Orpam Saretnoc Laverz Veterano
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Publicado:
Lun Ene 15, 2007 6:27 pm Asunto:
El crisol de la autenticidad de la fe
Tema: El crisol de la autenticidad de la fe |
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Sé que lo que voy a comunicaros no es, de repente, agradable, pero si se piensa puede ser una ayuda potente en nuestra existencia. Transcribo:
Realmente el crisol de la autenticidad de la fe es el sufrimiento, sobre todo el que va asociado a la solidaridad con las víctimas de la injustica humana y al talante de hacer siempre el bien a los demás.
La fe significa la convicción profunda de realidades que no se ven y la garantía de las que se esperan.
Lo podemos confrontar en Heb 11,1. En 1 Pe 1, 7-8 esa realidad se refiere a la vinculación amorosa del creyente con la persona de Jesucristo. En la comunión personal con Cristo y en la adhesión firme a su pasión como manifestación extrema del amor radica la autenticidad de la fe. Para los cristianos de la segunda generación y para nosotros, que tampoco hemos visto al Jesús histórico, la fe significa no sólo creer en aquél a quien no hemos visto y amarlo, sino también creer que lo que Jesús hizo y vivió, sobre todo a través de su pasión hasta la muerte, es fuente de vida y de alegría.
Nos queda sólo un párrafo para leer, reflexionar, comunicarlo y ¿por qué no? gozarlo también.
Con la imagen del aquilatamiento del oro, el más precioso de los metales, se pone de relieve lo más genuino de la fe cristiana, pues la prueba de fuego de la fe es el sufrimiento y el dolor. Pero esto no porque el sufrimiento sea bueno, sino porque en los diversos sufrimientos de la vida humana se acrisolan las actitudes y los valores más dignos de la existencia verdaderamente humana, tales como el amor a fondo perdido a los enfermos, la solidaridad con los excluidos de la tierra y la lucha incansable a favor de los más pobres, pues todos estos son, en realidad, los crucificados del presente. En la confrontación con tanto dolor y tantas penas de la vida se puede mostrar la excelencia incomparable de la fe auténtica, la cual es portadora de una alegría inefable y de una resistencia incombustible. La alegría se convierte así en un signo escatológico que va abriendo caminos de liberación en la historia hacia la salvación definitiva como meta última de la fe.
¿Por qué os digo todo esto hoy, ahora?
Somos testigos en nuestros días de múltiples sufrimientos de personas, hombres y mujeres. Los crucificados de hoy, veíamos arriba.
El crisol de la fe auténtica está en ese dolor que queremos compartir de alguna manera con nuestros contemporáneos. Los cristianos ¿lo hacemos?
Un abrazo, amigos, no quiero cansaros.
Orpam Saretnoc Laverz  |
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