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Nabucodonosor Asiduo
Registrado: 17 Dic 2005 Mensajes: 389
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Publicado:
Dom Dic 18, 2005 3:40 am Asunto:
ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Ya que me presente tengo una pregunta que no me la puedo responder ni por mas meditación que haga,
Porque permite Dios que suframos?
Hoy cuando venia a mi casa, mi papa opto por tomar una vía rapidita, cuando llegamos al bulevar que iba para nuestra casa, en una esquina vimos una carro sobre la banqueta humeando y escuche los gritos de horror de un niño de cómo unos 3 años, mi papa freno un poco porque pensamos que era un choque, pero no un atropellado, un hombre con dos niños esta en el suelo, el niño mas pequeño gritaba del miedo la niña mas grandecita (como de 7 años) lloraba, no tenia mucho que había ocurrido el accidente.
Reconozco que los ojos se me humedecieron sobretodo por el niño, sentí una impotencia por no poder ayudar, afortunada mente un pequeño grupo de personas estaba ayudando al hombre y consolando al niño.
Y fue en ese momento cuando la vieja interrogante vino otra ves, por que Dios permite esto?
No culpo a Dios del accidente, pero pasan tantas cosas en el mundo malas y buenas si, pero aun así porque Dios permite que los inocentes sufran?
Alguien me puede explicar? Quiero a Dios pero aun no lo comprendo del todo.
Bien este pobre ignorante espera que alguien de aquí me de conocimiento.
Se los voy a agradecer de todo corazón y perdonen mi ignorancia.
(quiero a Dios pero el que no exista una respuesta a esta pregunta hace que muchos se vuelvan ateos o se distancien de Dios. Pero ese no será mi caso)  |
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Mariano Valiente soldado de Nuestro Rey
Registrado: 02 Oct 2005 Mensajes: 4383 Ubicación: San Rafael Mendoza Argentina
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Publicado:
Dom Dic 18, 2005 3:56 am Asunto:
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Esto que a continuación te pego puede servirte...solo basta que lo leas y medites...
Autor: Eduardo Armstrong | Fuente: Catholic.net
¿Obedecen nuestras tragedias naturales a la Voluntad de Dios?
Haber nacido con limitaciones mentales; Accidentes y catástrofes; Adversas circunstancias de vida; Ser víctima de la injusticia; Enfermedades; El momento de la muerte... ¿Obedecen a la Voluntad de Dios?
¿Obedecen nuestras tragedias naturales a la Voluntad de Dios?
Son estas interrogantes mayores, las que ciertamente han preocupado a muchas personas con espíritu religioso a lo largo de la historia humana; más, sus respuestas, son variadas en cada religión, tanto por la revelación como por su dependencia del tiempo histórico que determina el grado de conocimientos e interpretaciones de cada cultura religiosa: su estado de conciencia.
Diversas respuestas frente a las mismas preguntas, representan diversas posturas o formas de comprender a Dios e interpretar la existencia en virtud de Su relación con nosotros. Tan amplias son las posibilidades, que no sólo pueden estar algunas de ellas distanciadas de la verdad, sino contrapuestas, afectando de manera significativa nuestro modo de comprender la existencia, a Dios, y a nuestras propias vidas. Y cómo no va a ser así, cuando la diferencia que hay entre la imagen de un Dios que causaría males y uno que permite que estos existan sin desearlos ni causarlos, es diametralmente opuesta. Pretender que Dios es causa de nuestros males y sufrimientos, para producir en consecuencia, un supuesto “bien mayor”, es una contradicción lógica y teológica para los católicos. Lógica, porque el mal sólo engendra el mal (y jamás ha sido “cura”, “remedio” o “bien” de algo); Contradicción teológica, porque Dios es Amor, la esencia del bien, de la paz y la felicidad. De este modo, es absurdo pretender que se puede obtener el Amor actuando contra el Amor; que se puede obtener el bien practicando el mal; que se puede obtener la paz por medio de hacer la guerra; o la felicidad causando infelicidad a otros.
¿Por qué entonces ocurren los accidentes y enfermedades? ¿Por qué nacen hijos con limitaciones mentales o físicas? ¿Por qué la presencia de la muerte se anticipa en tantas vidas? Porque no todo lo que ocurre en este mundo depende de Dios, ni obedece a Su Voluntad. Vivimos sobre una dimensión de la existencia universal que mantiene muchas condiciones de autonomía y de libertad queridas por Dios; las cuales son necesarias e indispensables para nuestro desarrollo como creaturas cada vez más conscientes y responsables de la realidad que compartimos. Pero los procesos naturales de este mundo funcionan por una relación de causa y efecto, según la ley natural del mundo, y no según una ley divina. Dios, no ha creado todo lo que existe, sino, todo lo bueno y trascendente que existe; ya que existen también cosas que no son de Dios. ¿Y quién ha creado lo demás? Lo que no es de Dios, Él no lo ha creado ni lo crea, únicamente permite que exista, permite que ocurra; Acompañándonos en nuestros sufrimientos y entregándonos Su gracia para facilitarnos darle un sentido trascendente a todo aquello que nos parece, y que puede efectivamente serlo, tan ajeno a nuestra voluntad como a la Voluntad de Dios. El grado de autonomía de la creación, de la naturaleza que nos rodea y sus expresiones, o de nosotros mismos, es vital para que se cumpla en libertad el plan de Dios y lleguemos a ser personas en el amplio sentido de la palabra. Es demasiado injusto y simplista achacar a Dios todo lo que ocurre en este mundo (el cual, de acuerdo a las mismas palabras de Cristo, no es Su Reino), y en nuestra vidas (ya que de ser válida esta postura, pasarían entonces nuestras vidas a estar predestinadas, manejadas, y predeterminadas, lo cual es la negación del cristianismo).
Este “permiso” divino a mucho de lo que ocurre, como sus causas, implican cierta idea de la relación Dios-mundo, que es la que suscita el problema teológico y humano. En la Edad Media, creían que las pestes las provocaban fuerzas malignas que Dios enviaba, o seres malignos en complicidad mágica con las brujas. Por eso las perseguían. Gracias a los estudios de profesionales como Pasteur y otros tantos, llegó la solución a la peste. El proceso era naturalmente ajeno a la Voluntad de Dios, en su causa, como lo es el Sida, la pobreza, y tantas tragedias humanas. Pero si la idea de Dios creador implicara que es causante de todo lo que se produce en la naturaleza, sea por acción o por “permiso”, entonces sería responsable de los desastres. En un tribunal humano, si alguien, pudiendo evitar un asesinato no lo hace, es cómplice. Si se piensa así, ¿por qué dispensar a Dios de ese cargo? Entonces, es natural que quienes piensan de este modo se rebelen contra un Dios tan antipáticamente “selectivo”, que los castiga y por eso tienen que sufrir.
Dios omnipotente no tiene relación con el concepto de poder mundano, está por sobre el poder humano. Dios no está ni actúa en el mundo como mundo, sino como Dios. Dios no salva del cáncer terminal, salva en el cáncer terminal; Dios no salva de los accidentes, Dios salva en los accidentes; Dios salva en la enfermedad, aunque no haya salvación de la enfermedad. Obviamente, como también lo hace en toda situación humana, porque Dios está en todas partes, como Dios. Y sin Dios, todo cae en el absurdo. Lo más importante no es vivir, sufrir, padecer o morir, sino que esa vida, sufrimiento o padecimiento, o esa muerte, tenga un sentido. Dios es la garantía de que pase lo que pase, no habrá ninguna situación “desesperada” al no estar sostenida por un fundamento de sentido transcendente.
Rezar es abrirnos a la conciencia de nuestra existencia y de nuestra relación con Dios. A veces engañamos a los enfermos, dándoles falsas expectativas de curación, y se mueren igual. El verdadero significado teológico de la plegaria de petición es: “¿Acaso alguno de ustedes, que sea padre, sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado, o de darle un escorpión cuando le pide un huevo? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!” (Lucas 11, 11-13). Aquí encontramos al referente de sentido de transcendencia, de lo que necesitamos a lo que pedimos: El Espíritu Santo.
La comunidad debe ayudar con sus oraciones a que se tome conciencia de que estamos en las manos de Dios y que, ocurra lo que ocurra, Él está presente, participando, salvando, en una vida donde siempre que lo permitimos, todo tiene trascendencia. La plegaria por los demás, otorga gracias divinas a los beneficiarios, y de paso, nos abre a la preocupación solidaria por los más débiles, sacándonos de nuestro narcisismo despreocupado del otro.
“La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase. El mandamiento “No matarás”, exige siempre el respeto y la promoción de la vida, desde su principio hasta su ocaso natural. Es un mandamiento que no pierde su vigencia ante la presencia de las enfermedades, y cuando el debilitamiento de las fuerzas reduce la autonomía del ser humano. Si el envejecimiento, con sus inevitables condicionamientos, es acogido serenamente a la luz de la fe, puede convertirse en una ocasión maravillosa para comprender y vivir el misterio de la Cruz, que da un sentido completo a la existencia humana”. (Mensaje de Cuaresma 2005, Juan Pablo II; Quién nunca reprochó ni culpó a Dios por alguno de sus padecimientos, sino al contrario, agradeció Su bendición la que le permitió darles un sentido trascendente)
La respuesta más profunda del cristianismo, frente a este problema, está como lo plantea Juan Pablo II, en el Dios crucificado. La omnipotencia divina se nos revela en el impotente crucificado, Jesús de Nazaret. ¿Por qué Dios no actúo? Dios no lo salvó de la crucifixión, lo salvó en la crucifixión. Tal como lo expresa Juan: “Cuando me haya levantado (en la cruz), sabrán que Yo estoy ahí”. Según los sinópticos, Jesús murió después de exclamar, acongojado:“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Y lo “abandonó”, sin actuar para salvarlo de la muerte, tal como tantas veces nos sentimos abandonados de Dios en nuestras vidas por diversas circunstancias adversas.
En la tradición bíblica, creer es “santificar el Nombre” de Dios y no caer en la tentación de “blasfemar su Nombre”, debido a que no nos saca de un callejón sin salida. El Nombre de Dios, “Jahvé”, significa “Yo estoy y estaré ahí”. Pues bien, cuando el pueblo, en el desierto, no tenía agua ni alimento, tendía a “blasfemar el Nombre de Dios”, dudando que Dios siguiera acompañándolos en su situación desesperada. Perdían la esperanza, al constatar la falta total de expectativas. Creer en la fe, es confiar que Dios está presente, como Dios, aunque los procesos mundanos arrasen con nosotros. Es esperar contra toda expectativa. Por eso el prototipo de la fe se da en la muerte. Mientras hay vida, hay expectativas mundanas de sobrevivencia. Pero en la muerte, sólo Dios salva. Y ahí está el punto. Lo más importante no es morir o sobrevivir, sino que esa vida o esa muerte tenga sentido. Dios es la garantía de que pase lo que pase, no habrá nunca ninguna situación “desesperada”, que no esté sostenida por un fundamento transcendente de sentido. La esperanza no está en que Dios salve de la causa del sufrimiento; estas son expectativas, que a menudo pueden resultar falsas. La esperanza es la confianza en que Dios está aquí, salvando, siempre que se lo permitamos. Y si Dios está con nosotros, el Amor está aquí, siempre a nuestro alcance, siempre invitándonos a aceptarlo, para conducirnos ante cualquier circunstancia por el camino que conduce a nuestra Felicidad.
Dios te bendiga! _________________
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Cohelet8 Esporádico
Registrado: 16 Oct 2005 Mensajes: 39 Ubicación: Argentina
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Publicado:
Dom Dic 18, 2005 2:26 pm Asunto:
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Yo creo que en la vida, más o menos todos sufrimos....tanto el que vive en un palacio, en medio de los mejores y mayores placeres del mundo como el que vive en la más terrible de las miserias.
La realidad del sufrimiento...de mí sufrimiento (que es consecuencia del mal y de nuestra naturaleza inclinada al pecado); hay que verla a la luz del rostro del Crucificado.
San Agustín decía: "Porque el Dios Todopoderoso...por ser soberanamente bueno no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal, si El no fuera lo suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal".
Cristo, siendo Hijo de Dios, sufrío, padeció y murió, y el Padre permitió que esto sucediera porque de esta muerte vendría la vida y vida en abundancia y allí donde abundaba el pecado sobreabundaría gracia. Por eso creo, que más allá de cómo sea la Providencia de Dios en nuestras vidas hay que confiar en Dios porque "todo coopera al bien de los que aman a Dios" (Rm 8.2 .
Te cito tres árticulos del Catecismo para que los puedas analizar:
312 Así, con el tiempo, se puede descubrir que Dios, en su providencia todopoderosa, puede sacar un bien de las consecuencias de un mal, incluso moral, causado por sus criaturas: "No fuisteis vosotros, dice José a sus hermanos, los que me enviasteis acá, sino Dios... aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir... un pueblo numeroso" (Gn 45, 8;50, 20; cf Tb 2, 12-18 Vg.). Del mayor mal moral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado por los pecados de todos los hombres, Dios, por la superabundancia de su gracia (cf Rm 5, 20), sacó el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención. Sin embargo, no por esto el mal se convierte en un bien.
313 "Todo coopera al bien de los que aman a Dios" (Rm 8, 2 . E1 testimonio de los santos no cesa de confirmar esta verdad:
Así Santa Catalina de Siena dice a "los que se escandalizan y se rebelan por lo que les sucede": "Todo procede del amor, todo está ordenado a la salvación del hombre, Dios no hace nada que no sea con este fin" (dial.4, 138).
Y Santo Tomás Moro, poco antes de su martirio, consuela a su hija: "Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que El quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor" (carta).
Y Juliana de Norwich: "Yo comprendí, pues, por la gracia de Dios, que era preciso mantenerme firmemente en la fe y creer con no menos firmeza que todas las cosas serán para bien..." "Thou shalt see thyself that all MANNER of thing shall be well " (rev.32).
314 Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de la historia. Pero los caminos de su providencia nos son con frecuencia desconocidos. Sólo al final, cuando tenga fin nuestro conocimiento parcial, cuando veamos a Dios "cara a cara" (1 Co 13, 12), nos serán plenamente conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de los dramas del mal y del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de ese Sabbat (cf Gn 2, 2) definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra.
Saludos
Damian |
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airam Asiduo
Registrado: 19 Oct 2005 Mensajes: 217 Ubicación: CARACAS-VENEZUELA
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Publicado:
Dom Dic 18, 2005 7:33 pm Asunto:
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Yo pienso que estamos en este mundo aprendiendo, observando y miran-
do aquello que no nos gusta. Dios nos observa, ÉL quiere saber nuestro com-
portamiento ante las dificultades, si de verdad tenemos fe o es que an-
te cualquier sufrimiento nos dejaremos llevar por la desesperanza.
Hay algo que no sabemos, es un misterio, sólo Dios lo sabe; estamos aquí
de prueba en prueba como en un examen que después tendremos el examen
final. Es un error culpar al Señor de todo lo que pasa aquí. Tengamos fe por-
que después de tanta calamidad tendremos un mundo mejor como lo
prometió Nuestro Señor Jesús.
Jesús, yo confío en ti!!!!
Airam. _________________ Jesús, yo confío en ti!!!!!
Todo lo que soy se lo debo a DIOS y a La Virgencita de La Milagrosa.
JESÚS, TU ERES MI FORTALEZA!!! |
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princesa007 Esporádico
Registrado: 15 Nov 2005 Mensajes: 35
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Publicado:
Dom Dic 18, 2005 8:54 pm Asunto:
Hola
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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En este documento se encuentra la respuesta que buscas, esta un poco extenso, pero lee hasta el final, un amigo me pregunto esto mismo una vez y le respondi con este articulo, creeme que si funciono.
¿Quién es el culpable del dolor?
El dolor es una realidad que nos encontramos por todas partes. Que afecta a unos y a otros, a los buenos y a los malos, a los menos buenos y a los menos malos.
Pero Dios podría haber creado el mundo de otra manera, y que todos fuéramos buenos, y nadie tuviera la posibilidad de hacer el mal.
Supongo que comprenderás que eso es bastante poco compatible con la libertad humana. Si el hombre es un ser libre, hay que contar con la posibilidad de que emplee mal esa libertad, y de que exista, por tanto, el mal en el mundo.
Pero Dios sabe lo que va a pasar, antes de que suceda. Si ya lo tiene previsto, no somos entonces muy libres.
Una cosa es el conocimiento de algo que va a suceder y otra es la responsabilidad de hacerlo. Si yo me asomo a la calle y veo a una persona tirar a otra por la ventana de un quinto piso, sé que se estampará contra la acera, pero saberlo no quiere decir que yo sea el responsable. Dios tampoco. Lo será, en todo caso, el que le haya empujado.
Y si veo en diferido un partido de fútbol previamente grabado en vídeo, por el hecho de saber cuál es el resultado final del encuentro no quito a los jugadores la libertad de jugar al fútbol tranquilamente. Algo semejante sucede cuando decimos que Dios sabe lo que va a pasar. No por eso coarta nuestra libertad.
Pero si Dios es omnipotente, ¿no podría haber hecho compatible la libertad con un mundo bueno? ¿No es capaz Dios de hacer cualquier cosa?
Ser omnipotente significa tener poder para realizar todo aquello que sea intrínsecamente posible. Pero ya sabes que no todo es intrínsecamente posible.
Dios puede sin ninguna dificultad hacer milagros, pero no puede hacer disparates.
Y esto no es imponer límites a su poder. Para demostrar que todas las cosas son posibles para Dios, no podemos pretender que haga algo que es intrínsecamente contradictorio (que un círculo fuera cuadrado, por ejemplo). Porque eso, si fuera posible hacerlo –que no lo es–, no demostraría ninguna potencialidad.
Quizá podríamos imaginar un mundo –te respondo glosando ideas de C. S. Lewis– en el que Dios corrigiese a cada momento los resultados de los abusos de la libertad de los hombres, obligando a que todos sus actos fueran "buenos" en el sentido que tú dices.
Entonces, el palo tendría que volverse blando cuando quisiera usarse para golpear a alguien. El cañón de la escopeta se haría un nudo cuando fuera a ser utilizada para el mal. El aire se negaría a transportar las ondas sonoras de la mentira. Los malos pensamientos del malhechor quedarían anulados porque la masa cerebral se negaría a cumplir su función durante ese tiempo. Y así sucesivamente.
Comprenderás que si Dios tuviera que evitar cada uno de esos actos malos, este mundo sería algo realmente grotesco. Desde luego, toda la materia situada en las proximidades de una persona malvada estaría sujeta a impredecibles alteraciones, sería un auténtico show.
Se harían imposibles los actos malos, es verdad, pero la libertad humana quedaría anulada. Dios puede modificar las leyes de la naturaleza y producir milagros –y de hecho a veces lo hace–, y eso es algo ciertamente razonable, pero el concepto de mundo normal exige que tales milagros sean algo poco habitual.
Podemos compararlo a una partida de ajedrez. Puedes, si quieres, hacer algunas concesiones a tu adversario inexperto sin alterar mucho el juego. Puedes darle ventaja cediendo unas piezas al comienzo. Puedes incluso dejarle rectificar un error en algún movimiento. Pero si le concedes todo lo que le conviene todas las veces, si le dejas rectificar y volver atrás en todas las jugadas, entonces..., entonces no estás jugando al ajedrez. Sería otra cosa distinta.
Pues algo así ocurre con la vida de los hombres en este mundo. Si tratas de excluir la posibilidad del mal y del sufrimiento, te encontrarías con que has excluido la libertad misma. Si intentáramos ir corrigiendo a cada momento la Creación, como si este o aquel elemento pudiesen ser eliminados, cada vez nos daríamos más cuenta de que no es posible lograrlo sin desnaturalizarla. El devenir del mundo trae consigo, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto, lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza, también las destrucciones; y junto con el bien existe también el mal.
¿Por qué el mal se ceba en los hombres buenos?
¿Y no podría Dios, al menos, hacer que las desgracias afectaran menos a los hombres buenos? A veces parece como si se ensañaran con quienes menos las merecen.
Entonces, cuando hubiera un accidente, Dios tendría que enviar un ángel para poner a salvo de forma extraordinaria a los viajeros virtuosos.
Y si una helada destruyera una cosecha, otro ángel tendría que ir para proteger las parcelas del hombre bueno para que así no le afectaran los fríos.
Y si se tratara de una inundación, entonces tendría que contener las aguas, como en el paso del Mar Rojo, antes de que destruyeran la vivienda de la familia honrada. Y volveríamos a lo mismo de antes.
El mundo está sometido a ciertas leyes generales que Dios no suspende sino de vez en cuando, y esas leyes, por lo general, afectan sin distinción a todos. Ya sabemos que lo que va bien a los corderos, va mal a los lobos, y viceversa. Pero no sería sensato que unos u otros exigieran a Dios milagros continuos que perturbasen incesantemente el orden regular del universo.
Pero entonces parece que los hombres buenos siempre salen perdiendo, porque se privan de las ventajas ilícitas que tienen los malos, y en cambio sufren igual que ellos las desgracias naturales.
Pero, a pesar de todo, los hombres virtuosos son mucho más felices, aun en la tierra, que los viciosos y malvados. Quien se desvía de la moral, obtiene quizá una satisfacción inmediata, pero es siempre una felicidad efímera, cimentada sobre el egoísmo, y que va poco a poco labrando su propia ruina. Y una ruina que no vendrá solo en la otra vida, sino también ya en esta.
Pues a veces se ve a los pecadores bastante felices. Al menos, eso aparentan. No parece que siempre sea tan cierto aquello de que el mal produce tristeza y el bien alegría.
Es cierto, pero hay que matizarlo un poco. A veces, efectivamente, nos da la impresión de que es al revés, porque no siempre vemos tristes a los pecadores, sino que casi parecen más bien rebosar de satisfacción, como si hubieran encontrado su plenitud en el ejercicio del mal. Vemos que la apuesta humana por el bien lleva a la alegría, pero más bien a largo plazo, cuando se ha conseguido una cierta madurez en el alma. Lo vemos como una idea profundamente cierta, pero paradójica y a veces casi insoportable. Porque el hombre honrado sufre. Y en alguna ocasión podemos incluso sentir algo parecido a envidia de esos personajes inmorales que parecen los triunfadores de este mundo. Pero no debemos engañarnos.
A veces, el hombre parece poder convivir sin problemas con el mal, pero no es así.
Tarde o temprano advierte que el mal ha entrado muy hondo en él, y que se ha hecho fuerte ahí dentro. Quizá se ha afincado en una zona muy íntima de su ser, y su corrupción no se percibe con claridad desde fuera, pero sin duda está allí.
El bien resulta costoso en términos de esfuerzo, pero es una buena inversión. El mal, en cambio, se compra muy barato. Incluso es agradable en la superficie del alma. Pero, antes o después, acaba por hipotecar la vida.
La apuesta humana por el mal, aunque sea una apuesta pequeña, viene siempre acompañada de toda una amalgama de sinsabores, de pesares inconfesables y vergonzantes. ¿Qué idea podemos formarnos de la felicidad de esos hombres, que estarán rendidos por sus propios sufrimientos interiores, por su vida llena de temores y sobresaltos, de recelos, de tortuosidades, de ambiciones que se alimentan de intrigas y de bajezas?
La dicha está en el corazón, y va unida al bien. Por eso, quien deja anidar al mal en su corazón, será una persona infeliz, sean cuales fueren las apariencias de éxito y ventura de las que se encuentre rodeado.
El vicio introduce siempre un trastorno de la armonía del hombre, aunque en su inicio
parezca quizá inocuo.
El vicio somete a su vasallaje a la razón y la voluntad. Y cuando lo ha conseguido, atormenta a su pobre sometido con el pensamiento de la muerte, donde no espera ni puede esperar ningún consuelo, y donde teme encontrar el castigo de sus desórdenes.
Es cierto que las claudicaciones morales pueden proporcionarnos placer, dinero, poder, o muchas otras cosas. Pero el coste humano que debe pagarse en la propia carne es siempre muy alto. Al abrir las puertas del alma al mal, lo que este nos otorga ya no nos pertenecerá, pues seremos esclavos de aquello a lo que nos entregamos.
¿Por qué Dios no nos ha hecho mejores?
Hay mucha gente que dice que no logra entender por qué Dios consiente que tantos inocentes sufran. Que por qué media humanidad pasa hambre. Que por qué Dios no arregla este mundo, y que por qué no lo hace de una vez, ya.
No parece serio echar a Dios la culpa de todo lo que se nos antoja que no va bien en este mundo. "Son los hombres y no Dios, quienes han producido los instrumentos de tortura, los látigos, las prisiones, la esclavitud, los cañones, las bayonetas y las bombas. Debido a la avaricia o a la estupidez humana, y no a causa de la mezquindad de la naturaleza, sufrimos pobreza y agotador trabajo".
En muchas de esas quejas que lanzan algunas gentes contra Dios, hay una lamentable confusión. Consideran a Dios como un extraño personaje al que cargan con la obligación de resolver todo lo que los hombres hemos hecho mal, y, si es posible, incluso antes de que lo hubiéramos hecho. Es como una rebelión ingenua ante la existencia del mal, una negativa a aceptar la libertad humana. Y, como consecuencia de ambas cosas, un cómodo echar a Dios culpas que son solo nuestras.
En vez de sentirse avergonzados, por ejemplo, por no hacer casi nada por los millones de personas que cada año mueren de hambre, se contentan con echar a Dios la culpa de lo que, en gran medida, no es otra cosa que una gran falta de solidaridad de quienes poblamos el mundo desarrollado. ¿Tendremos que pasarnos la vida exigiendo a Dios que baje a tapar los agujeros que a diario producen nuestras injusticias? Cuando tendríamos que preocuparnos de resolver esa asombrosa situación por la que unos no logran dar salida a sus excedentes alimentarios mientras que otros se mueren de inanición, y cuando parece que la mitad de la humanidad pasa hambre y la otra mitad está con un régimen bajo en calorías para adelgazar, es una pena que lo único que se les ocurra en vez de trabajar más, o ser más solidarios, de una forma o de otra sea echar en cara a Dios que el mundo (en el que suelen olvidar incluirse, curiosamente) es horrible.
No somos simples accidentes de la bioquímica o de la historia, a la deriva en el cosmos. Podemos, como hombres y mujeres con responsabilidad moral, convertirnos en protagonistas, no en meros objetos o víctimas del drama de la vida.
¿Pero cómo es que permite tanta persistencia nuestra en el mal? ¿Por qué Dios no nos cambia, y nos hace efectivamente más solidarios?
La bondad humana es el resultado libre del esfuerzo de quien, pudiendo ser malo, no lo es. Y Dios ha dado al hombre un infinito potencial de bondad, pero también ha respetado la libertad de ese hombre como hace, por ejemplo, cualquier padre sensato al educar a su hijo, y ha aceptado el riesgo de nuestra equivocación.
No es muy serio decir que Dios tiene que cambiarnos, cuando cambiar es el primero de nuestros deberes. Si Dios nos hubiera hecho incapaces de ser malos, ya no seríamos buenos en absoluto, puesto que seríamos marionetas obligadas a la bondad.
Pero se ven tantos errores en el mundo, tantas calamidades, tanto egoísmo, tantas lamentables aberraciones y tan difíciles de explicar...
La respuesta cristiana a esto es clara: los desequilibrios que fatigan al mundo están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano, que sumerge en tinieblas el entendimiento y lleva a la corrupción de la voluntad. Esta es la clave para descifrar el enigma.
El verdadero mal proviene del interior del hombre, radica en una escisión que tiene su origen en el pecado. Igual que hay una experiencia clara de la existencia de la libertad, la hay también de que la libertad está herida, así como del mal que el hombre puede ser capaz de hacer.
Las situaciones de injusticia social proceden de la acumulación de injusticias personales de quienes la favorecen, o de quienes pudiendo evitar o limitar ciertos males sociales, no lo hacen.
Los que se eximen de culpa personal para pasársela toda a las estructuras del mal, niegan al hombre su capacidad de culpa, y niegan por tanto su libertad y su responsabilidad personales, y disminuyen su propia dignidad. Los verdaderos creyentes, en cambio, se sienten responsables. Y cuanto más acentuado sea el sentido de responsabilidad de una persona, tanto menos buscará excusas y tanto más se examinará a sí mismo sin absurdos complejos de culpabilidad, para mejorar él y ayudar a mejorar a los que le rodean.
Pero arreglar un poco este mundo se ve como una labor muy a largo plazo, con un final lejano...
Si algo resulta muy necesario, y además tardará en llegar, es entonces también muy urgente. Como dijo aquel mariscal francés al tomar posesión de su cargo: si estos árboles van a tardar veinte años en dar sombra, hay que plantarlos hoy mismo.
Saludos, escribenos ahora tu que piensas, si sigues teniendo dudas puedo conseguir mas informacion.
Bye. _________________ -Princesa-
Por el hecho de ser hija de Dios. |
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Nabucodonosor Asiduo
Registrado: 17 Dic 2005 Mensajes: 389
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Publicado:
Lun Dic 19, 2005 2:44 am Asunto:
Mucho que pensa
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Princesa...
Termine de leer la informacion que me redactaste al igual que la de los demas.
Tengo mucho por pensar y meditar, todo esta mas claro ahora.
Tengo que dar muchos pasos, pero el primeo es pedir perdon a Dios por raclamarle con enojo asia el, sobre el porque permite todo.
Cada ves que les leo, todo esta mas claro, eh estado equivocado.
Gracias |
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luisctes Esporádico
Registrado: 19 Oct 2005 Mensajes: 42 Ubicación: Corrientes Argentina
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Publicado:
Lun Dic 19, 2005 5:25 pm Asunto:
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Nabucodonosor escribió: | Princesa...
Termine de leer la informacion que me redactaste al igual que la de los demas.
Tengo mucho por pensar y meditar, todo esta mas claro ahora.
Tengo que dar muchos pasos, pero el primeo es pedir perdon a Dios por raclamarle con enojo asia el, sobre el porque permite todo.
Cada ves que les leo, todo esta mas claro, eh estado equivocado.
Gracias |
Holitas amigo que pregunta interesante que todos alguna vez lo habremos echo... =) ! Solo quiere que te remontes a ese dia en el Calvario.. ese dia en que el Hijo de Dios Murio en la Cruz.. el tambien sufrio el tambien sintio la tristeza humana.. pero tambien vino a recordarnos que esta vida es pasajera.. que todo es para nuestro bien.. que la Muerte no es un Fin sino el comienzo de la Vida Eterna.. que estamos en el mundo pero no somos de El .. si no que somos de Dios y vivimos para el.. La carga y el Yugo con Cristo es ligero.. a pesar de lo triste que sea.. porque el nos ayuda cargarla =). Vale Recordar tambien que la respuesta a tu pregunta esta en tu mensaje.. fijate que al final decis que un grupo de personas lo ayudaron.. nosotros estamos para ayudar a los que sufren a los que estan solos.. a los que nadie quiere.. Dios no se mantiene ajeno a lo que pasa.. para eso nos Creo =) Para ayudarnos
Saluditos _________________ Que nada te Turbe que nada te espante, la paciencia todo lo alcanza solo Dios basta..
Soy Luis Horacio el del FOro viejo  |
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Enrique Basaguren Constante
Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 685
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Publicado:
Lun Dic 19, 2005 6:30 pm Asunto:
Re: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Nabucodonosor escribió: | Ya que me presente tengo una pregunta que no me la puedo responder ni por mas meditación que haga,
Porque permite Dios que suframos? |
Estimado Personalizado:
Hay un Foro abierto por Pekolín en el que se hace la misma pregunta que palnteas, y más o menos se ha venido contestando, te invito a que lo leas con el fin de no repetirnos.
Déjame sin embargo contarte la historia de San Vicente de Paúl, fundador de los Hemanos de la Caridad.
El iba cuando joven caminando por la Calle durante un el invierno, cuando vio a una niña titiritando de frío sin zapatos en un pequeño cobertizo tratando de refugiarse del viento. La vio, y le impacto muchísmo, siguió caminando y llegando a su casa se puso a rezar e increparle a Dios diciendo que que por qué permitía cosas así, ¿Qué haces Dios por niñas como esa?
Después de mucho reproche escuchó una voz que le Decía. YO SÍ HE HECHO ALGO, TE HE HECHO A TI.
San Vicente entendió todo, salió corriendo a ayudar a la niña, y la encontró muerta. Pensó "si en vez de reclamarle a Dios hubiera ayudado". Y por eso fundó los Hermanos de la Caridad.
La Madre Teresa decía que ella empezó a vivir al momento que recogió al Primer Moribundo.
¿Verdad que te hace pensar en el sufrimiento de otra manera? Hay que pensar distinto para entender sino el por qué del sufrimiento, sí el por qué de nuestra existencia.
Saludos, _________________ Dios les Bendiga |
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Nabucodonosor Asiduo
Registrado: 17 Dic 2005 Mensajes: 389
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Publicado:
Mar Dic 20, 2005 2:05 am Asunto:
Dios bendito
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Dios mio señor Enrique, no lo puedo creer
Mas claro ni el agua, ahora entiendo GRACIAS, GRACIAS
Dios me ha hecho a mi para poder ayudar, es por eso el sentimiento de ayudar a quienes mas lo ocupan, lo entiendo a la perfeccion.
Pero que tonto eh sido,
No hay duda de que cuando la verdad llega a ti, esta toca tu corazon y te pone a temblar de emocion.
Estoy ta agradecido, me han iluminado GRACIAS,GRACIAS ahora veo el sufrimiento de otra maner
Bendito sea señor Enrique Gracias.
Y a todos tambien gracias, muchas gracias.
Yo le pedi a Dios que guie mi camino para dar fin a mis incognitas, y veo que me esta cumpliendo.  |
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Enrique Basaguren Constante
Registrado: 03 Oct 2005 Mensajes: 685
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Publicado:
Mie Dic 21, 2005 1:11 am Asunto:
gracias
Tema: ESTOY TRISTE,TENGO UNA PREGUNTA |
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Muy Estimado Personalizado:
Yo te agradezco la bendición,
Saludos, _________________ Dios les Bendiga |
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