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La Iglesia Católica Oriental

 
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Autor Mensaje
Bernardo
Asiduo


Registrado: 10 Nov 2005
Mensajes: 157
Ubicación: México DF

MensajePublicado: Mie Mar 07, 2007 9:26 pm    Asunto: La Iglesia Católica Oriental
Tema: La Iglesia Católica Oriental
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Lo prometido es deuda (hace meses lo prometí... lo siento Embarassed ) Este trabajo tiene diversas fuentes, en su momento las iré citando y gran parte es de mi propia investigación dentro de la Iglesia Greco-Católica Melquita.

“La divina Providencia ha hecho que en diversas regiones las varias Iglesias fundadas por los Apóstoles y sus sucesores, con el correr de los tiempos se hayan reunido en grupos orgánicamente unidos que, dentro de la unidad de fe y la única constitución divina de la Iglesia universal, gozan de disciplina propia, de ritos litúrgicos propios y de un propio patrimonio teológico y espiritual. Entre los cuales, concretamente las antiguas Iglesias patriarcales, como madres en la fe, engendraron a otras como a hijas, y con ellas han quedado unidas hasta nuestros días, por vínculos especiales de caridad, tanto en la vida sacramental como en la mutua observancia de derechos y deberes. Esta variedad de Iglesias locales, dirigidas a un solo objetivo, muestra admirablemente la indivisa catolicidad de la Iglesia.” (Constitución Dogmática “Lumen Gentium” No. 23)

“La Iglesia católica tiene en gran aprecio las instituciones, los ritos litúrgicos, las tradiciones eclesiásticas y la disciplina de la vida cristiana de las Iglesias Orientales. Pues en todas ellas, preclaras por su venerable antigüedad, brilla aquella tradición de los padres, que arranca desde los Apóstoles, la cual constituye una parte de lo divinamente revelado y del patrimonio indiviso de la Iglesia universal.” (Decreto “Orientalium Ecclesiarum” No. 1)

La Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica, como reza el Credo, es esa comunidad de fe, esperanza y amor establecida por Nuestro Señor Jesucristo como un organismo visible, a la cual mantiene sin cesar para comunicar por medio de ella a todo el mundo la verdad y la gracia (Catecismo de la Iglesia Católica Núm. 771). La Iglesia es a la vez sociedad dotada de órganos jerárquicos y el Cuerpo Místico de Cristo, grupo visible y comunidad espiritual, la Iglesia de la tierra y la Iglesia llena de bienes del Cielo (Idem.).

Al ser una comunidad formada por un doble elemento, humano y divino, todos los hombres son llamados a formar parte del Pueblo de Dios el cual está integrado por todas las gentes de la tierra, unidas en una sola Fe por el Espíritu Santo y formando el Reino de Cristo. Este Reino no arrebata a ningún pueblo ningún bien temporal, sino al contrario, todas las facultades, riquezas y costumbres que revelan la idiosincrasia de cada pueblo, en lo que tienen de bueno, las favorece y asume; pero al recibirlas las purifica, las fortalece y las eleva. En virtud de esta catolicidad cada una de las partes presenta sus dones a las otras partes y a toda la Iglesia, de suerte que el todo y cada uno de sus elementos se aumenta con todos lo que mutuamente se comunican y tienden a la plenitud en la unidad (Constitución Dogmática “Lumen Gentium” No. 13).

De esta unidad en la diversidad deriva que la Iglesia Católica esté formada por diversos grupos que cuenten con sus propios ritos y disciplina, entre ellos se encuentran las Iglesias Católicas Orientales.

Actualmente la Iglesia Católica está compuesta por 23 diferentes Iglesias Sui Iuris (1 Occidental y 22 Orientales), es decir que tienen su propia disciplina interna, derecho e incluso ritos. Aunque la Iglesia Católica Romana es la más grande de estas 23 iglesias, por sí sola no integra la totalidad de la Iglesia Católica (en realidad la Iglesia Latina o Romana es en sí una Iglesia Particular, Sui Iuris), sino que son todas las Iglesias, con sus ritos y tradiciones específicas las que integran la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.

Como se dijo con anterioridad, cada una de estas Iglesias tiene su propio rito y siguen tradiciones litúrgicas específicas. La Iglesia Latina, comúnmente conocida como la Iglesia Católica Romana hace uso del Rito Romano para así expresar su espiritualidad y patrimonio; éste incluye las Misas Tridentina (el rito utilizado previo a las reformas posteriores al Concilio Vaticano II) y del Novus Ordo, así como otros ritos mucho menos extendidos como son el rito Ambrosiano (utilizado en Milán, Italia) al cual pertenecía su Santidad Paulo VI, el Mozárabe (utilizado en Toledo, España), el rito de Braga (utilizado en la provincia del mismo nombre en Portugal) y los ritos que han establecido algunas congregaciones religiosas y autorizadas por el Papa. Sin embargo, ni el número de fieles ni el rito dan mayor dignidad o ventaja a ninguna de las Iglesias, tal como manifiesta el Decreto “Orientalium Ecclesiarum” en su número 3:

“Estas Iglesias particulares, tanto de Oriente como de Occidente, aunque difieren algo entre sí por sus ritos, como suele decirse, a saber, por su liturgia, disciplina eclesiástica y patrimonio espiritual, sin embargo, están encomendadas por igual al gobierno pastoral del Romano Pontífice, que sucede por institución divina a San Pedro en el primado sobre la Iglesia universal.
Estas Iglesias particulares gozan, por tanto, de igual dignidad, de tal manera que ninguna de ellas aventaja a las demás por razón de su rito, y todas disfrutan de los mismos derechos y están sujetas a las mismas obligaciones, incluso en lo referente a la predicación del Evangelio por todo el mundo (cf. Mc 16,15), bajo la dirección del Romano Pontífice.”


Dentro de las Iglesias Orientales existen diversos ritos, siendo el más extendido el Rito Bizantino el cual es seguido por diversas Iglesias tales como los Melquitas, los Ucranianos, Griegos, Rutenos y otros. Todas estas iglesias siguen la Liturgia de San Juan Crisóstomo y la Liturgia de San Basilio (ambas creadas por estos Santos Padres de la Iglesia); asimismo han practicado durante siglos un sacerdocio tanto célibe como casado, veneran Iconos en lugar estatuas, ayunan durante todo el periodo de Cuaresma y no sólo en días específicos y sus tradiciones litúrgicas tienen orígenes Griegos y Eslavos, por lo que su Divina Liturgia (Misa) tiene gran similitud con las Liturgias Ortodoxas Griegas o Rusas, sin embargo hay que tener siempre en cuenta que los Católicos Orientales son parte de la Iglesia Católica, no de la Iglesia Ortodoxa. Adicionalmente, en Oriente hay Iglesias que siguen otros ritos tales como el Maronita, Sirio, Etiope o el Armenio. Estos hermanos nuestros se ubican la gran mayoría en el Medio Oriente y sufren constantemente de grandes carencias y persecuciones.

Para poder apreciar en su totalidad a las Iglesias Católicas Orientales y sus ritos, hay que considerar, aunque sea de manera sumamente breve, la historia de la Iglesia.

I. Breve Historia de la Iglesia Católica Oriental

La Iglesia Católica Oriental tiene sus raíces en los 12 Apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo, quién en su Ascensión les ordenó “Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.” (Mt. 28,18-20)

Después de la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés (Hch. 2,1-4), los Apóstoles comenzaron a proclamar en Evangelio, primero en Jerusalén y posteriormente a los Gentiles. La primera misión de la Iglesia del Nuevo Testamento entre los Gentiles Helénicos del Levante fue en Antioquia, en la provincia Romana de Siria (actualmente en Turquía), donde “los discípulos por primera vez recibieron el nombre de Cristianos” (Hch. 11,26).

Antioquia, entonces, se convirtió en la base de los grandes viajes misioneros de San Pablo, lo que tuvo cómo resultado la creación de un grupo de comunidades Cristianas Helénicas en Asia Menor (la actual Turquía) y Grecia. Iguales viajes misioneros fueron realizados por los demás Apóstoles llegando tan lejos como España en el Occidente y la India en el Oriente, y penetrando en el corazón del Occidente Latino, en Roma misma, la capital del Imperio.

Hay que tener en cuenta que el Imperio Romano en ese entonces, comprendía la mayor parte de Europa Occidental, partes de Europa Oriental, Asia Menor, Palestina y el Norte de África. Si bien los romanos eran feroces conquistadores, como regla general, respetaban y toleraban las costumbres y cultura de sus súbditos a fin de garantizar la paz.

Para gobernar esta extensión de territorios de manera más eficiente, el Emperador Diocleciano (quién gobernó entre los años 285-305 D.C.) dividió el Imperio en el año 292 en dos partes: Roma y Bizancio, con cuatro Prefecturas. Siendo Emperador Constantino, legalizó el Cristianismo en el año 312 con la promulgación del Edicto de Milan, y en el año 330 estableció la ciudad de Constantinopla como la capital de la parte oriental del Imperio Romano. A partir de este momento, el Imperio quedó dividido en dos partes: el Imperio Romano de Occidente, con Roma como su capital, y el Imperio Romano de Oriente con su capital, Constantinopla. El Oriente estaba fuertemente influenciado por la cultura Helenística introducida por Alejandro Magno en el siglo IV antes de nuestra era. Eventualmente, Constantino convirtió a Constantinopla en su lugar de residencia y base del gobierno, y esta ciudad sería llamada “Nueva Roma”.

En tanto la Iglesia crecía, cada nación y cultura que recibía el Evangelio contribuía al crecimiento de la Iglesia, por lo que la Iglesia no pudo ser ajena al fenómeno de la influencia cultural del Imperio Romano – tanto de Oriente como de Occidente – y ya desde un momento muy temprano en su historia, se desarrollaron dos grandes tradiciones que se mantienen hasta el día de hoy: la Tradición Oriental o Griega y la Tradición Occidental o Latina.

En éste marco se desarrollaron los principales centros del Cristianismo: Jerusalén, el lugar de nacimiento del Cristianismo y cuyo primer Patriarca fue el Apóstol Santiago, Antioquia, la primera sede episcopal creada por San Pedro y San Pablo, Alejandría (fundada por San Marcos), Constantinopla (sede fundada por San Andrés) y Roma, sede de San Pedro y San Pablo. Cada una de estas comunidades profesaba las mismas creencias y estaban unidas como una sola Iglesia.

Los Obispos de estos centros designaban y nombraban más Obispos para dirigir a la creciente Iglesia y la jerarquía reconocía la primacía del Obispo de Roma como sucesor de Pedro. Así pues, la Iglesia en Occidente tuvo su centro neurálgico en la Capital del Imperio de Occidente, Roma, siendo asimismo la ÚNICA sede Patriarcal y Apostólica del Occidente del Imperio, mientras que la Iglesia en Oriente tuvo su centro en Constantinopla, coexistiendo con las otras 3 sedes Patriarcales y Apostólicas.

Por la situación histórica y el aislamiento derivado de la caída del Imperio Romano de Occidente, las tradiciones Latina y Griega se desarrollaron de manera separada; la Iglesia Católica Oriental comparte la herencia de las primeras comunidades Católicas-Helénicas del mundo Mediterráneo.

“En Oriente y en Occidente se han seguido diversos pasos y métodos en la investigación de la verdad revelada para conocer y confesar lo divino. No hay que admirarse, pues, de que a veces unos hayan captado mejor que otros y expongan con mayor claridad algunos aspectos del misterio revelado, de manera que hay que reconocer que con frecuencia las varias fórmulas teológicas, más que oponerse, se complementan entre sí” (Carta Apostólica “Orientale Lumen” de S.S. Juan Pablo II, No. 5)

Sin embargo, este desarrollo distinto de dichas Tradiciones sumado a la situación político-social de la época fue llevando a un extrañamiento entre los Patriarcados de Oriente y Roma llegando incluso a una abierta confrontación cuyo momento más doloroso fue cuando el Patriarca de Constantinopla y el Papa de Roma se lanzaron mutuas excomuniones en el año 1054. A pesar de lo anterior, las Iglesias tanto Ortodoxas como Católica Romana continuaron algunos contactos relativamente cordiales, hasta que se dio otro evento sumamente doloroso y que fue la invasión de Constantinopla por los Cruzados en 1204, lo que desató un fuerte sentimiento en contra de la Iglesia de Roma.

Durante los siglos posteriores hubo diversos intentos de unión entre la Iglesia Católica Romana y las Iglesias Ortodoxas, sin que hasta la fecha se haya logrado una comunión plena. A pesar de ello, distintas Iglesias Orientales buscaron la comunión plena con Roma en distintos momentos históricos, como ha sido el caso de los Rutenos, los Ucranianos, los Melquitas, entre otras, las cuales han mantenido sus Tradiciones y Liturgias y, especialmente después del Concilio Vaticano II, Roma ha apoyado y fomentado ese mantenimiento a las antiguas y venerables Tradiciones de Oriente:

“Sepan y tengan por seguro todos los orientales, que pueden y deben conservar siempre sus legítimos ritos litúrgicos y su disciplina, y que no deben introducir cambios sino por razón de su propio y orgánico progreso. Todo esto, pues, ha de ser observado con la máxima fidelidad por los orientales, quienes deben adquirir un conocimiento cada vez mayor y una práctica cada vez más perfecta de estas cosas; y, si por circunstancias de tiempo o de personas se hubiesen indebidamente apartado de aquéllas, procuren volver a las antiguas tradiciones.” (Decreto “Orientalium Ecclesiarum” No. 6)


En otro post hablaré de la estructura jerárquica de las Iglesias Católicas Orientales.

En Cristo y la Theotokos

Bernardo
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Bernardo
Asiduo


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MensajePublicado: Mie Mar 07, 2007 9:36 pm    Asunto:
Tema: La Iglesia Católica Oriental
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Continuamos

II. Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia Católica Oriental

Un aspecto que generalmente causa confusión cuando se comienza el estudio de las Iglesias Católicas Orientales es la existencia de los “Patriarcas” como verdaderas cabezas de cada una de estas Iglesias.

La Iglesia Latina cuenta con un solo Patriarca con verdadera jurisdicción sobre toda ésta Iglesia, es decir el Papa, quién es el encargado de nombrar Obispos, presidir el Sínodo de Obispos de la Iglesia Romana, ser el último nivel de apelación, entre otras muchas tareas. Puede afirmarse que el Papa cumple una triple función: (i) ser Obispo de Roma, (ii) Patriarca de la Iglesia Latina, y (iii) Papa de la Iglesia Universal.

En las Iglesias Orientales esto es distinto. El Patriarca de cada Iglesia Oriental es la máxima jerarquía de dicha Iglesia; es quien tiene jurisdicción sobre todos los Obispos de la misma, sin perjuicio del Primado del Papa. El Decreto “Orientalum Ecclesiarum” en sus números 7 y 9 establece lo siguiente:

7. Desde los tiempos más remotos rige en la Iglesia la institución patriarcal, ya reconocida desde los primeros concilios ecuménicos.
Con el nombre de Patriarca oriental se designa el Obispo a quien compete la jurisdicción sobre todos los Obispos, sin exceptuar los Metropolitanos, sobre el clero y el pueblo del propio territorio o rito, de acuerdo con las normas del derecho y sin perjuicio del primado del Romano Pontífice.
Dondequiera que se constituya un Jerarca de rito determinado, fuera de los límites del territorio patriarcal, permanece agregado a la Jerarquía del Patriarcado del mismo rito, según las normas del derecho.”
9…
“Los Patriarcas con sus sínodos constituyen la última apelación para cualquier clase de asuntos de su patriarcado, sin excluir el derecho de erigir nuevas diócesis y de nombrar Obispos de su rito dentro de los límites de su territorio patriarcal, salvo el derecho inalienable del Romano Pontífice de intervenir en cada uno de los casos.”


Asimismo, de conformidad con el Canon 58 del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, el Patriarca precede a cualesquiera Obispos de cualquier grado, en cualquier parte del mundo, sujeto a las normas que establezca el Pontífice Romano; en otras palabras cuenta con una dignidad superior a cualquier otro Obispo, ya sea de la Iglesia que el preside, así como de cualquier otra (incluyendo a la Latina). De igual manera, entre los Patriarcas existe un orden de precedencia de honor dependiendo de la antigüedad de la Sede que presiden, teniendo el máximo honor el Papa, como Patriarca de Roma, seguido del Patriarca de Constantinopla, el de Alejandría, Antioquia y Jerusalén, y después de ésta última sede las demás que se erijan.

El Patriarca preside al Sínodo de Obispos de su Iglesia Particular, siendo este el órgano que legisla en materias de rito, disciplina, entre otras de dicha Iglesia Particular y es, como se dijo anteriormente la última apelación para asuntos del Patriarcado, sin perjuicio de que el Papa pueda intervenir en todo momento, de ser necesario.

En la actualidad existen 6 Iglesias Patriarcales, las cuales son:

Iglesia Católica Armenia: Con Su Beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, Catholicos y Patriarca de Cilicia de los Armenios.

Iglesia Greco-Melquita Católica: Con Su Beatitud Gregorio III (Loutfi) Laham, BSO, Patriarca de Antioquía y todo el Oriente, de Alejandría y Jerusalén de los Greco-Melquitas y Achieparca de Antioquía de los Melquitas.

Iglesia Católica Caldea: Con Su Santidad Mar Emmanuel III Delli, Catholicos y Patriarca de Babilonia y de Ur de los Caldeos para los Católicos Caldeos y Archieparca de Baghdad de los Caldeos.

Iglesia Católica Copta: Su Santidad Stephanos II (Andraos) Cardenal Ghattas, CM, Patriarca de Alejandría de los Coptos Católicos y Archieparca de los Coptos.

Iglesia Católica Maronita: Su Beatitud Mar Nasrallah Boutros Cardenal Sfeir, Patriarca of Antioquía y todo el Oriente de los Maronitas y Archieparca de Antioquía de los Maronitas.

Iglesia Católica Siria: Su Beatitud Mar Ignace Pierre VIII (Gregoire) Abdel-Ahad, Patriarca de Antioquia y de todo el Orienta de los Sirios Católicos y Archieparca de Antioquia para los Sirios.

Finalmente es importante mencionar la figura de Arzobispo Mayor, que tanto el Decreto “Orientalum Ecclesiarum” como el Código de Cánones de las Iglesias Orientales, equipara a un Patriarca para todos los efectos (como es el caso de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania y la Iglesia Católica Sirio-Malabar).


III. Sobre los Ritos

“Es un hecho que hay una mayor importancia de la que puede creerse en la preservación de los ritos orientales. Su antigüedad es augusta, es lo que le da nobleza a los diversos ritos, es una joya brillante para toda la Iglesia, confirma la unidad en Dios de la fe Católica…Ninguna otra cosa, tal vez, sea tan poderosamente efectiva por ilustrar la marca de la Universalidad en la Iglesia de Dios que la impactante visión de diferentes formas de ceremonias y los nobles ejemplos de las lenguas del remoto pasado – ennoblecidas por haber sido utilizadas por los Apóstoles y los Padres – otorgando su sumisión a la Iglesia.” (Carta Apostólica “Orientalium Dignitas” de S.S. León XIII, del 30 de noviembre de 1894)

Cómo se dijo anteriormente, la Iglesia Católica está constituida por 23 Iglesias Sui Iuris, de las cuales 22 son Orientales y las cuales utilizan 6 ritos distintos entre ellas, siendo el Rito Bizantino el más difundido (14 de las 22 Iglesias lo utilizan)

Originalmente existieron 3 ritos – Latino, Alejandrino y Antioqueno; posteriormente a estos se añadió el Rito Bizantino (o Constantinopolitano). Estos ritos surgieron de aquellas tradiciones y formas de celebrar los divinos misterios en los cuatro centros más importantes del Cristianismo primitivo fuera de Jerusalén – Roma, Constantinopla, Alejandría y Antioquia. Sus diferencias fueron resultado de la variedad de costumbres locales las cuales se fueron introduciendo a los ritos enriqueciendo cada vez más los mismos.

Con el transcurrir del tiempo y la expansión del cristianismo a nuevas regiones, los ritos fueron modificándose a fin de adaptarse a las nuevas circunstancias de tiempo y lugar, llegando a ser de tal grado estas modificaciones que dieron lugar a nuevos Ritos (como el Maronita y el Armenio).

Todo lo anterior, sirve de antecedente para explicar que las diferentes tradiciones de las Iglesias Católicas Orientales dentro de cada rito:

Rito Alejandrino
Tradición Copta
Tradición Ge'ez

Rito Antioqueno
Tradición Siriaco Oriental
Tradición Siriaco Occidental

Rito Armenio

Rito Bizantino
Tradición Griega – Bizantina
Tradición Eslava

Rito Caldeo

Rito Maronita
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