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Autor Mensaje
LucasGabriel
Constante


Registrado: 07 Dic 2005
Mensajes: 723
Ubicación: Argentina - Córdoba

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 3:10 am    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

Estimado hermano:

Bien resumido, para no entrar en líos, sería así:

Primeramente Dios es infinito amor. Y no necesita nada. Ni ha creado todo por necesidad.

La creación del cielo y de la tierra y el hombre han sido creados justamente por su infinito amor. Es propio del amor dar.

Pero he aquí que el amor no subsiste sin libertad. Si Dios dispusiera obligar al hombre, producto de su amor, a amarlo, este, perdería la libertad, y por tanto, ya no sería amado, algo imposible para Dios.

Por eso, la clave de tu pregunta es la libertad del amor. En esto tienes que profundizar!. Si el amor permite libertad, entonces el hombre puede pecar. Y tambien ser fiel!

Por eso Dios llama y el hombre debe responder con su "si" a su amor. Por eso es misericordioso y paciente.

En cuanto a las cosas malas en la creación, -todo lo de fuera del hombre- es que al caer los primeros padres, Adán y Eva, todo la naturaleza se corrompió, puesto que esta misma fue creada para ellos.

Que nuestro Señor y María te acompañen en tus caminos.
_________________


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Sergio Ceceña
Veterano


Registrado: 02 Oct 2005
Mensajes: 2016
Ubicación: México

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 4:01 am    Asunto: Re: necesito ayuda!!!
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

pokelin escribió:
Hola, amigos! os escribo porque me ha surgido un problema, y me gustaría que me ayudasen a resolverlo... les cuento mi caso:

Tengo un amigo que es ateo, y solemos discutir a menudo. En la última discusión, me planteó lo siguiente:
si Dios es omnipotente, omnisciente y a la vez todo bondad, porqué permite que haya mal en el mundo? si es consciente de que existe la maldad y tiene el poder para erradicarla ¿por qué no lo hace? me dijo que esos tres atributos eran incompatibles, así que o bien o Dios no existía o era imperfecto...

Yo se que no tiene razón, pero no sé cómo explicarlo... me apiadé de él y me tuve que marchar sin poder contestarle nada.

¿Que puedo decirle cuando volvamos a vernos?


Hola Pokelín, los ateos, por lo general, no tienen una base sólida para poder negar la existencia de Dios, por lo que usan falacias, porque mi estimado amigo, así se le llama a lo que tu amigo te ha dicho ¿No acaso nos dio libre albeldrio? Según la creencia si, por lo tanto, la vida en la que nos encontramos, es solo una prueba, para poder entrar en aquella vida que si es perfecta y no mal, pero es un lugar que te tienes que ganar.

El drama de la existencia del mal ha sido usado desde muy antiguo para poner objeciones a la existencia de Dios o al menos a su actuación en el mundo. Lo reconoce el mismo Catecismo de la Iglesia Católica: 'Si el mundo procede de la sabiduría y de la bondad de Dios, ¿por qué existe el mal?, ¿de dónde viene?, ¿quién es responsable de él?, ¿dónde está la posibilidad de liberarse del mal?' (Catecismo, n. 284). Y también en otro lugar: 'La fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento. A veces Dios puede parecer ausente e incapaz de impedir el mal' (Catecismo, n. 272).

Para muchos, pues, el escándalo del mal pone a prueba su fe en la providencia divina. 'Si Dios Padre Todopoderoso, Creador del mundo ordenado y bueno, tiene cuidado de todas sus criaturas, ¿por qué existe el mal?' (Catecismo, n. 309). 'A esta pregunta tan apremiante como inevitable, tan dolorosa como misteriosa -responde el Catecismo- no se puede dar una respuesta simple. El conjunto de la fe cristiana constituye la respuesta a esta pregunta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de Dios que sale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la Encarnación redentora de su Hijo, con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de los sacramentos, con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas a aceptar libremente, pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, pueden negarse o rechazar. No hay un rasgo del mensaje cristiano que no sea en parte una respuesta a la cuestión del mal' (Catecismo, n. 309).

Algunos se preguntan: '¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal?' (Catecismo, n. 310). Es cierto que 'en su poder infinito, Dios podría siempre crear algo mejor' (ibid). Sin embargo, 'en su sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo 'en estado de vía' hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección' (Ibid).

'Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho pecaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral. Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien: 'Porque el Dios Todopoderoso... por ser soberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal, si El no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal' (San Agustín)' (Catecismo, n. 311).

Hay cosas que no podemos explicar ni entender sino desde una perspectiva que trascienda los tiempos y las expectativas demasiado apresuradas de los hombres: 'Así, con el tiempo, se puede descubrir que Dios, en su providencia todopoderosa, puede sacar un bien de las consecuencias de un mal, incluso moral, causado por sus criaturas' (Catecismo, n. 312).

Recordemos el episodio de José vendido por sus hermanos como esclavo. Con el tiempo, y debido a esa misteriosa decisión pecaminosa de sus hermanos, José se convierte en el salvador de su pueblo. 'No fuisteis vosotros, dice José a sus hermanos, los que me enviasteis acá, sino Dios..., aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir... un pueblo numeroso' (Gn 45,8; 50,20).

Y mucho más se ve en la Muerte del Hijo de Dios hecho hombre: 'Del mayor mal moral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado por los pecados de todos los hombres, Dios, por la superabundancia de su gracia, sacó el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención. Sin embargo, no por esto el mal se convierte en un bien' (Catecismo, n. 312).

San Pablo expresa este misterio con una expresión que debe guiar a los cristianos en medio de sus pruebas: 'Todo coopera al bien de los que aman a Dios' (Rm 8,28).

El Catecismo recuerda el testimonio de los santos confirmando esta verdad (Catecismo, n. 313):

Así santa Catalina de Siena dice a 'los que se escandalizan y se rebelan por lo que les sucede': 'Todo procede del amor, todo está ordenado a la salvación del hombre, Dios no hace nada que no sea con este fin'.

Y santo Tomás Moro, poco antes de su martirio, consuela a su hija: 'Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que El quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor'.

Y Juliana de Norwich: 'Yo comprendí, pues, por la gracia de Dios, que era preciso mantenerme firmemente en la fe y creer con no menos firmeza que todas las cosas serán para bien... Tú verás que todas las cosas serán para bien' ('Thou shalt see thyself that all manner of thing shall be well').

Como cristianos debemos profesar nuestra visión de fe en este misterio de la existencia del mal diciendo con el Catecismo: 'Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de la historia. Pero los caminos de su providencia nos son con frecuencia desconocidos. Sólo al final, cuando tenga fin nuestro conocimiento parcial, cuando veamos a Dios 'cara a cara' (1 Co 13,12), nos serán plenamente conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de los dramas del mal y del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de ese Sabbat definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra' (Catecismo, n. 314).


Te recomiendo también leas mi debate sobre la existencia de Dios, en donde pongo en la mesa bases sólidas, no para demostrar su existencia, porque eso es un imposible, pero si para demostrar las pruebas de su existencia, lo podrás ver, dando click en el siguiente link:

http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?t=2315
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CarlosR26†
Veterano


Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 3941
Ubicación: MEXICO, Jal.

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 4:31 am    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
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Por que el MAL no es generado por Dios si no por el Hombre, si Dios erradica el mal, tendria que erradicar el libre albedrio, si erradica el libre albedrio el hombre ya no puede elegir, si el hombre no puede elegir ya no puede amar, si el hombre ya no puede amar, se convierte en un animal, si el hombre fuera un animal, tu amigo ateo no estaria discutiendo nada.

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teresiano
Asiduo


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 262

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 4:11 pm    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
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Cita:
Por que el MAL no es generado por Dios si no por el Hombre, si Dios erradica el mal, tendria que erradicar el libre albedrio, si erradica el libre albedrio el hombre ya no puede elegir, si el hombre no puede elegir ya no puede amar, si el hombre ya no puede amar, se convierte en un animal, si el hombre fuera un animal, tu amigo ateo no estaria discutiendo nada.


Muy bonito y bastante aclaratorio.
Por otro lado el "Mundo" nos ofrece soluciones temporales mientras que Dios ofrece una Justicia perfecta en la hora del jucio. Dios va a castigar infinitamente a los malvados y va a premiar infinitamente a los Justos cuando venga Cristo glorioso.
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joseb
Asiduo


Registrado: 30 Nov 2005
Mensajes: 128
Ubicación: panama

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 4:32 pm    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

CarlosR26† escribió:
Por que el MAL no es generado por Dios si no por el Hombre, si Dios erradica el mal, tendria que erradicar el libre albedrio, si erradica el libre albedrio el hombre ya no puede elegir, si el hombre no puede elegir ya no puede amar, si el hombre ya no puede amar, se convierte en un animal, si el hombre fuera un animal, tu amigo ateo no estaria discutiendo nada.

Dios Te Bendiga


exactamente esa es la respuesta, si Dios interviniera el hombre perderia su libre albedrio.
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YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA NADIE VA AL PADRE SI NO ES POR MI
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Enrique Basaguren
Constante


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 685

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 4:54 pm    Asunto: Dos clases de Mal
Tema: necesito ayuda!!!
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Es verdad que hay dos clases de Mal. El Mal Moral Producto del libre albedrío.

Pero también existe el mal como imperfección. Ese mal es en donde recae la objeción del amigo ateo de Pokelin.

El mal, pues, es la diferencia entre la que estamos llamados a ser (uno con Dios) y lo que somos, simples hombres finitos anhelantes del infinito.

Mientras no seamos uno con Dios, en cualquier posición finita en la que nos hubiera creado Dios, estaríamos anehlando el infinito, por lo mismo, y el catecismo esto lo aclara, nosotros existimos en el mejor de los mundos posibles.

Si Adan y Eva no hubieran querido ser como dioses, se hubieran encontrado en el estado perfecto en cuanto criaturas. En el Momento en que siguen estando en ese estado pero poniendo su perfección en Dios, pues hay sufrimiento mal e imperfección.

Por lo mismo, el sufrimiento es la consecuencia del pecado, pero al mismo tiempo es la prueba más grande del amor de Dios. Ya que Dios mismo divinizó en la cruz ese sufrimiento y lo hizo meritorio para alcanzar la unión con Él.

Saludos,
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Dios les Bendiga
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princesa007
Esporádico


Registrado: 15 Nov 2005
Mensajes: 35

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 6:18 pm    Asunto: Hola Pokelin!
Tema: necesito ayuda!!!
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Hola Pokelin!

Mira: Esta muy bien todo lo que han dicho los demas que expusieron en este foro, toma lo que te paresca mejor para tu caso, aqui te dejo algo mas, los 2 son ejemplos sencillos, Existe el mal? y ¿Quién es el culpable del dolor?



Existe el mal?

El profesor universitario reto a sus alumnos con esta pregunta."¿Dios hizo todo lo que existe?"
Un estudiante contestó valiente, "!Si, lo hizo!" "¿Dios hizo todo, caballero?" "Si, señor," respondió el joven.
El profesor contesto, "Si Dios hizo todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo."
El estudiante se quedo callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez mas que la fe Cristiana era un mito.
Otro estudiante levanto su mano y dijo, "¿Puedo hacer una pregunta, profesor?"
"Por supuesto", respondió el profesor.
El joven se puso de pie y pregunto, "Profesor, ¿existe el frío?"
"¿Que pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?"
El muchacho respondió: "De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor.
Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía.
El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe.
Hemos creado ese termino para describir como nos sentimos si no tenemos calor."
"Y, ?existe la oscuridad?" Continuo el estudiante.
El profesor respondió: "Por supuesto."
El estudiante contesto. "Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores de que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz
rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz.
¿Como puede saber cuan oscuro esta un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ?no es así? Oscuridad es un termino que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente."
Finalmente, el joven pregunto al profesor, "señor, ¿existe el mal?"
El profesor respondió, "Por supuesto que existe, como lo mencione al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal."
A lo que el estudiante respondió, "El mal no existe, señor, o al menos no existe por si mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un termino que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creo al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frió cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz."
Entonces el profesor se quedo callado.


¿Quién es el culpable del dolor?

El dolor es una realidad que nos encontramos por todas partes. Que afecta a unos y a otros, a los buenos y a los malos, a los menos buenos y a los menos malos.
Pero Dios podría haber creado el mundo de otra manera, y que todos fuéramos buenos, y nadie tuviera la posibilidad de hacer el mal.
Supongo que comprenderás que eso es bastante poco compatible con la libertad humana. Si el hombre es un ser libre, hay que contar con la posibilidad de que emplee mal esa libertad, y de que exista, por tanto, el mal en el mundo.

Pero Dios sabe lo que va a pasar, antes de que suceda. Si ya lo tiene previsto, no somos entonces muy libres.

Una cosa es el conocimiento de algo que va a suceder y otra es la responsabilidad de hacerlo. Si yo me asomo a la calle y veo a una persona tirar a otra por la ventana de un quinto piso, sé que se estampará contra la acera, pero saberlo no quiere decir que yo sea el responsable. Dios tampoco. Lo será, en todo caso, el que le haya empujado.
Y si veo en diferido un partido de fútbol previamente grabado en vídeo, por el hecho de saber cuál es el resultado final del encuentro no quito a los jugadores la libertad de jugar al fútbol tranquilamente. Algo semejante sucede cuando decimos que Dios sabe lo que va a pasar. No por eso coarta nuestra libertad.

Pero si Dios es omnipotente, ¿no podría haber hecho compatible la libertad con un mundo bueno? ¿No es capaz Dios de hacer cualquier cosa?
Ser omnipotente significa tener poder para realizar todo aquello que sea intrínsecamente posible. Pero ya sabes que no todo es intrínsecamente posible.

Dios puede sin ninguna dificultad hacer milagros, pero no puede hacer disparates.
Y esto no es imponer límites a su poder. Para demostrar que todas las cosas son posibles para Dios, no podemos pretender que haga algo que es intrínsecamente contradictorio (que un círculo fuera cuadrado, por ejemplo). Porque eso, si fuera posible hacerlo –que no lo es–, no demostraría ninguna potencialidad.

Quizá podríamos imaginar un mundo –te respondo glosando ideas de C. S. Lewis– en el que Dios corrigiese a cada momento los resultados de los abusos de la libertad de los hombres, obligando a que todos sus actos fueran "buenos" en el sentido que tú dices.

Entonces, el palo tendría que volverse blando cuando quisiera usarse para golpear a alguien. El cañón de la escopeta se haría un nudo cuando fuera a ser utilizada para el mal. El aire se negaría a transportar las ondas sonoras de la mentira. Los malos pensamientos del malhechor quedarían anulados porque la masa cerebral se negaría a cumplir su función durante ese tiempo. Y así sucesivamente.

Comprenderás que si Dios tuviera que evitar cada uno de esos actos malos, este mundo sería algo realmente grotesco. Desde luego, toda la materia situada en las proximidades de una persona malvada estaría sujeta a impredecibles alteraciones, sería un auténtico show.

Se harían imposibles los actos malos, es verdad, pero la libertad humana quedaría anulada. Dios puede modificar las leyes de la naturaleza y producir milagros –y de hecho a veces lo hace–, y eso es algo ciertamente razonable, pero el concepto de mundo normal exige que tales milagros sean algo poco habitual.

Podemos compararlo a una partida de ajedrez. Puedes, si quieres, hacer algunas concesiones a tu adversario inexperto sin alterar mucho el juego. Puedes darle ventaja cediendo unas piezas al comienzo. Puedes incluso dejarle rectificar un error en algún movimiento. Pero si le concedes todo lo que le conviene todas las veces, si le dejas rectificar y volver atrás en todas las jugadas, entonces..., entonces no estás jugando al ajedrez. Sería otra cosa distinta.

Pues algo así ocurre con la vida de los hombres en este mundo. Si tratas de excluir la posibilidad del mal y del sufrimiento, te encontrarías con que has excluido la libertad misma. Si intentáramos ir corrigiendo a cada momento la Creación, como si este o aquel elemento pudiesen ser eliminados, cada vez nos daríamos más cuenta de que no es posible lograrlo sin desnaturalizarla. El devenir del mundo trae consigo, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto, lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza, también las destrucciones; y junto con el bien existe también el mal.

¿Por qué el mal se ceba en los hombres buenos?
¿Y no podría Dios, al menos, hacer que las desgracias afectaran menos a los hombres buenos? A veces parece como si se ensañaran con quienes menos las merecen.

Entonces, cuando hubiera un accidente, Dios tendría que enviar un ángel para poner a salvo de forma extraordinaria a los viajeros virtuosos.
Y si una helada destruyera una cosecha, otro ángel tendría que ir para proteger las parcelas del hombre bueno para que así no le afectaran los fríos.
Y si se tratara de una inundación, entonces tendría que contener las aguas, como en el paso del Mar Rojo, antes de que destruyeran la vivienda de la familia honrada. Y volveríamos a lo mismo de antes.
El mundo está sometido a ciertas leyes generales que Dios no suspende sino de vez en cuando, y esas leyes, por lo general, afectan sin distinción a todos. Ya sabemos que lo que va bien a los corderos, va mal a los lobos, y viceversa. Pero no sería sensato que unos u otros exigieran a Dios milagros continuos que perturbasen incesantemente el orden regular del universo.

Pero entonces parece que los hombres buenos siempre salen perdiendo, porque se privan de las ventajas ilícitas que tienen los malos, y en cambio sufren igual que ellos las desgracias naturales.
Pero, a pesar de todo, los hombres virtuosos son mucho más felices, aun en la tierra, que los viciosos y malvados. Quien se desvía de la moral, obtiene quizá una satisfacción inmediata, pero es siempre una felicidad efímera, cimentada sobre el egoísmo, y que va poco a poco labrando su propia ruina. Y una ruina que no vendrá solo en la otra vida, sino también ya en esta.
Pues a veces se ve a los pecadores bastante felices. Al menos, eso aparentan. No parece que siempre sea tan cierto aquello de que el mal produce tristeza y el bien alegría.

Es cierto, pero hay que matizarlo un poco. A veces, efectivamente, nos da la impresión de que es al revés, porque no siempre vemos tristes a los pecadores, sino que casi parecen más bien rebosar de satisfacción, como si hubieran encontrado su plenitud en el ejercicio del mal. Vemos que la apuesta humana por el bien lleva a la alegría, pero más bien a largo plazo, cuando se ha conseguido una cierta madurez en el alma. Lo vemos como una idea profundamente cierta, pero paradójica y a veces casi insoportable. Porque el hombre honrado sufre. Y en alguna ocasión podemos incluso sentir algo parecido a envidia de esos personajes inmorales que parecen los triunfadores de este mundo. Pero no debemos engañarnos.

A veces, el hombre parece poder convivir sin problemas con el mal, pero no es así.

Tarde o temprano advierte que el mal ha entrado muy hondo en él, y que se ha hecho fuerte ahí dentro. Quizá se ha afincado en una zona muy íntima de su ser, y su corrupción no se percibe con claridad desde fuera, pero sin duda está allí.
El bien resulta costoso en términos de esfuerzo, pero es una buena inversión. El mal, en cambio, se compra muy barato. Incluso es agradable en la superficie del alma. Pero, antes o después, acaba por hipotecar la vida.
La apuesta humana por el mal, aunque sea una apuesta pequeña, viene siempre acompañada de toda una amalgama de sinsabores, de pesares inconfesables y vergonzantes. ¿Qué idea podemos formarnos de la felicidad de esos hombres, que estarán rendidos por sus propios sufrimientos interiores, por su vida llena de temores y sobresaltos, de recelos, de tortuosidades, de ambiciones que se alimentan de intrigas y de bajezas?

La dicha está en el corazón, y va unida al bien. Por eso, quien deja anidar al mal en su corazón, será una persona infeliz, sean cuales fueren las apariencias de éxito y ventura de las que se encuentre rodeado.

El vicio introduce siempre un trastorno de la armonía del hombre, aunque en su inicio
parezca quizá inocuo.
El vicio somete a su vasallaje a la razón y la voluntad. Y cuando lo ha conseguido, atormenta a su pobre sometido con el pensamiento de la muerte, donde no espera ni puede esperar ningún consuelo, y donde teme encontrar el castigo de sus desórdenes.

Es cierto que las claudicaciones morales pueden proporcionarnos placer, dinero, poder, o muchas otras cosas. Pero el coste humano que debe pagarse en la propia carne es siempre muy alto. Al abrir las puertas del alma al mal, lo que este nos otorga ya no nos pertenecerá, pues seremos esclavos de aquello a lo que nos entregamos.

¿Por qué Dios no nos ha hecho mejores?
Hay mucha gente que dice que no logra entender por qué Dios consiente que tantos inocentes sufran. Que por qué media humanidad pasa hambre. Que por qué Dios no arregla este mundo, y que por qué no lo hace de una vez, ya.
No parece serio echar a Dios la culpa de todo lo que se nos antoja que no va bien en este mundo. "Son los hombres y no Dios, quienes han producido los instrumentos de tortura, los látigos, las prisiones, la esclavitud, los cañones, las bayonetas y las bombas. Debido a la avaricia o a la estupidez humana, y no a causa de la mezquindad de la naturaleza, sufrimos pobreza y agotador trabajo".
En muchas de esas quejas que lanzan algunas gentes contra Dios, hay una lamentable confusión. Consideran a Dios como un extraño personaje al que cargan con la obligación de resolver todo lo que los hombres hemos hecho mal, y, si es posible, incluso antes de que lo hubiéramos hecho. Es como una rebelión ingenua ante la existencia del mal, una negativa a aceptar la libertad humana. Y, como consecuencia de ambas cosas, un cómodo echar a Dios culpas que son solo nuestras.

En vez de sentirse avergonzados, por ejemplo, por no hacer casi nada por los millones de personas que cada año mueren de hambre, se contentan con echar a Dios la culpa de lo que, en gran medida, no es otra cosa que una gran falta de solidaridad de quienes poblamos el mundo desarrollado. ¿Tendremos que pasarnos la vida exigiendo a Dios que baje a tapar los agujeros que a diario producen nuestras injusticias? Cuando tendríamos que preocuparnos de resolver esa asombrosa situación por la que unos no logran dar salida a sus excedentes alimentarios mientras que otros se mueren de inanición, y cuando parece que la mitad de la humanidad pasa hambre y la otra mitad está con un régimen bajo en calorías para adelgazar, es una pena que lo único que se les ocurra en vez de trabajar más, o ser más solidarios, de una forma o de otra sea echar en cara a Dios que el mundo (en el que suelen olvidar incluirse, curiosamente) es horrible.

No somos simples accidentes de la bioquímica o de la historia, a la deriva en el cosmos. Podemos, como hombres y mujeres con responsabilidad moral, convertirnos en protagonistas, no en meros objetos o víctimas del drama de la vida.
¿Pero cómo es que permite tanta persistencia nuestra en el mal? ¿Por qué Dios no nos cambia, y nos hace efectivamente más solidarios?
La bondad humana es el resultado libre del esfuerzo de quien, pudiendo ser malo, no lo es. Y Dios ha dado al hombre un infinito potencial de bondad, pero también ha respetado la libertad de ese hombre como hace, por ejemplo, cualquier padre sensato al educar a su hijo, y ha aceptado el riesgo de nuestra equivocación.
No es muy serio decir que Dios tiene que cambiarnos, cuando cambiar es el primero de nuestros deberes. Si Dios nos hubiera hecho incapaces de ser malos, ya no seríamos buenos en absoluto, puesto que seríamos marionetas obligadas a la bondad.

Pero se ven tantos errores en el mundo, tantas calamidades, tanto egoísmo, tantas lamentables aberraciones y tan difíciles de explicar...
La respuesta cristiana a esto es clara: los desequilibrios que fatigan al mundo están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano, que sumerge en tinieblas el entendimiento y lleva a la corrupción de la voluntad. Esta es la clave para descifrar el enigma.
El verdadero mal proviene del interior del hombre, radica en una escisión que tiene su origen en el pecado. Igual que hay una experiencia clara de la existencia de la libertad, la hay también de que la libertad está herida, así como del mal que el hombre puede ser capaz de hacer.
Las situaciones de injusticia social proceden de la acumulación de injusticias personales de quienes la favorecen, o de quienes pudiendo evitar o limitar ciertos males sociales, no lo hacen.
Los que se eximen de culpa personal para pasársela toda a las estructuras del mal, niegan al hombre su capacidad de culpa, y niegan por tanto su libertad y su responsabilidad personales, y disminuyen su propia dignidad. Los verdaderos creyentes, en cambio, se sienten responsables. Y cuanto más acentuado sea el sentido de responsabilidad de una persona, tanto menos buscará excusas y tanto más se examinará a sí mismo sin absurdos complejos de culpabilidad, para mejorar él y ayudar a mejorar a los que le rodean.
Pero arreglar un poco este mundo se ve como una labor muy a largo plazo, con un final lejano...
Si algo resulta muy necesario, y además tardará en llegar, es entonces también muy urgente. Como dijo aquel mariscal francés al tomar posesión de su cargo: si estos árboles van a tardar veinte años en dar sombra, hay que plantarlos hoy mismo.


Te mando saludos y avisanos cuando hayas hablado con tu amigo, te recomiendo que justo antes de hacerlo hagas una invocacion al espiritu santo para que te ilumine y sea el quien ponga las palabras en tu boca.

Bye.

_________________
-Princesa-
Por el hecho de ser hija de Dios.
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princesa007
Esporádico


Registrado: 15 Nov 2005
Mensajes: 35

MensajePublicado: Vie Dic 16, 2005 6:19 pm    Asunto: Hola Pokelin!
Tema: necesito ayuda!!!
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Hola Pokelin!

Mira: Esta muy bien todo lo que han dicho los demas que expusieron en este foro, toma lo que te paresca mejor para tu caso, aqui te dejo algo mas, los 2 son ejemplos sencillos, Existe el mal? y ¿Quién es el culpable del dolor?



Existe el mal?

El profesor universitario reto a sus alumnos con esta pregunta."¿Dios hizo todo lo que existe?"
Un estudiante contestó valiente, "!Si, lo hizo!" "¿Dios hizo todo, caballero?" "Si, señor," respondió el joven.
El profesor contesto, "Si Dios hizo todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo."
El estudiante se quedo callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez mas que la fe Cristiana era un mito.
Otro estudiante levanto su mano y dijo, "¿Puedo hacer una pregunta, profesor?"
"Por supuesto", respondió el profesor.
El joven se puso de pie y pregunto, "Profesor, ¿existe el frío?"
"¿Que pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?"
El muchacho respondió: "De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor.
Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía.
El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe.
Hemos creado ese termino para describir como nos sentimos si no tenemos calor."
"Y, ?existe la oscuridad?" Continuo el estudiante.
El profesor respondió: "Por supuesto."
El estudiante contesto. "Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores de que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz
rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz.
¿Como puede saber cuan oscuro esta un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ?no es así? Oscuridad es un termino que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente."
Finalmente, el joven pregunto al profesor, "señor, ¿existe el mal?"
El profesor respondió, "Por supuesto que existe, como lo mencione al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal."
A lo que el estudiante respondió, "El mal no existe, señor, o al menos no existe por si mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un termino que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creo al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frió cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz."
Entonces el profesor se quedo callado.


¿Quién es el culpable del dolor?

El dolor es una realidad que nos encontramos por todas partes. Que afecta a unos y a otros, a los buenos y a los malos, a los menos buenos y a los menos malos.
Pero Dios podría haber creado el mundo de otra manera, y que todos fuéramos buenos, y nadie tuviera la posibilidad de hacer el mal.
Supongo que comprenderás que eso es bastante poco compatible con la libertad humana. Si el hombre es un ser libre, hay que contar con la posibilidad de que emplee mal esa libertad, y de que exista, por tanto, el mal en el mundo.

Pero Dios sabe lo que va a pasar, antes de que suceda. Si ya lo tiene previsto, no somos entonces muy libres.

Una cosa es el conocimiento de algo que va a suceder y otra es la responsabilidad de hacerlo. Si yo me asomo a la calle y veo a una persona tirar a otra por la ventana de un quinto piso, sé que se estampará contra la acera, pero saberlo no quiere decir que yo sea el responsable. Dios tampoco. Lo será, en todo caso, el que le haya empujado.
Y si veo en diferido un partido de fútbol previamente grabado en vídeo, por el hecho de saber cuál es el resultado final del encuentro no quito a los jugadores la libertad de jugar al fútbol tranquilamente. Algo semejante sucede cuando decimos que Dios sabe lo que va a pasar. No por eso coarta nuestra libertad.

Pero si Dios es omnipotente, ¿no podría haber hecho compatible la libertad con un mundo bueno? ¿No es capaz Dios de hacer cualquier cosa?
Ser omnipotente significa tener poder para realizar todo aquello que sea intrínsecamente posible. Pero ya sabes que no todo es intrínsecamente posible.

Dios puede sin ninguna dificultad hacer milagros, pero no puede hacer disparates.
Y esto no es imponer límites a su poder. Para demostrar que todas las cosas son posibles para Dios, no podemos pretender que haga algo que es intrínsecamente contradictorio (que un círculo fuera cuadrado, por ejemplo). Porque eso, si fuera posible hacerlo –que no lo es–, no demostraría ninguna potencialidad.

Quizá podríamos imaginar un mundo –te respondo glosando ideas de C. S. Lewis– en el que Dios corrigiese a cada momento los resultados de los abusos de la libertad de los hombres, obligando a que todos sus actos fueran "buenos" en el sentido que tú dices.

Entonces, el palo tendría que volverse blando cuando quisiera usarse para golpear a alguien. El cañón de la escopeta se haría un nudo cuando fuera a ser utilizada para el mal. El aire se negaría a transportar las ondas sonoras de la mentira. Los malos pensamientos del malhechor quedarían anulados porque la masa cerebral se negaría a cumplir su función durante ese tiempo. Y así sucesivamente.

Comprenderás que si Dios tuviera que evitar cada uno de esos actos malos, este mundo sería algo realmente grotesco. Desde luego, toda la materia situada en las proximidades de una persona malvada estaría sujeta a impredecibles alteraciones, sería un auténtico show.

Se harían imposibles los actos malos, es verdad, pero la libertad humana quedaría anulada. Dios puede modificar las leyes de la naturaleza y producir milagros –y de hecho a veces lo hace–, y eso es algo ciertamente razonable, pero el concepto de mundo normal exige que tales milagros sean algo poco habitual.

Podemos compararlo a una partida de ajedrez. Puedes, si quieres, hacer algunas concesiones a tu adversario inexperto sin alterar mucho el juego. Puedes darle ventaja cediendo unas piezas al comienzo. Puedes incluso dejarle rectificar un error en algún movimiento. Pero si le concedes todo lo que le conviene todas las veces, si le dejas rectificar y volver atrás en todas las jugadas, entonces..., entonces no estás jugando al ajedrez. Sería otra cosa distinta.

Pues algo así ocurre con la vida de los hombres en este mundo. Si tratas de excluir la posibilidad del mal y del sufrimiento, te encontrarías con que has excluido la libertad misma. Si intentáramos ir corrigiendo a cada momento la Creación, como si este o aquel elemento pudiesen ser eliminados, cada vez nos daríamos más cuenta de que no es posible lograrlo sin desnaturalizarla. El devenir del mundo trae consigo, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto, lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza, también las destrucciones; y junto con el bien existe también el mal.

¿Por qué el mal se ceba en los hombres buenos?
¿Y no podría Dios, al menos, hacer que las desgracias afectaran menos a los hombres buenos? A veces parece como si se ensañaran con quienes menos las merecen.

Entonces, cuando hubiera un accidente, Dios tendría que enviar un ángel para poner a salvo de forma extraordinaria a los viajeros virtuosos.
Y si una helada destruyera una cosecha, otro ángel tendría que ir para proteger las parcelas del hombre bueno para que así no le afectaran los fríos.
Y si se tratara de una inundación, entonces tendría que contener las aguas, como en el paso del Mar Rojo, antes de que destruyeran la vivienda de la familia honrada. Y volveríamos a lo mismo de antes.
El mundo está sometido a ciertas leyes generales que Dios no suspende sino de vez en cuando, y esas leyes, por lo general, afectan sin distinción a todos. Ya sabemos que lo que va bien a los corderos, va mal a los lobos, y viceversa. Pero no sería sensato que unos u otros exigieran a Dios milagros continuos que perturbasen incesantemente el orden regular del universo.

Pero entonces parece que los hombres buenos siempre salen perdiendo, porque se privan de las ventajas ilícitas que tienen los malos, y en cambio sufren igual que ellos las desgracias naturales.
Pero, a pesar de todo, los hombres virtuosos son mucho más felices, aun en la tierra, que los viciosos y malvados. Quien se desvía de la moral, obtiene quizá una satisfacción inmediata, pero es siempre una felicidad efímera, cimentada sobre el egoísmo, y que va poco a poco labrando su propia ruina. Y una ruina que no vendrá solo en la otra vida, sino también ya en esta.
Pues a veces se ve a los pecadores bastante felices. Al menos, eso aparentan. No parece que siempre sea tan cierto aquello de que el mal produce tristeza y el bien alegría.

Es cierto, pero hay que matizarlo un poco. A veces, efectivamente, nos da la impresión de que es al revés, porque no siempre vemos tristes a los pecadores, sino que casi parecen más bien rebosar de satisfacción, como si hubieran encontrado su plenitud en el ejercicio del mal. Vemos que la apuesta humana por el bien lleva a la alegría, pero más bien a largo plazo, cuando se ha conseguido una cierta madurez en el alma. Lo vemos como una idea profundamente cierta, pero paradójica y a veces casi insoportable. Porque el hombre honrado sufre. Y en alguna ocasión podemos incluso sentir algo parecido a envidia de esos personajes inmorales que parecen los triunfadores de este mundo. Pero no debemos engañarnos.

A veces, el hombre parece poder convivir sin problemas con el mal, pero no es así.

Tarde o temprano advierte que el mal ha entrado muy hondo en él, y que se ha hecho fuerte ahí dentro. Quizá se ha afincado en una zona muy íntima de su ser, y su corrupción no se percibe con claridad desde fuera, pero sin duda está allí.
El bien resulta costoso en términos de esfuerzo, pero es una buena inversión. El mal, en cambio, se compra muy barato. Incluso es agradable en la superficie del alma. Pero, antes o después, acaba por hipotecar la vida.
La apuesta humana por el mal, aunque sea una apuesta pequeña, viene siempre acompañada de toda una amalgama de sinsabores, de pesares inconfesables y vergonzantes. ¿Qué idea podemos formarnos de la felicidad de esos hombres, que estarán rendidos por sus propios sufrimientos interiores, por su vida llena de temores y sobresaltos, de recelos, de tortuosidades, de ambiciones que se alimentan de intrigas y de bajezas?

La dicha está en el corazón, y va unida al bien. Por eso, quien deja anidar al mal en su corazón, será una persona infeliz, sean cuales fueren las apariencias de éxito y ventura de las que se encuentre rodeado.

El vicio introduce siempre un trastorno de la armonía del hombre, aunque en su inicio
parezca quizá inocuo.
El vicio somete a su vasallaje a la razón y la voluntad. Y cuando lo ha conseguido, atormenta a su pobre sometido con el pensamiento de la muerte, donde no espera ni puede esperar ningún consuelo, y donde teme encontrar el castigo de sus desórdenes.

Es cierto que las claudicaciones morales pueden proporcionarnos placer, dinero, poder, o muchas otras cosas. Pero el coste humano que debe pagarse en la propia carne es siempre muy alto. Al abrir las puertas del alma al mal, lo que este nos otorga ya no nos pertenecerá, pues seremos esclavos de aquello a lo que nos entregamos.

¿Por qué Dios no nos ha hecho mejores?
Hay mucha gente que dice que no logra entender por qué Dios consiente que tantos inocentes sufran. Que por qué media humanidad pasa hambre. Que por qué Dios no arregla este mundo, y que por qué no lo hace de una vez, ya.
No parece serio echar a Dios la culpa de todo lo que se nos antoja que no va bien en este mundo. "Son los hombres y no Dios, quienes han producido los instrumentos de tortura, los látigos, las prisiones, la esclavitud, los cañones, las bayonetas y las bombas. Debido a la avaricia o a la estupidez humana, y no a causa de la mezquindad de la naturaleza, sufrimos pobreza y agotador trabajo".
En muchas de esas quejas que lanzan algunas gentes contra Dios, hay una lamentable confusión. Consideran a Dios como un extraño personaje al que cargan con la obligación de resolver todo lo que los hombres hemos hecho mal, y, si es posible, incluso antes de que lo hubiéramos hecho. Es como una rebelión ingenua ante la existencia del mal, una negativa a aceptar la libertad humana. Y, como consecuencia de ambas cosas, un cómodo echar a Dios culpas que son solo nuestras.

En vez de sentirse avergonzados, por ejemplo, por no hacer casi nada por los millones de personas que cada año mueren de hambre, se contentan con echar a Dios la culpa de lo que, en gran medida, no es otra cosa que una gran falta de solidaridad de quienes poblamos el mundo desarrollado. ¿Tendremos que pasarnos la vida exigiendo a Dios que baje a tapar los agujeros que a diario producen nuestras injusticias? Cuando tendríamos que preocuparnos de resolver esa asombrosa situación por la que unos no logran dar salida a sus excedentes alimentarios mientras que otros se mueren de inanición, y cuando parece que la mitad de la humanidad pasa hambre y la otra mitad está con un régimen bajo en calorías para adelgazar, es una pena que lo único que se les ocurra en vez de trabajar más, o ser más solidarios, de una forma o de otra sea echar en cara a Dios que el mundo (en el que suelen olvidar incluirse, curiosamente) es horrible.

No somos simples accidentes de la bioquímica o de la historia, a la deriva en el cosmos. Podemos, como hombres y mujeres con responsabilidad moral, convertirnos en protagonistas, no en meros objetos o víctimas del drama de la vida.
¿Pero cómo es que permite tanta persistencia nuestra en el mal? ¿Por qué Dios no nos cambia, y nos hace efectivamente más solidarios?
La bondad humana es el resultado libre del esfuerzo de quien, pudiendo ser malo, no lo es. Y Dios ha dado al hombre un infinito potencial de bondad, pero también ha respetado la libertad de ese hombre como hace, por ejemplo, cualquier padre sensato al educar a su hijo, y ha aceptado el riesgo de nuestra equivocación.
No es muy serio decir que Dios tiene que cambiarnos, cuando cambiar es el primero de nuestros deberes. Si Dios nos hubiera hecho incapaces de ser malos, ya no seríamos buenos en absoluto, puesto que seríamos marionetas obligadas a la bondad.

Pero se ven tantos errores en el mundo, tantas calamidades, tanto egoísmo, tantas lamentables aberraciones y tan difíciles de explicar...
La respuesta cristiana a esto es clara: los desequilibrios que fatigan al mundo están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano, que sumerge en tinieblas el entendimiento y lleva a la corrupción de la voluntad. Esta es la clave para descifrar el enigma.
El verdadero mal proviene del interior del hombre, radica en una escisión que tiene su origen en el pecado. Igual que hay una experiencia clara de la existencia de la libertad, la hay también de que la libertad está herida, así como del mal que el hombre puede ser capaz de hacer.
Las situaciones de injusticia social proceden de la acumulación de injusticias personales de quienes la favorecen, o de quienes pudiendo evitar o limitar ciertos males sociales, no lo hacen.
Los que se eximen de culpa personal para pasársela toda a las estructuras del mal, niegan al hombre su capacidad de culpa, y niegan por tanto su libertad y su responsabilidad personales, y disminuyen su propia dignidad. Los verdaderos creyentes, en cambio, se sienten responsables. Y cuanto más acentuado sea el sentido de responsabilidad de una persona, tanto menos buscará excusas y tanto más se examinará a sí mismo sin absurdos complejos de culpabilidad, para mejorar él y ayudar a mejorar a los que le rodean.
Pero arreglar un poco este mundo se ve como una labor muy a largo plazo, con un final lejano...
Si algo resulta muy necesario, y además tardará en llegar, es entonces también muy urgente. Como dijo aquel mariscal francés al tomar posesión de su cargo: si estos árboles van a tardar veinte años en dar sombra, hay que plantarlos hoy mismo.


Te mando saludos y avisanos cuando hayas hablado con tu amigo, te recomiendo que justo antes de hacerlo hagas una invocacion al espiritu santo para que te ilumine y sea el quien ponga las palabras en tu boca.

Bye.

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-Princesa-
Por el hecho de ser hija de Dios.
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CarlosR26†
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Registrado: 01 Oct 2005
Mensajes: 3941
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MensajePublicado: Sab Dic 17, 2005 3:11 pm    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

No puedes demostrar que un elefante rosa no existe en las lunas de Saturno. Pero por la pura razón puedes caer en cuenta que Dios debe de ser un Dios "personal" dada su Creación, es un Dios que ama la belleza, y por consiguiente no es lo que tu amigo dice.
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Amar es decir al otro: "Tu no moriras"
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Sergio Ceceña
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MensajePublicado: Sab Dic 17, 2005 6:51 pm    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

Hola Pokelín!

Mas gracia me ha dado el comentario de tu amigo que nada, ja ja, no debes dejar de juntarte con él por esto, aunque sea de mala fe, los ateos les encanta ir por el mundo gritando a cabales que Dios no existe, pero te lo vuelvo a decir, no tienen una prueba tangible para demostrar su no existencia.

Sería fácilmente demostrable que no era el monstruo de spaguetti quien creo el Universo, ya que durante los primeros millones de años de formación del Universo, la materia (Spaguetti) no podía existir, puesto que todo era energía preprotoniana, junto con la anti matería con la que luchaba, Dios es espíritu, por eso podía existir mientras formaba el Universo, y antes del Universo existía lo que era nombrado como la nada, y solo un Ser existia, y todos sabemos quien era ese Ser.

Y aparte, si fuera un monstruo de spaguetti, todos nosotros pareceríamos lombricez.

Te sigo recomendando que leas sobre este epígrafe en:

http://www.foros.catholic.net/viewtopic.php?t=2315

Y dile a tu amigo que te de argumentos mas sólidos, para que sea interesante la charla.
_________________


Non nobis Domine, non nobis, sed Nomine tuo da Gloriam
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LucasGabriel
Constante


Registrado: 07 Dic 2005
Mensajes: 723
Ubicación: Argentina - Córdoba

MensajePublicado: Dom Dic 18, 2005 3:25 am    Asunto:
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

Hermano Pokelin:

La respuesta de tu amigo suena a: "ah!, no vale que tengas fundamento de la existencia de Dios y encimas me los demuestres, como voy a ser ateo con amigos como tu?!..."

No te preocupes. Se acaba de enterar algo de lo que él sospechaba: Dios existe. Lo que le asusta en realidad, es que una vez conocido este hecho, sienta la responsabilidad ante El. Se escondía en el ateísmo para evadir cualquier mirada divina.

Bendiciones en Cristo y María.
_________________


Carmelitas Descalzos Seglares
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Enrique Basaguren
Constante


Registrado: 03 Oct 2005
Mensajes: 685

MensajePublicado: Lun Dic 19, 2005 6:16 pm    Asunto: Jajaja
Tema: necesito ayuda!!!
Responder citando

Esta buenísimo, jajajajaja.


Pokelin, ¿¿¿tu sabes por qué decimos que Dios es Espiritual??? Esto es una afirmación racional, probada por Aristóteles mucho antes que existiera el Cristianismo.

No tengas miedo a conocer las razones de tu fe. Es cierto que para creer no la necesitamos, pero para decirle a alguien que su dios no es un spaghetti o que su Dios no tiene 6 cabezas, o que no puede ser Zeus, Zaratustra, o, incluso Ala. Tienes que usar argumentos racionales, la mayoría Filosóficos aunque otros incluso de Sentido Común.

Las objeciones de tu amigo son las objeciopnes que cualquier mente se hace ante la trascendencia de Dios. Sto. Tomás en la Suma contra gentiles hace un compendio, y son las mismas que tu amigo te está barajando.

Entonces un consejo, primero maneja el sentido común, ya que este tipo de objeciones está lleno de sentido común pero de muy poca reflexión, y luego estudiale poquito que para todo hay respuesta.

Y por último hay frases que te pueden evitar desviar la conversación de lo único importante (y que es al final de cuentas lo que te interesa), es decir: El amor de Dios, y Cristo Muerto en la Cruz por mis Pecados. Un ejemplo de este tipo de frases es la pregunta que te hice al inicio, comentar algo así cómo "caer en los argumentos de dioses antropomórficos cuando los mismos griegos demostraron lo contrario, es completamente inútil, volvamos a lo importante".

No caigas en el Juego del sofista, más bien apúntale su ignorancia (no importan que tú mismo la compartas, como en este caso, jajaja), por que te aseguro que si bien tú no tienes argumentos de ciencia, tienes (y en demasía, según lo demuestran tus preguntas) argumentos de obras, y de cómo amas a tus hermanos, esos créeme, al final de cuentas, son los que más pesan.

Saludos,
_________________
Dios les Bendiga
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