Sango Esporádico
Registrado: 16 Oct 2005 Mensajes: 70 Ubicación: Málaga (España)
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Publicado:
Jue Jul 13, 2006 9:56 pm Asunto:
Tema: XX JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD (alemania2005) |
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Saludos Letty, yo también estuve en Colonia. Una experiencia que recuerdo como alucinante desde todos los puntos de vista.
Se me ha ocurrido de cara a expresar mis impresiones acerca de todo lo que se vivió, adjuntar un par de correos que escribí sobre esta experiencia. El primero es un correo que envié a mis compañeros de viaje y el segundo lo envié a un sacerdote que conozco.
Es muy largo de leer pero quizás haya gente a la que le resulte interesante.
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Hola a todos/as
Antes de nada, decir que espero que os encontréis todos bien.
Soy una persona a la que le gusta escribir y me he decidido después de una tarde de playa a sentarme ante el ordenador para haceros partícipes de una serie de sentimientos o reflexiones que se me vienen a la cabeza tras las pasadas Jornadas Mundiales de la Juventud.
En primer lugar, voy a empezar por lo digamos “superficial”; he de decir en general, que me lo he pasado en grande.
Desconecté totalmente, lo cual me hacía ya muchísima falta para olvidar el trabajo y la monotonía. El hecho de estar en otro país, con otro clima, con gente diferente y en una experiencia nueva me han venido de miedo.
He compartido momentos que por una u otra circunstancia hacía tiempo que no vivía y que por los que me moría de ganas, como unas buenas cervezas en un pub irlandés (me flipan los pubs de decoración irlandesa). ¿Os acordaréis del “Lion Pub” en Magdeburg, no?.
Disfruté como un loco en la fiesta de Festungmark (la del almacén, www.festungmark.de) en Magdeburgo, donde sentí con aquel “Padrenuestro” al final algo que para nosotros es obvio pero que para muchas personas alejadas de un sentido cristiano de la vida piensan que está reñido: Dios y diversión –sana, por supuesto- no son incompatibles. En fin, creo que tendré siempre retenida esta fiesta en mi memoria como algo mágico. No exagero.
Me sentí a gusto conmigo mismo haciendo una labor social como fue la limpieza del cementerio. A veces uno lleva una vida muy individualista y este tipo de cosas vienen bien. Siempre es bueno hacer cosas en comunidad y a cambio de nada.
La convivencia con la gente de la comunidad de Saint Marien es de las mejores enseñanzas que me he llevado de Alemania. Sólo son un 2% los hermanos católicos de la zona, pero sin embargo, observamos la unidad y la militancia de la comunidad. Son un clan, una familia, en donde desde los viejos hasta los niños tienen su sitio. Me encantó el compromiso de esta gente, muchos de ellos curtidos supongo por la falta de libertad religiosa en los tiempos de la RDA. El nivel de organización era de destacar, así como ciertas cuestiones lúdicas que no por ello carecen de importancia, pues también pueden llegar a ser un vehículo de apostolado, como el salón para los jóvenes o las barbacoas que hacen de vez en cuando. En definitiva, me encantó el cristianismo militante de esta comunidad. Evidentemente, con un 2% de católicos si lo eres, lo eres de verdad, no por una cuestión sociológica o cultural como ocurre desgraciadamente muchas veces en España.
La convivencia con ellos de cada uno de nosotros en sus casas creo que nos ha resultado a todos algo entrañable. El trato, la amabilidad, la calidez han sido impresionantes. La atención, los detalles. En fin, algo increíble.
Me he reído como hacía mucho que no lo hacía. Salva y Antonio tienen buena culpa de ello. A Salva y a mi cada vez que llegábamos por la noche a la casa de la familia de Magdeburgo nos daba por partirnos de risa hasta la “extenuación”. Yo le decía: “Para tío, que esta gente nos van a echar”. Ah, y lo de Antonio en la “Torre del Milenio” con el guarda cabreado al lado creo que no me lo olvidaré nunca. Me iba a morir, jaja.
He tenido oportunidad de conocer un país como Alemania. Nunca antes había tenido interés por los países europeos. A raíz de este viaje, esto ha cambiado. Me impresionaron dos cosas quizás anecdóticas: los bosques tan extensos y las autopistas de tres carriles con una circulación muy intensa durante todo el trayecto. Un país realmente bonito. Vaya que si hay gente del grupo que se anima en un futuro a hacer otro viaje a Alemania puede contar conmigo. En serio lo digo.
He charlado con gente de países tan variopintos como Lituania, Italia, Perú, El Salvador, Polonia (¡nuestro amigo Andreszj!), Brasil, México, etc además de saludar a polinesios, húngaros, rumanos, guineanos, etc. Y todos nosotros, mutuamente con nuestra sola presencia nos hemos apoyado y nos hemos dicho que los jóvenes católicos estamos en la lucha.
He conocido a una gente estupenda como todos vosotros. Gente con la que he compartido desde el cachondeo más extremo hasta las conversaciones más profundas. Miro las fotos que me han llegado y siento mucha nostalgia de lo que hemos vivido. Creo que mezclando amistad y espíritu, todo esto nos ha marcado mucho a todos, por lo menos a mi.
He sentido una alegría profunda: el hecho de compartir experiencias con gente que está en tu misma onda, las ceremonias, los momentos de diversión...todo ello entremezclado han dado lugar a un cóctel del que disfrutado muchísimo.
Estas Jornadas me han servido desde un punto de vista religioso y espiritual. Cada uno habrá hecho su propia lectura y como consecuencia, habrá sacado sus conclusiones. Yo quiero aquí expresaros la enseñanza que he sacado: tengo que ser valiente. Las JMJ, seamos sinceros, ha sido una especie de espejismo. El millón de jóvenes que nos hemos dado cita somos un granito de arena en un mar de jóvenes que pasan de cualquier tipo de consideración religiosa sobre todo porque al Sistema no le interesa una juventud comprometida y con cabeza. A lo que voy es que todos nosotros nos movemos en una serie de ámbitos como pueden ser el trabajo, la universidad, el colegio, el instituto, los amigos en los que tratamos con gente a los que Dios les suena como algo muy lejano, a los que la Iglesia es una institución carca, etc. Es un momento que revestido de tolerancia es profundamente intransigente y ante cualquier manifestación de signo religioso o espiritual por parte de alguno de nosotros surge de frente la intolerancia antirreligiosa de amigos, compañeros de trabajo, de instituto, etc. En esta situación, creo que todos, y si no me señalo yo a mi mismo solo, hemos agachado muchas veces la cabeza, nos callamos, hablamos con vergüenza, rehuimos el problema, mostramos debilidad, etc. Pues bien, todo esto tiene que cambiar, nos tenemos que hacer fuertes, mostrar argumentos frente a todo tipo de cosas absurdas que uno tiene que escuchar, revelarnos como católicos de frente y sin miedos. Esta es la enseñanza que yo he sacado o el mensaje que yo he captado.
Para ir terminando, vuelvo a decirlo, me alegro mucho de haberos conocido. Creo que sería una pena que nuestra amistad se haya limitado a los días pasados en Alemania. No estaría de más que quedáramos de vez en cuando para tomar algo, aparte por supuesto de que participáramos de las actividades que pueda organizar Pastoral de Juventud u otra organización o institución. En fin, espero que nos veamos en la cena con el Obispo. De todas maneras, si queréis quedar antes, podéis contar conmigo.
Un abrazo para todos/as.
Julio
Añadido en otro correo
Me quedaron por apuntar un par de cosas importantes en el correo que os he remití ayer.
En primer lugar, entiendo que sería muy importante poner en práctica algo que nos comentó el cardenal boliviano, Terrazas: la necesidad de dar testimonio como cristianos a través de nuestro ejemplo en la vida diaria.
En segundo lugar, haber vivido dos experiencias únicas: la llegada de Benedicto XVI en el barco (algo realmente bonito) y el sábado en Marienfeld (lástima que no pude estar en la misa del domingo).
Ah, para el que quiera echarle un ojo o mandar, podéis ver fotos de las jornadas en www.wjt-album.de .
Saludos
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Málaga, a 23 de abril de 2006
¡Saludos!, dicen por ahí que lo prometido es deuda, así que me pongo en contacto contigo mediante esta carta para hacerte saber mis reflexiones acerca de todo lo vivido en Colonia. Para ello, se me ha ocurrido mandarte el texto que envié por correo electrónico a toda la gente del grupo con el que hice el viaje.
Como verás, se entremezclan reflexiones profundas con anécdotas o sentimientos un tanto superficiales pero que también conformaron todo lo vivido en aquellos días tan inolvidables.
Ya te digo, en el texto adjunto comento todas las sensaciones que se hicieron presentes en mi, así que añadiré algunas aclaraciones o explicaciones a modo de complemento:
-El grupo de la diócesis de Málaga estaba formado por alrededor de treinta personas (entre las mismas varios seminaristas). Este fue el grupo con el que yo viajé, pero desde Málaga también salió gente con los Neocatecumenales (unos 300) y con el Opus (seguramente también serían un grupo grande).
-Nosotros estuvimos en Alemania, once días. La mitad de los mismos estuvimos en una ciudad llamada Magdeburg, 150 kms de Berlin, a donde llegamos en avión desde España. O sea esta ciudad estaba situada en la antigua Alemania Oriental. Salvo el primer día, que estuvimos alojados en la parroquia de acogida (Saint Marien, donde coincidimos con un grupo de Lituania y otro de Polonia), el resto de nuestra estancia fue repartidos en familias de la comunidad que muy gustosamente se habían ofrecido a acogernos. La convivencia con estas familias fue de las mejores experiencias. Tras los primeros días en Magdeburg nos desplazamos en autobús hasta Bonn (unos 500 kms de carretera), junto a Colonia. En Bonn estuvimos alojados igualmente con familias, pero dada la locura de tanta gente y la abultada agenda de actividades, solo los veíamos a la hora de desayunar o de llegar para acostarnos (a veces ni eso, porque llegábamos de madrugada).
-Predominaban polacos, alemanes, italianos y españoles. Tampoco se quedaban muy atrás los franceses. Mucha gente de EEUU y de Hispanoamérica también. Pero, vaya gente de todo el mundo podías encontrar por allí. Ah, y por supuesto que me encontré con gente de la Diócesis de Plasencia. De hecho estuve hablando un rato con un grupo de chicas de la misma.
-Me quedé muy gratamente sorprendido de la organización (solo falló en el encuentro final con el Papa, en algunos sectores estábamos totalmente hacinados y en cambio otras zonas estaban prácticamente vacías). También la imagen fue la de una Iglesia moderna. A mi incluso como católico practicante y en contacto con la realidad de la Iglesia me sorprendió. Soy consciente de que lo importante es el mensaje y que sobre todo, los cristianos sepamos hacer de ese mensaje la guía de nuestras vidas. Pero, a la hora de la verdad vivimos en la era de la imagen, de la comunicación, del marketing y la Iglesia no puede abstraerse de esa realidad a la hora de extender su mensaje y de en definitiva, hacer apostolado. Grandes banderolas, pantallas gigantes con presentaciones, conciertos de grupos cristianos de todos los estilos musicales (rock, punk, hip-hop, rap), el merchandising de las jornadas, los eventos, la misma música del himno, etc. Estoy totalmente seguro que muchos jóvenes alejados del mensaje de Cristo de haber ido hubieran vuelto como mínimo, algo transformados, por ver a tanta gente joven, por esa imagen que desprendía esa Iglesia que al mismo tiempo que tiene su propia personalidad inalterable en la defensa de sus principios, se adapta en dar una imagen moderna y concordante con los tiempos. En esto he observado que la Iglesia Católica alemana son auténticos expertos.
-Durante mi vida siempre con más o menos acierto, he sido católico practicante. Pero, siempre he ido “a mi bola”, es decir, nunca había participado de grupos. De hecho la mayoría de mis amigos, son gente totalmente alejada del Evangelio. Pero, a partir de Colonia, muchas cosas han cambiado. Una vez por mes voy al seminario de Málaga junto con otros alrededor de treinta chicos y chicas a una experiencia que se llama “Monte Horeb”, en la que se trata de que descubramos cuál es nuestra vocación. Hace un par de semanas estuve en “Campo Lázaro” consistente en conocer las realidades duras de Málaga (enfermos de SIDA, drogadictos, barrios marginales, ancianos). El próximo domingo voy a un encuentro de jóvenes en la localidad de Antequera. En definitiva, estoy compartiendo mi Fe con gente con la que puedes realmente hablar de tus inquietudes más profundas. Y todo esto me da muchísima fuerza a la vez que me hace consciente de qué cosas tengo que ir corrigiendo en mi vida.
-Como algo anecdótico, solo decir que me quedé con las ganas de llevarme tres fotos de Colonia. Allí podías ver gente muy variopinta, chavales con pinta de pijos, otros de hippies, negros, blancos, hispanos, asiáticos, curas, monjas, frailes, niños, mucha gente joven (obviamente), gente mayor, etc. Pero hubo tres imágenes que no me olvidaré nunca y que como te digo solo las tengo en mi cabeza pero no en una foto:
1. Tres frailes prácticamente sacados de la película “En nombre de la rosa”, con la calva rapada. ¡Parecía la Edad Media!
2. Dos punkies, por supuesto con su cresta y todo, con la bandera del Vaticano. ¡¿Surrealista?!
3. Dos curas italianos que eran gemelos y vestidos con su correspondiente alzacuellos. ¡Imaginate, eran como dos fotocopias!.
-Y en 2008, Sydney (Australia).....Dios mediante, que me vayan esperando por allí.
En fin, espero que te haya resultado interesante lo que aquí te cuento. Ya nos veremos la próxima vez que vaya a Valdetorres.
¡Un abrazo! _________________ CHRISTUS REX |
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