HOY HE VISITADO A JESÚS EN EL SAGRARIO....

[Roberto Sola]

Hoy he visitado a Jesús en el sagrario de una iglesia de pueblo, en las montañas del Pirineo navarro. Estaba abierta ¡que suerte! Le he dicho a mi Señor ¡aquí estoy yo!, para hacerle compañía un rato, porque en estos pueblos tiene que sentirse muy solo. Le dije lo mucho que deseo que mi vida gire en torno suyo, y lo feliz que me siento de verle en estos pueblecitos pequeños, de gente sencilla, pero pocos para hacerle compañía como Él se merece.
 
Me preguntó
 
¿Has bebido mucho?
 
Si, he comido en la venta de Juan Pito y nos sirvieron un vinillo riquísimo, le contesté sorprendido por la pregunta.
 
¡Se nota!, me dijo, aquí y en otros lugares estoy muy acompañado; ¿olvidas que las personas sencillas ponen su corazón en mí y no lo llenan de otras cosas que les impiden verme? Yo les acompaño con sus ovejas, en sus duros trabajos del campo, del bosque y de las montañas; ¡ellos también están muy solos!, pero menos que muchos avispados hombres de las grandes ciudades, siempre muy ocupados que, en el fondo, viven aislados. Así que no te pases de listo. Y tu ¿en que parte estas? 
Yo quisiera decirle que en la primera, pero me temo que todavía no he evolucionado y sigo entre los avispados hombres ocupados constantemente en sus negocios y sin tiempo para Dios.
 
Efectivamente, estoy bajo los efectos de ese sabroso vinillo, tinto ecológico navarro, elaborado por el método tradicional de nuestros ancestros. Y me he pasado, pues vengo a visitar a mi Señor creyendo hacerle un gran servicio y ¡plaff!, recibo una lección de humildad en toda la mejilla izquierda, porque en la vida austera, sencilla, sacrificada y coherente, de estas gentes encuentra el Señor unos corazones confiados en su Providencia, que cooperan con la naturaleza creada y ven en ella al gran Hacedor, al que veneran y agradecen los bienes recibidos, al que respetan y rinden el culto debido.
 
Pido disculpas a mi Dios, me hago cargo de lo ridículo que puedo parecerle, pero medito en el ejemplo de esta gente que a veces consideramos ignorantes, sin darnos cuenta que los ignorantes somos nosotros. Ignorantes porque nos hemos construido un mundo a nuestro estilo, sin querer ver que Dios ha previsto un mundo para nosotros, con mucho más ingenio que el de nuestra mermada y prepotente inteligencia. Estas gentes sencillas, en su comprensión de la naturaleza creada, en su colaboración con ella, poseen una sabiduría superior, porque están más cerca de Dios.
 
Me ha costado, pero he comprendido la lección.
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Jesús nunca defrauda

[scarlett]

Paz y bien.

En verdad es hermoso el vivir en los pueblos, rodeado de gente sencilla y humilde. En mi niñez tuve el privilegio de vivir por temporadas cortas en vacaciones en un rancho propiedad de un compadre de mi abuelita. Eran unas hermosas vacaciones. En verdad conviviamos con la gente sencilla de campo, muchos de ellos en casas muy humildes con estufas de leña, ropas de manta, huaraches en los pies pero muy amables y muy sinceros al recibirlo a uno, al compartir con uno, un simple plato de frijoles acompañado de unas tortillas y una salsa.
Muy sencilla su comida, pero me sabía a gloria porque me la ofrecían de todo corazón.
En varias ocasiones ya mayor tuve la oportunidad de visitar otros lugares en los cuales la misma gente muy humilde pero de todo corazón brindan lo poco que tienen, comparten de lo poco y son felices, realmente son felices, cuidando sus ovejas, su vaquita, sus gallinitas, cultivando sus "matitas", su "maicito".
Los domingos muy bañaditos, muy arregladitos, con sus mejores vestidos llenos de colores van a la iglesia a visitar a Dios, llevando a sus niños a que la Virgencita se los bendiga, se los cuide.
Pa' que Papá Diosito los cuide y cuide su jacalito.
Se respira aire puro, se respira trabajo, se respira tranquilidad.
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***¡ Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio !
San José, patrono de la buena muerte, ruega por los que van a morir hoy ***

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[arturus]

el campo, tan sencillo y lleno de dios pero sigamos rogando para se mantenga asi.
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Dí lo Negro, Haz lo Rojo. P. John Zuhlsdorf