La Magia del Circo

[Alexander Verne]

Finalmente, después de media hora tratando de salir del estacionamiento, David logra tomar la avenida principal camino a su casa.

En la pequeña camioneta van su esposa y su pequeña hija, aún con la alegría en el rostro, producto de las acrobacias, las piruetas, los animales, las risa, los aplausos; en pocas palabras, la inigualable magia del circo.

Pareciera que la pequeña Mónica aún estaba sentaba contemplando el momento culminante en que ese guapo muchacho corría velozmente, atravesaba toda la pista y con un enorme salto caía perfectamente montado en el caballo que ágilmente trotaba en círculos, arrancando un grito ahogado en el público. O cuando el payaso caía estrepitosamente de espaldas porque quería que el flash de la cámara no le ganara.

Mónica aun estaba sentada contemplando a los enormes elefantes parados en dos patas saludando, solo a ella. Con la sonrisa dibujada en su tierna carita y sus ojos llenos de esa magia, no presto mucha atención a los comentarios de su papá.

-- Te fijaste Elena – comenta entusiasmado David – te fijaste en todos los detalles, fue increíble.

Elena asiente, y le devuelve una sonrisa.

-- ¿Cómo pudo caber el payaso en ese pequeño baúl?—continuo David. Porque fue muy obvio el truco, digo el niño es del tamaño adecuado, pero el payaso tuvo que tener una agilidad tremenda para meterse cuando la cortina aun estaba arriba, o a menos que se tratara de alguna puerta mecánica que les facilitará el intercambio.

Elena lo mira de reojo, y ya no le hace mucho caso porque intuye cual es el derrotero de los comentarios de su esposo.

“Y después, fue excelente la coordinación de la maga con su perrita, se notaba el punto exacto en que golpeaba su talón para que la perrita brincará o hiciera un giro. Pero el acto mas coordinado de todos fue el de esta misma mujer que cambiaba de vestido a cada instante, y no tardaba casi nada en hacerlo. Se le noto enseguida que todos los traía puestos, pero diría que es casi una obra de ingeniería todos esos vestidos, vaya el poder quitarlos de un solo tirón.”

“Ah, pero también esta ese acróbata, digo, todos sus movimientos ya estaban cantados, pero supo actuarlos bien, me imagino que para crear la emoción, y para involucrar al público.”

-- Verdad hija que todo fue así de increíble – pregunta David a su pequeña hija. Pero al no obtener respuesta, en un semáforo voltea y le pregunta a su hija alzando la voz – fue increíble ¿verdad?

-- Sí papá – contesta Mónica con la voz muy emocionada. Fue mágico ver al payaso convertirse en niño, se transformo completamente ante nosotros, -- ¿te fijaste papá? – pregunta Mónica sin esperar respuesta, porque continua hablando con la voz llena de alegría e inocencia. Y que hermoso se veía esa perrita bailando, o como la luz cambiaba de color el vestido de la maga, como en la Cenicienta, ¿te fijaste mamá?.

Pero lo más emocionante fue ver al muchacho volar por los aires, ni siquiera tocaba el piso o los caballos ¡voló papá, realmente voló! Fue muy mágico.

Gracias Papi por compartir la Magia del Circo conmigo.
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¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también en ellos la estrella de la esperanza?

[Lula]

Hola Alexander!

Tenìa tiempo de no leerte. Me imagino que muchos del foro aùn no te conocen, pero te iràn conociendo a travès de tu talento que compartes con nosotros. Y los que ya te conocemos, agradecemos que estès de nuevo por acà.

Quìen tuviera siempre los ojos de niño, para mirar con inocencia y alegrìa la vida, ser como niños, como a Jesùs le gusta. Bonito relato Alexander, gracias.
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[Alexander Verne]

[Lula]

Hola Alexander!

No soy la ùnica que te ha leìdo, y ya te comentè una vez hace mucho tiempo, que no entiendo nada de escritura y esas cosas. Lo que pasa es que tus escritos siempre dejan un mensaje lindo. Ojalà todos te lean y , los que no te conocen aùn, te conozcan a travès de lo que escribes. Esperamos leerte màs seguido por acà! Y no estarìa de màs que tambièn te dejaran sus opiniones por acà, seguramente serìa agradable y ùtil para ti leerlas.
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