la Virgen de Guadalupe

[maria luz alvarez]

Hermanos Mexicanos:
En Argentina amamos mucho a la Virgen.
La aparición de la Virgen de Guadalupe es una maravillosa obra de evangelización.
Comparto con Uds. una de las canciones que se cantaron en la misa del 8 de Diciembre.
La Virgen de Guadalupe,estrella de la mañana,
ojos negros,piel morena,mi virgencita americana.
Protectora de los pueblos,crisol de todas las razas,
transformaste a nuestra tierra en continente de esperanza.

Juan Diego no se explica ¿Cómo pudo pasar?
La reina de los cielos nos vino a visitar.
Está llorando el indio, el rosal floreció,
Dios le ha dado una Madre de su mismo color.

Al sur del continente, tambien presente esta
y acompaña a laArgentina, en su sufriente andar
Virgencita morena, nuestra comunidad,
camina hoy contigo en busca de unidad.

[Pepa]

¡Felicidades, Méjico!!
Y a todas las Guadalupes!!
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No os engañéis: de Dios nadie se burla.

[Albert]

María de Guadalupe, Estrella del Adviento

Milagros Pizarro Nieves
Para El Visitante

Colgada de diciembre, para decirnos la paciencia, la fe, la esperanza, toda la historia espiritual de su pueblo. Colgada de su Dios, en la confianza más plena de los siglos. Ahí está la Mujer, la nueva Eva que nos da el nuevo Sol. Ahí está. Ella es la voz humilde que nos descubre a la vida la Palabra. Ya para siempre en Él y con Él, María, la Madre. El Adviento no es sino el campo desde donde resuena, junto a los rezos de todos los pequeños y los pobres, su plegaria. Por eso hoy, ya en la ruta de este tiempo de gracia, los ojos se nos llenan de azul al contemplarla y escuchar la respuesta de su don y su espera: “He aquí...” En la hora de aquella visita memorable del Arcángel y a cada hora. En el inicio de la gran aventura de su andar junto a Dios y a lo largo de todo su camino...



Inmaculada y fresca, tierra virgen de la creación definitiva, Modelo de santidad y de pureza. Inmaculada y radiante... En su rostro, los rostros de todos los hermanos, para hermanarse a todas las culturas; tez trigueña y hermosa como el Tepeyac, María de Méjico y de América, Guada- lupana...Estrella del Adviento, del año que nos nace como promesa y regalo del Altísimo que nos vuelve a llamar a la alegría. Guía maternal de cuantos buscamos, como Ella, aun sin saberlo, la luz eterna de Cristo Salvador. Otra vez la Iglesia nos abre a la novedad sin par del Evangelio, desde el grito anunciador de los profetas: ¡Viene el Señor! Nos lo da el Padre bueno como el más magnífico de los dones de Su misericordia. Nos lo entrega el Espíritu como el más efusivo abrazo de Su amor. Nos lo trae la Doncella, hecho carne – misterio en su carne tocada por el cielo. ¡María! Sin Ella no es posible el pregón singular que nos escolta la llegada del Rey. No la dejemos fuera de nuestra reflexión al preparar la casa para la fiesta. No la dejemos fuera de nuestra gratitud por la inefable dádiva de nuestra salvación. Mirándola, sintamos la cercanía de Aquel que quiso un día que nos llamara hijos. Amándola, encontremos puerto seguro para llegar a Dios.

Visión

Una señal.
Una Mujer.
Tú, María.
Coronada para siempre.
Siempre Virgen. Siempre Madre.
¿ Quién podrá nunca tener
en sus brazos a la Vida,
darnos la Luz,
dejarnos oír, hambrientos
del pan del alma,
la Palabra verdadera?
Una señal.
Una Mujer,
la Mujer soberana del dolor
y la alegría,
la nueva Mujer,
¡ María!
Ninguna tendrá jamás
tu respuesta generosa,
tu entrega en la noche
oscura del Espíritu,
aquel abandono suave
en las manos amorosas de tu Dios.
Ninguna. Nunca.
Sólo tú,
porque fuiste
Su don femenino al mundo.
Mujer.
Madre.
Virgen.
Siempre.
Sencilla, pobre y callada.
¡ Qué fecundo tu silencio!
Y tú,
¡ qué grandiosa y elevada,
desde la altura indecible de tu fe!

(La autora es Operaria del Divino Maestro (Avemariana)

Esa, la madrecita que en Tepeyac, san Juan el indio vió en su mirada reflejar la luz que de su vientre al mundo habría de alumbrar. En este momento en el lugar donde estemos, hagámos un alto para a ella pedir en oración nos muestre a su amado Hijo. El Cristo que viene en cada navidad y toma de posada el corazón de los hijos de Dios. Ese mismo Cristo que ya pronto vendrá al finalizar el tiempo de la misericordia y es por ella, por María que nos sobrepondremos al tiempo de justicia. María, prepara a tus hijos para la venida de tu Hijo. Dios les bendiga.
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Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS

[maria luz alvarez]

GRACIAS ALBERT!

[Albert]

Hermana María Luz:

Tu nombre es tan sugestivo en estos días. María, Virgen Madre de Dios que es la Luz del mundo y por el bautismo en el nombre de ese su Hijo, en el del Padre y en del Espíritu Santo nos hace luz e hijos a nosotros también. María y Luz, Madre e Hijo, Virgen y Salvador. Todo está en tu hermoso nombre. Dios te bendiga mucho.
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Transfíge, dulcíssime Dómine Jesu
Albert González Villanueva, OFS