de la guerra con su regulación. A ello obligaba no sólo el fenómeno del descubrimiento de nuevos mundos allende los mares sino también los enfrentamientos entre príncipes surgidos no sólo del final del Medievo sino especialmente de las guerras de religión que ensangrentaron Europa hasta la paz de Westfalia de 1648.
El papel de los juristas teólogos españoles en este desarrollo fue, sin duda, esencial. Francisco de Vitoria, padre del derecho internacional, admitió como guerra justa no sólo la defensiva sino también la punitiva contra un enemigo culpable. Las condiciones para que una guerra fuera justa serían la declaración por la persona con autoridad para ello (comúnmente el príncipe), la inevitabilidad del conflicto para salvaguardar la paz y la seguridad, y el uso mesurado del triunfo.
De manera impecable, Vitoria no consideraba justas las guerras entabladas por disparidad de religión o por deseo de conquista o de gloria. Igualmente condenó la crueldad de los conquistadores españoles en América o la matanza de inocentes y prisioneros. Vitoria incluso llegó hasta el punto de pensar – antes de William Penn en el siglo siguiente – en la conveniencia de que existiera una especie de organización internacional que dirimiera conflictos y evitara las guerras. La mayor diferencia entre ambos estuvo en el hecho de que Vitoria la concebía en clave imperial y Penn como federación de naciones.
A pesar de la importancia de Vitoria, no puede decir que fuera el único interesado en el problema de la guerra justa. También llamó la atención de otros juristas teólogos como Fernando Vázquez de Menchaca, Ginés de Sepúlveda, Domingo de Soto, Baltasar de Ayala, Domingo Bañez, Diego de Covarrubias y Leiva y un largo etcétera y, por supuesto, fue abordado desde la óptica del protestantismo.
Las formulaciones de los reformadores sobre la guerra justa – si exceptuamos a los mencionados anabautistas – fueron claramente tributarias de la teología agustiniana, un hecho que ni católicos ni protestantes gustan de reconocer. De hecho, la enseñanza de Lutero sobre unas normas privadas que deben seguirse en relación con los enemigos y que no tienen porqué coincidir con la conducta seguida por un estado brotan de manera directa del teólogo de Hipona.
Posiblemente, el pensamiento protestante más original fue el surgido de las obras de Hugo Grocio[10]. Las tesis de Grocio acabaron encontrando una cristalización legal en las convenciones del derecho humanitario de guerra de La Haya[11] y Ginebra y resulta lógico que así fuera porque su principal preocupación fue la de moderar la dureza de los conflictos armados. De la guerra justa debía excluirse, por ejemplo, la muerte de los rehenes, la ejecución de prisioneros – salvo que estuviera en peligro la vida del vencedor – la destrucción de bienes materiales de los vencidos y la aniquilación de la libertad de los derrotados especialmente en el terreno religioso.
La Edad contemporánea iba a mostrar hasta qué punto las preocupaciones de Grozio estaban asentadas en la realidad. De entrada, Napoleón implantó un sistema de servicio militar obligatorio que extendió las cargas de los combates a todo el sector masculino del país en una situación que realmente carecía de precedentes. En segundo lugar, las armas conocieron una extraordinaria sofisticación que, difícilmente, hubiera podido ser prevista en la Edad Media o incluso en el barroco. Al aumento de la capacidad letal de la artillería se sumaron, por ejemplo, el uso del gas venenoso desde 1916, el tanque en el mismo año, las ametralladoras, la aviación con fines militares y, como trágico colofón, las armas bacteriológicas y atómicas. No resulta extraño que, por primera vez en la Historia, las guerras se convirtieran en conflictos cuyas víctimas eran fundamentalmente las poblaciones civiles y no los combatientes en el frente y que ni siquiera la distancia del campo de batalla librara a los no militares de sufrir el impacto directo de las armas. Mientras que en la primera guerra mundial el número de civiles muertos no llegó al diez por ciento de la cifra total, en Vietnam superó el ochenta por ciento de las bajas. Las cifras difícilmente pueden resultar más elocuentes.
No puede sorprender, por lo tanto, la preocupación por humanizar las guerras ni tampoco la codificación del derecho humanitario de guerra o la aparición de la Cruz roja. Se trataba simplemente limitar los efectos de formas de matar que cada vez eran más extensivas.
Estos aspectos lógicamente se reflejaron en la doctrina de la guerra justa no cambiando pero sí afinando algunos de sus postulados seculares. Por ejemplo en el Nuevo catecismo de la iglesia católica se consideran como requisitos para que una guerra sea justa:
“Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.
Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.
Que se reunan las condiciones serias de éxito.
Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición”.[12]
El último requisito intenta responder a las nuevas condiciones que atraviesa la especie humana y, desde luego, es un eco de la encíclica Gaudium et Spes donde ya se indicaba que “toda acción bélica que tiende indiscriminadamente a la destrucción de ciudades enteras o de amplias regiones con sus habitantes, es un crimen contra Dios y contra el hombre mismo, que hay que condenar con firmeza y sin vacilaciones” [13]
Lo cierto, sin embargo, es que durante el siglo veinte la doctrina de la guerra justa trascendió ampliamente el terreno del discurso teológico cristiano o de la esfera de influencia en naciones sociológicamente cristianas y penetró profundamente en textos jurídicos nacionales e internacionales. Posiblemente, el más reciente e importante sea la Resolución sobre la pacificación justa (210/1998) adoptada por la Asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas. En este texto se reconoce el derecho a la intervención armada y se intenta sujetarlo a una serie de requisitos concretos:
“La intervención debe responder a una necesidad verdadera y genuina que no puede ser resuelta por otros medios.
Debe tener una posibilidad razonable de aliviar las condiciones que busca superar.
Debe tratarse de un rescate humanitario y no esconder la búsqueda de intereses económicos o de seguridad de los poderes que intervienen.
La intervención, siempre que sea posible, debe tener auspicio internacional para lograr la mayor legitimidad posible.
Debe impulsar el bienestar general de todos los habitantes de la región en cuestión y no debe convertirse en un medio para que las élites poderosas afirmen su poder.
La intervención debe involucrar el grado mínimo de coerción necesaria para lograr los objetivos de la acción.
Una intervención por medio de sanciones punitivas debe estar dirigida en contra de las autoridades y no contra sectores generales de la población”
El texto plantea serios problemas en su aplicación práctica como el de declarar ilegítima las intervenciones armadas en defensa de la “seguridad” - ¿porqué la seguridad debería ser ilegítima? – o el de definir el “grado mínimo de coerción” pero, sin duda, muestra hasta qué punto la doctrina de la guerra justa ha ido adquiriendo carta de naturaleza en terrenos bien distintos de aquellos que la vieron nacer.
Señalaba al principio que la doctrina de la guerra justa es fruto de una considerable paradoja y concluyo ahora mencionando su aporte innegable en el terreno de humanizar un fenómeno tan inhumano como el de la guerra. Seguramente, con ello muestra las graves servidumbres a las que se encuentra sometida la especie humana y la forma en que intenta enfrentarse con ellas airosamente. Quizá pueda expresar con más claridad lo que deseo decir refiriendo una anécdota de la vida de Abraham Lincoln [14]. El presidente norteamericano mostraba un especial aprecio por los cuáqueros. No se trataba sólo de que sus antepasados hubieran sido cuáqueros venidos de Inglaterra sino fundamentalmente de que esta peculiar confesión religiosa vivía un dilema moral con el que – creo sinceramente – él mismo se sentía identificado. Durante el curso de la guerra de secesión, Lincoln recibió a varias delegaciones de ellos en la Casa Blanca y, por regla general, se vio obligado a escuchar sus peticiones para que acelerara el proceso de emancipación de los esclavos. En una de esas ocasiones Lincoln tuvo que indicarles la dificultad de atender a esa súplica y, a la vez, comportarse debidamente en otros sentidos y tomó como ilustración la situación que atravesaban los cuáqueros. Pacifistas y antiesclavistas, deseaban a la vez la libertad de los esclavos y no participar en la guerra. Al estallar ésta, se habían visto atrapados en un dilema moral de enorme envergadura. Si seguían siendo pacifistas, no podrían contribuir a la liberación de los esclavos y si se aferraban a su antiesclavismo sólo podrían consumarlo tomando las armas. Lincoln también sufría ese dilema, el de odiar la guerra y, a la vez, el de tener que librarla para salvar la democracia y la unión nacional, y una tensión similar se percibe en la doctrina de la guerra justa. Surgió en el seno del cristianismo como un intento de conservar su vocación pacifista y, a la vez, enfrentarse con el mal que se cernía sobre los inocentes. Se trataba, sin duda, de una paradoja – como la de los cuáqueros – de difícil solución y posiblemente nos acompañará hasta el final de los tiempos.
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[1] Véase al respecto Isaías 2, 4; Zacarías 9, 9-10.
[2] J. Driver, Militantes para un mundo nuevo, Barcelona, 1977.
[3] En ese sentido, especialmente el Sermón del monte contenido en Mateo 5-7.
[4] Mateo 26, 52.
[5] Juan 18, 36.
[6] Romanos 13, 31.
[7] O los grupos heterodoxos que estaban dispuestos a vivir como los primeros cristianos. Tal fue el caso de valdenses, hermanos checos o lollardos.
[8] Summa Theologica 2-2, 64, 7.
[9] Summa Theologica, 2-2, 64, 7.
[10] A pesar de todo, Grocio estuvo muy influido por Menchaca, por ejemplo, en cuestiones relacionadas con el derecho del mar.
[11] El papel del zar Nicolás II en la Haya fue francamente extraordinario y en buena medida se le puede considerar el alma de la conferencia. De manera quizá no tan sorprendente su impulso procedía de escrúpulos de conciencia cristianos ante los efectos terribles de las nuevas armas.
[12] Catecismo de la iglesia católica 2309.
[13] GS 80, 4.
[14] La refiero detalladamente en ¡Oh capitán, mi capitán!. La vida y los tiempos del presidente Lincoln, en prensa.
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PD: Al autor del artículo es protestante pero no dice absolutamente nada contrario a la verdad y al magisterio católico _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Javi Becerra Asiduo
Registrado: 01 Mar 2006 Mensajes: 210
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Publicado:
Mar Jul 25, 2006 10:49 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Paz y bien.
No hay nada como comprobar que "siempre hemos dicho lo mismo" para sentirse ajeno a la historia. _________________ Si doy pan a un pobre me llaman santo. Si pregunto por qué no tiene pan me llaman comunista (P. Casaldáliga). |
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Pepa Veterano
Registrado: 02 Oct 2005 Mensajes: 4183
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 1:47 am Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Pasajes del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (I)
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 27 octubre 2004 (ZENIT.org).- Publicamos algunos pasajes del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, publicado este martes por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Se trata de una traducción al castellano realizada por Zenit, pues por el momento sólo se ha publicado en inglés e italiano. En días posteriores, publicaremos otros pasajes.
La legítima defensa Número 500
Una guerra de agresión es intrínsecamente inmoral. En el trágico caso en el que se desencadenara, los responsables de un Estado agredido tienen el derecho y el deber de organizar la defensa, utilizando también la fuerza de las armas (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2265). Para que sea lícito el uso de la fuerza, debe respetar algunas condiciones rigurosas:
«– Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.
– Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.
– Que se reúnan las condiciones serias de éxito.
– Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.
Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la "guerra justa". La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2309).
Si esta responsabilidad justifica la posesión de medios suficientes para ejercer el derecho a la defensa, de todos modos los Estados tienen la obligación de hacer todo lo posible para «garantizar las condiciones de la paz no sólo en su propio territorio, sino en todo el mundo» (Consejo Pontificio de la Justicia y la Paz, «El comercio internacional de armas», 1 de mayo de 1944). No hay que olvidar que «una cosa es utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia y otra muy distinta querer someter a otras naciones. La potencia bélica no legitima cualquier uso militar o político de ella. Y una vez estallada lamentablemente la guerra, no por eso todo es lícito entre los beligerantes» (Concilio Vaticano II, «Gaudium et spes», 79). _________________ No os engañéis: de Dios nadie se burla. |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 6:57 am Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Petnapet escribió: | La guerra nunca tiene justificación. |
No es eso lo que enseña la Iglesia _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 8:54 am Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Respecto al artículo conviene hacer alguna matización. Es cierto que los primeros cristianos tenían la prohibición de ingresar en el Ejército, pero no era por ningún "pacifismo", sino, en primer lugar, porque se quería evitar que sacrificasen a los dioses. Era considerado de diferente forma el soldado romano que se convertía al cristianismo, al que no se le exigía salir del Ejército, que el cristiano que quería entrar en el mismo.
Tan cierto es esto que digo que el mismísimo César Vidal ha escrito una novela histórica titulada "Fuego del cielo" en el que se relata el milagro acaecido durante el reinado de Marco Aurelio y que habla de cómo una cohorte romana se libró de ser aniquilada por los bárbaros gracias a la intercesión de los cristianos que había en ella. Cuando iban a ser barridos del mapa, empezó a llover fuego y barro del cielo encima de los bárbaros.
Arnobio, Orígenes y Lactancio fueron teóricos que ofrecieron dudas en algunos puntos de sus escritos, sobre todo en el caso de Orígenes, mientras que San Cipriano de Cartago, por ejemplo, discípulo de Tertuliano, comprendía la necesidad de defender el Imperio, del que él se sentía partícipe, hablando de este asunto en sus obras Ad Donatum, Ad Demetrianum o Ad Fortunatum. Lactancio, con todo, ya afirma en sus Institutiones que existen guerras justas y Eusebio de Cesaresa, otro autor contemporáneo, opina lo mismo.
Existen algunos casos, sin embargo, de cristianos que desertaron del Ejército aduciendo su condición de cristianos, y por ello fueron ejecutados, como por ejemplo, el caso del Centurión San Marcelo. _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Eduardo Vener Asiduo
Registrado: 15 Mar 2006 Mensajes: 169
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 12:07 pm Asunto:
Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Cita: | 2309
Se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar. La gravedad de semejante decisión somete a ésta a condiciones rigurosas de legitimidad moral. Es preciso a la vez:
— Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.
— Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.
— Que se reúnan las condiciones serias de éxito.
— Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.
Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la "guerra justa"
La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común.
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La pregunta ineludible es ¿quiénes son los que están a cargo del bien común?
Y si está definido, ¿qué ejemplos hubo en el siglo XX y en el actual del uso de esa prerrogativa por parte de los que están a cargo del bien común? _________________ "siempre dispuestos para justificar la esperanza que los anima, pero háganlo con sencillez y respeto". 1 Pedro 3,15 y 16 NT Puebla |
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Pepa Veterano
Registrado: 02 Oct 2005 Mensajes: 4183
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 12:46 pm Asunto:
Re: Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Eduardo Vener escribió: | Cita: | 2309
Se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una legítima defensa mediante la fuerza militar. La gravedad de semejante decisión somete a ésta a condiciones rigurosas de legitimidad moral. Es preciso a la vez:
— Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto.
— Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.
— Que se reúnan las condiciones serias de éxito.
— Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición.
Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la "guerra justa"
La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común.
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La pregunta ineludible es ¿quiénes son los que están a cargo del bien común?
Y si está definido, ¿qué ejemplos hubo en el siglo XX y en el actual del uso de esa prerrogativa por parte de los que están a cargo del bien común? |
Buena pregunta, muy buena. Ahora habría que estudiar concienzudamente la doctrina de la autoridad legítima, etc, para ver si los que están o han estado a cargo del bien común en estos últimos tiempos, cumplen los requisitos que debe tener quien detente la legítima autoridad, y de ahí concluir... _________________ No os engañéis: de Dios nadie se burla. |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 12:56 pm Asunto:
Re: Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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La pregunta ineludible es ¿quiénes son los que están a cargo del bien común?
Y si está definido, ¿qué ejemplos hubo en el siglo XX y en el actual del uso de esa prerrogativa por parte de los que están a cargo del bien común?[/quote]
- Los gobernantes
- II Guerra Mundial y Los Balcanes, que yo sepa seguro _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Eduardo Vener Asiduo
Registrado: 15 Mar 2006 Mensajes: 169
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 1:06 pm Asunto:
Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Estimado Luis Fernando.
Creo oportuno ampliar tu declaración sobre los motivos por los que los cristianos de los primeros siglos se negaban a participar en el ejército.
Tertuliano, que abordó extensamente el problema, cubre las dos situaciones -el cristiano que no es soldado y el soldado que se hace cristiano- y luego de muchos argumentos va al meollo de la cuestión y plantea una serie de preguntas que revelan las razones varias de su objeción a la participación del cristiano, no sólo en la guerra, sino sencillamente en varios aspectos de lo militar en sí, que no cambiaron meramente por el hecho de que Constantino manifestara tolerancia al Cristianismo.
Cita: | Tertuliano (155/160-225/250 AD)
Se inquiere ahora sobre el punto de si un creyente puede entrar en el servicio militar. También se pregunta si aquellos en la milicia pueden ser admitidos en la fe, aun los soldados razos (o cualquier grado inferior), de los cuales no se exige que participen en sacrificios o castigos capitales...Un hombre no puede dar su lealtad a dos amos - Dios y César...¿Cσmo participará un hombre Cristiano en guerra? De hecho, cσmo servirá él aun en la paz sin una espada? Por que el Señor ha alejado la espada. Es verdad que soldados vinieron a Juan (el Bautista) y recibieron instrucciones en cuanto a su conducta. Es también verdad que un cierto centurión creyó. Sin embargo, el Señor más tarde, al desarmar a Pedro, desarmó a cada soldado. (c. 200), ANF 3.73.
El Señor los salvará en aquel día -- sí a Su pueblo -- como ovejas...Nadie llama "ovejas" aquellos que caen en batalla con armas en la mano, o a aquellos que son muertos al repelar la fuerza con la fuerza...(c. 207), ANF 3.415
Naturalmente, si la fe viene más tarde y encuentra a alguien ya ocupado en el servicio militar, su caso es diferente. Por ejemplo, está el caso de aquellos a quienes Juan (el Bautista) recibió para el bautismo, y aquellos muy fieles centuriones. Me refiero al centurión que Cristo aprobó, y al centurión a quien Pedro instruyó (es decir, Cornelio). Sin embargo, al mismo tiempo, cuando un hombre ha llegado a ser creyente y su fe ha sido sellada, debe haber ya sea un inmediato abandono del oficio militar, y este ha sido el curso tomado por muchos-o de otra manera, toda suerte de triquiñuelas deberán adoptarse para evitar ofender a Dios. Y tales triquiñuelas no son permitidas aún fuera del servicio militar. (c. 211), ANF 3.100.
Pienso que debemos primero inquirir si de manera alguna la guerra es apropiada para los Cristianos. ¿Qué sentido tiene discutir lo meramente incidental, cuando aquello sobre lo que se sustenta está condenado? ¿Creemos que es legítimo que un juramento humano sea agregado a uno que es divino? ¿Es legítimo que un hombre se someta a otro amo después que Cristo ha llegado a ser su Amo? ¿Es legítimo renunciar a padre, madre, y a todos los parientes cercanos, a quienes aún la Ley nos ha ordenado honrar y amar en un lugar inferior solo a Dios mismo? ...¿Es legítimo hacer de la espada una ocupación, cuando el Señor proclama que el que usa la espada perecerá por la espada? ¿Tomará parte en la batalla el hijo de paz cuando ni siquiere le es apto litigar? ¿Quien no se venga ni de los propios daños, aplicará la cadena, la prisión, la tortura, y el castigo? (c. 211) ANF 3.100 |
Fuente: ANF = The Anti-Nicene Fathers (editado por Alexander Roberts and James Donaldson, 1885-1887; reimprimido en 10 volúmenes: Peabody, MA: Hendrickson, 1994). Las referencias indican el volúmen y el número de página. _________________ "siempre dispuestos para justificar la esperanza que los anima, pero háganlo con sencillez y respeto". 1 Pedro 3,15 y 16 NT Puebla |
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Esther Filomena Veterano
Registrado: 03 Ene 2006 Mensajes: 2345
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 1:36 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Petnapet escribió: | La guerra nunca tiene justificación. |
Bueno si hemos de tomar esa afirmación como dogma, conviene hacerselo saber a San Miguel Arcangel no?
Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.
Apocalipsis 12,7
Todavia hay quienes creen que con hacerse los desentendidos, el innombrable va estar quieto.
Paz y bien _________________ Esther Filomena |
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tylly Veterano
Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 1752
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 3:09 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Como cristianos tenemos la obligacion de utilizar todos los medios pacificos a nuestro alcance, devolviendo bien por mal, como Jesus nos dijo a la hora de resolver conflictos ya que esto da ejemplo al enemigo y es muy posible que lo corrija. La violencia sin embargo, engendra mas violencia
Solo en casos muy extremos estaria justificada la guerra, un ejemplo de esto seria la dictadura de un loco como Hitler y sus vasallos. _________________ Por una escuela en libertad, entra en www.objetores.org |
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EduaRod Veterano
Registrado: 21 Ene 2006 Mensajes: 3275
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 3:24 pm Asunto:
Re: Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Pepa escribió: |
Buena pregunta, muy buena. Ahora habría que estudiar concienzudamente la doctrina de la autoridad legítima, etc, para ver si los que están o han estado a cargo del bien común en estos últimos tiempos, cumplen los requisitos que debe tener quien detente la legítima autoridad, y de ahí concluir... |
Estimada en Cristo Pepa:
Solo un pequeño detalle, detentar es retener ilegítimamente la autoridad:
Cita: |
detentar.
(Del lat. detentāre, retener).
1. tr. Retener y ejercer ilegítimamente algún poder o cargo público.
2. tr. Der. Dicho de una persona: Retener lo que manifiestamente no le pertenece. |
Esta confusión es común y se debe al pésimo uso de la palabra que suelen hacer los medios de comunicación masiva. Normalmente no me detengo en estos detalles, pero es que resultaba tan contradictorio su uso con relación a la legitimidad de la autoridad que querías subrayar que no resistí la tentación de aclarar el concepto.
Saludos y bendiciones |
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Luis-Carlos Veterano
Registrado: 24 Oct 2005 Mensajes: 1311
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 5:01 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Vamos a ver.
En Exodo 17 Dios apoya al pueblo de Israel en plena guerra, como muestra que Moises tuvo que estar con los brazos levantados.
Fernando III el santo, rey de Castilla, es una figura muy importante en la reconquista española. San Pio V, nada menos que un Papa, gestionó la alianza entre España y Venecia para derrotar a los otomanos en Lepanto. ¿y qué me decis de Santa Juana de Arco, encargada de liderar a las tropas francesas para expulsar a los invasores ingleses?
En Lucas 22-36 Jesus dice:
Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada;
Y en Lucas 3-14:
Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.» _________________ -“Voy a destruir su Iglesia” “Je detruirai votre eglise!” (Napoleon).
- No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!”- (respuesta del cardenal Consalvi).
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Pepa Veterano
Registrado: 02 Oct 2005 Mensajes: 4183
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 5:18 pm Asunto:
Re: Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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EduaRod escribió: | Pepa escribió: |
Buena pregunta, muy buena. Ahora habría que estudiar concienzudamente la doctrina de la autoridad legítima, etc, para ver si los que están o han estado a cargo del bien común en estos últimos tiempos, cumplen los requisitos que debe tener quien detente la legítima autoridad, y de ahí concluir... |
Estimada en Cristo Pepa:
Solo un pequeño detalle, detentar es retener ilegítimamente la autoridad:
Cita: |
detentar.
(Del lat. detentāre, retener).
1. tr. Retener y ejercer ilegítimamente algún poder o cargo público.
2. tr. Der. Dicho de una persona: Retener lo que manifiestamente no le pertenece. |
Esta confusión es común y se debe al pésimo uso de la palabra que suelen hacer los medios de comunicación masiva. Normalmente no me detengo en estos detalles, pero es que resultaba tan contradictorio su uso con relación a la legitimidad de la autoridad que querías subrayar que no resistí la tentación de aclarar el concepto.
Saludos y bendiciones |
EduaRod: Tenés razón! y te agradezco mucho la aclaración, es muy importante como bien decís, para lo que yo quería puntualizar. _________________ No os engañéis: de Dios nadie se burla. |
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Alitas Asiduo
Registrado: 05 Jun 2006 Mensajes: 231 Ubicación: USA
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 5:22 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Esther Filomena escribió: | Petnapet escribió: | La guerra nunca tiene justificación. |
Bueno si hemos de tomar esa afirmación como dogma, conviene hacerselo saber a San Miguel Arcangel no?
Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.Apocalipsis 12,7
Todavia hay quienes creen que con hacerse los desentendidos, el innombrable va estar quieto.
Paz y bien |
Me encantó tu respuesta Esther! Aplausos! _________________ Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 6:47 pm Asunto:
Re: Guerra justa
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Eduardo Vener escribió: | Estimado Luis Fernando.
Creo oportuno ampliar tu declaración sobre los motivos por los que los cristianos de los primeros siglos se negaban a participar en el ejército.
Tertuliano, que abordó extensamente el problema, cubre las dos situaciones -el cristiano que no es soldado y el soldado que se hace cristiano- y luego de muchos argumentos va al meollo de la cuestión y plantea una serie de preguntas que revelan las razones varias de su objeción a la participación del cristiano, no sólo en la guerra, sino sencillamente en varios aspectos de lo militar en sí, que no cambiaron meramente por el hecho de que Constantino manifestara tolerancia al Cristianismo.
Cita: | Tertuliano (155/160-225/250 AD)
Se inquiere ahora sobre el punto de si un creyente puede entrar en el servicio militar. También se pregunta si aquellos en la milicia pueden ser admitidos en la fe, aun los soldados razos (o cualquier grado inferior), de los cuales no se exige que participen en sacrificios o castigos capitales...Un hombre no puede dar su lealtad a dos amos - Dios y César...¿Cσmo participará un hombre Cristiano en guerra? De hecho, cσmo servirá él aun en la paz sin una espada? Por que el Señor ha alejado la espada. Es verdad que soldados vinieron a Juan (el Bautista) y recibieron instrucciones en cuanto a su conducta. Es también verdad que un cierto centurión creyó. Sin embargo, el Señor más tarde, al desarmar a Pedro, desarmó a cada soldado. (c. 200), ANF 3.73.
El Señor los salvará en aquel día -- sí a Su pueblo -- como ovejas...Nadie llama "ovejas" aquellos que caen en batalla con armas en la mano, o a aquellos que son muertos al repelar la fuerza con la fuerza...(c. 207), ANF 3.415
Naturalmente, si la fe viene más tarde y encuentra a alguien ya ocupado en el servicio militar, su caso es diferente. Por ejemplo, está el caso de aquellos a quienes Juan (el Bautista) recibió para el bautismo, y aquellos muy fieles centuriones. Me refiero al centurión que Cristo aprobó, y al centurión a quien Pedro instruyó (es decir, Cornelio). Sin embargo, al mismo tiempo, cuando un hombre ha llegado a ser creyente y su fe ha sido sellada, debe haber ya sea un inmediato abandono del oficio militar, y este ha sido el curso tomado por muchos-o de otra manera, toda suerte de triquiñuelas deberán adoptarse para evitar ofender a Dios. Y tales triquiñuelas no son permitidas aún fuera del servicio militar. (c. 211), ANF 3.100.
Pienso que debemos primero inquirir si de manera alguna la guerra es apropiada para los Cristianos. ¿Qué sentido tiene discutir lo meramente incidental, cuando aquello sobre lo que se sustenta está condenado? ¿Creemos que es legítimo que un juramento humano sea agregado a uno que es divino? ¿Es legítimo que un hombre se someta a otro amo después que Cristo ha llegado a ser su Amo? ¿Es legítimo renunciar a padre, madre, y a todos los parientes cercanos, a quienes aún la Ley nos ha ordenado honrar y amar en un lugar inferior solo a Dios mismo? ...¿Es legítimo hacer de la espada una ocupación, cuando el Señor proclama que el que usa la espada perecerá por la espada? ¿Tomará parte en la batalla el hijo de paz cuando ni siquiere le es apto litigar? ¿Quien no se venga ni de los propios daños, aplicará la cadena, la prisión, la tortura, y el castigo? (c. 211) ANF 3.100 |
Fuente: ANF = The Anti-Nicene Fathers (editado por Alexander Roberts and James Donaldson, 1885-1887; reimprimido en 10 volúmenes: Peabody, MA: Hendrickson, 1994). Las referencias indican el volúmen y el número de página. |
Aunque su opinión es importante porque seguramente reflejaba una tendencia de la época, Tertuliano no es un padre de la Iglesia dado que acabó siendo un hereje montanista. Y el caso es que había cristianos dentro de las milicias imperiales a los que sus respectivos obispos no prohibían seguir siendo soldados.
San Bernardo lo tenía muy clarito:
"Si al cristiano nunca le fuese lícito herir con la espada, ¿cómo pudo el precursor del Salvador aconsejar a los soldados que no exigieran mayor soldada que la establecida y cómo no condenó absolutamente el servicio militar? Si es una profesión para los que Dios destinó a ella, por no estar llamados a otra más perfecta, me pregunto: ¿quiénes podrán ejercerla mejor que nuestros valientes caballeros?
Porque gracias a sus armas tenemos una ciudad fuerte en Sión, baluarte para todos nosotros; y arrojados ya los enemigos de la ley de Dios, puede entrar en ella el pueblo justo que se mantiene fiel. Que se dispersen las naciones belicosas; ojalá sean arrancados todos los que os exasperan, para excluir de la ciudad de Dios a todos los malhechores, que intentan llevarse las incalculables riquezas acumuladas en Jerusalén por el pueblo cristiano, profanando sus santuarios y tomando por heredad suya los territorios de Dios. Hay que desenvainar la espada material y espiritual de los fieles contra los enemigos soliviantados, para derribar todo torreón que se levante contra el conocimiento de Dios, que es la fe cristiana, no sea que digan las naciones: ¿Dónde está su Dios?"
(San Bernardo de Clairvaux) _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:01 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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¿Quién desea la guerra?
Nadie
Pero a veces es inevitable _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:06 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Mateo 10,34
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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migueluk Invitado
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:06 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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hombre si los que le seguimos si no empiezan a bombardear salimos a la calle cantando salmos. Yo prefiero que salgan aviones de mi pais por lo menos a derribar los aviones del enemigo. Jajaja seguramente preferiria algo mas. |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:07 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Usuario0 escribió: | Para los q no siguen a Dios |
Si usted es católico debe de aceptar la doctrina católica sobre la guerra justa. _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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migueluk Invitado
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:08 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Luis Fernando escribió: | Mateo 10,34
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. |
Esta cita del evangelio tiene que ver tanto con el tema de la guerra como con el de la pesca submarina |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:10 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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migueluk escribió: | Luis Fernando escribió: | Mateo 10,34
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. |
Esta cita del evangelio tiene que ver tanto con el tema de la guerra como con el de la pesca submarina |
Sospecho que algún santo que está en los altares no opina lo mismo que tú. Si quieres te busco la cita..... _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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migueluk Invitado
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:15 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Bueno es interesante, pero esa cita viene a decir segun pienso que el vivir como cristiano trae contradicciones, y sobre todo lucha con uno mismo, que hay que luchar por ser cristiano en el fondo. Me interesa la cita desde luego, es una buena opinion si existe aunque con que alguien este canonizado no se canoniza tambien todo lo que diga. |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:19 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Si es cierto que el Señor ordena a Pedro que guarde su espada, la verdad es que, ordenándoselo en Getsemaní, no ordena lo mismo a todos los soldados, y ello por las siguietes consideraciones: porque algún alcance tendrán, si es que no se aspira a borrarlas del Evangelio, las frases del propio Cristo «Non veni pacem mittere, sed glaudium» (Mt., 10,34), y «qui non habet vendat tunicam suam et emat gladium» (Luc., 22,36); porque no cabe la menor duda que el Señor alude, sin reproche, al «rey que debe hacer la guerra» (Luc., 14,31); porque Cristo no pide al centurión que abandone las armas (Mt., 8,10/13); porque Juan el Bautista tampoco censura la milicia, sino la posible malicia de su ejercicio (Luc., 3,14); porque Pedro nada reprocha a Cornelio, el centurión, por serlo (Hechos, 10, 112); porque Pablo hace el elogio de lo que «fortes facti sunt in bello» -de los que fueron valientes en la guerra y «castra verterunt exterorum» -y desbarataron ejércitos extranjeros (Hebreos, 11,34). Jesús, por lo tanto, que no quiso que Pedro le defendiese con la espada, reconoce al César, al que hay que reconocer lo suyo (Mt., 22,21; Mc., 12,17, y Luc., 20,24), el derecho a hacer uso legítimo de la espada (Rom. 13,4). _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:21 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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[quote="migueluk"]Bueno es interesante, pero esa cita viene a decir segun pienso que el vivir como cristiano trae contradicciones, y sobre todo lucha con uno mismo, que hay que luchar por ser cristiano en el fondo. Me interesa la cita desde luego, es una buena opinion si existe aunque con que alguien este canonizado no se canoniza tambien todo lo que diga.
quote]
La buscaré. En cuanto la encuentre, la copio _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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migueluk Invitado
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 9:38 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Usuario0 escribió: | hombre si los que le seguimos si no empiezan a bombardear salimos a la calle cantando salmos. Yo prefiero que salgan aviones de mi pais por lo menos a derribar los aviones del enemigo. Jajaja seguramente preferiria algo mas.
Por ejemplo q los hombres no mataran, pero gusta tanto de matar al contrario q algunos no se aguantan.
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Claro pero yo hablo del mundo real no de matrix |
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migueluk Invitado
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 10:11 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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uhmmmmmmmm esta bien, yo no deseo mal a nadie. Tampoco quiero guerras, pero el defenderse no es hacer mal.
si derribo un avion enemigo no lo hago por matar sino porque no me mate es distinto, comprendes el matiz?
En cuanto a lo que dices esta muy bien, me gustaria que algun dia sucediera eso, pero bueno lo veo dificil por ahora, eso si reza por mi. Eso seria deseable para todo el mundo.
Pero no estamos en matrix, la verdad que a mi me queda tan lejos eso que casi repetiria la frase de matrix. Pero bueno que le voy ha hacer. |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 10:21 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Usuario0, aparte de acusarme de que yo deseo la guerra, lo cual es una infamia y una calumnia, ¿está usted de acuerdo con lo que enseña el Magisterio de la Iglesia Católica acerca de la guerra justa?
¿sí o no? _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Luis Fernando Veterano
Registrado: 04 Dic 2005 Mensajes: 1072
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Publicado:
Mie Jul 26, 2006 11:36 pm Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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Usuario0 escribió: | No seas pesao con el magisterio.
Seguir el mandamiento de Dios me lleva tanto q no tengo tiempo para magisterios.
Como dice un proverbio arabe:
Amo a Dios tanto q no tengo tiempo para odiar al diablo. |
Bien vale, no respondas a la pregunta. Pero deja de acusarme de desear la guerra. _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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Fabrem Veterano
Registrado: 05 Oct 2005 Mensajes: 1226
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Publicado:
Jue Jul 27, 2006 12:04 am Asunto:
Tema: La doctrina de la guerra justa |
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En relación a lo que dice Usuario0, pienso que es imposible seguir los mandamientos de Dios sin el Magisterio, porque el Magisterio es la única vía legítima para seguir los mandamientos de Dios; despreciar el Magisterio con la excusa de que se siguen los mandamientos de Dios es más bien un gravísimo desprecio a Dios mismo y a su palabra: "El que a vosotros recibe, a mí me recibe"; "a tí te daré las llaves del reino de los cielos" "tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"; "apacienta mis ovejas", esto último, dicho tres veces por Jesús.
Por otro lado, para tomar partido por algún extremo en algún conflicto siempre se alude a motivos nobles como la paz o la justicia. Eso hacen todos los violentos sin excepción para favorecer su lado.
El más pacifista -y honesto- que hay aquí, por lo que yo he podido leer, es Luis Fernando, porque su posición es real y carente en absoluto de demagogia y fariseísmo. Juana de Arco, por ejemplo, no fue una violenta anti-cristiana.
Un pacifismo absoluto es tan generador de violencia como un belicismo absoluto.
Si por un pacifismo falso y demagógico se le concede a priori al violento que puede matar a mujeres y niños, ciertamente lo hará, y lo que habrá conseguido el pacifista falso, o sea, el que manipuló la causa noble de la paz para sus propios fines sectarios, es la violencia aniquiladora de los inocentes de su colectivo.
Es, además, una jugada muy baja y revela una actitud verbal extremadamente violenta y fomentadora de violencia la acusación injuriosa que le hace Ususario0 a Luis Fernando de que ama y defiende la guerra. Estas son las expresiones llenas de falsedad acusadora que hacen que nazca la violencia en el mundo.
La paz se hace, Usuario0, no se habla, y comienza por hablar con verdad, sin lesionar a nadie con acusaciones falsas. |
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