Tirteo Constante
Registrado: 04 Oct 2005 Mensajes: 585
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Publicado:
Mie Ene 10, 2007 11:24 am Asunto:
Re: Acerca de la gnosis
Tema: Acerca de la gnosis |
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zesol escribió: | Un familiar esta siendo invitado a esta corriente... y yo ya le adverti que no entrara, pero confieso que no tengo fundamentos suficientes para explicarle la razon de mi consejo.
Hermanos_ pido su ayuda para ilustrarme y saber darle argumentos lo suficientemente validos para hacerle entrar en razon |
Saludos, Zesol.
Espero que estas notas sirvan de algo. Un saludo.
Pongo aquí el enlace (omito el nombre del autor, que soy yo mismo).
http://blogs.periodistadigital.com/encristiano.php/2006/11/16/el_nacimiento_del_gnosticismo_actual
El nacimiento del gnosticismo actual
Hoy día no es extraño encontrarse con algunos movimientos esotéricos que dicen remontarse a la gnosis o gnosticismo antiguos. Algunos de ellos se presentan bien vertebrados u organizados, dato del todo ausente en las sectas gnósticas de la antigüedad, que guardaban entre sí bastante flexibilidad, no obstante ciertos elementos comunes. De hecho, entre el sistema de Valentino y el de Marción, por citar a dos personajes gnósticos de la antigüedad, hay muchos puntos no sólo de diferencia, sino aun en pugna (para los marcionitas, por ejemplo, habían de aceptarse sólo los escritos paulinos y el Evangelio de Lucas, y descartarse el resto de la Biblia; para los seguidores de Cerinto, él era el mismo autor del cuarto Evangelio). Cabe señalar que algunos neognósticos hablan de una transmisión ininterrumpida pero secreta de los misterios de la gnosis a lo largo de la historia hasta el día de hoy, hecho muy discutible, o cuanto menos, sorprendente amén de que nunca se ha demostrado con datos fehacientes. Los expertos refieren que el gnosticismo moderno se remonta a Jules Doinel (1890), aunque con algunas matizaciones oportunas previas.
Antes de abordar nombres y datos generales sobre el gnosticismo moderno, conviene establecer algunas precisiones de rigor. “Gnosis” no es lo mismo que “gnosticismo”. La “gnosis” es un vocablo griego que significa “conocimiento”. Así, san Pablo habla de la “gnosis de Cristo” como el saber que excede cualquier otro conocimiento (Ef 3,19), y que todo lo considera pérdida ante la sublimidad de conocerle (Flp 3,8). Clemente de Alejandría y san Ireneo dirán por este motivo que el cristianismo es la verdadera “gnosis” y no las doctrinas esotéricas de los herejes. El “gnosticismo” es, por el contrario, una corriente religiosa herética de los primeros años del cristianismo que consideraba la propia salvación fruto de un conocimiento privilegiado y predeterminista. Sin embargo, las sectas gnósticas acutales se presentan como verdaderas “gnosis” y no como pertenecientes al “gnosticismo”. Por este motivo, hablaremos indistintamente de “gnosis” y de “gnosticismo” sin pretender establecer las debidas matizaciones. No es el caso.
En el libro-entrevista que el Card. Ratzinger dispensó a Peter Seewald (Sal de la tierra) hay un parágrafo que alude al tema del gnosticismo antiguo a propósito de la pregunta de si la crisis actual de la Iglesia constituya el mayor desafío que ella ha tenido que afrontar desde sus inicios. El entonces Card. Ratzinger hablaba ahí de que el gnosticismo fue, en efecto, uno de los grandes retos que se hubo de afrontar, ya que originaba “una progresiva y lenta deformación en el interior de la Iglesia y en el culto, con la creencia en otras ideologías, mitos e imágenes, que progresivamente fueron debilitando la fuerza de toda la Iglesia sin que apenas se notara...”. Esto que nuestro Papa actual dijera entonces respecto del peligro de la gnosis para el cristianismo antiguo tiene una aplicación similar respecto de la gnosis actual, sobre todo a causa de la pretensión de tales grupos religiosos de gozar de revelaciones privadas o particulares, que avalarían el contenido de sus principios religiosos, con lo que minan, o, en el mejor de los casos, “relativizan” la validez de la revelación misma de Dios en Cristo. Son muy anticatólicos (a menudo, “agresivamente” anticatólicos) y no vacilan en dar cabida a los anacronismos históricos de la índole que sean. Hace, pues, muy al caso la famosa frase de Chesterton: “los opositores a la cristiandad pensarían en cualquier cosa que no sea cristiandad”. En efecto, en fechas recientes se hemos venido constatando que se toma muy en serio a sectas y cultos tan extraños como variopintos, mientras que a la Iglesia católica se la trata de desprestigiar, difamar, ridiculizar. No sorprende, por lo tanto el que entre los grupos gnósticos modernos haya algunos que aparezcan con la pretensión de ser la auténtica o verdadera Iglesia cristiana o católica. Quisiera abordar cuatro grupos gnósticos dentro de todo un conjunto más bien complejo como es el gnosticismo actual: “la Iglesia gnóstica”, “la Iglesia gnóstica católica”, “el Movimiento gnóstico” y la “Ecclesia gnostica mysteriorum”. (Si se desea ver este complejo movimiento con más detalle, sugiero la lectura de las obras de M. INTROVIGNE, Il ritorno dello gnosticismo [Milano 1993], Il capello del mago [Milano 1990] 233-256). Antes convendrá hacer dos incisos previos que hacen de trastienda a estos movimientos, y son la Orden del Templo renovado y la Religión del Carmelo, fundaciones que daban mucha cabida a lo maravilloso de cierto catolicismo heterodoxo francés y que hace de trastienda para lo que vendrá seguidamente.
El Orden del Templo renovado se funda tras unas supuestas apariciones de los espíritus de Jacques de Mollay (último gran Maestre de los templarios [muerto en la hoguera en 1314]), Cagliostro (famoso alquimista del S. XVIII con fama de curandero y visionario, hipnotizador y fundador de una secta masónica; se vio implicado en el escándalo del “collar de diamantes en París”; fue condenado por hereje por el Santo Oficio y murió en la prisión de La Rocca di San Leo en Italia) y de Federico el Grande de Weishaupt (fundador de los iluminados de Baviera). Quien lleva a cabo la tarea es René Guénon (1886-1951), al decir de sí mismo que era destinatario de tales visiones. Luego se haría obispo “gnóstico”. El nuevo Templo comenzará a funcionar hacia 1908 con un programa de 45 lecciones sobre temas tan variados como increíbles: el origen de la raza amarilla en el planeta Venus, la existencia de vida humana en otros planetas, más otros contenidos típicamente anticatólicos como la supuesta venganza templar contra el Papa. Tres años después de su fundación, Guénon volvería a tener otra aparición en que Mollay le ordenaba que disolviera el “nuevo Templo”. A pesar de su corta vida, Guénon ejercerá un influjo directo en dos iglesias gnósticas, que se fundarán seguidamente, ya que algunos de sus miembros seguirán siendo objeto de las discutidísimas apariciones de Jacques de Mollay.
La Religión del Carmelo debe su nombre y existencia Eugenio Vintras (1807-1875), que se autonombró “Elías”, así como en su tiempo los carmelitas fueron fundados por inspiración en la vida de dicho profeta veterotestamentario que había ascendido al Carmelo (cf. 1Re 18,19-46). A los 29 años Vintras dice haber recibido la visita de san Miguel, el cual le habló del advenimiento del tercer reinado del Espíritu Santo y de la necesidad de una digna preparación para dicho evento. Por petición del arcángel, Vintras se pondrá a fundar con éxito notorio septenas de fieles seguidores, al tiempo que “se le seguirán apareciendo” san Miguel más también la Virgen y el mismo Cristo. En 1841 es excomulgado, y, en 1842, condenado por abuso de la credulidad pública y arrestado. Al salir de la cárcel se hará ordenar pontífice de una nueva iglesia celeste por una septena de exsacerdotes católicos que lo habían seguido y extenderá la nueva religión por Bélgica, Londres, España e Italia. Sus ritos estarán presididos indistintamente por varones y mujeres, y consistirán en el sacrificio provictimal de una virgen María más cercana a la “Sofía” gnóstica que a la Madre de Dios de la Iglesia católica, el sacrificio de la gloria de Melquisedec que celebra la espera de la tercera edad futura, la penitencia y expiación, la consagración de la hostia con frecuencia estará acompañada por inscripciones misteriosas y manchas de sangre. Vintras muere en 1875 tras dejar ordenados a 19 pontífices de la nueva religión del Carmelo. Sin embargo, se presentará como su sucesor un exsacerdote católico, Joseph Antoine Boullan, obsesionado por apariciones marianas, revelaciones privadas, supuestos casos de curación y doctrinas secretas. Sólo tres de los antiguos pontífices de Vintras seguirán a Boullan, que pese a todo será capaz de atraer consigo a un nutrido grupo de ocultistas. A diferencia de la Religión del Carmelo tradicional, Boullan enfatizará el automatismo de la penitencia y de la expiación propias, el ocultismo y la doctrina de la unión de vida (el amor como acto de la materia es malo aun en el matrimonio, pero el mismo acto transformado por una motivación espiritual con un ser superior del mundo espiritual, podía ser regenerativo).
La así llamada “Iglesia gnóstica” fue fundada por el bibliotecario y archivista Jules Doinel (1842-1902). Según parece, él había tenido “apariciones de santos en su adolescencia”, si bien también se había interesado en el espiritismo; en sus estados oníricos decía que se le había aparecido incluso Jansenio. Hacia 1882 se había acercado a la masonería, al monodismo (creencia en la reencarnación de Cristo en el pastor protestante Guillaume Monod). Luego se puso a proclamar que en él se había encarnado el profeta Nehemías. Hacia 1889-1890 habría tenido la aparición del obispo cátaro, Guilhabert de Castres, que le encargó la fundación de una iglesia gnóstica (detalle luego alterado, según otra versión del mismo Doinel). El hecho es que en sueños fue ordenado espiritualmente obispo gnóstico de Montségur por el mismo “eón Jesús”, a lo que habría precedido una consacración mística en el oratorio de María de Mariategui (dada al espiritismo, a la teosofía, al anticlericalismo, al esoterismo, al budismo e induismo; también sería fundadora del movimiento mágico de la “Estrella celeste”), donde Doinel habría recibido el nombre de Valentino II con el encargo de fundar la asamblea del Paráclito, que llamará “Iglesia gnóstica”. Una vez ordenado, reconstuirá la doctrina gnóstica y tendrá como guía al cuarto Evangelio. Ulteriormente, él mismo procederá a consagrar a otros cuatro obispos gnósticos. Sin embargo, en 1895 dijo que abjuraba de sus errores y que se hacía católico. Murió en 1902, sin que se resolvieran los misterios en torno a la Iglesia gnóstica que fundó ni tampoco respecto de su conversión. Estas contradicciones sugerirían la existencia de tensiones mentales en Doinel. Tras la discutida conversión de Doinel, la iglesia gnóstica por él fundada se divide: por un lado Synesius (Fabre des Essarts), uno de los obispos consagrados por Doinel, es elegido patriarca con la tarea de reconstruir la iglesia gnóstica. Por otro, Jean Bricaud quiso hacer confluir en la iglesia gnóstica lo que quedaba de la religión del Carmelo y de la Iglesia joannita, y se hizo elegir patriarca con el nombre de Juan II. El año anterior, en 1907, había convocado un concilio en Lyón, del que surgiría una “Iglesia gnóstica universal”, síntesis de la iglesia gnóstica, de la iglesia joannita y de la religión del Carmelo. Se le opuso obviamente Synesius que siguió al frente de la Iglesia gnóstica de Francia, de tintes más masónicos y anticatólicos que la iglesia de Juan II. Tras la muerte de Synesius le sucedió Léon Champrendaud y a partir de 1925, Patrice Genty (que se hizo llamar Basílides). Como Basílides no tuvo el éxito esperado, decidió suprimir el grupo, que de todas suertes continuó sus actividades bajo la dirección de Chamuel (Bardesán), uno de los tres obispos consagrados por Doinel. En 1960 tuvo lugar una breve unificación de las iglesias gnósticas por mediación de Robert Ambelain, y 6 años más tarde abandonó la dirección de la secta, de suerte que para 1980 ésta se encontraba en medio una crisis total.
La así llamada “Iglesia gnóstica católica” se remonta a varios personajes interesados en el ocultismo de origen sexual que sería el acto mágico por excelencia, entre los que sobresale Aleister Crowley. El nacimiento de esta Iglesia se fragua, podríamos decir, entorno a la revisión de la “Misa gnóstica” por parte de Crowley. Curiosamente, el ritual enumera toda una serie de personajes, entre los que sí figuran algunos santos, pero al lado de ellos se encuentran Krishna, Hércules, Ulises, Cátulo, Simón Mago, Valentino, Nietzsche y Carlomagno.
El “movimiento gnóstico” es la vertiente neognóstica latinoamericana. La figura del colombiano Samael Aun Weor (+ 1977) es acaso la más notoria dentro de él. Se consideraba patriarca gnóstico, si bien a los elementos de la neognosis europea él incorporó otros tomados del tantrismo, del budismo y aun de los aztecas. Su tema más típico consiste en la disolución del “ego” en el absoluto, donde ya no hay dualidad con técnicas que se denominan “Sahaja Maithuna” (y que no es sino el “onanismo”), mientras que para los célibes recomendaba el “Vajroli Mudra”.
La “Ecclesia gnostica mysteriorum” pertenece al ambiente angloamericano (sobre todo californiano), y está muy influido por las ideas de Jung sobre los arquetipos y la psicología transpersonal, por un lado y por un intento de recuperar los datos de la gnosis antigua más el feminismo actual, por otro. En síntesis, se pretende afirmar un supuesto elemento femenino en la iglesia de los orígenes. Ha tenido al frente a Rosa Miller como “obispisa”. Este movimiento gnóstico dice poseer una consagración secreta recibida initerrumpida y clandestinamente desde María Magdalena. Al mismo tiempo la Sra. Miller ha dicho que los gnósticos no tienen creencia ninguna, aunque están muy apegados al principio que les anima, a quien vacilan llamarle Dios, ya que se destruye con solo conceptualizarlo. Aquí es donde han de buscarse ciertas y alarmantes coincidencias entre las ideas de Rosa Miller y obras como el “Código da Vinci” y el “Evangelio de Judas”. Detrás de ambas figuras está sobre todo la feminista Elaine Pagels, profesora de religión en Princeton y especialista en estudios gnósticos. Ha escrito obras anticatólicas como “El origen de Satanás” (1990) y “Adán, Eva y la serpiente” (1990), “The Gnostic Gospels” (1979) y “Beyond Belief: The Secret Gospel of Thomas” (2004). Curiosamente, Pagels ha dicho que el Evangelio de Judas ha ayudado a cambiar la visión que se tenía de los inicios del cristianismo. Sus términos precisos han sido éstos (New York Times, 8 de abril del 2006): “Lo que es claro es que el Envagelio de Judas se ha sumado a otros descubrimientos espectaculares que están haciendo explotar el mito de un cristianismo monolítico y mostrando qué tan diverso y fascinante era el movimiento de la Iglesia primitiva”. Pagels reconoce que creció sin religión y que su padre le enseñó que era una “fantasía para niños”. Esas son las premisas para unas conclusiones lógicamente anticatólicas. |
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