Tenamaxtli Veterano
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Publicado:
Mar Dic 06, 2005 6:59 am Asunto:
Diálogo Islam+Cristianismo... Una experiencia.
Tema: Diálogo Islam+Cristianismo... Una experiencia. |
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Muchas veces, se maneja muy en lo teórico. Y está bien, cuando solo se trata de pasar un rato entretenidos. Pero en la vida cotidiana, la convivencia entre personas de diferente creencia puede ser trágica o puede ser providencial. Aquí, el Testimonio de la Hna. Nadia Karaki
( Tomado de Mundo Negro, Revista de los Misioneros Combonianos)
http://www.combonianos.com/mn/septiembre/nadia.jpg
LA VIDA COMO DIÁLOGO
Por Constantino Bogagio y Juan Ignacio Cortés
La Hermana Nadia Karaki es la fundadora y directora del centro Al-Mouna. Esta institución, dedicada a promover el diálogo cultural, étnico y religioso en Chad, especialmente entre musulmanes y cristianos, es una de las entidades culturales más prestigiosas y valoradas del país. Para la Hermana Nadia es, ante todo, "una misión de la Iglesia en la frontera de la Iglesia".
Cuando se fundó en 1986, el centro Al-Mouna contaba simplemente con un par de salas a las que tanto cristianos como musulmanes podían acudir a consultar algunas decenas de libros. Las matanzas de cristianos en Yamena y de musulmanes en el sur del país al comienzo de la guerra civil, en 1980, estaban muy cercanas en el tiempo, por lo que poner en marcha una institución que aspiraba a conseguir que ambos grupos dialogasen para aprender a vivir juntos era una apuesta arriesgada.
Desde entonces, el centro Al-Mouna (en árabe, "aspiración", "deseo", "esperanza") ha crecido bastante. Cuenta con una nutrida biblioteca de 17.000 volúmenes en árabe, francés e inglés; imparte clases de estas tres lenguas; pone en marcha proyectos sociales; edita Carrefour ("Encrucijada"), una de las revistas de más prestigio en todo Chad; y organiza conferencias, debates y coloquios sobre temas como las causas del conflicto civil chadiano en los ochenta, la polémica sobre el predominio del francés o del árabe, o la laicidad del Estado. Aunque dependiente del arzobispado de Yamena, Al-Mouna es también una institución de carácter civil de cuyos consejo de administración, comité de reflexión y plantilla de personal contratado (cerca de una veintena de trabajadores) forman parte católicos, protestantes y musulmanes.
Árabe de nacionalidad libanesa, la Hermana Nadia Karaki, de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y de María, reside en Chad desde hace 30 años. Pasó los 10 primeros en Abeché, como profesora del Liceo Franco-Árabe. Desde hace 20 años, vive en Yamena, dedicada casi totalmente al centro Al-Mouna.
–¿Cuál es el objetivo de Al-Mouna?
–Al-Mouna es una misión de la Iglesia en la frontera de la Iglesia. Es un lugar de acogida, encuentro y diálogo. Diálogo y encuentro entre dos culturas, la oriental y la occidental; dos religiones, el Islam y el Cristianismo; y dos pueblos: el del norte y el sur de Chad.
–¿Es hoy posible el diálogo entre musulmanes y cristianos?
–Es necesario saber primero qué entendemos por diálogo. No es permanecer frente al otro y hablar con él, incluso si se plantean cuestiones sobre la religión. Lo importante no es discutir acerca de las creencias de uno y de otro, sino encontrarse con el otro, y vivir con él.
Muchos cristianos conviven con los musulmanes: trabajan juntos, se visitan, hablan, son amigos. Eso es ya un inicio de diálogo que puede conducir a la fraternidad, a la amistad, al conocimiento. En esta oficina trabajan juntos cristianos y musulmanes. Cuando la hija de uno de ellos invita a la hija de otro a una fiesta, ahí pasa algo. Cuando me encuentro con un grupo de musulmanes y cristianos que reflexionan juntos para resolver un problema político o social con un interés que no depende de la pertenencia religiosa, sino de un concepto amplio del bien común, ahí hay diálogo. Bueno, yo no lo llamo diálogo. Lo llamo vivir juntos y construir un país juntos.
–¿Cuál es el impacto que tienen las actividades del centro sobre la sociedad chadiana?
–Es difícil de valorar. Una palabra que nosotros utilizamos muchas veces es credibilidad. La gente aprecia lo que hacemos. Ahora, por ejemplo, estamos haciendo una investigación sobre la guerra civil de los ochenta, la guerra que ha dividido el país en dos, norte y sur. Hemos preparado una lista de 50 personas -políticos, militares, víctimas, periodistas- a las que ya hemos comenzado entrevistar. Cuando cada uno te cuenta lo que vivió y cómo lo vivió, eso supone una especie de psicoanálisis que puede ayudar a la gente a perdonar y olvidar. Su relato nos da la posibilidad de escribir la historia, hacer memoria del pasado para construir el futuro. Nuestro trabajo no busca sólo el encuentro y el diálogo, sino también la gestión de conflictos y ayudar al pueblo a reencontrarse en una identidad común.
–El trabajo de diálogo con el Islam, ¿llega a todas las corrientes o sólo a un único interlocutor?
–No buscamos encontrarnos con corrientes, sino con personas, sean sufíes, fundamentalistas, suníes, chiíes, o wahabíes. Las corrientes dentro del Islam están a menudo politizadas o manipuladas económicamente por la influencia de países extranjeros como Arabia Saudí, Sudán o Egipto. Todos los musulmanes chadianos, en general, se parecen, y, aunque no se puede decir que el Islam chadiano sea un Islam abierto, los musulmanes de este país están lejos del radicalismo de Ben Laden, Hamás o Al-Qaeda. No tenemos excesivas dificultades para trabajar y encontrarnos con ellos. Personalmente, siendo una árabe libanesa y hablando el árabe, no he tenido ninguna dificultad. En este sentido, querría aclarar algo. Yo no diría que hago diálogo, sino que me pongo al servicio de los otros. El diálogo viene después, tras el contacto amistoso. Vivo con la gente, les muestro cariño. Después vendrán otras cosas, tal vez el cambio de mentalidad, de fe, de creencia. Aunque también debo decir que no buscamos convertir, sino amar. Se debe amar a todo el mundo, cristiano o musulmán, de la misma manera, porque todo hombre está al servicio de todo hombre. Cuando se vive así, toda dificultad para las relaciones desaparece.
–Los católicos no buscan convertir a los musulmanes, pero sí que hay musulmanes que tratan de convertir a los católicos.
–Yo no me comparo. Si ellos buscan convertir, es su problema. Yo no lo busco. Si mi manera de ser les llama a la conversión, yo la acojo. No es un problema para mí: el Vaticano II dice que todo el mundo puede ser salvado si obra de buena fe.
–¿Es verdad que los musulmanes aprecian Al-Mouna porque aquí encuentran una libertad que en instituciones musulmanas no encuentran?
–Es cierto. Por ejemplo, aquí frecuentan la biblioteca chicos y chicas. Se pueden hablar, verse. Eso no es posible en un medio musulmán. El imán de una mezquita dijo un día que el centro Al-Mouna es una amenaza para el Islam. Tiene cierta razón. La educación islámica es muy estricta. Cuando los chicos vienen aquí a leer, a ver películas que no existen en su mezquita, en su medio, ellos cambian de mentalidad. Toda educación abierta modifica la forma de pensar y reflexionar. Esto es una amenaza a su Islam. No al Islam. Hay un Islam propio de cada imán, pero hay un Islam que puede ser más abierto. Al-Mouna, puede ser una amenaza para el Islam del imán, pero no una amenaza para el Islam en general.
–También hay cristianos que no entienden este camino de diálogo.
–Al principio, los cristianos rechazaban toda apertura al diálogo, a la convivencia, a aceptar musulmanes en las escuelas. Pero ha habido un progreso. Los cristianos tienen la tendencia a replegarse sobre ellos mismos, pero ésa no es la vocación de los cristianos, de la Iglesia. Ésta no puede renunciar a la apertura. Ha habido actos valientes, como la presencia de una comunidad religiosa en Abeché, trabajando con musulmanes, o la creación de instituciones mixtas, en las que se trabaja junto con los musulmanes.
–Este rechazo, ¿no es una forma de protegerse del mayor poder económico y político de los musulmanes?
–¿Hasta cuándo cerrarse? Si Chad es un solo país, todos los chadianos tienen que vivir juntos. Por supuesto, los musulmanes no son perfectos. Pero si hablamos desde el punto de vista cristiano, el Evangelio nos llama a algunas cosas. El Corán no llama a los musulmanes a dialogar, pero el Evangelio nos llama a ser todo para todos. Si yo me atengo al ojo por ojo y diente por diente, volvemos al Antiguo Testamento. Pero el Evangelio me llama a ir más allá de los posibles defectos del otro y vivir con él aunque sea desagradable. Eso es lo que pretendemos vivir en Al-Mouna.
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