Luis Fernando Veterano
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Publicado:
Vie Sep 01, 2006 1:07 pm Asunto:
“Para en todo acertar”
Tema: “Para en todo acertar” |
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“Para en todo acertar”
01.09.06 @ 00:09:30. Archivado en Fe y teología
“Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina”. De este modo comienza una de las Reglas para sentir con la Iglesia de San Ignacio de Loyola. No se trata, como superficialmente uno podría pensar, de un llamamiento al fanatismo o a la negación de la evidencia, sino de un criterio “para en todo acertar”; es decir, para conducirse en la vida guiados por la fe, que siempre es luz que ilumina los pasos del hombre (cf Salmo 119, 105). Es verdad que el objeto de la fe es únicamente Dios. Sólo a Dios sometemos libremente nuestra inteligencia y nuestra voluntad, con la certeza de no ser engañados. Pero esta fe, que viene de Dios y a Dios nos une, es inseparable, por voluntad suya, de la Iglesia, madre y maestra.
Sin la Iglesia no podríamos creer. A través de ella recibimos la Palabra de Dios. A través de ella nos llega la gracia de los sacramentos. De ella aprendemos el ejemplo de la santidad. Es decir, Dios nos salva, porque así lo ha dispuesto en su voluntad soberana, en la Iglesia y por medio de la Iglesia; valiéndose de ella como signo e instrumento de redención universal (cf Lumen gentium, 9). “No hay otro camino para llegar a la vida sino que seamos concebidos en el seno de esta madre, que nos dé a luz, que nos alimente con sus pechos, y que nos ampare y defienda”, escribía Juan Calvino (Institución, 4, 1, 4).
La crisis de pertenencia a la Iglesia es un reflejo de la crisis de fe. No se puede, coherentemente, creer en Dios, amar a Jesucristo y dejarse dirigir por el Espíritu, despreciando el cauce concreto mediante el cual Dios quiere obrar en nosotros. No vale aquello de “Cristo, sí; Iglesia, no”; porque quien desprecia a la Iglesia desprecia a Cristo (cf Lucas 10, 16). Ni vale tampoco instalarse en la desobediencia, en la contestación continua, en la distancia o en el desafecto. Quien encuentra la Iglesia encuentra la verdad, de la cual ella es “columna y fundamento” (1 Timoteo 3, 15). Una verdad que nos ha sido dada, que ha aparecido en medio de nosotros (cf Juan 1, 17), que nos ha iluminado con el resplandor de su belleza (cf Juan 1, 14).
El realismo de los santos nos ayuda a no buscar a Dios en las nubes; a no proyectar su Iglesia en conformidad con el propio gusto o capricho, disfrazado a veces de profecía, sino a reconocerla en la positividad de lo es, hoy, en el mundo. Esta Iglesia es, ahora, prolongación de la Encarnación de Cristo. Y, “para en todo acertar”, no hay mejor camino que sentirse, en ella, hijo y discípulo.
Guillermo Juan Morado.
Fuente: http://blogs.periodistadigital.com/predicareneldesierto.php/2006/09/01/para_en_todo_acertar _________________ Sólo la Iglesia Católica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de ser hijo de su tiempo.
G.K. Chesterton |
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