¿Interviene Dios en el mundo?

[gunita-xaxa]

[Gallego]

[Darktobe]

[Gallego]

[Gallego]

[Gallego]

[Luis-Carlos]

Yo no domino la teología, pero voy a intentar poner mi granito de arena.

Si Dios quisiera á todos nos haría una lobotomia, o transformarnos en teletubbies para que no cometiesemos actos malvados....pero entonces ya no seríamos sus hijos, sino marionetas, muñecos, títeres, robots.

Dios quiere que seamos santos, pero para que esto suceda debemos ser nosotros los que decidamos, y nos esforcemos, porque si no ya no tendría merito...sería como hacer la vuelta ciclita en motocicleta.

Hay sufrimiento en el mundo, pero mucho peor es el infierno para toda la enternidad, y la verdad es que más de una vez es preferible provocar sufrimiento para corregir a un pecador, que dejar que se condene aún más su alma. Ser libre es asumir responsabilidades, y las consecuencias de los propios actos. No podremos dar lo mejor de nosotros mismos si no hay adversidades que superar. ¿Hay sufrimiento? También lo hubo en los tiempos de Abraham, por no hablar de la peste negra que se llevó tantas victimas. El que no sufre no madura, el sufrimiento (no el masoquimos) es la catarsis que nos obliga a ser mejores (lo que no te mata te hace más fuerte).

Si Dios hiciese milagros constantemente nos volveriamos demasiado perezosos, y en vez de construir hospitales o investigar en medicina simplemente nos arrodillariamos a rezar y esperar que Él lo hiciese todo por nosotros. ¿Cómo aprenderiamos el valor de la disciplina y el sacrificio? No tendriamos ningun caracter, sino que seriamos eternos inmaduros.
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-“Voy a destruir su Iglesia” “Je detruirai votre eglise!” (Napoleon).
- No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!”- (respuesta del cardenal Consalvi).

[Gallego]

[Luis-Carlos]

[Gallego]

[Luis-Carlos]

Digamos que Él ha decidido.... no serlo.
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-“Voy a destruir su Iglesia” “Je detruirai votre eglise!” (Napoleon).
- No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!”- (respuesta del cardenal Consalvi).

[RT]

[Filibustero]

[Gallego]

[Sitibundo]

Estimado Filibustero te voy a dar mi concepto general de la creación de Dios y sobre eso pienso que quedarían respondidas tus dudas, la respuesta es tan larga como tus dudas y objeciones. Como en tu epígrafe das por un hecho la existencia de Dios obviaré esta parte.
Una de las potencias de Dios, y Dios usa todas sus potencias, es la de ser Creador.
El Padre crea el universo y lo crea con sus opuestos, con lo que no es Él, con lo que no hay en Él, por lo tanto su Creación está sacada de la nada, de la inexistencia y describe, como Gran Artista que es, en una realidad distinta a la suya, su propia explicación, la explicación de sí mismo, esto significa que si la Creación lo explica es porque no lo implica.
La Creación es Dios como una autobiografía es la vida del autor, es su vida y no lo es, es su vida en otra realidad en su antirrealidad.
Es como un autorretrato al pintor, es el pintor y no lo es, es el pintor en una realidad diferente en la realidad de su obra, que en cierta forma es una irrealidad o por mejor decirlo es una antirrealidad.
Para un pintor su autorretrato sería la síntesis de él mismo, sería detener el tiempo, sería conservar la inmovilidad.
Para Dios la Creación es exactamente al revés, es el análisis en el tiempo de aquello que se halla en el no-tiempo, es plasmar en la materia aquello que es en el espíritu, es decir, con los sucesos de la Creación aquello que existe pero no sucede en la eternidad.
La obra de Dios es imponente, tiene toda la grandeza divina, descrita en una realidad no divina.Probablemente y en cierta manera la creación sea tan grande como Dios pues a cada uno de los atributos infinitos de Dios se le podría encontrar un contrario para ser creado.
Pero lo que particularmente Dios plasmó en la creación fue ese acto de amor de entrega al Hijo.
Dios hizo una Creación hermosa y grandiosa, sobre todo a los ojos humanos, y se la entregó a su Hijo, “la puso en su mano”; (Jn 3, 35) de la misma manera que allá en el no-tiempo se entregó con todo lo que era a su palabra. (Jn 1, 1-2)
Nuestro Señor Jesucristo es el Verbo Encarnado que acepta el regalo exactamente igual como el Hijo lo aceptó en la eternidad.
Toda la vida de Jesús de Nazaret aquí, es la explicación de lo que es el Hijo allá en la realidad de Dios, es una explicación profunda y traducida a nuestro lenguaje a nuestra capacidad y modo intelectual. Hay que saberla ver y buscar.
Los hombres y la historia de la humanidad también son un trozo importante de esta explicación, pues somos parte de Jesucristo, somos el cuerpo extenso del Hijo, los responsables de transformar el regalo, nosotros somos el análisis temporal de la síntesis atemporal que se encuentra en la realidad divina.
Si imaginamos (imaginar no cuesta nada) que el Hijo era un recipiente vacío que se fue llenando de Dios, tal vez nos pueda dar luz sobre lo que es la creación y el papel que en ella juega la humanidad.
Aquel recipiente se llenó sin tiempo en el no-tiempo, sin sucesión de acontecimientos, pero en la Creación hay tiempo, hay sucesos y análisis.
El universo, como ese recipiente, al principio estaba vacío de Dios, por muy grande y hermoso que fuera, poco a poco la creación se va llenando de Dios, de luz y de vida. (Jn 1, 4-5)Hasta que ese recipiente obtiene consciencia (entre el infinito de cosas que el Padre otorgó al Hijo estuvo la consciencia) esa consciencia se hace evidente y espectacular con la aparición del hombre, más adelante el hombre es capaz de dominarse a sí mismo y de dominar a la naturaleza, o mejor dicho cuando el hombre demuestra que puede dominar a la materia, cuando puede humanizarla ocurre el acontecimiento más trascendente y luminoso que podría ocurrirle, le nace un caudillo, un hombre con espíritu divino, la correspondencia creada del Hijo increado, el Hijo mismo que se hace hombre y que su nombre es Jesús de Nazaret o Jesucristo Nuestro Señor.
Viene a aceptar como parte suya, como su propio cuerpo, al género humano, lo viene a salvar, le viene a mostrar un camino glorioso, el hombre es el vehículo por el cual la Creación puede retornar a Dios.
La Creación lanzada por Dios fuera de sí, aventada al tiempo y a la materia puede regresar a su Creador a través del hombre, quien tiene el poder de humanizarla y gracias a su caudillo Jesucristo la puede divinizar.
La primera prueba concreta de la acción divinizadora del Hijo es cambiar al ser humano de contrario de Dios en aliado de Dios, de opuesto en afín
El medio con que cuenta Dios Hijo para terminar con el absurdo temporal, que consiste en la existencia de algo sin que ese algo sea Dios, sabiendo que Dios es por definición la Existencia.
El medio para convertir la antirrealidad que vivimos en la realidad divina es el hombre.
La Creación es una especie de Dios, es un retrato de Dios, es una biografía de Dios, es una explicación de Dios, pero no es idénticamente Dios, ni únicamente Dios y no puede ser una sola cosa con Dios mientras se oponga a Dios.
Por el momento, tiempo y eternidad son irreconciliables, materia y espíritu también, muerte y vida eterna no se diga.
Pero aquí aparece el hombre que está hecho precisamente para dominar la materia y el tiempo, para destruir la muerte.
En el ser humano el espíritu y la materia, aunque contrarios, no son irreconciliables lo mismo podemos decir de la muerte y la vida eterna.
Humanizar la materia es someterla al espíritu, que el espíritu impere sobre ella, poderla transformar, transmutar y ponerla al servicio incondicional del hombre tanto en su aspecto físico como en su aspecto moral, el espíritu del hombre debe dominar cabalmente a su cuerpo.
Hay que hacer humano el tiempo domándolo, pudiendo transcurrir por él al paso del hombre para adelante y para atrás. Lo mismo debe lograr con todos los contrarios de la Creación, la distancia, el movimiento etc.
Y en el campo moral e intelectual acabar con la ignorancia, la debilidad, la miseria, el pecado, la injusticia etc.
Por muy lejana que se vea la victoria en este momento, no parece imposible.
Hemos olvidado nuestro espíritu que nos asemeja a Dios, que nos ha sido dado para conquistar, dominar, mandar y gozar sobre todas las cosas de la Tierra y del Firmamento, que es capaz de percibir la Voluntad de Dios y realizar sus obras, obedecer a nuestro creador y plegar nuestra voluntad a la del Padre.
Por otro lado hemos menospreciado las virtudes del espíritu: la Fe, la Esperanza y la Caridad, cada una de ellas con potencias inimaginadas; con la fe movemos montañas, con la caridad hacemos milagros y con la esperanza orientamos nuestras acciones con decisión, eficiencia y alegría hacia la realización del Reinado de Dios.
Aún nuestra inteligencia, la hemos subvalorado, el ingenio del hombre es admirable, su ciencia siempre creciendo, su técnica siempre en perfeccionamiento.
La voluntad del hombre debe ser la Voluntad de Dios y por si fuera poco tenemos para que nos auxilien al Espíritu Santo y a su asociada esponsalicia, para toda la eternidad, Nuestra Señora la Virgen María quienes nos ayudarán a conseguir en cada virtud la mejor calificación: Una vida útil y entregada a la obtención del Reino. Dentro de una organización santificante que es la Iglesia. Máxima capacidad de trabajo ubicados correctamente en el Cuerpo Místico de Cristo. Un superior uso de la inteligencia iluminada por la sabiduría Espíritu Santo. Toda la fuerza de la voluntad, respaldada en la oración. Imaginación exquisita y desbordante producto de una acción de vida coherente y confiada. Memoria precisa sin óbices, limpiada y aceitada por el perdón.
La tarea exige, prácticamente, la perfección humana en cada persona. Pero ¿Por qué no lograrlo si tenemos todo de nuestra parte? Sobre todo tenemos a Cristo como ejemplo a seguir y a través de la Eucaristía lo tenemos vivo, dentro y con nosotros.
Ahora hay que pedirle a Dios que si la humanidad llega, que seguramente llegará con todos estos auxilios, a cumplir su destino conquistando el universo, humanizando los opuestos de Dios y destruyendo la muerte, que sepa reconocer a Jesucristo como caudillo y tener la templanza para con toda humildad devolver la Creación al Creador para que nos acepte y seamos uno con Él, para que seamos Dios.
El ser humano es persona y conservará su personalidad eternamente, muchas gentes distintas y una sola humanidad verdadera. Muchos fieles distintos y una sola Iglesia verdadera. Muchas almas distintas y un Cristo verdadero. Muchas personas distintas, verdaderas, libres y amorosas y un solo Dios cierto y Total.
El primero y único mandato de nuestro caudillo es: Que seamos uno entre nosotros, que nos amemos.
El primer paso para humanizar el universo es humanizar a la humanidad, esto es, ser una sola humanidad.
El amor es el arma con que contamos para hacernos una Huma-unidad, primero entre nosotros para poder ser una unidad en Cristo.
Para ser Cristo la humanidad tiene que formar un Cuerpo Místico que es la Iglesia, y toda la humanidad debe ser esa Iglesia, una Iglesia sin exclusiones y sin dimisiones.
Esto sería formar el Cuerpo de Místico de Cristo para llegar a ser el Cristo total.
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Quieren abnegar su Gracia