CarlosR26† Veterano
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Publicado:
Lun Dic 19, 2005 12:57 am Asunto:
La Felicidad del Matrimonio
Tema: La Felicidad del Matrimonio |
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En torno al amor y la felicidad en el matrimonio
Entrevista realizada a Tomás Melendo sobre cuestiones importantes del noviazgo, matrimonio,unión libre y número de hijos
En torno al amor y la felicidad en el matrimonio
—Hay parejas que se quieren, pero que dudan si casarse o iniciar una convivencia juntos. ¿Hay alguna diferencia?
Pienso que la diferencia es abismal. Aunque entiendo que a veces no sea fácil captarla porque, culturalmente, el matrimonio se encuentra hoy vaciado de contenido. Lo han conseguidos las leyes y los usos sociales.
No me refiero solo a que en muchos países se encuentre fiscalmente desprotegido o a las consecuencias económicas del divorcio, sin duda más gravosas que las de la separación tras una simple convivencia.
Aludo, sobre todo, a que la posibilidad legal de divorciarse elimina la seguridad de que se luchará por mantener el vínculo; la aceptación social y jurídica de «aventuras» extramatrimoniales, que incluso se llegan a considerar como algo «simpático», suprimen la exigencia de fidelidad; y la difusión de contraceptivos quita importancia a los hijos.
Entonces, ¿qué queda de la grandeza y belleza del matrimonio?, ¿para qué casarse? Muchos sostienen, a la vista de todo ello, que lo importante es que nos queramos… y es verdad. Pero precisamente aquí es donde hay que profundizar. Porque para poderse querer bien, a fondo, con auténticas perspectivas de éxito, hay que estar casados.
Esto puede asombrar, pero no es tan extraño. En todos los ámbitos de la vida humana hay que aprender y capacitarse. ¿Por qué no en el del amor? Jacinto Benavente afirmaba que «el amor tiene que ir a la escuela». Y es cierto. Para poder amar hay que aprender y ejercitarse, hacer actos notables de amor: igual que, por ejemplo, hay que templar los músculos para ser un buen atleta.
Pues bien, la boda habilita para amar de una manera real, efectiva, muy superior, insuperable. El matrimonio no se acaba de entender bien: se lo contempla como una ceremonia, un contrato, un compromiso… Y no es que todo ello sea falso, pero sí un tanto pobre. La boda es, en su esencia, un acto libérrimo de amor.
El sí es un acto profundísimo, inigualable, único, por el que me entrego plenamente a otra persona y nos decidimos a amarnos de por vida. Es amor de amores: amor sublime que permite amar. Ese acto tan impresionante me pone en condiciones de amar bien: fortalece mi voluntad y la faculta para amar a otro nivel, me sitúa en otra esfera. Si no me caso, sin ese acto radical de amor, estoy incapacitado —aunque yo no lo advierta— para amar de veras a mi cónyuge, como quien no se entrena o no aprende un idioma, por más que lo desee, no puede sobresalir en un deporte o hablar esa lengua con fluidez.
No puedo detenerme más, pero vale la pena pensar sobre todo ello.
—¿Existen implicaciones psicológicas que aconsejen el matrimonio sobre la simple convivencia?
También, y muy claras. El ser humano sólo es feliz cuando lleva a cabo algo grande, algo que merezca ser realizado. Y lo más impresionante que un hombre o una mujer pueden hacer es amar. Vale la pena dedicar toda la vida a amar y a amar cada vez mejor y más intensamente. En realidad, es lo único que vale la pena: todo lo demás, todo, debería ser tan sólo un medio para amar mejor.
Lo demas pueden leerlo aqui
http://www.es.catholic.net/familiayvida/159/318/articulo.php?id=24552 _________________ Amar es decir al otro: "Tu no moriras"
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