Llana Nuevo
Registrado: 01 Feb 2007 Mensajes: 17 Ubicación: Guadalajara Mx.
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Publicado:
Sab Feb 17, 2007 9:14 pm Asunto:
Señor, ¿a quién iremos?
Tema: Señor, ¿a quién iremos? |
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En Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo;
En el Evangelio de San Lucas (16,19-31) aparece en escena el rico Epulón, que después de desencarnar es llevado al infierno por su proceder en vida. Estando ahí, en los tormentos del infierno, alcanza a ver al pobre Lázaro que en vida, habiéndose alimentado de las migajas de su otrora rica mesa, ahora reposa en el seno de Abraham. Ante esta visión y comprensión de la vida después de la vida, Epulón súplica misericordia a Abraham, para éste envié a Lázaro con sus hermanos y su padre, a la tierra, con la finalidad de que testifique ante ellos los tormentos del infierno, de tal manera que no corran con la misma suerte….Ante la suplica de Epulón, Abraham responde “Tienen a Moisés y a los profetas” Que los oigan. Pero Epulón respondió: “No Padre Abraham, pero si alguno de los muertos fuese a ellos, harán penitencia”. La última respuesta que recibió fue concluyente: “Si no oyen a Moisés y a los Profetas, ni aún cuando resucite a uno de los muertos creerán” Así termina el relato evangélico.
No quisiera encontrarme como Epulón.
A lo que voy ahora, es al tema que quiero compartir con ustedes: La frase del Evangelio, “tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan” ¿Cómo la traduciríamos en la actualidad? “Ya tienen al Magisterio de la Iglesia. Que le oigan”.
El Magisterio de la Iglesia sale al encuentro de la vida del hombre, en sus más esenciales experiencias de vida y preguntas trascendentales. Sale al paso cuando la vida, la dignidad de la persona humana se ve tocada por errores y opiniones que lo alejan de su fin último: dar gloria a Dios. Sobre todo esta es la misión particularísima de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo supremo con que cuenta la Iglesia para la depuración y observancia de la doctrina católica, precisando y aclarando cuantos temas morales el hombre se encarga de oscurecer.
Sabemos que no hay nada de nuevo que añadir al mensaje y enseñanza de Cristo, pero también sabemos que se puede dar mayor luz a través de su estudio, para que nuestro entendimiento humano crezca y así, florezca una vida en Cristo… haciendo vida el evangelio porque aunado a la fe que poseemos, lo comprendemos. Este proceso es multifactorial: el empeño que pongamos en el estudio, la voluntad de adherirnos al mensaje evangélico, la meditación y oración personal, la vida sacramental que vivamos…
Sin embargo en este proceso, más allá de las capacidades particulares, más allá del propio empeño, la responsabilidad y la autoridad absoluta y definitiva para interpretar el mensaje de Cristo es del Magisterio de la Iglesia, y aún más… el papel del Magisterio no se reduce a la interpretación, sus competencias se extienden a la definición de la doctrina revelada. (NB. Las fuentes de la Revelación son la Sagrada Escritura y la Tradición)
Al hablar de definición doctrinal, se puede pensar peyorativamente: Las definiciones doctrinales tienen un carácter de restricción. O en el otro extremo; si una doctrina no ha sido establecida directamente por Cristo, (quiero decir, no se encuentra escrita textualmente en las Sagradas Escrituras) es totalmente correcto estar en desacuerdo, hasta el punto de contradecirla.
No pocas veces me da la impresión de que ciertos temas en los que pretendemos dar una orientación pedagógica sobre la doctrina y moral católicas, termina por desearse una intervención de Nuestro Padre en los cielos, para así lograr una adhesión y conversión multitudinaria al contenido del tema en cuestión… bué, seguramente después de esa Parusía, surgiría el problema de si fue o no fue verdadera, de si están bajo el influjo de estupefacientes, etc etc. ja!
Ahora ¿cuál es el resultado de definir una doctrina? Dar claridad al contenido de la Revelación.
Visto así, tendríamos que considerar al acto de definir la doctrina no como algo que te constriñe y que limita nuestra inteligencia y libre albedrío, sino que al contrario, nuestra libertad y nuestro raciocinio deberían de encontrar en ella el auxilio y asistencia para llegar a través de ella – la doctrina- a ese punto que nosotros naturalmente no podríamos llegar sino – solamente- asistidos por la doctrina verdadera.
Tengamos en cuenta también que el Magisterio, no inventa nada! El Magisterio esta al servicio de la Revelación, y de aquellos que quieren comprenderla. El Magisterio no tiene poder para agregar algo nuevo al contenido de la Revelación, pero si tiene el deber de conservarlo intacto y custodiarlo, tal como le fue entregado por Jesucristo.
En este apartado les sugeriría con la finalidad de fundamentar, dar una lectura a:
• Jn 1:42; Mc 3:16 ("Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, "Piedra".)
• Mt 16:18 ("Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.")
• Jn 16:13 ("Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa.") (Infalibilidad)
• Jn 14:26 ("Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. ") (Infalibilidad)
• Jn 21:15-17 ("dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»") (lo dice tres veces) misión y vocación del Papa)
• Lc 10:16 ("Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.") (en referencia al colegio cardenalicio en comunión con el Papa)
• Lc 22:31-32 ("Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»") (Misión de Pedro y Oracion de Jesús)
• 1 Tim 3:15 ("pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.")
• 1 Jn 2:27 ("Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa - según os enseñó, permaneced el él..")
• Hechos 15:28 ("Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables...") (los Doce Apóstoles hablan con la voz del Espíritu Santo)
• Mt 28:20 ("y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo") (Garantiza su presencia por siempre a los Apóstoles)
• Confrontar: Código de Derecho Canónico § 747 -755
• Constitución Dogmática, Lumen Gentium, 18 al 22 (en cuanto a la misión de los Apóstoles, la unión del Colegio Cardenalicio, la infalibilidad, y la sucesión apostólica)
• Constitución Dogmática Lumen Gentium: 25.
La infalibilidad de la Iglesia existe como don de Cristo, que dona su Espíritu Santo y la salvaguarda de errores… es un don absolutamente necesario como absolutamente necesaria es la infalibilidad de la Iglesia para conservar la pureza de la FE, y la unidad de la misma. .(La infalibilidad se refiere a la doctrina que esta exenta de errores y por tanto verdadera, no a los actos humanos del clero).
Bien podríamos escuchar a Santo Tomas decir: ¡Es una estulticia dudar de la infalibilidad de la Iglesia! Pensar lo contrario es absurdo para un creyente practicante y convencido. “ Creo en Cristo, en la Biblia, en su Iglesia, pero no en todo lo que enseña su Iglesia, porque “me late, siento, no entiendo, las épocas son diversas, etc, etc)
Pensar lo contrario es ilógico como ilógica sería le mente de Cristo…imaginemos a Cristo, diciendo y pretendiendo la Salvación del hombre a través de una Iglesia incapaz de mantener la pureza y la unidad de su mensaje… como dice San Pablo… la muerte de Jesús habría sido en vano. Sería en vano, si Jesús conociendo la debilidad humana, no fuera Él mismo, el garante, de esta promesa:
Mt. 28:19 - 20
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
La iglesia posee una mentis in Christum, y su enseñanza refleja esa mente…. ¿Cristo cambia de pensamiento? ¿Dios cambia de pensamiento? La mente de Cristo no es voluble, no cambia de acuerdo a las modas, la mente de Cristo no es contradictoria. Lo que la Iglesia cree, profesa y enseña es verdadero, porque Cristo esta presente y garantiza su verdad. Y no solo sucede esto cuando la Iglesia enseña ex cátedra, (cf. Mt., 13,52 y 2Tim., 4,1-4 y Lumen G25) No solamente en el ámbito del dogma definido se debe dar el asentimiento de la fe, también en la enseñanza del magisterio ordinario nos encontramos en el ámbito de la infalibilidad.
¿Qué nos toca a nosotros católicos creyentes? Enderezar, corregir nuestra mente para obtener una mentis in Christum. Para eso necesitamos acudir al magisterio de la Iglesia para que nos oriente, nos guíe, nos alerte cuando nos desviamos al interpretar y vivir nuestra fe, para Cristo-centrarnos. Todo creyente, - sea estudioso de la fe o no – debe de referirse constantemente al Magisterio, para entender su fe y poder hacerla vida, para que las propias experiencias de vida, sean iluminadas y vividas bajo la Palabra de Dios y de esta manera nuestros acto cobren gracia a la mirada atenta del Padre.
Quizás, como decía al inicio, se puede pensar que la Iglesia pudiera asfixiar la libertad humana y su más preciada facultad… la de razonar; nada más lejos: nunca como ahora la Iglesia promueve esa fides quaerens intellectum, el diálogo de la inteligencia con la fe. Aquí debemos estar muy conscientes que, la infalibilidad de la Iglesia no quiere decir, que nosotros estemos limitados para alcanzar el entendimiento de la doctrina de Cristo, la infalibilidad tiene que ver con la expresión verdadera de la doctrina, con la libertad de error en el conocimiento y con la precisión en lo que se enseña. Por eso la posibilidad de seguir estudiando la enseñanza de Cristo; la Iglesia sabe que es su misión conservar la pureza de la fe, y sabe que Cristo no la abandona en esta misión, no es soberbia, invita a la teología y a cualquier otra ciencia a desarrollarse, confiando en la certeza que posee de estar libre de errores, y sabiendo también que la enseñanza de Cristo, es tan basta, tan ciertamente rica y abundante que aún da para más aprendizaje. Sostiene con su criterio de verdad esas áreas del conocimiento humano científico, en donde se refleja la luz que emana de Cristo, y severamente declara cuáles áreas de la ciencia o del obrar humano permanecen en la oscuridad.
Otra manifestación de la incomprensión de la infalibilidad del Magisterio, es cuando no comprendemos el que la Iglesia opine sobre cualquier aspecto de la vida humana: Nunca en la pedagogía divina, ni en la pedagogía de Jesús encontramos que se dijera que solo la fe basta para salvarnos. Dios dio a su pueblo los mandamientos, Jesús Nuestro Señor explícitamente da criterios morales en sus enseñanzas y otorgando su Espíritu Santo, envía a sus apóstoles a enseñar cuanto les fue enseñado.
¿Tendremos que pensar en la actualidad que Nuestro Señor ya no tiene nada que decir respecto a cuestiones morales actuales? Las personas que tuvieron la fortuna de vivir junto a Él, lo buscaban para pedir su opinión; nosotros ¿a quién iremos?
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Saludos Afectuosos.
Llana |
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