marina Veterano
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Publicado:
Sab Nov 18, 2006 12:23 am Asunto:
¿POR QUÉ CAIGO EN EL CHANTAJE?
Tema: ¿POR QUÉ CAIGO EN EL CHANTAJE? |
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El chantaje emocional, aunque es difícil de reconocer dado la sutileza de sus manifestaciones, es una práctica común y una forma de violencia psicológica. Para que surta efecto tiene que haber una mancuerna en quien la practica y en quien la recibe.
De hecho, es un recurso muy utilizado entre padres e hijos, en el ámbito laboral o entre amistades. Con frecuencia, se utiliza como una forma de “medir el cariño” del otro para lograr ciertos objetivos o controlar los sentimientos, actitudes o actividades de quien es objeto del chantaje para que actúen, digan o piensen de una manera determinada, aunque vaya en contra de sus principios o deseos.
Este recurso lo utilizan las personas a las que se les dificulta exponer claramente sus deseos y necesidades tal vez por prejuicios, miedo al rechazo, inseguridad y presiones sociales que impiden mostrar sus verdaderos sentimientos, sentir que se obtiene una respuesta más rápida o es un camino más fácil. En este sentido, se recurre a la manipulación o al chantaje de los sentimientos para así hacer que el otro reciba el mensaje y obtenga una respuesta sobre todo de las personas afectivamente cercanas ya que precisamente este lazo afectivo servirá de base para que el o la otra ceda a ciertas peticiones.
Cuando este tipo de conductas se dan de manera recurrente y se utilizan como armas para controlar, dominar o enterrar las necesidades del otro sujeto son signos claros de un manejo del control tendientes a sacar provecho de una relación afectiva y emocionalmente cercana. El chantaje emocional es una forma de manipulación muy poderosa y en su origen hay una amenaza básica que puede ser expresada de modos muy distintos: “si no te comportas como yo quiero, vas a sufrir”.
. Mientras que muchos expresan sus amenazas en forma muy clara, otros pueden emitir señales contradictorias: actúan, la mayor parte del tiempo, con bondad y ternura y sólo ocasionalmente recurren al arma del chantaje o manipulación. Con estas características resulta muy difícil detectar la aparición de este esquema en una relación. Desde luego, hay controladores muy directos y agresivos que todo el tiempo están amenazando con lo que va a pasar si uno no se somete a su voluntad, y que expresan abiertamente las consecuencias que tendrá la “desobediencia” o las actitudes que contradigan sus deseos: “si me dejas, nunca volverás a ver a los niños”.
No todas las personas que ejercen chantaje asumen las mismas estrategias o actitudes, pues éstas varían de acuerdo a su personalidad, estilo de vida o tipo de relación que han establecido. Dentro de los principales tipos se encuentran la castigadora, autocastigadora, víctima o seductora. Una de las causas primordiales para que estas personas ejerzan algún tipo de control es el temor al rechazo. Si durante la infancia a la persona no se le proporcionó la seguridad necesaria es probable que la persona crezca buscando la seguridad no se tiene; en esto reside el que muchas veces busque a otra persona para que la proteja y la mantenga segura, ya sea en relaciones de amistad o de pareja. De este modo, cuando el temor al rechazo estimula la inseguridad, la persona se precipita a recobrar el control de su vida, aferrándose a otros para volver, de esta forma, a la seguridad.
El miedo al abandono puede convertirse fácilmente en temor a no ser apreciado y la conducta se vuelve circular.
Ante todo ello surge la necesidad de fijar límites. Este tipo de conducta requiere frenarse a tiempo para así evitar un daño emocional en ambos participantes. De modo preventivo se puede reflexionar preguntándose: ¿hasta qué punto resulta razonable la presión de uno y otro? y ¿en qué momento esa presión excede los límites estables?. Poner en alto es un punto fundamental para evitar que el control exceda los límites en perjuicio de ambas personas.
Para que el control surta efecto son necesarias dos personas y no puede funcionar sin la participación activa-pasiva de ambas. Para romper esa cadena es importante dar atención a uno mismo y analizar los elementos que han conducido a ser partícipe activo del chantaje, manipulación y control. Cuando la persona sienta que la presión del otro lo está impulsando a repetir actitudes enfermizas, uno puede detenerse, observar y elaborar una estrategia. |
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