Zarel Nuevo
Registrado: 15 Feb 2007 Mensajes: 20
|
Publicado:
Dom Feb 25, 2007 2:23 pm Asunto:
La Santa Bíblia nos ayuda a sentirnos satisfechos
Tema: La Santa Bíblia nos ayuda a sentirnos satisfechos |
|
|
Aunque la Biblia no es un libro de medicina, habla del efecto que los sentimientos, tanto positivos como negativos, tienen en nuestra salud física y mental. Nos dice: “Un corazón que está gozoso hace bien como sanador, pero un espíritu que está herido seca los huesos”. También indica: “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso” (Proverbios 17:22; Proverbios 24:10). El desánimo consume las energías, nos deja débiles y vulnerables, sin ganas de cambiar ni de buscar ayuda.
El desánimo también repercute en la espiritualidad de la persona. Quienes carecen de autoestima suelen pensar que nunca tendrán una buena relación con Dios y que nunca recibirán su aprobación. Sin embargo, cuando estudiamos la Palabra de Dios, la Biblia, nos damos cuenta de que el Creador mira con buenos ojos a quienes se esfuerzan por agradarle.
Dios se interesa en nosotros
La Biblia nos asegura que “está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu”. Dios no desprecia “un corazón quebrantado y aplastado”; de hecho, promete “revivificar el espíritu de los de condición humilde y [...] el corazón de los que están siendo aplastados” (Salmo 34:18; Salmo 51:17; Isaías 57:15).
En una ocasión, Jesús, quiso que sus discípulos comprendieran que su Padre ve las cosas buenas de Sus siervos. Para ejemplificarlo, dijo que Dios se da cuenta cuando un gorrión cae a tierra, algo que para la mayoría de las personas es insignificante. Jesús también destacó que Dios conoce hasta el más ínfimo detalle de los humanos, incluso el número exacto de cabellos de cada uno. Y concluyó su ilustración con estas palabras: “Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones” (San Mateo 10:29-31). Jesús enseñó que independientemente de cómo se vea uno a sí mismo, si tiene fe, es valioso para Dios. De hecho, el apóstol Pedro nos recuerda que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).
La Palabra de Dios nos anima a tener una opinión equilibrada de nosotros mismos. El apóstol Pablo escribió bajo inspiración: “Por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya distribuido Dios una medida de fe” (Romanos 12:3).
Por supuesto, no queremos darnos tanta importancia que nos volvamos engreídos; pero tampoco queremos irnos al otro extremo y concluir que no valemos nada. Más bien, nuestro objetivo debe ser formarnos un concepto realista de nosotros mismos, y para ello debemos tener en cuenta tanto nuestros puntos fuertes como nuestras limitaciones. Una cristiana lo expuso de este modo: “Ni soy la maldad personificada ni soy la mejor persona del mundo. Tengo virtudes y tengo defectos, como el resto de la gente”.
Claro, no es tan fácil llegar a pensar así. Si uno ha tenido una imagen negativa de sí mismo durante muchos años, tal vez le cueste un gran trabajo borrarla. Sin embargo, con la ayuda de Dios, es posible cambiar la personalidad y la actitud ante la vida. Eso es precisamente lo que la Palabra de Dios nos anima a hacer. En ella leemos: “Deben desechar la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero [...] deben ser hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y deben vestirse de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad” (Efesios 4:22-24).
Si nos esforzamos por transformar “la fuerza que impulsa [nuestra] mente”, es decir, la inclinación dominante de nuestra mente, podemos convertir una personalidad muy negativa en una positiva. ¿Qué consejos prácticos de la Biblia ayudaron a otras personas a lograr esta transformación?
“Arroja tu carga sobre Dios mismo, y él mismo te sustentará.” (Salmo 55:22.)
La ayuda principal de que disponemos para sentirnos felices es la oración. Cuando el salmista nos insta a arrojar nuestra carga sobre Dios, lo que hace es recordarnos que no solo se interesa en nosotros, sino que también nos considera dignos de recibir su ayuda y su apoyo. La noche de la Pascua del año 33 de nuestra era, los discípulos se entristecieron profundamente cuando Jesús les habló de su inminente partida. Él los animó a orar al Padre, y luego añadió: “Pidan y recibirán, para que su gozo se haga pleno” (San Juan 16:23, 24).
“Hay más felicidad en dar que en recibir.” (Hechos 20:35.)
Como enseñó Jesús, un factor clave para ser feliz es dar. Poniendo en práctica este principio, nos concentramos en las necesidades de los demás, y nuestras deficiencias pasan a un segundo plano. Cuando ayudamos al semejante y percibimos su respuesta apreciativa, nos sentimos mejor con nosotros mismos. Dando generosamente de nosotros mismos, comprobaremos la veracidad de Proverbios 11:25: “El que liberalmente riega a otros, él mismo también será liberalmente regado”.
“Todos los días del afligido son malos; pero el que es alegre de corazón tiene un banquete constantemente.” (Proverbios 15:15)
Todos tenemos dos formas de vernos a nosotros mismos y nuestras circunstancias. Podemos verlo todo negativo y afligirnos, u optar por pensar de forma positiva, ser ‘alegres de corazón’ y sentirnos contentos, como si estuviéramos en un banquete. Intentar ser tan positivo como se pueda. También rodearse de gente optimista y procurar ayudar a los demás. Esta actitud produce verdadera felicidad. Por eso la Biblia nos exhorta: “Regocíjense en Dios y estén gozosos, ustedes los justos; y clamen gozosamente, todos ustedes los que son rectos de corazón” (Salmo 32:11).
“Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia.” (Proverbios 17:17.)
Si nos desahogamos con alguien a quien queramos o con un consejero de confianza, tal vez se nos haga más fácil eliminar los sentimientos negativos antes de que nos abrumen. Al hablar con otra persona, veremos los asuntos desde una perspectiva equilibrada y positiva. Ayuda mucho sincerarse con alguien, contarle cómo se siente uno. Muchas veces eso es lo único que se necesita. Si hacemos esto, veremos lo ciertas que son estas palabras del proverbio: “La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija” (Proverbios 12:25).
Hasta aquí solo hemos visto una muestra de los muchos principios prácticos tomados de la Biblia que pueden ayudarnos a vencer los sentimientos negativos y a sentirnos verdaderamente satisfechos. Si usted está luchando con la falta de autoestima, le animamos a analizar con más detalle lo que dice la Palabra de Dios, la Biblia. Aprenda a tener un concepto equilibrado y realista de usted mismo y de su relación con Dios. Es nuestro más sincero deseo que con la guía de las Santas Escrituras, halle verdadera satisfacción en todo lo que haga. |
|